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Activación y desactivación de genes

La activación de genes es un proceso natural por el cual los genes se activan y desactivan
como reacción a la presencia de agua, luz solar, agentes químicos etc. Por ejemplo el agua
y la luz activan los genes de las plantas responsables de la germinación de las semillas, las
hormonas activan las etapas de la reproducción, el daño de los insectos inician
mecanismos de defensa. En todo caso la activación de los genes es esencial para el
funcionamiento de cada organismo.

Un gen se activa por que la célula necesita de una proteína especifica es cuando el por
medio de señalización ese gen se activa y se genera la proteína un ejemplo claro es
cuando comemos azúcar o glucosa entonces el cuerpo necesita de la proteína insulina
para metabolizarla entonces en la célula se activa en gen que codifica para la proteína
insulina este es un ejemplo de activación de genes y así para muchas situaciones que
permiten la regulación de muchas actividades.

Todas las células del cuerpo tienen la misma información genética, lo que las hace
diferente, es que cada una tiene activados diferentes genes para secuenciar.
Las células realizan síntesis de proteínas, para poder llevar a cabo sus funciones tanto
fisiológicas como estructurales, cada gen codifica para una proteína, entonces cuando una
célula requiere de una proteína, activa el gen que codifica para esta.

Adenina timina guamina citosina


En el núcleo de nuestras células se encuentra la información genética, cada uno de los
genes que intervienen en las características y funciones de nuestro cuerpo. Últimamente,
está cobrando mucha importancia cómo se regulan estos genes; es decir, en la célula
ocurren una serie de procesos que pueden silenciar o activar estos genes. El estudio de
estos procesos se denomina epigenética y es clave para entender el funcionamiento del
organismo.

Es posible que te hayas percatado de que algunas enfermedades mejoran o empeoran


según la estación en la que te encuentres. Bajo este fenómeno se encuentran unos
mecanismos complejos que nos dan pistas para entender por qué sucede esta curiosa
relación.

La actividad de nuestras defensas depende de la estación del año

El equipo de investigadores analizaron las muestras sanguíneas y la grasa de más de


16.000 personas que vivían en países tanto del hemisferio norte como del sur.

Encontraron que de los 22.822 genes que se identificaron en las muestras, la actividad de
5.136 variaba dependiendo de la estación del año en que las muestras fueron recogidas,
lo que supone que un cuarto de nuestros genes varia en función de la época del año.

Lo más interesante fue descubrir que nuestro sistema inmune también se encuentra a
merced de estos cambios, así como los genes que participan en las enfermedades
cardiovasculares. Por ejemplo, las muestras que se recogieron cuando era invierno
mostraron una mayor actividad de los genes asociados con enfermedades
cardiovasculares y autoinmunes.

Tal vez esta es la causa que hay detrás que explica por qué este tipo de enfermedades,
como la diabetes tipo 1 y la esclerosis múltiple (donde el sistema inmune ejerce un papel
importante), son más prevalentes en invierno.

El patrón que hallaron en la regulación de la activación de los genes en el hemisferio


norte era opuesto al del hemisferio sur, lo cual era lógico al tener en cuenta que las
estaciones son contrarias en los dos hemisferios (cuando en el hemisferio norte es
verano, en el sur es invierno, y viceversa). Además, en Islandia no se encontraron
grandes variaciones relacionadas con las estaciones, también lógico ya que en verano hay
casi 24 horas de luz y en invierno 24 horas de oscuridad.

Los resultados no acabaron aquí, pues los investigadores hallaron que ARNTL, un gen que
se asocia a la supresión de la respuesta inflamatoria (al menos en ratones), es menos
activo en invierno y más activo en verano. Por ello, es posible que en invierno los niveles
de inflamación aumenten.

De esta manera, los pacientes con enfermedades relacionadas con la respuesta


inflamatoria pueden empeorar en esta época, de ahí que si se utilizan fármacos que se
dirijan contra la inflamación en estos meses del año, podría ser un tratamiento más
efectivo.

Asimismo, se han encontrado que los genes que intervienen en la respuesta del sistema
inmune ante las vacunas son más activos en invierno, por lo que las vacunas podrían
tener más beneficios si se administran en invierno.

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