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MIEDOSO
Mateo 13 37-43 recoge la famosa parábola del buen sembrador que desde los tiempos del
obispo Wazoo de Lieja ha sido presentada como la justificación bíblica de la disidencia entre
los cristianos. Al igual que el nuevo testamento se nos dice que el buen sembrador, trasunto
del hijo de Dios, permite que crezca la cizaña conjuntamente con la buena cosecha, la iglesia
de Cristo debe tolerar que la disidencia y la herejía religiosa convivan con la buena fe, hasta el
momento en el que llegue el reino de los cielos y el buen a semilla sea separada de la mala
simiente.
La idea de que se puede persuadir al votante para que se incline en favor de opciones políticas
con las que no comulga, basándose exclusivamente en la apelación a sus miedos más atávicos
y a sus fobias más profundas, descansa también en la influencia que en la politología han
tenido los análisis empíricos y en la utilización de esquemas conceptuales tomados de la
economía. El famoso teorema de Anthony Downs sobre el votante mediano explica el
comportamiento, supuestamente racional , del votante en un sistema electoral mayoritario
donde el que gana el voto popular se lleva todos los escaños en juego en la circunscripción o
en los sistemas electorales a doble vuelta donde el votante al final debe pronunciarse sobre
dos alternativas, que no necesariamente tienen que ser de su agrado. Estas experiencias
empíricas son el campo del análisis cuantitativo en el que se inspiró el economista
estadounidense para explicar la tendencia de la mayoría de los votantes para huir de las
propuestas políticas extremas.
Pedro Sánchez ha decidido que su permanencia en la Moncloa pasa por la asunción del dogma
del votante mediano y por la apelación al voto del miedo. Resulta paradójico que el buenismo
socialdemócrata tenga que descansar en último término en una antropología tan pesimista y
recelosa del ser humano como la que representa la apelación al voto del miedo, de raigambre
netamente liberal. En una sociedad híper infantilizada y en la que la que el culto al dios
providente estado es tan acusada no es de extrañar que así ocurra. Como pone de manifiesto
el sociólogo alemán Ullrich Beck vivimos en sociedades donde todos y cada uno de los
ciudadanos aspiramos a que una entidad ajena a nosotros mismos gestiones nuestros riesgos
vitales, hasta el punto en el que estamos dispuestos a renunciar a nuestra propia libertad e
incluso a nuestras propias convicciones vitales para que esto suceda.
Como muy bien apunta Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos es propio de
sociedades cerradas el presentar una acusada fobia hacia el cambio y el tener una obsesión
muy marcada por la estabilidad y la ausencia de factores que provoquen cualquier
disfuncionalidad en la misma. Rousseau, en su primer Discurso sobre el origen de la
desigualdad, hace uso de la figura retórica de la prosopopeya, para reivindicar las sociedades
cerradas al cambio cuando recrimina, a través de la invocación al austero cónsul Fabricio, a la
antigua Roma haber abandonado la vida austera en favor del lujo y la pretenciosidad.
Sin embargo no es menos cierto, como pone de manifiesto la sociología basada en la teoría de
sistemas o en las formas de pensamiento complejo como las que defiende un sociólogo como
Edgar Morin, que las perturbaciones de los fenómenos sociales, las irrupciones, las quiebras o
las crisis recurrentes no son fenómenos ajenos a lo social, no son por lo tanto algo externo,
sino que en toda formación social coexisten elementos internos que la empujan hacia el
cuestionamiento de sus propios fundamentos organizativos.
Son elementos de sobrecarga que llevan al límite a la propia sociedad respecto de sus
posibilidades de asimilación de esos elementos cuestionadores. Por ejemplo un determinado
nivel de desempleo o como en el caso Español, tendencias sociales y políticas que lleven al
cuestionamiento de la propia identidad nacional. VOX o Podemos, además de ser fenómenos
políticos y sociales, surgidos de las propias tensiones sociales ( crisis económica en el caso de
Podemos y crisis nacional en el caso de VOX, son también antagonistas necesarios que el
propio sistema político necesita crear para favorecer la continuidad del mismo.
El antropólogo francés Gregory Bateson puso sobre el tapete la llamada teoría del doble
vínculo según lo cual cuando un sistema social tiene que elegir entre dos respuestas
mutuamente excluyentes generalmente opta por la paralización o el mantenimiento del status
quo.
Eso es lo que busca el demiurgo y prócer de la sofística electoral española Ivan Redondo, a la
sazón asesor áulico de Pedro Sánchez en estas cuestiones de mercadotencia electoral: que
algo cambie, que irrumpa un partido como VOX, para que todo permanezca igual. Que se
proponga a los españoles dos respuestas antagónicas para que el miedo haga que los
españoles se decanten por el continuismo disfrazado de retórica democrática vs barbarie
fascista representada por VOX