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Acero y aluminio
Este jueves Trump dijo que la semana próxima anunciará tasas aduaneras de
hasta 25% para el acero y de 10% para el aluminio sin especificar a que países
serán alcanzados.
En las últimas semanas, sin embargo, Trump pareció mitigar su radical oposición
y dijo que Estados Unidos podría volver si se mejoraban las condiciones.
Los 11 países del TPP en tanto decidieron seguir adelante sin Washington y la
semana próxima firmarán en Santiago una nueva versión del tratado.
En 2017 Corea del sur fue el sexto mayor socio comercial de Estados Unidos;
detrás de Alemania y por delante de Gran Bretaña y Francia.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la República Popular China fue una más
de las periferias poscoloniales, que contendía de manera desigual en un mundo
bi-polarizado por la Guerra Fría.
Otra de las consecuencias de estas reformas fue la pronta aparición de una élite
económica-política y una significativa estratificación social. Según la profesora
He Qinglian, citada por Giovanni Arrighi, lo que se produjo en los años 90, con
las reformas de Deng, fue “un «saqueo» –esto es, la transferencia de
propiedades estatales a los poderosos y sus secuaces y de los ahorros
personales de ciudadanos corrientes a las empresas públicas desde los bancos
estatales” (2007: 23).
Por su parte el PIB per cápita pasó de 330 dólares en 1990, a 940 dólares en
2000, 4,340 dólares en 2010, y 8,250 dólares en 2016. Este crecimiento se
explica principalmente por el desarrollo acelerado de su base productiva, que
consistió en gran medida en especializarse como país productor de bienes de
mano de obra intensiva (súper-explotación); por una división cada vez más
especializada del trabajo, en el país; y por el modelo económico optado:
especializarse en la producción y exportación de manufacturas de distinta gama
y en las importaciones de recursos primarios.
La expansión comercial
En cinco años el volumen total de los intercambios de China con el Mundo tuvo
un crecimiento del 168,4%, pasando a 277,800 millones de dólares; en 2010,
este volumen alcanzó los 641,000 millones de dólares; y en 2015 llegó a 769,000
millones.
Ello explica que las principales mercancías importadas por China sean metales
y minerales, por un lado, y productos agrícolas por el otro.
Así, por ejemplo, los metales y minerales son el grupo principal de mercancías
importadas por China, con un promedio de 337,500 millones de dólares, entre
2010 y 2016.
En este caso, sus principales socios comerciales son Australia y Brasil, como
proveedores de acero y hierro; Hong Kong como proveedor de metales preciosos
(oro notablemente); y Chile como proveedor de Cobre. De hecho, además del
acero y derivados de hierro, el cobre es el segundo metal más importado por
China.
Siendo, en este caso, sus dos principales proveedores Perú (61% de sus
exportaciones de cobre van a China) y Chile (49% de sus exportaciones). La
segunda gran categoría de productos importados por China son los combustibles
fósiles, con un promedio de 293,000 millones de dólares entre 2010 y 2016.
En este caso, los principales proveedores son Arabia Saudita, Angola, Irán y
Rusia. Por otra parte, entre 2010 y 2016, China importó un promedio de 39,033
millones de dólares en Soya (de los cuáles 33,300 millones en granos), siendo
sus principales proveedores Brasil, Estados Unidos y Argentina.
Consecuentemente, desde inicios del siglo XXI, el comercio de China con todas
las regiones del mundo se expandió de manera exponencial. Por ejemplo, para
el caso de Norte América, las exportaciones pasaron de 3,700 millones de
dólares en 2000, a 17,000 millones en 2015. Las importaciones con la misma
región crecieron, de 6,500 millones en 2000, a 58,400 millones en 2015. Para el
caso de Europa, las exportaciones crecieron de 4,800 millones en 2000, a 21,600
millones en 2015.
Como señala el autor, si bien el 95% de los precios de los bienes de consumo
son determinados en el mercado, los costos de los factores de producción (mano
de obra, capital y tierra) son distorsionados internamente.
En, octubre de 2017, el portal AidData de la Universidad William & Mary, publicó
los datos de un rastreo del universo conocido de las finanzas oficiales chinas en
el extranjero entre 2000-2014, en el que se incluyen prestamos, donaciones,
ayuda técnica, becas para estudiantes extranjeros, inversiones de cooperación
para el desarrollo, entre varios otros ítems.
Según los datos de esta publicación, el volumen total de los flujos nombrados
pasó de 4,451 millones de dólares en 2000, a 10,002 millones en 2005, y a
137,461 millones en 2014. Esta evolución se observa en el gráfico siguiente:
A partir de la misma publicación es posible dar cuenta que los principales flujos
financieros entre 2000 y 2014 fueron préstamos y créditos de distinta índole. El
volumen total aproximado de este tipo de transacciones, en el periodo señalado
fue de aproximadamente 644,856 millones de dólares.
Además, una buena parte de los créditos otorgados por China, según estos
informes, son créditos de exportación. Es decir, China negocia créditos atados a
contratos favorables para la importación de bienes primarios, que luego le son
suministrados en los términos y condiciones establecidos en los créditos
otorgados.
Si bien esta iniciativa, que es uno de los objetivos más ambiciosos del presidente
Xi Jinping, es presentada como meramente económica, no cabe duda que devela
objetivos claramente geopolíticos.
Siguiendo con la exposición realizada por Peter Cai, para el Lowy Institute en
2013, el máximo líder chino expresó que todos los países vecinos de China
tienen un valor estratégico, por lo que es fundamental consolidar las relaciones
comerciales y de cooperación con los mismos, por ejemplo, en materia de
seguridad y defensa (Cai, 2017).
Por otra parte, según el portal Vox, el océano Índico y el mar del sur de China
condensan el 30% de los flujos de comercio marítimo del mundo, así como la
mayor concentración de población en el mundo, lo cual implica que es uno de
los mercados más importantes.
Las alusiones a su pasado imperial, y a los principios filosóficos a los que nos
referimos antes son un suplemento clave de una diplomacia pragmática/realista,
presentada siempre como idealista.
En este marco, China, al igual que otros países, vio la necesidad de asegurar su
acceso a alimentos y a agua potable, a partir de comprar tierras en el extranjero.
Siguiendo a la PNAS, esta dinámica global reciente ha resultado bastante
problemática, considerando que muchas de las adquisiciones de tierra se
hicieron sin consultas a las poblaciones locales, dando lugar a reparticiones
desiguales en favor de las potencias y organismos compradores.
En el mismo portal se señala que las principales regiones donde ha tenido lugar
esta extranjerización de tierras han sido África, Asia y Latinoamérica. “El área de
captura es a menudo una fracción no despreciable del área del país (hasta 19.6%
en Uruguay, 17.2% en Filipinas, o 6.9% en Sierra Leona)” (Rulli, Saviori y
D’Odorico, 2013).
La premura de China por acceder a tierras en el extranjero tiene que ver con el
crecimiento de su población urbana, así como con el agotamiento de sus tierras,
producto del excesivo uso de fertilizantes y otros insumos para intensificar y
extensificar su producción.