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Crecimiento y desarrollo en base a la nutrición.

Se entiende por crecimiento y desarrollo el conjunto de cambios tanto fisiológicos como psíquicos y de
índole social que se producen en el ser humano desde su concepción hasta la edad adulta.

Estos procesos son el resultado de la interacción de factores genéticos y las condiciones ambientales en
las que vive el individuo. Sí estas condiciones (físicas, biológicas, nutricionales, psicosociales) son
favorables, el potencial genético se podrá manifestar de forma adecuada y se alcanzará un buen estado
de salud en el niño.

Crecimiento:

El crecimiento es una de las características fisiológicas más importantes de la infancia y


se define como el incremento en el tamaño del cuerpo en su totalidad. Este
incremento es el resultado de dos procesos celulares esenciales: del incremento del
número de células (hiperplasia) y del tamaño celular (hipertrofia).
El crecimiento es un proceso continuo que se prolonga hasta el final de la
adolescencia, pero el ritmo o velocidad varía a lo largo de la edad infantil, y se pueden
diferenciar tres períodos: período de crecimiento acelerado, durante los primeros
años de vida; período de crecimiento estable, en la edad preescolar y escolar y la fase
de aceleración del crecimiento propia de la pubertad.

Desarrollo:
El desarrollo se refiere a la capacidad de diferenciación celular de los diferentes
órganos y tejidos y a la adquisición de funciones específicas por los mismos.
El nivel de desarrollo alcanzado en un momento dado se denomina habitualmente
maduración.
El desarrollo del niño es particularmente importante por la trascendencia y las
implicaciones que tendrá durante toda su vida, particularmente en las áreas social,
cognitiva y emocional.
En la etapa escolar todos los sistemas orgánicos, en general, se hacen más eficaces y
parecidos a los del adulto. Los trastornos digestivos se reducen y se regulan mejor los
niveles de glucosa en sangre. La capacidad de la vejiga aumenta y es mayor en las
niñas que en los niños. El corazón crece más despacio durante estos años y reduce su
tamaño, en relación con el resto del cuerpo, más que en ningún otro período de la
vida y disminuyen la frecuencia cardiaca y respiratoria. La forma del ojo varía y se
alcanza de forma gradual la visión normal. Los huesos continúan su osificación y
soportan una mayor presión muscular que los huesos maduros.

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