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RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Este trabajo se presenta dentro del contexto de la Estrategia a Plazo Medio de la UNESCO, para
el período 2008-2013, la cual, contiene objetivos globales y objetivos estratégicos. Aún cuando
entre los diferentes objetivos se observa un carácter de sistema, el objetivo global No. 5, se
refiere, específicamente, a “Construir Sociedades del Conocimiento integradoras, recurriendo
a la Información y la Comunicación”1.
“La Sociedad del Conocimiento consiste en la creación de capacidades estables para construir
y aplicar conocimiento, para el desarrollo humano y ello, a su vez, se basa en las capacidades
para identificar, producir, procesar, transformar, diseminar y usar información.”2 Según
UNESCO, el concepto de Sociedad del Conocimiento, “… no podrá ser alcanzada sin consenso,
pluralidad, inclusión, solidaridad y participación.”3
1
UNESCO. Doc. 34 C/4. Estrategia a Plazo Medio para 2008–2013. UNESCO, 2007. Disponible en:
2
http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001499/149999s.pdf
Núñez Paula, Israel A. Gestión Humana o de Personas en la construcción de las sociedades del conocimiento. ACIMED. Vol. 16.
3
No. 3, 2007. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol16_3_07/aci10907.html
UNESCO. UNESCO World Report. Towards Knowledge Societies. UNESCO Publishing. París, 2005. Disponible en:
http://www.unesco.org/publications
Los términos destacados, que definen a la Sociedad del Conocimiento, se refieren a una
esencia humana de carácter grupal-social y actitudinal-afectivo, que modifica
cualitativamente los conocimientos y habilidades de identificación y solución de problemas
que se requiere formar y les incorpora – no les añade - dimensiones, éticas, socio-históricas,
estéticas, humanas, a las acciones que los constituyen, que ratifican la esencia social de la
personalidad y destacan que, sin esas actitudes y competencias quedarían lastradas, a los
efectos del desarrollo humano, las estrategias basadas en la tecnología.
“La misión de la educación para la era planetaria es fortalecer las condiciones de posibilidad de
emergencia de una sociedad-mundo compuesta por ciudadanos protagonistas y críticamente
comprometidos en la construcción de una civilización planetaria”, señalan Morín et al 4, y
añaden: “La misión supone, evidentemente, fe en la cultura y fe en las posibilidades del
espíritu humano. La misión es, por lo tanto, elevada y difícil, porque supone al mismo tiempo,
arte, fe y amor”5
A continuación se desarrollan los retos o exigencias fundamentales que, a juicio de este autor,
deberá enfrentar la Educación contemporánea:
1) El campo de la Educación debe asimilar que la formación de los alumnos debe prepararlos
para comprender y transformar la realidad, en su perspectiva compleja y transdisciplinar
- De una parte, el enciclopedismo, que llena de conocimientos (que, por demás, tienen mayor
ritmo de obsolescencia que los métodos o formas de acción) un plan de estudios frondoso e
inagotable, ordenado bajo la lógica de la Ciencia disciplinar, en forma atomística y cognitivista
(separada de los valores humanos y sociales, de las emociones y sentimientos), que fomenta
el aprendizaje reproductivo del conocimiento acumulado y convierte al graduado exitoso en
un erudito - mientras se mantengan vigentes los conocimientos que memorizó - y a la vez en
un cuasi inútil a la hora de aplicar los conocimientos aprendidos para resolver los problemas y
dar respuesta así a las necesidades de la sociedad que lo rodea.
Con vista a facilitar la comprensión de las relaciones entre conocimiento teórico y habilidades
prácticas (como componentes diferentes que forman una unidad dialéctica y se integran en las
competencias) este autor considera como una exigencia necesaria la diferenciación entre
distintos tipos de conocimiento. Ante todo, se pone a consideración una definición propia de
“conocimiento”:
Conviene distinguir los tipos de conocimiento teórico que se necesita formar, que se derivan de
su contenido, diferenciando el conocimiento sobre lo teórico, conceptual y metodológico, del
conocimiento acerca de las acciones (procesos, procedimientos e instrumentos específicos).
Este autor ha considerado denominarlos conocimiento conceptual, operacional e
instrumental.
Como exigencia, se debe superar también la confusión entre la teoría como contenido, que
aporta el conocimiento necesario y suficiente para comprender los conceptos, los valores, y las
formas de acción sociales, y la clase expositiva9 – usualmente entendida como “clase teórica”
obtención del grado de Doctor en Ciencias de la Información. Universidad de La Habana. Diciembre del 2002. 162p. 10 anexos.
Pág.92.
9
Como se intenta promover en la concepción de Ausubel, como aprendizaje a través de la recepción, método de enseñanza
expositiva y aprendizaje verbal significativo, que puede tomarse como recomendación para la introducción de clases y temas en
su primera hora, pero que resulta ineficaz para la formación de modos de acción y hábitos de trabajo.
o “conferencia” - como forma de enseñanza, que se basa en la transmisión de información sin
preocupación por las acciones que el alumno realice sobre los contenidos, usualmente
obligado a asumir una postura pasiva, de escucha, sin participación, mientras discurre la
conferencia. En este sentido, ante todo, es preciso dejar claro que incluso la teoría más
abstracta puede (y debe) ser enseñada en forma práctica. Los debates y la solución de
problemas, preferiblemente en equipos, deben ocupar la mayor parte del tiempo, bajo la
conducción del profesor-orientador10. Obsérvese un ejemplo:
(a) Se presentan (de modo interesante) situaciones seleccionadas, de la vida cotidiana, del
quehacer productivo o de servicios o de la Ciencia, en que los conceptos, valores, etc. que se
desean enseñar, estarán presentes y servirán para interpretar las acciones, sus resultados y sus
impactos (b) Se presentan los conceptos o valores en sí mismos, sus elementos esenciales y las
relaciones esenciales entre ellos, (c) Se muestran las principales interpretaciones diferentes
que pueden existir sobre su significado y los autores que las sustentan (d) Se forman grupos de
estudio (o simplemente de forma individual) y se les asigna la búsqueda de la información en
bibliotecas, internet, etc. sobre cada autor o corriente y el significado del concepto (e) Se
explican las tareas de análisis y resumen de la información y la forma e instrumentos para
presentarlo ante el grupo completo en otra actividad docente (f) Se otorga un tiempo
adecuado para el trabajo independiente y el profesor queda disponible para posibles
consultas sobre dudas (g) Cada alumno o grupo expone lo que ha obtenido, ante el resto del
grupo (h) Se abre el debate, en el cual cada alumno aprende de los demás, pregunta,
responde, defiende sus ideas relativas a los conceptos o valores (i) Se promueve la búsqueda
de consenso sobre la acepción de los términos con que se trabajará en clases en lo adelante, (j)
Se indica a los grupos (o individualmente) volver a pensar en las situaciones de la vida
cotidiana, del quehacer productivo o de servicios o de la Ciencia, vistas en el primer momento
y descubrir las formas en que los conceptos o valores aprendidos, se manifiestan o permiten
explicar dichas situaciones, (k) Se les muestra la operatoria mental para ello y se les concede
un tiempo adecuado para realizar dichas acciones en forma de trabajo independiente -
nuevamente, el profesor queda disponible para posibles consultas sobre dudas (l) Los equipos
o alumnos vuelven a exponer el resultado de sus análisis, se retoma el debate abierto,
moderado o mediado por el orientador, (m) Se provoca en una actividad de debate, el arribo a
conclusiones sobre la aplicabilidad de los conceptos, su utilidad, la importancia de su
dominio, (n) Se muestra a grandes rasgos la forma en que lo aprendido se inserta en el resto de
las actividades de la unidad didáctica (tema, asignatura, disciplina o eje, carrera, etc.)
También en este sentido y en segundo lugar, es necesario que se comprenda que, aún la forma
llamada “conferencia”, no tiene ni debe ser, exclusivamente expositiva (salvo que sea
estrictamente necesario), ya que el orador puede preguntar al auditorio sobre aspectos ya
aprendidos que sirven de base a los elementos nuevos que va a exponer, puede realizar partes
de un razonamiento y pedir a los alumnos que lo completen, etc., desarrollando así una actitud
activa, de interacción y comunicación, la cual, siendo reforzada por todas las materias,
contribuye a la conformación de las competencias básicas deseadas.
En cualquier caso, la esencia consiste en que, de esta manera, habilidades del pensamiento
teórico, (analizar, sintetizar, comparar, abstraer, generalizar) se desarrollan e integran en
“competencias teóricas” como el razonamiento abstracto, numérico, verbal, etc., que incluyen
motivaciones, valores, educación formal para la interacción y comunicación, se desarrollan a la
10
Como se podrá ver más adelante en la explicación de los aportes esenciales del Enfoque Histórico-Cultural, las estrategias de
enseñanza, “por etapas” de P. Ya. Galperin, consiguen armonizar la formación entre el conocimiento teórico (conceptual y
metodológico), el conocimiento instrumental y la formación de habilidades y competencias integradoras mediante un mismo
sistema de acciones de enseñanza y aprendizaje, ya que cada idea dominada por el alumno es comprendida, desde el inicio, en
relación funcional con las tareas que deben ser realizadas. Cada concepto se aprende en el contexto de una secuencia de
procedimientos destinados a la solución de problemas, de modo que los diferentes tipos de conocimiento mencionados y su
relación con las habilidades prácticas, se forman como un todo, integrados en las competencias.
par que otras, de índole profesional o laboral universal, como ir a una institución de
información y solicitarla, revisar catálogos o buscar en internet, plasmar el conocimiento
“construido” en forma que sea comprendido por otros, exponer una idea, defender un criterio,
preguntar sobre ideas que no se comprenden, y todas las cognoscitivas y afectivas que se
derivan de trabajar en equipo. Una vez más se evidencia la necesidad de respuesta al reto de
construir las sociedades del conocimiento mediante el uso adecuado de la información, y la
comunicación.
La evaluación, para ser consecuentes, debe tender a ser por la participación sistemática en las
presentaciones y debates, a lo largo del período lectivo. Las pruebas parciales y los exámenes
finales deberían sustituirse por la elaboración y defensa de informes, los exámenes de
preguntas sorpresivas de papel y lápiz deberían reducirse solo a las situaciones en que la
escritura, el estilo de redacción, la ortografía o la caligrafía fuesen acciones específicas objeto
de evaluación y así se mantendría un balance entre las habilidades de expresión oral y escrita.
La calidad de la formación de las competencias (en su acepción integradora) debe evaluarse
analizando los principales indicadores del aprendizaje en la realización de las mismas
acciones que estas implican, en contextos apropiados, en que las situaciones exijan decidir y
demostrar los valores y sentimientos que deben caracterizar a tales competencias. Esto,
lógicamente, implicará un mayor trabajo del educador en la selección o preparación de las
situaciones evaluativas de modo que estas permitan desarrollar la acción plena, integradora
de conocimientos, habilidades, valores y sentimientos.
Para ello, es necesario hacer énfasis en la formación de métodos de trabajo más que en el
traslado de conocimientos acabados, y fomentar, en la realización de las acciones, sentidos de
responsabilidad y compromiso, inherentes a la independencia. El trabajo independiente del
estudiante adquiere carácter decisivo: búsqueda, localización, organización y representación de
la información, análisis, síntesis, producción y comunicación de ideas. Con ello también se
11
Obsérvese que el término que se utiliza es el de “orientador” y no el de “facilitador” que comúnmente se confunde con aquel.
De acuerdo con la aclaración que aporta Viviana González Maura (17), el término “facilitador”, está comprometido, en buena
medida, con su significado para la Pedagogía no directiva, que surge en los años 60, inspirada en la Psicología humanista, auto
titulada “tercera fuerza” en la Psicología (Rogers, Allport, Maslow). La Pedagogía no directiva, plantea que el alumno posee, como
si fuese una aptitud - como una potencialidad genéticamente adquirida -, la capacidad de autodeterminación, la competencia
necesaria para lograr su propio desarrollo; así, el “facilitador” del aprendizaje, solo debe permitir que el estudiante aprenda, o sea,
propiciar las condiciones para la expresión espontánea de sus potencialidades innatas. Como se verá, esta concepción no coincide
con el papel del “orientador” o educador, que se propugna en este trabajo.
contribuye al objetivo de UNESCO de preparar a las personas para construir sociedades del
conocimiento basadas en el uso adecuado de la información y la comunicación.
Vigotsky demuestra (y otros autores de este enfoque fertilizan) que lo que hoy se pueden
considerar las competencias (en su acepción integradora), se desarrollan en los alumnos
gracias a que otras personas, que asumen el papel de orientadoras, colocan a su disposición
ciertas herramientas psicológicas, entre las que el lenguaje es la fundamental. La realización
de las acciones adecuadas, orientadas, y controladas inicialmente por otras personas, que
implican el uso de las herramientas psicológicas, permite que el alumno se apropie
activamente, o interiorice las acciones externas, sustituyendo los objetos concretos por
símbolos o signos, hasta dominar esas acciones en un plano mental interno. En la medida en
que las acciones se dominan en cada plano (externo, del lenguaje externo, o interno) el
alumno necesita menos la ayuda del orientador. Este proceso de interiorización permanente,
de la cultura, la ciencia, la tecnología, así como de los valores y sentimientos, permite una
progresiva regulación interna (función principal de la psique en el enfoque histórico-cultural) y
dominio de la conducta que se manifiesta en el contexto sociocultural.
Con respecto a los niveles de ayuda, estos deben realizarse de acuerdo con el diagnóstico de
las necesidades a partir del desarrollo real de los alumnos; las ayudas excesivas retardan el
dominio independiente de las acciones, mientras que ayudas insuficientes retardarían el
proceso por la incomprensión de las acciones o sus componentes cognoscitivos o afectivos.
“Primer nivel: el “otro” sólo brinda o recuerda una orientación general de la tarea, procurando
que el sujeto haga uso, de la forma más independiente posible, de lo que ya tiene formado o
en vías de formación y llegue por sí solo a una solución.
Segundo nivel: recordatorio de situaciones semejantes a la tarea que se le ha indicado,
procurando que el alumno realice, por sí mismo, una transferencia de lo que posee en el
desarrollo actual o real, a la nueva tarea que se le propone.
Tercer nivel: colaboración o trabajo conjunto entre el “otro” y el sujeto, en cuyo proceso se
deja, en un momento determinado de la colaboración, a que el sujeto termine la tarea por sí
solo.
Cuarto nivel: demostración de cómo se realiza la tarea. Esta sólo se debe utilizar cuando el
sujeto demuestra que no tiene reservas y recursos internos formados o en formación que le
permitan actuar y resolver las tareas de forma más o menos independiente.”
En palabras de Leontiev14, lo anterior significa que se haya formado el sentido personal de los
conocimientos, habilidades, valores y sentimientos, a partir de la apropiación activa del
significado social (supraindividual, término empleado por Leontiev, o intersubjetivo, según
Dervin)15. El alcance de la independencia y del sentido personal no implica una ruptura con el
significado social y grupal, sino que este comienza a existir en dos formas diferentes en la
conciencia del alumno: el significado, que la persona considera que existe para los demás, y el
13
Barba Téllez María Nela; Maritza Cuenca Díaz; Raquel Maza Collazo. Implicaciones de la teoría Histórico - Cultural en la
integración de la plataforma teórica de la pedagogía cubana. Disponible en:
http://www.monografias.com/trabajos22/pedagogia-cubana/pedagogia-cubana.shtml
14
Alexei Nikolaevich Leontiev (1903-1979) ha sido considerado como uno de los grandes investigadores y pensadores en la
Psicología materialista del siglo XX. Discípulo y colaborador de L. S. Vigotsky. Creador de la Teoría psicológica de la Actividad, cuya
obra cumbre y síntesis, “Actividad, Conciencia y Personalidad”, fue publicada en su primera edición en ruso, en 1975, cuando
contaba con 72 años. Se tiene conocimiento de una primera edición en español, en Cuba, en 1981, de la editorial Pueblo y
Educación.
15
Brenda Dervin, creó la teoría y metodología del Sense Making.
significado, más específico, que los conocimientos, habilidades, valores y sentimientos tienen
“para sí” (sentido personal). Ambos deben interactuar en forma compleja y flexible, que
también debe ser objeto de vigilancia y educación, tratando de que no se produzca una cuasi
anulación de la personalidad por el colectivo, ni un sentido de autosuficiencia exagerado, pues
cualquiera de esos extremos, perjudica la comunicación y el entendimiento mutuos y, por
tanto, la participación de la persona en la sociedad.
El sentido personal, existe en el plano subjetivo del hombre en forma de actividad interna o
mental, como potencialidad para regular su actividad externa, relativamente independiente,
en su entorno. No obstante, es importante que se comprenda que esta formación psicológica,
se construye y se encuentra, condicionada por la historia personal; o sea, que para determinar
las necesidades de formación diferenciales del alumno, el educador no solo debe tener en
cuenta sus características actuales, y la proyección futura (prospección, expresada en los
objetivos curriculares) sino también los elementos más significativos de su pasado. Ello, en sí
mismo es un complejo reto a la Educación contemporánea.
Quizás se trate del reto más complejo para la educación contemporánea, ya que varias
corrientes del pensamiento pedagógico han tratado separadamente y con altos niveles de
abstracción teórica - o por el contrario, de apego a la praxis -, la formación de valores y
sentimientos, y el reto consiste en desarrollar un pensamiento sistémico, transdisciplinar e
integrador que:
2c.1) Defina (o redefina) teóricamente, que las competencias humanas, necesarias para el
desarrollo social -de esencia transdisciplinar y encaminadas a la construcción de sociedades del
conocimiento o de la educación- son en sí mismas, en la realidad, formas de actividad (interna
o mental que se expresa en acciones externas con objetos, personas, conceptos, etc.),
vinculadas con el éxito o resultados positivos, que todo el tiempo están sustentadas en ideas
conceptuales y metodológicas o procedimentales, que se realizan en escenarios sociales con
los cuales se tienen diferentes niveles de compromiso y responsabilidad y que su calidad,
rapidez, intensidad, dirección, responden, también todo el tiempo, a motivaciones, propósitos,
intereses, actitudes, valores y sentimientos. Por tanto, para que estas competencias se
formen, el proceso educativo, así como la investigación o indagación, no solo deben analizar y
abstraer objetos del conocimiento para profundizar en sus esencias, sino sintetizar
contextualizadamente y comprender las relaciones e interdependencias entre los diferentes
aspectos que las integran.
2c.2) Identifique principios y formas curriculares, metodológicas, formativas y evaluativas que
permitan armonizar la abstracción conceptual (conocimiento), el dominio en la ejecución de
procedimientos (habilidades) y la proyección humana, afectiva, social y contextual, en
situaciones de aprendizaje que propicien dicha integración, repetidamente, a lo largo de los
planes de estudio y a través de los consecutivos niveles de enseñanza, de modo tal que se
consoliden las competencias en su forma real y necesaria y se reduzca la distancia, en tiempo y
en posibilidades de éxito, entre el egreso del alumno, su desempeño social exitoso y su aporte
a la satisfacción de las necesidades sociales a las cuales responde la Educación.
3) El campo de la Educación debe prever el ajuste del proceso y de sus resultados, ante los
cambios o la diversidad, tanto del aumento del ritmo de obsolescencia de los
conocimientos y de la tecnología, como de la dinámica de los cambios sociales
(económicos, políticos, culturales), y las diferencias individuales.
Esto exige un cuerpo de investigaciones a realizar en cada uno de esos cuatro escenarios,
previo a la toma de decisiones curriculares y metodológicas. Esas investigaciones deben tener
carácter prospectivo, o sea no basta con determinar los estados de desarrollo actual, sino las
tendencias, habida cuenta que desde el momento en que se inicia el proceso de planeación,
hasta el momento en que egresa el alumno, pueden transcurrir entre tres y ocho años, según
se trate del nivel de enseñanza y de la duración del período formativo.
19
Se entiende aquí por Contenido del proceso educativo todo lo que responde a la pregunta qué se aprende, o sea que el
contenido comprende tanto el sistema de conocimientos, como el sistema de habilidades, como los valores y sentimientos y por
supuesto su formación mental integradora, que es la competencia.
3c) La flexibilidad que se requiere para dar respuesta a las diferencias individuales
(motivacionales, aptitudinales, de condiciones concretas para la participación en el proceso o
para su inserción en la sociedad).
Desde el punto de vista curricular, esta flexibilidad consiste en las oportunidades que el
currículo brinda al alumno para seleccionar alternativas equivalentemente válidas para llega
a dominar las invariantes de contenido a través de rutas diferentes, ya que una misma
competencia puede formarse a partir de un rango de conocimientos y habilidades diferentes y,
a su vez, un determinado conocimiento o habilidad puede formar parte de diferentes
competencias, y todo ello, se ve estimulado o facilitado (o todo lo contrario) por aptitudes,
preferencias o condiciones de vida y trabajo diferentes.
De ahí ha surgido la polémica sobre cuánto y qué parte del currículo, y del proceso educativo,
debe ser obligatorio o de secuencia rigurosa, qué parte puede ser opcional, electiva o
facultativa, y qué contenidos pueden desarrollarse sin una secuencia rígida. Si bien el currículo
determina estas opciones o posibilidades en forma estratégica, en el nivel táctico u operativo
del desarrollo de las asignaturas o temas, como se ha explicado, existen conocimientos
(teorías, leyes, autores, zonas geográficas, épocas, etc.), así como habilidades o destrezas
específicas, que en el proceso de determinación de las invariantes de contenido quedaron
como de carácter más inmediato, perentorio o no esencial, las cuales brindan un amplio
espectro de alternativas, a criterio de los propios alumnos. Por otra parte debe contemplarse
cierta flexibilidad en los tiempos de aprendizaje y en la repetición de acciones, según las
diferencias individuales que se vayan mostrando en el proceso de aprendizaje.
A juicio de este autor, este reto o exigencia, se vincula en sistema con la necesidad de
armonizar la dialéctica dependencia-independencia explicada antes, ya que la ayuda u
orientación al principio debe ser mayor para que se produzca el aprendizaje adecuado, con
calidad, por tanto, mientras predomine, dentro de una unidad curricular (plan de estudio,
disciplina o eje, asignatura, tema, etc.) el polo de la dependencia, deberá ser el orientador
quien (basado en una adecuado diagnóstico del desarrollo alcanzado por el alumno) decida las
opciones convenientes y posibles, mientras que, cuando se constate que el alumno ha
alcanzado una relativa independencia se le pueden ya ofrecer las opciones a su libre elección,
velando por la equivalencia de los aprendizajes finales a la luz del dominio de las invariantes
de contenido. De algún modo, esto implica niveles de ayuda diferentes. Al igual que se ha
explicado antes, niveles de ayuda excesivos significarían aquí rigidez, más que flexibilidad y ello
podría resultar contraproducente o inadecuado a las características diferenciales de los
alumnos, pero también un exceso de flexibilidad abre la posibilidad de que, sin haber
madurado la base de sus criterios, el alumno seleccione rutas que no permitan la integración
adecuada y sistémica que haga posible, con la calidad y con el tiempo adecuados, el dominio
de las invariantes de contenido.
Consideraciones Finales
Existe ya una base para el tratamiento de indicadores o criterios de medida para la evaluación
curricular, institucional y la evaluación de los docentes y directivos, y criterios sobre los
procedimientos adecuados para ello, pero el tratamiento de ese tema trasciende el propósito
del presente trabajo.
“Un elemento esencial para las instituciones de enseñanza superior es una enérgica política de
formación del personal. Se deberían establecer directrices claras sobre los docentes de la
educación superior, que deberían ocuparse sobre todo, hoy en día, de enseñar a sus alumnos a
aprender y a tomar iniciativas y, no a ser, únicamente, pozos de ciencia. Deberían tomarse
medidas adecuadas en materia de investigación, así como de actualización y mejora de sus
competencias pedagógicas mediante programas adecuados de formación del personal, que
estimulen la innovación permanente en los planes de estudio y los métodos de enseñanza y
aprendizaje, y que aseguren condiciones profesionales y financieras apropiadas a los docentes
a fin de garantizar la excelencia de la investigación y la enseñanza.” 20
Ese será el papel que corresponda a los presentes y futuros directivos en el campo de la
educación con la vista puesta en la construcción de la Sociedad de la Educación.
Bibliografía