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La ventana
ISSN: 1405-9436
revista_laventana@csh.udg.mx
Universidad de Guadalajara
México
cionalhacealahistoriapolíticayalaspolíticasdependientesdeella
( March y Olsen, 1987 y 1989; North, C. D., 1966; 1990; 1981; North
y P. Thomas, 1973; Sven Steinmo, K. Thelen y F. Longstreth, ed.,
1995; G. March y Johan P. Olsen, 1989 y 1984; Taylor y Hall, 1995).
De acuerdo con esto, institucionalizar la perspectiva de género
en los modelos de las decisiones públicas supone, de entrada, hacer
visible, contable y evaluable un conjunto de variables sociales y eco-
nómicas referentes al mundo femenino, buena parte de ellas exclui-
das actualmente del funcionamiento de las instituciones públicas y
de los modelos de política, por lo que, en muchos aspectos, institu-
cionalizar esta perspectiva implica desplegar un nuevo paradigma
depolíticapública,conelcorrespondientedesarrollodelinstrumental
teórico-conceptual, metodológico y operativo; éstos serían los indi-
cadores, las bases de datos, el desarrollo de instrumentos de política
y los mecanismos de gestión (incluyendo los de gestión financiera).
Y otro tanto en lo que hace a leyes, normas y procedimientos de
regulación de derechos, oportunidades y conflictos, por lo que en
conjunto la institucionalización en política pública de esta nueva
perspectiva implicaría una reforma institucional de vastas propor-
ciones del aparato público y de las culturas institucionales que per-
miten su reproducción.
En este sentido, el desarrollo de este nuevo paradigma de políti-
ca pública orientado genéricamente, no sólo está relacionado con
los procesos de producción de todo un nuevo instrumental de polí-
ticapúblicaydesudifusióninterinstitucional;esdecir,ligadoalas
dinámicas propias de un proceso de creación de nuevas institucio-
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Para este tema es muy recomenda- Sin embargo, como lo señalan numerosos estu-
ble la lectura de N. Kabeer, sobre todo
loscapítulos2,4y8. dios,4 las orientaciones que los organismos interna-
cionales, tanto públicos como privados, promueven en torno a las
políticas para la mujer, a pesar de su retórica reivindicatoria, distan
mucho de traducir fielmente los intereses en pro de la emancipa-
ción y el desarrollo humano de ésta, constituyendo a veces incluso
formas veladas de neutralización.
El control de los recursos, tanto como la orientación de muchas
de las investigaciones financiadas por las agencias e instituciones in-
ternacionales, determinan con frecuencia los parámetros del debate
y la problematización de las situaciones asumibles, prefigurando de
esta manera las “soluciones” propuestas. Así, los países que dominan
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Estados Unidos y Japón son los paí- los votos de estas agencias5 han sesgado la asistencia
ses más influyentes en las decisiones
de organismos como el Banco Mun- al desarrollo hacia programas a favor del control na-
dial, el FMI y otros, concentrando en
conjunto casi 35% de los votos. tal de las mujeres pobres del Tercer Mundo, así como
su participación en programas alimentarios y tareas productivas
complementarias al ingreso familiar, desplazando cuestiones relati-
vas a la redistribución en términos políticos y económicos.
En todo caso, tanto los organismos internacionales públicos como
los gobiernos que suscriben los acuerdos correspondientes, eligen
aquellas políticas que pueden poner en práctica con los instrumen-
tos y recursos disponibles, o aquéllas que son compatibles con sus
metas o ideologías, rechazando otras que ponen en tensión tanto
sus apoyos políticos como la jerarquía de género que estructura las
desigualdades entre hombres y mujeres.
Los casos de la aplicación compulsiva y autoritaria de las políti-
TERESA INCHÁUSTEGUI ROMERO 105
La institucionalización de la perspectiva
de género en las políticas públicas en México
Bibliografía