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Dios es Nuestro Refugio

Salmos 62: 8
Introducción:
El creyente está expuesto al dolor y al peligro. Participa de las dificultades que son parte de la vida
de todos los seres humanos. Como todos los demás está sujeto a la enfermedad, la adversidad, las
aflicciones y la muerte. Nace en un mundo de dificultades y viven en él hasta el final. Pero
además de eso, vive en territorio enemigo. Pasa a través de un desierto deprimente, lleno de
tormentas y peligros, donde fuerzas hostiles se unen en contra suya. En medio de esta situación
de debilidad e impotencia, su consuelo y seguridad están en que Dios es su refugio, una ayuda
presente en todo tiempo de dificultad.
Preguntamos:
1. ¿Cuándo es Dios refugio del creyente?
a) En el tiempo de tentación.
Cuando Satanás ataca sin cesar. Cuando nos zarandea como trigo. Cuando sus
dardos de fuego caen sobre el creyente como una nube. Estos momentos son
peligrosos y pudieran ser fatales si Dios no es nuestro refugio.
b) En el día de la adversidad
Cuando todo bien de la tierra parece haberse olvidado de nosotros. Cuando no
tenemos ningún placer. Cuando la providencia parece sernos adversa. Cuando
todo parece estar en contra nuestra. Cuando los recursos se acaban. Dios fue
ayuda y refugio para Job, David y para miles más, y lo será también para nosotros.
c) En la noche de aflicción.
Cuando la salud se ha cambiado en enfermedad, la fortaleza en debilidad, la calma
en dolor, el gozo y la alegría en cansancio y decadencia. Cuando llegan los días de
fastidio y tedio, cuando el corazón y la carne fallan. Solo su brazo puedes
sostenernos, su presencia alegrarnos, su amor consolarnos. Él es el refugio del
enfermo cuando yace en el lecho de dolor.
d) En la solemnidad de la muerte.
¿Adónde volará el espíritu cuando es echado de su vieja morada? Cuando ya no
está rodeado por el tabernáculo del cuerpo. Entonces el seno de Dios en nuestro
refugio. La morada no hecha de manos que tenemos en el cielo; la mansión
celestial, nuestra habitación para siempre. Nos preguntamos:
2. ¿Qué clase de refugio es Dios para sus hijos?
a) Es invulnerable.
En Dios tenemos absoluta seguridad. Es una defensa mucho más segura que la
roca firme (Sal. 62: 5-7) “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” “Jehová
el Señor es mi fortaleza” (Hab. 3: 19)
b) Es un refugio siempre cercano.
Su omnipresencia nos rodea. Allí donde estemos, Dios está cerca, nunca está lejos.
No hay ninguna dificultad para llegar al refugio. En verdad, no podemos huir de Él.
No podemos alejarnos de la presencia de su Espíritu (véase Sal. 139: 7, 12)
c) Es siempre accesible.
No solo está cerca, sino también dispuesto a recibirnos. Listo parar protegernos y
cuidarnos. Sus ojos están siempre sobre los justos y sus oídos atentos a su clamor.
En el día de la dificultad. Él está atento a la oración del angustiado y envía
liberación y bendición que les permite glorificarle.
d) Es inmutable y eterno.
Un refugio para sus hijos en todos los países, edades y generaciones. Un refugio
ahora, y siempre, y por las generaciones. Un refugio que nunca falla. Un refugio
para el tiempo y la eternidad. Si Dios es un refugio de esa clase, podemos
entonces inferir:
1. La absoluta seguridad de su pueblo. En medio de todos los cambios y
revoluciones que nos rodean, aunque la tierra sea removida y los montes sean
echados al mar, “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en
las tribulaciones”:
2. La confianza que podemos sentir en Dios. Confiemos en Él en todo tiempo.
Pongamos en sus manos nuestra vida, necesidades y situaciones de la vida.
3. El camino que debiéramos seguir en todas las dificultades. Acudir a Dios.
Buscar su ayuda y auxilio poderosos. Clamar fervientemente invocando su
santo nombre lleno de amor y gracia.
4. Que el pecador sepa que puede acercarse a este refugio mediante la fe en
Cristo Jesús, que puede escapar de la tormenta de lira eterna de Dios en el
mundo venidero.
Conclusión:

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