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INTRODUCCIÓN

Esta escuela señaló que: "El destino de Japón es liberar a los asiáticos de la raza blanca"
y aspira a: Conformar un "bloque económico" de países asiáticos bajo su dirección y
liderar la "cuenca del Pacífico" y Dominar el mundo a través de la Tecnología (industria)
y el "Poder económico".
Actualmente, Japón es una monarquía parlamentaria asentada en un archipiélago con
377,915 km2 de área y una población de 127 millones de habitantes, lo que le confiere
una densidad demográfica de 336 hab./km2, unas de las mayores del planeta. Su IDH é
de 0.903 (muy elevado).
La economía japonesa es la tercera más grande a nivel global, con un PIB de US$ 4,4
trillones, según el FMI (2017). En sus relaciones exteriores, Japón participa de
organizaciones como: ONU, FMI, Banco Mundial, OMC, APEC, G-8, OCDE, ASEAN, entre
otros.
Con relación a la geopolítica, cabe destacar su concepto, que desde 1905, cuándo fue
creado el término, presenta varias interpretaciones.
Antes y durante la IIGM Japón fue erradamente acusado de imperialista, cuando en
realidad se trataba de una potencia Imperial, algo completamente diferente .El Imperio
Japonés, cuyo proceder geopolítico estuvo inspirado por las ideas panasiatistas, intentó
crear un bloque autárquico de comunidades nacionales asiáticas soberanas. Era lógico
que, bajo las circunstancias de aquella época, siendo Japón una importante e
independiente potencia militar, fuera el Imperio Nipón el encargado de organizar y
dirigir la estrategia para lograr la emergencia y el establecimiento del polo continental
asiático. La intención de los estrategas japoneses era emancipar a la Asia Oriental del
colonialismo yanqui-británico, y por ello antes de y durante la IIGM existió una intensa y
solidaria cooperación entre los japoneses y los nacionalistas chinos, filipinos, indios,
tailandeses o indonesios; lo cual la mayoría de los historiadores distorsiona u omite.
RESEÑA HISTÓRICA DE JAPÓN

Por mucho tiempo cerrado al mundo exterior, Japón se abrió al comercio internacional,
bajo la presión de EE.UU., en 1854. Durante la Era Meiji (1868-1912), el país se
modernizó inspirándose en el modelo occidental.
Desde finales del Siglo XIX hasta mediados del Siglo XX, Japón desarrolló una política
agresiva de expansionismo en busca de territorios y de recursos naturales para
desarrollar y sostener su economía. En 1894-95, venció a China en la Guerra Sino-
japonesa, en disputa por territorios en la Península Coreana. En 1853, Japón fue forzado
a salir de su aislamiento feudal y a entroncarse en la red comercial mundial. Su apertura
no significó sumisión a los poderes externos, sino la inmersión en la pugna imperialista
En 1904-05, venció a Rusia en la guerra por el control de dominios en Corea y
Manchuria. En 1931, ocupó Manchuria, en búsqueda de hierro y carbón mineral.
En 1938, invadió parte del territorio este chino. En 1941, atacó a Pearl Harbor y ocupó
varias islas del Pacífico, haciendo que EE.UU. entrara en la II Guerra Mundial. Derrotado
y destruido por las dos bombas atómicas lanzadas en 1945 en Hiroshima y Nagasaki,
Japón fue ocupado por los norteamericanos hasta abril de 1952, que le impusieron el
sistema democrático en los moldes occidentales.
A partir de ahí, Japón ha promovido un desarrollo económico extraordinario a partir de
los años 1950, saltando al lugar de 2ª. economía mundial hasta fines de la primera
década de los años 2000, cuándo fue superado por China.
A partir de los años 1990, el país pasó a vivir sucesivas crisis económicas y políticas,
incluso una intensa polémica interna sobre el envío de tropas de apoyo a las Fuerzas de
la Coalición Occidental en las Guerras en el Medio Oriente, ya que su Constitución no
permite intervenciones externas.
JAPÓN EN LA ACTUALIDAD

A partir de los años 2000, sobre todo tras la importancia económica, diplomática y
tecnológica conquistada, el Japón ha reclamado para sí una silla como Miembro
Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. A pesar de contar solamente con
Fuerzas de Autodefensa, Japón posee el quinto mayor presupuesto militar global y
participa de esfuerzos de mantenimiento de la paz alrededor del mundo.
Dichas pretensiones han puesto a los vecinos japoneses en estado de alerta y de
contraposición debido a que Japón mantiene hasta los días de hoy cuestiones
territoriales no resueltas con China, Taiwán, Corea del Sur y Rusia.
Japón enfrenta a un conflicto interno porque todavía depende de EE.UU. para su
seguridad, particularmente cuando se habla de protección con armas nucleares. Al
mismo tiempo, los japoneses tienen que defender sus intereses esenciales
(especialmente su seguridad energética) frente a China y Rusia.
Japón sigue siendo un ejemplo para el mundo, inspirando a diversos países que buscan
lograr sus altos niveles de desarrollo económico y social. Muchas compañías japonesas
están entre las mayores del planeta, como son: Nintendo, Nissan, Toyota, Canon,
Honda, Sony, Suzuki, Panasonic, Toshiba y Mitsubishi.
Japón también cuenta con algunas de las mayores entidades bancarias del planeta. La
Bolsa de Valores de Tokio se erige como la tercera más grande del mundo, tras las de
Nueva York y NASDAQ.
Si bien que es cierto que Japón se volvió más moderado económicamente con la llegada
del Siglo XXI, el país sigue siendo un gigante que mantiene un claro liderazgo en los
aspectos económico, social y cultural.
LA INCIDENCIA GEOPOLÍTICA DE JAPÓN EN EL
MUNDO ACTUAL

En lo político y militar, Japón cuenta con la ventaja de ser el aliado preferente de EE.UU.
en Asia, consistiéndose en elemento central del diseño estratégico norteamericano
para el Extremo Oriente (hay cerca de 50,000 militares de EE.UU. basados en Japón).
Como reflejo de eso, los EE.UU. han animado al gobierno japonés a acabar con las
limitaciones constitucionales del post II Guerra Mundial para asumir objetivos más
ambiciosos con relación a la seguridad mundial.
Bajo la óptica de la seguridad colectiva, prevista en la Carta de la ONU, Japón, basado
en los peligros potenciales en su entorno estratégico y según las orientaciones de su
alianza con EE.UU., ha incrementado mecanismos para mejorar su poder militar. En ese
sentido, ha aumentado el envío de misiones a regiones como Sureste Asiático, Medio
Oriente, Latinoamérica y África. En estas tres últimas se concentran los esfuerzos más
importantes del gobierno japonés, muy probablemente porque son extensas fuentes de
recursos naturales.
La Marina Japonesa ha contribuido con la política de la ONU de protección del
transporte marítimo, sobretodo de petróleo, elemento vital para la economía nipona.
Para ello, Japón ha participado de acciones militares, con uso de armas, para impedir
actos de piratería, lo que contribuyó para la instalación de la Base Militar de Djibouti
(África Oriental) en el año de 2011.
Japón ha señalado en la revisión de su Doctrina de Defensa que debe contar con las
capacidades necesarias para responder a las nuevas amenazas del mundo globalizado
del Siglo XXI, a la vez que debe impulsar iniciativas propias para mejorar su entorno de
seguridad, manteniendo el dialogo estratégico con EE.UU. La rentabilidad económica de
esa alianza representa el crecimiento de su aparato industrial, la captura de mercados
externos y el control de tecnologías de punta por parte de empresas japonesas.
Con relación a los aspectos político y militar, la alianza estratégica EE.UU.-Japón es
considerada, simultáneamente, un punto de equilibrio, porque contiene el ascenso de
China y Rusia, y un punto de tensión, porque los chinos y rusos, además de los
norcoreanos, miran a los japoneses como un enlace de interferencia norteamericana en
Asia.
En lo económico, Japón, en términos de integración industrial asiática, sigue siendo el
patrón, el modelo, a pesar de la competencia de los Tigres Asiáticos. Además, el país
sigue buscando mantener por las vías de la paz, y no de la guerra como en el pasado,
sus fuentes de materias primas para mantener su inmenso aparato económico. En ese
sentido, ha buscado aumentar su presencia e influencia en el Medio Oriente,
Latinoamérica y África, principalmente.
En lo diplomático, Japón ha buscado ampliar sus relaciones internacionales. En su
entorno, a pesar de las diferencias y desconfianzas, los japoneses han buscado mejorar
los enlaces con China, Corea del Sur, Taiwán y Rusia. Aunque, el “nuevo ascenso
japonés” en el plan mundial y asiático ha agravado en ciertos puntos las animosidades
regionales. En cuanto a China, Tokio no parece dispuesta a dejar que ella solo dicte las
reglas del tablero geopolítico asiático.

JAPÓN Y LA RAZA BLANCA


Haushofer y Japón
Para el erudito profesor y militar (general veterano de la I Guerra Mundial) Karl
Haushofer (1869-1946) era más importante el determinismo geográfico, y por tanto la
geopolítica, que el racismo biológico de ciertos sectores en el seno del III Reich. No
obstante, coincidía en muchas cosas con el NS, especialmente en lo económico.
Compartía las ideas anti-usurarias y anti-especulatorias de Gottfried Feder, y promovía
un socialismo nacional de carácter autárquico que se implementara en los “grandes
espacios” (por ejemplo en el Kontinentalblock euroasiático) en el marco de un mundo
multipolar; lo cual derrotaría tanto al sistema de rapiña del atlantismo globalista (los
liberales, o capitalistas) como a la “disidencia controlada” encarnada en el marxismo
apátrida y cosmopolita, dos caras de la misma moneda, ambos igual de globalistas y de
materialistas.
Ya desde 1899 Haushofer había trabajado para lograr un acercamiento germano-nipón.
En 1913 escribió en su libro “Dai Nihon” que una alianza entre Alemania, Rusia y Japón
sería capaz de hacer frente al imperialimo anglosajón. En su libro “Mutsuhito
emperador de Japón” escribe Haushofer que también en el país del Sol Naciente existía
desde principios del siglo XX la intención de crear una alianza tripartita Alemania-Rusia-
Japón. Pero en cada uno de esos países, saboteadores y oligarcas que se oponían y que
hacían todo lo posible para impedirlo estaban enquistados en las altas esferas del
poder. Haushofer señalaba las similitudes históricas y culturales entre Alemania, Rusia y
Japón; y decía que éstas naciones debían defenderse mutuamente de las pretensiones
hegemónicas de la talasocracia, encarnada por el Imperio británico y EEUU.
Hubo también cooperación entre Haushofer y sectores de la URSS. Sus escritos fueron
traducidos al ruso y difundidos en la URSS ya durante los años ´20.
La alianza propuesta por Hausfofer entre Alemania, Rusia (luego URSS) y Japón no
descartaba incluir también hasta cierto grado a la India y a China. Su colega el
geopolítico Nidermayer decía que había que integrar también al mundo musulmán,
heredero del Imperio Otomano. En lo que ambos estaban de acuerdo, era en que la
inclusión de la URSS era “conditio sine qua non“. Pero en la URSS hubo agentes como
Bujarin que trataron de sabotear esa cooperación a principios de los años ´30, acusando
a Haushofer de “fascista”, agente de Hitler, etc… Haushofer por su parte sostenía que
era necesario un pragmatismo geopolítico que estuviera más allá de las ideologías, para
forjar así la alianza continental transcendente, el Kontinentalblock.
Haushofer también estaba muy interesado en China, y durante muchos años tuvo
acceso a informaciones procedentes de ese país. Con el inicio de las hostilidades entre
Japón y China en 1937, Haushofer no siguió solamente el punto de vista japonés. En
1931 Haushofer pensaba que Japón era el único capaz de garantizar el orden en
Manchuria. Pero criticó duramente el ataque japonés a Shanghai. Después reconoció a
Manchukuo como zona bajo influencia japonesa. Haushofer recalcaba que un conflicto
entre la URSS y Japón iría contra los intereses de Alemania, puesto que beneficiaría a
EEUU/Inglaterra, que tendrían vía libre en el Pacífico y el sudeste asiático para circundar
al Heartland. Pero también en los primeros años ´30, Haushofer criticó la política
internacional de la URSS, que se había puesto formalmente del mismo lado que las
democracias liberales, yendo así contra sus propios intereses.
En los ´30 (debido a la hostilidad creciente entre el III Reich y la URSS), Haushofer se
concentró en los paralelismos entre Japón y Alemania, así como Italia, señalando
enfáticamente el aislamiento internacional de éstas naciones (El “Eje del Mal” de la
época; como ahora son Irán, Siria, Corea del Norte…)
Haushofer dijo que Stalin, Chicherin y Witte estaban entre los políticos soviéticos que
habían comprendido las ventajas de la teoría multipolarista del Kontinentalblock. El
pacto Hitler-Stalin fue considerado por Haushofer como un paso muy positivo, y
durante esa época publicó: “Der Kontinentalblock: Mitteleuropa-Eurasien-Japan“. Allí
decía que muchos problemas, conflictos y guerras podrían haberse evitado entre 1901 y
1940 si se hubieran tomado decisiones más pragmáticas para fomentar la alianza
continental Berlin-Moscú-Tokyo.
En Mein Kampf Hitler se pone del lado japonés en la guerra ruso-japonesa. Ya en los
años ´20 veía a Alemania, Rusia y Japón “en peligro por el judaísmo internacional”.
Hitler y Haushofer se conocieron a través de Rudolf Hess. En los escritos racialistas del
NS, se hacía alusión a los japoneses y asiáticos orientales como “portadores de cultura”
(las otras dos categorías eran “creadores” y “destructores”); tras la alianza formal con
Japón los NS (incluídos Rosenberg y Hitler) hicieron hincapié en que el objetivo de las
tesis raciales imperantes en el III Reich eran una medida proteccionista de la esencia
étnica de propia población, y que esas tesis no buscaban en modo alguno ofender o
denigrar a otras razas o naciones. Ambos resaltaban las diferencias entre las razas, y no
(o ya no) su jerarquización en términos de superioridad o inferioridad (o en categorías
de “creadores”, “portadores” y “destructores”), como antes. Haushofer contribuyó a
que Hitler y los racistas en el seno del NS cambiaran algunas de sus concepciones en ese
sentido, para evitar ofender a los japoneses y otros potenciales aliados de otras razas.
La invasión de la URSS en 1941 por parte de Hitler fue un shock para Haushofer. Tras
ese evento, dejó de jugar cualquier rol en la política (exterior) alemana. Sus partidarios
dentro del régimen, como Hess, ya no estaban en Alemania o habían perdido toda
influencia.
Haushofer había visitado Japón en 1909, viajó por toda Asia y regresó a Alemania a
través de Rusia en 1910. Durante la IGM obtuvo el rango de general. Louis Pauwels
(autor de “El Retorno de los Brujos”) dijo de él que había sido discípulo de Gurdjieff,
miembro de la Thule Gesellschaft y uno de los fundadores de la Sociedad Vril.
Haushofer y su mujer supuestamente se suicidaron en 1946, pero existen indicios que
apuntan a que fueron asesinados por los servicios secretos británicos; eso afirma el
investigador inglés Martin Allen.
Chiseigaku (geopolítica)
El panasiatista japonés Takeo Kikuchi dijo en 1933 que las naciones asiáticas debían
estar unidas, que en las circunstancias actuales sólo Japón podía contribuir a fomentar
ésta unidad, y que era de gran importancia mantener buenas relaciones con China y con
el resto de las naciones asiáticas.
En el periódico japonés Asahi Shimbun, Haushofer explicó que, guiado por las potencias
del Eje, el mundo sería multipolar, quedando dividido en espacios continentales
autárquicos: “América para los americanos, Asia para los asiáticos, Europa para los
europeos”.
Risaburo Asano, geopolitógo japonés, periodista del Asahi, escribió un libro titulado
“Proposición de un Pacto de No Agresión Ruso-Japonés: Por un bloque continental
japo-soviético-alemán”
Saneshige Komaki (como antes Nobutaka Shioden), exponente de la Antropogeografía
en la Universidad de Tokyo, advertía en Japón sobre el peligro sionista (que controlaba
tanto al liberalismo anglosajón como al marxismo soviético) y mencionó que el sionismo
tenía planes de crear una colonia judía en el Pacífico, en Nueva Caledonia, donde la
explotación del niquel era manejada por los Rothschild.
Shogunato (o bakufu) Tokugawa (1603-1868)
A principios del siglo XVII, Japón fue unificado por el líder guerrero Ieyasu, del clan
Tokugawa, que se convirtió en el primer shogun (dictador militar) de la nueva dinastía
de gobernantes.
El shogun tenía el poder fáctico político y militar en el país (y vivía en Edo, actual
Tokyo), mientras que el Emperador ostentaba el poder simbólico espiritual y religioso (y
su residencia se encontraba en Kyoto).
Japón estaba unificado, pero el poder se encontraba descentralizado; pues la nación
tenía una estructura feudal. Cada daimyo (señor feudal) regía de forma autónoma en
sus dominios, teniendo que rendir cuentas tan solo ante el shogun.
A partir de la segunda mitad del siglo XVII se decretó una política de aislamiento
(sakoku) para blindarse de la influencia extranjera.
Sin embargo, el shogun Tokugawa Tsunayoshi (que reinó entre 1680 y 1709) padeció un
cierto retraso mental, y sostuvo durante su mandato un acercamiento hacia occidente
(probablemente bajo la influencia de sus “tutores”).
El shogun Ieyoshi (hijo de Ienari) recibió las naves del comodoro Perry, y poco después
cayó enfermo… Murió en 1853, y le sucedió su hijo Iesada. Incapacitado mentalmente
para gobernar (¡también éste!), Iesada tuvo que negociar la apertura de Japón con las
naves de EEUU, lo que conllevó al fin del sakoku (aislamiento) y a la firma del tratado de
Kanagawa, por el cual Japón se sometía en inferioridad de condiciones a la infiltración
mercantil, subversiva y explotadora de “occidente”.
Le sucedió Iemochi (nieto de Ienari, primo del anterior), que tuvo que soportar los
desórdenes y las agitaciones que siguieron a la llegada de Perry. Impulsó el movimiento
Kobu-Gattai, que intentaba conservar la estabilidad del shogunato creando un linaje
combinado entre el clan Tokugawa y la nobleza imperial. Pero murió prematuramente a
los 20 años sin dejar heredero, otra “casualidad” …
Su sucesor Yoshinobu (el último shogún) buscó asistencia militar francesa. Eso puso en
alerta a los daimyo de Satsuma, Choshu y Tosha, que se aliaron contra el shogunato
corrupto y occidentalizante para restituir el poder imperial, bajo el lema de Sonno
Joi (inspirado por Yoshida Shoin), “Reverenciar al Emperador, expulsar a los bárbaros”.
Eso desencadenó la Guerra Civil Boshin.
El shogunato, durante el sakoku, no tuvo intenciones de expandir sus territorios más
allá de sus fronteras. Durante su aislamiento dejaron en paz a Corea y a la China Qing.
La Restauración Meiji de 1868 abolió los feudos y la clase samurai iniciando un proceso
de modernización… y de expansión
TERRITORIO
Japón es un país insular que se extiende a lo largo de la costa Pacífica del nordeste de
Asia. La isla principal es Honshu, y las otras tres más grandes son Hokkaido, en el norte
del país, y Shikoku y Kyushu en el sur. Más de 4.000 pequeñas islas rodean a estas
cuatro principales. Las islas principales están conectadas mediante un moderno sistema
de transporte, del que forma parte el túnel Seikan, el mayor túnel ferroviario del
mundo, con una longitud de 54 kilómetros. Los trenes japoneses de alta velocidad
(conocidos como shinkansen, o trenes-bala) enlazan las principales regiones del
país.Aproximadamente un 73 por ciento del territorio japonés es montañoso, y todas
las ciudades importantes, excepto la antigua capital de Kyoto, se ubican en torno a una
estrecha franja de llanuras costeras. Apenas un 18 por ciento del territorio es habitable,
por lo que las ciudades japonesas son grandes urbes densamente pobladas. El área
metropolitana de Tokyo es el mayor núcleo urbano del planeta. En él viven 36 millones
de personas, pese al inquietante historial geológico de la región, donde son frecuentes
terremotos y tsunamis de gran poder destructivo. Solamente el gran terremoto de 1923
acabó con unas 143.000 vidas.Japón era una de las sociedades más aisladas y
tradicionalistas del mundo cuando el comodoro Matthew C. Perry entró en la Bahía de
Tokyo al mando de una flota norteamericana en 1853. Hoy, en cambio, es un país
democrático y de mentalidad abierta, además de uno de los tres mayores exportadores
de productos manufacturados y la segunda potencia económica mundial, sólo por
detrás de Estados Unidos.
Su agresiva política exterior en el Pacífico llevó a Japón a entrar en guerra con Estados
Unidos en 1941. La posterior derrota puso fin al sueño nipón de dominar Asia, y la
ocupación estadounidense impuso un sistema parlamentario constitucional, libertad
sindical y una profunda reforma agraria. A pesar de la carencia de materias primas, la
economía se revitalizó gracias a las ayudas estadounidenses, a los altos índices de
productividad laboral, al ahorro privado y a la inversión de capital.El fallecimiento del
emperador Hirohito en 1989 marcó el inicio de una nueva era en la que Japón afronta
los retos del envejecimiento de la población, de un reparto cada vez más desigual de la
riqueza, del cambio del papel de la mujer en la sociedad y de la creciente preocupación
por la seguridad y por el medio ambiente. Pese a todo ello, la economía japonesa ha
experimentado un continuo crecimiento desde la crisis financiera de la década de 1990.
Japón se ha convertido en una fuerza motriz global, afianzándose como la segunda
mayor economía del mundo.
Las relaciones con Corea del Norte son tensas a causa del programa de armas nucleares
desarrollado por este país y de los secuestros de ciudadanos japoneses en los años 70 y
80 del pasado siglo. Por su parte, las relaciones con Rusia se ven obstaculizadas por la
disputa sobre una serie de pequeñas islas al este de Hokaido, conocidas como los
Territorios del Norte: Habomai Shikotan, Kunashiri y Etorofu (Iturup, en ruso). Japón
sigue reivindicando la soberanía de estas islas ocupadas por Rusia al término de la
Segunda Guerra Mundial.
CONCLUSIONES

A modo de conclusión, a partir de todo lo expuesto, se puede inferir que Japón, como
potencia en los campos económico, social y tecnológico, camina a largos pasos para
aumentar su capacidad de influencia en los campos político, diplomático y militar, tanto
en el nivel regional como mundial, lo que le permitirá actuar directa y de manera
independiente en un ambiente difuso y complejo.
La experiencia multilateral japonesa ha se convertido en un activo de una política
exterior menos confrontadora en su entorno regional y con mayor visibilidad en la lucha
para alcanzar las metas globales pactadas.

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