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La Benevolencia de Dios
1 Jn. 4: 8

Introducción:
Esto es benevolencia, benevolencia pura, universal y eterna.

1. Vea las obras de la naturaleza


No vea solo la idoneidad de las cosas, sino también cómo todas llevan la
marca del amor y la bondad. Vea las necesidades del hombre y la manera
tan apropiada y abundante en que son satisfechas. Examine la estructura de
su cuerpo, cuán bien está hecho para poder disfrutarlo; considere los
sentidos y la gran fuente de placer que constituyen. Piense en los órganos
vitales y la manera en que están protegidos de lesiones. Vea al hombre con
su don de ser racional, lo que le da superioridad sobre todas las demás
criaturas. Eso le capacita para elevarse más alto que el águila, moverse con
más rapidez que el caballo, y superara el valor y la fuerza del león. Vea lo
que habita dentro de su cuerpo: El alma imperecedera y eterna; sus
capacidades de conocimiento, reflexión y disfrute espiritual. Luego examine
el mundo con su abundancia de recursos apropiados para la dignidad y
felicidad del hombre. La tierra está cubierta con una alfombra verde y
suave; miles de ríos envían sus corrientes de vida; los campos aportan sus
copiosas cosechas y los árboles extienden sus ramas, cargadas de
abundantes alimentos que están a disposición del hombre. El sol ilumina la
tierra y hace que toda la naturaleza se regocije; la oscuridad de la noche
administra el descanso del hombre y toda la creación se renueva,
preparándose para el día siguiente. El viento purifica la atmósfera; el agua
de los océanos conserva su saludable pureza con su justa sal y su
movimiento, en vez de convertirse en un lago estancado. Esto es un simple
esbozo, un boceto muy imperfecto, de la verdad que la naturaleza nos
comunica que “Dios es amor”. Si Él hubiera sido malévolo, entonces el
mundo habría sido todo lo contrario de lo que es. La benevolencia de Dios
está grabada en todas sus obras. Esta verdad es evidente.

2. En la condición moral original de nuestros primeros padres Véase


Génesis 1: 26, 27; 2: 16, 17.
a) La dignidad y el dominio que le fueron concebidos al hombre. Le
crepo con la capacidad de enseñorearse sobre todas las demás
criaturas, pero le hizo un poco menor que los ángeles, etc.
b) La ley que le dio. Era clara, sencilla, y por tanto, practicable.
c) La vestimenta moral con la que le vistió: Su propia imagen y
semejanza. Le adoro con toda excelencia moral. Tenía la luz, el
amor y la fortaleza para honrar a Dios y ser feliz.
Que Dios es amor queda evidenciado,

3. En su comportamiento con el hombre pecador


El pecado del hombre fue voluntario. El pecado de hombre fue una mezcla
del mal. No tenía ningún derecho sino al juicio; no tenía meritos sino que
merecía la muerte. Aquí podemos contemplar el triunfo de la benevolencia
divina sobre el reclamo de la justicia y la falta de méritos del hombre. Y el
amor triunfó.
a) Fijémonos en su paciencia. Adán huye, cuando es arrestado, tiembla;
pero el golpe de la espada es detenido, no muere, sino que vive.
b) Veamos su provisión. El pecado debe ser castigado: la santidad debe
ser exaltada; la verdad debe ser reivindicada y, no obstante, el amor
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debe salir vencedor. Se encuentra un voluntario para la tarea. Dios


sujeta a su Hijo a la pobreza, al oprobio, a la agonía, a la muerte, para
sufrir la paga del pecado. “Porque de tal manera amó Dios” “En esto
consiste el amor” Aquí Dios se revela a sí mismo como nunca antes lo
había hecho; Dios se manifiesta en forma humana.
c) Notemos la proclamación del evangelio. El sacrificio ha sido ofrecido
y el pecador está redimido. Pero el hombre podría permanecer
ignorante del evangelio, por lo que Dios llama a los heraldos y los
envía a proclamarlo. Son enviados calificados para hablarle a un
mundo rebelde acerca del plan de salvación de Dios para restaurar a
los pecadores. Hay dos cosas en esta proclamación que merecen
particular atención:
1. La generosidad de las condiciones. La manera de volver a Dios es
una demostración de pura gracia. Nada de torturas ni de
penitencias, sino un corazón arrepentido, un espíritu que suplica y
cree. Él podría haber establecido un camino de penitencia
corporal y mental, etc.
2. La universalidad de su extensión. Esta proclamación es tan
amplia como los límites de nuestro mundo rebelde; se extiende a
toda criatura.
d) Consideremos la provisión de la gracia. El evangelio revela un
antídoto contra todas las miserias del ser humano; le restaura al
favor de Dios, a la imagen de Dios, a la familia de Dios y al disfrute de
Dios.
e) Contemplemos su riqueza y su gloria. ¿Quién puede decir todo lo que
Dios ha preparado para los que le aman? Pensemos en las regiones
de la inmortalidad, en el templo de la vida, en los goces de la
eternidad. Sí, todo proclama que “Dios es amor” Vemos que la
primera promesa muestra esta misma verdad; lo vemos en todo lo
que Jesús era, dijo e hizo. Su vida lo enseñó y su muerte lo ratificó;
su resurrección lo justificó, y sus palabras en el cielo lo confirman;
mientras que miles, de miles se unen en un coro creciente en la
tierra y también en el templo de los cielos. Notemos, antes de
concluir, algunas objeciones a este tema:
1. La existencia del dolor y del sufrimiento. El sufrimiento del ser
humano es el resultado de su iniquidad voluntaria, esto es cierto
tanto corporal como mentalmente.
2. Ninguno sufre en proporción a lo que goza.
3. Los que están en los hospitales no son tanto como los sanos en las
ciudades.
4. Ninguna sufre tanto como se merece.
5. La intención de todo sufrimiento en la vida es correctiva.
6. El futuro castigo de los impíos.

Aplicación:
Pecador: Arrepiéntase.
Creyente: Regocíjese.
Loa que rechazan su amor sufrirán las consecuencias de su ira.

Conclusión:

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