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COMPARTIR LA CUSTODIA O COMPARTIR

LOS CUIDADOS: APORTACIONES AL


DEBATE DESDE LA PERSPECTIVA DE
GÉNERO Y LOS ESTUDIOS DE
MASCULINIDAD
SHARING CUSTODY OR SHARING CARES: CONTRIBUTIONS
TO THE DEBATE FROM THE GENDER PERSPECTIVE AND
MASCULINITY STUDIES
Juan Blanco López Recibido: octubre de 2013
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Aceptado: noviembre de 2013
[jblalop@upo.es]

Palabras clave: custodia compartida, cuidados compartidos, masculinidad y género.


Keywords: joint custody, sharing cares, masculinity and gender.

Resumen. Este artículo pretende un análisis crítico de la demanda de


custodia compartida, por parte de algunos grupos de hombres, con la que
pretenden acceder de forma igualitaria al cuidado de sus hijos e hijas.
Algo que en principio debería ser reivindicado desde la perspectiva de
género ya que pone en cuestión los presupuestos tradicionales que sepa-
ran, en función del sexo, la funciones de provisión y protección de las de
cuidado y reproducción. Sin embargo, la mayoría de sus defensores se
muestran en contra de esta perspectiva, al suponerla una “ideología” que
discrimina a los varones, al contrario que sus detractores y detractoras
que suelen reivindicarla.

Abstract. This article seeks to a critical analysis of file for joint custody
from some groups of men and with which they want to achieve equally
the care of their sons and daughters. Something, which normally, should
be vindicated from the gender perspective because call into question the
traditional point of view of separation, based on sex, roles of provision
and protection of the care and reproduction. However, the majority of its
advocates are opposed to this idea, because they conceive it as “ideolo-
gy” which discriminate the males, contrary to theirs detractors who used
to vindicate it.

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1. Introducción lo que todavía nos parece extraño que se
“mire” a quien ha tenido la capacidad de
representar al nosotros común y ser, por
El texto que se presenta no está pensado tanto, la referencia a partir de la cual se
desde el ámbito de la administración de identifican y señalan a los otros sociales
justicia, quien lo firma no tiene capacidad (Valcuende y Blanco, 2003). Paradójica-
para ello, al ser un terreno en el que pro- mente, ser un hombre y representar a
fesionalmente no se mueve1. No es por lo lo común, al ser humano, ha dejado en
tanto un trabajo que parta del ámbito del la invisibilidad a los hombres concretos
Trabajo Social Forense, aunque el Trabajo en tanto que sujetos cultural e histórica-
Social como disciplina impregna tanto el mente construidos, lo que ha impedido
texto como las propuestas que en él se percibirse (nos) con unas características
desarrollan2. Más bien, el texto se enmar- comunes, unos elementos culturales que
ca en un punto de vista más amplio, el de identifican como colectivo directamente
la recuperación de la Intervención Social relacionados con unas determinadas rela-
con la Comunidad como elemento central ciones de género, que tiene como conse-
para el desarrollo y la organización social. cuencia la producción de unos hombres
El objetivo principal que pretendemos es y mujeres concretos. Unas relaciones de
acercarnos al debate sobre la custodia género que, en el caso de los varones,
compartida a partir de un campo distin- prometen la pertenencia al grupo de los
to al habitual, los estudios sobre mascu- privilegiados, pero que también conllevan
linidad, mejor masculinidades, algo poco grandes limitaciones, fundamentalmente
habitual, ya que el estudio y análisis de en el plano del desarrollo personal y emo-
los hombres, en cuanto que sujetos va- cional, que hacen que la mayoría de los
rones, no suele ser un elemento muy co- hombres de nuestra sociedad se puedan
mún. En la práctica, se estudia e inves- considerar como “discapacitados afecti-
tiga, incluso se nombra, aquello que es vos”, una desventaja que vista de manera
diferente, lo que se sale de la norma, por individual, concreta, conlleva evidentes
riesgos sociales y personales, para el pro-
1. Para un acercamiento desde el Trabajo Social
pio hombre, pero también para las muje-
en Justicia se pueden encontrar otros textos que
analizan de manera más exhaustiva y desde la
res y otros hombres.
práctica profesional las funciones del Trabajo Partir de la idea de ser un “producto” de
Social en Justicia, concretamente las funciones unas determinadas relaciones de género
en casos de custodia compartida. En este sentido
tiene gran interés, pues evita la simplifica-
se puede consultar el artículo de Marta Simón
Gil publicado en el número 2 de Cuadernos de ción entre meros culpables y simples víc-
Derecho Judicial, en el que se hace un detallado timas, pero también por llevar intrínseca
acercamiento al papel que los y las trabajadoras la idea de que puede transformarse y por
sociales realizan en la pericial de familia, concre- lo tanto posibilitar el acceso de hombres y
tamente en el caso de la Custodia Compartida. mujeres a una serie de valores, aptitudes
2. Que se inscriben en las líneas de investigación y actitudes que han estado vedadas por
del LIESS (Laboratorio Iberoamericano para esas mismas relaciones de género, en la
el Estudio Socio-histórico de las Sexualidades) mayoría de las ocasiones justificadas por
Proyecto de investigación I+D financiado por
un determinismo biológico que hace coin-
el Ministerio de Economía y Competitividad
(FEM2011-27295). cidir determinadas funciones reproducti-

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vas con valores y capacidades propias de Abundar desde esta otra perspectiva, aun
todo ser humano. de forma somera, es lo que pretendemos
con este artículo, con la intención de
Se parte por tanto de un análisis desde
aportar una visión diferente al debate que
la perspectiva de género, pero desde un
aunque, probablemente no conduzca a la
punto de vista crítico con ciertas visiones
solución, al menos ponga de manifiesto
que han caído en un importante reduc-
elementos que suelen quedar ocultos, o
cionismo que ha llevado a utilizar el con-
al menos velados, y que nos pueden ayu-
cepto género como sinónimo de sexo3, en
dar a comprender, más que a explicar,
un intento de reproducir un lenguaje “po-
unos conflictos sociales que normalmente
líticamente correcto” o, lo que suele ser
provocan un gran sufrimiento a las perso-
peor, como sinónimo de mujer, confun-
nas que en ellos están implicados: hom-
diendo los estudios y trabajos que preten-
bres, mujeres y fundamentalmente los
den sacar a la luz la situación de discri-
y las menores. En definitiva, al final nos
minación sufrida por las mujeres, con los
encontramos con más preguntas que res-
estudios de género. Esto lo encontramos
puestas, algo que aunque provoca cierta
demasiado habitualmente en los discur-
desazón, nos puede ayudar para afrontar
sos de algunos feminismos, precisamen-
la cuestión de la custodia compartida de
te de aquellos que han llegado al poder
manera más abierta. Esto no significa que
(Blanco, 2004) y que, en algunos casos,
no se apunten propuestas concretas que
terminan alimentando políticas de género
puedan ayudar a solucionar el conflicto
sexistas tanto al mirar con cierto desdén a
sobre la custodia, pero sobre todo enca-
los hombres que se autodefinen como fe-
minadas hacia la corresponsabilidad en
ministas, como al caer en simplificaciones
el cuidado, de hijas e hijos. A no ver el
que consideran a los varones como meros
problema cuando surge el conflicto que
verdugos y a las mujeres como simples
cualquier ruptura conlleva, sino adelan-
víctimas y no como productos de unas
tarnos para ver algunas de las causas que
determinadas relaciones de género que
están en el origen del conflicto. Unas pro-
sitúan ciertamente en situación de privi-
puestas en línea con los planteamientos
legio a los hombres frente a las mujeres,
de quien firma este artículo, en la idea
pero que también les imponen coercio-
de avanzar en el terreno del desarrollo de
nes, limitaciones, discriminaciones y ries-
políticas públicas, a través de la vía co-
gos que no suelen ser tenidos en cuenta.
munitaria, en un intento de desjudicializar
el conflicto, apuntando con una mirada
3. Un ejemplo de esta utilización lo podemos holística hacia la integralidad y no sólo
encontrar en la propia universidad. Hasta el cur- buscando soluciones cuando ha surgido
so 2008-09 en la encuesta para la valoración de la situación/problema y se hace impres-
la actividad docente por parte del alumnado se cindible intervenir para salvaguardar los
preguntaba, dentro del apartado sobre el perfil intereses de personas y menores implica-
de la persona que responde, cuál era su género.
das, sino haciendo hincapié en el ámbito
Un dato al que creemos de difícil acceso a través
de una encuesta. Como en otras tantas ocasiones de la prevención y promoción que evite, o
la palabra género, más en boga y probablemente al menos distienda el conflicto que cual-
por ser mas políticamente correcta sustituye sin quier separación conlleva.
ningún tipo de problemas a la de sexo, que era lo
que se pretendía averiguar.

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2. Consonancias y el que se sustenta buena parte de nues-
tra propia identidad como personas. Un
disonancias: Coparentalidad y sistema de relaciones de género que ha
perspectiva de género producido unos hombres y mujeres con-
cretos y que presupone la tenencia de
La demanda de custodia compartida por unos valores, aptitudes y actitudes adscri-
parte de diversos colectivos, fundamen- tos en función de la pertenencia a un sexo
talmente de algunos grupos de hombres, u otro, que hoy podemos considerar si no
así como su plasmación legislativa ante roto, al menos cuestionado y en crisis,
las situaciones de divorcio ha supuesto tanto por los cambios que las mujeres han
un importante debate social que suele provocado al asumir roles sociales antes
intentar solventarse a partir de simplifica- vedados, como por la incapacidad de una
mayoría de varones de ocupar el ámbito
ciones que hacen difícil el acercamiento
privado. De esta forma, mientras las mu-
a un elemento tan poliédrico como este,
jeres han entrado en el ámbito de la pro-
que terminan convirtiéndose en un inútil
ducción, los hombres, ni han entrado en
e infructuoso diálogo de personas sordas.
el de la reproducción ni, lo que probable-
Tanto quienes defienden la medida, como mente es más problemático, socialmente
quienes están en contra, argumentan se ha producido un cambio a la hora de
sistemáticamente la defensa del interés valorar de igual manera los valores, apti-
superior de los y las menores como el ele- tudes y actitudes que se adscriben tanto
mento sustancial para sustentar sus tesis. a los modelos de masculinidad hegemóni-
En ambos casos, cierran el debate con ca como aquellos que se entienden como
una obviedad que impide tanto el diálogo propios de la feminidad. Mientras que los
entre las partes como su contextualización primeros tienen la capacidad de aumen-
en una realidad social y cultural concre- tar la consideración social de quienes los
ta: la acusación mutua de ideologizar una disfrutan (poder, fuerza, independencia)
cuestión que debería quedar fuera de este tanto en hombres como en mujeres, los
terreno. Las asociaciones de mujeres de- segundos no provocan una reacción si-
fienden el papel tradicional de cuidadoras milar, incluso pueden, en el caso de los
que han venido ejerciendo histórica y cul- hombres que los ejecutan, ser elemen-
turalmente, y los varones, así como algunos tos que resten valor y reducir su posición
de los grupos que los representan, critican y prestigio social (cuidadoso, empático,
que se les niegue el derecho a ejercer de dulce, dependiente, sensible…). Estas
progenitores basándose en una legislación discrepancias han supuesto la coexisten-
que, desde su punto de vista, discrimina a cia de un nuevo mandato social, funda-
los hombres respecto de las mujeres. mentalmente reivindicado por las mujeres
feministas, pero que ha sido asumido por
Sin embargo, un acercamiento al fenó- el lenguaje “políticamente correcto”, con
meno con un cierto detenimiento desvela la permanencia de unos hombres y muje-
que está envuelto en un sinfín de para- res productos de un sistema de relaciones
dojas que suelen obviarse, dificultando de género, en quiebra, pero que todavía
el análisis de un fenómeno tan complejo no han sido sustituidos, en el imaginario
como este, inserto en un modelo de rela- social, por cuales son los elementos que
ciones familiares y sociales culturalmente deben definir masculinidad y feminidad, o
establecidas, fuertemente arraigado y en si tienen siquiera que existir.

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La primera de las paradojas con la que rol de persona cuidadora, partiendo de la
nos encontramos, y quizás la más sor- asunción y reivindicación de la ética del
prendente, es que la demanda de la cuidado, cuestionando las nociones de
custodia compartida, en sentido estricto, masculinidad y feminidad hegemónicas
pone en cuestión los roles culturales de más tradicionales y encorsetadas.
paternidad y maternidad hegemónicos
La tercera de las paradojas, aunque di-
en nuestra cultura en función de la per-
rectamente relacionada con la anterior, es
tenencia a un sexo u otro, al sustentarse
que el debate se apoya en la defensa de
sobre la idea de coparentalidad, entendi-
un modelo de relaciones familiares tradi-
da como la colaboración responsable de cional que aparece como el único posible
padres y madres en el proceso de crianza y probable. Cuando hoy en día este mo-
de sus hijos e hijas con disponibilidad y delo único se ve cuestionado con la apari-
capacidad similar para proveer, cuidar y ción y legitimización de otros modelos de
representar. Algo que debería estar rei- familia que también se entienden como
vindicado por aquellas personas y grupos fórmulas adecuadas para un correcto de-
que defienden la perspectiva de género sarrollo y educación de los y las menores,
en tanto que una forma de superar las pero que aparecen ajenas al problema. La
desigualdades sociales que se dan en custodia compartida aparece sólo como
función de la pertenencia a un sexo u otro un problema en el modelo más tradicio-
y no, como sucede en la práctica, justo nal de familia, por lo que se encuentra
al contrario, ya que quienes la defienden lastrada por una visión heterosexista de la
denuncian la perspectiva de género como familia basada en una supuesta comple-
una “ideología” que va en contra de los mentariedad de unos valores vinculados
derechos del varón. al sexo biológico de las personas.
La segunda, aunque en este caso ten- En cuarto lugar, obvia nuestra realidad
driamos que hablar más de simplificación social y cultural al no tener en cuenta ni
que de paradoja, es la asimilación que las relaciones de diferencia y desigualdad
suele hacerse entre la reivindicación de existentes entre hombres y mujeres, en-
la custodia compartida y el denominado tre las propias mujeres y entre los propios
Movimiento de Hombres. Una relación hombres. Como hemos visto estamos en
simplificada que se hace sin analizar las un momento procesual de cambio en
heterogéneas tipologías que podemos el modelo de relaciones de género, por
encontrarnos en el diverso entramado lo que nos podemos encontrar con una
que compone este movimiento social. gran diversidad de situaciones, incluidas
De esta manera se obvia que dentro del aunque en menor medida, la de hombres
movimiento se han suscitado otro tipo que han asumido su rol de cuidadores y
de debates que han propiciado que mu- mujeres que se han afianzado en su papel
chos de estos gupos prefieran hablar de de proveedoras fundamentales, aunque
“Cuidados Compartidos” siguiendo los raras veces estas hayan desaparecido del
planteamientos de coparentalidad, fren- ámbito de la reproducción, al tiempo que
te a los de “Custodia Compartida”. Se ha permanece todo un sistema de relaciones
por Io tanto ignonrado a unos grupos que de género sexista que condena a unos y
intentan promover cambios más sustan- otras a papeles diferentes y desiguales,
ciales, asumiendo y poniendo en valor el pero también que valora de diferente

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manera unos valores, aptitudes y actitu- patía y la ausencia de poder, al religioso,
des, según se asocien a masculinidad o que renuncia a su sexualidad, un elemen-
feminidad. No se consideran por lo tanto to fundamental en la consideración social
las consecuencias y contradicciones que del varón adulto, o al “mariquita” que en
han provocado los cambios acaecidos en ningún caso se percibe como miembro
las relaciones de género en los últimos del grupo de hombres de verdad. Si algún
treinta años en nuestra sociedad en la elemento expulsa de la categoría social de
percepción social de la significación del la masculinidad hegemónica es el de “ho-
ser “hombre” o “mujer” en nuestras so- mosexual”, mejor “marica” o “maricón”,
ciedades contemporáneas y que hacen que no tiene que ver tanto con una deter-
necesario plantearse algunas cuestiones minada orientación sexual, como con no
relativas al significado que en nuestras poseer ni ejercer los atributos propios del
sociedades tiene hoy ejercer de hombre. “hombre de verdad”.
Cuestionarnos si la valoración social del
No pretendemos responder a todas estas
hombre que asume las tareas y roles del
cuestiones en un espacio tan corto como
cuidador tiene la misma envergadura que
el que disponemos, sin embargo sí que
la valoración de la mujer que asume el
tiene interés el planteárnosla como forma
ejercicio del poder y darnos cuenta que
de acercarnos al debate, ya que cuando
es completamente distinta, pues al final
hablamos de la custodia compartida omi-
el éxito social se termina asociando con
timos todos estos elementos que subya-
un valores y actitudes demasiado coinci-
cen en el debate y que lo condicionan.
dentes con las que han venido definiendo
Permitiéndonos una mayor amplitud de
el modelo tradicional de masculinidad he-
elementos que en función de que opción
gemónica relacionados con la capacidad
tomemos, de que respondamos, entende-
para ejercer el poder y la demostración de
remos de una manera u otra el concepto
que se es un “Hombre”. La masculinidad
de custodia compartida y lo que se quiere
hay que demostrarla, se puede perder en
decir cuando nos enfrentamos a él y, por
cualquier momento. Así, mientras que la
lo tanto, comprendamos mejor los deba-
creencia y los mitos sociales asocian la
tes que ante él se plantean.
feminidad con lo biológico, se accede a
ella de manera “natural”, la masculinidad Aunque parezca extraño, para hablar de
no tiene esa misma característica de per- Custodia Compartida es necesario cues-
manencia, hay que demostrarla ante las tionarse los modelos de masculinidad y
mujeres, pero fundamentalmente ante los feminidad hegemónicos creados en fun-
otros hombres. Esto complejiza aún más ción de un modelo de relaciones de gé-
el debate, pues los valores que tenemos nero, de las significaciones sociales que
asociados a la feminidad no se han in- tienen la forma en la que entendemos ser
corporado al imaginario social como ele- un hombre o una mujer en nuestra socie-
mentos que demuestran la masculinidad, dad pero, sobre todo, de la valoración que
al contrario, permanecen como aquellos socialmente se tiene de la relación con
que hacen perder parte del estatus de un los cuidados. Sin un debate sobre estos
“hombre de verdad”. En nuestra cultu- elementos, junto con el cuestionamiento
ra sólo a dos tipos de hombres se les ha de la creencia social en lo que se ha ve-
permitido y valorado su aptitud y actitud, nido en denominar como la cadena sim-
para la comprensión, los cuidados, la em- bólica (Viñuales, 2002) la relación entre

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sexo, como marcador corporal, género y posicionamientos ideológicos, que van
como las prácticas sociales asociadas y desde aquellas más cercanas a las di-
sexualidad, entendidas como un relación versas corrientes de pensamiento del fe-
unidireccional y unívoca, organizada en minismo, los grupos pro-feministas, que
función de pares dicotómicos en la que a asumen la perspectiva de género, hasta
cada uno de los eslabones le correspon- los directamente enfrentados al feminis-
de otro y que se justifica en función de mo y que reivindican una vuelta a los
una sexualidad complementaria que le da valores más rancios y tradicionalistas,
sentido que suponga un cambio sustan- basados en la supremacía del hombre en
cial en nuestra percepción cultural sobre general y del hombre blanco y propietario
qué significación tiene la pertenencia a en particular.
un sexo u otro, discutir sobre la custodia Un saco nada homogéneo en el que se
compartida, no será más que hablar de la entremezclan diversas motivaciones e
punta de un iceberg que esconde en la ideologías que van desde la reivindicación
práctica bastante más de lo que se ve a del modelo más hegemónico de masculi-
primera vista y que por mucho que inten- nidad en calidad de proveedor y alejado
temos reducirlo seguirá creciendo, pues del mundo de los cuidados y la reproduc-
la base sobre la que se instala, aunque ción, hasta el cuestionamiento de una
no se vea, es mucho mayor y está bien forma de ejercer la masculinidad basada
enraizada en nuestras creencias cultura- en el ejercicio del poder y la asunción de
les que supera con mucho el ámbito de la las tareas del cuidado con su incursión en
judicatura. el ámbito doméstico en pie de igualdad,
pero con un nexo común: todos tienen su
origen en una sensación/percepción de
3. El debate de la crisis del modelo de masculinidad. Este
coparentalidad en los diversos fenómeno de “crisis de masculinidad”
grupos de hombres4: los no es nuevo en la historia, ya podemos
encontrar algo similar a finales del siglo
varones ante la disyuntiva XIX y principios del XX, aunque con una
entre la provisión/protección raíz común, en ambos casos se producen
y el cuidado como respuesta al auge de las ideas y de-
mandas feministas.

Cuando se habla de Movimiento de Hom- Unas respuestas organizativas que no


bres nos encontramos con una pequeña han consolidado un movimiento reivindi-
valija, nada homogénea, donde como ve- cativo sólido, con peso específico propio
remos se incluyen diversas perspectivas y gran penetración en la sociedad, nada
comparable a otros movimientos sociales
4. Para un análisis más detallado de lo que se ha como el feminista o los movimientos de li-
venido en denominar el Movimiento de Hombres beración sexual, aunque sí que se aprecia
ver Blanco López, J. 2013, en el que se concep- un cierto avance tanto en la consolidación
tualizan los diversos grupos existentes así como organizacional como en la repercusión
el desarrollo de este incipiente movimiento en el más general de sus idearios, al tiempo
estado español, fruto de la Tesis Doctoral “Hom-
que podemos ver cómo sus posiciona-
bres, la masculinidad como factor de riesgo. Una
etnografía de la invisibilidad” mientos son bastante más plurales de lo

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que podría pensarse. Por lo que se matiza litaristas o pro-feministas7 y por último,
una cierta idea de que la reivindicación Reivindicación de derechos civiles. En el
de la aplicación “por defecto” de la custo- caso que nos ocupa, aunque todos tienen
dia compartida es una posición unánime posición con respecto al tema de la cus-
o generaliza por parte de estos grupos. Al todia compartida, así como de los papeles
contrario, podremos ver cómo las reivindi- que deben desempeñar hombres y muje-
caciones van más en la línea de la asun- res en el ámbito de los cuidados, nos cen-
ción por parte de hombres y mujeres de traremos en el grupo que denominamos
los cuidados compartidos, lo que se acer- como de reivindicación de derechos civi-
caría a la posibilidad real de la puesta en les conformados por grupos pro-derechos
marcha de esta custodia compartida sin del hombre y del padre, articulados en
el acuerdo mutuo previo. función de la exigencia de un trato igual
Podemos hablar de cuatro grandes gru-
pos: Autoconciencia o reivindicación mas- tenden restaurar la masculinidad tradicional y
culina5, Supremacía masculina6, los Igua- defender la supremacía masculina blanca, hetero-
sexual o nacionalista: recuperando los lugares del
5. Aquellos que persiguen la vuelta a un lugar mí- varón en cuanto padre-autoridad y proveedor, así
tico e ideal en el cual el hombre podría ejercer su como los de la mujer como madre-ama de casa.
papel natural. Unos grupos muy vinculados a la Un ejemplo paradigmático en los Estados Uni-
autoayuda y la terapia. En una perspectiva menos dos, pero que se va extendiendo por otros lugares
“conservadora” podemos incluir en este apartado de América Latina es Promise Keepers grupo de
una tipología de hombres que se unen para crear ideología Cristiano Evangelista.
foros de discusión entre hombres, en los que el 7. A lo largo y ancho del mundo han proliferado
elemento central es poder hablar e intercambiar organizaciones para implicar a los hombres en
entre ellos sus preocupaciones, sus inquietudes el cuestionamiento de los patriarcados público y
y también sus inseguridades, germen en un gran doméstico, así como el supuesto derecho mascu-
número de casos de lo que luego serán los grupos lino al poder. De entre las diversas organizacio-
y movimientos pro-feministas, la diferencia sus- nes existentes de este tipo destaca NOMAS, la
tancial con estos es que en estos grupos no existe estadounidense Organización Nacional de Hom-
la necesidad de salir y expresar hacia la sociedad bres contra el Sexismo entre otras que han ido
en general sus posicionamientos. Su centralidad surgiendo en el ámbito anglosajón, pero también
está en la necesidad de conocerse y promover en el latino. Su ideología descansa en cuatro pi-
cambios a nivel personal. lares básicos: la oposición al racismo, al sexismo
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. Este grupo esta ���������������������������
compuesto por aquellos hom- y al heterosexismo, y la promoción de la vida de
bres que se organizan a partir de la reivindicación los hombres.
directa de la supremacía del varón. Una reivindi- En el Estado Español también irán surgiendo
cación que se articula a partir de elementos diver- este tipo de grupos antisexistas o pro feministas,
sos como el legado histórico, el decreto religioso, siendo Andalucía uno de los lugares en los que se
el destino biológico y la legitimidad moral. Estos han desarrollado un mayor número de iniciativas
se nutren del racismo, la homofobia, el naciona- de este tipo, algunas de las cuales como AHIGE
lismo, el sexismo y el antisemitismo, formados (Asociación de Hombres por la Igualdad de Gé-
por heterosexuales, blancos, de clase media, con nero) fundada en Málaga en el 2001 se ha exten-
fuerza y cierta representatividad en el medio oes- dido por todo el Estado. El otro gran grupo de
te norteamericano. ������������������������������
En los últimos años, coincidi- referencia el Foro de Hombres por la Igualdad
endo con la presidencia de Bush y después de los (Hx=) también tiene sus orígenes en los grupos
atentados del 11-S, se ha producido un repunte de hombres de Sevilla, Granada y Jerez, grupos
de estos grupos, apareciendo numerosos grupos creados a finales de los noventa y que siguen hoy
impregnados con esta ideología. Grupos que pre- en activo.

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al que se da a las mujeres en materias de tiene un foro dedicado y destinado espe-
separación y tutela de los hijos. cialmente a mujeres, fundamentalmente
abuelas, segundas esposas, etc. Otra ver-
Esta categoría es la más heterogénea
tiente de esta tipología, son los grupos o
desde el plano de la ideología, ya que po-
asociaciones de “hombres maltratados”
demos encontrar desde posiciones muy
que tienen su auge en nuestro país a partir
conservadoras a posiciones más cerca-
de la puesta en marcha de la Ley Integral
nas al pensamiento de la igualdad. Estos
Contra la Violencia de Género y cuyo ob-
grupos de reafirmación masculina suelen
jetivo fundamental es igualar la situación
estar constituidos por padres divorcia-
de violencia, o maltrato institucional, ya
dos o separados que reclaman contra los
sea ésta provocada por un hombre o por
obstáculos legales que limitan el ejercicio
una mujer. Los hombres pertenecientes
de su paternidad y cuentan con bastante
a estos grupos consideran que la actual
representatividad en los Estados Unidos
legislación permite que una mujer pueda
de Norteamérica, aunque también pode-
maltratar al hombre con absoluta impuni-
mos encontrarlos en otros lugares como
dad, amparada por un sistema ideológico,
México donde, por ejemplo, se convocó
político y judicial. Aunque no se niega ex-
el día 19 de marzo de 2003 una mani-
presamente la existencia de una desigual-
festación de hombres que reivindicaban
dad estructural entre hombres y mujeres
sus derechos como tales (“Día Internacio-
consideran que esta legislación va contra
nal del Hombre”8). Asociaciones y redes
la igualdad de las personas al estar im-
articuladas sobre este tipo de demandas
pregnada por lo que denomina “ideología
también las encontramos en nuestro país,
del género”. Esta última tipología se sitúa
organizadas, fundamentalmente, en aso-
en la frontera, conformándola como difu-
ciaciones de hombres separados. Un
sa, entre esta categoría y la conformada
ejemplo en el Estado Español es el gru-
por grupos que reivindican la supremacía
po madrileño Padres e hijos, integrado en
del varón.
el europeo “Feminismo en el banquillo”.
Otro ejemplo de este tipo de asociación, Sin embargo también encontramos otros
más profesionalizado, es la Asociación de grupos de reivindicación de derechos,
Padres de Familia Separados (APFS) que aquellos que reivindican la participación
desde 1993 tiene como objetivo la defen- en los cuidados y la crianza de hijos e hi-
sa de los derechos de los hombres sepa- jas en pie de igualdad y que han logrado
rados y sus hijos. Esta asociación cuenta que la demanda de cuidados compartidos
con delegaciones en más de 20 ciudades sea asumida por los grupos de hombres
del Estado Español. Una característica de con excepción de los señalados anterior-
esta asociación es que en su página web mente. Entre estos grupos destaca Plata-
forma por Permisos Iguales e Intransferi-
bles de Nacimiento y Adopción (PPIINA).
8. Una bonita paradoja, ya que reivindican como
el día del “hombre” la fecha en la que se celebra Para ellos la centralidad no está en la de-
el día del padre representada en la figura de San manda de la custodia compartida, que
José, el mito cristiano de aquel que es meramente
pueden compartir, si no en la necesidad
sustentador, ya que no es padre biológico, pero
tampoco ejerce la paternidad social, su hijo es el
de igualar las condiciones de acceso a
hijo de Dios, el verdadero Padre en todos los sen- los permisos por cuidados de menores
tidos es otro. en las mismas condiciones para padres y

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madres. Es decir, poner las condiciones cuadamente apoyada de diversa medidas
necesarias para que la coparentalidad sea que abarquen un amplio abanico.
factible y asumible para hombres y muje-
De una parte, medidas destinadas al re-
res. Entendiendo por corresponsabilidad
fuerzo en los juzgados de familia con
“la asunción equitativa, por parte de hom-
equipos profesionales que puedan valo-
bres y mujeres, de las responsabilidades,
rar cada situación en concreto a través,
derechos, deberes y oportunidades aso-
no sólo, de la elaboración de dictámenes
ciados al ámbito doméstico, la familia y
periciales sociales no vinculantes, sino de
los cuidados”. Exigiendo, para hacer esto
propuestas de intervención que permitan
posible, que todas las personas progeni-
también hacer un seguimiento y evalua-
toras tengan los mismos derechos para
ción de cada situación (Simón, 2009). Si
cuidar, empezando por el mismo permiso
no es así, con lo que nos encontramos, de
intransferible y pagado al 100%.
nuevo, es que frente a un problema com-
En este mismo sentido y dentro de la plejo de relaciones sociales y culturales se
Agenda Común de acciones por parte de pretende resolver con una medida gene-
los grupos de hombres igualitarios en el ralista, probablemente económicamente
Estado Español en la reunión celebrada más viable, pero que en la práctica será
en el marco del Congreso Iberoamerica- poco eficaz y efectiva. Y, de otra, de otro
no de masculinidades y equidad que se tipo de medidas que superan el marco de
desarrolló en Barcelona en Octubre de la administración de justicia, que incidan
2011, a propuesta del Grupo de Hom- en los ámbitos de la promoción y la pre-
bres de Jerez, se acordó celebrar el día vención.
del Padre Igualitario y de promoción de La crisis en los modelos de relaciones de
la paternidad plena, cuidadora y respon- género, elemento sustancial a la hora de
sable. Concentrándose en la fecha del 19 entender el problema, necesita de solu-
de marzo acciones a favor de los cuidados ciones más dúctiles, en las que seamos
compartidos y la paternidad corresponsa- capaces de encontrar respuestas más
ble, reivindicando los permisos materni- adaptativas a las diversas situaciones con
dad y paternidad iguales, intransferibles y las que nos encontramos, ya que la co-
pagados a cargo de la Seguridad Social parentalidad, elemento sustancial para
al 100%. la puesta en marcha de esta medida, no
es algo socialmente generalizado ni valo-
4. A modo de conclusiones rado. Hombres y mujeres somos produc-
tos de unas determinadas relaciones de
género, que en nuestra sociedad y cultura
¿La puesta en marcha de una medi- implican una diferente manera de asumir
da general como la generalización de la las labores de cuidado y protección de los
custodia compartida supondría solucio- y las menores. Sin un cambio en este mo-
nar los problemas que surgen a partir de delo de relaciones, y por lo tanto, en la
una ruptura para hombres y mujeres, si forma de pensarnos e identificarnos hom-
no existe el acuerdo mutuo entre los cón- bres y mujeres, no es factible. Mientras
yuges, como se recoge en el artículo 92 que los hombres no nos incorporemos,
del Código Civil? Desde nuestro punto de de manera activa, al ámbito de la repro-
vista, creemos que no, si esta no va ade- ducción social, de los cuidados, de igual

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manera que las mujeres se han incorpo- de un plan de intervención y acompaña-
rado al mundo de la producción, no será miento que trascienda del ámbito judicial
factible. y se introduzca en el comunitario.
Desde el ámbito de la administración de Al tiempo, se deben implementar también
justicia pueden darse avances en ese sen- otras medidas, enmarcadas en el ámbi-
tido, por lo que sí se pueden ir tomando to de la prevención y la promoción, por
medidas encaminadas hacia la idea del parte de las administraciones públicas,
fomento de la coparentalidad, entendida encaminadas hacia el fomento del acceso
como la igualdad para compartir el rol de de los varones al ámbito de los cuidados,
cuidadores, frente a la idea, socialmente hacia otras personas y hacia sí mismo, no
más asumida, de complementariedad en sólo en los sistemas educativo y de salud,
función de la pertenecía a un sexo u otro. sino también con medidas como las plan-
teadas por diversos grupos de hombres
Entre otras posibilidades, apostar y aplicar
como el acceso igualitario a los permisos
instrumentos como la mediación intrafa-
miliar para la resolución de los conflictos o por nacimiento o adopción, en igualdad
contar con un mayor equipamiento profe- de condiciones, intransferibles y a car-
sional formado por equipos multidiscipli- go de la Seguridad Social, que permitan
nares que ayuden, en cada caso, a valorar acceder al ámbito de los cuidados de
la idoneidad de cada uno de los cónyu- manera equitativa a hombres y mujeres,
ges para ejercer las funciones inherentes elementos que ayudarían a poder desa-
a este derecho explorando los recursos y rrollar la coparentalidad que debe llevar
necesidades personales tanto en el nivel implícita cualquier medida de custodia
económico, social, cultural y educativo. compartida.
También con la elaboración de un plan Si no se complementan las medidas judi-
de acompañamiento, consensuado entre ciales con estas otras medidas de promo-
profesionales y usuarios, que permita a ción y prevención difícilmente podremos
esta persona acceder a la formación ne- hacer algo más que paliar un problema
cesaria para poder desarrollar adecuada- sobrevenido. Sin la reivindicación de los
mente su rol de cuidador. De esta forma, cuidados compartidos, con todo lo que
el informe pericial trasciende y se hace conlleva de cambio en el modelo de re-
imprescindible no sólo para ayudar al juez laciones de género, difícilmente se po-
en la comprensión de una situación fami- drá instaurar una medida como la de la
liar dada a través del diagnóstico socio- custodia compartida por defecto y sin el
familiar, contextualizada en una realidad mutuo acuerdo de la pareja en crisis. Una
cultural determinada, sino también para apuesta difícil y que sólo se resolverá a
aportar una visión integral del problema largo plazo, pero que debe empezar a im-
planteado que supere la instancia judicial, plementarse lo antes posible si queremos
desjudicializando una parte del problema, que en un futuro no demasiado lejano se
promoviéndose la coordinación con otros cumpla la finalidad última de una medida
recursos en el ámbito de los Servicios So- como esta, el proteger el interés superior
ciales Comunitarios, de tal manera que se del o la menor.
conciba la intervención con estas familias
y personas de manera integral, a partir
del desarrollo, seguimiento y evaluación

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