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Regeneración
Por John Piper Sobre Conversión
Una Parte de la serie 2005 Bethlehem Conference for
Pastors
Traducción por Desiring God
Tito 3:1-8
Recuérdales que estén sujetos a los gobernantes, a las autoridades; que sean obedientes,
que estén preparados para toda buena obra; 2 que no injurien a nadie, que no sean
contenciosos, sino amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres. 3
Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados,
esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y
odiándonos unos a otros. 4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y
su amor hacia la humanidad, 5 El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la
regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, 6 que El derramó sobre nosotros
abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su
gracia fuésemos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna. 8 Palabra fiel es
ésta, y en cuanto a estas cosas quiero que hables con firmeza, para que los que han creído
en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles para los
hombres.
Fíjese en la palabra regeneración en el versículo 5: “El [es decir, Dios] nos salvó, no por
obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por
medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo”. La
regeneración es otra forma de hablar del nuevo nacimiento o de nacer de nuevo. Este será
nuestro tema de hoy: el nuevo nacimiento o regeneración.
Hemos hablado acerca de qué es el nuevo nacimiento. Y hemos hablado acerca de por qué
es necesario. Y en el último mensaje de esta serie, hablamos acerca de cómo ocurre. Hoy
continuaremos respondiendo esa pregunta: ¿Cómo hace Dios que ocurra el nuevo
nacimiento? Pero primero, hay algunas nuevas indicaciones, muy importantes, que explican
qué es y por qué lo necesitamos. Considere cada una.
Contenido
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1 Nuevas Indicaciones Acerca del Nuevo Nacimiento
2 1) La Regeneración de Toda la Creación
3 2) ¿Por qué Necesitamos Esta Regeneración?
4 El Significado de Gracia: Pero Dios…
5 ¿Cómo Ocurre el Nuevo Nacimiento?
6 Tanto Limpios como Nuevos
7 ¿Cómo Efectuó Dios el Nuevo Nacimiento?
8 1) Por la bondad de Dios
9 2) Por la Filantropía de Dios
10 Jesús: La Manifestación de la Bondad y la Filantropía de Dios
11 3) Por la Misericordia de Dios, No por Nuestras Obras
12 No es debido a Nuestras Mejores Obras o Mejores Intenciones
13 No es debido al Bautismo
14 Sométanse Alegremente a la Misericordia de Dios
Vea una inusual indicación que explica qué es el nuevo nacimiento: La palabra para
regeneración en el versículo 5 (“El [Dios] nos salvó […] por medio del lavamiento de la
regeneración [palingenesias, en griego]) solo es usada en otro lugar de la Biblia, en Mateo
19:28. Jesús dice a los doce apóstoles: “En verdad os digo que vosotros que me habéis
seguido, en la regeneración [griego: en te palingenesia], cuando el Hijo del Hombre se
siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce
tribus de Israel”. Esta es una referencia al renacimiento de la creación. Es como mencionar
los “cielos nuevos y una tierra nueva” de Isaías 65:17 y 66:22.
Jesús concibe el nuevo nacimiento como algo que sucederá a toda la creación, no solo a los
seres humanos. Los humanos no son los únicos seres caídos, contaminados y confusos, toda
la creación está así ¿Por qué? La respuesta es que cuando los seres humanos pecaron en
el principio. Dios convirtió a toda la creación en una demostración visible del pecado.
La enfermedad, la degeneración, los desastres naturales, todos son parte de esas
imágenes audibles, visibles, y tangibles de la trasgresión moral traída por el pecado al
mundo y que contamina el mundo.
Porque la creación [toda la creación, no solo las personas] fue sometida a vanidad, no de
su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió [es decir, Dios, pues solo
Dios es quien puede sujetar a la creación a vanidad y en la esperanza], en la esperanza 21
de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la
libertad de la gloria de los hijos de Dios [algún día habrá una gran renovación y sucederá
para que la creación se una a los hijos de Dios en su gloriosa renovación]. 22 Pues sabemos
que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora [aquí está la
imagen del nuevo nacimiento, tal como dijo Jesús]. 23 Y no sólo ella, sino que también
nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en
nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro
cuerpo.
Así que si concretamos toda la idea, esta ilustración parece decirnos algo así: el propósito
de Dios es que toda la creación nazca de nuevo. Es decir, todo el universo reemplazará
su vanidad, y corrupción, y enfermedades, y degeneración, y desastres, con un nuevo
orden universal –los nuevos cielos y la nueva tierra. Esta será la gran regeneración
universal. El gran nuevo nacimiento universal.
Cuando Pablo utiliza esta palabra en Tito 3:5, quiere que veamos que nuestro nuevo
nacimiento es parte de aquel gran nuevo nacimiento. La novedad que tenemos en virtud de
nuestra regeneración es la primicia de la mayor novedad que tendremos cuando nuestros
cuerpos sean renovados como parte de la renovación del universo. Pablo dijo en Romanos
8:23: “nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu [porque hemos nacido
de nuevo por el Espíritu], aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior,
aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo”.
De modo que cuando usted piense en su nuevo nacimiento, piense en él como en la primera
entrega de algo que está por venir. Su cuerpo, y todo el mundo, un día tendrá parte en esta
regeneración. El propósito final de Dios no son almas espiritualmente renovadas habitando
en cuerpos decrépitos en un mundo enfermo y desolado por las catástrofes. Su propósito es
un mundo renovado con cuerpos renovados y almas renovadas que tomen todos
nuestros sentidos renovados y los conviertan en medios para disfrutar y a alabar a
Dios.
Cuando escuche la palabra regeneración en Tito 3:5, escúchela así de grande: “[Dios] nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su
misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el
Espíritu Santo”. Cuando Pablo dice, en el versículo 7, que el propósito del nuevo
nacimiento es que “justificados por su gracia fuésemos hechos herederos según la
esperanza de la vida eterna”, quiere decir que somos herederos de todo lo incluido en
esa vida eterna (los nuevos cielos, la nueva tierra, el nuevo cuerpo, las nuevas
relaciones perfectas, una nueva perspectiva santificada de todo lo que es bueno y
glorioso, y nuevas capacidades para un tipo de placer en Dios que excederá todos
nuestros sueños).
Esa es la señal inusual del significado del nuevo nacimiento: es la primera entrega de la
regeneración final del universo.
Entonces viene una de las frases más hermosas en la Biblia (versículo 4): “Pero […] Dios”.
Éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de placeres diversos, maliciosos,
envidiosos, aborrecibles y aborreciendo, pero… Dios…: “Pero cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad 5 El [¡Dios!] nos
salvó”.
Esta es la misma secuencia sorprendente que vimos en Efesios 2:3-5: “vivíamos en las
pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos
por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en
misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5 aun cuando estábamos muertos
en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados)”.
Estábamos muertos, pero Dios nos dio vida. Este es el significado de la gracia. Los muertos
no pueden, por sí mismos, darse vida. Pero Dios…
Es lo que tenemos aquí en Tito 3:3-5. Éramos esclavos de deseos y placeres tan poderosos
que no podíamos percatarnos y ver que el Señor es bueno. En lo concerniente a nuestra
habilidad para conocer y confiar, y amar a Dios, estábamos muertos. Pero… Dios.
Versículo 4-5: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor
hacia la humanidad, 5 El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y
la renovación por el Espíritu Santo”.
Así que ahora nos volvemos hacia la pregunta de hoy: ¿Cómo Lo Hace? ¿Cómo Ocurre el
Nuevo Nacimiento? Tal como vimos en las palabras de Jesús en Juan 3, Pablo describe la
regeneración como un lavamiento y una renovación. Al final de Tito 3:5 Pablo dice que
Dios nos salvó: “por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el
Espíritu Santo”. La regeneración es una especie de lavamiento. Y la regeneración es una
especie de renovación.
Recuerde lo que Jesús dijo en Juan 3:5: “el que no nace de agua y del Espíritu no puede
entrar en el reino de Dios”. En Juan 3, tenemos la frase “nace de agua y del Espíritu”. Y en
Tito 3, tenemos “lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo”.
Mi argumento en Juan 3 era que las palabras aguas y Espíritu venían de Ezequiel 36:25-
27, donde Dios promete a su pueblo:
Jesús estaba diciendo que había llegado el cumplimiento de las promesas del nuevo
pacto: «La promesa de Ezequiel ocurrirá por medio del Espíritu en mí. El Espíritu da vida
(Juan 6:63). Y Yo soy el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Y cuando el Espíritu
les una a mí por la fe, experimentarán el nuevo nacimiento». Hay, al menos, dos
formas de verlo: el lavamiento de todo lo pasado, y la renovación para todo lo que es
futuro.
Así que cuando Pablo dice, aquí en el versículo 5, que Dios “salvó […] por medio del
lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo”, quiere decir
prácticamente lo mismo que Jesús: han llegado las promesas del nuevo pacto. El comienzo
del reino de Dios está aquí. Ha comenzado la “regeneración” final y universal. Y nuestro
nuevo nacimiento es un lavamiento de todo el pecado que hayamos cometido; y es la
creación de una nueva naturaleza por medio del Espíritu Santo.
Seguimos siendo los mismos después del nuevo nacimiento. Pero hay dos cambios:
estamos limpios, y somos nuevos. Esto es lo que significa nacer de nuevo, ser regenerado.
La salvación es la gran idea latente en este texto (versículo 5: “nos salvó”). Sin embargo,
Dios nos salva, específicamente, por medio de la regeneración. Y Pablo relaciona estas dos
obras con la “bondad”, con “su amor” (versículo 4), y con su “misericordia” (versículo 5).
Esta es la respuesta definitiva de Pablo a nuestra pregunta: Dios es bueno, Dios es amoroso,
Dios es misericordioso.
Si usted ha nacido de nuevo (si se levantado de la muerte espiritual, y se le dieron ojos para
ver, y oídos para oír, y sentidos espirituales para experimentar que Jesús es supremamente
satisfactorio, y un corazón para confiar en él) ha sido por la bondad de Dios. La palabra
clave en el versículo 4 (chrestotes), significa afabilidad o bondad. Pablo la utiliza en
Efesios 2:7: “[Dios nos dio vida] a fin de poder mostrar en los siglos venideros las
sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”.
Dios se deleita en derramar su bondad sobre nosotros. Mientras mayor sea nuestro concepto
de Dios, más sorprendente será Dios. Dios es el creador del universo. Él sostiene las
galaxias para que subsistan. Él gobierna todo lo que sucede en el mundo, desde la caída de
un ave, hasta el cambio de color de nuestro cabello. Él es infinitamente fuerte, y sabio, y
santo, y justo. Y Pablo dice, que es bondadoso. Y por su bondad, hemos nacido de nuevo.
Permita que su misma existencia como cristiano le diga en cada momento de cada día:
«Dios es bondadoso conmigo».
La segunda forma en que Pablo describe a Dios es traducida en la English Standard Version
como “amorosa bondad”. La palabra griega es philanthropia de donde viene la palabra
filantropía. Amor a la humanidad. Esta no es una palabra común para expresar el amor de
Dios. De hecho, solo aparece aquí en el Nuevo Testamento. Pablo dice que el oído de Dios
se inclina para hacer bien a la humanidad. Él es la máxima expresión de la filantropía. De
modo que el apóstol está diciendo: si has nacido de nuevo, ha sido por la tendencia de Dios
a bendecir a la humanidad.
Luego dice algo absolutamente esencial y que exalta a Cristo. Dice en el versículo 4 que
esta bondad y su tendencia a bendecir a la humanidad se manifestaron. “Pero cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, 5 El nos
salvó […] por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu
Santo” ¿Qué significa? La bondad y el amor de Dios se manifestaron. Significa que si
hubieran permanecido en la esencia de Dios, sin descender y tomar forma humana entre
nosotros, no hubiéramos sido salvos.
Cuando piense acerca de la salvación por el nuevo nacimiento, no piense de esa manera.
Fíjese cuidadosamente, Pablo no dice: «Esta salvación no se debe a las obras hechas en el
legalismo», dice: «esta salvación –este nuevo nacimiento- no es “por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho”». No solo están excluidas nuestras peores obras y peores
intenciones, incluso nuestras mejores obras y mejores intenciones. Ellas no nos hicieron
regenerarnos, no nos hicieron permanecer regenerados; haber sido regenerados hizo que
hiciéramos obras de justicia.
No es debido al Bautismo
Esta es una de las razones por las que no creo que el “lavamiento de regeneración”, en el
versículo 5, se refiera al bautismo. Las buenas obras no nos hacen nacer de nuevo, sean la
circuncisión en el antiguo pacto, o el bautismo en el nuevo pacto. La bondad de Dios, el
amor de Dios. La misericordia absolutamente gratuita de Dios, explica nuestro nuevo
nacimiento. No es el bautismo, ni ninguna obra hecho por nosotros en justicia. El nuevo
nacimiento viene y trae consigo obras de justicia, no a la inversa.
Que Dios les dé ojos para ver que nada puede hacerles más humildes y nada puede hacerles
más felices que la verdad de haber nacido de nuevo, no por algo que hayan hecho, sino por
la misericordia de Dios. Sométanse a él, y alégrense.