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roporcionar un entramado donde mente” (Alavi, 1976:76). Postula, por el ‘grupos” crea una falsa dicotomia, ya que el encapsu amiento de las comunidades locales afecta tanto a los grupos comprendid ellos como a los procesos y las estructuras glo través de por tanto en el contexto de in, dentro del todo soc mado" (Alavi, 1976: 8 ‘Sin embargo, este enfoque no primé en la construccién tebrica de lac mis atin en la imagen de los actores piblicos acerca de grupos sociales acotados. Persistid, en buena medida, Ia imagen de homogeneidad, apoliticidad y funcionalidad de las llamadas comunidade quier forma, si bien Alav se cent jedades campesinas, coincidimos en su propuesta de romper la dicotomia rural-urbano, constitutiva de la teoria de Redfield, Interesante resulta el planteo de Signorelli (1999:71) en el mismo sentido al referitse al campo de la antropologia urbana: “en otros términos, males, el a antropologia de cro escala de los que el ca te ¢s el error recurrente fen una mirada que presup: dad de intereses e identidad a barrial, lo que légieamente arriba a un andlisis cerrado de los grupos. roduice asi una tautologia al presuponer su aiskimiento y homogeneidad, es decir no se reconocen las multiples ones con el exterior o las diferencias y conflictos hacia el interior de estos sectores 5.2. Bl diseurso de kx “comunidad” puesta en acto aq se alu a de sda deta décads de! 90 en fetropoli ichas politicas. Basicame Capitulo |. Teorias de bao abandonaron las pretensiones de otorgar vivienda “Have en mano” alos sectores de escasos recursos para centrar sus acciones en soluciones “parciales”, entre elas, mecanismos de regularizacién dominial. Esto quiere deci, en los hechos, que se priorizé la cuestion de la tierra sobre la de Ia vivienda ~en el area en Wn-, aunque con un fuerte carcter de “amnistia” hacia lo realizado por los pobladores, no observindose politicas activas como se insinuaran en los aftos 80. Esto cambié luego del afio 2004, cuando pareciera que se invirtié la ecuacién y se prioriz6 la vivienda sobre la regularizacién del suelo urbano, Resulta relevante que para este tipo de intervenciones del Estado fue ne- cesaria la participacién de las poblaciones objeto de accion. Los programas implementados supusieron la existencia de actores colectivos, que se consti .yeron en necesarios para lograr el proceso de regularizacién. A diferencia de las politicas de vivienda “llave en mano” (donde los sujetos-objetos de intervencién fueron por lo general familias o jefes de familia en forma aislada y sin vinculos previos entre ellos, ademas de concebidos en abstracto) en la lacciones de regularizacién dominial fueron dos las unidades de intervencién cen Ia trensferencia de dominio: a)/el barrio como totalidads’b) familias por ote. Enambos, se necesitaron consenso de fodo el barrio para estas acciones. Aqui es donde se considera relevante analizar los supu di colectivo particular Esto fue coincidente con una tendencia en los programas sociales en la da del 90, donde se apelaba recurrentemente al trabajo no remunerado de individuos u organizaciones barriales como gestores en la implementacién de ajo fuertes impactos en las mismas, lo que obli ilidad y entidad juridica, yen tos con los cuales se ‘laren y operaron estos programas, subyaciendo detris un modelo de actor ae programas. Logicamente, esto 1 las organizaciones barriales a adquirie respon algunos-ca se, profesionalizarse u onganizarse en redes. Sos a espec Apelara la “comunidad” aparecia en el imaginario estatal como sinénimo de proceso democratizador, cuando aqui se cree que en realidad pres cetas mis complejas en cuanto a responsabilidad y conflictividades, las cuales fueron transferidas a las 01 asumides o dirimidas (por dénde, con quié car a las familias que ocupan la traza de las calles, como convent se resisten a ser reubicados, ete.), Esto mismo fue utilizado en muchos casos como un mecanismo culpabilizador cuando ciertas acciones fracasan. Es decir los obsticulos aparecieron en los tiempos, mecanismos 0 incapacidades de las sntaba fa- jganizaciones barriales para que en ese émbito fueran reubi- es y de qué modo come para asumir el papel que les tocal Como ya se menciond, estas politicas implicaron ni ticipacion de las organizaciones sociales barrial las en el proceso de regularizacién dominial. Aqui es donde se encuentra el ‘en estos procesos. ente la par © por lo menos alguna de a, donde los habitantes delegarian sna coraunidad fo aque ciestos rol remitian a la clapa previa 2 al sujeto de politices planteabs c cribia dentro wn modeto de univ aunque no do aso argent liga ddécada del a Titicas, como e minial, fijaba sujetos colectivos que debia de la gestidn de los pr Empiricam alta dificultoso encontrar sdel concepto de comunidad en las instancias de las 2s politicas imas, excede las pretensiones de este trabajo. Sin ‘podemos postular que habria tres tipos de actores relevantes que con n wna tradicién de la utilizacién de! mismo: a) as, en particular la catélica, que en la actuali la gestidn de programas asistenciales. ‘omnnidad” a tocios sus feligreses; b) Los téenico con la voluntad 9 nuestro pais Esto se da particu: cl rualizacion de Trabajo Social. A a como aloracién ioral) de les organizaciones sn inte imtentado tomar lar la construccién de relaci ticalizadas entre ellos y jos sujetos de accidn, buscando por el contrario articutaciones horizontales PEI Partido Justicialista, mayoritario en los gobiernos municipales del Gran Buenos Aires serporativo (en particular ajeno al sindicalismo) que fu politico del mismo. Esta congepcidn, con diferencias propias de una mirada “ La* o “religiosa” abreva en fuertes puntos en comin que Ia asemejan a un tipe particular de comunidad, la “folk”, donde las relaciones os miembro: fntensas, arménicas y solidarias, Parece importante tom ota para el anilisis de los estudios clisicos ide las cienvias cociales acerea de a comunidad, las caracteristicas del contexto. ss decir, ka comunidad com on .n franco proceso d

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