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“Las responsabilidades de los servidores públicos en el marco

del Sistema Nacional Anticorrupción”

Luis Humberto Delgadillo Gutiérrez1

Resumen: A partir de la primera regulación legal de la responsabilidades


administrativas de los servidores públicos, se analizan las características del
nuevo sistema de responsabilidades administrativas en México, la ampliación del
universo de sujetos responsables, la tipificación de las infracciones cometidas en
el ejercicio de la función pública, la separación de las facultades otorgadas a las
autoridades investigadoras y a las sancionadoras, así como la realidad en la
implantación del nuevo sistema.

Palabras clave: Responsabilidades administrativas, servidores públicos, faltas


graves, faltas no graves; órganos investigadores; órganos sancionadores;
organizaciones sociales.

Abstrac: The characteristics of the new system of administrative responsibilities in


Mexico are analyzed from the first legal regulation of the administrative
responsibilities of public servants, considering the expansion of the universe of
responsible subjects and the typification of the infractions committed in the
exercise of the public function to the separation of the powers granted to the
investigating and sanctioning authorities. Also, this paper presents the reality in the
implementation of the new system.

Key words: Administrative responsibilities, public servants, serious faults, non-


serious faults; investigating bodies; sanctioning bodies; social organizations.

1
Doctor en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, Magistrado Jubilado del Tribunal
Federal de Justicia Administrativa. Autor en diversos artículos, revistas y libros. Correo electrónico:
luishdelgadillo25@gmail.com
INTRODUCCIÓN

El comportamiento de los individuos en el manejo de los recursos públicos, tanto


financieros como materiales y jurídicos, ha sido una preocupación constante de la
población, que a través de los años, en diferentes momentos y condiciones, se ha
percatado de las grandes deficiencias en el ejercicio de la función pública.
Buscando combatir las conductas consistentes en el abuso del poder público para
beneficio privado, que en los términos de Transparencia Internacional constituyen
la corrupción2, el Estado mexicano ha legislado desde sus orígenes, sin alcanzar
el objetivo propuesto que, como lo expone Alejandro Nieto3, posiblemente se debe
a las características particulares de los sujetos cuyas conductas se pretende
regular, puesto que en estas relaciones jerárquicas se encuentran compadrazgos
y compromisos políticos, por lo que “... con harta frecuencia las sanciones de este
tipo no persiguen, como pudiera suponerse, la corrección del funcionario y el
mejoramiento del actuar administrativo, sino que son meros pretextos o coberturas
de una represión política.”
En las primeras disposiciones legales en materia disciplinaria, consignadas tanto
en las Constituciones del Estado Mexicano y en las leyes reglamentarias, hasta el
año de 1982, encontramos una regulación deficiente de las responsabilidades en
el ejercicio de la función pública, con un enfoque principalmente de carácter penal
y político, ausente de la materia administrativa, por lo que los empleados del
Estado no fueron sujetos de responsabilidades administrativas.
A partir del primero de enero de 1983 entraron en vigor disposiciones
constitucionales, en las que se establecieron las responsabilidades administrativas
de los servidores públicos y los valores fundamentales en el ejercicio de la función
pública; y en esta fecha también entró en vigor la nueva Ley Federal de
Responsabilidades de los Servidores Públicos, se creó una Secretaría de Estado
concentradora de la facultad disciplinaria en el ejercicio de la función Pública, y se

2
https://www.transparency.org/glossary/term/corruption
3
NIETO, Alejandro, Problemas Capitales del Derecho Disciplinario, Revista de Administración Pública
núm. 63, septiembre-diciembre de 1970, Instituto de Estudios Políticos, Madrid.
establecieron los once tipos de los delitos en que pueden incurrir los servidores
públicos.
Sin embargo, después de más de 30 años de haber sido establecida la
responsabilidad administrativa en el ejercicio de la función pública, sin haber
logrado los resultados esperados, se dio paso a un nuevo proyecto en materia
disciplinaria, como parte de un amplio programa de combate a la corrupción, a
partir de una nueva reforma constitucional, con su consecuente instrumentación
en leyes secundarias, como respuesta al clamor de la sociedad que exigía corregir
con urgencia la situación, dando lugar a la reforma de todo el sistema, con nuevas
disposiciones constitucionales y leyes reglamentarias que estructuraron un
enfoque diferente, al dividir las responsabilidades disciplinarias en Faltas graves y
Faltas no graves, con la precisión del “tipo” en las graves y la inclusión de los
particulares que participan en su realización, como sujetos responsables, así como
la separación de las funciones de investigación y de imposición de sanciones,
asignadas a diferentes autoridades.
Aunque la transformación de todo un sistema a partir de las reformas
constitucionales y legales, por sí misma no sea suficiente para la producción de un
cambio considerable en el ejercicio de la función pública, puesto que la gran
transformación es un fenómeno complejo sujeto a los aspectos sociales,
económicos y políticos de una nación, la mejor regulación del sistema de
responsabilidades y la adecuada instrumentación de la estructura y los
procedimientos para la investigación y sanción de las desviaciones en el ejercicio
de la función pública, pueden llevarnos a mejores resultados en la prevención,
sanción y disuasión de esas conductas que lesionan a la sociedad.
Es importante recalcar que la reforma en materia anticorrupción fue enfocada
esencialmente en dos aspectos: por una parte dándole a la sociedad civil una
participación significativa dentro de los órganos oficiales que integran el Sistema
Anticorrupción, para llevar sus puntos de vista y sus propuestas de acción para el
combate a la corrupción, dejándole, además, la dirección de las acciones con la
Presidencia del Comité Coordinador Anticorrupción y, por otra parte, quitándole a
los órganos administrativos la facultad sancionadora por la comisión de faltas
graves cometidas por los servidores públicos y por particulares relacionados con
las mismas, para asignarla a los tribunales administrativos.
Con el cambio del sistema se espera que el traslado de la facultad sancionadora al
ámbito de los tribunales administrativos, permita mayor eficacia en el combate a la
corrupción, al separar el procedimiento de investigación de las infracciones del de
imposición de sanciones, para dar mayor eficacia al ius puniendi del Estado, a
partir de la forma de regulación de las infracciones disciplinarias y de la atribución
de las funciones de investigación e imposición de sanciones a órganos diferentes.
Estamos ante una nueva posibilidad a partir de una regulación diferente; ahora
falta lo más difícil: hacer que el sistema funcione, porque no sólo es necesaria la
existencia de leyes adecuadas; se requiere la voluntad política para que la
transformación se lleve a cabo, y ése es el reto principal.
Con el presente artículo, aparte de exponer el avance de la regulación del ejercicio
de la función pública, se pretende analizar la eficacia de los dos aspectos
fundamentales de la nueva reforma: la participación de la sociedad en el
funcionamiento del sistema anticorrupción y la segmentación del procedimiento
sancionatorio, al separar los órganos que tienen a cargo la imposición de las
sanciones de aquellos que llevaron a cargo la investigación de las infracciones.

1. La reforma constitucional
El 27 de mayo de 2018 culminó el proceso de transformación de un sistema de
responsabilidades que estuvo vigente por más de 30 años, en el que fue
establecida la responsabilidad administrativa en el ejercicio de la función pública,
sin haber alcanzado los resultados esperados, para dar paso a un nuevo proyecto
en materia disciplinaria, como parte de un amplio programa de combate a la
corrupción, a partir de una reforma constitucional y la instrumentación de las
correspondientes leyes secundaria.
El nuevo proceso de reforma se inició a finales del año 2012, en que legisladores
de diferentes partidos presentaron diversas iniciativas, y se organizaron foros para
el análisis y discusión de las modificaciones constitucionales planteadas.
Entre el 15 de noviembre de 2012 y el 4 de abril de 2013, legisladores del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), Partido Verde Ecologista de México (PVEM),
Partido Acción Nacional (PAN), y Partido de la Revolución Democrática (PRD),
presentaron sendas iniciativas para reformar y adicionar algunas disposiciones de
la Constitución Federal, entre ellas los artículos 21, 22, 73, 76, 79, 105, 107, 109,
113, 116 y 122, para establecer un nuevo sistema de combate a la corrupción, con
órganos, principios y procedimientos diferentes a los existentes hasta entonces.
Fueron cuatro iniciativas, en las que se presentaron enfoques de los partidos
políticos para el establecimiento de la normatividad e instrumentación de acciones
para combatir la corrupción, lo que llevó al Senado de la República a su análisis
en conjunto para elaborar un dictamen que incorporara unificados los diferentes
planteamientos, el cual fue llevado al Pleno del Senado de la República el 13 de
diciembre de 2013.4
En las iniciativas de referencia se planteó, como punto fundamental, el problema
que la corrupción ha presentado a lo largo de nuestra historia, enfocado
principalmente en los problemas económicos, sociales y políticos que ella genera,
y la presión que ejerce para la creación de legislaciones y políticas públicas
inapropiadas e ineficaces, hasta desembocar en el narcotráfico, que tanto ha
afectado a nuestro país.
Básicamente se propuso el establecimiento de un sistema nacional anticorrupción
a partir de la expedición de leyes generales que, como ley marco, establecieran
los lineamientos para todas las entidades integrantes de la federación, de tal forma
que quedara unificada en la República Mexicana la regulación de las acciones
para el combate a las infracciones administrativas y a las conductas delictivas en
el ejercicio de la función pública.
Otro punto de coincidencia, independientemente del nombre que se propuso, fue
el establecimiento de un organismo especializado, con autonomía y patrimonio
propio para el combate a la corrupción; y aunque las iniciativas difirieron respecto

4
“DICTAMEN DE LAS COMISIONES UNIDAS DE PUNTOS CONSTITUCIONALES, DE
GOBERNACIÓN, DE ANTICORRUPCIÓN Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DE ESTUDIOS
LEGISLATIVOS PRIMERA, CON PROYECTO DE DECRETO QUE REFORMA Y ADICIONA
DIVERSOS ARTÍCULOS DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS, EN MATERIA DE COMBATE A LA CORRUPCIÓN” Gaceta del Senado de la República,
Dic. 13 de 2013. http://infosen.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/62/2/2013-12-13-
1/assets/documentos/COMBATE_CORRUPCION.pdf
de la forma de integración del órgano y el alcance de sus facultades, todas
coincidieron en que “La corrupción es un fenómeno social, multifactorial y político
muy complejo. Por lo mismo, requiere un conjunto de medidas y de acciones en
múltiples frentes para su combate efectivo.”5
Finalmente, el resultado de este proceso de reforma constitucional fue publicado en
el Diario Oficial de la Federación el 27 de mayo de 2015, modificando la
Constitución Federal respecto de sus artículos 73, fracciones XXIV y XXIX-H; 79,
104, fracción III, 109, 113, 114, párrafo tercero, 116, párrafo segundo, fracciones II,
en su párrafo sexto y V; 122, Apartado C, Bases Primera y Quinta, y con la adición a
los artículos 73, con una fracción XXIX-V; 74, con una fracción VIII; 79, con un tercer
y cuarto párrafos; 108, con un último párrafo; 116, párrafo segundo, fracción II, con
un octavo párrafo; 122, Apartado C, Base Primera, fracción V, inciso c), con un
tercer párrafo.
Independientemente de la gran importancia de todas las reformas en materia
anticorrupción, destacan las relativas al otorgamiento de facultades al Congreso
Federal para emitir leyes, a la precisión de las facultades de investigación de faltas
administrativas, y a la determinación de los órganos competentes para investigarlas
y sancionarlas.

2. Facultades para emisión de nuevas leyes


Respecto de las facultades otorgadas al Congreso de la Unión para legislar en
materia anticorrupción, destacan las contenidas en las fracciones XXIV, XXIX-H y
XXIX-V de artículo 73 constitucional, relativas a la expedición de una ley general
que establezca las bases de coordinación del Sistema Nacional Anticorrupción a
que se refiere el artículo 113 de la Constitución; al establecimiento de tribunales
administrativos con facultades para imponer sanciones a los servidores públicos
por las responsabilidades administrativas que la ley determine como graves y a los
particulares que participen en actos vinculados con dichas responsabilidades, así
como para expedir una ley general que distribuya competencias entre los órdenes
de gobierno para establecer las responsabilidades administrativas de los

5
ibídem, pág. 107
servidores públicos, sus obligaciones, las sanciones aplicables por los actos u
omisiones en que éstos incurran y las que correspondan a los particulares
vinculados con faltas administrativas graves que al efecto prevea, así como los
procedimientos para su aplicación.
En materia de infracciones administrativas hizo la diferenciación entre faltas graves
y no graves, y la distinción entre los órganos encargados de la investigación de los
hechos de los que puedan desprenderse presuntas infracciones y los órganos que
se encargarán de imponer las sanciones, dándole a los tribunales administrativos la
facultad de imponer las sanciones administrativas por faltas graves cometidas por
los servidores públicos y por los particulares.
Resulta de primordial importancia la reforma al artículo 113, que presenta un nuevo
contenido, con la creación del Sistema Nacional Anticorrupción como la instancia de
coordinación entre las autoridades de todos los órdenes de gobierno competentes
en la prevención, detección y sanción de responsabilidades administrativas y hechos
de corrupción, así como en la fiscalización y control de recursos públicos, de tal
manera que se impida la dispersión de las figuras y los procedimientos para el
combate a la corrupción a nivel federal, estatal y municipal.
También establece la existencia de su Comité Coordinador y sus funciones, así
como el Comité de Participación Ciudadana y la forma de integración de estos
órganos; además, dispone que las entidades federativas crearán sistemas locales
anticorrupción con el objeto de coordinar a las autoridades estatales competentes
en la prevención, detección y sanción de responsabilidades administrativas y
hechos de corrupción.
Independientemente de las diferentes precisiones que se hacen en los aspectos
básicos del Sistema Nacional Anticorrupción, de esta reforma constitucional se
pueden destacar las bases para la expedición de dos leyes fundamentales para el
combate a la corrupción: la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción y la
Ley General de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos y la
Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Muchos son los aspectos y detalles que integran toda la reforma, pero los podemos
simplificar en el avance logrado con las nuevas disposiciones constitucionales, al
señalar que: a) se establecen las bases de un nuevo sistema nacional
anticorrupción a partir de una normatividad integrada con 3 ordenamientos, en los
que se dan los lineamientos de la estructura, organización y funcionamiento del
nuevo sistema; b) se determina la normatividad general de la regulación de las
responsabilidades administrativas para todo el país, que ahora también se pueden
fincar a los particulares que participen en esos actos; y c) se precisa el nuevo
órgano que se encargará, en forma especializada, de los delitos en materia de
corrupción y de aquél que tendrá a su cargo la imposición de las sanciones en
materia de faltas administrativas graves, estableciendo con toda precisión que
deben quedar claramente diferenciados los órganos encargados de la investigación
de las faltas y los de la imposición de las sanciones, y que la estructura federal debe
replicarse a nivel local.
Es importante señalar que conforme a los artículos transitorios de esta reforma, el
decreto entró en vigor al día siguiente de su publicación, es decir, el 28 de mayo de
2015, y en el artículo segundo transitorio se dio el plazo de un año para que el
Congreso Federal aprobara las leyes generales a que se refieren las fracciones
XXIV y XXIX-V del artículo 73 (Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción y
Ley General de Responsabilidades Administrativas, respectivamente), así como
para aprobar las reformas a la estructura, organización y funcionamiento del
Tribunal Federal Administrativo que, más que reforma a la ley existente, dio lugar a
la promulgación de una nueva ley orgánica.
Adicionalmente, en el artículo cuarto transitorio se ordenó que en los ciento ochenta
días siguientes a la entrada en vigor de las leyes generales referidas, el Congreso
de la Unión, las Legislaturas de los Estados y la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias, expidieran las leyes y
realizaran las adecuaciones normativas correspondientes; es decir, primero
deberían expedirse las leyes generales, dentro del año siguiente, o sea antes del 28
de mayo de 2016 y después computarse los 6 meses para las adecuaciones
legislativas en las entidades federativas.
Respecto de la entrada en vigor de las reformas, es necesario señalar que en el
artículo quinto transitorio se dispuso que las adiciones, reformas y derogaciones a
los artículos 79, 108, 109, 113, 114, 116, fracción V, y 122, BASE QUINTA,
entrarían en vigor en la misma fecha en que lo hicieran la Ley del Sistema
Nacional Anticorrupción, cuya vigencia inició el 19 de julio de 2016, y la Ley
General de Responsabilidades Administrativas, vigente a partir del 19 de julio de
2017, por lo que la reforma a dichos artículos de la Constitución Federal sólo pudo
darse hasta que las dos leyes de referencia entraron en vigor, es decir, a partir del
19 de julio de 2017.
No obstante esta disposición transitoria, cuando el Congreso Federal expidió la
Ley del Sistema Nacional Anticorrupción y la Ley General de Responsabilidades
Administrativas 6 , el plazo de los seis meses fue duplicado al establecer en el
artículo Segundo Transitorio del decreto que “Dentro del año siguiente a la entrada
en vigor del presente Decreto, el Congreso de la Unión y las Legislaturas de las
entidades federativas, en el ámbito de su competencia, deberán expedir las leyes
y realizar las adecuaciones normativas correspondientes de conformidad con lo
previsto en el presente Decreto.”.
Sin embargo, es posible afirmar que, al igual que el Congreso Federal no cumplió en
tiempo con el mandato de promulgación de las leyes reglamentarias dentro del año
siguiente, tampoco los congresos locales realizaron las adecuaciones normativas
correspondientes dentro de los doce meses siguientes a la expedición de las leyes
generales, pues en el panorama nacional encontramos una gran diversidad de
acciones en tiempo y forma respecto de este tema, como se puede verificar en
diversos medios.7
Pero más que las insuficiencias que se produjeron respecto del cumplimiento a lo
ordenado en el mencionado artículo Segundo Transitorio, es importante hacer notar
la confusión que se produjo en la interpretación del mandato por parte de las
entidades federativas, ya que algunas emitieron leyes estatales del sistema local y
de responsabilidades administrativas, otras sólo leyes de su sistema local
anticorrupción, y algunos Estados no realizaron reforma alguna durante los
primeros años, generando, con ello, la alerta de diferentes organismos sociales, en

6
Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 18 de julio de 2016.
7
Ver http://semaforoanticorrupcion.mx/
particular en su representante ante el Comité Coordinador del Sistema Nacional
Anticorrupción, al grado de que los integrantes del Comité de Participación
Ciudadana interpusieron el juicio de amparo en contra de la omisión de algunos
Congresos Estatales y el exceso de otros porque “...no adecuaron su legislación en
materia de responsabilidades administrativas, conforme a lo establecido en el
artículo Segundo Transitorio del DECRETO DE LA LEY GENERAL DE
RESPONSABILIDADES, publicado el 18 de julio de 2016.”8
Es cierto que la forma de redacción de los artículos transitorios, Quinto del decreto
de 18 de mayo de 2015 y Segundo del decreto de 18 de julio de 2016, al señalar las
acciones de creación de leyes y adecuación de la legislación, sin separar a cada
uno de los sujetos destinatarios de ellas, produjo la confusión en algunos congresos
locales, puesto que consideraron que el mandato constitucional incluía la creación
de leyes estatales del sistema anticorrupción y de responsabilidades administrativas
de servidores públicos, ya que la expresión “...el Congreso de la Unión y las
Legislaturas de las entidades federativas, en el ámbito de su competencia, deberán
expedir las leyes y realizar las adecuaciones normativas correspondientes”, en
efecto, no es clara.
Sin embargo, el solo hecho de que en las fracciones XXIV y XXIX-V del artículo 73
constitucional, se haya facultado al Congreso de la Unión para expedir una ley
general que establezca las bases de coordinación del Sistema Nacional
Anticorrupción, así como una ley general que distribuya competencias entre los
órdenes de gobierno para establecer las responsabilidades administrativas de los
servidores públicos, hace innecesaria la expedición de leyes locales en esta materia,
puesto que el ámbito de aplicación de una “ley general” es federal, estatal y
municipal, es decir, todo el territorio nacional y toda la materia de responsabilidades
en el ejercicio de la función pública, lo cual excluye la posibilidad de que esta
materia sea legislada a nivel local, toda vez que si regulara la materia de diferente
manera, jerárquicamente sería inaplicable, y sería ocioso si literalmente repitiera lo
que regula la ley general, o como dice Vernengo “...se nos hace increíble que una
autoridad, o el legislador histórico, puedan haber establecido normas incompatibles,

8
http://cpc.org.mx/category/amparos/
puesto que ello significaría tanto como no regular en forma alguna la conducta del
grupo.”9
Conforme a nuestro sistema federal, previsto en el artículo 124 de la Constitución,
no debería existir problema alguno para la estructuración de nuestro sistema
jurídico, con la identificación de la competencia federal y estatal, ya que las
facultades que expresamente se otorgan a las autoridades federales quedan
excluídas del poder de los Estados; sin embargo, la Suprema Corte ha resuelto que
“... las leyes generales corresponden a aquellas respecto a las cuales el
Constituyente o el Poder Revisor de la Constitución ha renunciado expresamente a
su potestad distribuidora de atribuciones entre las entidades políticas que integran el
Estado Mexicano, lo cual se traduce en una excepción al principio establecido por el
artículo 124 constitucional.”10, pero a pesar de lo respetable de este planteamiento,
no deja de ser cierto lo señalado en el párrafo anterior, en el sentido de después de
que el Congreso de la Unión ejerció su facultad de expedir la ley general, la facultad
correspondiente de las entidades federativas resulta ociosa o perversa.
La verdad es que la naturaleza de las leyes generales no ha sido debidamente
tratada en nuestro sistema jurídico, al grado de que se han externado algunas
opiniones en contra de esta forma de regulación, como lo hace el Lic. Raúl Mejía en
el libro “¿Y ahora qué? México ante el 2018”, al señalar que con este tipo de leyes
se está “...pervirtiendo el nombre y función original de esta fuente normativa y
desconstitucionalizando, efectivamente, la función de distribución; se establecen
sistemas generales como mecanismos constitucionales para intentar mantener el
control y la coordinación de las materias, lo cual tiene el efecto perverso de crear
aparatos burocráticos paralelos que en muchos casos sólo funcionan para transferir
y diluir responsabilidades.”11, y más delante señala que “El origen del término “ley
general” es forzado, dogmática y jurisprudencialmente, además de que no tiene
fundamento en la estructura de la Constitución como fuente diferenciada o

9
Vernengo, Jos´Roberto, Curso de teoría general del Derecho, Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales,
Buenos Aires, 1976, pág. 300.
10
Tesis P. VII/2007, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXV, Abril de
2007, Pág. 5 .
11
Mejía, Raúl, Un laberinto bien construido, en Aguilar Camín, Héctor (coordinador), ¿Y ahora qué? México
ante el 2018, Ed. Penguin-Random House-Grupo Editorial México, México, 2017, pág. 113.
jerárquicamente superior de las demás.”12
Definitivamente, resulta indispensable precisar la naturaleza y las características de
una “ley general” para evitar esa perversión legislativa de que nos habla el
licenciado Raúl Mejía, precisión que debe hacerse a partir de la simple aplicación de
la Teoría General del Derecho, identificando los ámbitos de validez de las normas
generales, lo cual nos llevará a concluir que desde el punto de vista de sus ámbitos
espacial y material, la aplicación de las leyes generales que regulan esta materia
procede en todo el territorio nacional y a todos los sujetos que participen en el
ejercicio de la función pública o manejen recursos del Estado, lo que, como ya se
dijo, hace ociosa la promulgación de leyes locales, además de que aquella
“excepción” que la Suprema Corte “ha visto” en la Constitución Federal, no aparece
en ninguna parte de su texto.

3. Inclusión de nuevos sujetos responsables


La idea de un amplio combate a la corrupción implica atacarla en todos sus
aspectos, manifestaciones y sujetos que participan en su realización, por lo que en
la nueva legislación fueron incluidos como sujetos responsables también los
particulares que de alguna manera intervienen en los actos de corrupción, lo cual
amplió el universo de sujetos de responsabilidad administrativa.
La regulación legal de las responsabilidades de los servidores públicos que existió
hasta julio de 2016, exclusivamente incluía a las personas que tienen a su cargo el
ejercicio de la función pública, ya que el objeto de estas disposiciones fue la
regulación del comportamiento oficial de las personas que participan en el ejercicio
del poder del Estado y en el manejo de los recursos públicos, pero los
planteamientos que la sociedad fue haciendo en diversos momentos se enfocaba
al combate de la corrupción en las actividades que se realizan dentro del sector
público, en las que también participan particulares.
La inclusión de estos nuevos responsables obedece a un enfoque más amplio, a
partir de la idea de que la corrupción no constituye un hecho aislado, sino que, por
el contrario, junto con los servidores públicos intervienen otras personas, puesto

12
Ibídem pág. 119
que independientemente de que se puede presentar sólo en el ámbito interno del
sector público, tratándose de las contrataciones y la prestación de servicios, por
ejemplo, los particulares tienen una participación importante, y en otros casos de
corrupción se pudo verificar la participación de particulares como cómplices en el
ejercicio irregular de la función pública.
De acuerdo con lo anterior, en las iniciativas de reformas se planteó la necesidad
de incluir a los particulares como sujetos de la ley de responsabilidades
administrativas, como se expuso en el dictamen que las comisiones presentaron
ante el Pleno de la Cámara de Senadores13, señalando además la importancia de
un tratamiento global e integral de los sujetos, en materia de responsabilidades de
los servidores públicos, con lo que se pretendió alcanzar la mayor certeza en su
regulación, para la identificación de la falta y de los sujetos que participaron en su
comisión.14
De esta manera, en el artículo 109, fracción IV, de la Constitución federal quedó
prevista la responsabilidad de los particulares, personas físicas o morales, que
participen en la comisión de faltas graves de los servidores públicos; en el 113 se
incluyó la facultad del Tribunal Federal de Justicia Administrativa para imponer las
sanciones correspondientes15; en el 116, fracción V, y 122, Base Quinta, se facultó

13
“Digamos, primer gran cambio de paradigma, los sujetos, es decir, para nosotros, para la iniciativa
ciudadana los sujetos son no sólo servidores públicos desde el punto de vista tradicional, así llamados en el
artículo 108, y particulares, sino sujetos en medio que comúnmente están involucrados en actos de corrupción
y quisimos nombrarlos en la iniciativa.” Dictamen, página 243
14
“En cuanto al procedimiento de responsabilidad administrativa, como se ha dicho anteriormente, su diseño
obedeció también a un fin epistémico consistente en determinar, con el mayor grado de certeza posible, la
existencia de la falta y la responsabilidad de quien la cometió. De esta manera, tanto la investigación, como la
substanciación y resolución de los procedimientos de responsabilidad administrativa están enfocados a
desalentar, de forma eficaz, la comisión de cualquier falta administrativa, mediante la emisión de sentencias
que absuelvan a los inocentes legítimos y solo condenen a los auténticamente culpables, pues solo así será
posible dar cumplimiento a las normas constitucionales y secundarias relacionadas con el combate a la
corrupción, y, con ello, a garantizar los principios constitucionales que deben regir en el servicio público.”
Dictamen Pág. 6
15
El texto reformado de esta fracción quedó en los términos siguientes: “IV. Los tribunales de justicia
administrativa impondrán a los particulares que intervengan en actos vinculados con faltas administrativas
graves, con independencia de otro tipo de responsabilidades, las sanciones económicas; inhabilitación para
participar en adquisiciones, arrendamientos, servicios u obras públicas; así como el resarcimiento de los daños
y perjuicios ocasionados a la Hacienda Pública o a los entes públicos federales, locales o municipales. Las
personas morales serán sancionadas en los términos de esta fracción cuando los actos vinculados con faltas
administrativas graves sean realizados por personas físicas que actúen a nombre o representación de la
persona moral y en beneficio de ella. También podrá ordenarse la suspensión de actividades, disolución o
intervención de la sociedad respectiva cuando se trate de faltas administrativas graves que causen perjuicio a
a los tribunales de justicia administrativa locales para sancionar a los particulares
que incurran en actos vinculados con faltas administrativas graves; y en la Ley
General de Responsabilidades Administrativas fue señalado como objeto de la ley
establecer las responsabilidades administrativas de los Servidores Públicos, sus
obligaciones, las sanciones aplicables por los actos u omisiones en que estos
incurran y las que correspondan a los particulares vinculados con faltas
administrativas graves, así como los procedimientos para su aplicación.
Por tanto, a partir de que entró en vigor la Ley General de Responsabilidades
Administrativas, 19 de julio de 2017, los tribunales de justicia administrativa del
país cuentan con la competencia para aplicar las sanciones a los particulares que
participen con los servidores públicos en la comisión de faltas graves.
La ampliación del universo personal de aplicación de la ley, nos permite afirmar
que la actual reforma en materia de responsabilidades de los servidores públicos,
como parte de todo un proyecto de combate a la corrupción, nos ubica ante un
nuevo sistema más completo, por ser más incluyente, lo cual da la posibilidad de
mejores resultados, aunque ello depende también de la efectiva aplicación de las
disposiciones legales, sin presiones de carácter personal o político, como en
muchas ocasiones sucede en el campo de las responsabilidades administrativas
de los servidores públicos.

4. Tipificación de las infracciones administrativas


En las anteriores legislaciones de responsabilidades el incumplimiento de las
obligaciones los servidores públicos era designado como “infracción
administrativa”, expresión que incluye todas las infracciones por violación de las
normas administrativas, por lo que la denominación de “falta administrativa”, que
ahora utiliza la ley de responsabilidades, permite mayor precisión terminológica,
aunque el calificativo de “administrativa” todavía resulta amplio, ya que esta

la Hacienda Pública o a los entes públicos, federales, locales o municipales, siempre que la sociedad obtenga
un beneficio económico y se acredite participación de sus órganos de administración, de vigilancia o de sus
socios, o en aquellos casos que se advierta que la sociedad es utilizada de manera sistemática para vincularse
con faltas administrativas graves; en estos supuestos la sanción se ejecutará hasta que la resolución sea
definitiva. Las leyes establecerán los procedimientos para la investigación e imposición de las sanciones
aplicables de dichos actos u omisiones.”
materia incluye un contenido que se extiende a toda la población, por lo que
pudiera ser mejor un concepto reducido a la actividad de los servidores públicos y
a su disciplina, como pudiera ser el término “falta de servidor público” o “falta
disciplinaria”.
El primer elemento para que exista la infracción disciplinaria es la participación de
un sujeto que tenga la calidad de servidor público, y el segundo es que conozca
sus obligaciones en el ejercicio de sus funciones, cuya inobservancia dará lugar a
la falta, pues para que haya violación a una obligación primero será necesario
conocerla, puesto que las obligaciones derivadas del ejercicio de la función pública
deben ser plenamente conocidas por su destinatario, ya que son generadas en
una relación particular entre el servidor público y el Estado, por lo que al asumir el
cargo le deben ser dadas a conocer, lo cual corre a cargo del empleador al que,
finalmente, le corresponderá probar que el servidor público, presunto infractor, sí
tenía conocimiento de todos los elementos de su cargo, particularmente sus
obligaciones.
Así lo consideró la Segunda Sala de la Suprema Corte en la jurisprudencia
249/2007, establecida al resolver la Contradicción de tesis 218/2007-SS, cuyo
rubro hace referencia a que los manuales de organización, de procedimientos o de
servicios al público, son los instrumentos en los que se imponen obligaciones a los
servidores púublicos, y ante su incumplimiento puede fincárseles responsabilidad
y sancionárseles, razón por la cual deben ser publicados en el órgano oficial de
difusión correspondiente.16
Lo importante es que los servidores públicos conozcan previamente sus
obligaciones, sobre todo porque esas obligaciones tienen una naturaleza diferente
de las obligaciones laborales, puesto que no se trata de la realización material de
la conducta por sí misma, sino de la forma en que se realiza esta conducta dentro
del marco de los valores fundamentales de legalidad, lealtad, honradez,
imparcialidad y eficiencia.

“SERVIDORES PÚBLICOS.- LOS MANUALES DE ORGANIZACIÓN, DE PROCEDIMIENTOS


16

O DE SERVICIOS AL PÚBLICO, CON BASE EN LOS CUALES SE LES IMPONEN


OBLIGACIONES Y ANTE SU INCUMPLIMIENTO PUEDE FINCÁRSELES RESPONSABILIDAD
Y SANCIONÁRSELES, DEBEN PUBLICARSE EN EL ÓRGANO OFICIAL DE DIFUSIÓN
CORRESPONDIENTE.
Al regular las obligaciones de los servidores públicos, la nueva ley las diferencia
con base en la consecuencia de su incumplimiento, unas dando lugar a las faltas
administrativas graves y otras a las no graves, lo cual está enunciado
expresamente en la nueva ley.
Así tenemos que en el artículo 49 de la Ley General de Responsabilidades
Administrativas se establece que: “Incurrirá en Falta administrativa no grave el
servidor público cuyos actos u omisiones incumplan o transgredan lo contenido en
las obligaciones siguientes:
I. Cumplir con las funciones, atribuciones y comisiones encomendadas,
observando en su desempeño disciplina y respeto, tanto a los demás
Servidores Públicos como a los particulares con los que llegare a
tratar, en los términos que se establezcan en el código de ética a que
se refiere el artículo 16 de esta Ley;
II. Denunciar los actos u omisiones que en ejercicio de sus funciones
llegare a advertir, que puedan constituir Faltas administrativas, en
términos del artículo 93 de la presente Ley;
III. Atender las instrucciones de sus superiores, siempre que éstas sean
acordes con las disposiciones relacionadas con el servicio público.
En caso de recibir instrucción o encomienda contraria a dichas
disposiciones, deberá denunciar esta circunstancia en términos del
artículo 93 de la presente Ley;
IV. Presentar en tiempo y forma las declaraciones de situación
patrimonial y de intereses, en los términos establecidos por esta Ley;
V. Registrar, integrar, custodiar y cuidar la documentación e información
que por razón de su empleo, cargo o comisión, tenga bajo su
responsabilidad, e impedir o evitar su uso, divulgación, sustracción,
destrucción, ocultamiento o inutilización indebidos;
VI. Supervisar que los Servidores Públicos sujetos a su dirección,
cumplan con las disposiciones de este artículo;
VII. Rendir cuentas sobre el ejercicio de las funciones, en términos de las
normas aplicables;
VIII. Colaborar en los procedimientos judiciales y administrativos en los
que sea parte, y
IX. Cerciorarse, antes de la celebración de contratos de adquisiciones,
arrendamientos o para la enajenación de todo tipo de bienes,
prestación de servicios de cualquier naturaleza o la contratación de
obra pública o servicios relacionados con ésta, que el particular
manifieste bajo protesta de decir verdad que no desempeña empleo,
cargo o comisión en el servicio público o, en su caso, que a pesar de
desempeñarlo, con la formalización del contrato correspondiente no
se actualiza un Conflicto de Interés. Las manifestaciones respectivas
deberán constar por escrito y hacerse del conocimiento del Órgano
interno de control, previo a la celebración del acto en cuestión. En
caso de que el contratista sea persona moral, dichas
manifestaciones deberán presentarse respecto a los socios o
accionistas que ejerzan control sobre la sociedad.

Además de las conductas señaladas en las nueve fracciones transcritas, en el


cuerpo de la misma ley se hace el señalamiento de otros casos de faltas graves,
como causar daños y perjuicios a la Hacienda Pública o al patrimonio de un ente
público, de manera culposa o negligente y sin incurrir en alguna de las faltas
administrativas.17
En el caso de las faltas administrativas graves la ley nomina en forma expresa
cada una de las conductas, cumpliendo con el principio de tipificación que se
impone en materia sancionadora, ya que el uso del ius puniendi del Estado debe
respetar el principio penal de nullun crimen, nulla pena sine lege, tal como se
menciona en la tesis aislada I.1º.A.E.3 CS (10ª.) del Primer Tribunal Colegiado de
Circuito en Materia Administrativa, Especializado en Competencia Económica,
Radiodifusión y Telecomunicaciones, con residencia en el Distrito Federal y
jurisdicción en toda la república, cuyo rubro dice: “NON BIS IN IDEM. ESTE

17
Art. 50 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
PRINCIPIO ES APLICABLE, POR EXTENSIÓN, AL DERECHO
ADMINISTRATIVO SANCIONADOR.”18
Conforme a lo anterior, encontramos definidas en los siguientes artículos las faltas
administrativas graves:
Artículo 52. Cohecho,
Artículo 53. Peculado,
Artículo 54. Desvío de recursos públicos,
Artículo 55. Utilización indebida de información,
Artículo 57. Abuso de Funciones,
Artículo 58. Actuación bajo conflicto de interés,
Artículo 59. Contratación indebida,
Artículo 60. Enriquecimiento oculto u Ocultamiento de conflicto de interés,
Artículo 61. Tráfico de influencias,
Artículo 62. Encubrimiento,
Artículo 63. Desacato,
Artículo 64. Obstrucción de la justicia.
En cada uno de los artículos mencionados se describe la conducta que integra el
tipo, descripciones que son de gran importancia para evitar ambigüedades o
imprecisiones que den lugar a la indebida aplicación de la ley.
Otro de los aspectos de importancia que presenta la nueva regulación es el
relativo a la inclusión de los particulares que participen en las infracciones,

18
“NON BIS IN IDEM. ESTE PRINCIPIO ES APLICABLE, POR EXTENSIÓN, AL DERECHO
ADMINISTRATIVO SANCIONADOR. El principio mencionado, que prohíbe el doble enjuiciamiento por
el mismo delito, contenido en el artículo 23 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
consigna una garantía de seguridad jurídica, cuyo propósito es proteger al gobernado que ha sido juzgado por
determinados hechos, para que no sea sometido a un nuevo proceso por ese motivo, lo que implica la certeza
de que no se le sancione varias veces por la misma conducta. Sin embargo, dicha garantía no es exclusiva de
la materia penal, pues en términos del artículo 14 constitucional, la seguridad jurídica debe regir en todas las
ramas del derecho y, dada la similitud y la unidad de la potestad punitiva del Estado, en la interpretación
constitucional de los principios del derecho administrativo sancionador, puede acudirse a los principios
penales sustantivos. Por tanto, el principio non bis in idem es aplicable al derecho administrativo sancionador,
porque, en sentido amplio, una sanción administrativa guarda similitud fundamental con las penas, toda vez
que ambas tienen lugar como reacción frente a lo antijurídico, y ya sea que se incumpla lo ordenado o se
realice lo prohibido, tanto el derecho penal como el administrativo sancionador resultan ser inequívocas
manifestaciones de la facultad del Estado de imponer penas y medidas de seguridad ante la comisión de
ilícitos, en la inteligencia de que la traslación de las garantías en materia penal en cuanto a grados de
exigencia, no puede hacerse automáticamente, pues su aplicación al procedimiento administrativo sólo es
posible, en la medida en que resulten compatibles con su naturaleza.”
calificadas como faltas administrativas graves, toda vez que la corrupción no nace
ni avanza sola, por lo que con la nueva regulación el sistema resulta más
completo.
De esta forma, en los artículos 65 al 72 de esta ley se tipifican las figuras de
Soborno, Participación ilícita en procedimientos administrativos, Tráfico de
influencias, Utilización de información falsa, Obstrucción de facultades de
investigación, Colusión, Uso indebido de recursos públicos, Contratación indebida
de ex servidores públicos, como responsabilidad de los particulares por la
participación en las Faltas administrativas graves.
También se establece una nueva responsabilidad con características especiales, a
partir de los sujetos infractores, al incluir en el articulo 73 las Faltas de particulares
en situación especial, que se definen como “…aquéllas realizadas por candidatos
a cargos de elección popular, miembros de equipos de campaña electoral o de
transición entre administraciones del sector público, y líderes de sindicatos del
sector público, que impliquen exigir, solicitar, aceptar, recibir o pretender recibir
alguno de los beneficios a que se refiere el artículo 52 de esta Ley, ya sea para sí,
para su campaña electoral o para alguna de las personas a las que se refiere el
citado artículo, a cambio de otorgar u ofrecer una ventaja indebida en el futuro en
caso de obtener el carácter de Servidor Público.”
Un aspecto de mucha importancia para el ejercicio de la facultad sancionadora en
materia disciplinaria es el relativo a la prescripción, que en la nueva ley se fijó en
tres años para las faltas no graves y siete años para las graves, computados a
partir de la comisión de la infracción, o a partir de que la conducta infractora cese,
cuando se trate de una infracción continua.
El cómputo de los plazos de prescripción se interrumpe a partir del momento en
que la autoridad investigadora realiza la clasificación del tipo de infracción,19 no
obstante que esta clasificación constituya un acto desconocido para el presunto
infractor, ya que éste sólo tiene conocimiento del procedimiento una vez que esa
clasificación le es notificada, dentro del procedimiento administrativo, por lo que el

19
Vid tercer párrafo del artículo 74 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas de los Servidores
Públicos.
cómputo sólo debería interrumpirse a partir de que esa clasificación surtiera
efectos en la esfera jurídica del particular, es decir, después de que le fuera
notificada, ya que si el cómputo se interrumpe antes de que la autoridad
correspondiente inicie el procedimiento disciplinario, y antes de que los presuntos
responsables tengan conocimiento de que están sujetos a un procedimiento, ello
constituye una clara violación al principio de seguridad jurídica.
Otro aspecto singular es el relativo a la inclusión de la figura de la caducidad de la
instancia en los procedimientos disciplinarios que, como institución procesal,
implica la extinción de las facultades para impulsar el procedimiento, de tal forma
que cuando se produce la caducidad dicho procedimiento se extingue, sin que
haya la posibilidad de reanudarlo, puesto que no queda sujeto a suspensión o a
interrupción, simplemente desaparece desde la acción inicial, por lo que en todo
caso será necesario iniciar uno nuevo, ya que, conforme a lo establecido en los
párrafos cuarto y quinto del artículo 74 de la Ley General de Responsabilidades
Administrativas, cuando sin causa justificada se deje de actuar en un
procedimiento disciplinario por más de seis meses, se decretará la caducidad de
la instancia, pero siempre a petición del interesado.
En el referido artículo 74 de la ley se reitera que el procedimiento de
responsabilidades inicia a partir de que la autoridad sustanciadora admite del
Informe de referencia, lo cual interrumpe el cómputo de la prescripción, pero como
quedó expuesto, en ese momento los interesados todavía no tienen conocimiento
de la admisión del informe, lo cual sucederá hasta que les sea notificado el acto de
admisión, que en los términos de ley deberá realizarse dentro de los diez días
siguientes.

5. Órganos investigadores y órganos sancionadores


Un aspecto de gran importancia en esta reforma es el relativo a la separación que
se dispuso respecto de los órganos a cargo de la investigación de los hechos que
pudieran constituir faltas administrativas, de aquellos encargados de la imposición
de las sanciones, ya que a partir de la entrada en vigor del nuevo sistema de
responsabilidades de los servidores públicos, las autoridades encargadas de la
imposición de las sanciones correspondientes por la comisión de las infracciones
serán distintas de las que tuvieron a cargo la investigación de los hechos.
Desde la reforma constitucional de 2015, en las fracciones III, segundo párrafo, y IV
del artículo 109,20 se dispuso que la imposición de las sanciones correspondientes a
las faltas graves estaría a cargo de los tribunales de justicia administrativa, y en
particular, en materia federal, la fracción XXIX-H del artículo 73 esta facultad fue
atribuida al Tribunal Federal de Justicia Administrativa.21
La separación de las actividades de investigación y de sanción quedaron
establecidas en el artículo 115 de la Ley General de Responsabilidades
Administrativas, en cumplimiento del mandato constitucional.22
Desde el Dictamen de las iniciativas de la Ley General del Sistema Nacional
Anticorrupción, de la Ley General de Responsabilidades Administrativas y de la Ley
Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, presentado al Pleno del
Senado por las Comisiones correspondientes, expresamente se expuso que “(...) La
función de la autoridad substanciadora, en ningún caso podrá ser ejercida por una
autoridad investigadora. (y que) Tratándose de faltas administrativas (no graves) lo

20
Fracción III, segundo párrafo: “Las faltas administrativas graves serán investigadas y substanciadas por la
Auditoría Superior de la Federación y los órganos internos de control, o por sus homólogos en las entidades
federativas, según corresponda, y serán resueltas por el Tribunal de Justicia Administrativa que resulte
competente. Las demás faltas y sanciones administrativas, serán conocidas y resueltas por los órganos
internos de control.” y primera parte de la fracción IV: “Los tribunales de justicia administrativa impondrán a
los particulares que intervengan en actos vinculados con faltas administrativas graves, con independencia de
otro tipo de responsabilidades, las sanciones económicas; inhabilitación para participar en adquisiciones,
arrendamientos, servicios u obras públicas; así como el resarcimiento de los daños y perjuicios ocasionados a
la Hacienda Pública o a los entes públicos federales, locales o municipales.”
21
“XXIX-H. Para expedir la ley que instituya el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, dotado de plena
autonomía para dictar sus fallos, y que establezca su organización, su funcionamiento y los recursos para
impugnar sus resoluciones.
El Tribunal tendrá a su cargo dirimir las controversias que se susciten entre la administración pública federal
y los particulares.
Asimismo, será el órgano competente para imponer las sanciones a los servidores públicos por las
responsabilidades administrativas que la ley determine como graves y a los particulares que participen en
actos vinculados con dichas responsabilidades, así como fincar a los responsables el pago de las
indemnizaciones y sanciones pecuniarias que deriven de los daños y perjuicios que afecten a la Hacienda
Pública Federal o al patrimonio de los entes públicos federales.”
22
Artículo 115. La autoridad a quien se encomiende la substanciación y, en su caso, resolución del
procedimiento de responsabilidad administrativa, deberá ser distinto de aquél o aquellos encargados de la
investigación. Para tal efecto, las Secretarías, los Órganos internos de control, la Auditoría Superior, las
entidades de fiscalización superior de las entidades federativas, así como las unidades de responsabilidades de
las empresas productivas del Estado, contarán con la estructura orgánica necesaria para realizar las funciones
correspondientes a las autoridades investigadoras y substanciadoras, y garantizarán la independencia entre
ambas en el ejercicio de sus funciones.
será la unidad de responsabilidades administrativas o el Servidor Público asignado
en los Órganos internos de control. Para las faltas administrativas graves lo será el
Tribunal de Justicia Administrativa competente.”23
Ya desde principios del año 2006 se había manifestado una fuerte corriente que
planteaba la separación de las dos funciones, a fin de darle al entonces Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa la facultad de imponer las sanciones en
materia disciplinaria, al grado de que el 4 de diciembre de ese año se publicó, en el
Diario Oficial de la Federación, la reforma al artículo 73, fracción XXIX-H, de la
Constitución Federal, para adicionar a las facultades de este tribunal la de imponer
las sanciones en esta materia, reforma que según la exposición de motivos de la
Iniciativa que la promovió, pretendía evitar la injusticia de que la misma autoridad
que investiga impusiera la sanción.24
El cambio ya se había realizado; ahora sólo faltaba la entrada en vigor de las
disposiciones que regularan la imposición de sanciones a cargo de los tribunales
administrativos; pero además, era necesaria la capacitación para el personal de
estos tribunales, cuya experiencia es solamente jurisdiccional, no inquisitiva o
sancionadora, y el acondicionamiento de los locales para un procedimiento diferente
al que han llevado tradicionalmente, para que así, con el personal capacitado y con
los locales adecuados fluyera la justicia administrativa; sin embargo, pasaron los
años y las esperadas reformas a las leyes secundarias para darle vigencia a este
nuevo enfoque no llegaron.
Aunque el cambio a nivel federal está dado, ya que el Tribunal Federal de Justicia
Administrativa cuenta con la competencia para imponer las sanciones disciplinarias
por la comisión de las faltas graves, y la creación de los órganos especializados
para esta función, este cambio sólo ha sido en el papel, puesto que la designación
de los magistrados especializados en materia de responsabilidades no ha sido

23
Página 629 del Dictamen de las Comisiones Unidas de Anticorrupción y Participación Ciudadana; de
Justicia; y de Estudios Legislativos, segunda; que contiene proyecto de decreto por el que se expide la Ley
General del Sistema Nacional Anticorrupción, la Ley General de Responsabilidades Administrativas y la Ley
Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. Gaceta del Senado
24
“De lo anterior, se concluye que en la actualidad impera una inadecuada impartición de justicia en materia
de responsabilidades administrativas de los servidores públicos. Primero, porque no es un tribunal el que
administra justicia a los servidores públicos y, segundo, porque es una misma autoridad la que acusa,
investiga, sustancia procedimientos y sanciona.” Exposición de motivos de la reforma.
aprobada por el Senado de la República tres años después de que fue publicada la
reforma constitucional (27 de mayo de 2015), y desconocemos si se dispone de la
estructura material para esa función, además de la debida capacitación para el
personal que deberá realizar esta función especializada. A nivel de las entidades
federativas las reformas siguen en proceso; es decir, el Sistema Nacional
Anticorrupción no ha sido plenamente implementado.

6. Participación de la sociedad civil


Un aspecto de gran trascendencia en la reforma constitucional del mes de mayo de
2015 está representado por la participación que se otorga a la sociedad en materia
anticorrupción, al darle a las organizaciones sociales la intervención necesaria a fin
de que puedan intervenir con sus propuestas y vigilancia en el combate a la
corrupción.
Con la participación de estas organizaciones los órganos de combate a la corrupción
cuentan con la intervención de organismos de la sociedad e instituciones
académicas en la designación de los miembros de los órganos coordinadores del
Sistema Nacional Anticorrupción, particularmente para la integración del Comité de
Participación Ciudadana, cuyo presidente a su vez está al frente del Comité
Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción, y sus demás miembros forman
parte de la Comisión Ejecutiva del Sistema, con lo que la sociedad tiene un
importante canal para que se conozcan sus inquietudes, intereses, preocupaciones
y propuestas ante los órganos oficiales anticorrupción, a fin de dar mayor eficacia y
transparencia las acciones que se tomen en el combate a la corrupción.
A pesar de los buenos propósitos que se manifestaron con esta reforma, al permitir
la participación de la sociedad, las expresiones de desencanto por parte de los
representantes de la sociedad se han ido incrementando desde su establecimiento,
como lo manifestó un miembro del Comité de Participación Ciudadana, Dr. Luis
Manuel Pérez de Hacha, en el New York Times, al señalar que “La falta de
resultados, la ficción surrealista del discurso oficial, la demora en la implementación
del SNA y la indolencia con las propuestas del CPC evidencian que el combate a la
corrupción no es un compromiso genuino del Estado. La inercia del gobierno y de
los partidos políticos lo corrobora. De continuar así, los pequeños avances en esta
materia terminarán siendo una mala broma.”25
En el mismo sentido se pronunció la presidenta del Comité Nacional de Participación
Ciudadana, Jacqueline Peschard, próxima a terminar su periodo al frente de este
organismo, al señalar que “Desde el inicio yo dije a quienes tenían expectativas de
que una vez que se creara el Comité de Participación Ciudadana, pum, se borraría
toda la corrupción y se metería a todos los culpables a la cárcel, pues que no era
así(sic).”26
En los diversos medios de información han aparecido gran número de notas
respecto del funcionamiento del sistema, como la del periódico Reforma del 15 de
enero de 2018, en el sentido de que el proceso de transformación se encuentra
“atorado” ya que “El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) inició el año trunco y
con falta de uno más de los miembros que lo conforman, luego de que la Cámara de
Diputados dejó pendiente el nombramiento del titular de la Auditoría Superior de la
Federación (ASF) tras el fin del encargo de Juan Manuel Portal.”, y aclara
adicionalmente que con esa ausencia se incrementa la del Fiscal Anticorrupción,
además de que todavía esta pendiente la aprobación, por parte del Senado de la
República, de los magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa,
especializados en materia anticorrupción.27
Es más, algunas opiniones externadas tres años después de la promulgación de la
reforma constitucional, han sido en el sentido de que todavía no ha nacido el
Sistema Nacional Anticorrupción, como lo expuso en el mes de mayo de 2018 el Lic.
Mauricio Merino, miembro del Consejo Asesor de la Red por la Rendición de
Cuentas (RRC), “... porque ha sido deliberadamente bloqueado por el sistema
político mexicano, así de simple.”28, o la que externó el Ministro de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación José Ramón Cossío Díaz presentó en el libro ¿Y ahora
qué? México ante el 2018, al señalar que para fortalecer el Estado de Derecho,
resulta indispensable “Revisar integralmente el sistema de responsabilidades y

25
https://www.nytimes.com/es/2017/12/27
26
Vid. periódico Reforma del lunes15 de enero de 2018.
27
Vid. periódico Reforma del miércoles 3 de enero de 2018.
28
Vid. Periódico Reforma del lunes 22 de mayo de 2018.
sanciones de los servidores públicos y sus proveedores. Crear para ellos programas
de capacitación permanentes.”29
En diversas ocasiones se ha planteado que la participación ciudadana en el Sistema
Nacional Anticorrupción de nuestro país ha quedado muy limitada, no obstante que
la Presidencia del Comité Coordinador del Sistema y del órgano de gobierno de la
Secretaría Ejecutiva fue asignada al Presidente del Comité de Participación
Ciudadana, ya que sólo representa un voto de los siete integrantes de estos órganos
del sistema, por lo que la fuerza de su intervención sólo es simbólica, al quedar
supeditadas las decisiones de ambos órganos a la votación mayoritaria de los
representantes de organismos oficiales del Estado, como son de la Secretaría de la
Función Pública a nivel federal o de la Secretaría de la Contraloría a nivel estatal,
del Auditor Superior, del Consejo de la Judicatura, el Fiscal Anticorrupción, el
Presidente del Tribunal de Justicia Administrativa y el representante del Instituto de
Transparencia y Protección de Datos.
No obstante las diversas consideraciones que en este sentido se han emitido en
distintos escenarios, lo cierto es que se ha dado un importante paso al permitir la
participación de organizaciones no oficiales en el Sistema Nacional Anticorrupción,
ya que sus representantes pueden intervenir en la toma de decisiones y expresar el
punto de vista de la sociedad civil, independientemente de que sea o no sea tomado
en cuenta, pero el conocimiento de las directrices que se sigan en la toma de
decisiones en materia anticorrupción permitirá al sector social ubicarse en la lucha
en contra de la corrupción.

29
Cossío Díaz, José Ramón, Contradicciones del Estado de derecho mexicano, en Aguilar Camín, ob. cit.,
pág. 102.
CONCLUSIONES

1. Hasta el año de 1982, la regulación de las responsabilidades en el ejercicio de


la función pública fue de carácter penal y político, por lo que los servidores
públicos no estuvieron sujetos a responsabilidades administrativas.
2. Lo esencial de la reforma constitucional anticorrupción se puede simplificar en el
establecimiento de las bases de un nuevo sistema con 3 ordenamientos, en los que
se dan los lineamientos de su estructura, organización y funcionamiento; se
determina la normatividad general de las responsabilidades administrativas para
todo el país, que ahora también se pueden fincar a los particulares que participen en
esos actos; y se precisan los órganos que se encargarán de la imposición de las
sanciones en materia de faltas administrativas graves, y de la persecución de los
delitos en materia de corrupción.
3. En los términos del artículo 73, fracción XXIX-V, de la Constitución Federal el
Congreso de la Unión es quien debe expedir una ley general que distribuya
competencias entre los órdenes de gobierno y establezca las responsabilidades
administrativas de los servidores públicos, por lo que su regulación debe ser
uniforme en todo el país, en los términos de la Ley General de Responsabilidades
Administrativas, que por su característica de generalidad rige en todo el territorio
nacional, a nivel federal, estatal y municipal.
4. La inclusión de los particulares como sujetos responsables en la comisión de
faltas administrativas, nos permite afirmar que la actual reforma en materia de
responsabilidades de los servidores públicos, como parte de un proyecto de
combate a la corrupción, nos ubica ante un sistema más completo.
5. En el nuevo sistema se tipifican las conductas que constituyen las faltas
administrativas graves, en cumplimiento del principio de tipificación que se impone
en materia sancionadora, para que el uso del ius puniendi del Estado respete el
principio penal de nullun crimen, nulla pena sine lege, de tal forma que en doce
artículos se describen las conductas que integran las faltas administrativas graves,
y en ocho más se detallan las conductas constitutivas de faltas de particulares
relacionadas con las faltas graves cometidas por los servidores públicos.
6. A partir de la entrada en vigor del nuevo sistema de responsabilidades de los
servidores públicos, las autoridades encargadas de la imposición de las sanciones
correspondientes por la comisión de las infracciones deberán ser distintas de las
que tuvieron a cargo la investigación de los hechos.
7. La inclusión de las organizaciones no oficiales como parte de los órganos del
Sistema Nacional Anticorrupción permite a la sociedad civil intervenir en la toma de
decisiones y expresar su punto de vista, no obstante que su participación sólo
constituye una séptima parte del poder de decisión en el combate a la corrupción.

REFERENCIAS
Bibliográficas

1. Aguilar Camín, Héctor (coordinador), ¿Y ahora qué? México ante el 2018,


Ed. Penguin-Random House-Grupo Editorial México, México, 2017.
2. Vernengo, Jos´Roberto, Curso de teoría general del Derecho, Cooperadora
de Derecho y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1976.

Hemerográficas

1. Nieto, Alejandro, Problemas Capitales del Derecho Disciplinario, Revista de


Administración Pública núm. 63, septiembre-diciembre de 1970, Instituto de
Estudios Políticos, Madrid.
2. Periódico Reforma del lunes15 de enero de 2018.
3. Periódico Reforma del miércoles 3 de enero de 2018.
4. Periódico Reforma del lunes 22 de mayo de 2018.

Normativas

1. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


2. Ley General de Responsabilidades Administrativas de los Servidores
Públicos
3. Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción
4. Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Electrónicas

1. Gaceta del Senado de la República, Dic. 13 de 2013.


http://infosen.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/62/2/2013-12-13-
1/assets/documentos/COMBATE_CORRUPCION.pdf (consultado el 29 de
julio de 2018)
2. https://www.transparency.org/glossary/term/corruption (consultado el 29 de
julio de 2018)
3. http://semaforoanticorrupcion.mx/ (consultado el 29 de julio de 2018)
4. http://cpc.org.mx/category/amparos/ (consultado el 29 de julio de 2018)
5. https://www.nytimes.com/es/2017/12/27 (consultado el 29 de julio de 2018)
6. Buscador de tesis aisladas y jurisprudencia del Poder Judicial de la
Federación, en: http://200.38.163.178/sjfsist/(F(5dNDcC0oMytMU-
sSj29gyrcjWbWMcqc1Z_gSWfoYqUWrTHZoaSYLl8_tC5MvotqOSc9ziDl6ur
5ia3UFsMdIi3h8dq9j221F4_TC-
cDnwLdYgJGcU6suX8lweL7BTFci6rg89tZmXfh_jUNa9haiOuio5ms98-ASi-
RAU2E3TA81))/Paginas/tesis.aspx (consultado hasta el 29 de julio de
2018).
7. Buscador de ejemplares del Diario Oficial de la Federación, en:
http://www.dof.gob.mx/busqueda_avanzada.php (consultado hasta el 29 de
julio de 2018).
Contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 2
1. La reforma constitucional ....................................................................................................... 4
2. Facultades para emisión de nuevas leyes .................................................................... 6
3. Inclusión de nuevos sujetos responsables ............................................................... 12
4. Tipificación de las infracciones administrativas .................................................... 14
5. Órganos investigadores y órganos sancionadores ............................................. 20
6. Participación de la sociedad civil .................................................................................... 23
CONCLUSIONES.............................................................................................................................. 26
REFERENCIAS .................................................................................................................................. 27
Bibliográficas ................................................................................................................................ 27
Hemerográficas ........................................................................................................................... 27
Normativas ..................................................................................................................................... 27
Electrónicas ................................................................................................................................... 28

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