La obediencia no es tan esencial para el funcionamiento de los grupos y organizaciones,
pero es más peligrosa para los individuos y para la propia sociedad, ya que convierte al hambre en esclavo y el único deber de los niños es la obediencia implícita. Es el elemento más básico en la estructura social humana, siendo una condición necesaria para toda la vida, es una conducta que lleva al bueno y a lo malo en la sociedad. Esta obediencia ha sido muy destructiva, ya que se han cometido muchos crímenes en nombre de la obediencia que los seres humanos creen tener ante una decisión amparada en las órdenes recibidas, todas los individuos somos torturadores potenciales ya sean en cosas pequeñas o casa grandes, cualquier explicación que recura a la presencia de fuertes presiones crueles es inadecuada y creer que solo los crueles pueden ejecutar actos violentos es una mentira por lo que una cómoda racionalización es buena para tranquilizar nuestra sensibilidad liberal. El propósito del experimento consistía en averiguar el umbral de la obediencia en una muestra de sujetos voluntarios, no todos los individuos estaban tan dispuestos a obedecer órdenes arbitrarias. Por otra parte, la obediencia irracional a la autoridad sigue sin ser la única explicación. El propio Milgram consideró la hipótesis de que los participantes accedieran a administrar dolor simplemente porque el experimento les dispensaba una oportunidad única para ser “sádicos y brutales”.
En conclusión, no todo el mundo responde de la misma forma ante la autoridad, algunos
piensan que todos los ciudadanos deben obediencia ciega a una autoridad legítima. Según estas personas, los subordinados no son responsables de su propia conducta cuando obedecen órdenes. Otros, en cambio, creen que las personas siempre son responsables de sus actos y al encontrarse ante una autoridad que les da órdenes que van contra sus propios valores, se resisten a obedecer.