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CUERPO Y SOCIEDAD

Modificaciones corporales en las


tradiciones africanas
Josep Martí
Institució Milà i Fontanals - CSIC1

El gran poder simbólico que toda sociedad otorga al cuerpo se pone de


manifiesto vistiéndolo, ornamentándolo, cuidando su presencia, controlando sus
movimientos o incluso modificándolo. Y por lo que se refiere a este último as-
pecto, el de las modificaciones corporales, las sociedades africanas nos ofrecen
un amplio e interesante campo de estudio.

Entendemos por modificaciones corporales aquellas técnicas como las del


tatuaje, escarificación, piercing, deformación y mutilación, técnicas destinadas
a producir alteraciones permanentes o semipermanentes de manera voluntaria
en una o más partes del cuerpo. Mediante el tatuaje se decora la piel con subs-
tancias colorantes que se introducen bajo la epidermis con la ayuda de objetos
punzantes. En la escarificación no es necesario emplear substancias colorantes
–aunque también puede darse el caso- ja que se marca o decora la piel a través
de cicatrices. Con esta finalidad se inflingen pequeñas heridas en el cuerpo me-
diante objetos de corte o bien con el fuego. En el proceso de la escarificación
se pueden introducir substancias irritantes en las heridas, tal como sal, ceniza,
arcilla, etc. para conseguir de esta manera cicatrices profundas y permanentes o
también variar la coloración natural de la piel.

El tatuaje y la escarificación aunque impliquen técnicas distintas se hallan


desde el punto de vista funcional estrechamente relacionados. Se conocen prác-
ticamente en todo el planeta, pero África destaca precisamente por la generali-
zación y gran variedad de estas técnicas de modificación corporal, especialmen-
te por lo que se refiere a la escarificación.

En ocasiones encontramos procedimientos tan sencillos como los que en la


cultura tradicional tunecina la madres usaban para tatuar a sus hijos. Mediante
una aguja o con las espinas de cactus se pinchaba el mentón del niño. Al brotar
la sangre, pasaban el dedo sobre el negro de humo de una caldera y lo frota- 1 Trabajo desarrollado den-
ban en la herida varias veces hasta que la substancia penetraba en la piel y le tro del marco del proyecto
“La presentación social del
pigmentaba unos simples puntos de manera indeleble2. Pero generalmente los cuerpo en el contexto de la
tatuajes son más complejos como los que podemos observar, por ejemplo, entre globalización y la multicul-
turalidad”. Plan Nacional de
los peul en Camerún o en épocas anteriores en los fang, con diseños de tipo I+D SEJ2007-60792
esquemático reproduciendo en muchas ocasiones temas de la naturaleza3. De la
misma manera, las escarificaciones pueden ir desde unos sencillos cortes realiza- 2 J. Cola Alberich, Amuletos
y tatuages marroquíes, Ma-
dos en el rostro como era el caso, por ejemplo, entre los bubi de la isla de Bioko drid: CSIC, 1949, p. 91.
hasta sofisticados diseños que pueden llegar a cubrir toda la espalda o parte
3 Sobre los antiguos tatuajes
delantera del tronco. En África encontramos dos tipos básicos de escarificación. de los fang en Guinea Ecua-
En el primero se producen cicatrices que son tratadas de manera que queden torial véase J. Sabater y J. O.
pequeñas protuberancias sobre la superficie cutánea. Estas protuberancias son Sabater, Els tatuatges dels
Fang de l’Àfrica Occidental,
más oscuras que la piel que las rodea. El segundo tipo consiste en cicatrices finas Barcelona: Ajuntament de
y pequeñas que se consiguen extrayendo pequeñas porciones de la epidermis. Barcelona, 1992

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INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

Al sanar, forman ligeras depresiones que son más claras que el resto de la piel.
Este segundo tipo es menos común y se encuentra, por ejemplo, entre los bate-
tela de la República Democrática del Congo4.

Sin duda alguna, una de las principales finalidades de tatuajes y escarifi-


caciones son las estéticas. Según Antonio Aymemí, un sacerdote español que
a principios del siglo XX escribió diversos artículos sobre los bubi de la isla de
Bioko, este grupo étnico, además de los cortes faciales que lo caracterizaban
también practicaban otros tipos de escarificaciones con finalidad meramente or-
namental con un claro predominio de diseños representando temas vegetales:
“Este tatuaje [en realidad escarificación] resulta hermoso y adorna el cuerpo.
Solían únicamente usarlo las mujeres jóvenes; los hombres muy rara vez. En la
actualidad, como todos visten decentemente, esta costumbre ha desaparecido
por completo”5.

Cuando la razón de tatuajes y escarificaciones es la meramente estética no


nos debe extrañar que su práctica se introduzca o desaparezca con una relativa
facilidad según los criterios de belleza del momento. Así, por ejemplo, en un artí-
culo sobre los goroa, publicado en 1925, se menciona que las chicas comenzaban
a tatuarse la cara por razones estéticas imitando a grupos étnicos vecinos con
gran disgusto por cierto por parte de sus progenitores6. En un artículo publicado
el 1899 sobre los fang podemos leer lo siguiente: “La costumbre de tatuarse está
muy de moda. No hay ceremonias en relación con esta práctica. No se conocen
profesionales en este arte aunque hay especialistas. Se practica en ambos sexos.
Los chicos jóvenes se muestran ansiosos de hacerse un tatuaje porque esto los
hace sentir hombres de verdad aunque la práctica no es tampoco indispensable
como signo de hombría. Se usa un pigmento azulado obtenido del árbol fungus
mezclado con cenizas. Para tatuar se usa una herramienta afilada de bambú, de
metal o cuchillo. No parece haber relaciones entre esta práctica y las religiosas.
Tampoco está en relación con el rango social o familiar. Se tatúan sobre todo en
la cara, pecho, hombros, brazos y abdomen.”7

4 Cfr. E. Torday, “Note on Los tiv, grupo que habita en Nigeria, constituye un buen ejemplo para las
Unusual Form of Tatu”, Man implicaciones que las modificaciones corporales tienen para la belleza. En sus
13, 1913, p. 3.
ideas sobre la estética corporal, la escarificación juega un papel relevante. Se
5 Antonio Aymemí, Los da mucha importancia a que las personas sean atractivas y –para ellos- la mejor
bubis en Fernando Poo, prueba de que lo sean es que sean mirados por los otros. Se persigue conseguir
Madrid: Galo Sáez, 1942,
p. 28. esta atracción mediante8:
6 F. J., Bagshawe, “The 1. Aplicación de aceites y pintura en la piel.
Peoples of the Happy Valley
(East Africa): The Aboriginal 2. Indumentaria y ornamentos.
Races of Kondoa Irangi. Part 3. Modificación de los dientes frontales ya sea extrayéndolos o dándoles
IV: The Goroa and Their
Kindred Hamitic Tribes, the
forma de punta.
Wambulu, or Erokh, the 4. Escarificación.
Wasi, or Alawa, and the
Burungi”, Journal of the
Royal African Society 25/ 97, Según Bohannan, con datos obtenidos en un trabajo de campo realizado a
1925, p. 65. mediados del siglo XX, había una leyenda de los tiv que decía que en un princi-
7 Albert L. Bennett, “Eth-
pio no se marcaban el cuerpo pero adoptaron la escarificación para distinguirse
nographical Notes on the de otras tribus9. A pesar de esto, y a diferencia de sus vecinos yoruba e igbo, en
Fang”, The Journal of the el momento de llevar a término la investigación, las escarificaciones no tenían ya
Anthropological Institute of
Great Britain and Ireland 29, esta función. Los diseños de las escarificaciones eran específicos de los tiv pero
1/2, 1899, pp. 73-74. realizados con finalidades meramente estéticas. Iban cambiando según modas
de manera que unos determinados diseños eran característicos para una deter-
8 Paul Bohannan, “Beauty
and Scarification amongst minada generación pero no marcaba linajes.
the Tiv”, Man 129, 1956,
p. 117.
En el momento de realizar la investigación, Bohannan pudo constatar la co-
9 Ibid., p. 118. existencia de cuatro tipos diferentes de escarificación:

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CUERPO Y SOCIEDAD

1. Ishondu: Se trata de cicatrices muy planas que entonces solamente podía


apreciarse entre gente de edad avanzada. Y si algún joven optaba por el
ishondu se lo veía como algo pasado completamente de moda.

2. Abaji: Este tipo de escarificación se realiza con la ayuda de una especie


de gancho, entonces se empleaba un simple anzuelo de pesca. Con esto
se estiraba la piel y se la cortaba con una cuchilla. Además de aplicar a
la herida un producto para evitar la hemorragia se le frotaba también
carbón y en ocasiones índigo. Esta escarificación se hacía sobre todo
alrededor de los ojos.

3. Kusa. Se trata de un tipo de escarificación propio de hombres jóvenes


pero también aunque en menor medida de mujeres. Recibe su nombre
del instrumento que se usaba, una especie de punzón o clavo. Las cica-
trices son muy planas.

4. Mkali. En tiempos de la investigación de Bohannan fue el último tipo de


escarificación en ponerse de moda. Se trataba de cicatrices muy profun-
das coloreadas con tinta negra hecha a base de carbón.

No era en absoluto extraño encontrar estos diferentes estilos combinados en


una misma persona ya que empezaban a marcarse a la edad de trece o catorce
años y podían seguir haciéndolo hasta los cuarenta y cinco. Estas escarificaciones
se hacían en la cara, brazos, pecho, espalda y piernas, y -con pocas excepcio-
nes- con diseños comunes a ambos sexos. Se trataba de un proceso doloroso
pero, según los tiv, ¿qué mujer miraría a un hombre si las escarificaciones no le
hubieran costado dolor?10.

Pero obviamente las funciones de escarificaciones y tatuajes suelen ir mucho


más allá de las meramente de orden estético. Pueden constituir, por ejemplo, un
indicativo de género, rango, prestigio y afiliación social y, con mucha frecuencia,
constituyen elementos importantes en ritos de iniciación.

En muchas tradiciones africanas se recorre a este tipo de modificaciones cor-


porales como rasgo de distinción entre hombres y mujeres. En ocasiones solo se
hace a uno de los dos sexos. Entre los dinka, en el sur del Sudán, solo se tatúan
los hombres. A los jóvenes se les efectúa también unas características escarifica-
ciones con forma de V en la frente. En el caso de los makonde en Mozambique,
las distinciones entre ambos sexos no se manifestaban solo en los diferentes
diseños sino también en la parte del cuerpo tatuada. Mientras que el tórax y
la región lumbar era característica de los hombres, las mujeres se tatuaban la
espalda, las nalgas, el pubis y los muslos. También en Marruecos encontramos
en el tatuaje tradicional características diferenciadas según el sexo. Los dibujos
efectuados en el pie son característicos de las mujeres. El tatuaje facial, aunque
no exclusivo, es también más propio de la mujer: se lucen dibujos en la frente,
en el espacio entre las dos cejas, la nariz, en las mejillas y mentón11. Entre los
ga’anda, en Nigeria, solo se hacen escarificaciones a las mujeres12. Reciben sus
primeras escarificaciones a la edad de cinco años. Cuando llegan a la adultez,
sus cuerpos ya están cubiertos por ocho diferentes diseños de escarificación. Sin 10 Ibid., p. 121.
completar su escarificación una mujer Ga’anda no se considera preparada para
11 Cfr. J. Cola, Op. Cit., p.
el matrimonio. 100-102.

12 Marla C. Berns, “Ga’anda


A menudo podemos determinar relaciones bien concretas entre estas distin- Scarification. A Model for
ciones hombre/mujer en cuanto a las prácticas de las escarificaciones y el world- Art and Identity”, en: Arnold
view particular de cada cultura. En la cultura tradicional de Benin, por ejemplo, Rubin (ed.), Marks of Civiliza-
tion, Los Angeles: Museum
se asocian los números impares a los hombres y los pares a las mujeres. De of Cultural History, University
aquí que dentro de la práctica de las escarificaciones, en Benin los hombres of California, 1988, p. 63.

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INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

13 Joseph Nevadomsky tradicionalmente tengan tres marcas sobre cada ceja mientras que las mujeres
y Ekhaguosa Aisien, “The
Clothing of Political Identity: tenían cuatro13. A menudo estas prácticas están también relacionadas a cómo se
Costume and Scarification in entiende el erotismo dado que la escarificación no tan solo constituye un estí-
the Benin Kingdom”, Afri-
can Arts 28/1, 1995, p. 65.
mulo a nivel visual sino que también produce sensaciones táctiles. En el Zaire,
las mujeres bala se hacen cicatrices que van desde la parte superior del pecho
14 P. Bohannan, Op. Cit., hasta la ingle. Los varones se niegan a mantener relaciones sexuales con mujeres
p. 120.
que no luzcan estas marcas en la piel. También en el caso antes mencionado de
15 V. Ebin, Corps décorés, los tiv se otorga valor erótico a las escarificaciones realizadas en el vientre de
Paris: Chêne, 1979, p. 23. las mujeres; no solo por el hecho de que se las considere así sensualmente más
Este tipo de razonamiento lo
encontramos con una cierta atractivas sino porque las cicatrices durante los primeros años después de su rea-
frecuencia cuando se explica lización constituyen zonas erógenas cosa que hace que las mujeres demanden
el porqué de determinadas
modificaciones corporales
más atención sexual14.
que desde el punto de vista
emic sirven de esta manera Para los bafia del Camerún, se concibe la escarificación como algo específi-
para subrayar la dicotomía
naturaleza/cultura. En oca- camente humano ya que ni los chimpancés u otros animales no muestran estas
siones las mujeres makonde marcas en el cuerpo15. Sin lugar a dudas, una de las principales funciones de las
exigían a sus maridos que
se insertasen el piercing
modificaciones corporales es la de expresar identidad ya sea colectiva o indivi-
denominado ndona (véase dual. Las escarificaciones de los yoruba de Nigeria o los dinka del Sudán indican
más adelante) con el argu- la pertenencia a un clan específico. Buena parte de los tatuajes tradicionales fang
mento de que sin él su cara
se asemejaría a la del mono hoy día ya en desuso tenían que ver este parámetro identitario. Podían indicar
(Betty Schneider, “Body la adscripción a una familia, clan o tribu específica. De manera bien expresiva se
Decoration in Mozambique”, me hablaba en estos términos cuando yo inquiría recientemente entre población
African Arts, 6/2, 1973, p.
30). También encontramos fang de Guinea Ecuatorial sobre las finalidades de sus antiguos tatuajes: “Como
estas explicaciones en casos no había pasaporte en aquellos momentos empleaban el tatuaje”. O bien: “Si yo
de las modificaciones efec-
tuadas en los dientes algo
veo de esto [tatuaje] yo ya sé que es de la familia mía.”
que solamente hacen los
humanos y no los animales. También modificaciones corporales como las escarificaciones faciales de los
Así, por ejemplo, cuando
todavía se practicaba la mo- bubi de Bioko o los cortes en el cuerpo que muestran los annoboneses, aun-
dificación dental entre los tiv que no realizados con finalidades identitarias en su concepción original, pueden
se animaba a los jóvenes a
hacerlo para que su rostro no
acabar señalizando identidad. En el caso de los bubi, se efectuaban cortes de
se asemejara al de un roedor mayor o menor profundidad en la cara en forma de líneas paralelas a los niños
o cangrejo (P. Bohannan, entre los tres y cinco años. Los cortes se trataban posteriormente de manera
Op. Cit., p. 120) Entre los
kikuyu, a los niños o niñas que resultasen grandes cicatrices. Según Antonio Aymemí, la finalidad de estas
que no han sido sometidos escarificaciones en la cara era la de poder reconocerse en caso de destierro o
todavía a los rituales de la esclavitud los pertenecientes a una misma tribu16. Fuera la que fuese la finalidad,
circuncisión se los puede
denominar nyamo (animal) la cuestión es que estas características escarificaciones constituían claros signos
o indo (objeto inanimado) de identidad, y así era reconocido por las personas mayores que todavía hoy
pero no ando (persona) dado
que todavía no han pasado
conservan estas marcas en el rostro17.
por los correspondientes
ritos de iniciación (V. Las escarificaciones faciales de los bubi fueron prohibidas por la adminis-
Neckebrouck, citado en Y.
Droz, “Circoncision fémenine tración colonial y dejaron ya de hacerse en los años treinta del pasado siglo.
et masculine en pays kikuyu: No obstante, en Annobón, pequeña isla que pertenece a Guinea Ecuatorial, la
rite d’institution, division so-
ciale et droits de l’homme“,
población actual –hombres y mujeres- todavía conserva la tradición de realizarse
Cahiers d’Études Africaines cortes en el cuerpo denominados cutâ. Se efectúan con un objeto afilado de ma-
XL/158, 2000, p. 223). nera poco profunda y se les frota zumo de limón, ndong (aframomum meleguet,
16 A. Aymemí, Op. Cit., usado también como condimento culinario) y carbón. Los cortes pueden tener
p. 25. una longitud de hasta 10 cm. y se hacen en brazos, manos, piernas, espalda y
17 Véase: Buenaventura
pecho (en esta parte del cuerpo se suelen marcar asimismo dos pequeñas cruces
Mobajale et al., Los últimos de unos 3 cm. de longitud). Estas cicatrices no persiguen finalidades de tipo es-
escarificados de la isla de tético sino más bien de protección, pero dado que se considera específico para
Bioko, Madrid: Centros cul-
turales españoles en Guinea
la población annobonesa han devenido también un signo de identidad.
Ecuatorial, 2002, p. 13.
En el caso de los umundri pertenecientes al grupo igbo, Nigeria, la escarifica-
18 M. D. W. Jeffreys, “The
Winged Solar Disk or Ibo ción facial que conocen con el nombre de itfi y que empezó a desaparecer en los
ItÓi Facial Scarification”, años treinta del siglo pasado por influencia del cristianismo no era considerada
Africa: Journal of the
International African Institute
marca tribal sino signo de estatus, rango o nobleza18. El ifti indicaba que su por-
21/2, 1951, p. 98. tador había pasado por la iniciación y había devenido miembro del superior es-

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CUERPO Y SOCIEDAD

trato social denominado ozo19. Solo los


Joven ndowé con el ta-
iniciados podían sobrevivir a la muerte. tuaje de una araña en el
Tradicionalmente, era tabú para las per- brazo. Según él mismo,
sonas marcadas de esta manera hacer se lo había hecho hacer
labores consideradas poco importan- por el temor que sentía
tes, como por ejemplo llevar pesos en hacia las arañas, tanto
que incluso las veía en
la cabeza. Se tenía a estas personas por sueños. En una estancia
privilegiadas y sacrosantas y no podían realizada en Gabón se
ser molestadas. le aseguró que podría
llegar a perder el
miedo a los arácnidos.
A menudo, el momento de elabo- Para ello se le tatuó el
ración de un tatuaje o escarificación diseño de una araña en
forma parte de rituales importantes el brazo y, después de
para la comunidad. Éste es el caso, por quemar una araña viva
ejemplo, de los g/wi del Kalahari cen- en una cazuela, se le
aplicó la ceniza resul-
tral. Dentro del ceremonial propio para tante a unos pequeños
la constitución del matrimonio llega un cortes efectuados en su
momento en que después de un lava- espalda (Bata, Guinea
do ritual a la pareja se les escarifica el Ecuatorial, 2006).
cuerpo. A parte del marido solo parti- Fotografía:
Josep Martí
cipan mujeres en este ritual. Según la
descripción de Silberbauer20, con una
cuchilla se empieza efectuando un cor-
te en la mano del hombre y de la mujer,
entre el índice y el pulgar. Después se
prosigue el mismo procedimiento en
otras partes del cuerpo: cabeza, bra-
zos, espalda, piernas, pero efectuando
las marcas de manera alternativa hom-
bre/mujer. Los cortes en la espalda son
especialmente dolorosos. Al brotar la
sangre, se la recoge y se frota con ella
la parte correspondiente del cuerpo de
la pareja. Con la mezcla de sangres se
dice que la pareja se mantendrá unida.
Más allá del mero simbolismo, los g/wi
entienden este momento como un acto
mágico que tendrá el efecto de ligar a
la pareja en una relación armoniosa. Al
mismo tiempo se friegan a las heridas
cenizas y raíces medicinales que dejan
Tatuaje traditional fang
en el cuerpo cicatrices negras. Las ceni- en la frente y en el
zas refuerzan el efecto benefactor para cuello (Alum. Mongo-
la pareja que se supone del hecho de mo, Guinea Ecuatorial,
mezclar las sangres y ayudan a asegu- 2008).
rar prosperidad y felicidad. Mientras se Fotografía:
Josep Martí
van efectuando las incisiones, las mu-
jeres ancianas van impartiendo en voz
baja instrucciones a la pareja. A ella se le recuerdan sus deberes como mujer
de cuidar del marido, que viva a gusto con él, que tenga presente sus labores 19 Ibid., p. 93.
de recolección de alimentos y -en relación a su marido- que no lo critique o se
queje de él ante otras personas, especialmente hombres. Al marido se le dice 20 G. B. Silberbauer, “Ma-
rriage and the Girl’s Puberty
que cuide de la mujer y que la trate de manera afectiva. A los dos se les previene Ceremony of the G/wi Bush-
de cometer adulterio21. men”, Africa: Journal of the
International African Institute
33/1, 1963, pp. 12-24.
Tatuajes y escarificaciones, además de vehicular mensajes sobre la propia
identidad y circunstancias de la persona, cuando se los relaciona con el ámbito 21 Ibid., p. 20.

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INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

credencial también pueden ser considerados elementos de poder. Con mucha


frecuencia se adscribe a este tipo de modificaciones corporales propiedades de
muy diferente naturaleza. En el Rif, la mujer se puede tatuar el pubis con emble-
mas que poseen un valor protector de la virginidad. Los tatuajes también pue-
den servir para prevenir accidentes: en Túnez, el escorpión tatuado en la mano
protege contra las picaduras del animal, y lo mismo sucede con la serpiente. En
algunos grupos étnicos de Madagascar, el tatuaje de un cocodrilo permite atra-
vesar los ríos sin peligro22.

Tatuajes y escarificaciones en muchas tradiciones africanas pueden -o po-


dían- proporcionar vigor, coraje, riqueza y fertilidad. En algunas tribus malgaches
la imagen del toro como tatuaje aseguraba un abundante ganado. En Túnez, una
palmera estilizada como tatuaje aseguraba la fertilidad de la mujer23. También se
adscriben a tatuajes y escarificaciones propiedades terapéuticas. En Túnez, se su-
pone a muchos tatuajes la propiedad de prevenir los dolores reumáticos y neu-
ralgias. Los bereberes poseen tatuajes tradicionales contra el reumatismo. En la
tradición marroquí, los tatuajes terapéuticos los hacían primordialmente hombres
ascetas, con aureola de santidad o poseedores de baraka, así como personas como
los susis a los que se adscribía poderes sobrenaturales24. En la cultura tradicional
marroquí existía la costumbre de tatuar a los niños pequeños por razones terapéu-
ticas, tatuajes que se hacían predominantemente en los muslos. En Egipto y África
del Sur se practican tatuajes contra enfermedades oculares y dolores de cabeza25.
Más allá del aspecto puramente credencial, se ha afirmado que las escarificaciones
a las que se someten las mujeres nouba en el Sudán, además de su innegable fun-
ción estética, constituyen una forma tradicional de proteger contra enfermedades
porque al practicar pequeñas incisiones se refuerza el sistema inmunológico y se
reduce de esta manera el riesgo de infección en embarazos y partos26.

Y dado que los tatuajes constituyen marcas indelebles o de difícil eliminación


en la piel de las personas, también se los ha utilizado como control social. En
la antigüedad han sido un signo de identificación o de propiedad de esclavos.
Este uso está constatado, por ejemplo, para Mozambique donde se hacía en el
omoplato o espalda de los esclavos27. En el año 2009, se intentó promulgar una
ley en Swazilandia para marcar con un tatuaje en las nalgas a todo portador del
22 Cfr. J. Cola, Op. Cit.,
p. 87.
virus de la SIDA28.

23 Cfr. J. Cola, Op. Cit., En muchas culturas, las modificaciones corporales constituyen verdaderos
p. 94.
imperativos culturales. En Benin, por ejemplo, hasta los años treinta del siglo
24 Cfr. Ibid., p. 101. XX, un cuerpo que no estuviese debidamente tatuado no podía entrar dentro
25 Cfr. Henk Schiffmacher
del círculo de la realeza. La ausencia de tatuaje se consideraba un handicap civil
y Burkhard Riemschneider, importante, tan repugnante como la ausencia de la circuncisión y la clitoridecto-
1000 Tattoos, Köln: Taschen, mía. Una persona sin su iwu –nombre que recibía el tatuaje característico- no se
2002, p. 47.
consideraba ciudadano bini. Aquellos que no lo mostraban eran considerados
26 Ibid. salvajes29. El iwu formaba parte de toda una configuración cultural que incluía
27 B. Schneider, Op. Cit.,
roles de género, estatus y jerarquía, así como conceptos de medicina, sangre
p. 26. y polución30. El tatuador era una figura semiprofesional y hereditaria31. Hoy día
esta tradición se ha perdido pero resulta de interés constatar el hecho de que los
28 Cfr.: http://www2.
criticadigital.com/index.
antiguos diseños de los tatuajes iwu se usan actualmente en la ornamentación de
php?secc=nota&nid=23953 la indumentaria con significaciones claramente identitarias32.
[fecha de consulta: junio
de 2009].
Básicamente, las mismas funciones que hemos podido observar para los ta-
29 J. Nevadomsky y E. tuajes y escarificaciones pueden también ser desempeñadas por otros tipos de
Aisien, Op. Cit., p. 68.
modificaciones corporales como los piercings o las deformaciones, asimismo de
30 Ibid., p. 73. larga tradición en el continente africano.
31 Ibid., p. 69.
Los piercings se insieren predominantemente en las orejas, nariz y junto a la
32 Ibid., p. 72. boca. Se supone que una de las razones por las que se insieren colgantes u otro

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CUERPO Y SOCIEDAD

tipo de objetos al lado de las oberturas naturales del cuerpo como nariz, boca u
orejas se debe a la voluntad de protegerlos de fuerzas negativas de tipo sobre-
natural. Los pori, por ejemplo, grupo que habita en el centro y este del Camerún,
llevan colgada en la nariz una especie de argolla y consideran impudoroso el
hecho de sacársela delante de otra persona33. Los viejos fang todavía recuerdan
hoy la costumbre de sus antepasados de llevar una argolla en la nariz. También
antes las mujeres de este mismo grupo mostraban un palo de bambú que les
atravesaba el cartílago nasal, especialmente las mujeres duchas en la práctica
del curanderismo34. Los piercings labiales son comunes entre mujeres de algunos
grupos africanos como los massa, musgum o fali del Camerún, como signo de
feminidad y madurez sexual. Las mujeres ougla llevan pesados pendientes que
provocan una gran deformación del lóbulo; cuanto más se estira el lóbulo sin que
se llegue a romper, más distinción se otorga a las mujeres35.

A menudo los piercings se van insertando según procesos muy determina-


dos. Entre los makonde, sociedad matrilineal de Mozambique, por ejemplo, las
mujeres llevan tradicionalmente una pieza en forma circular en el labio superior
denominada ndona que constituye una de las marcas distintivas del grupo y es
signo de belleza. En ocasiones, la mujer al casarse exigía que su marido también
se pusiese uno de estos discos. Hacia los seis años de edad uno de los padres
inserta una ramita a la niña en el labio superior haciendo la perforación con una
aguja. Progresivamente, esta ramita se va sustituyendo por otras de mayor tama-
ño hasta que llega a la pubertad. En este punto se reemplaza la ramita por un
piercing hecho con madera de caoba con una pieza de metal que lo atraviesa, y
que sirve de señal para poner de manifiesto que la chica se encuentra ya en edad
de casarse. A medida que va creciendo se va sustituyendo el piercing por uno
de mayor tamaño36. El ritual de iniciación de las niñas duraba meses y además
de insertarles el piercing ndona, se las tatuaba, se les limaba los dientes y se las
desfloraba artificialmente.

En ocasiones la inserción de un objeto en el cuerpo causa marcadas defor-


maciones como es el caso, por ejemplo, de los discos de arcilla o madera que
se insieren en los labios. Se trata de una práctica conocida especialmente entre
las mujeres mursi o suri, en Etiopia, de las sara en la zona de Ubangui-Chari en la
República Centroafricana, lobi en Ghana o kirdi del Camerún. Existe la tradición
de que las jóvenes solteras comiencen a agrandar su labio en el momento en
que se prometen. El plato de barro cocido se va sustituyendo por uno de mayor
tamaño hasta que se produce la boda.
33 Enrique Casas Gaspar, El
Por razones estéticas, rituales o para simbolizar rango social, en las cultu- origen del pudor, Barcelona:
Alta Fulla Editorial, 1989
ras africanas también se deforman otras partes del cuerpo. La deformación más [1ªedición: Madrid: Paez,
extendida es sin duda alguna la que se consigue mediante el uso de pesados 1930] p. 107.
pendientes de los lóbulos de las orejas. La costumbre de limarse los dientes para 34 A. Bennett, Op. Cit.,
hacerlos más puntiagudos había constituido una práctica bien conocida entre p. 72.
población bantú y semibantú. Así, por ejemplo, los hombres fang se limaban
35 E. Casas Op. Cit., p. 107.
en forma de punta los incisivos inferiores y superiores por razones de belleza37.
Según Manuel Iradier, los fang de Guinea Ecuatorial se afilaban los dientes va- 36 B. Schneider, Op. Cit.,
p. 30.
liéndose de dos cuchillos38. Los baka del Camerún continúan hoy día limándose
los dientes superiores. 37 A. Bennett, Op. Cit.,
p. 96. Véase también R.
F. Burton, “A Day among
Digno de interés es asimismo la práctica de deformar el cráneo mediante su the Fans“, Transactions of
alargamiento tal como hasta los años cincuenta del siglo XX era conocida entre the Ethnological Society of
los mangbetu (makere) del África central, en la zona septentrional del Congo. London 3, 1865, p. 38 .

A los recién nacidos se les enrollaba alrededor de la cabeza una cuerda de rafia 38 Manuel Iradier, Un
o crin de jirafa que se iba tensando de manera progresiva durante los meses en español en el golfo de
Guinea, edición de Ramón
que se iban consolidando los huesos del cráneo. Las cabezas alargadas se per- Jiménez Fraile, Barcelona:
cibían como bellas, como signo de inteligencia y además como rasgo identifica- Mondadori, 2000, p. 229.

227
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

tivo del grupo. Esta deformación se complementaba con un peinado adecuado


para realzar el alargamiento.

En la tradición de diversas culturas africanas como los khoisan, baganda,


bagishu, venda y makua, entre otros, existe asimismo la tradición de que las
mujeres se alarguen de manera considerable los labios menores de la vagina.
Para conseguir este estiramiento las mujeres, cuando son jóvenes, se hacen frie-
gas con determinadas plantas y aceites, y también se aplican en esta parte del
cuerpo pequeñas piedras en forma de plomada. En la tradición de estos grupos
africanos, una mujer difícilmente podría casarse sin mostrar esta hipertrofia con-
siderada importante tanto para el coito como para la imagen femenina39. Entre
algunos de los grupos que lo practican también se alarga el clítoris. Los europeos
creyeron en un principio que se trataba de una hipertrofia natural propia de los
hotentotes o khoisan, de aquí que se hablase inicialmente de esta característica
corporal como del delantal hotentote.

Las amputaciones constituyen asimismo un capítulo importante dentro de las


prácticas de modificación corporal. En líneas anteriores hablábamos del limado
de dientes, pero en ocasiones se practica incluso su extracción. Esta tradición
existe o existía especialmente en pueblos del centro del África meridional, así
como entre población negra que habita a lo largo del curso del Nilo. Se extraen
dientes tanto de la mandíbula superior como de la inferior. La operación se reali-
za a golpes que fragmentan las piezas dentales o bien mediante la ayuda de un
punzón. Esta práctica muy a menudo forma parte de ritos de iniciación, tanto de
hombres como de mujeres. Se otorgaba importancia al coraje que es necesario
tener para superar este tipo de operaciones y se adscribía asimismo valor esté-
tico a su resultado. Alguna sociedad africana también ha recurrido a la semicas-
tración. Concretamente, sabemos de los janjero de Etiopía, un subgrupo de los
sidamo, y los khoisan de Sudáfrica quienes en ocasiones amputaban un testículo
para evitar el nacimiento de gemelos, hecho considerado como un infortunio.

Un capítulo de indudable relevancia por lo que se refiere a las modificaciones


corporales es el de las denominadas mutilaciones genitales. Se trata de unas
prácticas conocidas por muchas sociedades, que suelen tener un papel impor-
tante en el ámbito ritual y que, además, por lo que respecta a las mutilaciones
genitales femeninas, han generado en las últimas décadas un gran debate sobre
la conveniencia de su erradicación.

En uno de los mitos que el antropólogo francés Marcel Griaule recogió del
pueblo dogon, en Mali, se cuenta que en los orígenes de la creación, un espí-
39 Adolf Tüllmann, Vida
amorosa de los pueblos ritu dibujó en tierra dos siluetas sobrepuestas, dos almas, una de las cuales era
naturales. El amor en los masculina y la otra femenina. El hombre se estiró sobre estas sombras y se las
pueblos primitivos,
Barcelona: Corona, 1963,
apropió, y lo mismo hizo la mujer. En el caso del hombre, el alma femenina se
p. 210. le instaló en el prepucio, en el caso de la mujer, el alma masculina se situó en
el clítoris. Pero la vida de las personas no se podía acomodar a estos seres do-
40 Marcel Griaule, Dios de
agua, Barcelona: Alta Fulla, bles, era necesario, pues, decidir e inclinar a cada cual hacia el sexo para el que
1987, p. 26. aparentemente estaba mejor dotado. Entonces, el nommo o espíritu circuncidó
41 Michela Fusaschi, I
al hombre, eliminando así toda la feminidad del prepucio, y con la escisión del
Segni Sul Corpo: Per clítoris se eliminó la parte masculina de la mujer40.
Un’antropologia Delle
Modificazioni Dei Genitali
Femminili, Torino: Bollati Bo- Esta idea básica de que desde el nacimiento las personas tienen una doble
ringhieri, 2003, p. 116. naturaleza, masculina y femenina, la encontramos en diferentes culturas africa-
42 Janice Boddy, “Spirits
nas. En el hombre, la parte femenina se manifiesta en el prepucio mientras que
and Selves in Northern en la mujer, la masculina en el clítoris. Al extraer, pues, la parte que no le corres-
Sudan: The Cultural Thera- ponda, un hombre se hace hombre, y una mujer se hace mujer. Por tanto, los
peutics of Possession and
Trance”, American Ethnolo-
cuerpos del hombre y de la mujer necesitan una “corrección cultural”41 y con las
gist 15/1, 1988, p. 5. modificaciones genitales se inicia ritualmente el proceso de “generización”42.

228
CUERPO Y SOCIEDAD

De esta manera, tal como nos dice Janice Boddy, el sexo anatómico se ha de
conformar según el género, al contrario de la tendencia occidental de entender
los valores de género a partir del sexo anatómico43.

Sabemos que las mutilaciones genitales de ambos sexos se practicaban ya


en Egipto mucho antes del nacimiento de JC. Las femeninas pueden consistir
desde una pequeña incisión efectuada en la corona del clítoris, la eliminación
del prepucio del clítoris (sunna), del clítoris (clitoridectomía) hasta operaciones
mucho más graves que implican no solo la extirpación de estas partes del órgano
genital sino también de los labios de la vagina. La escisión consiste en la ablación
del clítoris y también de los labios menores de la vagina de manera parcial o
total. La infibulación o circuncisión faraónica constituye el caso más extremo de
cirugía genital femenina. Esta práctica implica la extirpación del clítoris, de los
labios menores y parte de los mayores de la vagina, y a menudo se efectúa un
cosido para reducir la obertura vaginal. Aunque declarada ilegal en muchos paí-
ses donde existe esta tradición44, se continúa practicando principalmente en las
zonas septentrional, subsahariana y nororiental de África. Constituyen prácticas
muy difíciles de erradicar a causa de su íntima asociación con los valores de las
sociedades donde se realizan. Por lo que se refiere al mundo islámico, a pesar de
43 Citada en C. M. Ober-
que a menudo se relaciona la ablación con esta religión, se trata en realidad de meyer, “Female Genital
una tradición anterior al surgimiento del islam; en muchos países de esta religión, Surgeries: The Known, the
Unknown and the Unknowa-
la circuncisión femenina no se conoce. La práctica de la circuncisión femenina ble”, Medical Anthropology
es en países islámicos muy variable, mientras que la masculina es una constante Quarterly 13, 1999, p. 96.
ja que así lo determina la Sharia, fundamento de la ley islámica; a la femenina,
44 Por ejemplo Egipto,
la Sharia la considera solo deseable45. La práctica de la circuncisión faraónica Etiopía, Eritrea, Senegal,
es desaprobada por el islam ortodoxo, cosa que por otra parte no evita que se Tanzania son países en
practique en el norte del Sudan46. los que actualmente las
mutilaciones genitales están
prohibidas por ley.
Según las diversas tradiciones, este tipo de modificación corporal se efectúa
45 Cfr. Mª Cristina Alvarez
desde los cuatro años de edad de las niñas (en ocasiones también antes) hasta la Degregori, Sobre la mutila-
entrada de la adolescencia. Entre las consecuencias negativas más inmediatas de ción genital femenina y otros
estas prácticas encontramos con una cierta frecuencia esterilidad, hemorragias, demonios, Bellaterra: UAB,
2001, p. 26.
infecciones, además obviamente del hecho que comporta la eliminación de zo-
nas particularmente erógenas del cuerpo para el placer sexual. 46 Janice Boddy, “Womb as
Oasis: The Symbolic Context
of Pharaonic Circumcision
Para referirse a estas prácticas se utiliza a menudo de manera coloquial el in Rural Northern Sudan”,
término “ablación” algo que es demasiado genérico y por tanto no resulta ade- American Ethnologist 9,
1982, p. 696.
cuado. También se habla de “circuncisión femenina” si bien esta denominación,
para ser exactos, solo sería aplicable a la circuncisión sunna (tradición en árabe) 47 Sin embargo, la denomi-
implicando solamente la escisión del prepucio clitoriano -es decir la capa epidér- nada “sunna modificada”
implica la escisión de todo el
mica externa- quedando entonces el clítoris intacto47. La sunna no afecta pues ni clítoris y parte de los labios
la estructura ni las funciones de este órgano. La denominación “mutilación geni- menores.
tal femenina” aunque en principio resulta apropiada tiene el inconveniente de las 48 Cfr. M. Fusaschi, p. 32.
connotaciones negativas implícitas en “mutilación” y hay quien para evitar todo
atisbo de infravaloración etnocéntrica prefiere el de “modificación”48. Hablar de 49 Ibid., p. 120.

“modificaciones genitales” es seguramente más neutro aunque debemos tener 50 Ibid., p. 117. La
en cuenta que también incorpora algún tipo de prácticas como el estiramiento virginidad tiene un papel
especialmente importante
de los labios vaginales que de hecho no comporta ningún tipo de mutilación. para los casos de hiper-
Por último, también se habla de “cortes genitales” o bien de “cirugías genitales gamia femenina, es decir,
femeninas” aunque este último término encuentra el rechazo por parte de mu- cuando una mujer esposa
a un hombre de un estrato
chos profesionales de la salud ya que “cirugía” evoca unas condiciones médico- social económicamente
sanitarias que nada tienen que ver con la realidad de este tipo de prácticas. superior. Cfr. Tamar Diana
Wilson, “Pharaonic Circum-
cision Under Patriarchy and
Son diversas las razones según la tradición que se esgrimen para las modifi- Breast Augmentation Under
caciones genitales femeninas. Se habla, por ejemplo, del control de la sexualidad Phallocentric Capitalism:
Similarities and Differences”,
(especialmente en el caso de la infibulación49 para asegurar la castidad antes Violence Against Women 8,
del casamiento50, evitar el peligro de la ninfomanía), la higiene, la estética o en 2002, p. 504.

229
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

ocasiones también para aumentar el placer del hombre en el coito (caso de la


reinfibulación51). A estos argumentos se les puede añadir creencias como que
con estas medidas se aumenta la fertilidad52, que si el niño al nacer toca con la
cabeza el clítoris puede morir o sufrir algún trastorno mental, o que el clítoris
puede acabar creciendo como si fuera un pene si no se corta. Otras razones muy
poderosas para estas modificaciones genitales son aquellas que relacionan estas
prácticas con condicionantes sociales. Pueden ser condición necesaria para que
las mujeres sean vistas como tales y por tanto para posibilitar su casamiento, o
para ser depositarias de determinados derechos (herencia, entrada en las mez-
quitas, el derecho a tomar la palabra en público).

La circuncisión masculina se practica en gran parte del continente africano


51 Cfr. T.D. Wilson, Op. Cit.,
p. 502.
(véase figura 1) y de hecho se han localizado momias del 4000 a.JC que señalan
que esta costumbre ya era conocida entonces en Egipto. Según cada tradición se
52 Cfr. M. Fusaschi, p. 111. realiza desde los primeros meses de vida del niño hasta los veinte años de edad.
53 J. Boddy, Op. Cit., En las sociedades donde es habitual resulta prácticamente impensable que un
p. 683. hombre contraiga matrimonio sin antes haber sido circuncidado. La circuncisión
54 Según John C. Caldwell,.
forma parte de ritos de pasaje en los que lo que se acentúa es la estricta separa-
I. O. Orubuloye y Pat ción de sexos así como la virilidad. En ocasiones la circuncisión implica una fiesta
Caldwell, “Male and Female con gran pompa solo superada por la boda, como es el caso de algunos pueblos
Circumcision in Africa, From
a Regional to a Specific al norte del Sudan53. Con una cierta frecuencia, el rito de la circuncisión se realiza
Nigerian Examination”, de manera colectiva a todos los muchachos de la comunidad cuando alcanzan
Social Science and Medicine la edad requerida, constituyendo uno de los acontecimientos rituales más im-
44/8, 1997, p. 1182.
portantes del grupo. Éste es el caso por ejemplo de los dowayo (Camerún), gisu
55 Cfr. M. Fusaschi 106, (Uganda) o de los nandi y kikuyu (Kenia). Esto se hace a cada cierto número de
p. 106.
años de manera que los chicos circuncidados pasan a ser miembros del grupo
que se caracteriza por su fecha de circuncisión.

El ritual de la circuncisión masculina, dada su importancia social y que no ha


Figura 1. Mutilaciones
genitales masculina y sido mal visto por Occidente -como en cambio sí ha sucedido con el caso de las
femenina en el conti- modificaciones genitales femeninas- se continúa practicando sin problemas en
nente africano.54 gran parte de las sociedades africanas. Actualmente se aducen también razones
higiénicas para justificar esta práctica
e incluso de prevención contra el Sida,
afirmación que hoy día es sin embargo
todavía muy controvertida.

En los rituales asociados a las mu-


tilaciones genitales tanto masculinas
como femeninas, el dolor que se expe-
rimenta en la operación puede tener un
papel importante. De hecho la compo-
nente del dolor, la hallamos en muchos
rituales de iniciación de todo el mundo.
El dolor es considerado como una nece-
sidad y no solo como una consecuencia
inevitable para la transformación del ini-
ciado. El dolor asume una significación
social55, y el soportarlo es cosa que ata-
ñe al mismo honor de la familia. En la
tradición, el ritual se concibe como algo
imprescindible. No obstante, en la ac-
tualidad, a causa de los cambios propios
de la urbanización y modernización de
las sociedades africanas se producen
claros procesos de desritualización. De
manera progresiva, este tipo de opera-

230
CUERPO Y SOCIEDAD

ciones tanto las realizadas a hombres como a mujeres, se realiza en clínicas u


otras instituciones sanitarias limitándose cada vez más a la operación quirúrgica
propiamente dicha y perdiendo la antigua componente ritual asociada.

Para las poblaciones que realizan este tipo de prácticas resulta inconcebible
no llevarlas a término. La mujer que no se somete a ellas es fácilmente condena-
da a la humillación, marginación o aún más, a la exclusión. Difícilmente se puede
llegar a casar, de la misma manera que no lo podrá hacer un hombre no circun-
cidado en los ámbitos donde esto es la costumbre. En Senegal, por ejemplo, se 56 Cfr. Liselott Dellenborg,
denomina solima a la mujer no circuncidada, y este mismo término significa “una “A reflection on the cultural
que no sabe nada”, ruda, ignorante, inmadura, incivilizada y sucia56. También meanings of female circum-
cision”, en: Signe Arnfred,
en Guinea se consideran “sucias” las mujeres que no han sido sometidas a la Re-thinking Sexualities in
escisión57. Africa, Uppsala: Nordiska
Afrikainstitutet, 2004, p. 85.

Difícilmente podremos llegar a entender las mutilaciones genitales femeni- 57 Cfr. T. D. Wilson, Op.
nas si no las ponemos en relación con las masculinas. De hecho, siempre que Cit., p. 501.
aquellas se producen encontramos también la circuncisión masculina58 (lo que 58 Hay realmente pocas
sin embargo no presupone el caso inverso). Aunque es cierto que -tal como excepciones, como los casos
afirman algunos investigadores- las mutilaciones genitales masculinas y femeni- de los lobi del noroeste de
Ghana o los sara del Chad.
nas son asimétricas y no equivalentes tanto por el aspecto meramente técnico Véase respectivamente: J.
como por los efectos concretos de las operaciones59, el hecho es que desde el C. Caldwell, I. O. Orubuloye
y P. Caldwell, Op. Cit.,
punto de vista cultural-estructural su relación es innegable. En ocasiones estos p. 1183; Paul Mercier,
diferentes tipos de operaciones reciben incluso el mismo nombre, como es el “Circoncision”, en: Georges
caso de los kikuyu60. Por esta razón, la visión típicamente occidental de querer Balandier y Jacques Maquet
(eds.), Dictionnaire des
entender las mutilaciones genitales femeninas como el deseo de control de la civilisations africaines,
sexualidad femenina por parte de los varones constituye una perspectiva reduc- Paris: Fernand Hazan, 1968,
p. 101.
cionista y demasiado simplificadora. Para algunos ámbitos culturales puede que
sea realmente así, en todo caso con la posterior llegada de ideologías religiosas 59 Cfr. M. Fusaschi, Op.
que consideran la contención de la sexualidad femenina como deseable61. Pero Cit., p. 123.
en realidad, en el caso de este tipo de modificaciones corporales no es tanto el 60 Cfr. Y. Droz, Op. Cit.,
control de la sexualidad lo que entra en juego sino de la fertilidad62 y consiguien- p. 216.
temente la asignación de roles hombre/mujer.
61 Cfr. J. C. Caldwell, I. O.
Orubuloye y P. Caldwell, Op.
Por lo que se refiere a las mutilaciones genitales femeninas, hay además dos Cit., p. 1183.
aspectos que debemos tener en cuenta. El primero es que parece ser que la 62 Ibid., p. 1192.
amputación del clítoris no tiene que llevar forzosamente a la anorgasmia. La au-
sencia de clítoris se puede llegar a compensar mediante un mayor desarrollo de 63 Al respecto véase: Hanny
Lightfoot-Klein, “The Sexual
otras zonas erógenas63. Por otra parte, no hay ninguna duda de que en algunas and Marital Adjustment of
sociedades resulta clara la relación entre la intención de controlar la sexualidad Genitally Circumcised and
Infibulated Females in the
femenina y las mutilaciones genitales. Éste es muy especialmente el caso don- Sudan”, Journal of Sex
de se practica la circuncisión faraónica. Pero en otras sociedades, a pesar de Research 26/3, 1989, pp.
producirse también prácticas de mutilación genital, se da importancia al placer 375-392; C.M. Obermeyer,
Op. Cit., p. 95; A. Tüllmann,
femenino en el sexo y se desarrollan técnicas para facilitarlo64. Así, por ejemplo, Op. Cit., p. 279.
entre las mujeres efik, grupo étnico del sur de Nigeria, se las enseña a aprender
y sentir placer a pesar de la circuncisión65. Obviamente estamos hablando de 64 Cfr. Chi-Chi Undie y
Kabwe Benaya, “The state
otras cosmovisiones que se diferencian de la occidental no solo en relación a of knowledge on sexuality
cómo se asocia la identidad masculina/femenina con las características anatómi- in Sub-Saharan Africa: a
synthesis of literature”,
cas, sino también en relación a cómo se entiende la sexualidad y el mismo placer, Jenda: a journal of culture
algo que como nos enseñaba Foucault también es político, pues tiene que ver and African women studies
asimismo con las relaciones de poder. 8, 2006, p. 3.

65 Eno Blankson Ikpe,


Desde la perspectiva occidental, resulta claro que las prácticas relacionadas “Culture and Pleasurable
Sexuality in South Eastern
con las mutilaciones genitales femeninas han de ser erradicadas. Esta oposición, Nigeria”, Sexuality in Africa
no obstante, provoca que en ocasiones se acaben entendiendo estas modifica- 3/3, 2006, p. 4, URL: http://
ciones genitales como elementos de identidad étnica y por tanto resulten refor- www.arsrc.org/publications/
sia/sep06/ feature.htm
zadas en lugar de debilitadas. Así, por ejemplo, Jomo Kenyatta, político keniano [fecha de consulta: abril
que se formó en antropología en Londres con Malinowski, en su libro Facing de 2009].

231
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

Mount Kenya. The tribal Life of the Gikuyu, de 1938, entiende la oposición de
las autoridades coloniales contra las cirugías genitales femeninas como un aten-
tado contra la identidad cultural de los kikuyu, y defiende su práctica. Michelle
Johnson señala por ejemplo el valor de signo identitario que las mutilaciones
genitales femeninas han llegado a tener hoy día entre la población mandinga
en Guinea Bissau66. Y de hecho, los esfuerzos que se hacen para erradicar este
tipo de prácticas topan en ocasiones con resistencias activas que van más allá de
constituir meras inercias de la tradición. Así, por ejemplo, la sociedad femenina
secreta sande, también conocida con otras denominaciones como bondo y que
se extiende por diversos grupos étnicos de Sierra Leona, Liberia y la república
de Guinea defiende de manera muy activa la mutilación genital como ritual de
iniciación que, por cierto, constituye una de sus señas distintivas67.

Las significaciones de las modificacionas corporales pueden ser múltiples.


Éste es el caso de las mutilaciones genitales así como también de cualquier otra
posible práctica de modificación corporal. Así, por ejemplo, las razones estéticas
pueden ser las primeras que a menudo se aducen al hablar de tatuajes o esca-
rificaciones, pero estas marcas en el cuerpo, de manera adicional, fácilmente
pueden llegar a ser también signos identitarios del grupo en cuestión, o pueden
marcar la diferencia entre civilizado o no civilizado, como es el caso de los baule
estudiados por Susan Vogel68, o entenderse como pruebas de valor individual al
implicar la superación de momentos de dolor por parte de las personas que se
han sometido a ellas. Toda práctica de modificación corporal puede ser, pues,
polisémica.

Coda
A lo largo de este texto hemos podido ver algunas de las prácticas de mo-
dificación corporal que llaman más la atención del observador externo. Esto es
así por razones de las técnicas usadas, la vistosidad, la originalidad o incluso por
el choque de valores que implican. Sin embargo, en la vida cotidiana de las so-
66 Michelle Johnson, “Be-
coming a Muslim, Becoming ciedades africanas también podemos observar otras prácticas relacionadas con
a Person: Female ‘Circum- la voluntad de modificar el cuerpo mucho más sencillas y quizá por ello menos
cision’, Religious Identity,
and Personhood in Guinea-
conocidas. Así, por ejemplo, según datos que pude recoger a lo largo de los
Bissau”, en: B. S. Duncan. e años 2008 y 2009 entre los ndowé, en Guinea Ecuatorial, los niños recién nacidos
Y. Hernlund, (eds.), Female pueden ser también objeto de manipulaciones con la finalidad de que la imagen
“circumcision” in Africa:
culture, controversy, and de sus cuerpos se corresponda con el modelo ideal. Las madres o abuelas no
change, Boulder: Lynne dudan en aplicar masajes en la cabeza de los niños cuando han nacido con un
Rienner Publishers, 2000, cráneo que se considera demasiado alargado. Cuando se cree que los pechos
pp. 215-234.
de un niño poseen un volumen mayor al que debe corresponder a un hombre se
67 A principios de 2009 leía- le aplican masajes con la finalidad de aplanar esta parte del cuerpo, utilizando
mos por ejemplo en la pren-
sa que cuatro periodistas
también para ello sustancias como aceite de palma. Unos testículos demasiado
sierraleonesas que llevaban voluminosos pueden hacer empequeñecer aparentemente el pene. Para evitar
a cabo una campaña contra que los testículos crezcan de manera desmesurada, la madre, por la mañana,
las mutilaciones genitales
femeninas fueron obligadas después de bañar el niño y sin haberse ella limpiado la boca previamente, se in-
por mujeres pertenecientes troduce sal en la boca y succiona durante un cierto rato los testículos del bebé.
a la sociedad secreta bondo
a caminar desnudas como
escarnio por la ciudad de Al iniciar este artículo partíamos de la idea básica de que toda sociedad otor-
Kenema. Cfr. La Vanguardia, ga un gran poder simbólico al cuerpo. Si esto es así no nos debe extrañar que
11.2.2009, p. 7.
cualquier cambio que se produzca en el seno de la sociedad se refleje asimismo
68 Susan Vogel, “Baule en la manera de presentar el cuerpo y, por ende, en el ámbito de las modifica-
Scarification: The Mark of Ci- ciones corporales que tanto tienen que ver en esta presentación. Por lo tanto es
vilization”, en: Arnold Rubin
(ed.), Marks of Civilization, lógico que algunas de las técnicas tradicionales de modificación corporal que
Los Angeles: Museum of hemos podido ir viendo a lo largo de este artículo hayan ya desaparecido o poco
Cultural History, University
of California, 1988, pp.
falte para ello. Todas las sociedades del planeta experimentan hoy día fuertes
99-100. cambios canalizados especialmente por los poderosos procesos de globalización

232
CUERPO Y SOCIEDAD

que marcan claramente un antes y un después en relación con el mundo de las 69 Así, por ejemplo, el
creencias, los conocimientos, los valores, el sentido de comunidad, etc. reverendo Ibia Dy’Ikengue,
pastor de la Iglesia
Presbiteriana que realizó su
De hecho, la colonización europea de África acaecida en los dos siglos an- labor misionera en Guinea
teriores ya contribuyó en gran medida a erradicar muchas de las prácticas de las Ecuatorial durante el siglo
XIX, en un libro que se
modificaciones corporales. Tatuajes y escarificaciones fueron perdiendo progresi- publicó por primera vez en
vamente terreno. En parte por la prohibición explícita de las autoridades colonia- 1872, entendía como prácti-
ca aberrante los tatuajes, las
les o de los misioneros, debido precisamente a que reflejaban una cosmovisión escarificaciones y el ndjangui
que debía desaparecer para así permitir una mejor explotación de los cuerpos o costumbre de modificar la
o una mejor asimilación de las almas69. Los cuerpos de aquellos considerados dentadura dejando espacios
libres entre los dientes. Y
“salvajes” despertaban todo tipo de reacciones viscerales en los europeos. És- concretamente escribía: “Les
tos han apreciado los cuerpos fuertes y musculados de los braceros así como la aconsejamos a que abando-
nen estas prácticas. Mucha
sensualidad de los cuerpos femeninos: “una africana ceñida en su túnica es bella gente está malgastando sus
porque conserva lo que ha perdido ya la raza blanca, las formas esculturales de cuerpos con estas prácticas
su cuerpo”, reconocía el explorador vasco Manuel Iradier70. Pero cuando se trata absurdas.” Ibia Dy’Ikengue,
Costumbres bengas y de los
de modificaciones corporales, en cuanto prácticas en gran parte desconocidas pueblos vecinos, Edición
por la tradición europea, las reacciones son claramente negativas: provocan la a cargo de Práxedes Rabat
sensación de fealdad como cuando el padre Antonio Aymemí, refiriéndose a las Makambo, sin fecha ni datos
de edición, pp. 248-249.
escarificaciones faciales de los bubi en Bioko hablaba de ellos como “horrible-
mente feos, desfigurados y repugnantes”71. Todavía hace muy poco tiempo, un 70 M. Iradier, Op. Cit.,
p. 200.
misionero español me confesaba el asco que le producía ver comer a mujeres
del norte del Camerún con los labios deformados por los gruesos discos de ar- 71 A. Aymemí, Op. Cit.,
cilla. Se sentía horror ante la sangre que se derramaba en los procedimientos de p. 25.

escarificación y hasta hoy se han entendido las mutilaciones genitales femeninas 72 La circuncisión masculina
como acto de barbarie72. Las modificaciones corporales también despertaban ha despertado bien poca
animadversión, al fin y
la curiosidad morbosa. Carl Gösta Widstrand nos refería por ejemplo el caso al cabo es algo a lo que
de una expedición a Egipto en 1762 en que sus integrantes insistieron en “el Occidente está ya más
deseo explícito de ver” a una mujer circuncidada consiguiendo que una chica de acostumbrado.
dieciocho años les mostrara sus genitales para que el artista de la expedición los 73 Carl Gösta Widstrand,
dibujara73. Muy conocido es el caso de Sarah Baartman, la mujer sudafricana que “Female Infibulation”, Studia
a principios del siglo XIX fue exhibida en Inglaterra y Francia como exponente de Ethnographica Upsaliensia
20, 1964, pp. 95-124, citado
en: Bettina Shell-Dunkan
e Ylva Hernlund, “Female
‘Circumcision’ in Africa:
Dimensions of the Practice
and Debates”, en: B. Shell-
Dunkan e Y. Hernlund, Op.
Cit., p. 19.

La costumbre de ha-
cerse grabar el nombre
de pila en el cuerpo,
especialmente en los
brazos pero también
en otras partes de él,
constituye una práctica
que ha experimentado
una cierta difusión en
los últimos años. Si los
tatuajes anteriormente
podían tener mucho
que ver con la identi-
dad colectiva, ahora
pertenecen más bien al
ámbito de la identidad
personal (Bata, Guinea
Ecuatorial, 2006).
Fotografía:
Josep Martí

233
INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS AFRICANOS

exotismo corporal a causa de sus enor-


mes glúteos y su vagina modificada
según la tradición de los khoisan ante-
riormente mencionada. A su prematura
muerte, el cadáver fue embalsamado y
expuesto en el Musée de l’Homme de
París hasta el año 1974. A las prohibi-
ciones explícitas de las administracio-
nes coloniales que perseguían erradi-
car muchas de estas costumbres se le
sumó la adopción –forzada en muchos
casos- de indumentaria europea que
privaba ya de sentido la escarificación
o el tatuaje efectuados en las partes del
cuerpo que ahora quedaban ocultas a
la mirada del otro.

Ya sea por influencia externa o por


propia dinámica interna las costumbres
cambian. Y los tatuajes de los fang son
un buen exponente de ello. Una peque-
ña parte de la vieja generación aun con-
serva hoy día los diseños que les marca-
ron en la piel muchas décadas atrás. La
generación intermedia ya no los tiene
y a penas recuerda lo que significaban.
La más joven, en cambio, vuelve a la
costumbre de tatuarse el cuerpo. Pero
en este caso ya no se trata de los dise-
ños que sus abuelos se hacían tatuar en
el rostro y otras partes del cuerpo sino
muchas veces los mismos modelos que
se ofrecen a la clientela de los estudios
Tatuaje de una mujer de tatuaje de cualquier parte del mundo. Nada de extraño, pues, encontrarse
ndowé según la moda con cuerpos africanos luciendo diseños polinesios o de indios norteamericanos
estética actual difundi- que han sido divulgados por la corriente del body art actual. Antes se podían
da por la globalización.
El tatuaje fue efectuado
llevar tatuajes que indicaran pertenencia a una comunidad, el clan o la familia.
durante una corta Ahora muchos jóvenes fang se hacen grabar en el brazo u otra parte del cuerpo
estancia que esta mujer sencillamente su nombre de pila, algo perfectamente lógico dados los progresi-
realizó en España (Bata, vos procesos de individualización propios de la modernidad.
Guinea Ecuatorial,
2006).
Fotografía:
A lo largo de este artículo hemos podido constatar distintas maneras de
Josep Martí modificación corporal tal como se presentan en las sociedades africanas. A pesar
de las grandes diferencias formales que podemos observar entre un tatuaje y
un cráneo alargado, entre un piercing y una circuncisión, todas estas técnicas
tienen en común el hecho de constituir valiosos recursos para la codificación
74 AL respecto véase: Josep
martí, “La presentación de la presentación social del cuerpo. En líneas anteriores veíamos que además
social del cuerpo: Apuntes de servir a propósitos estéticos, podían expresar identidad, pertenencia, rango
teóricos y propuestas de
análisis, en: J. Martí y Y.
social… todo aquello, pues, que tiene que ver con los parámetros básicos de la
Aixelà, coord., Desvelando lógica social: la identidad, el orden social y la necesidad del intercambio74. Sin
el cuerpo: perspectivas ello no existiría vida social. Así, pues, el amplio capítulo de las modificaciones
desde las ciencias sociales y
humanas, Barcelona: CSIC, corporales contribuye a dar forma a la compleja codificación mediante la cual se
2009, pp. 99-114. rige la interacción humana.

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