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FACULTAD HUMANIDADES

CARRERA DE PSICOLOGÍA

“Fenómeno
Hitleriano”

DOCENTE:

LIC. BEATRIZ ESCALERA

ESTUDIANTE:

TORRES SILES PAOLA


MATERIA:

INTERVENCION SOCIAL

COMUNITARIA

FECHA:

14 DE MARZO 2017

COCHABAMBA-BOLIVIA
INTERVENCION PSICOSOCIAL

No existe una única causa o razón por las que se produjeran las condiciones políticas,
económicas y sociales que desencadenaron la II Guerra Mundial, sino una
combinación de todas ellas. Al finalizar la Primera Guerra (1914-1918), se firmaron
tratados de paz entre naciones, que para algunos países resultaron injustos, lo que
produjo rencores en la población y deseos de venganza.

En segundo lugar estaban los problemas étnicos que se fueron haciendo cada vez
más graves. De ahí fue surgiendo el sentimiento de superioridad de la raza germana
(identificada por Hitler como “raza aria”) sobre otros grupos raciales, principalmente los
judíos, que controlaban la economía capitalista, y quienes, según la visión de los
nazis, habían dividido a los pueblos germanos e interrumpido su desarrollo económico.

Un área importante del trabajo psicosocial es el que se desarrolla en medio del


contexto de guerra, históricamente surgió después de la primera Guerra Mundial,
cuando las terribles secuelas de la misma empezaron a interesar a las naciones. Una
vez terminada la guerra se empezaron a ver cambios de comportamiento en los
soldados a nivel individual, familiar y social, cambios que afectaban negativamente a
los conglomerados sociales y por lo tanto no podían dejarse a un lado. Después de la
segunda Guerra Mundial y de la guerra de Vietnam, fue aún más evidente que las
consecuencias de la guerra a nivel social eran devastadoras para las comunidades.

Atribuir todo aquello que pasó a la locura, a la paranoia de un hombre, a


su megalomanía, es quizá la forma más rápida y cómoda de aventar de nuestra
conciencia la responsabilidad colectiva por un horror que no nos atrevemos a
asumir lo que paso aquellas épocas.
Es cierto, que Hitler fue la encarnación del fenómeno nazi, pero no fue el único
nazi. Ni los nazis fueron los únicos alemanes que alentaron sus delirios. Ni los
alemanes los únicos europeos que se plegaron a su política, a sus métodos y a
sus excesos. Ni siquiera podemos descargar la culpa colectiva únicamente en
dirigentes débiles. Ni en las multitudes que glorificaban a sus soldados.
Hitler ofrece respuestas a todos los males. Respuestas simples, claras,
contundentes e inmediata la disciplina como valor básico, y la identificación de
un enemigo racial como generador de todos los problemas presentes y pasados.
Pero muchos sí se autoengañaron con Hitler. Y los logros sociales alcanzados por
el régimen, no ya en años sino en meses, convencen a los escépticos.
Y muchos no desearon ver ni en Alemania, ni en el resto de Europa. Hasta que
el nacionalismo, exacerbado hasta el límite, en un siempre más difícil
todavía, abocó a Alemania a la guerra.

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