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PASTON DE RAZONAR
I
Al principio de este libro sugerí que los sentimientos ejercen una
poderosa influencia en la razón, Que los sistemas cerebrales de
los primeros están enredados en los que necesita la segunda, y
que dichos sistemas específicos están entretejidos con los que
regulan el cuerpo.
A pesar de estar generalmente respaldadas por los hechos
presentados, estas hipótesis siguen siéndolo, y las ofrezco -suje-
tas a revisión ante nuevos datos- a la espera de que conciten
nuevas investigaciones. Los sentimientos parecen depender de
un sistema especializado de multicomponentes no disociable de la
regulación biológica. Por su parte, la razón parece depender de
sistemas cerebrales específicos, algunos de los cuales procesan
sentimientos. Así, en términos anatómicos y funcionales, es posi-
ble que exista un hilo conductor que conecte razón con senti-
mientos y cuerpo. Es como si estuüéramos poseídos por una
pasión de razonar, como si nos llevara al razonamiento un im-
pulso originado en las profundidades del cerebro Y 9ue, impreg-
nando otros niveles del sistema nervioso, emergiera bajo forma
de sentimientos o sesgos no conscientes para guiar la toma de
decisiones. Razón práctica y teórica parecen construirse sobre
este impulso intrínseco, en un proceso similar a la adquisición
de maestría en un oficio. Si careces del impulso nunca alcanzarás
la destreza. Lo que no quiere decir que seas automáticamente un
maestro si posees el imPulso.
¿Tienen respaldo estas hipótesis? ¿Existen implicaciones
so'
cioculturales en la noción de que la raz6n en ninguna Parte es
pura? Creo que sí y, en general, son positivas.
I
l:t. t4RR(lR t)r t)rs('^R'rHtl t¡^sil )N t)14 RAZ( INAR
l,lt rclcv¿rtlcia tlc lt¡s sctttinti('nl(,s l)ilr':r l¿r r'¿rztirr zrr srrgit.r.r. r.x¡llicitciortcs (¡tc ilrv¡rrlt'tt t:l rlis<:tu'sr¡ social (luc prcsentan en los
que ésta sea menos importantc qrrr: los st:ntirnic¡rtos, <¡rrt. rlt.llir rrrt:dit¡s ¡rcriorlístic<¡s visr¡alt:s c impresos; y en el intento de corre-
situarse tras éstos o ser menos cultivada. l)or cl c()nlral.i(), t()nriil.
¡gir'¡rroblcrnas sociales cort drogas, médicas y no médicas. Precisa-
consciencia del rol preponderante de los sentinlientos nos rl¿r l¿r nrcnte esa incomprensión de la naturaleza de sentimientosy razón
oportunidad de realzar sus efectos positivos y disminuir al rnisrrro (rrnir dc las características de la "cultura de la queja") es motivo
tiempo su potencialidad lesiva. Más exactamente, sin intc'lrt¿rr. rlt: alarma.2
disminuir la valía orientadora de los sentimientos normales, st. Sin embargo, la idea de organismo humano esbozada en este
podría pensar en proteger la razón de la debilidad que ros senti- lilrro, y la relación entre sentimientos y razón que surge de los
mientos anormales (o algunas indeseables influencias sobre l<ls rlcscubrimientos discutidos aquí, sugieren que el reforzamiento
sentimientos normales) pudieran introducir en el proceso clt: rle la racionalidad probablemente necesita de una consideración
planificación y decisión. rnás atenta de la vulnerabilidad del mundo interno.
No creo que un mayor conocimiento de los sentimientos
.Desde un punto de ústa práctico, el rol de los sentimientos
disminuya nuestro interés en la verificación empírica. Lo único t:n la construcción de la racionalidad, tal como ha sido esbozado,
que puede pasar es que un mayor entendimiento de la fisiología tiene implicaciones que conciernen a algunos asuntos concretos
de las emociones y sentimientos nos haga más conscientes de las c¡ue hoy enfrenta nuestra sociedad, entre ellos, la violencia y la
dificultades de la observación científica. La formulación que he cducación. Este no es el lugar para tratar debidarnente este tema,
presentado no debería disminuir nuestra decisión d.e controlar pero me permito decir que los sistemas educacionales podrían
las circunstancias externas en beneficio de los individuos y de la
beneficiarse si destacaran la inequívoca conexión entre senti-
sociedad, o nuestra voluntad de desarrollar, inventar, o perfec- mientos actuales y consecuencias futuras previsibles, y que la so-
cionar los instrumentos culturales con los que podemos mejorar breexposición de los niños a la üolencia en la üda real, las noticias
el mundo: ética, leyes, artes, ciencias y tecnología. En otras pala- o las ficciones audioüsuales degrada la valía de emociones y sen-
bras, mi planteo no es una incitación a dejar las cosas como timientos en la adquisición y despliegue de conductas sociales
están. Destaco este punto, porque mencionar los sentimientos
adaptativas. El que tanta üolencia vicaria se presente fuera de un
suele conjurar una imagen de preocupación autorreferente, de marco moral sólo acentúa su acción insensibilizadora.
desinterés por el mundo circundante y de tolerancia a pautas
relajadas de desempeño intelectual; eso sería absolutamente con-
trario a mi punto de vista. Una inquietud menos para los que, EL ERROR DE DESCARTES
como el biólogo molecular Gunther Stent, se preocupan, con
justicia, al pensar que la sobrevaluación de los sentimientos pue-
No habría sido posible presentar mi parte en esta conversación
de atenuar nuestra decisión de mantener el pacto fáustico que sin invocar a Descartes, como símbolo de un conjunto de ideas
ha traído progreso a la humanidad.l sobre el cuerpo, el cerebro y la mente que de una manera u otra
Lo que sí me inquieta es que se acepte la importancia de los siguen influyendo las ciencias y humanidades occidentales. Mi
sentimientos sin hacer ningún esfuerzo por entender su comple-
preocupación, como ustedes han podido comprobar, es tanto
ja maquinaria biológica y sociocultural. El mejor ejemplo de esa por la noción dualista con que Descartes escinde el cerebro del
actitud se puede encontrar en el intento de explicar los senti- cuerpo (en su versión más extrema tiene menos influencia) , como
mientos dolorosos, o la conducta irracional, apelando a causas por las versiones modernas de esa idea: conforme a una de éstas,
sociales superficiales o a la acción de neurotransmisores, dos por eiemplo, mente y cerebro están relacionados, pero sólo en el
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t'ASl( )N l)l: RAz()N^l{
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t1t, RRR()R l)¡1 t)t4s(nR.tl,ts
l,Ast()N l)li RAZ()NAR
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l':l , Í,RR( )R t)¡i l)lis{ l^lt ¡'}:s l( )s'l s( :l{l I'l l Il\'{
I)os a comprender y compadc(:(:r' I:l ('()n(li('i(in lrrrtnirrrit, sirro r¡ilr, producto más precio-
Pcro su
l¡t¡t t)¡¡.1(. rlel r.ottitttrto tlt'rit'gittt<ls.
al hacerlo nos a¡rda a entender los conllictos st¡r:i¿rlt:s y a cortlt'l= lo, lit ttl('lll(', lllv(t lx,(:il (:lllidad en la corriente mayor de Ia
buir a su aliüo. Esto no quiere decir que la neurobiologíit ¡rrrr.<lu ltrerlicirr¡r y, rlt: lrt.<.h(), llo ha sido el objetivo principal de la
salvar el mundo, sino sencillamente que el aumer)to gracltral rlt. er¡rcr.iirlirlacl que strrgió del estudio de las enferrnedades cerebra-
la inteligencia de los asuntos humanos podría asistirnos c¡r r.l h.i: llr rrr:rrr0logía. Acaso no sea trn accidente que la neurología
hallazgo de mejores maneras de administrarlos. Irol.lt.ir¡tt:l'ic2rna comenzara como una subespecialidad de la medi-
Los humanos han ingresado -hace ya bastante tiemprr t.rt lillr ilttt:rtra y sólo se emancipara en el siglo veinte'
Llna nueva fase evolutiva, más reflexiva, en la que su ¡ncnt(. y l,lst¡r traclición ha provocado ttna notable negligencia respec-
cerebro están capacitados para ser alavez amos y siervos dc sr¡lr lo i¡ lir ¡lente como función del organismo. Hasta el día de hoy,
cuerpos y de las sociedades que constituyen. Naturalmente hiry (,scuelas de medicina ofrecen a sus alumnos una instruc-
l)u(.¡ls
un riesgo, cuando mente y cerebro, surgidos de la naturalez¿¡, i.i,irr lirnnal sobre la rnente normal, instrucción que sólo puede
juegan a ser aprendices de brujos e intentan influir en la mis¡lr¿r ¡lr.Ovt:nir de un sólido currículo
en psicología general, neuropsi-
naturaleza. Sin embargo, no responder al desafío y no tratar rle lología y neurociencia. Ofrecen, sí, estudios sobre la mente en-
aliüar el sufrimiento también conlleva riesgos. Sólo los incapacr:s fi.t.¡tir, tal como se la encuentra en los desórdenes mentales,
aprenden
de imaginar mejores mundos y maneras más óptimas, los qtrt. ¡rt'xr resulta asombroso advertir que los estudiantes
creen que ya viven en el mejor de los mundos, se complacen (:n jamás se les enseñe psicología normal'
irsir'opatología sin que
hacer únicamente lo que les es fácil y natural.3 'l'ras este estado de cosas hay varias razones, y postulo que la
rr[ryoría de ellas deriva de una üsión cartesiana de lo humano. El
0lrictivo de los estudios biológicos y de la medicina durante los
I-A NEUROBIOLOGIA MODERNA riltimos tres siglos ha sido la comprensión de la fisiología y pato-
Y IA IDEA DE IA MEDICINA krgía del cuerpo propiamente tal. La mente se dejó de lado'
lilrrada principalmenre a la religión y la filosofía, y -aun después
En nuestra cultura, la conceptualización de la medicina y de los rk: ser materia de una disciplina específica como la psicología-
sril<> recientemente la empezaron a considerar la biología y
que la practican es paradójica. Numerosos médicos se interesan el) la
las humanidades, de las artes a la literatura y a la filosofía. Muchos ¡rrcdicina. Algunas encomiables excepciones (sé que las hay) sólo
se han convertido en poetas, novelistas y autores teatrales eminen- rt:firerzan la idea que Planteo.
tes; algunos han reflexionado con profundidad sobre la condición Todoestohaproducidolamutilacióndelconceptodehu-
humana y lidiado perceptivamente con sus dimensiones psicológi- nranidacl con que trabaja la medicina. No sorprende que por lo
cas, políticas y sociales. Y sin embargo se formaron en escuelas de general las consecuencias que las enfermedades del cuerpo tie-
medicina que generalmente ignoran esas dimensiones humanas y nen en la mente queden en un segundo plano, o en ninguno' La
concentran sus esfuerzos en la fisiología y patología del cuerp<; rneclicina ha tardado en entender que un elemento import.arrtísi-
propiamente tal. La medicina occidental, especialmente en los rno del resultado de un tratamiento es la forma en que las perso-
Estados Unidos, ha conocido la gloria gracias a la expansión de la nas sienten su condición clínica. Sabemos todavía muy poco sobre
medicina interna y de las subespecialidades quirúrgicas, cuyas cl efecto placebo, mediante el cual los pacientes responden ven-
metas son el diagnóstico y tratamiento de sistemas y órganos ta3osamente mucho más allá de lo que una intervención médica
enfermos en el cuerpo. El cerebro (con más precisión, los sistemas clejaría suPoner. (El efecto placebo puede ser evaluado al investi-
neryiosos central y periférico) fue incluido en el esfuerzo, por ser gai que el paciente lo sepa- los efectos de grageas o inyec-
-sin
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il
l'- - --- F.l, rRnoR t)H DE!t(:AR'tI{s
l'( ){'l' s(:Rll'l'l lM
ciones que no poscen ingredicnt.es f'¡rrrnacoltigicos.y por r.urlrr rro visiri¡r rlisl0l.si(r¡ra<l¡t rlt.l <trgiurisrrt() ltutnano con el crecimiento
lirl'tttitlal>lt: tlc ltls t't¡ll0t:i¡lrietrtos conspira Para acrecentar' y
no
tienen, presumiblemente, ninguna influencia positiva o rrt:gali-
va.) Por ejemplo, ignoramos quién es capaz de reaccio¡)ar ('oll ¡rirr.ir rlisrrrir-rrrir, la
insuficiencia de la medicina. A ello se sumafi
ir¡nt:cesari<)s Pero muy reales problemas económicos' que
indu-
un efecto placebo, o si todos podemos. Tampoco sabemos hasta
dónde puede llegar ese efecto (y cuánto puede aproximarse al rl¿rl¡lcntente empeorarán el desempeño médico'
remedio real) ni cómo acentuarlo, y no tenemos idea sobre cl F)l gran público aún no comprende totalmente el problema
crr:¿rclo en la medicina occidental por la grieta entre
cuerpo y
grado de error que ha provocado en los llamados estudios dc
lncnte, si bien ahora último Parece estar tomando consciencia
control.
Finalmente se empieza a aceptar que disturbios psicológicos rltr la situación. Sospecho que una respuesta compensatoria se
trircluce en el éxito que hoy en día conocen las medicinas
"alter-
leves o intensos pueden causar enfermedades en el cuerpo pro-
piamente tal, pero las circunstancias, o el grado en que lo hacen, n:rtivas". Estas terapias tienen aspectos admirables, y es probable
no han sido estudiadas. Nuestras abuelas, por supuesto, sabían <¡tre haya mucho que aprender de ellas, pero desgraciadamente
1., que ofrecen -si bien adecuado para los problemas
humanos-
todo esto: nos decían que la tristeza, la preocupación obsesiva y
t:s insuficiente para combatir eficazmente las enfermedades. Aun-
otros sentimientos podían dañar el corazón, provocar úlceras,
arruinar el cutis y hacernos más vulnerables a las infecciones. (lrre en justicia tenemos que reconocer que la mediocre medici-
Pero eso era demasiado "folclórico" o "falto de rigor" para la na occidental logra resolver una cantidad notable de problemas
ciencia; y así era. La medicina tardó años en advertir que la base cle manera decisiva, es indudable que las prácticas alternativas
de esa sabiduría humana merecía ser investigada. enfocan su actividad en áreas sumamente menesterosas de la
El desdén de la mente, de base cartesiana, ha tenido dos tradición médica occidental y que deberían ser investigadas y
de
consecuencias negativas graves en la biologíay la medicina occi- corregidas científicamente. Si, como lo pienso, el éxito actual
dentales. La primera, en el campo científico. El esfuerzo por la medicina alternativa es un síntoma de la insatisfacción general
entender la mente en términos biológicos generales se atrasó por la incapacidad de la práctica tradicional para tratar al ser
varias décadas y es justo decir que apenas empieza. Mejor tarde humano total, resulta eviclente que esa manifestación seguirá agu-
que nlrnca, seguro, pero la demora también significa que se ha dizándose en los años que üenen, a medida que se profundiza la
perdido hasta ahora el impacto potencial que pudo tener en crisis espiritual de Occidente.
los asuntos humanos un conocimiento profundo de la biología Es improbable que en el corto plazo disminuyan los senti-
mental. mientos heridos, el clamor desesperado por una corrección del
La segunda consecuencia negativa se relaciona con el diag- dolorysufrimientoindividuales,elllantoincoadoan[elapérdi-
nóstico y tratamiento eficaz de la enfermedad humana. Es ver- da de un nllnca alcanzado sentido de equilibrio interno y felici-
dad, por cierto, que todos los grandes médicos han sido hombres dad, a los que aspira la mayoría de los humanos'4 Sería absurdo
y mujeres no sólo versados en la fisiopatología de su época, sino pedirle a la-medicina que por sí sola sanara una cultura enferma'
que, principalmente gracias a su propia percepción y sabiduría p".o ."rrllta igualmente necio ignorar ese aspecto de la dolencia
acumuladas, entendían el conflicto en el corazón humano. Fue- humana.
ron expertos diagnosticadores y hacedores de milagros, gracias a
una combinación de talento y saber. Sin embargo, nos engañaría-
mos si pensáramos que esos notables doctores representan el
nivel de la práctica médica occidental. La combinación de la
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lI. l:RR( )R lIi. lll"s( :AR n.ls
NOTA AC!.RCA DE l,()S LIMt',l't,ls A( :'l't lAl,l:S nt(,r un t'ol¡ot'ill¡it'ltl() srll)slitllt'iirl. Sabcrnos itrcluso algo de los
DE IA NEUROBIOT,OGIA l{r'|l('s t¡ttt'lt:tt't:tt (lll('('sils ll(:r¡t-()¡)¿ls sean lo que son y
operen de
r'ir.r.l¡r lr¡iut('t'1t. l,r.r'o r.s <'lalrr que la Inente humana depende de
En el curso de este libro he hablado de hech<¡s uce¡rt.atkrs, rle l¡r ¡rt.liv¿rr.i<in ¡4loltal <le esas neuronas, ya que conforman compli-
hechos polémicos, de interpretación de hechos; acer(:¿l dr: irle¡tr r.¡t(l(,s ('()lliulrtos que van desde circuit.os microscópicos hasta los
compartidas o no comparticlas por muchos de l<ls quc invt'stigir- sislt.r¡r¿ts nracroscópicos que se extienden por varios centímetros.
mos las ciencias cerebro-mentales; acerca de cosas que s()tr ('onlo tllry vitrios miles de millones de neuronas en los circuitos de un
yo las digo, y cosas que pueden ser como yo las digt>. Prollallle. r.t.l.t,lrro humano. En esas neuronas se forman unos diez billones
mente al lector le haya sorprendido rni insistencia en la inct'rti' rlt, si¡upsis, y el largo cle los cables (axones) conectores de la
dumbre de algunos "hechos", en que muchos asertos acerr:a clt'l r.in.rrircría total llega a los cientos de miles de kilómetros. (Debo
cerebro sólo sean hipótesis de trabajo. Ciertamente, me gustaríit (.slirs estimaciones informales a Charles Stevens, neurobiólogo
decir que sabemos con certeza cómo se las arregla el cerebrr¡ rlt.l lns.tituto Salk.) El producto de la actividad en los circuitos es
para hacer una mente; pero no puedo, y temo que nadie pueda. rrn ¡ratrón de descarga que se transmite a otros circuitos. El cir-
Me apresuro a agregar que la ausencia de respuestas finakrs crrit<l puede o no descargar, dependiendo de una cantidad de
en el terna cerebro/mente no debe hacernos perder la esperarr- cir.r:rrnstancias locales -suministradas por otras neuronas cuyos
za; tampoco debe verse como un signo cle fracaso de las cienciirs (r'r.rlrinales están en la vecindad- y globales, traídas por complles-
que labran ese campo. Por el contrario, el ánimo de las tropas (.s tos químicos liberados en la sangre' como las hormonas' Las
alto, porque los nuevos descubrimientos se suceden con mayor <lt:scargas de potencial de acción se realizan en un tiempo breví-
rapidez que nunca. La falta de explicaciones precisas y compre- sirro, clel orden de las décimas de milisegundo, es decir que en
hensivas no significa que estemos en un callejón sin salida. Hay ut) segundo de vida rnental el cerebro genera millones de patro-
razones para creer que lograremos explicaciones satisfactorias, si ¡lcs de clescarga, en una vasta diversidad de circuitos, distribui-
bien sería necio adelantar una fecha, y más aun prometer plazos rlos en distintas regiones cerebrales.
breves. La causa de preocupación no reside en la falta de progre- Debería quedar claro entonces que los secretos de la base
sos, sino más bien en el torrente de datos nuevos que la neuro- llcural de la mente no pueden ser develados desentrañando los
ciencia entrega, torrente cuyo caudal amenaza ahogar la capacidad ¡listerios de una neurona aislada, por más típica que sea; o des-
para pensar con claridad. cnmarañanclo los intrincados patrones cle actividad local en un
Acaso te preguntes, si tenemos este gran catrdal de nuevas circuito neuronal típico. En una primera aproximación, los se-
informaciones, ¿por qué no están ya las respuestas definitivas? cretos elementales de la mente residen en la interacción de pa-
1r-ones cle descarga -generados por muchos circttitos nettrt>nales,
¿Cuál es el motivo que nos impide dar una descripción completa
y precisa de cómo vemos o, más importante, cómo es que hay trn local y globalmente, momento a momento- dentro del cerebro
selJ que hace ese ver? de un organismo vivo.
La causa principal de la tardanza -podríamos decir la única- No hay trna sola y sirnple sino múrltiples respuestas al acer.tljo
es la extrema complejidad de las interrogantes que claman res- cerebro/mente, todas sirrtonizadas con la miríada de componen-
puesta. Es obvio que lo que buscamos dilucidar concierne a la tes clel sistema nervioso en sus distintos planos estructurales' Su
actividad de las neuronas, de cuya estructura y función, incluyen- entendimiento rlecesita de diversas técnicas y procedimietrtos, de
do las moléculas que las constituyen y sus comportamientos más cliversos pasos. Los experimentos cou auimales pueden funda-
eficaces (descarear o involucrarse en pautas de excitación) tene- mentar parcialmente la tarea, que así tiende 7 aYarrzar con cierta
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llT' t4t, tlRttoR I)l: ¡)F,s(:AR'nts
l()sl's(:Rll/l'l lM
rapidez. Pero otra parte de la cx¡lcrilltt'ntat'i<itt <'alnitt¿r ¡l l)¡u{ol l{1,:s( )l{'l'l:s l'Al{A l,A St ll'l':RVIVIiN(llA
más lentos, porque sólo se puede realizirr, r:on la dr:birla prrrrlr.rr.
cia y limitación ética, en humanos. tlt¡ humanas (e incluso no primates) cuya
l,irr irlgttttas t:s¡rt:t:it's
Algunos han preguntado por qué la neurociencia n<¡ ha k¡. rrrctttoriit, razotra¡rliento y creatividad son limitados, hay' pese a
grado aún los resultados espectaculares que se han visto en la¡ lr¡rlr¡, manif'estaciones complejas de conducta social basadas
cuatro últimas décadas en biología molecular. Algunos inclus<r Í(.g¡t.irr¡ente en controles neurales innatos. Los insectos, espe-
han preguntado cuál es el equivalente neurocientífico del descr¡- ciirlr¡rt:nte abejas y hormigas' ofrecen ejemplos notables de coo-
fácilmente a la Asamblea
brimiento de la estructura de ADN y si acaso algún dato neuro- ¡rt'r'itci<in social que avergonzarían
científico igual ha sido establecido. Tal equivalencia no existe, si ( icrte ral de las Naciones Unidas. Más cercanos a nosotros' en
bien algunos hechos -en distintos niveles del sistema nervioso- irlgtrnos mamíferos abundan las manifestaciones similares, e in-
se pueden interpretar como comparables al conocimiento de la clrrso la conducta de lobos, delfines y vampiros, entre otras espe-
estructura de ADN. Por ejemplo, entender de qué se trata el cit:s, sugiere una estructura ética. Es patente que los humanos
mecanismos innatos, base proba-
potencial de acción. Pero el equivalente, a nivel del cerebro ge- l)()scenálgrrrto, de esos mismos
nerador de una mente, tiene que ser una d,escripción a gran escala irlt- de algunas de las estructuras éticas que usan' Sin embargo'
l¡rs convenciones sociales y estructuras éticas más elaboradas,
con-
del diseño de circuitos y sistemas, que describa alavez el conjunto de
niaeles micro y macroestnt cturales. firrme a las cuales vivimos, deben haber surgido culturalmente y
Si el lectbr considera que son insuficientes las justificacio- Irirberse transmitido de la misma manera en el curso de las gene-
nes anteriores de nuestros limitados conocimientos, me permi- laciones.
to agregar dos más. Primero, como he indicado previamente, Si tal es el caso, podríamos preguntar, ¿qué gatilló el desarro-
sólo una parte de la circuitería de nuestro cerebro está especifi- ll<r cultural de esas estrategias? Es probable que hayan evolucio-
cada en los genes. El genoma humano especifica con gran de- naclo como una manera de lidiar con las penurias experimentadas
para recordar el pasado y proyec-
talle la construcción de nuestro cuerpo, incluyendo el diseño ¡ror individuos cuya capacidad
global del cerebro, pero no todos los circuitos se desarrollan ni tar el futuro había crecido considerablemente. En otras palabras,
trabajan activamente como lo fijaron los genes. Gran parte de las estrategias evolucionaron en individuos capaces de compren-
la circuitería cerebral individual -en cualquier momento dado cler que ,u ,,.,p..uirrencia estaba arnenazada o que la calidad de
de la vida adulta- es única, y refleja auténticamente la historia su sotrevida podía ser mejorada. Dichas estrategias sólo podían
y circunstancias del organismo; esto no facilita, por cierto, des- evolucionar en aquellas pocas especies cuyo cerebro presen[ara
entrañar el misterio neural. Segundo, todo organismo humano las sigtrientes características estructurales: primero, una vasta ca-
opera en colectivos de seres similares; la mente (y conducta) de pacidad para memo rizar categorías de objetos y sucesos' es decir'
los individuos pertenecientes a esos colectivos, al operar en me- paru .rtabtecer representaciones disposicionales de enticlades y
dios culturales y físicos específicos, no sólo se moldea por la ,.r...o. en el nivel de categorías y en un único nivel' Segtrndo'
acción de los genes. Para entender satisfactoriamente la fábrica una amplia capacidad para manipular los componentes de esas
cerebral de la mente y del comportamiento hace falta conside- ,.pr"rurttuciones memorizadas y Para moldear nlrevas creaciones
rar su contexto cultural y social. Y esto torna verdaderamente mediante combinaciones inéditas. La variedad más útil de esas
atemorizador el intento. creaciones consistió en los escenarios imaginarios, la previsión
de resultados, la formulación de proyectos y el diseño de objeti-
vos nuevos que extendieran la sobreüda' Tercero' una gran
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