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GRUPO No. 5.
Castellanos López, Alejandro Miguel
Leal Vega, Diego Francisco
Phillips Bernal, María Ximena
Zapata Jerez, Francisco David
MAYO 1 DE 2019
1. ¿Puede el derecho sindical afectar la libre competencia?
Para poder determinar si el derecho sindical puede afectar la libre competencia es necesario
precisar algunas nociones básicas al respecto. El artículo 333 de la Constitución Política
establece que “La libre competencia económica es un derecho de todos que supone
responsabilidades”, esta premisa se desarrolla a través de la Ley 256 de 1996, la cual tiene por
objeto garantizar la libre competencia en beneficio de todos los que participan en el mercado
mediante la prohibición de actos de competencia desleal tales como el descredito, el engaño,
la imitación o la confusión.
De esta forma vemos que tal como sucede con el derecho laboral, el derecho de la competencia
se desarrolla para proteger a una parte vulnerable, en este caso dentro de una relación
comercial, esa parte que requiere protección son los competidores y de manera especial el
consumidor. Al comenzar a desarrollar estos conceptos nos resulta llamativo el enfoque que le
da la Superintendencia de Industria y Comercio a la forma como debe protegerse la
competencia de los mercados, ya que para la entidad dicha protección se obtiene “al imponer
presión a las empresas para que sean más eficientes y provean productos con mayor calidad y
variedad a precios más bajos”.1
Para la Superintendencia la manera como las empresas logran esa eficiencia es realizando
inversiones que les permitan mejorar la calidad e incrementar la productividad, pues considera
que es de esta manera como se obtienen los beneficios para los consumidores, concluyendo
que el estímulo económico que se genera a través de la competencia “es el único mecanismo
conocido que, por sí solo, puede mejorar el nivel de vida sin la interferencia del Estado”.
Derecho de asociación
Si bien a la par de esta dimensión instrumental del derecho de asociación sindical se encuentran
la dimensión individual, entendida como la posibilidad que tiene cada persona de decidir si se
afilia, si se retira o si permanece dentro de la organización, sin injerencia alguna o presiones
externas, ni por parte del empleador ni incluso del mismo sindicato; y la dimensión colectiva en
virtud de la cual los trabajadores organizados, pueden autogobernarse y decidir de manera
independiente el destino de su organización sin admitir injerencia externa, especialmente del
empleador2, es en la primera dimensión desarrollada por la jurisprudencia en donde podemos
encontrar razones para considerar que el derecho sindical tiene la capacidad de afectar la libre
competencia.
Lo anterior, por cuanto al asociarse los trabajadores no sólo exigirán mejores condiciones como
lo mencionaremos más adelante, sino que también ejercer presión, convirtiéndose en un nuevo
1
http://www.sic.gov.co/que-es-la-libre-competencia
2
Las dimensiones del derecho de asociación sindical han sido un concepto desarrollado vía jurisprudencial (Sentencia T-071 de 2003,
Sentencia T-619 de 2013).
stakeholder que pretende incidir en la planeación y en las decisiones que tome la empresa y en
ese sentido, limitarán la autonomía del empleador para definir su esquema productivo, sus
propias políticas y formas de actuar en un escenario económico globalizado como el que
tenemos, con lo cual se les impone a las empresas unas obligaciones adicionales a las
consagradas legalmente. Lo anterior se convierte al final en un criterio diferenciador entre una
y otra empresa que, a pesar de tener condiciones similares, sus costos y productividad se
pueden ver impactados por estos aspectos.
Derecho de negociación
Este desequilibrio se hace aún más palpable cuando las condiciones económicas obligan a las
empresas a tomar medidas para adecuarse a esos ciclos de la economía, pero dichas medidas
se ven limitadas por la existencia de acuerdos colectivos que adquieren la calidad de derechos
irrenunciables e innegociables, o cuando los sindicatos controlan los costos de mano de obra
tal como sucede con los sindicatos de gremios, en donde se fijan tarifas y se establecen criterios
de negociación de gremio en las que no se atienden las condiciones económicas de cada una
de las empresas de dicho gremio. Esos acuerdos convencionales que se enarbolan como
triunfos son los que obstaculizan los procesos de flexibilización los cuales resultan
indispensables para que las condiciones laborales se adecuen a la realidad fluctuante de la
actividad productiva y a la competitividad de un mercado en permanente cambio y evolución.
Ahora bien, si las empresas como parte del desarrollo de su actividad deben procurar que sus
trabajadores gocen de unas condiciones laborales dignas, justas y por encima de los mínimos
legales, ¿cómo deben asumir la presión que reciben en aras de la protección de la competencia
de los mercados para proveer a los consumidores productos de alta calidad a precios mínimos?
Para resolver este interrogante consideramos que el derecho de la competencia deberá ampliar
su enfoque y a la par como protege a los consumidores ante actos de descrédito de
competidores o actos de imitación, también deberá considerar las condiciones laborales que se
tiene que dar para que el mercado laboral también mantenga su competitividad sin afectar los
derechos de los trabajadores tanto legales como convencionales.
Derecho a la huelga.
Resulta claro que actuaciones de los sindicatos como el ejercicio de la huelga también generan
unos impactos económicos considerables para las empresas, que aunque afecten su
competitividad, no es este el argumento que impide el desarrollo de un derecho garantizado por
el artículo 56 de la Constitución, sin embargo, resulta rescatable considerar que cuando se
abusa del derecho constitucional y se llevan a cabo ceses de actividades propiciados por la
organizaciones sindicales sin el lleno de los requisitos legales, de manera adicionales a los
análisis y sanciones propias del derecho laboral, también se pueda identificar a la organización
sindical como un agente responsable de actos en contra de la libre competencia en perjuicio de
los consumidores y de aquellos trabajadores que en ejercicio del derecho sindical desde la
dimensión individual decidieron no hacer parte de dicha organización sindical.
Aun cuando compartimos que la misma tiene una razón objetiva de ser y es que no se tomen
medidas o represalias contra aquellos que fundaron la organización sindical o que dirijan la
organización sindical o aquellos que inicien un conflicto colectivo en desmedro del mismo
derecho de asociación; la libre competencia se ve afectada cuando a través de la protección de
derecho sindical se le limita a las empresas la posibilidad de realizar ajustes en el desarrollo de
su actividad o en la adecuación de las condiciones de trabajo ante las fluctuaciones rápidas y
continuas de los ciclos económicos, las variaciones del mercado o las innovaciones
tecnológicas.
Como se puede ver, el desarrollo de este derecho sindical si afecta el derecho a la competencia,
dado que impone cargas adicionales a las que impone la ley sustancial individual laboral,
dejando a unas empresas en condiciones más gravosas e incluso incidiendo en la productividad
y rentabilidad del negocio, así como en las expectativas y necesidades de los mismos
consumidores. Así lo ha determinado, por ejemplo, el Instituto Nacional de Defensa de la
Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual de Perú el cual mediante una
Resolución determinó que las organizaciones sindicales son agentes económicos cuyas
actuaciones pueden afectar la libre competencia3.
En el caso objeto de análisis los representantes de dos sindicatos impidieron que un grupo de
trabajadores no sindicalizados fueran capacitados, registrados y contratados. La autoridad
peruana determinó que la conducta de los sindicatos de obstaculizar de manera ilegal la entrada
y permanencia de un competidor al mercado constituía una práctica anticompetitiva que
3
Resolución Nº 0479-2014/SDC-INDECOPI, expediente 002-2009/CLC, Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual
- Sala Especializada en Defensa de la Competencia.
afectaba no solo a los trabajadores que no pertenecían a las organizaciones sindicales sino
también a los consumidores. En ese sentido, consideramos importante analizar algunas
alternativas que podrían darle otro enfoque al derecho sindical y que incluso nos permitirían
darle un mejor manejo:
El otro punto que consideramos necesario es regular el alcance de las garantías sindicales
pues aun cuando nuestro código las tenía reglamentadas, las diferentes sentencias de
constitucionalidad de los años 2000 y 2008 las desdibujaron dándole paso a una nueva
regulación que ha generado excesos en los cuales no solo se han visto afectadas las
grandes organizaciones sindicales y los sindicatos de industria sino también las empresas
a las cuales nuevamente se les ha impuesto una carga adicional que impacta su
productividad, que aumenta la conflictividad, que otorga mayores números de personas con
estabilidad y que en ese sentido afecta la competitividad.
El derecho a la negociación colectiva corresponde a una de las principales columnas sobre las
que se construye y encuentra su desarrollo el derecho de asociación sindical, contemplado en
el artículo 39 constitucional. El artículo 39, al que ya nos referimos en el primer punto de esta
guía, señala expresamente que la estructura interna y funcionamiento de los sindicatos se
sujetarán en su estructura interna y funcionamiento al orden legal y a los principios
democráticos. Es decir, nuevamente encontramos como límite constitucionalmente establecido
frente al actuar sindical las normas de orden público.
A su vez, encontramos que el artículo 333 de la Constitución (al que ya también nos referimos
de manera general en el punto anterior) establece la existencia de varios derechos que resultan
relevantes y entran en conflicto para efectos de resolver esta discusión. Por una parte el derecho
de libertad de empresa, que en lo que tiene que ver con el problema propuesto en la pregunta
se encontraría tanto en cabeza del empresario que suscribe la convención colectiva, así como
en cabeza del sindicato que también suscribe la convención pero a su vez controla a la empresa
a la que se le otorga una ventaja de mercado; como por ejemplo establecer que los contratos
de medicina prepagada que se suscriban como beneficio extralegal para los trabajadores de la
compañía solo podrán adquirirse con una empresa de medicina prepagada de la que
casualmente es accionista mayoritario el sindicato suscribiente de la convención colectiva.
Pasemos entonces a establecer, si las normas de orden público en el rango legal y como común
denominador de limitación al ejercicio de los derechos de orden constitucional antes
relacionados, nos brindan herramientas para solucionar el problema propuesto.
Como primer elemento de rango legal a tener en cuenta, encontramos el contenido del artículo
355 del Código Sustantivo del Trabajo, norma que impone un claro límite legal al ejercicio de
asociación sindical cuando establece que los sindicatos no pueden tener por objeto la
explotación de negocios o la realización de actividades con fines de lucro. Ya la Corte
Constitucional tuvo oportunidad de pronunciarse acerca de la constitucionalidad de esta norma,
declarándola exequible mediante sentencia C-797 de 20004, en la que precisó su alcance y
entendimiento en el sentido de indicar que los sindicatos pueden realizar negocios o actividades
comerciales, pero solo como una actividad accesoria a su actividad principal de representación,
de manera que frente a los sindicatos el artículo 333 de la Constitución no tiene el mismo
alcance que pudiera tener frente a cualquier empresario o comerciante y su aplicación resulta
en consecuencia limitada.
Bajo esta óptica propuesta por la Corte Constitucional se encuentra una primera forma de
resolver las tensiones de derecho constitucionales antes planteada entre por una parte el
derecho de asociación sindical y el derecho de negociación colectiva y por otra los derechos de
libertad económica y de empresa cuando la organización sindical pretende ejecutar actividades
comerciales. Bajo tal óptica, para el caso colombiano no pueden existir sindicatos que ejerzan
control comercial o societario sobre empresas o sociedades, pues tal circunstancia escapa al
objeto y condiciones especiales de protección bajo las cuales se crearon los sindicatos y por
tanto empresas bajo tales eventuales condiciones de control no podrían obtener ventajas de
mercado en una convención colectiva de trabajo.
4 A juicio de la Corte la referida disposición debe ser interpretada, en el sentido de que este tipo de organizaciones no pueden tener como
objeto único la realización de negocios o actividades lucrativas, pues si ello estuviera permitido se desnaturalizarían sus funciones y
perderían lo que es de la esencia y la razón de su existencia, como representantes y defensores de los intereses comunes de sus afiliados.
Es decir, perderían su identidad y podrían confundirse con las sociedades comerciales que persiguen la realización de un objetivo comercial,
con fines de lucro. (…)
‘La actividad económica que pueden desarrollar los sindicatos no puede tener el alcance de un objetivo único y principal, sino apenas
complementario o accesorio a las labores que constituyen su objeto esencial; por lo tanto, la posibilidad del ejercicio de dicha actividad no
se encuadra dentro de la preceptiva del art. 333 de la Constitución, sino como algo que resulta útil y conveniente para la realización de los
fines de la organización sindical.
- El ejercicio de actividades económicas por los sindicatos no es equiparable a la realización de actos de comercio, propios de los
comerciantes, que implican la necesaria especulación económica y la obtención de un lucro o beneficio para los asociados, a través del
reparto de utilidades individuales.
Ahora bien, dejado el lado el elemento de control empresarial por parte del sindicato ya
analizado y estudiando el caso propuesto en la pregunta tomando en consideración el supuesto
que la ventaja de mercado en la convención colectiva de trabajo se otorgue a un tercero
respecto del cual no exista control por parte de la organización sindical, nuestra respuesta
continúa siendo que tal posibilidad resultaría contraria al ordenamiento jurídico colombiano y en
especial a las normas legales de protección al consumidor y de protección de la competencia.
Bajo una óptica exclusivamente constitucional del tema y dando aplicación a lo dispuesto en el
artículo 58 de la Constitución, conforme al cual de existir conflicto entre un interés particular y
uno de carácter general; no puede perderse de vista que el artículo 333 dispone que la libre
competencia es un derecho de todos. En ese sentido y de existir un conflicto entre el derecho
de negociación colectiva y el de libre competencia, el primero debería ceder ante la aplicación
del segundo por corresponder éste a un interés de toda la ciudadanía.
En cuanto a la perspectiva puramente legal, el artículo 46 del Decreto 2153 de 1992 dispone
“En los términos de la Ley 155 de 1959 y del presentes Decreto están prohibidas las conductas
que afecten la libre competencia en los mercados, las cuales, en los términos del Código Civil,
se consideran de objeto ilícito”. Claramente esta disposición establece una prohibición para la
realización de cualquier tipo de conducta que afecte la libre competencia, calificándola como un
acto con objeto ilícito y por tanto viciado de nulidad absoluta en los términos del artículo 1741
del Código Civil. En ese sentido se trata sin duda de una norma de orden público que limita la
autonomía de la voluntad privada para la suscripción de un acuerdo contractual de carácter
colectivo como lo es la convención colectiva de trabajo.
Consideramos que en este caso no existe un conflicto entre normas de carácter laboral y
comercial, que diera lugar a la aplicación del artículo 20 del C.S.T., pues las normas laborales
no establecen un ámbito ilimitado de interacción de las partes en la convención colectiva de
trabajo para suscribir acuerdos que contravengan el orden público. Por el contrario, el propio
artículo 55 constitucional resalta que pueden existir limitaciones legales al derecho de
negociación colectiva y además, como ya lo habíamos resaltado anteriormente, el artículo 39
constitucional determina que el funcionamiento de las organizaciones sindicales debe atender
a los principios democráticos, dentro de los que sin duda se encuentra un derecho de aplicación
y beneficio general como el de la libre competencia.
De hecho, el artículo 458 del C.S.T. previene a los árbitros, cuando resuelven un conflicto
colectivo de trabajo contravenir o limitar los derechos legales o constitucionales de las partes,
lo que por supuesto incluye la limitación para transgredir el orden público.
Sin perjuicio de lo anterior, debe tenerse en cuenta que la ley 1340 de 2009 adicionó el inciso
2º del precitado artículo 46 del Decreto 2153 de 1992, precisando que las normas relativas a la
protección de la competencia en Colombia aplican no solo respecto de todo aquel que desarrolle
una actividad económica sino también respecto de quien afecte o pueda afectar ese desarrollo,
independiente de su naturaleza jurídica y cualquiera que sea la actividad que realice. Ambito de
aplicación que en nuestra opinión cobija tanto al empresario empleador como a la organización
sindical con quien éste adelante un proceso de negociación colectiva y eventualmente suscriba
una convención colectiva de trabajo.
Ahora, en otras jurisdicciones se han decidido casos en los que han entrado en tensión y
conflicto el derecho de negociación colectiva con las normas de promoción y protección de la
competencia5 y se ha favorecido en aquellos al derecho de negociación colectiva estudiando
factores como la intencionalidad de afectar las reglas de mercado, la buena fe, y el ámbito de
aplicación del acuerdo convencional a factores estrictamente relacionados con las condiciones
de trabajo6. Sin embargo, consideramos que habida cuenta de la especificidad de las normas
constitucionales y legales en Colombia y que ya se explicaron, tales soluciones no serían
aplicables para el caso colombiano.
Miguel de Quinto Arredonda, plantea esta paradoja al analizar el enfoque del derecho de la
competencia de la siguiente manera: “asumiendo que los recursos productivos de una empresa
son conformados por el trabajo y el capital, es curioso que casi exclusivamente nos enfoquemos
en el análisis de la manera en que las firmas se procuran capital (en este caso, entendidos
como insumos y bienes de equipo) para funcionar en los casos de competencia.”7
Así pues, consideramos que desde el punto de vista del derecho de la competencia el mercado
de trabajo constituye un factor adicional dentro de los costos a considerar, los cuales, si bien no
deben afectar los mínimos legales ni los derechos convencionales, si deben llevar al empresario
a buscar alternativas que le permitan ser más productivo y eficiente.
De esta forma encontramos que, en nuestro criterio, el mercado de trabajo para el derecho de
la competencia es la búsqueda del punto de equilibrio en el que se cruza la necesidades de las
personas con la capacidad y experiencia para llevar a cabo la actividad requerida y las
condiciones que, a partir de los costos económicos que componen las obligaciones laborales y
5 Tribunal Europeo de Justicia. Albany, C 67/96, Brentjen's, C-115/97 a C-117/97, Drijvende Bokken, C-219/97; de 21 de septiembre de
2000, Van der Woude, C-222/98
6 Guamán Hernández, Adoración. Negociación Colectiva, Derecho de la Competencia y Libertades de Circulación en la Unión Europea.
Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, No. 92. Marzo de 2011. España. ISBN.1137-5868.
7
https://www.asuntoslegales.com.co/analisis/miguel-de-quinto-arredonda-2522956/derecho-de-la-competencia-y-mercado-laboral-2706033
las condiciones extralegales, el empresario está en capacidad de ofrecer. En este orden de
ideas el éxito del empresario será contar con el personal adecuado al menor costo posible.
De la búsqueda de eficiencias por parte del sector empresarial pueden surgir grandiosas ideas
o se pueden plantear simples ecuaciones de costo beneficio en donde se antepone el resultado
al medio, arrebatándole al trabajador su condición humana y convirtiéndolo en un insumo más
de la cadena de producción, el cual a través de la provisión de contingencias minimizará el
impacto de una eventual reclamación fallada a favor del trabajo, la cual en la ecuación del
empresario constituirá un costo ínfimo frente a las eficiencias obtenidas.
Sin lugar a duda existen varios ejemplos de la utilización abusiva de instituciones jurídicas
diseñadas para objetos totalmente distintos a la reducción de costos laborales por la vía del
desconocimiento de los derechos laborales. Un claro ejemplo de ello fue el uso desmedido de
las Cooperativas de Trabajo Asociado, no para fomentar este modelo de solidaridad para la
prestación de servicios, sino para trasladar a los trabajadores directos a modelos cooperativos
con el fin de evitar el reconocimiento de prestaciones, el pago de horas extras o las obligaciones
propias de los empleadores de cara a la Seguridad Social.
En efecto, como parte del crecimiento económico pretendido por Colombia a finales de los años
80 las normas de competencia y las normas laborales se enfocaron en la apertura económica.
Desde el aspecto del Derecho de la Competencia esa liberalización se materializó con la
adopción de la Constitución Política de 1991 que estableció la libre competencia como un
derecho constitucional de contenido económico que desarrolló a través de diferentes normas
dando paso al nacimiento de las leyes de que hoy por hoy protegen el derecho a la competencia.
Consideramos relevante resaltar que no todas las medidas han impactado negativamente el
mercado laboral.
El teletrabajo, por ejemplo, como alternativa no sólo beneficia a los trabajadores dándoles
mayor calidad de vida, dado que se evitan largos desplazamientos y se genera mayor
productividad ante el compromiso con la labor encomendada, sino que hace que las
empresas reduzcan sus costos de operación generando un nuevo esquema en el cual su
competitividad es superior y sus índices de productividad tienden a aumentar tal y como se
evidencia en las investigaciones recientes.
El otro ejemplo que podría darse en este tema es la tercerización que como ya lo discutimos
si bien se ha visto impactada por algunas regulaciones, de base, permite a las empresas
enfocarse en su core para generar una mayor productividad, teniendo la posibilidad de
entregar a un tercero especializado aquellos servicios que pueden ser necesarios para su
operación pero que no hacen parte del objeto para el cual se constituyó la empresa, lo cual
en últimas hace que sean más productivas y rentables, y que como tal puedan competir en
mejores condiciones no solo favoreciendo sus propios intereses sino también los intereses
de los consumidores finales.
Para efectos de poder abordar la inquietud planteada en este punto, lo primero que
debemos hacer es entender cuando se habla de integración empresarial a qué hacemos
referencia. Conforme lo ha establecido por la Superintendencia de Industria y Comercio
- SIC 8 “Integración es cualquier mecanismo utilizado para adquirir el control de una o
varias empresas o para adquirir el control de una empresa en otra ya existente o para
crear una nueva empresa con el objeto de desarrollar actividades conjuntamente. El
término integración implica, sin importar la forma jurídica de la operación, la combinación
de una o más actividades en las cuales cesa la competencia entre las empresas que
llevan a cabo la integración, posterior al perfeccionamiento de esta. Una Integración
horizontal es aquella realizada entre empresas que participan en el mismo eslabón de la
cadena de valor y una Integración vertical es aquella realizada entre empresas ubicadas
en diferente eslabón de producción y/o distribución, pero en la misma cadena de valor”.
8 http://www.sic.gov.co/las-integraciones-empresariales
En Colombia los principales mecanismos de integración son la fusión y la adquisición y
compra de activos y pasivos. A través de las integraciones empresariales, los
empresarios buscan en general adquirir posiciones más fuertes en el mercado y disminuir
los costos de producción a través de la maximización de los recursos. Adicional a ello,
pueden tener interés en estas operaciones para dominar mercados nacionales,
diversificarse, conquistar mercados extranjeros, atraer capitales y créditos, progresar
técnicamente e innovar u obtener beneficios financieros y fiscales mayores a aquellos
que tienen en una sola operación.
Conforme a lo anterior, hasta hace poco “El estudio de las integraciones empresariales se ha
centrado en la evaluación de sus efectos en el bienestar del consumidor a través de sus
potenciales impactos en el precio y la calidad de los bienes finales. En este mercado, la teoría
económica afirma que la existencia de mayores niveles de competencia generará los incentivos
necesarios en los oferentes para la disminución de los precios, la optimización de sus procesos
de producción y la inversión en el mejoramiento de los productos ofrecidos. En dicha medida,
las integraciones empresariales impactan negativamente dichos fenómenos a través de la
disminución de los incentivos a competir de los oferentes”.
Sin embargo, recientes investigaciones10 en el área de los mercados de trabajo han puesto en
duda su caracterización a través de estructuras de competencia perfecta y por lo mismo han
invitado a las autoridades de competencia a incluir sus potenciales efectos en el estudio de los
impactos de las integraciones empresariales. Lo anterior por cuanto acuerdos que concentren
los procesos productivos o económicos, podrían implicar un acuerdo negativo y perjudicial para
los trabajadores que ven disminuido el número de potenciales ofertas por su trabajo – lo que
termina distorsionando la competencia al reducir la demanda de trabajo-, siendo relevante en
ese sentido el impacto del proceso de integración siempre que las empresas que participan en
el acuerdo sean competidoras en el mercado de trabajo, más que en el mismo mercado de
productos. Así, por ejemplo, si una empresa se fusiona con otra y la resultante de la fusión
disfrutará de una posición de dominio en el mercado laboral de la zona geográfica en la que
está instalada, esa concentración debería prohibirse porque genera o refuerza una posición de
dominio, que es el estándar que utiliza la legislación sobre control de concentraciones para
juzgar si debe o no autorizarse una concentración.
9
Naidu, Posner, & Weyl, 2018
10
SUAREZ, Andres Felipe. “Integraciones empresariales y sus efectos en el mercado laboral”. Derecho y políticas de libre competencia en
América Latina
De esta conclusión, es que han surgido diferentes estudios sobre el tema en los cuales se ha
llegado a las siguientes conclusiones:
En ese sentido, es que consideramos que el derecho de la competencia también se debe ocupar
de mantener abiertos y competitivos los mercados de los insumos que utilizan las empresas
para producir bienes y servicios, en los cuales se encuentra el mercado de trabajo, frente al
cual se debe preocupar de mantenerlo competitivo respetando, naturalmente, las limitaciones
a la competencia que haya establecido el legislador a través del Derecho laboral. Esto es
importante porque, a menudo, se considera que el Derecho de la Competencia sólo se ocupa
de los consumidores y, por tanto, no se aplica a las relaciones laborales.
Para tales efectos se han empezado a implementar tres metodologías para estudiar los efectos
anticompetitivos del poder de mercado en el mercado laboral, estas metodologías son:
Presión a la baja de los salarios como criterio orientador para poder determinar si
efectivamente con ese proceso de integración se genera un impacto negativo (en los
términos señalados anteriormente), dado que per se la integración no genera efectos
De esta manera, es que el mercado laboral se convierte en nuestro criterio en uno de los
elementos que se deberán analizar al momento de definir el impacto de una integración. Aun
cuando las normas actuales no lo prevén consideramos que es perfectamente viable dado que
ninguna de ellas impide, sino que por el contrario estimula el análisis del impacto en los bienes
finales dentro de los que esta, como lo dijimos el mercado laboral.
Los acuerdos no – poach o pactos de no captación recíproca de empleados, son aquellos por
medio de los cuales, empresas que compiten en un campus específico estipulan no realizar
ofertas de empleo ni contratar trabajadores que presten o hayan prestado servicios a su
competidor.
De acuerdo con esta sintética definición, podemos extraer las siguientes características de los
acuerdos no - poach:
Los acuerdos no – poach tienen un doble impacto: el primero relacionado con la libre y justa
competencia entre empresas en un mercado abierto y el segundo en el campo de la
restricción del derecho al trabajo.
Debe existir una calificación de los sujetos que establecen el acuerdo: empresas que
compiten entre sí, no necesariamente en el mercado de productos y servicios, sino también
en el marco de competencia por los trabajadores. En este ámbito, los acuerdos no – poach
se relacionan también con los denominados acuerdos de fijación de salarios entre
empleadores (wage-fixing agreement) que buscan limitar la remuneración u otros beneficios
para los trabajadores.
El acuerdo debe surgir de la voluntad de los sujetos y debe tener una intencionalidad
específica de distorsionar las dos dimensiones de los acuerdos no – poach.
En este sentido, se entiende que los acuerdos no – poach y los que buscan limitar la
remuneración u otros beneficios de los trabajadores son violatorios de la Ley Antimonopolio
dado que distorsiona la competencia al reducir la demanda de trabajo. Resulta irrelevante que
las empresas que participan en el acuerdo de no - poach sean competidoras o no en el mercado
de productos. Lo importante es que lo sean en el mercado de trabajo, dado que la Ley
Antimonopolio también se ocupa de mantener abiertos y competitivos los mercados de los
insumos que utilizan las empresas para producir bienes incluyendo el mercado de trabajo.
Así las cosas, cualquier pacto que anule o limite la competencia en el mercado de trabajo, y
busque restringir la movilidad de los trabajadores o establecer limitaciones en la remuneración,
son ilegales por sí mismos y por ende puede tener consecuencias económicas importantes en
el marco de una demanda civil por daños triples o e incluso medidas privativas de la libertad si
el Departamento de Justicia considera que hay una violación a la Ley Antimonopolio. En este
contexto, cualquier persona, trabajador o empresa, podía solicitar la investigación frente a la
ocurrencia de este tipo de prácticas y el único argumento de defensa de la empresa investigada,
era la no existencia del acuerdo.
Acordar con otra empresa no contratar u ofrecer puestos de trabajo a sus empleados.
Acordar con otra empresa los niveles máximos de salarios o la existencia o no de otro
tipo de beneficios para sus trabajadores.
Discutir los temas anteriores con colegas de otras compañías, incluso durante eventos
sociales o entornos no profesionales.
Las conductas antes descritas y definidas en un pacto formal o informal, escrito o no escrito,
explícito o tácito se consideran como un indicio grave de la existencia de un acuerdo no – poach
o de limitación de salarios y por ende violatorio de la Ley Antimonopolio.
Resulta interesante observar las siguientes referencias de investigaciones que han surgido en
el marco de los acuerdos no – poach y de limitación de salarios adelantadas por el
Departamento de Justicia o directamente por Fiscales de Estado:
17Department of Justice Antitrust Division & Federal Trade Commission (2016) Antitrust Guidance for Human Resource Professionals, pp.
1 – 11. https://www.justice.gov/atr/file/903511/download
registradas. En este caso la justicia falló a favor de las trabajadoras otorgándoles, no
solo nivelaciones salariales que correspondan a criterios como antigüedad, sino que se
emitieron sentencias que reconocen daños y perjuicios causados.
En 2015, un grupo de médicos presentó una demanda contra Duke University, Duke
University Health System, University of North Carolina y University of North Carolina
Health System, por acuerdos de no poach. Este caso en la actualidad se encuentra en
estudio de la Corte Suprema de los Estados Unidos.
La rule of reason, como nuevo criterio para el análisis de los acuerdos de no – pach
En julio de 2018, los Fiscales Generales de once Estados de los Estados Unidos establecieron
una coalición para investigar los acuerdos de no-poach en contratos de franquicia que
restringen la capacidad de una firma para reclutar o contratar empleados del franquiciador u
otra franquicia de la misma cadena.
Los Fiscales Generales del estado han anunciado investigaciones sobre Anytime Fitness,
Applebee's, Auntie Anne's, Baskin-Robbins, Buffalo Wild Wings, Carl's Jr., Church's Chicken,
Cinnabon, Circle K, Denny's y Carl's Jr, Auntie Anne's y Arby's y sus franquiciados
Si bien inicialmente estos casos fueron analizados bajo la regla de que los acuerdos no – poach
y de limitación de salarios son per se violatorios de la Ley Antimonopolio, el pasado 13 de marzo
de 2019 el mismo Departamento de Justicia presentó una Declaración de Intereses (Statement
of Interest) en tres casos que se desarrollan en el Distrito Este del Estado de Washington en
donde se investigaba a los franquiciadores Carl's Jr, Auntie Anne's y Arby's y sus franquiciados.
18 https://www.justice.gov/atr/case/us-and-state-arizona-v-arizona-hospital-and-healthcare-association-and-azhha-service-corp
19 La Ley Sherman del 1890 fue la primera Ley Antimonopolio expedida por los Estado Unidos. Posteriormente tenemos la Ley Clayton, que
buscan controlar las conductas monopolísticas pues se consideran atentatorias en el marco de libre mercado. Ver
https://www.law.cornell.edu/wex/es/regulaci%C3%B3n_antimonopolio_y_comercial
normalmente, las cláusulas de no - poach son necesarias y razonables para que las partes
puedan conseguir el objetivo – legítimo – que los llevó a celebrar el contrato de colaboración.
A socios de empresas.
A empleados con los que la empresa ha estado en contacto mientras negocia o realiza
una diligencia para una transacción.
Al vendedor de un negocio que acuerda con el comprador que el vendedor no podrá, por
un período limitado de tiempo, volver a contratar o reclutar empleados clave del negocio
que se está vendiendo.
BIBLIOGRAFIA
http://www.sic.gov.co/las-integraciones-empresariales
https://www.law.cornell.edu/wex/es/regulaci%C3%B3n_antimonopolio_y_comercial
https://www.justice.gov/atr/case/us-and-state-arizona-v-arizona-hospital-and-
healthcare-association-and-azhha-service-corp
SUAREZ, Andres Felipe. “Integraciones empresariales y sus efectos en el mercado
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CARD, D., & Krueger, A. B. (1994). Minimum Wages and Employment: A Case Study of
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KRUEGER, A. B., & Ashenfelter, O. (2018). Theory and evidence on employer collusion
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