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VALORES EN SALUD Y

DETERMINANTES DE ADHERENCIA
AL TRATAMIENTO EN PACIENTES DE
LA UNIDAD DE SEGUIMIENTO
CERCANO Y APOYO A LA ATENCIÓN
DOMICILIARIA

Autores

Investigadores Principales
Jara Cubillo Llanes, Daniel García Blanco y Jesús Garrido Dorronsoro.
Médicos Internos Residentes de Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de
Atención Primaria Vicente Soldevilla del Área 1 de Madrid.

Colaboradores
Elena Bermúdez, Pedro Montilla y equipo de la UVAAD.
Transcripciones: Cecilia Alzu, Celia Sala, Marta Sastre y Maria Ballesteros.
Cesión de locales: Parroquia San Carlos Borromeo.
Tutorización: María Dolores Peñalva, María José Iglesias y Juan Luis Ruiz-Giménez.
Apoyo de supervisión en investigación cualitativa: Colectivo IOE y Adrián Buzzaqui.
A María, que nos dejó poco antes de
finalizar este trabajo, gracias por tu
coraje...

“...tengo a mi familia conmigo, tengo un hombre que me cuida


conmigo, he conseguido el abrazo de mi hijo que era lo que más quería
de este mundo y... lo tengo todo...”

2
ÍNDICE

● INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………...4

●OBJETIVOS …………………………………………………………………….5
-Objetivo General 5
-Objetivos Específicos 5

●MATERIAL Y MÉTODOS …………………………………………………….6


-Fundamentación metodológica 7
-Marco teórico 8
-De la teoría a la práctica, desarrollo de la actividad 10
-Muestra 13

●RESULTADOS ………………………………………………………………..14
-Experiencia y Valores en Salud 14
1.- La dificultad de hablar de la salud 14
2.- Experiencia de salud en el proceso vital 14
2.1- Motivaciones y Estímulos 16
2.2- Condiciones internas necesarias 17
2.3- Apoyos externos 18
2.4- Logros 19
3.- Valores en salud 20
3.1- La salud como control de la enfermedad 20
3.2- La salud como capacidad de autonomía 22
3.3- La salud como capacidad de relacionarse 24
3.4- La salud como capacidad de desempeñar roles 25
-Profesionales sanitarios y Sistema sanitario 28
1.- Evolución en los últimos años 28
2.- Los distintos profesionales 28
3.- Características de un sistema competente 30
4.- Características de un profesional competente 32
5.- Atención Primaria 34
-Concepción del VIH 36
-Medicación antirretroviral 37
-Condicionantes sociales 39
1.- Causas 39
2.- Espacios de discriminación 39
3.- Consecuencias 41
4.- El VIH, un estigma más 42
-Familia y entorno más cercano 43
1.- Familia como apoyo 43
2.- Familia como limitante 44
3.- Familia como fuente de preocupación 44

●CONCLUSIONES ……………………………………………………………..45

 AGRADECIMIENTOS ………………………………………………………..46

●BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………...….47

3
INTRODUCCIÓN

Desde hace 10 años la UVAAD (Unidad de seguimiento cercano y Apoyo a la


Atención Domiciliaria perteneciente al Servicio de Microbiología Clínica del Hospital
Gregorio Marañón) viene trabajando con pacientes infectados por el Virus de la
Inmunodeficiencia Humana (VIH) que por diferentes razones han tenido dificultades en
el seguimiento de unas pautas de tratamiento y en el control evolutivo de su enfermedad
en otras unidades.

Un estudio realizado en esta unidad1 durante el periodo 2004-2006 demostró que


la intervención de la UVAAD mediante un abordaje específico, individualizado,
interdisciplinar, activo y sostenido, atento a los aspectos psicológicos, sociales y
sanitarios en el día a día y en el entorno del paciente es capaz de neutralizar efectos
negativos clásicamente asociados al fracaso terapéutico en pacientes con infección VIH,
con una eficacia similar a la de cualquier nuevo antirretroviral puesto en el mercado
comparando las mismas variables (supervivencia, adherencia al tratamiento, etc.).

El presente trabajo quiere avanzar en esta línea de investigación, con la intención


de recoger el punto de vista de los propios usuarios sobre cuáles son los elementos,
procesos y valores clave en torno a su experiencia de salud/enfermedad, identificar
factores que facilitan o dificultan el buen manejo de su enfermedad, así como
profundizar en la comprensión de los procesos que les han llevado a la situación de mal
control de la misma y seleccionar las claves que desde su situación determinan una
mejor atención sanitaria.

De esta manera se intentarán identificar elementos y criterios que puedan ser


importantes tener en cuenta de cara al trabajo con este tipo de población, personas con
una enfermedad crónica, en la que es fundamental la adherencia al tratamiento2, y que
en muchas ocasiones viven en exclusión social, para mejorar la atención dispensada por
esta unidad y por otros dispositivos que trabajan en éste ámbito.

4
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Identificar y profundizar en las experiencias y valores en torno a la salud y la


enfermedad y el papel que en esta juega la atención sanitaria en un grupo de pacientes
de la UVAAD.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Explorar los valores y conocimientos propios y del entorno social en el ámbito


de la salud, y en concreto sobre el VIH.

Partiendo de sus propias experiencias previas y reflexiones:

- Identificar las dificultades, barreras y situaciones conflictivas que pueden


impedir un acceso real a la atención sanitaria.
- Identificar las características facilitadoras del establecimiento de relaciones
positivas con el personal asistencial.
- Identificar los elementos organizativos que favorecen una mayor accesibilidad,
adherencia al tratamiento y seguimiento posterior.

5
MATERIAL Y MÉTODOS

FUNDAMENTACIÓN METODOLÓGICA

En el terreno de las ciencias sociales3 se pueden estudiar tanto los hechos (desde
el punto de vista de la frecuencia de su presentación, la relación causa-efecto, etc.)
como el sentido y la significación de las representaciones sociales de los discursos. De
lo primero se encarga la metodología cuantitativa y de lo segundo la cualitativa.

Dado que ninguna actividad humana escapa al lenguaje y al habla4, podemos


emplear la metodología cualitativa para investigar cualquier fenómeno relacionado con
la realidad social, entre ellos la salud y la enfermedad.

La elección de un método u otro de investigación dependerá de la realidad social


que queramos investigar. Será el problema a estudiar el que determine el método a
emplear.

Dado que el objetivo del estudio se orienta hacia la experiencia concreta y los
valores asociados al cuidado de la salud, se ha utilizado como base el enfoque y la
metodología de la investigación cualitativa aplicada al campo de la salud.

En el campo de la salud la investigación cualitativa ha sido aplicada en las


últimas décadas para poder comprender la experiencia del padecimiento y para
recuperar "la voz de quienes padecen" (los propios pacientes, sus familiares, sus
amigos, sus compañeros de trabajo y demás integrantes de su red social más cercana)5.

Algunos puntos que creemos especialmente importantes3 respecto a los aportes de la


investigación cualitativa a nuestra investigación son:

 La perspectiva cualitativa permite abordar en profundidad el nivel de la


estructura individual y social que da sentido y explicación a determinadas
experiencias y actitudes.
 En la perspectiva cualitativa se reconoce la ineludible interdependencia entre
observador y observado.
 Una vez planificada la investigación el resto del diseño va a depender de las
fases y de los objetivos que vayan presentándose.

Dentro de las diferentes técnicas de la investigación cualitativa, se ha elegido la


entrevista abierta semiestructurada, (en la que se mezclan los estímulos para permitir
el fluir del discurso del entrevistado en torno al tema planteado junto con otros que
tratan de incluir, si no salen espontáneamente, algunos temas prefijados por el equipo
investigador) ya que responde mejor a la necesidad de recoger información a partir de la
experiencia individual y la elaboración discursiva que la persona hace a partir de ésta.
Además, al tratarse de personas que viven en situaciones de exclusión heterogéneas no
es fácil encuadrarles en grupos sociales poseedores de un discurso determinado.

6
Los métodos de análisis del material recogido en las entrevistas pueden ser de
dos tipos6:

1. Análisis de contenido, describiendo y hasta cierto punto cuantificando que


han dicho los entrevistados en torno a los temas clave.

2. Análisis del discurso, estudiando cómo las prácticas lingüísticas actúan en el


presente manteniendo y promoviendo ciertas relaciones sociales, lo que
requiere utilizar un marco teórico que sea explicativo de las relaciones
sociales y de su expresión a través del lenguaje.

En nuestro caso hemos utilizado el método de Análisis de contenido. Sin


embargo, optar por esta vía no significa rechazar un marco teórico con el que
contrastar los resultados. De hecho, no es posible renunciar a un modelo teórico, ya
que éste viene estructurado a través de nuestra experiencia, cultura y formación, lo
que a la hora de analizar los datos determina los elementos y categorías que van a
llamar nuestra atención. Se puede decir que encontramos en función de lo que
buscamos, y esto viene determinado por el marco teórico que manejamos, seamos o
no conscientes de él. Reconocer el modelo teórico de partida permite por un lado
asumir una toma de posición del investigador (desde dónde se mira), que debe ser
explicitada claramente. El trabajo de análisis se centra así en poner en relación
dialéctica los relatos y el marco teórico para ver en qué medida aquellos se pueden
entender a partir de éste. Los resultados y conclusiones se presentan como una
propuesta de explicación en la que se recogen los conocimientos adquiridos, cómo
estos se relacionan con el marco teórico (validándolo o no) y cómo lo enriquecen.

Respecto a la validez7 de los resultados encontrados y la teoría propuesta, una


investigación tiene un alto nivel de validez si al observar o apreciar una realidad, se
observa o aprecia esa realidad en sentido pleno, y no sólo un aspecto o parte de la
misma. En este sentido la validez es la fuerza mayor de las investigaciones
cualitativas, al aportar una perspectiva más integral. Algunos de los procesos habituales
para validar las conclusiones pasan por la confrontación con otros marcos teóricos, el
intercambio crítico con otros investigadores, la triangulación (relacionar los datos con
otros resultados de estudios parecidos realizados con otros métodos) y, si es posible, el
retorno y contraste con los participantes en el estudio de la interpretación hecha por los
investigadores.

En cuanto a la confiabilidad, ha representado siempre un requisito difícil para


las investigaciones cualitativas, debido a la naturaleza peculiar de éstas
(imposibilidad de repetir, en sentido estricto, el mismo estudio). Lo que más se
puede cuidar es la confiabilidad interna. En este sentido el nivel de consenso entre
diferentes observadores de la misma realidad eleva la credibilidad que merecen las
estructuras significativas descubiertas en un determinado ambiente, así como la
seguridad de que el nivel de congruencia de los fenómenos en estudio es fuerte y
sólido.

7
MARCO TEÓRICO

El marco teórico que hemos utilizado en el momento del análisis e interpretación


de los resultados está determinado por nuestra propia formación como médicos de
familia y atención comunitaria y por nuestra actividad dentro del sistema sanitario en el
nivel de la atención primaria de salud. En concreto, nuestro proceso formativo durante
el periodo de la especialización en Medicina Familiar y Comunitaria en el equipo del
Centro de Salud Vicente Soldevilla, en el barrio de San Diego (Vallecas), ha sido
determinante, debido por un lado a la trayectoria histórica del Centro y de varios de sus
profesionales de compromiso con la comunidad y por otro a las condiciones
socioeconómicas y culturales del barrio, que aúnan las dificultades con la voluntad
histórica de lucha.

Estos cuatro años de especialización en este entorno nos han permitido


profundizar en el abordaje de la salud/enfermedad de una manera multidimensional,
integrando aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Al mismo tiempo, el enfoque de
cara a la comunidad desarrollado allí nos habla de la importancia de buscar la
participación de la propia persona y de la comunidad en todo lo que tenga que ver con el
cuidado y la promoción de la salud.

En cuanto al concepto de salud y la relación salud/enfermedad nos hemos


apoyado en los trabajos y reflexiones de Canguilhem8, Contandriopoulos9 y
Weinstein10.

Por otro lado, los resultados de las primeras entrevistas nos han llevado a
enriquecer nuestro marco teórico con elementos del modelo de recuperación utilizado
desde los años 80 en salud mental11. Creemos que este modelo, desarrollado en torno al
trastorno mental crónico, puede ayudarnos a entender mejor los ejes que vertebran los
discursos de las personas con infección por VIH que hemos entrevistado. Porque
aunque existan muchas diferencias entre ambas patologías, al mismo tiempo se dan
algunos elementos comunes claves: el diagnóstico vivido como trauma, la enfermedad
crónica, el trabajo sanitario enfocado sobre todo a la adherencia al tratamiento, la no
correlación exacta entre el control de la enfermedad tal y cómo se entiende en medicina
con la sensación de bienestar o salud personal, la estigmatización…

La recuperación ha sido definida por uno de sus impulsores como: “un proceso
único, hondamente personal, de cambio de actitudes, valores, sentimientos, metas,
habilidades y roles de una persona”. Es una manera de vivir una vida satisfactoria, con
esperanza y aportaciones, incluso con las limitaciones causadas por la enfermedad. “La
recuperación implica desarrollar un nuevo sentido y propósito en la vida, a la vez que la
persona crece más allá de los efectos catastróficos de la enfermedad”11.

Es decir: Proceso (continuo, evolutivo, no lineal), Personal (individualizado, a


medida, “como yo lo quiero”), Significado (dar un nuevo sentido, nuevo marco, poder
entender lo que ha ocurrido) y Superación (no es volver a ser como antes, sino crecer
más allá).

8
Una de las críticas que se hacía al modelo de recuperación era la dificultad para
cuantificar los resultados, por lo que se ha elaborado una definición operativa12 que
aplicado a cualquier proceso de enfermedad, trastorno o acontecimiento traumático, y
adaptado a distintas realidades, se puede entender como:

 Control de la enfermedad (diagnosticada, sentida, social): control de las


variables analíticas, disminuir lo que se pueda el malestar, asumiendo que en
muchas ocasiones no desaparece, control de los efectos sociales de la
enfermedad.
 Capacidad de autonomía: autonomía personal, en el hogar, económica, etc.
 Capacidad relacional: establecimiento y desarrollo de vínculos familiares,
amistosos y vecinales en los que poderse apoyar.
 Capacidad de desempeñar roles: que la persona tenga distintos roles más allá
del rol de enferma o de persona que ha sufrido una situación conflictiva. Que
encuentre una ocupación significativa importante para ella en la que centrarse,
ya sea actividad remunerada o no, dentro o fuera de casa.
“r
Desde este modelo, los profesionales y los servicios sanitarios, por sí solos, no
pueden llevar a cabo la práctica de la recuperación, ya que esto sólo puede ser realizado
por las personas y sus familias. Lo que pueden hacer es intentar crear condiciones en las
cuales las personas se sientan con poder de decisión, de tal modo que el sentido de la
“autogestión” personal pueda desarrollarse. Lo que realmente sí pueden es evitar crear
las condiciones en las que la práctica de la recuperación resulte imposible.

Hay unos valores clave13 que tienen que estar en todo proceso de recuperación:

 Orientación hacía la persona


 Implicación de la persona
 Autodeterminación
 Esperanza / Potencial para crecer

Creemos que establecer un diálogo entre este modelo teórico y los resultados de
las entrevistas puede ayudar a profundizar más en la estructura sobre la que se organizan
los discursos en torno a las experiencias de salud/enfermedad, valores en salud, relación
con los profesionales y el sistema sanitario e importancia del entorno socio-familiar.

9
DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA, DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

Se trata de un estudio realizado entre Mayo de 2009 y Mayo del 2010 en el Área
1 de Atención Primaria de Madrid, con el apoyo de la Unidad Docente del Área y la
aprobación del Comité de Ética del Área 1.

Para dicho estudio se ha utilizado metodología cualitativa, obteniéndose la


información a través de la realización de 12 entrevistas semiestructuradas. En la Figura-
1 se presenta el esquema general utilizado para la planificación y el desarrollo de las
entrevistas.

El primer paso fue contactar con la UVAAD y presentarles la idea inicial del
proyecto. En un principio para abordar los objetivos del estudio se propuso realizar
grupos de discusión y entrevistas semiestructuradas. Revisando la bibliografía y los
textos de análisis cualitativo, y debido a las dificultades encontradas a la hora de
convocar a un grupo de personas, un día, a una hora y en un lugar concreto, se planteó
la posibilidad de modificar la metodología de tal modo que se adaptara lo mejor posible
a los objetivos del estudio. Se decidió realizar únicamente entrevistas semiestructuradas,
ya que es la técnica más indicada para el estudio de personas en situación de exclusión.

En base a la literatura revisada y a los objetivos de la investigación, se elaboró


un guión con preguntas abiertas sobre temas que considerábamos clave. Este guión
servía de recordatorio para abordar los diferentes aspectos que creíamos necesario tratar,
de manera que si no surgían en el discurso espontáneo del entrevistado se introducían al
final del encuentro como nuevo punto a tratar. Los temas del guión fueron los
siguientes:
- Experiencias en torno a la salud.
- Papel de la salud en los buenos y en los malos momentos.
- Aspectos que dificultan y aspectos que favorecen la asistencia sanitaria.
- Vivencia del autocuidado.

El siguiente paso fue la búsqueda de los posibles participantes. Para ello los
médicos de la UVAAD propusieron una lista preliminar de posibles participantes. Un
miembro del equipo investigador, presentándose como sanitario, estableció contacto
telefónico con cada unos de los posibles participantes, explicándoles que el contacto se
había llevado a cabo a través de la UVAAD e informándoles de forma muy general
sobre el motivo de la reunión (“hablar sobre la salud”). No se les especificó el objetivo
concreto del estudio para evitar que acudiesen a la cita con el discurso elaborado. En
este primer contacto, siempre que mostrasen interés y disponibilidad, se les comunicaba
además el lugar, la fecha y la hora en la que se celebraría la entrevista, así como, la
duración aproximada de la misma (entre una hora y hora y media). También se ofrecía
la posibilidad de hacer la entrevista en el domicilio del participante si, por algún motivo,
no le era posible el desplazamiento.

Posteriormente, se realizó una segunda llamada telefónica para confirmar la


asistencia de cada uno de los participantes (en muchas ocasiones eran ellos mismos los
que solicitaban una nueva llamada para recordarles la fecha y la hora de la entrevista).

10
EQUIPO INVESTIGADOR

Diseño estructural Contacto con la Elaboración del


del proyecto UVAAD guión de las
entrevistas/grupos

Contacto con posibles


participantes

Ajuste del diseño Reelaboración del guión


estructural del proyecto de las entrevistas

Realización de entrevistas

Puesta en común de impresiones de Transcripciones de las


los entrevistadores entrevistas grabadas

Análisis del contenido

Elaboración de conclusiones

Figura 1: Planificación y desarrollo de las entrevistas

11
En la Tabla-1 se puede observar cuántas personas fueron citadas y cuantas
acudieron cada día, así como la fecha en que se realizaron las entrevistas.

Fecha de reunión Número de Personas que Lugar de reunión


personas citadas acudieron
Jueves 14 de enero 2010 5 4 Parroquia San Carlos Borromeo
Miércoles 27 de enero 2010 2 1 Parroquia San Carlos Borromeo
Jueves 28 de enero 2010 2 1 Parroquia San Carlos Borromeo
Viernes 29 de enero 2010 2 0 Parroquia San Carlos Borromeo
Martes 2 de febrero 2010 2 0 Parroquia San Carlos Borromeo
Miércoles 3 de febrero 2010 1 1 Domicilio
Jueves 4 de febrero 2010 2 0 Parroquia San Carlos Borromeo
Viernes 5 de febrero 2010 1 1 Parroquia San Carlos Borromeo
Viernes 12 de febrero 2010 4 4 2 en Parroquia San Carlos
Borromeo y 2 en domicilio
Tabla-1

Los participantes no fueron retribuidos económicamente.

Las entrevistas tuvieron lugar en la Parroquia San Carlos Borromeo, en


Entrevías, por ser este un lugar ajeno al ámbito sanitario, estar dentro del Área 1 y con
buena comunicación mediante transporte público. Además era un lugar conocido por
muchos de los entrevistados en el que se trabaja el tema de la exclusión social activa y
participativamente, lo que pensamos que podía facilitar la expresión de una manera más
global.

Al comienzo de cada entrevista el entrevistador se presentaba como sanitario y


como investigador, explicaba brevemente los objetivos del estudio y en que iba a
consistir la entrevista. Además entregaba el consentimiento informado en donde
aparecía por escrito toda la información que se le daba verbalmente. Posteriormente el
entrevistador hacía una pequeña introducción en la que agradecía la asistencia al
participante y le animaba a expresar libremente sus opiniones, garantizándole
totalmente el anonimato en los informes. También se le indicaba que la entrevista iba a
ser grabada, ya que con ello se evitaba la pérdida de información y se facilitaba el
trabajo posterior de síntesis.

Posteriormente se hacía una pregunta general y se dejaban que los temas fueran
surgiendo espontáneamente, interviniendo con preguntas concretas para profundizar
sobre alguno de los temas o para tratar aquellas cuestiones del guión de las que no se
hablaba espontáneamente.

Una vez realizadas las entrevistas se inició el trabajo de trascripción de las


grabaciones, reflejando no sólo la conversación mantenida sino también las situaciones
especiales que se hubieran podido producir como silencios, interrupciones, risas,
etcétera.

12
Tras ello se procedió a la lectura repetida de las transcripciones, identificando
los temas que iban surgiendo, algunos relacionados con las preguntas del guión
elaborado y otros nuevos.

Estos temas fueron empleados a continuación para el análisis del contenido de


los textos transcritos. El análisis del contenido es un proceso de examen sistemático del
texto, identificando y clasificando los temas y codificando el contenido del discurso.

Cada entrevista fue analizada por dos investigadores, el mismo que había
realizado la entrevista y otro ajeno, para tener una doble visión que aportara una mayor
confiabilidad interna. Posteriormente se puso en común y se llegó a un consenso en
cada uno de los análisis.

Una vez analizadas todas las entrevistas y con la información obtenida se


elaboraron los resultados, las conclusiones y el informe final.

MUESTRA

Características de los participantes

Datos Sexo Edad 1º contacto con Diagnóstico Conducta Hijos a su cargo


la UVAAD VIH de riesgo
1 V 45 10/09/2009 1986 ADVP No
2 V 48 30/11/2009 1985 ADVP No
3 V 34 08/07/2009 2000 R. Heterosexual No
4 M 33 10/12/2009 2002 R. Heterosexual Si
5 M 34 20/06/2009 2000 R. Heterosexual Si
6 M 42 16/03/2005 1995 ADVP Si
7 M 36 05/03/2008 2002 ADVP Si
8 V 43 11/10/2008 2004 ADVP Si
9 M 44 21/04/2004 1991 ¿? Si
10 V 43 24/03/2006 2004 ¿? Si
11 V 50 11/06/2005 1985 ADVP No
12 V 50 20/04/2005 1992 ADVP No
Tabla 2

En la Tabla 2 se presentan las características sociodemográficas y sanitarias de


los entrevistados en el estudio. Participaron 7 varones y 5 mujeres con un rango de edad
de 33 a 50 años, y 41,8 años de media. Cinco de ellos se han incorporado a la UVAAD
en el último año, y los otros siete en un intervalo de dos a seis años. El tiempo
transcurrido desde el diagnóstico del VIH es muy heterogéneo, habiendo 3 personas
diagnosticadas en los ochenta, 3 en los noventa y seis entre el 2000 y el 2004. En 7 de
ellos la conducta de riesgo fue el consumo de drogas vía parenteral, en 3 las relaciones
heterosexuales y en 2 no es conocida.

13
RESULTADOS

EXPERIENCIA Y VALORES EN SALUD

1.- La dificultad de hablar de la salud

El análisis e interpretación de la experiencia y valores en salud reflejados en los


discursos de los entrevistados resulta complejo. Aunque en la mayor parte de ellos se
destaca su importancia e incluso se sitúa en un nivel primordial, el término salud se
utiliza de maneras muy diversas: bien como ausencia de enfermedad (en ocasiones
incluso como sinónimo de ésta), bien en relación a la autonomía, los vínculos o el
desempeño de tareas. La salud aparece así como algo multidimensional y por tanto de
difícil definición.

“Pues la salud… un lugar primordial, ¿no? Un lugar primordial,


¿no? Que en cualquier momento sabes lo que tienes dentro… que
sabes que se empieza a torcer cualquier cosa, y la salud es una cosa
que también si a lo mejor lo resuelves por un sitio, pues la salud te
puede llevar de cabeza por otro. Es que la cosa es muy complicada,
es una situación es muy compleja”.

Dado lo intrincado del tema, creemos útil diferenciar las diferentes áreas que se
abordan en relación con la salud y su cuidado en el discurso de los entrevistados. Así,
por un lado situamos las experiencias concretas de salud/enfermedad, así como los
procesos, elementos y apoyos para el cuidado de la misma recogidos en los relatos,
situándolos en el proceso vital que muchos refieren como “lucha” hacia “adelante”. Por
otro, analizamos los valores y expectativas respecto a la salud siguiendo un modelo que
se apoya fundamentalmente en los trabajos de Weinstein10 y Liberman12. Este modelo
intenta organizar la multidimensionalidad de estos valores en torno a cuatro ejes
fundamentales: el control enfermedad, la capacidad de autonomía, la capacidad
relacional y la capacidad de desempeñar roles significativos.

2.- Experiencia de salud en el proceso vital: la “lucha” hacia “adelante”

En cuanto a la experiencia y el cuidado de la salud, en los discursos recogidos se


refleja un proceso en el que hay diversos momentos críticos que fuerzan el cambio para
permitir la adaptación y/o la supervivencia. Este proceso aparece en los discursos
girando en torno a dos términos o ejes clave: “lucha”, definiéndolo al tiempo que se
señala la dificultad y el esfuerzo necesario para mantenerlo en el tiempo, y “adelante”
marcando la dirección del proceso que se abre hacia el futuro en contraposición a la
muerte como negación del mismo (muy relacionada sobre todo con el diagnóstico de
VIH).

“Sigues adelante porque quieras o no quieras, tu subconsciente, tu


conciencia, tu….La humanidad, no sé cómo decirlo, las personas
luchan, quieras o no quieras. Aunque en el fondo digas “ojalá me
muera y termine de sufrir”, pero en el fondo siempre te queda eso de
tirar para adelante.”

14
En gran parte de los discursos se marca la diferencia entre el cuidado y la
importancia de la salud antes y ahora. Esto aparece de manera clara en aquellos que han
sido consumidores de drogas ilegales, en los que ésta era antes su único horizonte,
mientras que ahora se ha abierto el campo de sus preocupaciones y expectativas. Pero
también otras personas que no refieren consumo de drogas como factor determinante
marcan un salto cualitativo respecto a la importancia de la salud en sus vidas al recibir
el diagnóstico del VIH.
“Cuando estás metido en ese berengenal no te da... Lo mismo te da
tres que ochenta, ¿sabes? Lo mismo te da que te pille un... Que te
muerda un perro que te muerda un (no se entiende) Lo mismo te da...
No te das cuenta, no te das cuenta de la situación de tu casa, ¡no das
cuenta de na! No te das cuenta, nada más que quieres ponerte...
Quitarte el mono... Sea la hora que sea y punto, se ha acabado. Es lo
único que miras, ¿sabes? Y ya está...”

“Pues yo antes de esto, mira, muy poca, antes de esto, en mi país,


muy poco, me iba al médico si tenía una gripe, me iba al médico si…
Si me dolía algo, sino no. Y ahora sí haces conciencia de eso, bueno,
digamos que allí también vas al médico si tienes dinero, sino pues te
curas como… Los antiguos, en la casa, si, si. Pero ahora sí, sí estoy
más pendiente de eso.”

En cuanto al momento actual prima un reconocimiento de buen estado de salud,


aunque casi siempre en comparación con momentos previos personales o situaciones
ajenas y peores que la suya actualmente. De alguna manera parece que en este proceso
se van centrando progresivamente los objetivos primordiales a enfrentar, lo que permite
avanzar en aspectos concretos y claves respecto al cuidado de uno mismo.

“Yo no me puedo quejar, yo la verdad es que no me puedo quejar.


He tenido suerte, he tenido suerte… Dentro de lo malo...Estoy bien”

Figura 2: Esquema del proceso de “lucha” hacia “adelante”

15
2.1- Motivaciones y Estímulos

Al referir tanto el proceso general de “lucha” hacia “adelante” como los


momentos concretos de cambio, los entrevistados hacen hincapié en las motivaciones y
estímulos que les han dado razones y fuerza para avanzar.

Sobre todo aparecen cuatro grandes aspectos en este campo:

 Miedo: el miedo y la amenaza han funcionado como importante factor de cambio.


Se focaliza en torno al miedo a las recaídas y sobre todo a la muerte, que aparece a
veces como fantasma exclusivamente personal y en otras ocasiones relacionado con
la muerte de conocidos del propio entorno social. También se hace referencia al
miedo como algo que es introducido desde el exterior como herramienta para no
abandonar el tratamiento.

“No quiero morirme, y no me tengo por qué morir porque no es mi


hora, yo tengo que hacer muchas cosas todavía, tengo que demostrar
muchas cosas todavía, y si Dios me lo permite, o…”

“Y la gente en el barrio que ha fallecido de eso… Porque es que


aquí… Es que aquí ha fallecido mucha gente, aquí en Entrevías, de
esta enfermedad ¿sabes?… Y entonces ya… Lo ves to negro. Y ves a
gente que ha estado bien y después a la vuelta de un año ha
empezado a estar mal y esto y lo otro ¿me entiendes? Y ha cogido la
caída libre. Y es una cosa… Claro, que si los anticuerpos, que si el
hígado, que si esto o lo otro…”

“No hace mucho estuve a punto de mandarlo todo a la mierda, lo que


pasa es que te meten miedo... Y si te bajan las defensas, y si vas a
estar con el Rodococus… Y eso de pensar estar metido en el
hospital…”.

 Familia: cuando se habla de la familia en este sentido se hace referencia a miembros


concretos de la misma y no la estructura general. Son determinadas personas con las
que hay un vínculo muy fuerte, jugando un papel muy importante tanto el afecto
como el cuidado o la necesidad. En este sentido sobre todo destaca el papel de los
hijos como motivación para seguir adelante, sobre todo (aunque no exclusivamente)
en las mujeres.

“Y aquel momento, sí es verdad, no tenía para mí validez la vida, no


tenía nada, hasta que me enseñó el psicólogo de la UVAAD que yo
tenía porque vivir, por mis hijos, que era verdad que tenía que
sacarlos adelante, y que eran ellos los que me necesitaban, y que yo
les necesitaba a ellos, si a mí me pasaba algo pues imagínate, mi
marido en prisión. Pues imagínate…Pues nada, pues luché por
ellos”.

 Conciencia de mala situación: el tomar conciencia del deterioro o malestar físico


(muchas veces en relación con un ingreso hospitalario), de los efectos de la
dependencia de la droga en caso de las personas con problemas de adicción y de la
propia incapacidad para cuidar de uno mismo han supuesto un revulsivo importante
para algunos de los entrevistados.

16
“Pues no me preocupaba de la salud pero cogí una neumonía muy
mala, estuve intubada y todo... Porque el pulmón no me funcionaba,
y a raíz de eso acepté la metadona porque me dijo el médico que si
seguía así me iba a morir, que los anticuerpos y las defensas las
tenía muy malas, que tenía todo fatal. Y que la neumonía no era sólo
porque la habían cogido a tiempo, que si la cogen más tarde me
habría muerto... Porque lo dejé, lo dejé, lo dejé… Que no me cuidaba
nada”.

“O sea, romper lo establecido para poder, o sea, acceder a algo más.


He tenido que dar parte de mi salud, o sea. Y cuando he encontrado
algo resulta que luego me hacía falta salud porque sin esa salud no
podía llevar a cabo esa forma de vivir”.

 Culpa: ser consciente del sufrimiento que se produce en el entorno más cercano,
sobre todo en otros miembros de la familia, ha sido el estímulo clave para otros
entrevistados.

“Pues mi marido que me da muchos consejos porque él se enganchó


por culpa mía y yo le veía a él destrozado, porque a él le dio también
uno de esos del sol…Que se quemó por dentro… Estuvo para
morirse. Bueno, que estaba muerto y fue lo que me hizo a mí abrir los
ojos también de que le estaba matando. De que él lo estaba dando
todo por mí y yo le estaba enterrando”.

2.2- Condiciones internas necesarias

Tanto en los momentos de cambio como en la experiencia continuada de


cuidado de la salud aparecen algunos elementos clave que cada persona debe poner en
juego para poder avanzar. Se podrían resumir en tres áreas fundamentales:

 Aceptación: La aceptación de la enfermedad (sobre todo referido al VIH y en algún


caso también a la adicción a las drogas) aparece como un paso fundamental para
poder hacerse cargo del cuidado de uno mismo.

“Si tú tu vida la coges con los limites que tiene y la utilizas de una
forma adecuada para que te proporcione pues una satisfacción”.

 Voluntad, Constancia: Se relaciona con la necesidad de mantener el cuidado de la


salud a largo plazo, muy focalizado en muchos momentos en el tema de la
medicación y en el mantenimiento de un seguimiento médico, pero también referido
al rechazo de consumo de tóxicos en antiguos adictos y a otras esferas más en
relación con la realidad concreta de cada entrevistado.

“Comerte el coco y decir hasta aquí he llegado, que ya no puedo más


y ya está. Y es lo que hay. Comerte el coco, comerte el coco, y decir
“a ver si salgo, a ver si salgo, a ver si salgo, y a ver si”... Y es así, no
hay otra.”

17
 Esperanza: Aunque en gran parte de las entrevistas se hace hincapié en la necesidad
de apoyo externo para generar esperanza, ésta no deja de ser algo perteneciente a la
propia experiencia interna del sujeto. Es lo que le permite abrir hacia el futuro el
difícil proceso que está viviendo y apostar por la vida en contraposición a la
amenaza de la muerte.

“Lo primero es que cuando tu sabes esto se te mueren tantas cosas, y


de ahí como que poco a poco vas, como que poco a poco vas
conociendo de nuevo las cosas y te llenas de muchas esperanzas, de
mucha vida. Que ves que lo primero que ves de muchas personas que
tienen esto y lo que hacen es destruirse, no, no quieren salir
adelante, les cuesta. Y eso es lo que nosotros, yo por lo menos lo
tengo, la esperanza, y ya.”

2.3- Apoyos externos

En varias de las entrevistas aparece reflejada la importancia de no vivir este


proceso en soledad y la necesidad de apoyo del entorno, tanto del más cercano como de
los profesionales sanitarios, y en algunos casos concretos se hace referencia también a la
importancia del apoyo espiritual.

“Te metes en tu mundo y… Llega un momento en el que te empujan


un poco los tuyos, porque te ven fatal, te ven demacrado, perdiendo
peso… Un poco apoyado por ellos y un poco también por mí, pedir
ayuda y… Pedir ayuda porque solo no puedes salir de ahí, está
claro”.

 Entorno cercano: en este campo aparece sobre todo la familia como punto de apoyo
muy importante en muchos de los discursos analizados, y en algunos otras personas
con las que pese a no haber vínculo familiar se reconocen como “cercanas” o “buena
gente”. Se destaca la importancia de que el entorno asuma la enfermedad o
problemática propia del individuo sin prejuicios.

“El apoyo familiar, que tenemos que tener mucho apoyo familiar. El
apoyo familiar es lo primero. Si no tienes el apoyo familiar… Yo
tengo a mi marido que me está ayudando mucho y a mi hermana…
Tengo una hija de ocho años que es lo que más quiero y es la que me
está haciendo salir adelante. Mi familia está conmigo muy bien. No
le importa que tenga anticuerpos ni na. Simplemente está conmigo,
que es lo que más quiero yo. Porque si no el ánimo se nos va
p´abajo”

“Te obligas, te comes el coco y dices: hasta aquí he llegado y hasta


aquí he llegado... Si no ya había palmado... Mi madre... Si hubiese
seguido ya habría palmado pero hace tiempo... Hay gente buena...
Que bueno, te echan un cable en un momento dado y... Bueno, hay
que hacerlo por ellos.”

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 Profesionales sanitarios: Al hablar de los apoyos recibidos en los momentos de
cambio y en el cuidado general de la salud, la referencia sanitaria la constituyen
sobre todo profesionales sanitarios concretos, que en muchas ocasiones aparecen
nombrados de manera directa. En otros momentos se cita algunos recursos
sanitarios, como la UVAAD o el Hospital Gregorio Marañón, pero salvo alguna
excepción no se habla de sistema sanitario a nivel general o abstracto. Según la
experiencia de cada persona se destaca el papel de uno u otro profesional (médico,
enfermera, psicólogo, trabajadora social), aunque resalta que el médico es nombrado
por casi todos como interlocutor privilegiado y que el papel del psicólogo es muy
destacado por varios de los entrevistados, sin que podamos saber si los que no lo
nombran es porque no han recibido atención psicológica o porque ésta no ha jugado
un papel importante en su proceso. Como claves en este área se destaca el apoyo
emocional, el aporte de esperanza y los pequeños gestos.

“Lo primero te ves muy agobiada con la enfermedad esta, luego ya te


dan como...Son puertas, muchas puertas cerradas, y los médicos
estos de VIH y médicos que te apoyan o amigos, te van abriendo
puertas y te vas más confiada, te lo tomas ya de otra manera. Sabes a
lo que te enfrentas, sabes más o menos cómo puedes estar bien y
cómo puedes vivir bien”.

“Yo he llegado a momentos que le dije a mi mujer que yo me quiero


morir. Hombre, luego lo he superado… Con Alejandro, el psicólogo,
ha estado batallando conmigo y todo eso, ya me quería ir, quería
dejar todo, ya como que perdí la cabeza”.

“Hay una chica, una enfermera y… Ya ves como son aquí, que ¿Qué
tal estas?, que ¡Estas muy guapa!, ¡Que bien! Entonces eso te
levanta la moral. Y mi médico igual: no, que estás bien, que esto… Y
ya pues ya sales con otra manera de pensar. Sí, eso también me ha
ayudado mucho. Y de hecho me ayuda mucho”.

 Apoyo espiritual: es nombrado tan sólo por dos personas, pero para éstas parece
jugar un papel clave en su proceso vital.

“Esa luz divina que está dentro, que cuando empieza de alguna
forma a brillar, pues te hace sentirte vivo, y una vez que estás vivo lo
demás ya es secundario”.

2.4- Logros

En cuanto a los logros ya alcanzados a lo largo de su vida en el campo de la


salud, la mayoría hacen referencia al control del VIH a través del tratamiento y de los
controles médicos. Por otro lado, las personas con antecedentes de adicción a drogas
relatan con orgullo la superación de esta dependencia como un hito clave en su vida. Por
último, algunos hacen referencia a actividades de cuidado de sí mismos o de desarrollo
personal que para ellos han sido importantes, aunque no las sitúan en el momento
presente, sino que quedan como momentos pasados en los que fueron capaces de
mantener esas tareas de autocuidado que ahora se han perdido.

19
“Yo normalmente me tomo los antirretrovirales después de comer,
sobre las dos o así… Y por la noche a las dos de la mañana o así. Y a
lo mejor son las cuatro o las cinco de la tarde y…He salido o estoy
fuera de casa, que es cuando suele pasar… Ya no me la tomo por la
mañana porque no me la voy a tomar a las cinco de la tarde para
tomarla a las cinco de la mañana, pero no muchos. Normalmente soy
constante en eso, porque sé que…(…) Gracias a eso, estoy ahora
como estoy, quiero pensar que es de eso”.

“Con esas pastillas las cogí y me encerré en mi casa, aquí... Me


quité. Desde entonces no he vuelto a probarlas, ¿sabes?”

“Cuidarme de tomarme la medicación y todo eso sí, pero me he


dejado un poquillo yo… Antes me echaba crema en la cara, en las
manos… Ahora sólo me ducho, me echo crema y punto, pero antes
me cuidaba más, siempre estaba con el pelo”.

3.- Valores en salud

Como indicábamos en la introducción de este apartado, el término salud aparece


en los discursos asociado a diferentes significados, de manera que se va dibujando un
mapa en el que la salud presenta diferentes facetas y dimensiones, especialmente al
hablar de valores y expectativas respecto a la misma. Este es un campo que no se puede
aislar del anteriormente comentado, ya que estos valores y expectativas se apoyan en la
propia experiencia de los entrevistados, pero al mismo tiempo aborda la estructura
simbólica del discurso y las concepciones y representaciones en salud de los
entrevistados.

Creemos que para una mejor comprensión de la multidimensionalidad de los


valores en salud ayuda la organización de los elementos discursivos encontrados en
cuatro áreas o dimensiones que hacen referencia a diferentes ámbitos de la persona. Del
análisis de las entrevistas no podemos deducir que haya un área o áreas más importantes
en general, sino que cada individuo, por su propia experiencia, focaliza su discurso en
una o varias de éstas dimensiones. Por eso creemos que es importante tener una visión
global de todas ellas y tratar de explicar cómo se estructuran y cuáles son los aspectos
fundamentales que las conforman.

3.1- La salud como control de la enfermedad

El primer eje discursivo que aparece en torno a la salud, en muchos casos de


manera casi automática, se refiere a tener una buena relación con los médicos y un buen
seguimiento por su parte. Esto puede estar condicionado por habernos presentado como
pertenecientes al entorno sanitario, lo que ha podido facilitar la aparición de las
respuestas aprendidas como adecuadas para ese entorno.

“Pues que te hagan un seguimiento… ¿Para mí? Pues que te hagan


unas analíticas cada cierto tiempo donde, pues, tu médico valore tu
estado de salud, donde se estudie si necesitas tomar un nuevo
(medicamento) o seguir con el mismo y bueno, pues son sobre todo lo
que te vaya surgiendo, pues que te vaya hablando con tu médico de

20
lo que, de lo que es. Sobre todo pues que haya una buena fluidez
entre el médico y el paciente”

Sin embargo, al desarrollar el discurso aparecen varias facetas que explican la


importancia que se le da a esta relación. En algunas entrevistas aparece el binomio
salud/enfermedad, siendo la salud la ausencia de esta última, en la línea de lo que
Leriche definió como salud: “Salud es la vida en el silencio de los órganos”8.

En este caso no es posible hablar de no-enfermedad, ya que el diagnóstico de


infección por VIH aporta una dimensión crónica y de incurabilidad que hace que el
discurso de los entrevistados se mueva hacia el terreno de salud como “control” de la
enfermedad.

Para organizar mejor la información recopilada en este área puede ser útil
diferenciar entre las tres dimensiones de la salud9, que de hecho en otros idiomas como
el inglés se marcan con términos distintos: la enfermedad diagnosticada (“disease”), la
enfermedad sentida (“illnes”) y la enfermedad en tanto que fenómeno social
(“sickness”).

El VIH aparece en muchas entrevistas como una enfermedad diagnosticada


(disease) por los médicos pero no sentida, a diferencia de otras afectaciones que si se
sienten y producen síntomas y malestar. De esta manera, el control de la enfermedad
diagnosticada cae en el campo de responsabilidad de los médicos, a través de un
estrecho seguimiento y control.

“Yo mas que digo estoy enferma, o me siento mal, pero no me


acuerdo del VIH. Esta tan asumido que ya… tengo otras
preocupaciones…el riñón, cuando he estado 2 años con la nefro que
no podía sentarme, o en la cama…Entonces ya lo otro, lo del VIH, ya
es las estadísticas, los análisis, los cd4 y la carga viral. Ya está.”

En cuanto a la enfermedad sentida (“illness”) o afectación, en las entrevistas


aparecen dos subgrupos principales:

 Afectación física:

◦ Aparecen muchas referencias a pequeños malestares físicos cotidianos,


remarcando en algún caso que tampoco a este nivel es posible su eliminación
absoluta (de nuevo el horizonte de la salud es el control, y no la ausencia de
enfermedad). Este aspecto aparece sobre todo en el discurso de las mujeres.

“He pasado mucho cuando tenía neumonía por un Rhodococcus equi


que tengo en el pulmón y a lo mejor a mí eso no me molesta, sino los
poquinos, poquinos que vas teniendo y el médico no te escucha. (…)
A mí lo que me fastidiaban más eran los males menores, diarrea,
malestar… (…) Un día me levanto bien, otro día me levanto que me
duele todo el cuerpo, o con diarrea… Y para eso no hay nada. Y eso
es lo que a mí más me fastidia. Porque cuando yo estoy neumonía
voy al hospital me ponen un chute de morfina….el antibiótico y ya
está curá pero ¿y los poquinos?”

21
◦ También aparecen otras referencias a la enfermedad física como limitación e
incapacidad.

“Me he dejado un poquillo porque no tengo ganas de levantarme, me


mareo. Ahora estoy mejor, llevo unos días que estoy un poquillo
mejor, pero he estado muy desganada, sin fuerzas… Pero era de la
quimioterapia. Sin ganas de levantarme, con dolores de piernas, de
espalda, mareos... Un horror, porque tener esto es un horror”.

 Afectación psíquica: en varios discursos aparecen la ansiedad y los trastornos del


ánimo como una fuente importante de sufrimiento y que demandan atención por los
profesionales sanitarios, destacando también el efecto terapéutico a este nivel que
puede tener una buena relación sanitario-paciente generadora de esperanza.

“La medicación te da la vida… Como se dice, puedes vivir, pero si


psicológicamente estás mal no es una vida muy buena”.

“Yo sé que para mí es perjudicial que me enerve, para mi salud, y yo


soy una persona que si me enervo por algo, me enciendo mas, echo
más leña al fuego, me dan más ganas de… (…) Una ansiedad, un,
una… que luego me perjudica más a la salud”.

Por último aparece en los discursos la dimensión social de la enfermedad


(“sickness”) como algo que afecta de manera importante en cuanto a la integración
social de la persona con infección por VIH, bien a nivel relacional (por la
estigmatización, sobre todo), bien a nivel laboral.

“En cincuenta mil sitios tú no puedes decir que eres seropositivo. O


sea, hay muchísimos sitios, o sea por ejemplo, a cualquier sitio… Por
ejemplo, a donde sea… Y decir que eres seropositivo, eso lo tienes
que llevar aparte. Porque hay gente que hasta en un trabajo
rechazarían a lo mejor trabajar contigo si se enteraran de que eras
seropositivo, o sea que... (...) La familia y los médicos que son los
más cercanos, esto y lo otro, ¿no?… Pero por lo demás la gente…
Mucho rechazo”.

3.2- La salud como capacidad de autonomía

Otro eje importante en cuanto a la salud lo constituye el reconocimiento de la


individualidad de cada persona y su autonomía. Aparece en varios discursos la demanda
de no ser tratados como miembros de un colectivo, sino de forma individualizada, de
manera que se reconozca el conocimiento que tienen sobre sí mismos.

“Me dice “hasta 38 no es fiebre”… Pues no, eso es en plan


general… Pero yo en plan general no me pueden mirar así… Porque
yo normalmente tengo 36,5 y cuando tengo 37 estoy con la tiritona, y
me encuentro mal, por la fiebre… Me duele todo el cuerpo... Puedo
tener 39 y puedo estar limpiando la cocina normalmente, pero con 37
estoy hecha una mierda (…) Entonces no me puedes valorar en plan
por un estereotipo (…) Cada cual es un mundo, y cada cuerpo no

22
actúa igual (...) Mejor que yo ellos no me conocen. Yo puedo decir
cómo siento, cómo es la intensidad del dolor… Tú puedes tener una
idea, pero mejor que yo… Yo sé que con 37 y 2 rayas estoy con
fiebre. Ellos dicen que no, que hasta a partir de 38. Pero mi cuerpo
no actúa así”

La autonomía aparece entendida como capacidad de valerse por sí mismo y


tomar las riendas de la propia vida.

“Lo principal, pues, poder valerte por ti mismo en cierto modo es


salud, de una forma muy básica. Y poder, pues, levantarte por la
mañana y, bueno, poder valerte por ti mismo, o sea, estar sano.”

“Lo que más me preocupa es dejar de fumar. Nada más, a ver si me


recupero un poco... Para poder pasearme por ahí, ahora cuando
llegue la primavera y el verano. Y poderme mover y no tener que
depender de nadie para poder hacer lo recados y esto y lo otro.”

“Y me he dado cuenta muchas veces de que es mejor que me ocupe


yo de mi salud que dejar que se ocupen los demás”

En este aspecto cobra una importancia capital una actitud personal positiva
junto con el cuidado de la autoestima.

“Por supuesto yo soy consciente de mi ánimo, hay veces que me doy


ánimo, y hay momentos que estoy mal, que estoy fastidiosa y
entonces sí estoy jodida, estoy jodida, como todo el mundo tenemos
malos días y buenos días, pero yo no me hundo, ni voy a permitir que
me hundan”

Al indagar en el aspecto de la autonomía e introducir el tema del autocuidado y


la capacidad de cuidar uno mismo de su propia salud, aparece de nuevo como primera
respuesta en muchas ocasiones el hecho de tomar bien la medicación.

“Pues yo que sé, tomarte los medicamentos, hacerle caso a los


médicos lo que te dicen, andar cada paso que te digan ellos y... Pues
estar bien con ellos, yo que sé... Tomar medicamentos a la (no se
entiendo) que te dicen, si necesitas antibiótico, antibiótico, las
revisiones que te pidan, también imprescindible de nosotros que
hagamos caso también (no se entiende). Si tienes que hacerte una
analítica y no vienes, pues normal que empeores, para estar perfecto,
pues eso...”

También se resalta la importancia de “llevar una vida saludable”. En torno a este


aspecto aparecen varios enunciados:

 Descanso, tranquilidad.
 Evitar malos hábitos, no consumo de tóxicos.
 Higiene, alimentación
 Aspecto físico, deporte.

23
En la mayoría de los discursos estos hábitos aparecen enumerados pero sin
desarrollar, lo que da la impresión de discurso aprendido pero en el que no podemos
valorar la profundidad real del mismo. Aún así, hay entrevistados que desarrollan de
manera especial cada uno de estos aspectos, pero sin que podamos explicar porqué esa
persona en concreto le da tanta importancia a ese tema.

La excepción a esto sería el tema de los malos hábitos y el no consumo de


drogas, en el que se puede diferenciar un discurso más estereotipado de aquellos que no
han tenido problemas de adicción respecto a un discurso más anclado en la propia
experiencia por parte de los que han superado este problema.

“Lo que pasa es que yo no quiero estar dependiente de ninguna


sustancia”.

Por último, un aspecto importante en cuanto a la autonomía que es señalado por


varios de los entrevistados es el económico, planteando la necesidad de asegurar unos
ingresos mínimos para poder sustentarse, lo que supone en algunos casos tener que
tramitar el reconocimiento de minusvalía.

“Pues sí, ahora tengo la barrera de arreglar papeles para la paga, a


ver si me la quieren dar o no. Yo creo que sí, que me la darán,
porque tengo un pulmón que no me funciona… Entonces trabajar no
puedo trabajar, que me asfixio”.

3.3- La salud como capacidad de relacionarse

El eje de las relaciones no aparece de manera tan desarrollada como los dos
anteriores en los discursos recogidos, lo que puede tener que ver con que las entrevistas
estaban más enfocadas al ámbito más sanitario. Porque al mismo tiempo varios de los
entrevistados señalan este apartado remarcando la importancia que tiene para ellos toda
esta dimensión de establecimiento y mantenimiento de vínculos. Sería una línea a
explorar de cara al futuro.

“¿Para la salud, que cosas más importantes son? El sentirte


arropado, el sentirte querido, ya te lo he dicho antes, lo mismo, el
sentirte que le importas y al sentir que tú le importas a alguien tú te
sientes importante………sino no… si ves que nadie te quiere, que
nadie te presta caso, tú te vas hundiendo, lo ves, si te hacen: “¡¡eh!!
Sonríe bonita”.

En este sentido cobran especial importancia los vínculos familiares, llegando en


algunos casos a asociarse el bienestar personal con el entorno familiar de manera que
mantener una buena red a este nivel puede ser suficiente para sentirse satisfecho.

“Tengo a mi familia conmigo, que tengo un hombre que me cuida


conmigo, he conseguido el abrazo de mi hijo que era lo que más
quería de este mundo, y lo tengo todo”.

Otros entrevistados inciden también en la importancia de desarrollar vínculos y


relaciones en un círculo más amplio que el familiar.

24
“Pero bueno, me gustaría, eh, hacer una serie de cosas, ¿no? Por
ejemplo, un trabajito, por ejemplo una chica… de cambiar un
poquito los hábitos, ¿no? De, por ejemplo, de salir al bar a echar
una partidita, de esto lo otro, ¿me entiendes? De hacer tipo de
relación, otro tipo de cosas”.

También cuando se abordan las relaciones con los profesionales sanitarios,


muchos discursos sitúan el foco en la importancia de establecer una buena relación y
una buena comunicación en la que se permita una expresión libre, señalando los efectos
saludables de estas relaciones.

“Es una doctora, pues que se preocupa por mi situación, me


pregunta que qué tal voy… Ya solamente no… Fuera aparte de lo
que es la situación médica, ¿no? Pues fuera aparte de tu situación,
pues, con la familia, con el trabajo, con las cosas que haces en la
calle. Y creo que eso, pues, te hace más acercarte a tu médico, ¿no?
Eh… Esa frialdad que pueda haber entre médico-paciente, pues
muchas veces, te hace como decir ¿para qué voy a ir al médico? Si sé
lo que me va a mandar… Yo qué sé, cosas así. Entonces cuando hay
un lazo un poco más, más fuerte… No fuerte en el sentido de que
seáis amigos, ¿no? Pero bueno, que por lo menos ves que hay una
preocupación, que es que la ves, ves que hay una preocupación por
parte de… Del paciente. Pues eso también a uno le satisface, ¿no? Y
hace, pues que te vayas al médico pues con otro pensamiento, otra
forma de, de… Que no vas a ver al médico que te va a mandar cuatro
pastillas y te vas. Te vas a hablar con una persona que ves que se
está preocupando, Tampoco te puedo contar…”

3.4- La salud como capacidad de desempeñar roles significativos

Éste es un eje en torno al cual giran varios de los discursos en relación a la salud,
especialmente entre los hombres. Por un lado se destaca la importancia de poder hacer
lo que se desea, de desarrollar una acción que lleve a la persona a una mayor realización
personal.

“Lo que quieras hacer… Hacerlo. Quiero estudiar…. Estudiar. Si


quieres trabajar… Trabajar.”

“Necesito expandir horizontes. O sea, mis límites son todavía


escasos. Entonces necesito, sin saber lo que hay detrás, cruzarlo,
para... Porque necesito nuevos límites, o sea, nuevas, que en cierto
modo creo que es lo mismo que estamos buscando muchas personas
de este mundo”

En la mayor parte de las entrevistas en las que aparece la salud en esta


dimensión, se relaciona con el desempeño de tareas que permitan sentirse útil y capaz.

“Estar sano es sentirse como una pera porque es estar dispuesto pa


cualquier cosa, o valer para cualquier cosa en cualquier momento.
Cuando no estás sano es cuando no vales para cualquier cosa, o
vales para algún tipo de cosas”

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En el caso de los hombres esta idea se concreta en el ámbito laboral. De esta
manera, poder desempeñar un rol laboral o profesional estaría relacionado con tener
una buena salud. Además, este rol no se limita sólo a la dimensión productiva, sino que
permite también asumir la manutención de la propia familia (en el caso en el que hay
familia a su cargo) y de esta manera no perder el rol social asignado al hombre en este
sentido.

“Un trabajo pues… Se escapa mucho la mente, con la gente, el


trabajo, es otro tipo de cosas. (…) Te crees que estás como el más
sano que cualquiera, ¿Me entiendes lo que quiero decir? De pronto,
a las siete de la mañana, levantado, te vas a trabajar. Yo estoy como
una pera, vamos…Te sientes más útil, ¿no? Y ya cuando no hay eso,
menos útil”

“Sí, yo me siento humillado porque mi mujer tenga que ir a trabajar,


y yo quedarme aquí en casa. No quiero ser de esas personas que
¡ala, la mujer a trabajar!, que mucha gente hay…”

Destacan las dificultades que están encontrando para desarrollarse en este


sentido, refiriendo como causas la complejidad burocrática, la discriminación y las
limitaciones físicas o anímicas.

“Hay momentos que me duele el cuerpo, que me dan contracciones y


que no puedo hacer trabajos forzosos, hacer cosas… Los nervios, la
cabeza, es como que de toda esa situación… a veces me enervo
mucho por unas cosas mínimas de nada”

En el caso de las mujeres esta dimensión no aparece tan desarrollada. Varias


refieren su rol de cuidadoras como algo que se experimenta de hecho en el día a día y
que por tanto no se proyecta como capacidad a desarrollar. Tan sólo una de las mujeres
habla del desempeño de un rol de cuidadora como algo positivo para su salud al hablar
de su experiencia de atención y ayuda a personas con dificultades fuera de su familia.

“Si, por supuesto, y yo he ayudado a mucha gente. Yo he dado clases


de teatro, he dado clases de expresión corporal, he dado ejercicios
de relajación cuando he estado en las comunidades, he hecho
coordinadora de una comunidad, de llevar las responsabilidades, y
me he encargado de personas que tenían un sentido al ridículo, a la
hora de cuando un toxicómano no se relaciona por… Para no volver
a caer, el miedo a relacionarse, a entablar una conversación con una
persona”

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Figura 3: Esquema de los “Valores en Salud”. Adaptado de Liberman y Kopelwicz

27
PROFESIONALES SANITARIOS Y SISTEMA SANITARIO

A lo largo de las entrevistas se han citado de manera implícita y explícita las


experiencias vividas con los profesionales sanitarios y el sistema sanitario. Así como se
han expresado reflexiones, conceptos e impresiones, basados en la práctica individual.
Todo ello nos ha permitido analizar cómo han vivido la evolución del mundo sanitario
de los últimos años, los factores que más han facilitado la asistencia y aquellos que más
la han dificultado, conocer las principales características que piden a un profesional y a
un sistema competente e intentar situar este sector dentro del esquema de cambio
personal.

1.- Evolución en los últimos años

Existe una percepción generalizada de que a lo largo de estos años el modelo de


relación con los profesionales sanitarios ha variado significativamente, describiendo las
relaciones anteriores, como encuentros basados en el poder del profesional donde era
más frecuente vivir experiencias de rechazo, prejuicio e infravaloración.

“Es que antes era un poco más autoritario, ¿sabes? Era el… es que
parece que ir al médico es como entrar en un juicio… el juez delante.
O sea, hay pocas cosas que puedas rebatir, o que puedas discutir, o
que puedas… pocas veces le puedes decir pero… que espero… no
hay peros. Lo que yo digo es lo que hay. Y esto parece que por lo
menos ahora puede ir cambiando”.

En general los entrevistados perciben un cambio hacia algo mejor. Un cambio


hacia un trabajo más conjunto y con mayor conocimiento que hace más excepcional las
actitudes de rechazo y prejuicio, no por ello inexistentes.

“He tenido problemas porque he tenido ginecólogos de zona que no


me han querido mirar porque tengo el sida; otro me ha dicho que por
mis manos…que era drogadicta; dentistas que no me han querido
tratar por tener el sida; y en el hospital cuando he ido de urgencias
pues muchas veces... enfermeras... con rechazo: “tú estás aquí para
que yo te pinche y si no, no haber hecho lo que has hecho”.

2.- Los distintos profesionales

En las referencias a los distintos colectivos sanitarios que han intervenido a lo


largo de estos años, se diferencia la figura del médico del resto de profesionales.
Diferenciación que se hace evidente desde las referencias, habitualmente precedidas del
titulo de doctor o mediante el apellido, a diferencia del resto de profesionales, citados
habitualmente mediante el nombre de pila, y con un lenguaje posiblemente mas cercano.

“Cuando voy allí estoy con Alejandro (psicólogo), yo hablo con Rosa
(trabajadora social), me llevo muy bien con toda la gente de la
UVAAD, con los enfermeros y eso, estupendamente con el Dr.
Montilla, el Dr. Pedro, el Montilla y el Berenguer (médicos) que es
el que estaba de planta cuando yo estaba ingresado en el hospital,
todos ellos son bellísimas personas, y la verdad es que me han
apoyado mucho, me han apoyado al cien por cien”.

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En gran parte de los discursos se sitúa al médico como pieza clave en el contexto
de enfermedad (no tanto en el de salud), como poseedor de un conocimiento teórico-
científico necesario para el buen control de la enfermedad. Colocando la figura teórica
en un plano superior a uno mismo y al resto de actores que intervienen.

“Yo no soy un experto... que lo es él, que ve las analíticas y eso y


dice que voy muy bien... Pues vale...”.

De las referencias al colectivo de enfermeros, se concluye unas relaciones más


igualitarias, con un contacto más cercano y directo.

“Muchas veces el medico tendría que saber lo mismo que la


enfermera. Si, porque muchas veces hablamos mas con la enfermera
que con el médico... porque normalmente vas a consulta... pum, pum,
pum... están bien los análisis, esto, lo otro, ale adiós. Ahora mismo la
UVAAD con Mª Ángeles, con las que han estado siempre, he hablado
más, incluso temas personales, problemas que tengo yo en mi casa
con mis hijos, y hablo más con las enfermeras que con el médico”.

Este hecho que es vivido como algo positivo en muchos casos, pero que a la vez
puede favorecer relaciones más propensas al conflicto personal.

“Yo creo que ahí van enfermeras que les gusta lo que hacen, y te
escuchan. Aunque les digas una tontería, aunque sea siempre lo
mismo…pero te escuchan”.

“Enfermeros… muchos me han tratado bien pero otros me han


tratado como si fuera un bicho y eso se queda grabado. (...) Los
médicos no, pero los enfermeros a muchos les veías con mascarilla y
todo cuando no tenían nada que contagiar nada más que
anticuerpos. Nada más que dices anticuerpos... uh! parece que dices
que tienes el tifus... (...) me han tratado muy bien los médicos”.

Las referencias a los psicólogos, en este caso psicólogos y psicólogas de la


UVVAD y de los CAD, son predominantemente muy positivas. Se describen relaciones
con gran carga afectiva y sentimental. En la gran mayoría de los casos se considera su
intervención a lo largo de estos años como fundamental, así como el apoyo en procesos
clave como deshabituación de drogas, episodios depresivos o acompañamiento en
situaciones vitales importantes.

“El atendimiento por el psicólogo que te aconseja muy bien, te


propone todo lo, las… como explicar… te ayuda a llevar los casos de
las depresiones, a apoyarte en todo, todo, todo”.

Algunos de los entrevistados mencionan el papel de los trabajadores sociales (de


la UVAAD) como importante a la hora de facilitar los trámites administrativos
necesarios y ayuda en la búsqueda de empleo y recursos.

“Hombre… el servicio social, (...) la Rosa de servicios sociales


siempre está buscando algunas… de trabajo, para buscarme algo de
trabajo”.

29
3.- Características de un sistema competente

La mayor parte de las personas entrevistadas han tenido a lo largo de los últimos
años contacto con distintos hospitales, unidades, servicios o centros sanitarios. Al
referirse a ellos, y recordar experiencias vividas en los diversos lugares, han ido
destacando las características más valoradas de un sistema asistencial.

Como norma general se valora el trato personal, continuado en el tiempo y que


se base en una atención integral con experiencia. Incluyendo la atención psicológica de
forma específica.

Se insiste mucho en la necesidad de sistemas flexibles, sobretodo respecto a los


horarios, primando la accesibilidad y la facilidad en los trámites administrativos.

En gran parte de los discursos se hace mención a la importancia de la atención


domiciliaria, mostrando cierto rechazo a los ingresos hospitalarios innecesarios.

“Mi marido, está con oxígeno en casa, tiene perdida de la masa


muscular de las piernas, el no se puede desplazar hasta el GM a por
sus revisiones y tal, y los de la UVAAD vienen a... a verle, a ponerle
antibiótico si necesita, a ponerle medicación si necesita…”.

“No me da tiempo para hacer las analíticas del VIH, tengo que estar
allí a las 9, pues como no puedo, con lo niños, yo llegaría tarde, el
UVAAD me propone una cosa de que pueden venir a pincharme o yo
puedo ir a pincharme a las 10. Entonces ya no pierdo mi analítica,
ya saben ellos como me encuentro, y yo me encontraría mejor”.

Se tiende a preferir los lugares pequeños que favorezcan los encuentros


personales, y se demanda más espacios dedicados al trabajo grupal.

“A mi me han tratado excelentemente, todo el equipo es excelente,


todos ellos, son extraordinarios, tanto como humanos como
profesionales, tendría que haber más sitios así, mas recursos, mas
financiación, mas dinero para que todo se pudiera hacer como en
pequeñas clínicas o algo, o similares, o cosas así dentro donde la
gente pudiera y viera que verdaderamente hay un punto de ayuda y
un punto de encuentro”.

Existe una general sensación de satisfacción respecto a su unidad de referencia


actual, la UVVAD. A lo largo de las entrevistas se nombran las características más
valoradas respecto a la estructura y organización de la misma:
- Flexible
- Accesible
- Sin demora ni grandes dificultades administrativas
- Atención a domicilio
- Continuidad en el tiempo/longitudinal
- Trabajo en equipo (médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales)
- Trato personal y cálido

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Los aspectos más criticados, y que más han dificultado el acceso o adherencia a lo
largo de los años (en referencia a las estructuras sanitarias) son la excesiva saturación de
algunos servicios, la demora y el largo tiempo de espera, así como la dificultad y
complejidad para realizar los trámites burocráticos necesarios.

“En el GM el problema más grande que veo es la administración, o


sea, la admisión, porque tienen un cacao ahí… Sí, porque me han
perdido citas, porque por descuidos de ellos, por lo que sea. (…)
Tengo pruebas que hacerme y… ya son 2 veces las que me las están
repitiendo. ¿Por qué? Por la omisión, porque en la planta tienen
admisión para una cosa, en la planta de abajo tienen admisión para
todo, eh… Y unos te mandan para un lado, otros te mandan para otro
y al final ya te cansas y dices, pues mira, ya vendré otro día, porque
estoy hasta las narices de que me esté tocando pa allá, pa acá, pa
arriba y pa abajo”. (...) Mejorar se podrían mejorar muchas cosas.
¿El qué? (ríe) Pues, las listas de espera, que son interminables,
decían que las iban a arreglar y… Y yo he estado en una lista de
espera para una operación que me han hecho el día 22, pues, 6 o 7
meses. Me borraron, me apuntaron, me volvieron a poner… Gracias
a la UVAAD, porque si no ni eso, estoy esperando que me operen
para una hernia de hiato, y llevo 2 años detrás de que me operen,
entonces, pues, las listas de espera pues son, son un poco
fastidiosas”.

Sin embargo, no predomina en los discursos la idea de una estructura que


dificulta, o que forma parte fundamental en las causas de no adherencia; aunque se
describan aspectos negativos que dificulten, el peso de la responsabilidad recae
fundamentalmente en uno mismo. El concepto más extendido es aquel en el que la
persona tiene conciencia de la existencia de recursos, y en ocasiones de como acceder,
pero la dificultad radica más en la incapacidad individual que en las posibles
dificultades del sistema o estructurales.

Por otro lado, cabe destacar que no predominan discursos centrados en los
sistemas, recursos o infraestructuras, sino más bien en individualidades concretas y
experiencias de encuentro personal.

“(...) lo que han hecho ha sido lo que han podido ellos. Me han
ayudado dentro de sus posibilidades. Siempre he tenido ayuda
cuando he ido a pedirla. (...) Porque el apoyo familiar lo he tenido, y
he tenido de amigos. Desde el principio me han apoyado y tal. Y
tanto… médicamente también he tenido apoyos. El problema es de
uno, te dan bajones, o una vez que ya estas muy bien, o se te juntan
varias cosas, entonces ahí es cuando te puedes ir al hoyo”.

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4.- Características de un profesional competente

Podemos clasificar las cualidades mas valoradas en los profesionales en tres


grandes grupos; aquellas relacionadas con las habilidades en la comunicación, las
referentes al conocimiento y aquellas propias del individuo en cuanto ser humano.

Las referentes al área de comunicación son las más numerosas y en las que
probablemente más se ha insistido en los discursos. La mayor parte de los entrevistados
valoran de forma muy significativa el hecho de sentirse escuchado, de percibir la
voluntad de atender y escuchar por parte del profesional, y el trato amable.

“Hay veces que ellos no pueden hacer nada. Es así y ya está.


(…)¿Qué me van a dar? ¿Nolotil? ¿Un calmante? Eso ya me lo tomo
yo, pero por lo menos que me escuchen, que sepan que me duele esto,
que todas las mañanas me levanto así. Yo no tengo ese problema
porque yo voy a la psicóloga y yo todo esto se lo digo a ella”.

“Te dejan expresarte, abrirte con ellos... (…) te mandan un


medicamento y te llaman por el móvil, cómo te encuentras y cómo
estás?, y si la medicación que te han puesto te ha ido bien... O sea, es
que profundizan, se preocupan por su paciente, médicos que merecen
la pena estar con ellos y contar todos tus problemas”.

Poder hablar de diversos temas, no siempre reducido a aspectos puramente


relacionados con datos clínicos o analíticos, y poder expresar las sensaciones, miedos,
inquietudes y malestares individuales en un ambiente propicio y con un lenguaje propio.
Sin temor a usar palabras inapropiadas o inexactas, sabiendo que el profesional sabrá
entender o buscar el modo de hacerlo.

“Pues el trato con el médico, el trato, pues entrar a una consulta y,


pues poder hablar con el médico, pues con naturalidad, con…
expresándole desde tu punto de vista hasta como te encuentras
económicamente, o como te encuentras en todos los aspectos, no
solamente que tenga un catarro o que tengo fiebre, también un poco
la situación familiar, no sé, muchas cosas que también influyen a que
una persona pueda estar más baja, más alta de moral, ¿no? Que eso
también influye mucho en la enfermedad, ¿no?”

La mencionada voluntad de atender, se traduce en los discursos de diversos


modos, pero predomina la importancia otorgada a una correcta exploración física,
percibido como una muestra de interés por parte del profesional.

“Y es que la primera vez que fui me auscultó de arriba abajo. Cosa


que esa no la ha hecho un médico en la vida conmigo…”.

Otros aspectos muy valorados son el hecho de que el profesional conozca la


historia clínica y la historia personal del usuario. Dicho conocimiento y la continuidad
en la atención son considerados clave en una buena asistencia.

“Ya saben como soy, yo ahora mismo voy a la UVAAD y aunque me


está viendo a mi el médico, allí me dan las pastillas, me hacen los
análisis,……allí es distinto y el enfermero como yo le llamo Javi,

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pues no pincha lo mismo que te pinchan allí a batalla... Allí te miran
un poco mas porque entienden, porque saben como estas, porque
saben lo que conlleva la enfermedad y porque saben”.

“No porque sea otro trato, sino será porque llevamos mucho tiempo
allí pero nos gusta más el trato de... aquí viene la ambulancia y dice:
¿Donde le llevo? Pues al GM. Será porque tengamos más trato allí o
porque conocen su expediente, yo que se, por muchas cosas. (...)
Alfredo fue al Infanta Leonor y le ponían en el informe cosas que no
existían, entonces él no estaba de acuerdo. Le ponía que tenía
síndrome de abstinencia, cuando el hace muchísimos años que no
hace nada de eso, está con el tema de la metadona. (...) Ahora ya
estamos acostumbrados a la UVAAD, será eso”.

En muchas de las entrevistas, se mencionan actitudes que han sido vividas como
dolorosas y que han producido un gran rechazo hacia el profesional. Las más
generalizadas son aquellas que giran en torno a la culpa y el prejuicio; el sentimiento de
culpa, de alguna manera ya presente inevitablemente, se hace muy difícil de gestionar
cuando viene desde el ámbito sanitario; así como la percepción de prejuicio y miedo al
contacto.

“Pues hablar con el enfermo, hablar y no dar por perdido. Si mete la


pata ese enfermo pues hablar con el, pues “mira, tal...”. Que
explique lo que le pasa, lo que... pero en el momento que meten la
pata te cortan el grifo, como digo yo”.

“Entonces todo va bien…pero hasta que te conocen, te catalogan de


un estereotipo y así actúan contigo. Porque yo he estado ingresada y
me han tratado como la de al lado que se escapaba, que no se
tomaba las pastillas, que se pinchaba ahí mismo… Toman a todos
por igual, y así no es.”

Las características relacionadas con el conocimiento se mencionan


cuantitativamente menos. “El médico conoce las enfermedades y sabe que me
conviene” es el concepto más extendido y repetido, pero además, el conocimiento que
cualquier profesional tenga se considera muy importante de cara a alcanzar dos
objetivos más. El primero tener la capacidad de dar esperanza (palabra muy repetida en
prácticamente todos los discursos); aquel que sabe, tiene la capacidad de ofrecer
herramientas mediante las cuales se pueda ir a algo mejor, aquel que sabe puede ofrecer
una alternativa a la idea de muerte inevitable, aquel que sabe puede explicar cuales son
las etapas que quedan por venir a corto, medio y largo plazo.

“Para nosotros es un ángel este médico, porque nos ha dado muchas


esperanzas, muchas esperanzas. Porque lo primero es que cuando tu
sabes esto se te mueren tantas cosas, y de ahí como que poco a poco
vas, como que poco a poco vas conociendo de nuevo las cosas y el te
llenas de muchas esperanza, de mucha vida. Que ves que lo primero
que ves de muchas personas que tienen esto y lo que hacen es
destruirse, no, no quieren salir adelante, les cuesta. Y eso es lo que
nosotros, yo por lo menos lo tengo, la esperanza, y ya”.

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Y el segundo, el hecho de conocer los mecanismos de transmisión hace al
profesional más seguro y con menos prejuicios o miedos infundados al contagio.
Hechos percibidos como muy dañinos, tal como mencionábamos anteriormente.

“Ahora todos los que están en la planta de infecciosos, los conozco a


casi todos y claro, están ahí, porque saben de esta enfermedad. Los
que no saben de ésta enfermedad son los que dicen las burradas”

Otras características valoradas hacen referencia a cualidades personales y


subjetivas del profesional. Bajo la idea general de que no todos los médicos, psicólogos,
enfermeras... son iguales, en muchos discursos se menciona la bondad o la
excepcionalidad de algunos profesionales, como hecho que ha jugado un papel
importante incluso en la adherencia al tratamiento.

“Cuando yo conocí a este doctor, a este médico, me dio confianza, y


me explicaba las cosas porque sabes que, que uno como que se
empieza a... es como que entras a otro mundo, el mundo en el que tu
vives entras a la realidad de tu vida de lo que va ser tu vida, de ese
día en adelante, lo que va a ser tu vida. Y lo que... le he contado mis
problemas, le he contado que más o menos me ha orientado a que... a
mi vida, a la vida de él, y pues le considero una buena persona, un
buen médico, para, para los dos es un buen médico…”.

“Eso va en cada persona, yo creo, ¿no? Supongo yo... Porque todas


las personas no somos iguales. Entonces eso va en la atención de
cada persona, nada más... La simpatía, el agrado, de unos a otros,
¿me entiendes? Eso va así... Unos trabajan bien, otros trabajan un
poquito peor, o un poco menos bien, y ya está. Unos se dedican a su
trabajo... Y es lo que hay...”.

5.- Atención Primaria

Una mención aparte merece el papel de la atención primaria. No mencionado


espontáneamente en casi la mitad de las entrevistas, predominan los contactos
superficiales, la percepción de escasa implicación y excesiva delegación a especialistas
correspondientes, y en general una sensación de falta de tiempo y exceso de carga
asistencial. Probablemente como resultado de todo esto, se muestra una idea general de
desconfianza hacia los médicos de atención primaria en lo que al VIH se refiere.

“No, los médicos de cabecera normalmente, cuando he ido a por


medicamentos que le he dicho lo que tenía y tal, ¿no? Pero vamos,
no he tenido así una charla ni na, ¿no? O llevarle algún tipo de
informe del hospital que me hayan dado ¿no? para los medicamentos
que me tuviera que recetar y tal, pero no…no. Los médicos de
cabecera en el aspecto ese, no. Ellos… que te lleve el especialista,
¿me entiendes? Y a que les lleves un informe por si hay algún tipo de
medicamento que tiene contraproducción y no te lo pueden recetar y
todo eso. El médico de cabecera no, no se involucra mucho en este
tipo de cosa, mayormente los especialistas”.

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Al médico de familia se le adjudica la responsabilidad de integrar el VIH como
elemento que debe ser tenido en cuenta, haciéndole responsable de conocer todos los
tratamientos y evitar posibles interacciones medicamentosas. En general consideran que
no pueden renunciar a este nivel asistencial.
Para la gran mayoría, el centro de salud es el lugar al que se acude a por recetas y
algunas vacunas.

“Ahora me está llevando una doctora aquí en (...) y es bastante maja,


pero lo único de lo que se ocupa es meter la medicación que me va a
mandar y ya está”.

“Yo creo que el médico de cabecera es para mandarte Gelocatiles y


ya está”.

Sin embargo, entre los entrevistados que han tenido experiencias distintas,
valoran muy positivamente que su Médico de Familia conozca su historia clínica, así
como su situación virológica actualizada y actué en consecuencia teniendo en cuenta las
características de cada uno. En alguno de los discursos se destaca al médico de atención
primaria como pieza de apoyo en la deshabituación de drogas.

“En el médico de cabecera si. Porque, porque te digo que, claro, mi


médico, el sabe mi problema, la doctora, y pues me dice… me
pregunta como me he sentido y todo eso y así. En él es: pues tomate
esto, esto y esto. Y claro, a mi me molesta un poco porque digo a ver,
si tu tomas esto, y esto no te va, pues tu médico tiene que saber lo que
te va mejor… pero…. En el, en mi no, ya te digo, en mi no. No he
tenido esos problemas”

En algún discurso se establecen comparaciones entre médicos de familia que la


propia persona ha tenido a lo largo de los años, mostrando de nuevo la idea de que “no
todos los médicos son iguales”; y remarcando en los casos mejor valorados, una vez
más, la disposición a atender, el interés por conocer la historia clínica completa del
paciente (incluyendo situación del VIH), la flexibilidad y accesibilidad, así como la
disponibilidad a realizar visitas a domicilio.

“A cualquiera que haya tenido ese médico le preguntas por don


Justo y dice “ese, el mejor que ha habido... pero por mucho, ¿eh?
Pero por mucho... (...) Te atendía... Le llamabas, te venía a tu casa...
Le... Coño, que era un tío (tos) dedicado a su profesión totalmente.
(...) Le pedías cualquier cosa, por ejemplo lo que necesitabas para
quitarte de las drogas, ¿sabes? (...) Ahora sin embargo la que tengo
aquí arriba, esa ni se molesta en venir”.

En general los relatos de la relación de los entrevistados con la atención primaria


pueden estar sesgados en esta población debido a que la propia UVAAD asume tareas
propias del primer nivel asistencial. Un ejemplo concreto sería la atención domiciliaria.

“Ahora sin embargo la que tengo aquí arriba, esa ni se molesta en


venir. (...) Pero chica, si sabes que estoy enfermo, que me ahogo. Que
no... (...) Si sabes que estoy enfermo... Si tienes mis datos, tienes
todos los informes médicos de todo, ¿qué coño quieres?”

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“Mira mi madre como está... El año pasado vino nada más que una
vez a verla... Y a mí, ya te digo... Ya la puedo llamar 14 veces, que no
me hace ni puñetero caso... Tengo que subir allí, coger un taxi, claro,
que venga aquí a recogerme y subir... Claro, tengo que pagarme un
taxi, es que yo...”.

CONCEPCIÓN DEL VIH

La concepción del VIH es de una complejidad mayúscula. De los discursos se


deduce una seria dificultad para comprender y asumir una enfermedad que trae consigo
importantes dificultades en las tres grandes etapas del desarrollo de la misma: contagio,
desarrollo y pronóstico.

La historia de la infección por VIH, los métodos de contagio y sus


estigmatizaciones sociales hacen de ella, una infección muy ligada a la culpa. En la
mayor parte de las entrevistas se menciona de alguna manera el sentimiento de culpa en
relación al inicio de la enfermedad, bien por conductas de riesgo, por falta de
conocimiento o información, o por no dar la suficiente importancia.

“Es que manda cojones, es que… ¡de verdad! es para coger un palo
y ponerle a uno y darle… porque estar uno sano y quitarse toda la
sanura del cuerpo y pudrirse uno, es para darse uno contra la
cabeza, de verdad. Porque si dices es que he nacido mal, lo esto y lo
otro, pero nacer sano y tú mismo ¿no?, perjudicarte… por un vicio.
También vamos a lo de siempre, ¿no?, que no había información, que
antes los padres no sabían ni la hora que era… si es que claro… es
que influye mucho, influye todo… ha sido una generación que se ha
echado a perder, ¿me entiendes?, la generación de los 80. Esa
generación, pum, se ha quedado muy baja, ¿no?”.

Cabe mencionar en este momento, el gran valor que se da a como informar por
primera vez de la infección por VIH, hecho que gran parte de los entrevistados
recuerdan y mencionan, más aun entre aquellos a los que se les trasmitió la noticia de
forma brusca y despectiva, o al menos vivida como tal.

“Pues eso, no te lo he contado? Estaba que iba al hospital del Rey,


me lo dijo el menda ese, me dijeron desde... estaba sentado en su
mesita y me mandaron a recoger las radiografías... Yo no tengo
porque ir a recoger las radiografía, vaya.... lo más normal es que la
tengan ellos allí... Y cuando voy a pasar ya tenía ahí un matrimonio
sentado y desde ahí... que tú, eh.... que tienes el SIDA. ¿Pero como es
eso? ¿A voces me lo estás diciendo desde ahí? Cogí, me fui y ya no
volví a ir mas, claro. Ya no volví a ir más”.

Probablemente como consecuencia de todo esto, en muchos de los discursos se


expresa como condición imprescindible para poder seguir adelante, asumir la
enfermedad en su totalidad.

“Pero después ya me venían como… como te digo, como unas


pesadillas, hasta asimilarlo bien que tardé mucho tiempo en salir
adelante”.

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En el desarrollo de la enfermedad también existen ciertas dificultades, sobretodo
la dificultad de asumir y comprender una patología vivida como poco predecible, etérea,
y con una mínima relación entre la percepción de bienestar individual y los datos
médicos objetivos; carga viral y defensas, conceptos por otro lado bien conocidos y
nombrados frecuentemente.

“Porque muchas veces los CD4 están bien, la carga viral


indetectable, todo muy bien pero tú te sientes hecho una mierda. A mi
no me vale que tenga 700 de defensas y la carga indetectable cuando
yo me encuentro mal o están los cd4 por el suelo, la carga viral
súper alta, como lo he tenido y no me ha dolido nada. O sea que
muchas veces no van acompañado como tu te sientes a como van los
análisis”.

Prueba de esta sensación de proceso abstracto es un discurso recogido, en el que


se establece una diferencia entre defensas reales y defensas artificiales (secundarias al
tratamiento antirretroviral), siendo las segundas de menor calidad, menos útiles y
válidas solo en cuanto a agrandar una cifra que deja tranquilos a los profesionales.

“O sea, tiene que tener mil. Aunque no sirvan de nada las otras 500,
¿me entiendes? Porque son de plástico… que después desaparecen…
a una velocidad escalofriante. En cuanto dejas de tomar el
tratamiento, hacen… ¿Y para que quieres unas defensas de plástico
que no están ahí? Sí, sí, que lo simulan muy bien mientras te estás
tomando el tratamiento, pero no… no sé. ”.

Respecto al pronóstico de la enfermedad, en general existe conciencia de avance


y mejoría en la expectativa vital, pero existe aún una relación clara entre VIH y “fin de
algo”. La infección por VIH es vivida como un factor tremendamente condicionante y
limitante, que en muchos casos marca un antes y un después en la vida de la persona y
su entorno.

“Si tuviera que pensar en ello…te vuelves loca, te mueres. Yo antes,


cuando me enteré, yo decía, yo no llego a la comunión de mis hijos,
yo me muero, porque antes era sida muerte. Pero si llegué”.

MEDICACIÓN ANTIRRETROVIRAL

La medicación antirretroviral, o tratamiento antirretroviral (TAR), es percibido


como imprescindible en el control de la enfermedad, y se conocen sus efectos en la
carga viral y defensas; siendo conscientes, los entrevistados, de la imposibilidad de
curación en el momento actual.

“Que me vienen bien. Porque nunca me van a curar del todo, pero...
te lo deja ahí aplacado, vaya... que no se mueven, vaya... eso me
dijo... Yo no soy un experto... que lo es él, que ve las analíticas y eso
y dice que voy muy bien... Pues vale...”

Se insiste mucho en todo lo referente a los efectos secundarios del TAR, como
posibles interacciones medicamentosas, efectos en el aspecto externo o efectos

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perjudiciales en otros órganos. Y se valora en gran medida el hecho de poder
conocerlos, anticiparlos y no menospreciarlos.

“Hubo una época en la que me mosqueé, me cabreé, y dejé de tomar


los antirretrovirales dije no tomo nada más, paso y estuve una
temporada sin tomar nada porque estaba cansada... y sigo…muchas
veces cansada de todas las pastillas, de los efectos secundarios.
Todas las pastillas tienen efectos secundarios pero esos no los mires,
esos no importan. Bueno, me tendrán que importar porque los paso.
Pero como son males menores... no importan”.

Existe la percepción generalizada de que en los últimos años se ha avanzado


mucho tanto en lo que a medicación se refiere, como en la disminución de los efectos
secundarios también.

Sin embargo, alguno de los discursos son más críticos con la industria
farmacéutica, y su ánimo de lucro especialmente en el VIH, y expresan cierta sensación
de experimentación indebida a lo largo de estos años.

“Muchas veces es lo que yo me pregunto. ¿En realidad no somos


cobayas viendo como reaccionamos con las pastillas? Eso es lo que a
veces pienso cuando estoy mala... Que somos cobayas y están
estudiando como reaccionamos. Nada más”.

Por otro lado, en otros discursos se entiende como proceso lógico y normal,
probar distintos tratamientos hasta dar con el adecuado.

“Y bueno, hasta que también te sienta bien un medicamento, eh?


Porque yo he tomado medicamentos que ¡madre mía! Puf! Esos son
medicamentos muy fuertes, ¿sabes? Eso es fuertísimo. Yo he tomado
medicamentos y se me ha caído el pelo y to. Otros de ponerte en una
situación de un sistema nervioso muy grande, otros de no dejarte
dormir… o sea que también hasta que dan con un medicamento,
bueno… yo tuve que probar un puñado de medicamentos. También,
pero bueno, ahora por lo menos tienes la cosa esa, ¿no? antes yo me
acuerdo que solo había un medicamento, el Retrovir y ahora por
ejemplo, pues no, pues hay muchísimos medicamentos… que si no te
viene bien uno, te viene otro y tal, pero antes solo había uno ¿me
entiendes? Ese era el problema, que al que le sentara bien, bien;
pero… Y tampoco era un medicamento muy eficaz, el Retrovir ese,
tampoco estaba muy bien perfeccionado”.

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CONDICIONANTES SOCIALES

La percepción más extendida es que a lo largo de estos años la discriminación


social en relación al VIH ha ido disminuyendo en cierta medida, pero aún sigue siendo
causa de estigmatización, más aún si viene unida a otras posibles causas de
marginalidad, como puedan ser el consumo, activo o no, de drogas por vía parenteral, la
pertenencia a una etnia minoritaria, antecedentes penales, infravivienda, etcétera.

“Hace 10 años no te trataban igual que ahora. Hace 10 años eras un


muerto. Para todo el mundo eras un muerto… Y todavía hoy, eres un
muerto para muchos”.

1.- Causas

En general se tiende a identificar el desconocimiento como causa fundamental


que explica dicha discriminación. El desconocimiento de la etiología de la enfermedad,
de las vías de transmisión, del curso de la enfermedad o del pronóstico en el momento
actual. Se identifica esa ignorancia como explicación al “miedo y rechazo social”
percibido entre los entrevistados, que sienten que la asociación “SIDA-MALA VIDA”
perdura en el imaginario colectivo.

“Ni se me ocurre decírselo porque sé como piensa. Sida, puta, a la


calle. Sida, drogadicto. Mis cuñados, mi suegra… no saben nada por
lo mismo…y tienes ese miedo al rechazo, no solo por mí, sino
también por mis hijos”.

2.- Espacios de discriminación

 Asistencial

Aunque en muchos discursos se encuentra la idea de que entre los profesionales


sanitarios hay más conocimiento y por tanto es menos probable vivir experiencias de
discriminación, cuando el rechazo viene del entorno sanitario es vivido como más
doloroso e incomprensible.

“Los enfermeros más porque nos tratan como si fuéramos… yo he


estado ingresada mucho tiempo y lo he visto cómo me han tratado…
Muchos me han tratado bien pero otros me han tratado como si fuera
un bicho y eso se queda grabado. Pero yo creo que ahora se están
portando bien pero…algunos. Otros nos tratan como bichos”.

Muchos son los que tienen muy presente experiencias de discriminación y


rechazo por parte de profesionales.

“Cuando vas a la sanidad y dices que tienes el SIDA pues hay


enfermeras que te tratan mal, se ponen guantes, mascarillas incluso
por si le vamos a pegar algo y eso lo veo muy mal”.

“A los que tienen VIH no los trataran como seres de otro planeta,
que los miraran de otra manera, como seres humanos, que, yo que
se... (...) que exploren como exploran a otra persona normal, que le

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ausculten como a otra persona normal, que los toquen como a otra
persona normal. Que tiene su miedo, vale, pero tampoco, que nos
humillen de esa manera no se, a mi me gustaría que eso cambiara”.

Sentir que el trato es igualitario y sin tanto miedo, o percibir que el profesional
huye de una excesiva generalización y prejuicio, es vivido como gestos que facilitan
enormemente la relación.

“Gracias a ese médico. No le importó que tuviera lo que tengo…


Que muchos somos casos perdidos entre drogadicción y eso pues…”
“NO simplemente porque tengamos anticuerpos somos bichos, somos
personas”.

“Muchas veces el personal, por el hecho de tener HIV o Hepatitis C,


o ir con una neumonía… Pues como que un poco reacios a la hora de
atenderte, porque eso lo notas tú, cuando una persona no te atiende
en condiciones”.

 Social

La dificultad a la hora de encontrar un trabajo como consecuencia de la infección


por VIH (sumada a otros condicionantes), constituye uno de los grandes limitantes. Es
general se expresa la idea de que existe una reticencia extendida a la hora de contratar a
una persona con diagnóstico de infección por VIH. Y no solo, por reticencias de la
persona encargada de contratar, sino también por rechazo de los propios compañeros de
trabajo.

“En cincuenta mil sitios tú no puedes decir que eres seropositivo. O


sea hay muchísimos sitios, o sea por ejemplo, a cualquier sitio… por
ejemplo, a donde sea… y decir que eres seropositivo, eso lo tienes
que llevar aparte. Porque hay gente que hasta en un trabajo
rechazarían a lo mejor trabajar contigo si se enteraran de que eras
seropositivo, o sea que...”.

Dentro del entorno familiar, son pocas las experiencias de rechazo o


discriminación a causa del VIH, sin embargo, sí se describe una cierta reducción de la
red social básica, quedando un entorno cercano más estrecho y protector.

“Nadie lo sabe…este vecino de donde yo vivo…es que ni mi padre…


Mi madre si, y mis hermanas…y alguno de mis hermanos no. Mis
cuñados, mi suegra... no saben nada por lo mismo…y tienes ese
miedo al rechazo, no solo por mi, sino también por mis hijos. Mis
hijos ya son mayores (...) ya les dije lo que tengo…pero cuando son
pequeños tienes ese medio al rechazo y te callas y te vas callando...”.

“Tener que ocultarlo, tener que decir que la gente no se entere por
qué estoy tantas veces en el hospital, inventarme que lo que tengo es
un cáncer. (...) Salgo muy poco. O a casa de éste vecino, éste amigo,
o a casa de mi madre, pero suelo salir…. No hablo con mucha
gente”.

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En alguno de los discursos de relaciona la infección por VIH con una dificultad
a la hora de encontrar una pareja, e incluso con la imposibilidad de tener una relación
con personas que no estén también infectadas.

“No he tenido otras personas, otras parejas, para mi eso ya no se me


ha quitado de la cabeza, y ya. (...) Yo me he planteado que sigo con
el padre de mis hijos, que es también una persona que es portadora
o, o me quedo sola”.

3.- Consecuencias

Este tipo de experiencias son recordadas intensamente y vividas como episodios


de gran humillación. Episodios que han dejado huella en gran parte de los entrevistados.

“Muchos me han tratado bien pero otros me han tratado como si


fuera un bicho y eso se queda grabado. Pero yo creo que ahora se
están portando bien pero…algunos. Otros nos tratan como bichos”.

Y probablemente por esta y otras razones, una de las primeras consecuencias es


la tendencia a ocultar la verdad en torno a la propia enfermedad.

“… lo oyes a la gente, que lo comenta. Y lo comentan sin saber que


yo lo tengo, alguna vez sale la conversación y… sabes… (…) en mi
trabajo nadie lo ha sabido, tampoco quiero que lo sepan, no esta hoy
el trabajo como para que encima… (Risas). La sinceridad muchas
veces no vale la pena”.

Reduciendo de alguna manera la red social a familia y amigos más cercanos, tal
y como explicábamos antes.

“Mmm, yo no, no. Como te digo, desde que me enteré de que tenía
esto he tratado de ser muuuyyy reservada…. Más…, más callada,
más hacia lo mío. Hago mi trabajo y… voy a mi trabajo y… hago lo
que tengo que hacer. Salgo de mi trabajo y hago mi vida, y ya”.

Otra consecuencia de la mencionada estigmatización es el concepto, expresado


en algún discurso, de inferioridad de derechos. Algunos de los participantes han
expresado la idea de que al ser su enfermedad secundaria a un estilo de vida o un hábito
determinado expresado como “vicio”; se encuentran en situación de inferioridad moral a
la hora de recibir alguna retribución o algún tipo de beneficio social.

“Y claro una cosa después, a tu medida y ya sabes que no te lo van a


dar a ti el primero, que hay mucha gente y en otras situaciones, no
por vicio, ¿me entiendes?: por nacimiento, por minusvalía, por
muchos tipos de cosas. Y lo mío ha sido por vicio”.

La estigmatización relacionada con el VIH no solo está presente en las quejas


hacia una sociedad que instrumentaliza dicho estigma, sino que en muchos de los
discursos se marca la diferencia entre dos tipos de personas infectadas por el VIH. En
algunos la separación consiste en infectados como consecuencia de la adicción a drogas
y el resto, y en otro la diferencia está en personas que se cuidan, se protegen, toman la

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medicación, etcétera y aquellos que no lo hacen. Siendo éstos últimos causantes de la
mala fama del resto.

“Porque yo he estado ingresada y me han tratado como la de al lado


que se escapaba, que no se tomaba las pastillas, que se pinchaba ahí
mismo… Toman a todos por igual, y así no es”.

“Yo no me considero por tener el VIH (…) como cualquier otra


persona, lo que pasa es que claro, tengo lo que tengo, y la gente se
cree que es una cosa del otro mundo porque hay personas que no
toman su medicación, que no se cuidan, claro ahí si da mal aspecto
pa confiar en puestos de trabajo”.

4.- El VIH, un estigma más

Por último, cabe mencionar que en la mayoría de las personas entrevistadas, la


infección por VIH es una posible causa de estigmatización más, que se suma a otras
posibles causas como son los antecedentes de drogodependencia, la infravivienda,
pertenencia a etnia minoritaria, condición sexual, problemas económicos, etcétera.

“Me llevó a ser en cierto modo una persona marginada, una persona
incluso se podría considerar antisocial, puesto que al ser diferente,
pues yo mismo si me he sentido incluso tan diferente que yo era el...el
loco,”

Sobre una situación de fragilidad, la infección por VIH, con todas sus
connotaciones, se convierte en un problema más a añadir a una lista ya pesada.

“Es que se me cae todo encima, todo encima. Luego todos los
problemas de lo mío, luego también la muerte de mi padre… yo ya
soy huérfano, no tengo hermanos. Mi infancia ha sido un poquito
complicada… y encima el problema este pues a ver”.

“Como que han reparado y han dicho: mira, esta es una yonqui
cualquiera, entonces yo he dejao, con muy buenas palabras y con
muy buena educación, he dejado dicho que yo soy ante todo una
persona, y que si yo no le falto a esa persona al respeto, esa persona
no me tiene que faltar a mi, sabes”.

42
FAMILIA Y ENTORNO MÁS CERCANO

A lo largo de las entrevistas la familia o entorno más cercano se menciona con


cierta asiduidad, pudiéndose clasificar los principales discursos en tres áreas: la familia
como apoyo, como limitante y como fuente de preocupaciones.

“Tenemos que tener mucho apoyo familiar. El apoyo familiar es lo


primero (…) mi familia está conmigo muy bien. No le importa que
tenga anticuerpos ni na. Simplemente está conmigo que es lo que más
quiero yo. Porque si no el ánimo se nos va p´abajo”.

1.- Familia como apoyo

Se sitúa a los progenitores, y en especial a las madres como principal apoyo


humano en gran parte de los discursos recogidos.

“Mi madre me ayudó aunque para ella era yo un caso perdido. Yo


para ella era un caso perdido. Cuando ya me puse con la metadona
se puso contenta pero era un caso perdido para ella”.

Así como las parejas sentimentales constituyen la otra gran fuente de apoyo,
acompañamiento en la enfermedad y estímulo para seguir adelante.

“Si yo no tuviese a mi marido yo no hubiese salido... (...) Si no es por


mi marido yo no estaría aquí ahora mismo. Yo me hubiese hundido”.

“Si no tienes a nadie es mas difícil para tomarte la medicaciones, no


quieres tomarte la medicación mucho, pero si estas en tu casa y estas
bien pues quieres vivir, quieres tener un sitio en la vida y es lo que
estamos luchando nosotros, yo y mi marido, tener un sitio en la
vida”.

Los hijos también son mencionados con cierta frecuencia, pero se les otorga más
claramente el papel de estímulo y no tanto el de apoyo.

“Yo tenía por qué vivir por mis hijos, que era verdad que tenía que
sacarlos adelante, y que eran ellos los que me necesitaban, y que yo
les necesitaba a ellos, si a mi me pasaba algo pues imagínate, mi
marido en prisión, pues imagínate...”.

“Yo la verdad no me quiero morir ya porque tengo un niño pequeño


con ocho años, y tengo a mi mujer, y mi mujer es muy joven”.

43
2.- Familia como limitante

En algunos de los discursos, la familia constituye un limitante en la autonomía


personal; sobretodo en casos de personas que ejercen el papel de cuidador de otra
persona, bien sea la pareja en el caso de algunas mujeres, o padres de edad avanzada.

“Si tienes cargas, como por ejemplo la mía, estás fatal, te mandan a
lo mejor una medicación y no te acuerdas de tomarla, porque tienes
que estar por ejemplo con los niños, con las vacunas, con...”.

3.- Familia como fuente de preocupación

Por último, la familia aparece en muchas ocasiones reflejada como posible


fuente de preocupación, por muy diversos motivos.
- Miedo a la infección o transmisión del VIH a los hijos (más frecuente entre las
mujeres entrevistadas).
- Miedo al rechazo que puedan sufrir los demás miembros de la familia.
- Sentimiento de culpa por el sufrimiento causado.
- Sentimiento de culpa por no poder cuidar debidamente a los hijos o padres.
- Frustración por no poder mantener económicamente la familia (más frecuente
entre los hombres entrevistados).

“Y luego tus hijos, de decir, son pequeños. (...) Como yo ya estaba


enferma quién iba a cuidar de ellos. Y por ellos. Ahora ya, muchas
veces digo, bah, ya son mayores (…) Pero si tienes a alguien si, pero
como no tengas a nadie… mi marido trabajaba y me tiraba mucho
tiempo en casa sola, y le daba mucho tiempo al coco y piensas, y
piensas...”.

“Mi padre el por su parte lo ha pasado también muy mal, (...)


cuando se empezaba a recuperar le dijeron que su hija se estaba
muriendo, se le cayó hasta el pelo, o sea, mi padre lo ha estado
pasando pero que muy, muy mal. (...) Con los errores que yo he
cometido antes, te comento, yo he cometido muchos errores, yo ya le
he hecho mucho daño”.

“Haber tenido a mi hija conmigo en mi casa, pero no la puedo tener


porque yo no puedo tenerla todavía. Es una niña muy lista. (...) Lo
que mas me... Y lo demás no echo en falta na, por lo demás estoy
bien”.

44
CONCLUSIONES

Sería necesario flexibilizar los encuentros entre los profesionales y la población,


adaptándolos según las circunstancias concretas y los factores personales de cada uno.

En la población estudiada se valora como fundamental abordar no en lo puntual


sino intentando entender todo el proceso que cada persona lleva consigo y todos los
factores tanto internos como externos que entran en juego.

La enfermedad es parte fundamental pero no exclusiva de las expectativas en


salud de la población.

Podría ser interesante avanzar en el contraste con el modelo de recuperación, en


el sentido en el que plantea Liberman de buscar objetivos concretos a pactar con la
persona en cada una de estas áreas y contrastar los factores más determinantes en el
éxito o fracaso en estos ámbitos. Sería una posible vía de investigación.

Las características que se le piden a una estructura asistencial sanitaria, son


fundamentalmente flexibilidad, accesibilidad, facilidad en los trámites administrativos,
continuidad en el tiempo y que procure una asistencia competente y multidisciplinar.

Las características que se le piden a los profesionales sanitarios son


fundamentalmente “ganas de atender”, trato amable, accesibilidad, capacidad de
escucha y que sepa generar esperanza en momentos determinados.

La atención primaria es percibida como un recurso del que no se puede


prescindir, pero que ejerce un papel superficial y de escasa implicación en las personas
entrevistadas; provocando una sensación de desconfianza, sobretodo en lo que al VIH se
refiere.

La infección por VIH es una patología percibida como poco predecible, etérea y
con escasa relación entre la percepción de bienestar individual y los datos médicos. En
la que el hecho de asumir la enfermedad constituye un eje fundamental en el desarrollo
de la misma.

Se considera que la discriminación social en relación al VIH ha ido


disminuyendo a lo largo de los últimos años, pero que aún sigue siendo causa de
estigmatización, más aún si viene unida a otras posibles causas de marginalidad, como
puedan ser el consumo, activo o no, de drogas por vía parenteral, la pertenencia a una
etnia minoritaria, antecedentes penales, desempleo, infravivienda, etcétera.

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AGRADECIMIENTOS

A todas las personas que han participado de forma desinteresada en las entrevistas, por
la información tan valiosa que nos han proporcionado fruto de sus experiencias
personales.

A los profesionales de la UVAAD, en especial a Elena Bermudez y a Pedro Montilla,


sin los que este trabajo no habría sido posible.

A la Parroquia San Carlos Borromeo, por prestarnos espacios y sonrisas.

A Cecilia Alzu, Marta Sastre y Celia Sala por su ejemplo de compañerismo


ayudándonos con las transcripciones.

A María Dolores Peñalva, María José Iglesias y Juan Luis Ruiz-Giménez, por
apoyarnos a lo largo de todo el proceso.

A Christian, María y Catalina, por ser los mejores compañeros imaginables, por regalar
flores a cambio de nada...

A Sara, por enseñarnos lo más valioso.

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