Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
221
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
Al sanar, forman ligeras depresiones que son más claras que el resto de la piel.
Este segundo tipo es menos común y se encuentra, por ejemplo, entre los bate-
tela de la República Democrática del Congo4.
4 Cfr. E. Torday, “Note on Los tiv, grupo que habita en Nigeria, constituye un buen ejemplo para las
Unusual Form of Tatu”, Man implicaciones que las modificaciones corporales tienen para la belleza. En sus
13, 1913, p. 3.
ideas sobre la estética corporal, la escarificación juega un papel relevante. Se
5 Antonio Aymemí, Los da mucha importancia a que las personas sean atractivas y –para ellos- la mejor
bubis en Fernando Poo, prueba de que lo sean es que sean mirados por los otros. Se persigue conseguir
Madrid: Galo Sáez, 1942,
p. 28. esta atracción mediante8:
6 F. J., Bagshawe, “The 1. Aplicación de aceites y pintura en la piel.
Peoples of the Happy Valley
(East Africa): The Aboriginal 2. Indumentaria y ornamentos.
Races of Kondoa Irangi. Part 3. Modificación de los dientes frontales ya sea extrayéndolos o dándoles
IV: The Goroa and Their
Kindred Hamitic Tribes, the
forma de punta.
Wambulu, or Erokh, the 4. Escarificación.
Wasi, or Alawa, and the
Burungi”, Journal of the
Royal African Society 25/ 97, Según Bohannan, con datos obtenidos en un trabajo de campo realizado a
1925, p. 65. mediados del siglo XX, había una leyenda de los tiv que decía que en un princi-
7 Albert L. Bennett, “Eth-
pio no se marcaban el cuerpo pero adoptaron la escarificación para distinguirse
nographical Notes on the de otras tribus9. A pesar de esto, y a diferencia de sus vecinos yoruba e igbo, en
Fang”, The Journal of the el momento de llevar a término la investigación, las escarificaciones no tenían ya
Anthropological Institute of
Great Britain and Ireland 29, esta función. Los diseños de las escarificaciones eran específicos de los tiv pero
1/2, 1899, pp. 73-74. realizados con finalidades meramente estéticas. Iban cambiando según modas
de manera que unos determinados diseños eran característicos para una deter-
8 Paul Bohannan, “Beauty
and Scarification amongst minada generación pero no marcaba linajes.
the Tiv”, Man 129, 1956,
p. 117.
En el momento de realizar la investigación, Bohannan pudo constatar la co-
9 Ibid., p. 118. existencia de cuatro tipos diferentes de escarificación:
222
CUERPO Y SOCIEDAD
223
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
13 Joseph Nevadomsky tradicionalmente tengan tres marcas sobre cada ceja mientras que las mujeres
y Ekhaguosa Aisien, “The
Clothing of Political Identity: tenían cuatro13. A menudo estas prácticas están también relacionadas a cómo se
Costume and Scarification in entiende el erotismo dado que la escarificación no tan solo constituye un estí-
the Benin Kingdom”, Afri-
can Arts 28/1, 1995, p. 65.
mulo a nivel visual sino que también produce sensaciones táctiles. En el Zaire,
las mujeres bala se hacen cicatrices que van desde la parte superior del pecho
14 P. Bohannan, Op. Cit., hasta la ingle. Los varones se niegan a mantener relaciones sexuales con mujeres
p. 120.
que no luzcan estas marcas en la piel. También en el caso antes mencionado de
15 V. Ebin, Corps décorés, los tiv se otorga valor erótico a las escarificaciones realizadas en el vientre de
Paris: Chêne, 1979, p. 23. las mujeres; no solo por el hecho de que se las considere así sensualmente más
Este tipo de razonamiento lo
encontramos con una cierta atractivas sino porque las cicatrices durante los primeros años después de su rea-
frecuencia cuando se explica lización constituyen zonas erógenas cosa que hace que las mujeres demanden
el porqué de determinadas
modificaciones corporales
más atención sexual14.
que desde el punto de vista
emic sirven de esta manera Para los bafia del Camerún, se concibe la escarificación como algo específi-
para subrayar la dicotomía
naturaleza/cultura. En oca- camente humano ya que ni los chimpancés u otros animales no muestran estas
siones las mujeres makonde marcas en el cuerpo15. Sin lugar a dudas, una de las principales funciones de las
exigían a sus maridos que
se insertasen el piercing
modificaciones corporales es la de expresar identidad ya sea colectiva o indivi-
denominado ndona (véase dual. Las escarificaciones de los yoruba de Nigeria o los dinka del Sudán indican
más adelante) con el argu- la pertenencia a un clan específico. Buena parte de los tatuajes tradicionales fang
mento de que sin él su cara
se asemejaría a la del mono hoy día ya en desuso tenían que ver este parámetro identitario. Podían indicar
(Betty Schneider, “Body la adscripción a una familia, clan o tribu específica. De manera bien expresiva se
Decoration in Mozambique”, me hablaba en estos términos cuando yo inquiría recientemente entre población
African Arts, 6/2, 1973, p.
30). También encontramos fang de Guinea Ecuatorial sobre las finalidades de sus antiguos tatuajes: “Como
estas explicaciones en casos no había pasaporte en aquellos momentos empleaban el tatuaje”. O bien: “Si yo
de las modificaciones efec-
tuadas en los dientes algo
veo de esto [tatuaje] yo ya sé que es de la familia mía.”
que solamente hacen los
humanos y no los animales. También modificaciones corporales como las escarificaciones faciales de los
Así, por ejemplo, cuando
todavía se practicaba la mo- bubi de Bioko o los cortes en el cuerpo que muestran los annoboneses, aun-
dificación dental entre los tiv que no realizados con finalidades identitarias en su concepción original, pueden
se animaba a los jóvenes a
hacerlo para que su rostro no
acabar señalizando identidad. En el caso de los bubi, se efectuaban cortes de
se asemejara al de un roedor mayor o menor profundidad en la cara en forma de líneas paralelas a los niños
o cangrejo (P. Bohannan, entre los tres y cinco años. Los cortes se trataban posteriormente de manera
Op. Cit., p. 120) Entre los
kikuyu, a los niños o niñas que resultasen grandes cicatrices. Según Antonio Aymemí, la finalidad de estas
que no han sido sometidos escarificaciones en la cara era la de poder reconocerse en caso de destierro o
todavía a los rituales de la esclavitud los pertenecientes a una misma tribu16. Fuera la que fuese la finalidad,
circuncisión se los puede
denominar nyamo (animal) la cuestión es que estas características escarificaciones constituían claros signos
o indo (objeto inanimado) de identidad, y así era reconocido por las personas mayores que todavía hoy
pero no ando (persona) dado
que todavía no han pasado
conservan estas marcas en el rostro17.
por los correspondientes
ritos de iniciación (V. Las escarificaciones faciales de los bubi fueron prohibidas por la adminis-
Neckebrouck, citado en Y.
Droz, “Circoncision fémenine tración colonial y dejaron ya de hacerse en los años treinta del pasado siglo.
et masculine en pays kikuyu: No obstante, en Annobón, pequeña isla que pertenece a Guinea Ecuatorial, la
rite d’institution, division so-
ciale et droits de l’homme“,
población actual –hombres y mujeres- todavía conserva la tradición de realizarse
Cahiers d’Études Africaines cortes en el cuerpo denominados cutâ. Se efectúan con un objeto afilado de ma-
XL/158, 2000, p. 223). nera poco profunda y se les frota zumo de limón, ndong (aframomum meleguet,
16 A. Aymemí, Op. Cit., usado también como condimento culinario) y carbón. Los cortes pueden tener
p. 25. una longitud de hasta 10 cm. y se hacen en brazos, manos, piernas, espalda y
17 Véase: Buenaventura
pecho (en esta parte del cuerpo se suelen marcar asimismo dos pequeñas cruces
Mobajale et al., Los últimos de unos 3 cm. de longitud). Estas cicatrices no persiguen finalidades de tipo es-
escarificados de la isla de tético sino más bien de protección, pero dado que se considera específico para
Bioko, Madrid: Centros cul-
turales españoles en Guinea
la población annobonesa han devenido también un signo de identidad.
Ecuatorial, 2002, p. 13.
En el caso de los umundri pertenecientes al grupo igbo, Nigeria, la escarifica-
18 M. D. W. Jeffreys, “The
Winged Solar Disk or Ibo ción facial que conocen con el nombre de itfi y que empezó a desaparecer en los
ItÓi Facial Scarification”, años treinta del siglo pasado por influencia del cristianismo no era considerada
Africa: Journal of the
International African Institute
marca tribal sino signo de estatus, rango o nobleza18. El ifti indicaba que su por-
21/2, 1951, p. 98. tador había pasado por la iniciación y había devenido miembro del superior es-
224
CUERPO Y SOCIEDAD
225
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
23 Cfr. J. Cola, Op. Cit., En muchas culturas, las modificaciones corporales constituyen verdaderos
p. 94.
imperativos culturales. En Benin, por ejemplo, hasta los años treinta del siglo
24 Cfr. Ibid., p. 101. XX, un cuerpo que no estuviese debidamente tatuado no podía entrar dentro
25 Cfr. Henk Schiffmacher
del círculo de la realeza. La ausencia de tatuaje se consideraba un handicap civil
y Burkhard Riemschneider, importante, tan repugnante como la ausencia de la circuncisión y la clitoridecto-
1000 Tattoos, Köln: Taschen, mía. Una persona sin su iwu –nombre que recibía el tatuaje característico- no se
2002, p. 47.
consideraba ciudadano bini. Aquellos que no lo mostraban eran considerados
26 Ibid. salvajes29. El iwu formaba parte de toda una configuración cultural que incluía
27 B. Schneider, Op. Cit.,
roles de género, estatus y jerarquía, así como conceptos de medicina, sangre
p. 26. y polución30. El tatuador era una figura semiprofesional y hereditaria31. Hoy día
esta tradición se ha perdido pero resulta de interés constatar el hecho de que los
28 Cfr.: http://www2.
criticadigital.com/index.
antiguos diseños de los tatuajes iwu se usan actualmente en la ornamentación de
php?secc=nota&nid=23953 la indumentaria con significaciones claramente identitarias32.
[fecha de consulta: junio
de 2009].
Básicamente, las mismas funciones que hemos podido observar para los ta-
29 J. Nevadomsky y E. tuajes y escarificaciones pueden también ser desempeñadas por otros tipos de
Aisien, Op. Cit., p. 68.
modificaciones corporales como los piercings o las deformaciones, asimismo de
30 Ibid., p. 73. larga tradición en el continente africano.
31 Ibid., p. 69.
Los piercings se insieren predominantemente en las orejas, nariz y junto a la
32 Ibid., p. 72. boca. Se supone que una de las razones por las que se insieren colgantes u otro
226
CUERPO Y SOCIEDAD
tipo de objetos al lado de las oberturas naturales del cuerpo como nariz, boca u
orejas se debe a la voluntad de protegerlos de fuerzas negativas de tipo sobre-
natural. Los pori, por ejemplo, grupo que habita en el centro y este del Camerún,
llevan colgada en la nariz una especie de argolla y consideran impudoroso el
hecho de sacársela delante de otra persona33. Los viejos fang todavía recuerdan
hoy la costumbre de sus antepasados de llevar una argolla en la nariz. También
antes las mujeres de este mismo grupo mostraban un palo de bambú que les
atravesaba el cartílago nasal, especialmente las mujeres duchas en la práctica
del curanderismo34. Los piercings labiales son comunes entre mujeres de algunos
grupos africanos como los massa, musgum o fali del Camerún, como signo de
feminidad y madurez sexual. Las mujeres ougla llevan pesados pendientes que
provocan una gran deformación del lóbulo; cuanto más se estira el lóbulo sin que
se llegue a romper, más distinción se otorga a las mujeres35.
A los recién nacidos se les enrollaba alrededor de la cabeza una cuerda de rafia 38 Manuel Iradier, Un
o crin de jirafa que se iba tensando de manera progresiva durante los meses en español en el golfo de
Guinea, edición de Ramón
que se iban consolidando los huesos del cráneo. Las cabezas alargadas se per- Jiménez Fraile, Barcelona:
cibían como bellas, como signo de inteligencia y además como rasgo identifica- Mondadori, 2000, p. 229.
227
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
En uno de los mitos que el antropólogo francés Marcel Griaule recogió del
pueblo dogon, en Mali, se cuenta que en los orígenes de la creación, un espí-
39 Adolf Tüllmann, Vida
amorosa de los pueblos ritu dibujó en tierra dos siluetas sobrepuestas, dos almas, una de las cuales era
naturales. El amor en los masculina y la otra femenina. El hombre se estiró sobre estas sombras y se las
pueblos primitivos,
Barcelona: Corona, 1963,
apropió, y lo mismo hizo la mujer. En el caso del hombre, el alma femenina se
p. 210. le instaló en el prepucio, en el caso de la mujer, el alma masculina se situó en
el clítoris. Pero la vida de las personas no se podía acomodar a estos seres do-
40 Marcel Griaule, Dios de
agua, Barcelona: Alta Fulla, bles, era necesario, pues, decidir e inclinar a cada cual hacia el sexo para el que
1987, p. 26. aparentemente estaba mejor dotado. Entonces, el nommo o espíritu circuncidó
41 Michela Fusaschi, I
al hombre, eliminando así toda la feminidad del prepucio, y con la escisión del
Segni Sul Corpo: Per clítoris se eliminó la parte masculina de la mujer40.
Un’antropologia Delle
Modificazioni Dei Genitali
Femminili, Torino: Bollati Bo- Esta idea básica de que desde el nacimiento las personas tienen una doble
ringhieri, 2003, p. 116. naturaleza, masculina y femenina, la encontramos en diferentes culturas africa-
42 Janice Boddy, “Spirits
nas. En el hombre, la parte femenina se manifiesta en el prepucio mientras que
and Selves in Northern en la mujer, la masculina en el clítoris. Al extraer, pues, la parte que no le corres-
Sudan: The Cultural Thera- ponda, un hombre se hace hombre, y una mujer se hace mujer. Por tanto, los
peutics of Possession and
Trance”, American Ethnolo-
cuerpos del hombre y de la mujer necesitan una “corrección cultural”41 y con las
gist 15/1, 1988, p. 5. modificaciones genitales se inicia ritualmente el proceso de “generización”42.
228
CUERPO Y SOCIEDAD
De esta manera, tal como nos dice Janice Boddy, el sexo anatómico se ha de
conformar según el género, al contrario de la tendencia occidental de entender
los valores de género a partir del sexo anatómico43.
“modificaciones genitales” es seguramente más neutro aunque debemos tener 50 Ibid., p. 117. La
en cuenta que también incorpora algún tipo de prácticas como el estiramiento virginidad tiene un papel
especialmente importante
de los labios vaginales que de hecho no comporta ningún tipo de mutilación. para los casos de hiper-
Por último, también se habla de “cortes genitales” o bien de “cirugías genitales gamia femenina, es decir,
femeninas” aunque este último término encuentra el rechazo por parte de mu- cuando una mujer esposa
a un hombre de un estrato
chos profesionales de la salud ya que “cirugía” evoca unas condiciones médico- social económicamente
sanitarias que nada tienen que ver con la realidad de este tipo de prácticas. superior. Cfr. Tamar Diana
Wilson, “Pharaonic Circum-
cision Under Patriarchy and
Son diversas las razones según la tradición que se esgrimen para las modifi- Breast Augmentation Under
caciones genitales femeninas. Se habla, por ejemplo, del control de la sexualidad Phallocentric Capitalism:
Similarities and Differences”,
(especialmente en el caso de la infibulación49 para asegurar la castidad antes Violence Against Women 8,
del casamiento50, evitar el peligro de la ninfomanía), la higiene, la estética o en 2002, p. 504.
229
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
230
CUERPO Y SOCIEDAD
Para las poblaciones que realizan este tipo de prácticas resulta inconcebible
no llevarlas a término. La mujer que no se somete a ellas es fácilmente condena-
da a la humillación, marginación o aún más, a la exclusión. Difícilmente se puede
llegar a casar, de la misma manera que no lo podrá hacer un hombre no circun-
cidado en los ámbitos donde esto es la costumbre. En Senegal, por ejemplo, se 56 Cfr. Liselott Dellenborg,
denomina solima a la mujer no circuncidada, y este mismo término significa “una “A reflection on the cultural
que no sabe nada”, ruda, ignorante, inmadura, incivilizada y sucia56. También meanings of female circum-
cision”, en: Signe Arnfred,
en Guinea se consideran “sucias” las mujeres que no han sido sometidas a la Re-thinking Sexualities in
escisión57. Africa, Uppsala: Nordiska
Afrikainstitutet, 2004, p. 85.
Difícilmente podremos llegar a entender las mutilaciones genitales femeni- 57 Cfr. T. D. Wilson, Op.
nas si no las ponemos en relación con las masculinas. De hecho, siempre que Cit., p. 501.
aquellas se producen encontramos también la circuncisión masculina58 (lo que 58 Hay realmente pocas
sin embargo no presupone el caso inverso). Aunque es cierto que -tal como excepciones, como los casos
afirman algunos investigadores- las mutilaciones genitales masculinas y femeni- de los lobi del noroeste de
Ghana o los sara del Chad.
nas son asimétricas y no equivalentes tanto por el aspecto meramente técnico Véase respectivamente: J.
como por los efectos concretos de las operaciones59, el hecho es que desde el C. Caldwell, I. O. Orubuloye
y P. Caldwell, Op. Cit.,
punto de vista cultural-estructural su relación es innegable. En ocasiones estos p. 1183; Paul Mercier,
diferentes tipos de operaciones reciben incluso el mismo nombre, como es el “Circoncision”, en: Georges
caso de los kikuyu60. Por esta razón, la visión típicamente occidental de querer Balandier y Jacques Maquet
(eds.), Dictionnaire des
entender las mutilaciones genitales femeninas como el deseo de control de la civilisations africaines,
sexualidad femenina por parte de los varones constituye una perspectiva reduc- Paris: Fernand Hazan, 1968,
p. 101.
cionista y demasiado simplificadora. Para algunos ámbitos culturales puede que
sea realmente así, en todo caso con la posterior llegada de ideologías religiosas 59 Cfr. M. Fusaschi, Op.
que consideran la contención de la sexualidad femenina como deseable61. Pero Cit., p. 123.
en realidad, en el caso de este tipo de modificaciones corporales no es tanto el 60 Cfr. Y. Droz, Op. Cit.,
control de la sexualidad lo que entra en juego sino de la fertilidad62 y consiguien- p. 216.
temente la asignación de roles hombre/mujer.
61 Cfr. J. C. Caldwell, I. O.
Orubuloye y P. Caldwell, Op.
Por lo que se refiere a las mutilaciones genitales femeninas, hay además dos Cit., p. 1183.
aspectos que debemos tener en cuenta. El primero es que parece ser que la 62 Ibid., p. 1192.
amputación del clítoris no tiene que llevar forzosamente a la anorgasmia. La au-
sencia de clítoris se puede llegar a compensar mediante un mayor desarrollo de 63 Al respecto véase: Hanny
Lightfoot-Klein, “The Sexual
otras zonas erógenas63. Por otra parte, no hay ninguna duda de que en algunas and Marital Adjustment of
sociedades resulta clara la relación entre la intención de controlar la sexualidad Genitally Circumcised and
Infibulated Females in the
femenina y las mutilaciones genitales. Éste es muy especialmente el caso don- Sudan”, Journal of Sex
de se practica la circuncisión faraónica. Pero en otras sociedades, a pesar de Research 26/3, 1989, pp.
producirse también prácticas de mutilación genital, se da importancia al placer 375-392; C.M. Obermeyer,
Op. Cit., p. 95; A. Tüllmann,
femenino en el sexo y se desarrollan técnicas para facilitarlo64. Así, por ejemplo, Op. Cit., p. 279.
entre las mujeres efik, grupo étnico del sur de Nigeria, se las enseña a aprender
y sentir placer a pesar de la circuncisión65. Obviamente estamos hablando de 64 Cfr. Chi-Chi Undie y
Kabwe Benaya, “The state
otras cosmovisiones que se diferencian de la occidental no solo en relación a of knowledge on sexuality
cómo se asocia la identidad masculina/femenina con las características anatómi- in Sub-Saharan Africa: a
synthesis of literature”,
cas, sino también en relación a cómo se entiende la sexualidad y el mismo placer, Jenda: a journal of culture
algo que como nos enseñaba Foucault también es político, pues tiene que ver and African women studies
asimismo con las relaciones de poder. 8, 2006, p. 3.
231
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
Mount Kenya. The tribal Life of the Gikuyu, de 1938, entiende la oposición de
las autoridades coloniales contra las cirugías genitales femeninas como un aten-
tado contra la identidad cultural de los kikuyu, y defiende su práctica. Michelle
Johnson señala por ejemplo el valor de signo identitario que las mutilaciones
genitales femeninas han llegado a tener hoy día entre la población mandinga
en Guinea Bissau66. Y de hecho, los esfuerzos que se hacen para erradicar este
tipo de prácticas topan en ocasiones con resistencias activas que van más allá de
constituir meras inercias de la tradición. Así, por ejemplo, la sociedad femenina
secreta sande, también conocida con otras denominaciones como bondo y que
se extiende por diversos grupos étnicos de Sierra Leona, Liberia y la república
de Guinea defiende de manera muy activa la mutilación genital como ritual de
iniciación que, por cierto, constituye una de sus señas distintivas67.
Coda
A lo largo de este texto hemos podido ver algunas de las prácticas de mo-
dificación corporal que llaman más la atención del observador externo. Esto es
así por razones de las técnicas usadas, la vistosidad, la originalidad o incluso por
el choque de valores que implican. Sin embargo, en la vida cotidiana de las so-
66 Michelle Johnson, “Be-
coming a Muslim, Becoming ciedades africanas también podemos observar otras prácticas relacionadas con
a Person: Female ‘Circum- la voluntad de modificar el cuerpo mucho más sencillas y quizá por ello menos
cision’, Religious Identity,
and Personhood in Guinea-
conocidas. Así, por ejemplo, según datos que pude recoger a lo largo de los
Bissau”, en: B. S. Duncan. e años 2008 y 2009 entre los ndowé, en Guinea Ecuatorial, los niños recién nacidos
Y. Hernlund, (eds.), Female pueden ser también objeto de manipulaciones con la finalidad de que la imagen
“circumcision” in Africa:
culture, controversy, and de sus cuerpos se corresponda con el modelo ideal. Las madres o abuelas no
change, Boulder: Lynne dudan en aplicar masajes en la cabeza de los niños cuando han nacido con un
Rienner Publishers, 2000, cráneo que se considera demasiado alargado. Cuando se cree que los pechos
pp. 215-234.
de un niño poseen un volumen mayor al que debe corresponder a un hombre se
67 A principios de 2009 leía- le aplican masajes con la finalidad de aplanar esta parte del cuerpo, utilizando
mos por ejemplo en la pren-
sa que cuatro periodistas
también para ello sustancias como aceite de palma. Unos testículos demasiado
sierraleonesas que llevaban voluminosos pueden hacer empequeñecer aparentemente el pene. Para evitar
a cabo una campaña contra que los testículos crezcan de manera desmesurada, la madre, por la mañana,
las mutilaciones genitales
femeninas fueron obligadas después de bañar el niño y sin haberse ella limpiado la boca previamente, se in-
por mujeres pertenecientes troduce sal en la boca y succiona durante un cierto rato los testículos del bebé.
a la sociedad secreta bondo
a caminar desnudas como
escarnio por la ciudad de Al iniciar este artículo partíamos de la idea básica de que toda sociedad otor-
Kenema. Cfr. La Vanguardia, ga un gran poder simbólico al cuerpo. Si esto es así no nos debe extrañar que
11.2.2009, p. 7.
cualquier cambio que se produzca en el seno de la sociedad se refleje asimismo
68 Susan Vogel, “Baule en la manera de presentar el cuerpo y, por ende, en el ámbito de las modifica-
Scarification: The Mark of Ci- ciones corporales que tanto tienen que ver en esta presentación. Por lo tanto es
vilization”, en: Arnold Rubin
(ed.), Marks of Civilization, lógico que algunas de las técnicas tradicionales de modificación corporal que
Los Angeles: Museum of hemos podido ir viendo a lo largo de este artículo hayan ya desaparecido o poco
Cultural History, University
of California, 1988, pp.
falte para ello. Todas las sociedades del planeta experimentan hoy día fuertes
99-100. cambios canalizados especialmente por los poderosos procesos de globalización
232
CUERPO Y SOCIEDAD
que marcan claramente un antes y un después en relación con el mundo de las 69 Así, por ejemplo, el
creencias, los conocimientos, los valores, el sentido de comunidad, etc. reverendo Ibia Dy’Ikengue,
pastor de la Iglesia
Presbiteriana que realizó su
De hecho, la colonización europea de África acaecida en los dos siglos an- labor misionera en Guinea
teriores ya contribuyó en gran medida a erradicar muchas de las prácticas de las Ecuatorial durante el siglo
XIX, en un libro que se
modificaciones corporales. Tatuajes y escarificaciones fueron perdiendo progresi- publicó por primera vez en
vamente terreno. En parte por la prohibición explícita de las autoridades colonia- 1872, entendía como prácti-
ca aberrante los tatuajes, las
les o de los misioneros, debido precisamente a que reflejaban una cosmovisión escarificaciones y el ndjangui
que debía desaparecer para así permitir una mejor explotación de los cuerpos o costumbre de modificar la
o una mejor asimilación de las almas69. Los cuerpos de aquellos considerados dentadura dejando espacios
libres entre los dientes. Y
“salvajes” despertaban todo tipo de reacciones viscerales en los europeos. És- concretamente escribía: “Les
tos han apreciado los cuerpos fuertes y musculados de los braceros así como la aconsejamos a que abando-
nen estas prácticas. Mucha
sensualidad de los cuerpos femeninos: “una africana ceñida en su túnica es bella gente está malgastando sus
porque conserva lo que ha perdido ya la raza blanca, las formas esculturales de cuerpos con estas prácticas
su cuerpo”, reconocía el explorador vasco Manuel Iradier70. Pero cuando se trata absurdas.” Ibia Dy’Ikengue,
Costumbres bengas y de los
de modificaciones corporales, en cuanto prácticas en gran parte desconocidas pueblos vecinos, Edición
por la tradición europea, las reacciones son claramente negativas: provocan la a cargo de Práxedes Rabat
sensación de fealdad como cuando el padre Antonio Aymemí, refiriéndose a las Makambo, sin fecha ni datos
de edición, pp. 248-249.
escarificaciones faciales de los bubi en Bioko hablaba de ellos como “horrible-
mente feos, desfigurados y repugnantes”71. Todavía hace muy poco tiempo, un 70 M. Iradier, Op. Cit.,
p. 200.
misionero español me confesaba el asco que le producía ver comer a mujeres
del norte del Camerún con los labios deformados por los gruesos discos de ar- 71 A. Aymemí, Op. Cit.,
cilla. Se sentía horror ante la sangre que se derramaba en los procedimientos de p. 25.
escarificación y hasta hoy se han entendido las mutilaciones genitales femeninas 72 La circuncisión masculina
como acto de barbarie72. Las modificaciones corporales también despertaban ha despertado bien poca
animadversión, al fin y
la curiosidad morbosa. Carl Gösta Widstrand nos refería por ejemplo el caso al cabo es algo a lo que
de una expedición a Egipto en 1762 en que sus integrantes insistieron en “el Occidente está ya más
deseo explícito de ver” a una mujer circuncidada consiguiendo que una chica de acostumbrado.
dieciocho años les mostrara sus genitales para que el artista de la expedición los 73 Carl Gösta Widstrand,
dibujara73. Muy conocido es el caso de Sarah Baartman, la mujer sudafricana que “Female Infibulation”, Studia
a principios del siglo XIX fue exhibida en Inglaterra y Francia como exponente de Ethnographica Upsaliensia
20, 1964, pp. 95-124, citado
en: Bettina Shell-Dunkan
e Ylva Hernlund, “Female
‘Circumcision’ in Africa:
Dimensions of the Practice
and Debates”, en: B. Shell-
Dunkan e Y. Hernlund, Op.
Cit., p. 19.
La costumbre de ha-
cerse grabar el nombre
de pila en el cuerpo,
especialmente en los
brazos pero también
en otras partes de él,
constituye una práctica
que ha experimentado
una cierta difusión en
los últimos años. Si los
tatuajes anteriormente
podían tener mucho
que ver con la identi-
dad colectiva, ahora
pertenecen más bien al
ámbito de la identidad
personal (Bata, Guinea
Ecuatorial, 2006).
Fotografía:
Josep Martí
233
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
234
CUERPO Y SOCIEDAD
Bibliografía
235
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
236
CUERPO Y SOCIEDAD
237
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS
238