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CRISIS ASMATICA

El asma es una enfermedad que ocasiona inflamación y estrechamiento de las vías


respiratorias.

La inflamación de los bronquios se incrementa durante las crisis asmáticas, lo que


dificulta la respiración. Durante una crisis asmática, también denominada ataque o
episodio asmático, los pulmones también es posible que produzcan una gran cantidad de
mucosidad pegajosa que obstruye parcialmente las vías respiratorias. Y los músculos
que hay alrededor de estas vías se contraen, estrechándolas todavía más. Todo esto
puede generar problemas respiratorios bastante importantes.

Etiología
El asma es una enfermedad variable en el tiempo y la causa de las crisis de asma depende
tanto de factores del huésped, como de factores ambientales, a menudo, ambos factores
actúan en conjunto.

El principal desencadenante de crisis es la infección viral. Este factor se hace muy


evidente en el lactante durante el invierno, en período epidémico (virus respiratorio
sincicial y virus parainfluenza principalmente); y en el escolar y adolescente en otoño,
cuando ocurre el ingreso al colegio (virus influenza y rinovirus). En forma adicional,
alérgenos ambientales pueden jugar un papel importante en primavera cuando la
polinización de árboles y plantas aumenta. La exposición frecuente a humo de tabaco
provoca importante irritación de la vía aérea, actuando como un poderoso cofactor en la
aparición de crisis de asma.

Factores que favorecen la hospitalización por crisis de asma son:

- la gravedad de la enfermedad,
- la suspensión de tratamiento de mantención,
- el retraso en la búsqueda de atención médica,
- la falta de entrenamiento con pauta de autocuidado,
- la exposición deliberada a factores ambientales claramente reconocidos como
desencadenantes.
Causas
El asma es causada por hinchazón de las vías respiratorias. Cuando se presenta un
ataque de asma, los músculos que rodean las vías aéreas se vuelven rígidos y el
revestimiento de los conductos aéreos se hincha. Esto reduce la cantidad de aire que
puede pasar.

El asma se observa comúnmente en los niños y es una causa importante de


hospitalización y ausentismo escolar. El asma y las alergias a menudo se presentan
juntas. La respuesta alérgica juega un papel fuerte en el asma infantil.

Los desencadenantes comunes del asma abarcan:

 Animales (pelo o caspa)


 Ácido acetilsalicílico (aspirin) y otros medicamentos
 Aire frío, como cambios en el clima (con mayor frecuencia clima frío)
 Químicos en el aire o en los alimentos
 Polvo
 Ejercicio
 Moho
 Polen
 Emociones fuertes
 Humo de tabaco
 Infecciones virales, como el resfriado común

Síntomas
Los problemas respiratorios son comunes y pueden abarcar:

 Dificultad respiratoria
 Sensación de falta de aliento
 Jadear
 Dificultad para exhalar
 Respirar más rápido de lo normal

Cuando la respiración se hace muy difícil, la piel del pecho y el cuello puede hundirse.

Otros síntomas de asma en los niños abarcan:

 Tos que algunas veces despierta al niño por la noche (puede ser el único
síntoma)
 Bolsas oscuras bajo los ojos
 Sentirse cansado
 Irritabilidad
 Rigidez en el pecho
 Sibilancias, un sonido silbante hecho al respirar que puede ser más notorio
cuando el niño exhala
Tratamiento
El objetivo principal del tratamiento será cuantificar la severidad de la crisis y elegir la
terapia más adecuada.

El uso de algoritmos ha mostrado reducir los costos de hospitalización y el tiempo de


estadía hospitalaria.

Hidratación/Alimentación: en el paciente con signos de dificultad respiratoria moderada o


grave debe hidratarse por vía endovenosa.

Oxígeno: es la medida más sencilla y eficiente para disminuir la hipoxemia en la crisis


aguda de asma. Permite corregir en forma completa la insuficiencia respiratoria en la
mayoría de los pacientes, excepto en aquellos con hipoventilación grave. El nivel
recomendado de SaO2 es igual o mayor a 93%.

Broncodilatadores: inhalatorios, de corta acción y del tipo agonistas- beta 2 (salbutamol)


son el tratamiento de primera línea en la crisis aguda de asma. Su administración es de
preferencia con inhalador de dosis medida (IDM) puesto que su administración con
espaciador con válvula es igual de efectiva que la nebulización; pero permite ahorrar tiempo
y supervisión profesional y produce menor taquicardia e hipoxia.

El salbutamol es un fármaco “titulable”, es decir, se debe administrar en forma proporcional


a la gravedad de la crisis y verificando el efecto clínico en forma cercana e individualizada.
Se recomienda administrar 2 a 8 puffs cada 10 minutos hasta obtener la respuesta clínica
deseada. Para esto se puede seguir el algoritmo propuesto.

En los pacientes que presenten requerimientos de oxígeno: FiO2 > 30%, debe considerarse
la administración de broncodilatadores por medio de nebulización. En estos casos se
recomienda utilizar dosis de sabutamol de 2,5 a 5 mg (dosis estándar) por vez utilizando el
mismo principio de titulación de dosis. En la crisis grave, se ha descrito la nebulización
continua como una forma más efectiva de tratamiento broncodilatador hasta lograr una
respuesta clínica.

Además podría considerarse el uso de levoalbuterol, que tiene la misma potencia y menos
efectos adversos que la droga racémica y ha demostrado menor tasa de hospitalización en
niños.

El uso de salbutamol endovenoso aún no tiene un rol claro y podría ser usado en casos de
dificultad de inhalación o refractariedad al tratamiento.

Los broncodilatadores anticolinérgicos (bromuro de ipratropio) en dosis repetidas, tienen un


efecto aditivo a agonistas beta-2 en el manejo de las crisis refractarias a tratamiento dentro
de las 2 primeras horas. Su uso permite mejorar rápidamente la función pulmonar. Se
dispone de ellos en combinación tanto para inhalación como para nebulización.

Corticoesteroides: son el tratamiento antiinflamatorio de elección en la crisis aguda de


asma. Su uso se ha asociado a disminución de hospitalización y prevendrían recaídas luego
de la presentación inicial.

La dosis recomendada es de 2mg/kg/día las primeras 48 horas y luego 1mg/kg/día, con un


máximo de 40mg/día. Se recomienda la administración por vía oral, ya que la eficacia es
similar a su uso endovenoso.

Los corticoides inhalatorios no han demostrado utilidad en la crisis.

Otras terapias:

- Sulfato de Magnesio: en dosis única (hasta de 40mg/kg/día, dosis máxima 2g en infusión


lenta) ha probado cierta utilidad en el tratamiento de la crisis grave de asma con pobre
respuesta a broncodilatadores. Su uso está reservado a una unidad de cuidados intermedio o
intensivo.

- Aminofilina: no se recomienda en niños por los pocos efectos benéficos y múltiples


efectos secundarios. Su uso debe hacerse bajo estricta supervisión, en unidades de cuidado
intensivo para crisis grave; como terapia adicional en aquellos casos que no han respondido
a manejo con agonistas beta-2 y corticoides, en quienes ha mostrado cierta utilidad.

- Helio: la mezcla en distintas concentraciones de oxígeno y helio permite disminuir en


forma significativa la turbulencia del flujo aéreo en la crisis aguda grave, lo que permite
ganar tiempo para que actuen otras terapias. Su efecto más importante es evitar la
ventilación no invasiva o invasiva en algunos pacientes.

- Leucotrienos: no existe evidencia aún que sustente su uso.

Asimismo el uso de antibióticos, antihistamínicos, sedantes y mucolíticos no presentan un


rol en el tratamiento y se desaconseja su uso.

- Kinesioterapia respiratoria: no existe evidencia que sustente su aplicación y algunas


maniobras, como la percusión torácica, están claramente contraindicadas.

- Ventilación no invasiva: en pacientes que colaboran, se prefiere esta modalidad de


ventilación con la intención de evitar la progresión a fatiga muscular constituye una
alternativa a la ventilación invasiva, sino un paso previo con el objeto de evitar la
intubación endotraqueal.

- Ventilación mecánica: se utiliza en caso de crisis grave con insuficiencia respiratoria


global que no ha logrado ser revertida con otras medidas. Existen indicaciones absolutas
como paro cardiorespiratorio, hipoxemia grave y compromiso de conciencia.
Fisioterapia respiratoria
La fisioterapia respiratoria es un método terapéutico de reducido coste, inocuo, sin
efectos tóxicos o secundarios y de demostrada eficacia para el tratamiento de patologías
de diferente índole, como son los procesos que afectan de forma crónica al sistema
respiratorio (EPOC, asma, fibrosis quística, enfermedades neuromusculares), procesos
agudos (neumonía, abceso pulmonar) o intervenciones quirúrgicas de gran complejidad
(trasplantes pulmonares, cardíacos y hepáticos así como otras intervenciones cardíacas o
de tórax) que permiten la supervivencia de pacientes que hasta hace unos años estaban
condenados a una muerte temprana.
El fisioterapeuta que decide enfocar su actividad profesional a esta problemática, ha de
continuar su formación en este campo específico una vez acabada la carrera a modo de
especialidad de estudios de postgrado, con el fin de permitirle efectuar correctamente el
abordaje global de pacientes afectados de trastornos del sistema respiratorio que afecta a
una función tan vital y necesaria para el ser humano como es la respiración.

Valoración Diagnostica de FTR

El fisioterapeuta respiratorio, toda vez emitido el diagnóstico médico y derivado por el


especialista, realiza una valoración específica del paciente, propia de su disciplina:

 Anamnesis o interrogatorio: valoración de la disnea, dolor, expectoraciones y sus


propiedades reológicas, tos, etc.
 Valoración de la dinámica y de la estática de la caja torácica, visual y manual y del
modo y ritmo respiratorio.
 Realiza una exhaustiva auscultación del enfermo y de sus ruidos respiratorios, clave
para el diagnóstico funcional.
 Valoración de la musculatura respiratoria.
 Procedimientos especiales de valoración: espirometría simple y forzada, para la
determinación de parámetros ventilatorios básicos y el diseño de curvas
flujo/volumen y volumen/tiempo imprescindibles para completar la historia clínica
del enfermo.
 Si es necesario, se realiza una valoración pulsioximétrica, para valorar el grado de
saturación de oxígeno en sangre.
 Test de esfuerzo, o de marcha: informan de la adaptación fisiológica del organismo
ante el incremento de la carga musuclar externa.
 Pruebas complementarias: gasometría arterial, radiografías, etc.
Objetivo
En función de esta valoración, el fisioterapeuta respiratorio sobre el diagnóstico médico
realiza un diagnóstico de tipo funcional sobre el cual establece unos objetivos
terapéuticos y a continuación diseña un plan específico de terapéutica física para el
enfermo.
A grandes rasgos:

 Desobstrucción bronquial mediante sencillas e inocuas técnicas manuales para la


eliminación de los excesos de secreciones (bien por ondas de choque, gravedad o
por variaciones del flujo aéreo) tan frecuentes y nocivos en la patología respiratoria
o neuromuscular.

 Plan de Kinesioterapia respiratoria, para la prevención y corrección de


alteraciones óseas y musculares y la obstrucción bronquial; favorecer la expansión
del tejido pulmonar colapsado (atelectasias, o colpaso del alveolo pulmonar);
favorecer el modelo de respiración normal. Para todo ello se realizan diversas
técnicas manuales o instrumentales sencillas y sin toxicidad de ningún tipo.

 Reeducación al Esfuerzo. Una vez que el enfermo interioriza los parámetros


ventilatorios normales, y tiene despejada su vía aérea de secreciones nocivas, se le
instruye y adiestra en un protocolo de ejercicios terapéuticos específicos para volver
a reeducarlo al esfuerzo, esto es, para que pueda realizar las actividades de su vida
diaria y otras demandas externas cursando con la menor fatiga y esfuerzo.
NEUMONIA BASAL
La neumonía es una enfermedad inflamatoria de los pulmones causada por una
infección.

La neumonía (o pulmonía) es una enfermedad severa y muy frecuente, que afecta a 1 de


cada 100 personas todos los años. Puede estar causada por múltiples microorganismos
distintos, y su severidad varía entre leve y crítica.

CLASIFICACIÓN:

Las neumonías suelen clasificarse en 2 grandes grupos:

1) Adquiridas en la comunidad (o extra-hospitalarias). Las más típicas son la

Neumonía neumocócica y la neumonía por Mycoplasma.

2) Neumonías hospitalarias. Tienden a ser mucho más serias, ya que los mecanismos
de defensa del huésped suelen estar afectados y los MICROORGANISMOS causantes
suelen ser mucho más resistentes.

Dentro de las neumonías, existen múltiples síndromes distintos, variando según el modo
de producirse la infección y el microorganismo causante.

• Mycoplasma pneumoniae.

• Coxiella burnetti (Fiebre Q)

• Chlamidia psittachi (Psitacosis)

• Klebsiella pneumoniae.

• Legionella pneumoniae.

3) Neumonías víricas (neumonitis). Muchos virus pueden producir neumonía (suele


hablarse de "neumonitis" en estos casos): Gripe, varicela-zóster, o citomegalo-virus
(CMV), por ejemplo.

4) Neumonías por protozoos. La más grave es la producida por Pneumocystis carinii,


que afecta sobre todo a los pacientes con SIDA y a otros inmunodeprimidos.
SIGNOS Y SINTOMAS:

Los síntomas y signos más típicos de neumonía son:

• Fiebre, escalofríos y sudoración.

• Tos productiva, con expectoración mucosa, amarillenta, de color asalmonado,


purulenta (según el microorganismo causante). Aunque en algunos casos se presenta tos
seca.

• Dolor torácico que aumenta al respirar y toser.

• Dolor de cabeza.

• Dolores musculares y articulares.

• Falta de apetito, debilidad y malestar general.

• Disnea (dificultad para respirar), en algunos casos.

• Estertores crepitantes a la auscultación pulmonar, en el área afectada.

DIAGNÓSTICO

Examen físico. Estertores crepitantes a la auscultación pulmonar, en el área afectada.

Radiografía de tórax. Signos radiográficos característicos.

Cultivos. El aislamiento en la sangre, esputo u otros tejidos da el diagnóstico definitivo


del microorganismo causante.

TRATAMIENTO

– Consiste en la administración de antibióticos, cuya elección, dosis y vía de


administración dependerá del microorganismo causante.

– Los antibióticos no son eficaces en las neumonías víricas; en algunas de ellas pueden
utilizarse antivirales específicos.

– Las medidas de sostén incluyen oxígeno, líquidos y fisioterapia para expulsar


secreciones.
PRONÓSTICO Y COMPLICACIONES

Los enfermos con neumonía aguda no complicada suelen recuperarse en 2-3 semanas
con el tratamiento correcto. Sin embargo, pueden ocurrir complicaciones muy serias,
sobre todo en pacientes de edad o con enfermedades debilitantes. Las dos
complicaciones más temibles son:

• Fallo respiratorio (o cardio-respiratorio) agudo.

• Empiema (Pus en la pleura).

PREVENCIÓN

• Lavar las manos frecuentemente, en especial después de sonarse la nariz, ir al baño,


cambiar pañales y antes de comer o preparar alimentos.

• No fumar, ya que el tabaco daña la capacidad del pulmón para detener la infección.

• Utilizar una máscara al limpiar áreas con mucho moho u hongos.

Ciertas vacunas pueden ayudar a prevenir la neumonía en los niños, los ancianos y
personas con diabetes, asma, enfisema, VIH, cáncer u otras condiciones crónicas: 4

• Vacuna antineumocócica (Pneumovax, Prevnar) previene el Streptococcus


pneumoniae.

• Vacuna antigripal que previene la neumonía y otras infecciones causadas por los virus
de la influenza. Se debe administrar anualmente para proteger a la persona contra
nuevas cepas virales.

• Vacuna Hib que previene la neumonía en niños a causa del Haemophilus influenzae B.

Respirar profundamente puede ayudar a prevenir la neumonía si la persona está


hospitalizada, por ejemplo, mientras se recupera de una cirugía. A menudo, se
suministra un dispositivo de respiración para ayudar en la respiración profunda.

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