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Si como sentenciara nuestro Apóstol

Si como sentenciara nuestro Apóstol: "De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace:
ganémosla a pensamiento". (Carta a Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada, Cabo Haitiano,
10 – abril – 1895). Nadie piense que nos enfrentaremos a las NTIC, sino todo lo contrario, las
usaremos también como armas: a la ciberguerra enfrentaremos la ciberdefensa y la
ciberofensiva en defensa de la Revolución, de nuestra dignidad, de nuestra patria.
Aún tiene que perfeccionarse y expandirse nuestra presencia en las Redes Sociales. La
blogosfera, Facebook, Twitter, etc. son también nuestro escenario de combate, ejemplo de ello
nos lo dio el Comandante Supremo de Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, uno
de los "twittero" mayor seguidos del mundo, por 2 millones de contactos.
Hoy los enemigos refuerzan su accionar con medidas dirigidas a la esfera ideológica-cultural
con más fuerza, para socavar en diferentes sectores de nuestra sociedad la confianza hacia la
Revolución, utilizan cuanta habilidad para mutar los conceptos que siempre han presidido las
acciones revolucionarias y progresistas para sembrar dudas, confusión, en un ataque a fondo a
nuestros valores identitarios. Junto a los "nuevos disidentes u opositores" están los
grupúsculos de siempre-cada vez más similares-los mismos instrumentos de agresión y
ofensas: el bloqueo recrudecido, las acciones encubiertas, el estímulo a la emigración ilegal, las
inclusiones de Cuba en sus "listas" como patrocinador del terrorismo y violación de
los Derechos Humanos. Los agoreros del imperio no cesan de "cacarear" la necesidad
de "Transición a la Democracia" de los estados revolucionarios o progresistas que les
molestan, los acusan de "totalitarios o autoritarios" o cuantos renombres denigrantes puedan
propagandizar gracias a su dominiomediático a través de las grandes transnacionales de la
Información y las Comunicaciones para conformar una realidad virtual que se separa de la
realidad misma. Siempre encuentran quienes sucumben a su mundo de consumismo y se
prestan como mercenarios a los propósitos imperiales. La estrategia de la administración
Obama no está contenida en un documento programático, pero sigue dirigida por los
mismos objetivos de las 10 administraciones anteriores en su afán de derrocar la Revolución
cubana. Por eso, aunque Obama se muestre más inclinado a la explotación de las NTIC, a
buscar variantes para levantar una "nueva disidencia" (que no es tal) no renuncia a mantener e
incrementar todas las acciones e instrumentos de agresión ensayadas desde hace más de 55
años. Su invocación a la transición no es como progreso sino como reacción.
Como apunta Balmori Rodríguez, se puede y se debe discutir y conceptualizar acerca de la
transición socialista que aún es terreno imprescindible en la teoría y en la práctica[82]por lo
que implica en la construcción y transformación hacia una nueva sociedad diferente a la
capitalista y más que un desafío, es una necesidad, incluso, que es más importante en su
extensión genérica, en el Socialismo, en general, no sólo para experiencias concretas, ni
siquiera sólo para el proyecto socialista cubano, porque no podemos pensar el socialismo
cubano sin mirar al mundo: en sus interrelaciones que nos influyen y condicionan; en nuestra
incansable e inacabable enfrentamiento al imperialismo y las estrategias que nos instrumenta;
en el fabuloso momento histórico que vive hoy la América Latina que nos implica y contamina;
en el espectacular empuje de insignes actores del socialismo asiático y en la globalidad
cambiante y amenazante que nos interconecta. No encajamos en los códigos de la
"transitología" anunciada y hoy tan en boga, aunque sí en los de la transición socialista, y que
para muchos ha sido una sola, con más de cinco décadas, pero con la definición del
Comandante en Jefe de que "Revolución es sentido del momento histórico", hoy estamos
abocados a necesidades de cambios, de nuevos elementos reguladores éticos, políticos,
jurídicos, sociales y económicos que se ajusten a las condicionantes de estos tiempos, por lo
que nuestra transición socialista no ha terminado. Podríamos entonces reiterar la interrogante:
¿"Transición" hacia dónde?

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