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Las nueve musas canónicas son:

 Calíope (Καλλιόπη, ‘la de la bella voz’); musa de la elocuencia, belleza y poesía


épica o heroica (canción narrativa), representada con una corona de laurel y portando
una lira. Fue madre de Orfeo y de Reso (rey que murió en la Guerra de Troya)
 Clío (Κλειώ, ‘la que ofrece gloria’); musa de la Historia (epopeya). Su función era
mantener vivo los actos generosos y los triunfos. Se la representa con una trompeta y
un libro abierto.
 Erató (Ἐρατώ, ‘la amorosa’); musa de la poesía lírica-amorosa (canción amatoria).
Coronada con rosas, se la representa portando una cítara.
 Euterpe (Ευτέρπη, ‘la muy placentera’); musa de la música, especialmente del arte de
tocar la flauta. Se representaba coronada de flores.
 Melpómene (Μελπομένη, ‘la melodiosa’); musa de la tragedia. La tragedia como difícil
arte que despierta el ingenio y la imaginación.
 Polimnia (Πολυμνία, ‘la de muchos himnos’); musa de los cantos sagrados y la
poesía sacra (himnos). Se representaba vestida de blanco.
 Talía (Θάλεια o Θαλία, ‘la festiva’); musa de la comedia y de la poesía bucólica.
Presidía los banquetes y otras festividades, otorgando dones de abundancia.
 Terpsícore (Τερψιχόρη, ‘la que deleita en la danza’); musa de la danza y poesía coral.
Representada con guirnaldas.
 Urania (Ουρανία, ‘la celestial’); musa de la astronomía, poesía didáctica y
las ciencias exactas. Se la representa portando un globo terráqueo, que mide con un
compás.

Genealogía[editar]
La genealogía de las Musas no es la misma en todas las fuentes. La noción más común es
que eran hijas de Zeus, rey de los olímpicos, y Mnemósine, diosa de la memoria, y que
nacieron en Pieria (Tracia), al pie del monte Olimpo, por lo que a veces se les
llamaba Piérides, pero algunos autores como Alcmán, Mimnermo y Praxilalas
consideraban más primordiales, hijas de Urano y Gea. Pausanias explica que había dos
generaciones de Musas, siendo las primeras y más antiguas hijas de Urano y Gea y las
segundas de Zeus y Mnemósine.
Otras versiones afirmaban que eran hijas:

 De Píero y una ninfa pimplea (por lo que a veces se les llama Pimpleas o Pimpleides)
a la que Cicerón llama Antíope;
 De Apolo;
 De Zeus y Plusia;
 De Zeus y Moneta, probablemente una simple traducción de Mnemósine o Mneme, de
donde son llamadas Mnemónides;
 De Éter y Gea.
Se considera a Eufeme nodriza de las Musas y al pie del monte Helicón su estatua
aparecía junto a la de Lino.

En los poemas homéricos se considera a las Musas diosas de la música


y la poesía que viven en el Olimpo. Allí cantan alegres canciones en las
comidas de los dioses, y en el funeral de Patroclo cantaron lamentos.
De la estrecha relación existente en Grecia entre la música, la poesía y
la danza puede también inferirse que una de las ocupaciones de las
Musas era el baile. Como se las adoraba en el monte Helicón eran
naturalmente asociadas con Dioniso y la poesía dramática, y por esto
eran descritas como sus acompañantes, compañeras de juego o
niñeras.

El poder que se les atribuye con más frecuencia es el de traer a la


mente del poeta mortal los sucesos que ha de relatar, así como
otorgarle el don del canto y darle elegancia a lo que recita. No hay
razón para dudar de que los poetas más antiguos eran sinceros en su
invocación a las Musas y que realmente se creían inspirados por ellas,
pero en épocas posteriores, al igual que en la actualidad, tal invocación
es una mera imitación. (Véase «Funciones en la literatura» más
adelante).

Al ser diosas del canto, están naturalmente relacionadas con Apolo, el


dios de la lira, quien también instruía a los bardos y era mencionado
junto a ellas incluso por Homero. En épocas posteriores Apolo es
situado en muy estrecha relación con ellas, pues se le describe como
jefe del coro de las Musas con el epíteto Musageta(Μουσαγέτης).

Otra característica más de las Musas es su poder profético, que les


pertenece en parte porque eran consideradas como ninfas inspiradoras
y en parte por su relación con Apolo, el dios profético de Delfos. De ahí
que instruyeran, por ejemplo, a Aristeo en el arte de la profecía.

Como los poetas y los bardos obtenían su poder de las Musas, y aunque
la idea más general es que, como las demás ninfas, eran divinidades
virginales, algunos eran con frecuencia llamados sus discípulos o hijos:

 Lino es llamado hijo de Anfímaro y Urania, o de Apolo y Calíope,


o de Terpsícore;
 Jacinto, hijo de Píero y Clío;
 Orfeo, de Calíope o Clío;
 Tamiris, de Erato.

Aunque las musas no tienen ciclo legendario propio, sí se les atribuyen


algunos mitos menores:

 Marsias era un pastor frigio (en otras versiones, un sátiro) que


desafió a Apolo a un concurso de música. Había encontrado
un aulos inventado por Atenea que ésta había tirado porque le
hacía hinchar sus mejillas. Apolo tocó su lira y Marsias esta
flauta, y ambos lo hicieron tan bien que ni Midas, al que habían
invitado como juez, ni las Musas pudieron decretar un vencedor.
Entonces Apolo retó a Marsias a tocar el instrumento del revés:
él giró su lira y tocó, pero el aulos no podía tocarse del revés.
Entonces las Musas declararon vencedor a Apolo, pero Midas
objetó contra este veredicto. Las Musas estaban en mayoría y se
negaron a ceder. Apolo, para castigar a Marsias por su soberbia y
audacia al retar a un dios, le ató a un árbol y lo desolló vivo,
dando su sangre origen al río Marsias (en otras versiones,
los faunos, los sátiros y las dríades le lloraron tanto que fueron
sus lágrimas las que engendraron el río). Seguidamente tocó la
cabeza de Midas, y las orejas de éste crecieron hasta ser como las
de un burro.
 Las Piérides eran nueve doncellas hijas del rey Píero de Pieria,
en Tracia, muy hábiles en el arte del canto que, orgullosas de su
talento, desafiaron a las Musas. Las ninfas del Parnaso fueron
nombradas como jueces, y como era de esperar fallaron a favor
de las Musas. Estas castigaron a las Piérides transformándolas
en urracas, tornando así sus voces en graznidos.
 Tras ser asesinado por Dioniso, las Musas recogieron los trozos
del cadáver de Orfeo, hijo de Calíope, y los enterraron al pie del
sagrado monte Olimpo, donde se dice desde entonces que
los ruiseñores cantan con más dulzura que en ningún otro lugar.
 Tamiris, legendario cantor hijo de Filamón y la ninfa Argíope,
desafió a las Musas, exigiendo de salir vencedor unirse
sucesivamente con las nueve. Las Musas vencieron, y cegaron a
Tamiris por su hibris.
 Las Sirenas, que igualmente se atrevieron a competir con ellas,
fueron privadas de las plumas de sus alas, que las propias Musas
se pusieron como adorno.

Funciones en la sociedad

La palabra griega mousa es un sustantivo común además de un tipo de


diosa: significa literalmente ‘canción’ o ‘poema’. La palabra deriva
probablemente de la raíz indoeuropea *men-, que es también el origen
del griego Mnemósine, del latínMinerva, y de las
palabras castellanas mente y museo. O, alternativamente, de *mont-,
‘montaña’, debido a su residencia en el monte Helicón, que es menos
probable en significado, pero más probable lingüísticamente.

Las Musas eran por tanto las personificaciones y las patrocinadoras de


las representaciones de discursos en verso o mousike (de donde
proviene «música»), ‘arte de las Musas’. En el periodo arcaico, antes de
que los libros estuviesen ampliamente disponibles, esto incluía casi
todas las formas de enseñanza: el primer libro griego de astronomía,
por Tales, estaba escrito en hexámetros dactílicos, igual que muchas
otras obras de la filosofía presocrática. Tanto Platón con
los pitagóricosincluían explícitamente la filosofía como un subgénero
de mousike. Heródoto, cuyo principal medio de expresión era la
recitación pública, llamó a cada uno de los nueve libros de
sus Historias con el nombre de una musa diferente.

Para el poeta y legislador Solón, las Musas era «la clave de la buena
vida», pues traían tanto la prosperidad como la amistad. Solón buscó la
perpetuación de sus reformas políticas a través del establecimiento de
la declamación de su poesía (completada con invocaciones a sus Musas
prácticas) por parte de chicos atenienses en los festivales de cada año.

Funciones en la literatura

Las Musas son invocadas típicamente al principio, o cerca, de un


poema épico o historia clásica griega. Servían de ayuda a un autor, o
como auténtico orador del que el autor no era más que la voz.
Originalmente la invocación a las musas era una indicación de que el
orador se movía en la tradición poética, de acuerdo a las fórmulas
establecidas.

Algunos ejemplos clásicos son:

Comencemos nuestro canto por las Musas Heliconíadas, que habitan la


montaña grande y divina del Helicón, donde forman bellos y deliciosos
coros en la cumbre, lanzando al viento su maravillosa voz, con himnos
a Zeus, portador de la égida, a Hera, a Atenea, a Apolo, a Artemisa,
a Poseidón,a Afrodita, y a la restante estirpe sagrada de sempiternos
inmortales. Este mensaje a mi, en primer lugar, me dirigieron las
diosas, las Musas Olímpicas, hijas nacidas del poderoso Zeus: Clío,
Euterpe, Talía, Melpóneme, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y
Calíope (...) ¡Tan sagrado es el don de las Musas para los hombres!
¡Salud, hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto.

Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,


que, después de destruir la sacra ciudad de Troya,
anduvo peregrinando larguísimo tiempo

Cuéntame, Musa, las causas; ofendido qué numen


o dolida por qué la reina de los dioses a sufrir tantas penas
empujó a un hombre de insigne piedad, a hacer frente
a tanta fatiga. ¿Tan grande es la ira del corazón de los dioses?

¡Oh musas, oh altos genios, ayudadme!


¡Oh memoria que apunta lo que vi,
ahora se verá tu auténtica nobleza!

Canta, celeste Musa, la primera desobediencia del hombre. Y el fruto


de aquel árbol prohibido cuyo funesto manjar trajo la muerte al mundo
y todos nuestros males con la pérdida del Edén, hasta que un Hombre,
más grande, reconquistó para nosotros la mansión bienaventurada

Quién me diera una musa de fuego que os transporte al cielo más


brillante de la imaginación; príncipes por actores, un reino por teatro, y
reyes que contemplen esta escena pomposa

Estas que me dictó rimas sonoras, culta sí, aunque bucólica, Talía

Invocaciones
Los poetas suelen invocar a las musas para que les inspiren las palabras
adecuadas y la distinción entre los hechos verdaderos y los falsos. A continuación
ponemos varios ejemplos de ello. Los tres primeros pertenecen a la Iliada y a
la Odisea, poemas griegos escritos en el siglo VIII a. C., que narran la Guerra de
Troya (en la Iliada) y la vuelta de Ulises a su tierra después de esa guerra (en
la Odisea). El cuarto y quinto texto están extraidos de la Teogonía de Hesíodo y los
dos últimos pertenecen a la Eneida, obra escrita por el poeta romano Virgilio.

Homero, Iliada, 1, 1-7


La cólera canta, oh diosa, del Pélida Aquiles,
maldita, que causó a lso aqueos incontables dolores,
precipitó al Hades muchas valientes vidas
de héroes y a ellos mismos los hizo presas para los perros
y para todas las aves -y así se cumplía el plan de Zeus-,
desde que por primera vez se separaron tras haber reñido
el Atrida, soberano de hombres, y Aquiles, de la casta de Zeus

Homero, Iliada, 2, 484-489


Decidme ahora, Musas, dueñas de olímpicas moradas,
pues vosotras sois diosas, estais presentes y lo sabeis todo,
mientras que nosotros sólo oímos la fama y no sabemos nada,
quiénes eran los príncipes y los caudillos de los Dánaos.

Homero, Odisea, 1, 1-3


Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes.

Hesíodo, Teogonía, 104-115.


¡Salud, hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto. Celebrad la estirpe
sagrada de los sempiternos inmortales, los que nacieron de Gea y del estrellado
Urano, los que nacieron de la tenebrosa Noche y los que crió el salobre Ponto. (...)
E inspiradme esto, Musas, que desde un principio habitais las mansiones
olímpicas, y decidme lo que de ello fue primero.
Hesíodo, Teogonía, 1020-1021.
Y ahora, celebrad la tribu de mujeres, Musas Olímpicas de dulces palabras, hijas
de Zeus portador de la égida.

Virgilio, Eneida, 1, 8-10.


Dime las causas, Musa; por qué ofensa a su poder divino,
por qué resentimiento la reina de los dioses
forzó a un hombre, afamado por su entrega
a la divinidad, a correr tantos trances, a afrontar tantos riesgos.

Virgilio, Eneida, 9, 77 ¿Qué dios -decidme, Musas- desvió de los teucros


incendio tan atroz?

Aquí me pongo á cantar al compás de la vigüela ,


que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria, como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
Pido á los Santos del Cielo que ayuden mi pensamiento, les pido en este momento
que voy á cantar mi historia me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Vengan Santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda, que la lengua se me ańuda
y se me turba la vista;
pido á mi Dios que me asista en una ocasion tan ruda.

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