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Febrero 2017
Esta publicación fue producida para ser revisada por la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional. Fue preparado por DAI Global, LLC.
PROGRAMA DE POLITICA FISCAL Y
GESTION DEL GASTO PÚBLICO (FPEMP)
PROPUESTA TÉCNICA PARA EL MANEJO FISCAL Y CONTABLE DEL
RECURSO BOSQUE EN EL SALVADOR
Febrero 2017
Nombre del Programa: Programa de Política Fiscal y Gestión del Gasto Público
Oficina Responsable de USAID: Oficina de Crecimiento Económico USAID/El Salvador
Número de Contrato: AID-519-11-000001
Contratista: DAI Global, LLC
Autores: Óscar Alejandro Molina Renderos
Consultor Economista
Los puntos de vista expresados por el autor de esta publicación no reflejan necesariamente los
puntos de vista de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional o del Gobierno
de los Estados Unidos.
ÍNDICE
Contenido
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................................... 1
(i) Objetivos ........................................................................................................................................ 2
(ii) Alcance ....................................................................................................................................... 2
(iii) Metodología ............................................................................................................................... 2
(iv) Estructura................................................................................................................................... 3
(v) Agradecimientos ...................................................................................................................... 4
CAPÍTULO I: ESTADO DEL RECURSO BOSQUE, CONTROL Y MANEJO DE LA GESTIÓN
AMBIENTAL DEL RECURSO ................................................................................................................. 5
1.1 Caracterización del contexto ambiental............................................................................. 5
1.1.1 Contexto centroamericano .................................................................................................... 5
1.1.2 Contexto nacional y ambiental de El Salvador .................................................................. 5
1.2 Marco Normativo y Ambiental del Recurso Bosque ....................................................... 6
1.3 La situación del recurso bosque y su gestión ............................................................... 12
1.3.1 Clasificación de la vegetación y los bosques................................................................... 12
1.3.2 Estado y gestión del Recurso Bosque .............................................................................. 13
1.3.3 Limitantes y oportunidades para la gestión del recurso bosque ................................... 16
1.4 Áreas Naturales Protegidas ................................................................................................ 17
1.5 Gestión para la Evaluación Ambiental ............................................................................. 19
1.6 Impactos por la pérdida del Recurso Bosque ................................................................ 25
1.7 Servicios Ecosistémicos de los Bosques ....................................................................... 27
CAPÍTULO II: ANTECEDENTES DE LAS CUENTAS PATRIMONIALES Y AMBIENTALES .. 32
2.1 Surgimiento y actualidad de las cuentas ambientales ................................................ 33
2.2 Limitaciones del SCN en materia de registro de activos naturales.......................... 37
2.3 Los activos naturales en el Marco Central del SCAE ................................................... 40
2.4 Cuentas del Activo Bosque en el Marco Central del SCAE ........................................ 43
2.5 Debilidades y propuestas al actual Sistema de Contabilidad Ambiental y
Económica (SCAE) ............................................................................................................................ 45
2.6 Las cuentas ambientales y el sector público ................................................................. 47
CAPÍTULO III: CUENTAS DE ACTIVO BOSQUE EN EL MARCO DE LA CONTABILIDAD
GUBERNAMENTAL ................................................................................................................................ 50
3.1 Marco conceptual de la Contabilidad Gubernamental ................................................. 51
3.2 El recurso bosque como activo del Estado .................................................................... 58
3.3 Carácter de los pasivos ambientales................................................................................ 60
3.4 Levantamiento del inventario inicial para el recurso bosque .................................... 61
3.5 Metodología para determinar el costo contable ............................................................ 64
3.6 Tratamiento contable del activo bosque ......................................................................... 69
3.6.1 Ordenamiento de bienes ..................................................................................................... 69
3.6.2 Plan de Cuentas ................................................................................................................... 71
3.6.3 Manual de Políticas Contables Generales ....................................................................... 75
3.6.3.1 Políticas contables de Clasificación .......................................................................... 76
3.6.3.2 Políticas contables de Transformación ..................................................................... 76
3.6.3.3 Políticas Contables de Reconocimiento ................................................................... 77
3.6.3.4 Políticas Contables de Medición ................................................................................ 78
3.6.4 Cuentas de contrapartida .................................................................................................... 79
3.6.5 Revelación de Información en Notas a los Estados Financieros.................................. 80
CAPÍTULO IV: LEVANTAMIENTO Y REGISTRO DEL ACTIVO BOSQUE EN EL MARCO DE
LA CONTABILIDAD GUBERNAMENTAL DE EL SALVADOR...................................................... 81
4.1 Levantamiento del stock físico .......................................................................................... 82
4.2 Metodologías de Costo Corriente de Reposición para la Cuenta del Activo
Bosque. ................................................................................................................................................. 90
4.3 Balance físico y monetario de las cuentas de activo bosque .................................... 91
CAPÍTULO V: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ........................................................... 93
5.1. Conclusiones .......................................................................................................................... 93
5.2. Recomendaciones ................................................................................................................. 95
BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................................ 99
ANEXOS.................................................................................................................................................. 102
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), por medio del
Programa de Política Fiscal para la Gestión del Gasto Público (FPEMP, por sus siglas en inglés),
ha elaborado la presente Propuesta Técnica para el Manejo Fiscal y Contable del Recurso
Bosque en el marco de una transformación sistemática, estructural y gradual de las finanzas
públicas en El Salvador, la cual forma parte de la implementación de un sistema de presupuesto
fundamentado en el desempeño con enfoque hacia la obtención de resultados.
Este nuevo sistema pretende superar las limitaciones de los presupuestos con enfoque de áreas
de gestión, tales como la desvinculación entre planificación estratégica y presupuesto; la falta de
análisis de las actividades y metas institucionales; la falta de una programación y asignación de
recursos presupuestales bajo una perspectiva de mediano plazo; la dificultad para relacionar los
recursos presupuestales con los bienes y servicios que el Estado brinda a la ciudadanía; y la
debilidad en la evaluación de la ejecución eficiente del presupuesto.
Mientras que existen resultados que son demandados de manera unánime por toda la ciudadanía
(por su impacto visible y directo en el bienestar), tales como la disminución de los índices de
mortalidad, el abastecimiento completo de agua potable o la mejora en la infraestructura escolar
en riesgo, entre otros, este documento pretende vincular también el medio ambiente en un
sistema integrado de rendición de cuentas, para que los servicios ambientales sean considerados
también imprescindibles para la generación de valor público. Tal tarea exige que se contabilicen
adecuadamente los activos y pasivos de carácter ambiental que tiene el Estado, para que éste
ejerza efectivamente un control sobre ellos y asegure su protección, conservación y restauración.
Se ha elaborado esta propuesta para el manejo fiscal y contable de los bosques como un
acercamiento sistemático a esa vinculación entre los sistemas fiscales con el medio ambiente,
vínculo que, en efecto, permitirá fortalecer la gestión pública con las visiones del desarrollo
sostenible.
1
(i) Objetivos
El objetivo general del documento es presentar los criterios técnicos que deben regir el manejo
fiscal y contable de los bosques en El Salvador, bajo el marco de un sistema de contabilidad
gubernamental que sirva como base para la rendición pública de cuentas.
a) Brindar apoyo técnico a las unidades financieras de las instituciones competentes sobre
la gestión del recurso bosque.
b) Superar el tratamiento contable de los bosques como cuentas satelitales bajo los
Sistemas de Cuentas Nacionales (SCN) de modo que la conservación de éstos sea parte
de los servicios públicos que brinde el Estado.
(ii) Alcance
Por otro lado, el alcance conceptual y de medición fiable para activos naturales se limita a los
criterios financieros de la contabilidad gubernamental, abstrayéndose de otros aspectos
regulados por la contabilidad ambiental como los servicios ecosistémicos. Sin embargo, estos
servicios ecosistémicos, así como los impactos ambientales derivados de la pérdida de bosques,
podrán ser incorporados bajo la modalidad de Notas a los Estados Financieros.
(iii) Metodología
a) Marco Conceptual del Internacional Public Sector Accounting Standars Board (IPSASB);
2
b) Criterios generales de las Normas Internacionales de Contabilidad del Sector Público
(NICSP);
c) Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) – 2008;
d) Manual de Estadísticas de Finanzas Públicas 2014 del Fondo Monetario Internacional
(MEFP/2014);
e) Plan de Cuentas Contable (PCC) emitido para la República de El Salvador,
f) Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica (SCAE) 2012 Marco Central. De las
Naciones Unidas - Comisión Europea – FMI - Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura - Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico - Banco Mundial, y
g) Leyes Nacionales concordantes.
Para la determinación del valor razonable con el que se medirá el activo bosque se requiere de
la metodología del Costo Corriente de Reposición, según las convenciones regidas por las
NICSP y el SCAE.
(iv) Estructura
Los criterios técnicos, tanto conceptuales como operativos, que regirán el manejo de los bosques
bajo un sistema de contabilidad gubernamental se presentan en el Capítulo III. En este capítulo
se amplía el tratamiento contable de los bosques bajo los criterios financieros de las NIC-SP, los
cuales exigen el monitoreo continuo de los inventarios forestales, así como el cálculo de Costos
3
Corrientes de Reposición. Además, en este capítulo se podrá encontrar el ordenamiento
contable, el Plan de Cuentas, y las Políticas Contables Generales que regirán las cuentas de
activo bosque dentro de los sistemas de contabilidad gubernamental.
(v) Agradecimientos
4
CAPÍTULO I: ESTADO DEL RECURSO BOSQUE, CONTROL Y MANEJO DE LA
GESTIÓN AMBIENTAL DEL RECURSO
Centroamérica es un puente delgado entre océanos, presenta una intensa actividad tectónica y
volcánica, es afectada por el paso de ciclones y huracanes, por lo que sequías e inundaciones
han marcado su historia. Así mismo, la región se caracteriza por su biodiversidad e importantes
reductos de bosque tropical húmedo, posee el 8% de la superficie de los manglares del mundo
y la segunda barrera de arrecifes del planeta. Su variedad de climas tropicales cálidos, permite
que cuente con una importante riqueza hídrica, la precipitación promedio anual llega en algunas
zonas hasta los 7,500 mm; las principales fuentes de agua superficial y subterránea de la región
están en las partes altas de las cuencas hidrográficas formadas por acuíferos volcánicos, que
cada vez se ven más afectadas en calidad y cantidad, por la alta densidad poblacional
(PROARCA/UICN, 2005) y las prácticas agrícolas insostenibles.
Entre los problemas ambientales más importantes de la región están: la tala ilegal, el cambio en
el uso de la tierra generado por actividades agropecuarias, los cultivos industriales, la
deforestación y el desarrollo turístico mal planificado; factores que logran su expansión gracias
a la falta o al deficiente control por parte del Estado.
Entre las razones más importantes que afectan la gestión y manejo del recurso bosque en la
región se han identificado las siguientes: las políticas relacionadas al manejo de los bosques son
muy cambiantes; las instituciones rectoras de los recursos naturales no son vistas como
articuladoras de los diferentes subsectores sino como barreras, además no tienen capacidad
para asumir todas las responsabilidades que la ley les delega; los Planes Nacionales Forestales
son vulnerables a los cambios de gobierno, sufriendo interrupciones; no se cuenta con recurso
humano suficiente ni capacitado para el buen manejo de los bosques en los temas técnicos,
administrativos y contables; las leyes y políticas generan el cruce de competencias entre
ministerios o agencias de gobierno, sobre temas tradicionalmente considerados del ámbito
ambiental.
El Salvador tiene una extensión territorial de 21,041 Km2, se divide en 14 departamentos y 262
municipios, posee costa hacia el mar pacífico y es el único país centroamericano que no posee
costa sobre el Mar Caribe. Para el 2007 registraba 5.7 millones de habitantes, de los cuales
62,7% se concentraba en la zona urbana, principalmente en el Área Metropolitana de San
Salvador, lo que implica que la cuarta parte de la población del país se concentra en el 2.6% del
territorio salvadoreño (PNUMA/ORPALC, 2010).
5
Geográficamente el territorio salvadoreño es sumamente complejo, tiene el 90% de su territorio
conformado por volcanes, de los que se reconocen 23 individuales y cinco campos volcánicos
con antecedentes sísmicos que agrupan estructuras volcánicas y lagunas cratéricas (FUSADES,
2007), actualmente se tienen identificadas al menos trece Lagunas cratéricas1 , de éstas el
MARN monitorea cuatro por estar ubicadas en cráteres y flancos de volcanes potencialmente
activos. Esta complejidad hace al país susceptible a diversos tipos de amenazas, entre las que
destacan sismos, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra y eventos asociados a la
presencia de huracanes y tormentas tropicales, sequías e inundaciones; por lo anterior, de
acuerdo a la Evaluación Mundial de Reducción de Desastres (UNISDR, 2009), El Salvador está
clasificado como país “de alto riesgo”. Paralelo a las complejas condiciones geográficas, se tiene
el fuerte deterioro ambiental que ha sufrido el país en las últimas décadas.
En cuanto a la oferta general de servicios, los resultados del Balance Hídrico elaborado en el
2005 en varias fuentes superficiales, mostraron que el 77% de estas se encuentran con algún
grado de contaminación; la aptitud de uso del agua para potabilización estaba afectada por
fenoles, coliformes fecales y Demanda Bioquímica de Oxigeno a los cinco días (DBO5). Para el
2010, el 93% de agua residual se descargaba sin tratamiento en los ríos y quebradas, el 83% de
agua superficial estaba contaminada y sólo el 11% del agua proveniente de las precipitaciones
se infiltraba en el suelo.
En el 2008, los sectores de mayor consumo energético eran el residencial con 33%, el transporte
con 33%, seguido por la industria con un 28% (CEPAL, 2009). El uso de leña para cocción sigue
siendo un problema importante que contribuye a la deforestación y al deterioro de la salud de
sus usuarios, para el 2010 se estimaba que el 28% de hogares urbanos y el 86% de hogares
rurales cocinaban con leña (PNUMA/ORPALC, 2010).
Otro de los problemas que más aquejan a El Salvador es el manejo de los desechos sólidos; el
86% de la producción se concentra en seis departamentos: San Salvador, La Libertad, Santa
Ana, San Miguel, Sonsonate y Usulután; sólo el 75% de los residuos es manejado y las
coberturas más bajas se registran en tres de los cuatro departamentos con mayor producción de
desechos: San Salvador (69%), San Miguel (68%) y Santa Ana (76%).
Entre 1995 y 2005 Centroamérica registró una deforestación promedio de 48 hectáreas por hora,
acentuando cada vez más la vulnerabilidad económica, social y ambiental de la región
(PROARCA/UICN, 2005). En razón de lo anterior, los gobiernos centroamericanos iniciaron
importantes esfuerzos por mejorar su marco normativo ambiental, aumentar las áreas protegidas,
así como por formular políticas y estrategias para fomentar la conservación del recurso bosque
y la reforestación.
1 Lagunas cratéricas: son cuerpos de agua en cráteres con diámetro menor que 1.5 km.
6
En este contexto, El Salvador se vinculó a la agenda ambiental internacional mediante la
adopción y ratificación de convenciones, convenios y acuerdos internacionales como la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), Convención de
Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación y Sequía (UNCCD), Convenio sobre
Diversidad Biológica (CDB), El Convenio CITES (Comercio Internacional de Especies
Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), Convenio de Basilea, Convenio de Estocolmo,
Protocolo de Montreal, Protocolo de Kyoto, Protocolo de Cartagena y el Marco de Acción de Kioto
(PNUMA/ORPALC, 2010).
Además, la Constitución Política de El Salvador, en su Artículo 117, establece que es deber del
Estado proteger los recursos naturales, así como la diversidad e integridad del medio ambiente,
para garantizar el desarrollo sostenible y declara de interés social la protección, conservación,
aprovechamiento racional y restauración de los recursos naturales. El anterior mandato y los
compromisos adquiridos internacionalmente, se materializan en la creación del Misterio de Medio
Ambiente y Recursos Naturales (en adelante MARN) en 1997 y en la formulación de un sistema
jurídico, que cubre los temas ambientales desde tres tipos de normas:
1. La legislación Ambiental, que inicia en 1998 con la Ley de Medio Ambiente, cuyo objeto
se plasma en su Artículo 1.- “La presente ley tiene por objeto desarrollar las disposiciones
de la Constitución de la República, que se refiere a la protección, conservación y
recuperación del medio ambiente; el uso sostenible de los recursos naturales que
permitan mejorar la calidad de vida de las presentes y futuras generaciones; así como
también, normar la gestión ambiental, pública y privada y la protección ambiental como
obligación básica del Estado, los municipios y los habitantes en general; y asegurar la
aplicación de los tratados o convenios internacionales celebrados por El Salvador en esta
materia”. Dentro de este grupo de normas también están la Política de Medio Ambiente,
Política Nacional de Educación Ambiental, Política de Áreas Naturales Protegidas,
Política de Producción Más Limpia, Política para la Sustentabilidad de los Recursos
Hídricos, Política de Lucha contra la Desertificación, Política Forestal, entre otras; y están
en proceso de fortalecimiento temas como el Ordenamiento y Desarrollo Territorial,
Calidad de Aire, Materiales Peligrosos y Ordenamiento de los Recursos Costero Marinos;
temas que no han logrado avanzar por limitaciones presupuestarias e institucionales.
2. La legislación sectorial de relevancia ambiental, integrada por leyes a través de las cuales
el Estado tutela la protección de componentes del medio ambiente y que están vinculados
a los temas agrarios, salud pública, sector minero-energético, transporte, ordenamiento
territorial, entre otros.
7
Con la Ley de Medio Ambiente se crea el Sistema Nacional de Gestión del Medio Ambiente -
SINAMA-, conformado por el MARN (su coordinador), las Unidades Ambientales de cada
Ministerio y de las instituciones autónomas y municipales. El SINAMA tiene como mandato
garantizar que las entidades e instituciones del sector público incluyan la variable ambiental en
sus principios, normas, planes, programas3, para lograr de esta manera la implantación de la
dimensión ambiental en el desarrollo del país.
Esta Ley, en su Artículo 7, dispone que las Unidades Ambientales (UA), tienen como funciones
supervisar, coordinar y dar seguimiento a las políticas, planes, programas, proyectos y acciones
ambientales dentro de su institución y asegurar la necesaria coordinación interinstitucional en la
gestión ambiental, de acuerdo a las directrices emitidas por el MARN. Pese al anterior, en la
actualidad sólo un Ministerio tiene su UA; a diferencia de las organizaciones del nivel central,
buena parte de las Alcaldías han establecido sus UA´s, pero enfrentan problemas de capacidad
institucional y de recursos humanos, lo que limita su gestión; además, han centrado su gestión
en temas urbanos tales como la recolección de desechos sólidos, más que en la planificación
sobre el uso de la tierra o conservación de bosques y biodiversidad.
Así mismo, en el marco normativo ambiental algunas leyes han generado problemas para la
adecuada y oportuna atención de los temas ambientales, debido al traslape de funciones o a
competencias compartidas respecto al manejo y protección de recursos naturales. Este es el
caso del recurso bosque y forestal, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el Ministerio
de Medio Ambiente (MARN) son los órganos del Estado que ejercen tareas vinculadas a la
actividad agrícola, ganadera y forestal, por lo que dentro de las competencias asignadas a ambos
Ministerios existen algunas que son compartidas.
8
La Ley Forestal de 2002 es una Ley del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y su objeto
es “establecer disposiciones que permitan el incremento, manejo y aprovechamiento de los
recursos forestales y el desarrollo de la industria maderera”. Esta Ley establece que el
aprovechamiento sostenible de los recursos forestales solo requiere presentar ante el MARN un
Plan de Desarrollo Forestal y no necesita adelantar trámite de Permiso Ambiental; por otro lado,
no queda muy clara la jurisdicción del MARN o el MAG en la autorización de desmontes para
usos ajenos al aprovechamiento forestal, lo que en varias ocasiones ha provocado vacíos de la
gestión debido a que ningún Ministerio asume la responsabilidad (MARN, 2008) o los titulares
interpretan a conveniencia las normas. Adicionalmente, la legislación forestal establece en su
Artículo 16 que las plantaciones forestales en propiedades de particulares no requerirán
autorización alguna para su mantenimiento, raleo o aprovechamiento final, generando un mayor
vacío en el control y manejo sostenible del recurso bosque.
Otro de los problemas atribuidos a la Ley Forestal, es el hecho de que concibe al recurso bosque
como un ecosistema cuya finalidad primaria es un producto forestal, limitándolo a su aspecto
productivo, lo que excluye, entre otros aspectos, identificar y valorar el aporte de sus servicios
ecosistémicos. Al revisar la base conceptual de la Ley se puede apreciar lo limitado del concepto
del recurso bosque, a lo que se suma la flexibilidad permitida en su manejo, considerando que
para su uso y aprovechamiento solo se requiere presentar un Plan de Manejo Forestal (no se
señala la obligatoriedad de su aprobación previa), cuyo alcance y contenido no está definido
desde la norma. A continuación se transcriben algunos apartes de esta Ley, que más contribuyen
a generar las situaciones mencionadas:
El Artículo 2 de la Ley aclara que para efectos de su aplicación y sus Reglamentos, se entenderá
por:
- Bosque: Ecosistema donde los árboles son las especies vegetales dominantes y su
finalidad primaria es un producto forestal.
- Permiso forestal: autorización que otorga el MAG, a personas naturales o jurídicas para
el aprovechamiento forestal o para la realización de obras y actividades relacionadas con
dicho aprovechamiento.
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- Plan de manejo forestal: Documento que contiene la planeación técnica que regula el
uso y aprovechamiento sostenible del bosque con el fin de obtener el óptimo beneficio
económico, asegurando al mismo tiempo su conservación y protección, cada plan de
manejo forestal será registrado con un número único.
Otro efecto de esta Ley, que resulta de importancia para la estructuración de las Cuentas de
Activo del Recurso Bosque, es que la competencia del manejo de los recursos forestales en el
MAG recae sobre la División de Recursos Forestales cuya función es “Contribuir al desarrollo
sostenible del país, a través del ordenamiento y promoción del aprovechamiento sostenible de
los recursos forestales”; además, debe realizar y mantener actualizado el inventario forestal, que
por las limitaciones de la base conceptual de la Ley, excluye la posibilidad de integrar esfuerzos
y ampliar conceptos que permitan ver a los bosques como parte fundamental de la biodiversidad
del país (MARN, 2005).
Esta situación se vuelve aún más preocupante al considerar las restricciones institucionales, de
recursos humanos y económicos de la División de Recursos Forestales, lo que fue ratificado
directamente por el titular de la misma y declarado por el MAG de la siguiente manera: “La
Administración Forestal no dispone de capacidad técnica y operativa para responder a las
necesidades de control y fomento que demanda la gestión forestal nacional. La toma de
decisiones está centralizada y no existen mecanismos de coordinación entre el MAG, MARN,
Policía Nacional Civil-División Medio Ambiente (PNC), Fiscalía General de la República, División
Salud y Medioambiente, Municipalidades, ONG’s, Organizaciones Gremiales (AFOSALVA y
CORFORES), Cooperativas y Organizaciones Comunitarias de Base. La Ley Forestal vigente
tiene un enfoque exclusivo maderero y carece de los instrumentos de fomento que permitan
revertir el estado de deterioro y degradación en que se encuentran los recursos forestales en el
territorio nacional” (MAG, 2012).
A continuación (ver Cuadro 1), se resume una situación que pone en evidencia los problemas
que generan los vacíos y traslape de funciones respecto al control y gestión del recurso bosque
entre el MARN, MAG y Alcaldías, hecho que fue resuelto por el Juzgado Nacional Ambiental.
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Cuadro 1. Análisis de caso de los efectos de las deficiencias normativas 4
La Alcaldía de Santa Tecla, departamento de La Libertad, en junio 07 de 2016, taló 27 árboles del Parque Las
Araucarias, para ampliar su planta física. El proyecto de construcción no fue sometido a categorización por parte
del MARN, para que emitiera Resolución sobre necesidad o no de Permiso Ambiental. Las comunidades
expusieron su queja ante el Juzgado Nacional Ambiental, debido que no fueron informadas respecto a la
ejecución del proyecto. Como resultado de la investigación el Juez Ambiental estableció, que si bien la ley define
las competencias en cuanto a la toma de decisiones respecto a las Alcaldías, esto no las exime de realizar el
trámite ante el MARN, único legalmente autorizado para determinar si se requería o no un Estudio de Impacto
Ambiental, tal como lo estipulan los Art. 19 a 22 de la Ley de Medio Ambiente.
Al respecto la Alcaldía se defendió, señalando que de acuerdo a la Categorización realizada por el MARN, su
actividad no demandaba permiso Ambiental, ante lo que el Juez aclaró que en ningún caso puede quedar al
arbitrio y autovaloración del Titular la decisión de pedir concepto al MARN y que por otro lado, el seguir el
procedimiento legal, permite que las comunidades logren informarse respecto a su intención de ejecución.
Esta situación es propiciada por la Ley Forestal, que en su Artículo 15 establece que la regulación sobre siembra,
poda y tala en áreas urbanas es competencia exclusiva de la municipalidad, ante lo que el Juez dictaminó que
este Artículo no puede ser tomado literalmente como un otorgamiento de potestad absoluta a la municipalidad,
porque entraría a contradecir el Art. 6 de la Ley de Medio ambiente. De acuerdo con la norma, aclara el Juez,
lo dispuesto en la Ley Forestal permite distribuir competencias entre el MAG y las Alcaldías respecto al tipo de
zona donde se realizará el aprovechamiento forestal, mas no da la autonomía para desplazar las competencias
del MARN. Continuado con su análisis el Juez declaró que la “misma problemática de falta de control ambiental
se presenta respecto a los permisos Forestales que otorga el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para
aprovechar recursos forestales del área rural. Los artículos 2, 3 y 8 de la Ley Forestal otorgan competencia
exclusiva al MAG para expedir permisos forestales en el área rural. El control que corresponde al Ministerio de
Ambiente y Recursos Naturales está ausente también en esto casos. En definitiva, resulta ilógico e inaudito que
siendo el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales el ente rector del SINAMA, quede desplazado, sin ningún
rol de control, en uno de los recursos naturales tan importantes del país, como son los recursos forestales. Es
necesario mencionar que es precisamente la falta de control por parte del Ministerio de Ambiente y Recursos
Naturales, no obstante estar obligado a hacerlo, en el otorgamiento de permisos para el aprovechamiento forestal
por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería y los permisos de tala de las municipalidades, una de las
principales causas que han contribuido a la situación crítica de deforestación en la que actualmente se encuentra
el país”.
Ante esta situación, entre las medidas dictaminadas por el Juez Ambiental, se encuentran: a) requerir al MARN,
al MAG y a las Alcaldías elaborar un mecanismo de control para el otorgamiento de permisos forestales en el
área rural y de tala en el área urbana, b) a las Alcaldías les requiere solicitar siempre concepto al MARN, c)
requiere al MAG que todo permiso forestal lo otorgue en coordinación y bajo el control del MARN.
Finalmente, el Juez Ambiental pide a la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático que considere la
reforma de los artículos 2, 3, 8 y 15 de la Ley Forestal.
4
Juzgado Ambiental. San Salvador. Resolución 37-2016-MC. 07 de julio de 2016.
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Conociendo los aspectos más relevantes del contexto normativo e institucional desde el cual se
crean las condiciones para gestionar el recurso Bosque, a continuación se hace un diagnóstico
de su situación actual y problemáticas más relevantes.
En el año 2005, el MARN realizó un Mapa de Uso de Suelo donde se diferenciaron 17 tipos de
uso, que corresponden a vegetación natural o seminatural, que cubría aproximadamente un 24%
de la superficie del país. Entre 2000 y 2005 se generaron nuevas estadísticas respecto a la
vegetación del país, entre estas hay tres fuentes que se consideran relevantes, aunque no
coincidan en las cifras (MARN, 2005); una de las causas más importantes para que se dieran
las diferencias en los resultados, fue que cada una empleó un marco conceptual diferente, lo que
puso en evidencia la necesidad de unificar criterios y conceptos para tener a nivel país una
clasificación que pueda ser adoptada por diversos usuarios.
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De las clasificaciones de la vegetación terrestre de El Salvador hay dos que son empleadas con
mayor frecuencia, la clasificación de Lauer (1953) que se basa en la observación directa de la
vegetación natural existente y la de Holdridge (1979) que predice la vegetación potencial basada
en la temperatura observada, la precipitación y la evapotranspiración. La Tabla 1 muestra las
comunidades de vegetación en El Salvador de acuerdo a estas dos clasificaciones.
Para el 2016, el MARN publicó la última Clasificación de los tipos de coberturas de El Salvador,
para lo que se basó en imágenes Rapideye 2011; como resultado, clasificó las coberturas en
tres macro-categorías y dentro de cada una varias categorías5, como se muestra en la Tabla 2:
Macrocategoría Subcategorías
Bosque latifoliado perennifolio maduro, Bosque latifoliado
Bosque caducifolio/semicaducifolio maduro, Bosque latifoliado secundario,
Bosque de coníferas y Bosque salado
Agroforestal Cafetales
Como se aprecia, en el país no se ha dado un consenso, ni se ha tenido una directriz clara del
MARN respecto a la base conceptual ni metodológica a emplear para clasificar e inventariar el
recurso bosque.
Según informes del MARN, para el 2005 el país tenía un promedio anual de deforestación de
4,500 hectáreas de bosques; por otro lado, la Dirección del Servicio Nacional de Estudios
Territoriales (SNET) del MARN, ha revelado que alrededor de 1,970 Km2 del territorio nacional
5
Mapa de cobertura de la tierra de El Salvador, basado en imágenes Rapid-Eye 2011.
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están sometidos a impactos severos y moderados por inundaciones; 4,040 Km2 están expuestos
a diversos tipos de deslizamientos y más de 10,000 Km2 tienen posibilidades de ser afectados
por sequías graves, moderadas o débiles (MAG, 2012). Esta situación evidencia la alta
vulnerabilidad que presenta el país ante fenómenos naturales asociados al cambio climático, por
lo que la buena gestión y manejo del recurso bosque es pieza clave para cualquier plan,
programa o proyecto que se establezca para reducir los efectos de la variabilidad y cambio
climático.
Uno de los factores que inciden en esta deforestación es el consumo de leña; en El Salvador el
77% de la población utiliza la leña como fuente de energía, con un consumo anual de madera de
300,000 m3 y una demanda de leña de 4.6 millones de m3 por año, que contrasta con una
producción nacional, procedente principalmente de la poda de la sombra del cultivo de café, de
2.6 millones m3 de leña. Este déficit representaría (asumiendo una carga maderable de 120
m3/ha) una deforestación de 14,000 ha/año, mientras que las cifras oficiales de deforestación
rondan las 4,000-7,000 ha (UICN/PROARCA, 2005); sin embargo, por las deficiencias en la
producción de información confiable, no se puede cuantificar adecuadamente esta problemática.
La creciente deforestación ha tenido un efecto directo sobre el recurso agua, se considera que en
los últimos 30 años los ríos disminuyeron su caudal entre un 30 a un 70% situación aún más
crítica en el norte de Cuscatlán, Chalatenango y Cabañas, cuya disminución supera el 70% y
donde ya existen zonas desérticas; la problemática del recurso agua ubica a El Salvador entre
los 14 países del mundo con grave escasez de agua (Alvarado, 2006). Además, el agua lluvia
no se infiltra y en su camino al mar o a los ríos provoca inundaciones, derrumbes, aluviones,
colapso de muros y puentes (que en muchas ocasiones son mal denominados desastres
naturales), saturación y colapso del sistema de alcantarillado; uno de los resultados más
preocupantes de esta situación, es la agudización de la pobreza, el hambre e incluso la muerte
de la población pobre que se emplaza en las zonas de alto riesgo.
14
Tabla 3. Valor económico potencial del manglar
Pese a que se reconoce la importancia de este ecosistema, cada vez se incrementa su pérdida
y degradación, como consecuencia de: el incremento desordenado de salineras y camaroneras
dentro de los manglares, la contaminación por el escurrimiento de agroquímicos desde fincas
aledañas, desechos sólidos, vertimientos domésticos e industriales, erosión debida a prácticas
agrícolas y pecuarias insostenibles en las partes altas y medias de las cuencas; también es
determinante la tala indiscriminada y conversión de bosque salado a tierras agrícolas, la
expansión de proyectos urbanísticos y turísticos, la expansión de cultivos de caña de azúcar y
del turismo convencional. Además de los efectos ambientales, la pérdida de manglar amenaza
la seguridad alimentaria, el acceso a la tierra y los territorios de las poblaciones rurales y pueblos
indígenas.
- La expansión de la acuicultura a gran escala, el turismo, los deportes acuáticos y las nuevas
lotificaciones de lujo en la playa.
En 1973 entra en vigencia la primera Ley Forestal y hasta 1995 sólo se tenían registrados dos
Planes de Manejo Forestales; para el 2008 se sumaban 79 planes de los cuales el 71.2%
correspondían a bosque productivo (2,621.10 hectáreas) y el restante 28.8%, equivalente a
1,058.36 ha localizadas en áreas de protección (MARN, 2008). En general, se han identificado
como limitantes para la formulación y aplicación de estos Planes, los siguientes aspectos: altos
costos de elaboración de estudios y su ejecución, falta de investigación y de capacidades de los
entes reguladores, políticas poco claras, tala ilegal, corrupción, pocos incentivos para quienes
conservan el recurso, baja o nula participación ciudadana y débil gobernanza local (Vega, 2011).
15
Los incendios forestales se constituyen en otra problemática recurrente y en aumento, afectando
los escasos recursos forestales del país, al provocar la destrucción de los bosques naturales,
plantaciones y áreas naturales protegidas y causar impactos negativos en el ámbito social,
ambiental y económico. Uno de los departamentos más afectados por esta situación es
Chalatenango, se estima que entre el 2004 y 2007 se perdieron 13,028 hectáreas de cobertura
forestal, las cuales requieren para su recuperación, a través de plantaciones forestales, una
inversión aproximada de US$10.4 millones, asumiendo un costo de establecimiento aproximado
de $800/hectárea (MARN, 2008).
- No hay información confiable respecto a la ubicación y el tamaño de las áreas forestales que
por su función deben destinarse a la protección de recursos naturales, recuperación de
ecosistemas y a la producción forestal sostenible, lo que ha imposibilitado la focalización y
priorización de las intervenciones por parte de la Administración Forestal.
En este mismo documento, se identifican una fortaleza y una oportunidad del sector:
16
desarrollo económico y ambiental debe incluir al sector forestal como eje estratégico de
intervención.
La Ley establece que el Sistema de Áreas Naturales Protegidas (SANP), está constituido por
áreas de propiedad del Estado, de propiedad Municipal, de entidades autónomas, los bosques
salados (y las tierras que originalmente estuvieron cubiertas por bosque salado) y por
propiedades privadas de interés para la conservación, las cuales serán incorporadas al Sistema
si sus propietarios deciden hacerlo voluntariamente. De igual forma, se incluyen los humedales,
cráteres, lavas, acantilados y farallones que son también bienes nacionales y forman parte del
patrimonio nacional de la Nación. Para el 2005, El Salvador había definido 136 áreas naturales
con potencial para integrar el Sistema de Áreas Naturales Protegidas (SANP), con una superficie
total protegida de 90.256 Has (UICN/PROARCA, 2005).
Pese a lo anterior, para el 2012 se tenían registradas oficialmente 74 Áreas Naturales Protegidas
(ANP), que representan aproximadamente el 1% del territorio nacional, y se encontraban 22
propiedades en proceso de declaratoria como ANP; otras 26 propiedades tenían Informe de
Calificación Técnica que las calificaba como potenciales para ser Declaradas como Área Natural
Protegida e incorporarlas al Sistema; estas 48 propiedades suman aproximadamente 12 mil
hectáreas (MARN, 2012). El SNAP también cuenta con tres Reservas de la Biosfera: Apaneca
Ilamatepec, Xirihualtique-Jiquilisco y Trifinio Fraternidad (Reserva de Biósfera trinacional).
17
El Salvador, a pesar de su pequeña extensión territorial y su alta densidad poblacional, es
catalogado como un país con alta biodiversidad, posee 58 humedales continentales y estuarios,
representados por manglares, estuarios, lagos y el humedal marino de especial importancia, el
arrecife rocoso de Los Cóbanos; tiene un área cubierta por humedales aproximada de 113.835
ha, que representa el 5.4% de la extensión total del país; para 2016 tiene siete humedales
reconocidos internacionalmente bajo la convención Ramsar: el Lago de Güija, las lagunas de
Olomega y Jocotal, el Humedal del Cerrón Grande, el Estero de Jaltepeque, la Bahía de Jiquilisco
y la Barra de Santiago, que cubren una superficie de 204.521 hectáreas; además, está en
proceso de declaratoria la Bahía de La Unión (MARN, 2015).
Entre las ANP las más importantes son: Rio Sapo, Jardín botánico La Laguna, Lago de Ilopango,
Golfo de Fonseca y Parque, Conchagua, Bosque de Chaguantique, Parque Natural el Cerro
Verde, Cerro el Pital, Parque Nacional los Volcanes, Parque los Andes, La Puerta del Diablo,
Volcán Tecapa y Laguna de Alegría, Arrecife los Cobanos, Parque Nacional Montecristo – El
Trifinio, Parque Walter Deininger, Los Chorros de la Calera y Parque Nacional El Boquerón.
18
altas de algunos volcanes de la Zona Central (Kernan y Serrano, 2010). Los bosques de El
Salvador han sido afectados seriamente, al grado, que según el Banco Mundial, únicamente
queda el 2% de los bosques naturales del país, lo que en la región únicamente es comparable
con Haití (PNUMA/ORPALC, 2010).
6Declaraciones del ex Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de El Salvador
Herman Rosa Chávez. Veáse: Kernan y Serrano (2010).
7Son requeridos a todas aquellas actividades que se encontrasen funcionando previa entrada en vigencia
de la Ley del Medio Ambiente. La evaluación de Diagnósticos Ambientales, muestra un esquema de
19
f) Auditorías Ambientales
g) Consulta Pública.
Si bien se cuenta con todos estos instrumentos, a la fecha el MARN ha realizado el control
ambiental “ex ante” con la Evaluación de Impacto Ambiental, desestimando los otros
instrumentos ambientales que pueden aproximarse mejor a las implicaciones que sobre el
ambiente pueden tener políticas, planes, programas y proyectos. Considerando que es el
instrumento de mayor uso en el país, se centrará el análisis en el mismo.
Cada país va modificando la legislación sobre la Evaluación de Impacto Ambiental, para que se
adapte a las realidades nacionales, a la relevancia que va tomando el tema ambiental, buscando
que este instrumento sea cada vez más afectivo en la protección de los recursos naturales,
culturales y de las comunidades.
Si bien es primordial contar con buenos EIA, el Seguimiento y Vigilancia de los proyectos que
requieren permiso ambiental, en las etapas de construcción y operación por parte de la Autoridad
Ambiental, se constituye en una de las fases de mayor relevancia para el control de sus impactos
sobre los recursos naturales. El seguimiento a los proyectos generalmente se hace desde tres
fuentes: los informes de cumplimiento Ambiental que reportan periódicamente los proyectos a
las Autoridades Ambientales; las quejas o peticiones que las comunidades realizan mediante los
proceso similar al de los Estudios de Impacto Ambiental con la diferencia, que omite la etapa de Consulta
Pública (Artículo 107 de la Ley del Medio Ambiente).
8 Constitución de La República de El Salvador (1983). Artículo 117.
20
mecanismos de Comunicación que tienen dispuestos los proyectos, las Autoridades Ambientales
y las de Vigilancia y, por último, del seguimiento o auditorías en el terreno por parte de la
Autoridad Ambiental. Lo anterior permite a las autoridades y proyectos: identificar situaciones
no previstas, medir la incidencia real de los impactos (si fueron subestimados o sobre valorados)
o establecer si se presentan impactos que no fueron anteriormente identificados, así como
conocer la efectividad de las medidas de manejo aprobadas y lo más importante para la Autoridad
Ambiental, documentar las Lecciones Aprendidas que les permita mejorar cada vez más los
procedimientos, requerimientos y su gestión en general.
1. Presentación ante el MARN del Formulario Ambiental, por Parte del titular.
2. Inspección (del MARN) del sitio de la actividad, obra o proyecto, de ser necesario.
3. Categorización de la actividad, obra o proyecto por Parte del MARN.
4. De requerirse un EIA, el Ministerio emite Términos de Referencia para su elaboración.
5. Elaboración y presentación del Estudio de Impacto Ambiental, por Parte del Titular.
6. Evaluación del EIA, por parte del Ministerio, para lo cual tiene 60 días hábiles; el
Artículo 33 de la Ley de Medio Ambiente, señala que cuando el EIA no es satisfactorio se
notifica al Titular del proyecto para que lo subsane. El Ministerio puede realizar
observaciones por una sola vez, si no son superadas se le solicita nuevamente que las
21
subsane, siendo la última oportunidad para superarlas. El Ministerio, subsanadas o no las
observaciones, emite la Resolución que corresponda.
7. Informe Técnico sobre el Estudio de Impacto Ambiental.
8. Consulta pública del Estudio de Impacto Ambiental, realizada por el MARN, mediante
visita de campo y publicación del proceso de revisión del EIA para que los interesados se
pronuncien al respecto.
9. Informe por Parte del Ministerio, de la consulta pública.
10. Dictamen de aprobación del EIA y requerimiento de fianza10.
11. Presentación de la Fianza de Cumplimiento Ambiental, por parte del Titular.
12. Emisión del Permiso Ambiental.
13. Seguimiento, control y Auditorías de Evaluación Ambiental hasta el cierre de
operaciones.
En el caso que el informe técnico señalado en los números 7 o 9 sea desfavorable para el Titular,
se emitirá resolución en la cual no se aprueba el EIA, notificando la misma en el plazo de cinco
días hábiles.
Frente al proceso actual de evaluación ambiental que se realiza en El Salvador, cabe destacar
los siguientes aspectos11:
10 Ley de Medio Ambiente 1988. Art 29. Para asegurar el cumplimiento de los Programas de Manejo
Ambiental, el titular deberá rendir una Fianza de Cumplimiento por un monto equivalente a los costos
totales de las obras físicas o inversiones que se requieran. La fianza es liberada cuando las obras o
inversiones se hayan realizado en la forma previamente establecida.
11Algunos de estos aspectos fueron analizados en las reuniones realizadas. Respecto al tema de los EIA,
funcionarios del MARN informaron que el Ministerio está evaluando la posibilidad de hacer ajustes al
procedimiento en general y esperan que para el 2018 se formalicen estos cambios y se puedan aplicar los
nuevos requerimientos.
22
ejecución pueden generar impactos relevantes e imprevistos, que no quedarán registrados ni
valorados oportunamente por la autoridad ambiental, pero sus efectos ambientales o sociales
(es decir los pasivos sociales y/o ambientales) en algún momento deberán ser atendidos por las
entidades públicas y asumidos con sus presupuestos.
Hay problemáticas que si bien no son efecto directo de las situaciones antes descritas, si se
originan definitivamente por falta de control o planeación por parte de las autoridades; este es el
caso del conflicto entre el uso potencial y actual del suelo, que debe ser una variable de análisis
en los EIA. En El Salvador el 45.9% del territorio tiene potencial para usos agropecuarios pero
el uso actual está cerca al 75%; con relación al uso actual relacionado con el recurso bosque,
está entre el 18 al 23% cuando su potencial estimado es del 48.3%.
c. El plazo de evaluación de los EIA por parte del MARN es de 60 días, periodo que puede
ser corto para la revisión y evaluación, más aún cuando el MARN cuenta con importantes
limitaciones en recursos humanos. Por otro lado, no hay tiempos establecidos para las
respuestas del Titular del proyecto respecto a los requerimientos del MARN, razón por la cual se
toman el tiempo que consideren pertinente, por lo que actualmente la demora de las respuestas
es un aspecto que se constituye en ruta crítica para el MARN.
d. Con relación a los Términos de Referencia para la elaboración de los EIA, es un tema
que merece mayor atención debido a que deja por fuera variables de análisis y procedimientos,
que en varios países de la región son considerados hace varios años y están encaminados a
fortalecer: la participación de las comunidades, la generación de información actualizada y de
calidad, la formulación de medidas de manejo y seguimiento mínimas, que permitan a la
autoridad ambiental garantizar el cumplimiento de los mandatos constitucionales y normativos.
A continuación se enuncian algunos aspectos claves de estos Términos, que pueden disminuir
la capacidad del MARN de controlar los impactos sobre los recursos naturales y el bosque en
particular y de generar información con la calidad y la periodicidad que se va a requerir para
iniciar el proceso de las Cuentas de Activos Naturales en un Marco de Contabilidad
Gubernamental.
23
El análisis de impactos no considera el escenario sin proyecto, es decir los impactos que
ya se están dando en el territorio. Esto puede tener dos efectos: que se impute al proyecto
impactos que ya se presentan en el territorio, o que los proyectos evadan su
responsabilidad respecto a los impactos, señalando que le precedieron.
24
aplicar, instrumentos, contenido de las socializaciones, etc. Todo se deja a la libre
ejecución del Titular del proyecto, lo que puede generar niveles muy disparejos de
participación de las comunidades, poniendo en riesgo el cumplimiento de los mandatos
de la Constitución y la Ley Ambiental, respecto a la Participación Ciudadana.
De lo anterior se puede concluir que El Salvador está en un momento que demanda celeridad
en el fortalecimiento de los instrumentos y procedimientos de evaluación ambiental, de manera
que logre la protección y mejoramiento del medio ambiente, la producción de información
oportuna, pertinente, de calidad y con la periodicidad que se necesita para aportar parte de los
datos que se van a requerir para las Cuentas de Activos Naturales, entre estas las relacionadas
con el recurso bosque.
25
Es el proceso por el cual un hábitat natural es transformado en un
hábitat incapaz de mantener a las especies originarias del mismo. Las
plantas y animales que lo utilizaban son destruidos o forzados a
emigrar, como consecuencia hay una reducción en la biodiversidad. La
agricultura es la causa principal de la destrucción de hábitats, otras
causas importantes son la minería, la tala de árboles, la sobrepesca y
la expansión urbana. La destrucción de hábitats es actualmente la
Cambios en la calidad del causa más importante de la extinción de especies en el mundo, afecta
hábitat especialmente a las especies de fauna y flora con requerimientos
específicos de hábitats. Las especies generalistas son menos
susceptibles a la afectación. El hábitat se ve directamente afectado por
la pérdida de la cobertura vegetal (Rivadeneyra, 2003). El impacto al
hábitat en ecosistemas de bosques tropicales depende de la diversidad
biológica que exista en la zona del proyecto (Rivadeneyra, ibíd.). La
rareza de especies o las especies en peligro de extinción incide en la
valoración del impacto.
26
importancia de definir y valorar estos servicios en el ámbito de las
comunidades, como se verá más adelante.
Pérdida del ciclo del agua La deforestación altera el ciclo del agua, como se verá más adelante.
Los bosques cumplen un papel importante en la regulación del clima, tanto mundial como local y
contienen enormes cantidades de carbono almacenado en la madera y bajo tierra, carbono que
de otra manera podría entrar a la atmósfera en forma de gas de efecto invernadero. Los bosques
estabilizan los suelos y ayudan a evitar la erosión, y además ejercen una importante influencia
sobre el ciclo de agua, afectando el suministro y el flujo de agua dulce.
Los bosques contienen una gran variedad de frutas, nueces, semillas, raíces, insectos y animales
que la gente utiliza como alimento y medicina, además de algunos de los paisajes más hermosos.
27
Cuando se degradan los bosques, generalmente se produce hambre, desnutrición y enfermedad.
La gente que depende de estos recursos debe encontrar otras formas para sobrevivir; cuando
los alimentos y medicinas de un bosque se pierden, el conocimiento sobre su preparación y uso
también se pierde, de esta manera, la desaparición de bosques significa la pérdida de los
conocimientos y las tradiciones importantes14.
En lugares donde los recursos son escasos, la gente a veces se ve forzada a escoger entre
mantener el bosque o cortar los árboles para sembrar cultivos. En ocasiones se culpa a la
población pobre por el deterioro o pérdida de los bosques debido a que corta los árboles para
desarrollar actividades económicas, recolectar madera y leña; sin embargo, cuando no se tiene
otra alternativa, la necesidad de sobrevivir se vuelve más importante que la de preservar los
bosques, sin embargo, es cuantitativamente más impactante la intervención de las industrias o
de grandes obras de infraestructura15.
Los servicios ecosistémicos se definen como los beneficios que los seres humanos obtienen de
los ecosistemas y son el resultado de la interacción entre los diferentes componentes, estructuras
y funciones que constituyen la biodiversidad16. Están directamente relacionados con el concepto
de biodiversidad, “no solo como expresión de las diferentes formas de vida presentes en el
planeta, sino también como la base del bienestar y la calidad de vida de los seres humanos”17.
“La prestación y el mantenimiento de estos servicios es indispensable para la supervivencia de
la vida humana en el planeta, algo solo posible si se garantiza la estructura y el funcionamiento
de la biodiversidad (MEA 2005)18. En la Tabla 5 se relacionan los principales Servicios
Ecosistémicos típicos del recurso bosque.
28
derivadas de las plantas constituyen la base de los
tratamientos médicos en muchos países, ya sea
como tratamientos tradicionales o como
tratamientos considerados más “modernos”.
29
la gestión forestal sostenible es fundamental para la
regulación de los flujos de agua.
30
Los animales, las plantas y los ecosistemas han sido
fuente de inspiración de gran parte de nuestro arte,
cultura y diseño; también sirven cada vez más de
inspiración para la ciencia. Por ejemplo los bosques
Ciencia y educación
han inspirado el desarrollo de muchas tecnologías,
como la diseñada para facilitar la captación de agua
de lluvia en las ciudades. Y la naturaleza como lugar
para la educación ambiental.
Fuentes: GÓMEZ-BAGGETHUN (2007), FAO (2016), ECOSISTEMAS (2012)
Es a partir de este diagnóstico sobre el manejo, control y gestión del recurso bosque en El
Salvador que se elaborará una propuesta sistemática de vinculación entre el recurso y un sistema
de contabilidad gubernamental que permita su monitoreo, preservación y restauración, con el
propósito de que el Estado sea capaz de generar valor público en relación al medio ambiente.
31
CAPÍTULO II: ANTECEDENTES DE LAS CUENTAS PATRIMONIALES Y
AMBIENTALES
Desde mediados del siglo XX, la contabilidad de los ingresos, gastos, activos, pasivos y
patrimonio que posee un país se rige por el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), el cual
comprende una serie coherente de cuentas macroeconómicas, cuentas de patrimonio y tablas
articuladas que se basan en un conjunto de conceptos y normas contables aprobadas
internacionalmente (ONU, 2008). Los SCN intentan medir lo que ocurre en la economía, entre
qué agentes y para qué fines. Su núcleo está constituido por la producción de bienes y servicios
en un territorio, los cuales pueden ser destinados para el consumo presente, pero también para
ser acumulados en un período posterior.
Los SCN, desde sus orígenes con los primeros cuadros de oferta y utilización, pretendieron
ofrecer un andamiaje para la contabilidad de la riqueza nacional. Esta contabilidad, dada la
centralidad que el mismo SCN tenía sobre las cuentas de producción e ingresos, estuvo
incompleta al no vincular a los activos ambientales en su sistema, midiendo así el bienestar de
las naciones en base al PIB per cápita o al Ingreso Nacional Neto, y no en base a la preservación
de la misma riqueza nacional, dentro de la cual los activos ambientales tienen un papel
fundamental.
No fue sino hasta principios de la década de los noventa cuando las cuentas ambientales
aparecieron en las estadísticas nacionales, impulsadas en parte por la preocupación de la
comunidad internacional sobre el cambio climático, y por otra porque se demostró que el
deterioro ambiental imponía límites a la misma noción del crecimiento económico. El recorrido
hecho desde entonces se ha consolidado en el Marco Central del Sistema de Contabilidad
Ambiental y Económica (SCAE), el cual es elaborado por la ONU, la Comisión Europea, el Fondo
Monetario Internacional (FMI), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) y el Banco Mundial (BM).
Sin embargo, aunque el desarrollo del SCAE representó mejoras sustanciales respecto a la
contabilidad nacional convencional, no ofreció un marco vinculante con la función pública de los
gobiernos centrales de conservar el medio ambiente para las generaciones futuras, y en tal
sentido, su área de acción se limitó a la elaboración de cuadros estadísticos que sólo reflejaban
incrementos o decrementos patrimoniales, sin que eso supusiera un mandato para reponer el
32
deterioro ambiental que se hubiera ocasionado (ver más adelante el apartado 2.4 para mayor
detalle).
En este Capítulo II se exponen brevemente los antecedentes de las cuentas ambientales desde
su incorporación a los SCN, la operatoria de las cuentas de activo bosque bajo el marco del
SCAE, y la necesidad de trascender estos marcos para fortalecer la gestión pública de los
recursos naturales, y particularmente la del recurso bosque de acuerdo al contexto salvadoreño
antes descrito. Al trascender estos marcos, haciendo de los bosques parte de un sistema de
contabilidad que sea vinculante con la gestión pública, se dará indudablemente un avance hacia
la comprensión de la gestión ambiental en El Salvador, y podrá servir como marco para que otros
países lo implementen.
Esta nueva definición del desarrollo tuvo una aceptación favorable en la economía, pues retomó
la definición clásica del ingreso económico que formuló John Hicks: «El propósito de los cálculos
del ingreso en los asuntos prácticos es dar a las personas una indicación de la cantidad que
pueden consumir sin empobrecerse a sí mismas. Siguiendo esta idea, parecería que debemos
definir el ingreso de una persona como el valor máximo que puede consumir durante una
semana, y todavía esperar estar igual de bien al final de la semana que como estaba al inicio»
(Hicks, 1978; p.172). Esta idea básica del ingreso se ha utilizado para fundamentar los agregados
macroeconómicos: si los bienes de capital se consumen rápidamente o más allá de un valor
apropiado, significará que la riqueza presente y el ingreso futuro de una sociedad habrán
disminuido.
A partir de este contexto, las cuentas ambientales empiezan a ser consideradas en los SCN a
través de las cuentas de activos naturales que se configuraron como «cuentas satélites». Las
cuentas satélites se refieren a todo un conjunto de cuentas específicamente diseñadas para el
estudio de determinadas dimensiones sociales que, bajo el presupuesto de que por sus
características no pueden ser abarcadas bajo los conceptos tradicionales del SCN. Se pueden
elaborar cuentas satélites no sólo para el medio ambiente, sino también para el turismo, la salud,
la seguridad social o el trabajo no remunerado. Su aplicación impulsó los estudios de economía
ambiental, en el sentido de que permitían subdividir ramas económicas según el carácter más o
menos contaminante de los procesos de producción empleados, permitían cuantificar el nivel de
afectación de los recursos naturales, las cuencas hidrográficas o las bahías, al mismo tiempo
que posibilitaban las valoraciones económicas de los daños ambientales. El primer país en
33
establecer cuentas ambientales como cuentas satelitales en su SCN fue Francia, y le siguieron
otros países europeos y México (Walshburger, 1991).
19El Reporte se realiza en base a encuestas que el UNCEEA le envía a los 192 países miembros de
Naciones Unidas. Para el último reporte la encuesta se envió el 13 de Noviembre de 2014, a la cual
respondieron solamente 85 países, un 45% de todos los países miembros. El Salvador no respondió la
encuesta (UNCEEA, 2014). La baja participación de los países refleja la todavía débil aplicación de la
contabilidad ambiental.
34
La creación y generación continua de cuentas ambientales es superior en los países
desarrollados: de estos el 78% cuentan con un proyecto de cuentas ambientales. Por el contrario,
en los países en desarrollo este porcentaje es solo el 51%. La falta de personal técnico es una
de las principales razones de por qué los países en desarrollo no pueden generar sistemas de
cuentas ambientales. Uno de los datos que arroja el reporte de la UNCEEA es que el 74% de los
países en desarrollo que tienen proyectos de contabilidad ambiental reciben asistencia técnica
de instituciones externas, mientras que ese mismo porcentaje es del 65% para los países
desarrollados.
20De acuerdo al INE (2013), los únicos dos países que desarrollan sistemáticamente cuentas ambientales
en América Latina son México y Colombia. Países como Argentina y Brasil tuvieron proyectos de cuentas
ambientales pero no los concretaron. Chile y Costa Rica tuvieron cuentas ambientales pero dejaron de
actualizarlas y publicarlas. Países como El Salvador, Perú, Bolivia y la mayoría de países caribeños nunca
han tenido proyectos para emprender cuentas ambientales.
35
Tabla 7. Estudios de contabilidad ambiental en El Salvador
36
la tasa de descuento que se aplica. Este estudio
también estima la biomasa potencial existente y el
aprovechamiento sostenible de la madera y leña
de los manglares.
En los cuatro estudios descritos anteriormente han participado personal técnico del Ministerio de
Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), debido a que es la institución responsable de
generar estadísticas e indicadores ambientales conforme a la Ley de Medio Ambiente. No
obstante, los estudios han sido impulsados por exigencias institucionales o por circunstancias
específicas del país, pero no por un programa definido de investigación y recopilación de
estadísticas en torno a la contabilidad ambiental. Otros esfuerzos se han realizado a través de
instituciones de educación superior, como las investigaciones de la Facultad de Ciencias
Agronómicas de la Universidad de El Salvador, y organizaciones no gubernamentales sin fines
de lucro como el Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente
(PRISMA), aunque dichos esfuerzos han elaborado más bien diagnósticos de los recursos
forestales que intentos de valoración económica y ambiental.
Los escasos estudios sobre economía ambiental no solo son el reflejo de debilidades
institucionales y financieras, sino que reflejan aspectos estructurales del país en cuanto a la
generación de conocimiento en materia ambiental21. Por los antecedentes anteriores, esta
propuesta sobre el manejo fiscal y contable de los bosques se confirma como la primera tentativa
articulada de generación de información ambiental de manera periódica y sistemática en el país,
con el fin de ser usada para el ejercicio de la toma de decisiones a través de la política pública.
Durante la mayor parte del siglo pasado, las cuentas patrimoniales se basaron en los criterios de
los SCN para calcular la riqueza de una nación, en la cual se excluía la riqueza material de la
naturaleza. Las cuentas patrimoniales no son más que la representación de los activos y pasivos
en un momento preciso en el tiempo, y por tanto ofrecen una medida contable rigurosa de la
riqueza que ostenta una unidad económica. La operatoria de las cuentas de patrimonio se puede
sintetizar en una hoja de balance, la cual registra en cuentas y en tablas al inicio y al final de un
período contable la variación de los stocks de una economía. La tabla 8 muestra un ejemplo de
ello.
21
Algunas de estas limitaciones de El Salvador para proveer servicios ambientales ya habían sido
identificadas en un estudio del Banco Mundial (2007) sobre la gestión ambiental en El Salvador en el marco
de la liberalización comercial y expansión de infraestructura.
37
Tabla 8. Balance de apertura y cierre con variaciones en activos
Balance de apertura
Activos no financieros Pasivos
Producidos
No producidos
Activos financieros
Patrimonio neto
Variaciones totales del balance
Variaciones de activos no financieros Variaciones de pasivos
Producidos
No producidos
Variaciones de activos financieros
Variaciones del patrimonio neto
Ganancias y pérdidas por tenencia
nominal
Ganancias y pérdidas por tenencia neutral
Ganancias y pérdidas por tenencia real
Balance de cierre
Activos no financieros Pasivos
Producidos
No producidos
Activos financieros
Patrimonio neto
Fuente: elaboración propia en base ONU (2008).
Bajo la operatoria macroeconómica de los SCN, los activos se clasifican en activos no financieros
producidos, activos no financieros no producidos y activos financieros22. Los activos no
financieros producidos son bienes de consumo o de capital que se crean mediante un proceso
productivo y que sirven para obtener un producto en forma de otros bienes y servicios. Estos son
los activos que aparecen con más frecuencia en la contabilidad macroeconómica; por ejemplo,
edificaciones, maquinaria y equipo.
Los activos no financieros no producidos son bienes que, aunque fungen como medios de
producción, no son el resultado de proceso productivo alguno. En otras palabras, son activos en
cuya producción no ha mediado el trabajo humano. En la metodología de Cuentas Nacionales
se definen tres tipos: Estos activos son de tres tipos: recursos naturales; contratos,
arrendamientos y licencias, y fondos y activos de comercialización (ONU, 2008). Sin embargo,
para el caso de los activos naturales solo existe una definición conceptual, pero no hacen parte
del registro ni de la revelación económica de dichos activos, en pocas palabras no hay
materialidad económica de los mismos.
22
Para los fines del documento, se excluyen todos los activos financieros que forman parte de las hojas
de balance.
38
Por el lado de los pasivos, el SCN reconoce que un pasivo será necesariamente financiero en su
naturaleza. Un pasivo “se establece cuando una unidad (el deudor) está obligada, bajo
determinadas circunstancias, a realizar un pago o una serie de pagos a otra unidad (el acreedor)”
(ONU, 2008). Así, el patrimonio neto será el valor que se deriva de la sumatoria de todos los
activos menos la sumatoria de todos los pasivos de un sector institucional o de la economía en
su conjunto. El patrimonio neto es una medida general de la riqueza que posee una unidad
económica. En tal sentido, el manejo del patrimonio natural debería estar sujeto también a la
operatoria contable de cualquier bien patrimonial, permitiendo a la sociedad evidenciar cuál es el
estado de su patrimonio natural neto, reconociendo los activos y pasivos que se poseen al final
de un ciclo económico.
Las tres principales limitaciones de los SCN respecto al tratamiento contable de los activos
naturales se resumen en tres (Claude, 1997; p. 15):
En el SCN, la explotación de los recursos naturales se registra como parte del Producto Interno
Bruto (PIB) o Producto Nacional Neto (PNN) a través del ingreso generado en el sector
económico correspondiente (p. ej., sector minero o sector silvícola). Mientras mayor sea la
explotación del recurso natural, mayor será la contribución al producto nacional. Esto representa
una contradicción en términos del bienestar de una sociedad, pues si bien el PIB o el PNN crecen
mediante la explotación forestal, la riqueza nacional se ve disminuida dado el carácter escaso y
de oferta limitada de los recursos naturales. Trabajos pioneros como los de Hartwick (1991)
pusieron de manifiesto esta contradicción: la depreciación de los recursos naturales contribuye
a la disminución del capital natural de la sociedad, comprometiendo así las posibilidades de
consumo futuro sin que los principales indicadores del país lo reflejen.
La actividad económica no solo se vincula con la explotación de los recursos naturales (como la
tala de un bosque), sino también al deterioro de la calidad de los recursos. La contaminación de
un río provocada por vertederos de residuos tóxicos o el uso de fertilizantes químicos para la
explotación agrícola son ejemplos de ello. La principal dificultad que enfrentan los SCN para
contabilizar este deterioro – las llamadas externalidades -, es que no posee valor económico y
sus impactos solo se hacen visibles en el largo plazo.
39
La problemática estriba precisamente en este modo de contabilizar los gastos de protección y
restauración ambiental. Los gastos de protección ambiental no son otra cosa que aquellos en
los que un sector institucional incurre para garantizar la integridad económica de un activo
ambiental y, por lo tanto, este debería registrarse como un mayor valor del gasto productivo, sin
impacto en la cuenta del activo natural. Ahora bien, un gasto de restauración, no es otra cosa
que un gasto de inversión que busca recuperar un activo perdido o aumentar el stock del activo
y por lo tanto contablemente debe activarse, generándose un crédito en la cuenta contable del
activo para el respectivo sector institucional.
Claramente, el SCN desde sus orígenes debió haber incluido dentro de su sistema de cuentas
de activo, pasivo y patrimonio, un plan de cuentas para el registro de los activos naturales,
incorporándolas a los estados financieras de la sociedad, de tal suerte que fueran vinculantes en
el accionar de la política macroeconómica, fiscal y ambiental. Habida cuenta de esta deficiencia
y de la inminencia de una crisis ambiental global, a mediados de los noventa la ONU en
coordinación con otras agencias elabora una metodología de SCAE y se propugna por su
aplicación.
40
Tabla 9. Clasificación de los activos ambientales en el SCAE
En principio, los recursos naturales incluidos en el SCAE son susceptibles de ser incluidos en
hojas de balance físicas y monetarias. Sin embargo, el mismo SCAE reconoce que, dada la
complejidad de asignarle un valor monetario a los recursos naturales, las metodologías de
valoración exceden los propósitos de su alcance. Es por ello que en la experiencia internacional
respecto a la aplicación de los estándares del SCAE predomina la construcción de cuentas de
activos naturales en términos físicos.
En relación a las cuentas de activos en unidades físicas, estas se compilan para tipos específicos
de recursos, por lo general, la medición física que éstos implican se realiza en base a unidades
de medida diferentes. En este caso, no es posible presentar grandes agregados ambientales
como sí ocurre con la contabilidad en base a precios o valores monetarios.
La estructura estadística de las cuentas de activo natural que se desprenden del SCAE se ilustra
en la Tabla 10. Dichas cuentas pueden ser construidas en unidades físicas o monetarias, y están
diseñadas de acuerdo con la política contable de los SCN para activos observada anteriormente
en la Tabla 8.
41
Tabla 10. Estructura de la cuenta de activos ambientales.
Como muestra la Tabla 10, para la elaboración de los registros de las variaciones en el stock de
apertura y de cierre de cada activo, el SCAE identifica: 1) Incrementos al stock, y 2)
disminuciones del stock. Tanto para las adiciones como para las reducciones del stock existe
una amplia gama de posibles registros que deberán estar en concordancia con la naturaleza del
activo en cuestión, sin embargo, el SCAE reconoce aquellos registros que son más frecuentes
sin importar el tipo de activo natural del que se trate, y se agrupan en las siguientes categorías:
a) Crecimiento del stock: entendido como incrementos del stock de recursos naturales
en un período contable como parte de su crecimiento, ya sea natural o cultivado.
42
2) Disminuciones del stock de un activo natural
b) Pérdidas normales del stock: reducciones debidas a la muerte natural de los recursos
biológicos o a causas accidentales que razonablemente puede esperarse que ocurran
sobre la base de la experiencia.
Por otro lado, cuando aplica la construcción de hojas de balance en términos monetarios, se
incluye una cuenta de revalorización del stock, la cual refleja los cambios producidos en el valor
del activo como resultado de su precio observado en el mercado.
Aunque explicada de modo sucinto, la estructura anterior puede generalizarse para cualquier
activo natural, sea bosque, agua o mina. Para los fines de este documento, se ahondará
únicamente en el tratamiento que hace el SCAE respecto al recurso bosque, presentando sus
principales lineamientos contables y conceptuales.
Por disponibilidad de información, los recursos madereros y los recursos de la tierra constituyeron
las primeras experiencias de elaboración de cuentas de activos naturales como cuentas satélites.
Los bosques son considerados en el SCAE como una subcategoría del activo tierra. La definición
de bosque que adopta el SCAE es la misma que utiliza la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por lo cual se estandariza el procedimiento de
reconocimiento de cobertura forestal. En esta definición, el bosque se define como «la tierra con
extensión superior a 0,5 hectáreas, con árboles de más de 5 metros de altura y un dosel de más
del 10%, o árboles capaces de alcanzar in situ esos umbrales» (ONU, 2016). La estructura de
las cuentas de activos de los bosques en unidades físicas se presenta en la Tabla 11.
43
Tabla 11. Stock del bosque y otras tierras boscosas en unidades físicas
En primer término, los tipos de bosques reconocidos por el SCAE se dividen en bosques
naturalmente regenerados, bosques plantados y otras tierras boscosas. Estos se agrupan según
las siguientes definiciones23:
- Bosques naturalmente regenerados: se espera que para su madurez, el stock en
crecimiento de árboles regenerados naturalmente constituya más de 50% de todos los
árboles. Se dividen en bosques primarios y en otros bosques regenerados naturalmente.
Por otra parte, en otros bosques regenerados naturalmente se incluyen aquellos en los
que su regeneración natural sí presenta claros indicios de intervención humana, como a)
superficies en regeneración después de ser usadas por la agricultura o después de ser
incendiadas por la actividad humana; b) bosques donde es posible distinguir si han sido
plantados o regenerados; c) bosques con mezcla de árboles plantados y regenerados
naturalmente; y d) árboles de especies introducidas.
- Otras tierras boscosas: son superficies no clasificadas como bosques, con extensiones
superiores a 0,5 hectáreas, con árboles de más de 5 metros de altura y un dosel de 5%-
10%, o árboles capaces de alcanzar in situ esos umbrales.
44
En segundo término, se describen los elementos que componen el registro estadístico del activo
bosque según el SCAE:
- Stock de apertura: representa el área en superficie medida en hectáreas (Ha) de cada
tipo de bosque y otras cobertura boscosas que se encuentra en un territorio determinado,
ya sea en un país o una región, al inicio del período contable.
- Disminución natural: reduce el stock de bosque y otras tierras boscosas cuando se han
producido cambios naturales en la superficie de los diferentes tipos de bosque; debido a
ello, el registro de la reducción natural debe tener una contrapartida en la expansión
natural de otro tipo de bosque.
Claramente estos criterios permiten estandarizar información para la construcción de cuentas
ambientales para los bosques, de modo que a nivel estadístico estas cuentas son de fácil manejo
para las instituciones gubernamentales. Sin embargo, se debe hacer notar que el tratamiento del
bosque como un activo bajo el SCAE solo está regido por criterios contables en unidades físicas
y a través de cuentas satélites que únicamente podrán dar cuenta de las variaciones en el stock
a través del tiempo.
Por lo anterior, se han señalado algunas deficiencias claves que presenta el Marco Central del
SCAE respecto a la gestión gubernamental de los activos naturales, y particularmente respecto
al activo bosque, que se presentan en el siguiente apartado.
Se ha explicado que desde la creación del SCAE se han hecho esfuerzos a nivel nacional e
internacional para incorporar la dinámica ambiental a las cuentas nacionales. Hay importantes
ampliaciones a nivel conceptual pero los esfuerzos para concretar métodos estándar de
contabilidad siguen siendo poco significativos. En los más de veinte años que han transcurrido
desde la publicación del primer Manual de Contabilidad Ambiental y Económica Integrada, las
experiencias a nivel mundial sugieren que, en lugar de una convergencia, lo que existe es una
divergencia metodológica para el tratamiento contable de los activos naturales, por lo cual el
45
marco del SCAE puede ser considerado más como un marco de referencia conceptual, que como
un estándar estadístico internacional. Parte de los pocos avances en materia de contabilidad
ambiental se debe a la naturaleza misma de los activos naturales, los cuales no pueden tratarse
como otro activo fijo más, dado su rol en el metabolismo de la sociedad.
Por otra parte, el SCAE tiene debilidades desde el punto de vista de la gestión pública de los
activos naturales que nunca han sido tratadas en las publicaciones relacionadas con el Marco
Central pero que cobran especial relevancia para el manejo de los activos naturales. Entre otras,
se pueden señalar tres debilidades clave:
Se entiende que las cuentas ambientales bajo el marco del SCAE solo se utilizan para efectos
estadísticos porque estas se incorporan como “cuentas satélites” a los SCN, llenando vacíos
en áreas específicas que las cuentas nacionales no logran cubrir. Así aparecen indicadores
como el denominado PIB sustentable o PIB ajustado por degradación ambiental, que si bien
es cierto proporcionan información adicional sobre las interrelaciones de temas económicos
y ecológicos para los tomadores de decisiones, no dicen nada sobre el tratamiento contable
que deben recibir las ganancias y pérdidas del activo natural o sobre quién es el que debe
responder por dichas variaciones.
Sobre este aspecto se debe proponer un sistema contable de los activos naturales que sea
vinculante no solo con los SCN, sino también con las Normas Contables del Sector Público,
pues es este el ámbito de interés de la política pública, y solo así se reconocerá el costo de
la pérdida y de la subsecuente recuperación de un activo natural para la sociedad.
Esto es claramente visible para el caso de los bosques, pues el SCAE solo reconoce su
contabilidad en términos físicos, pero aunque se lograra una valoración económica, al ser
cuentas satelitales no tendrán un efecto vinculante con la política pública.
Esta inconsistencia contable se manifiesta en la misma definición que ofrece el Marco del
SCAE para las actividades de protección ambiental. Estas son definidas como «aquellas cuya
finalidad principal es la prevención, la reducción y la eliminación de la contaminación [el
énfasis es nuestro] y otras formas de degradación del ambiente».
Sobre este aspecto se propone eliminar esta dicotomía que distorsiona la correcta
contabilidad del activo natural.
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3) No hay metodologías generales de levantamiento físico y costo de los activos.
Esta es una de las debilidades que no han podido superarse desde la revisión del SCAE-
2003, donde se evidenció que no se podían llegar a acuerdos relacionados con la medición
de la degradación y valoración de los activos ambientales. El Marco General del SCAE,
publicado en el año 2012, se centró exclusivamente en los consensos conceptuales que
existían a nivel internacional, pero no profundizó en la técnica y en la metodología.
El SCAE no estipula técnicas uniformes para el levantamiento físico ni contiene guías para el
monitoreo y consolidación de datos más robustos de los activos ambientales. Además, cabe
señalar que en el SCAE no hay lineamientos claros sobre los roles institucionales que deben
existir a nivel temporal y espacial para la elaboración y seguimiento de las cuentas
ambientales.
Este punto es particularmente crítico para la creación de cuentas de activo bosque, pues se
requiere de técnicas de georreferenciación para su monitoreo y de costos de restauración o
reposición para su valoración económica.
Para finalizar, se debe destacar que es innegable que el SCAE es de por sí un avance importante
para revelar la información sobre el estado de los activos naturales, sin embargo, el registrarlas
como cuentas satelitales las extrae del escenario macroeconómico y les resta carácter vinculante
en materia de política económica, fiscal y ambiental. Las cuentas satelitales tienen un efecto aún
menor del que poseen las notas a los estados financieros, siendo así que solo sirven para revelar
información pero no establecen el imperativo de acciones públicas y privadas dirigidas a la
recuperación del activo ambiental deteriorado o destruido.
En este escenario y debido a los altos costos de deterioro y destrucción de los ecosistemas, es
imperativo evolucionar hacia las siguiente fase en el manejo de las cuentas ambientales, estas
deben migrar hacia el sistema de cuentas públicas y fiscales, de tal suerte que bajo un carácter
vinculante, se le imponga a la sociedad y al Estado el deber de recuperar los activos naturales
deteriorados y destruidos, con la finalidad no solo de mantener el patrimonio del Estado, sino de
garantizar la prevalencia de las futuras generaciones y su adecuado nivel de vida.
Luego de mostrar el surgimiento y estado actual de las cuentas ambientales, así como su
estructura dentro de los marcos analíticos del SCAE y del SCN, con sus ventajas y desventajas,
se propone ir más allá en la concepción del manejo de los recursos naturales a través no ya solo
de un andamiaje estadístico, sino de una estructura contable que sirva para la rendición pública
de cuentas.
Si los recursos naturales forman parte del acervo de una organización como el Estado, éste tiene
la obligación de rendir cuentas acerca del estado de sus activos y sus pasivos de carácter natural
o ambiental. Las cuentas ambientales integradas en un sistema de contabilidad gubernamental
sistematizaría información pertinente para el monitoreo de los activos naturales de El Salvador,
47
y serviría para cumplir con el mandato constitucional según el Art. 117, en el cual se estipula que:
«Es deber del Estado proteger los recursos naturales, así como la diversidad e integridad del
medio ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible».
Por otro lado, las cuentas de activos naturales serían una herramienta esencial para el
cumplimiento de la Política Nacional del Medio Ambiente, la cual estipula en el Art. 2 los
siguientes principios relativos sobre la protección y conservación del medio ambiente:
- «El desarrollo económico y social debe ser compatible y equilibrado con el medio
ambiente, tomando en consideración el interés social señalado en el Art. 117 de la
Constitución».
Incluso en la Ley de Medio Ambiente, en el Art. 61, estipula que corresponderá a los Ministerios
de Hacienda y Economía, y al Banco Central de Reserva, en coordinación con el de Medio
Ambiente y Recursos Naturales, «asignar a los recursos naturales una valoración económica e
incorporarlos en las cuentas nacionales». Dicho mandato nunca se ha cumplido en El Salvador.
La ausencia de cuentas de activos ambientales constituye una limitante técnica con efecto directo
en la política pública. Un tomador de decisores en materia económica, ambiental o económico-
ambiental tomará decisiones en medio de la oscuridad sin las herramientas adecuadas, con un
resultado indeseable que vemos claramente reflejado en el fenómeno del calentamiento global y
el futuro incierto de las nuevas generaciones.
Por lo anterior se entiende que, si bien puede ocurrir que una administración pública esté
percibiendo ingresos a raíz de la explotación de los recursos naturales (como ocurre en países
exportadores netos de commodities), esto no significaría que su riqueza real esté aumentando,
sino al contrario, su patrimonio natural estaría disminuyendo constantemente, razón que atenta
con el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
48
económica en el patrimonio neto de una nación y las tendencias del patrimonio neto a lo largo
del tiempo para determinar la sostenibilidad de dichas políticas. De igual modo, la vinculación
con el sector público hará posible la configuración de mecanismos que permitan la reposición de
las pérdidas patrimoniales mediante la intervención gubernamental. Al no contabilizar los activos
ambientales, el Estado no tiene información sobre los activos que adquirió o perdió durante el
período contable, y como consecuencia, desconoce a cuánto ascienden los pasivos sociales
para reponer los daños y restituir la riqueza patrimonial de la sociedad en su conjunto.
Los cambios inducidos por una buena gestión ambiental, debida a un sistema de contabilidad
ambiental vinculante al ejercicio público, se reflejan en un mejor aprovechamiento de los recursos
naturales que garantiza: 1) una gradual restauración de los recursos en el tiempo; 2) un adecuado
ritmo de explotación para evitar el deterioro ambiental; y 3) un mejoramiento en las condiciones
del medio ambiente, tanto en zonas urbanas como rurales
Los beneficios que se obtendrían por la generación de valor público a raíz del tratamiento
contable de los activos naturales son diversos. Primero, al preservar el capital natural se evitan
costos futuros que deberán ser erogados por el Estado, lo cual significa menores presiones
futuras sobre el gasto público. Segundo, se potencian nuevos mercados, como los mercados de
tecnologías “limpias”, debido a la fuerte relación que existe entre la normatividad y el control
ambiental y el desarrollo del mercado ambiental. Tercero, hay un crecimiento del gasto público
ambiental que induce inversiones, investigación y desarrollo tecnológico. Cuarto, se establecen
reglas claras que fomentan la inversión y promueven decisiones de largo plazo en favor de la
protección ambiental. Quinto, el Estado puede rendir cuentas a la sociedad en su conjunto sobre
la gestión de los recursos naturales y el acatamiento de las normas constitucionales que le son
de obligatorio cumplimiento.
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CAPÍTULO III: CUENTAS DE ACTIVO BOSQUE EN EL MARCO DE LA
CONTABILIDAD GUBERNAMENTAL
En el capítulo anterior se ha explicado cuales son las propuestas técnicas que existen
actualmente para el tratamiento contable de los recursos naturales. Estas se han enfocado en el
levantamiento de cuentas patrimoniales en el marco de las cuentas nacionales, tratadas como
cuentas satelitales, las cuales sirven de marco informativo del stock de los respectivos recursos
naturales, sin vinculación alguna con la política pública. Algunos países de la región, como
Colombia, México, Guatemala y Costa Rica, han desarrollado un sistema de cuentas satelitales
para el recurso bosque.
Si bien evidenciar el stock del recurso bosque en unas cuentas de activos es de por sí un avance,
el incluirlas únicamente en las cuentas nacionales, poco o nada le aporta a la sostenibilidad del
patrimonio natural de los países. En tanto el registro no haga parte de un sistema de rendición
de cuentas y de gestión pública que sea vinculante para el Estado, esta información solo servirá
para efectos estadísticos.
La fuente natural para poder registrar los recursos naturales debe ser la contabilidad
gubernamental, la cual debe registrar los ingresos, gastos, activos, pasivos y patrimonio de la
Nación. Como cualquier ente económico, el estado debe registrar su operatoria financiera y el
estado de sus activos en el momento en que estos tienen un impacto financiero en los derechos
y las obligaciones de la Nación. Este registro debe realizarse dentro de un complejo sistema de
contabilidad, el cual debe operar bajo el principio del devengado, permitiéndole a final del año
fiscal al gobierno emitir los estados financieros, los cuales deben dar cuenta de los ingresos, los
gastos, el estado de los activos (por tipo de activo), los pasivos existentes y el estado del
patrimonio al finalizar cada período contable.
En general, los países registran sus ingresos, gastos y pasivos, pero el gran ausente en la
contabilidad gubernamental, a nivel mundial, ha sido la cuenta de activos. En efecto, los países
registran sus ingresos, gastos y pasivos, pero no poseen un sistema estructurado de activos, y
por ende no existe una cuenta patrimonial, razón por la cual muy pocos países emiten estados
financieros.
El recurso bosque es un activo que pertenece al Estado, por lo tanto debe crearse una cuenta
de activo dentro del sistema de contabilidad del gobierno, que registre el stock inicial del mismo
y de cuenta de los cambios en su estado. El cambio en la posición del activo estará afectada
por los débitos generados por la deforestación, pérdida del mismo por desastres naturales,
50
desvalorización, deterioro, etc., igualmente tendrá unos créditos que registrarán la reforestación,
regeneración natural, revalorización, etc. Siguiendo el principio de la partida doble, si hay pérdida
del activo, los cambios en su posición tendrán una contrapartida en provisiones; si hay ganancia
del activo, en cuentas de revalorización.
En este escenario, el gobierno de El Salvador, con el apoyo del Programa de Política Fiscal y
Gestión del Gasto Publico (FPEMP, por sus siglas en inglés) se encuentra reformando su sistema
de contabilidad gubernamental, adoptando las NICSP. Uno de los grandes avances que
implicará este desarrollo será la adopción definitiva del devengado contable, la apertura de las
actuales cuentas, las cuales pasaran de 780 cuentas a 5,720 cuentas, y la creación del sistema
de bienes en donde se registrarán los activos que posee la Nación. Dentro de este módulo de
bienes, se incluirá, de manera inédita, el activo natural, particularmente el activo de recurso
bosque.
En este marco, este Capítulo III contiene los criterios conceptuales, contables y fiscales que
deberán regir el levantamiento de una cuenta para el recurso bosque, la cual deberá operar bajo
el principio del devengado contable. En un primer momento, se explicará el marco conceptual de
la contabilidad gubernamental, las características específicas del bosque como activo del Estado
y las particularidades de los pasivos ambientales; posteriormente, se especificarán los
requerimientos de información para estructurar la cuenta de bosques, haciendo hincapié en el
levantamiento físico y en la elección de la técnica de valoración; por último, se estructurará el
tratamiento contable del activo, a partir de la información geoambiental obtenida para el
inventario físico.
51
finalmente el patrimonio del sector público, con el fin primordial de generar información financiera
que facilite la toma de decisiones y la administración de los recursos públicos.
Los SCG se vuelven así una herramienta imprescindibles para cumplir y evaluar el principal
objetivo del sector público, el cual consiste en brindar servicios a la ciudadanía. Mediante los
SCG, se pueden evaluar asuntos como:
- La condición actual de los recursos disponibles para gastos futuros, y en qué medida
existen restricciones o condiciones relacionadas con su uso o aprovechamiento.
- El cambio de la carga fiscal del siguiente año para los contribuyentes respecto a los
servicios públicos que reciben actualmente.
Por otro lado, los SCG tienen un claro raigambre en principios o postulados de carácter
económico-financiero, que posibilitan registrar en el tiempo, de manera uniforme, las variaciones
patrimoniales del ente público. Estos principios son los siguientes (IPSASB, 2016):
52
- Principio 1 – Equidad: los estados contables y sus informes complementarios, deben
elaborarse de tal manera que reflejen con imparcialidad los distintos intereses
involucrados en la gestión pública.
- Principio 10 – Valuación: todos los hechos que afecten económicamente al ente público
deben ser cuantificados en términos monetarios y se registrarán al valor más objetivo y
razonable en moneda nacional.
53
Los postulados y principios anteriores dan fundamento a los SCG, y serán también el sustrato
teórico para el reconocimiento, medición y presentación de los activos naturales en la
contabilidad gubernamental. Por su parte, como cualquier sistema integrado de contabilidad, los
SCG también poseen objetivos y características particulares, en función de su aplicación al ente
público.
El objetivo fundamental del SCG radica en registrar sistemáticamente todas las transacciones
y/o eventos que produzcan y afecten la situación económico-financiera de las entidades públicas
Indudablemente, con la aplicación de las NICSP como herramienta contable, es posible procesar
y generar información financiera veraz, oportuna y confiable para la adopción de decisiones en
materia de política económica, por lo cual el objetivo del SCG trasciende el ámbito meramente
estadístico o contable.
Entre otros objetivos, siguiendo al IPSASB (2016), se pueden destacar los siguientes:
Por otro lado, los SCG deben gozar de ciertas particularidades y características que están en
estricto vínculo con su función de servir como marco a la rendición pública de cuentas. Estas
características se señalan a continuación:
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o Los ingresos se registran según: ingresos estimados, modificados, devengados y
recaudados.
o Los egresos se registran según: egresos aprobados, modificados,
comprometidos, devengados, ejercidos y pagados.
d) Lleva el registro y control de los inventarios de bienes muebles e inmuebles de la
administración pública.
e) La estructura de los registros permite establecer relaciones insumo-producto y la
aplicación de diversos indicadores de evaluación del desempeño de la administración
pública.
f) Su diseño permite la inclusión de diversas tecnologías de información para el
procesamiento de datos.
Claramente existe un propósito diferente en la aplicación de los SCG, respecto a los sistemas
de cuentas nacionales, que radica en la generación de información vinculante con la gestión
pública, de manera que el alcance traspasa la recolección de estadísticas o indicadores, para
servir de modo directo a la creación de valor público.
A continuación se expondrán las definiciones de activos, pasivos y patrimonio que servirán como
marco para la construcción de un SCG que incorpore la dinámica ambiental en sus registros
contables. Siguiendo la normativa de las NICSP, se entenderán a los activos, pasivos y al
patrimonio con arreglo a los siguientes conceptos:
- Un activo es un recurso controlado por una entidad pública como resultado de sucesos
pasados, cuantificado en términos monetarios de una manera objetiva, y del que con
fundamento se espera obtener beneficios en forma de potencial de servicios o de
capacidad para generar beneficios económicos (IPSASB, 2016).
- El patrimonio de una entidad pública es la parte residual de los activos que posee la
misma, una vez descontados todos sus pasivos, de conformidad con los criterios técnicos
contables y las normas legales vigentes (ibíd., 2016).
55
Es a partir de estos conceptos que se incorporará la dinámica ambiental, reflejada
particularmente en el activo bosque, a un SCG.
No sobra mencionar que el medio ambiente, con sus dinámicas y recursos, ha sido una de las
dimensiones que ha estado relegada de la contabilidad gubernamental desde que se estableció
como tal. No obstante, debido a los crecientes conflictos ambientales, la preocupación
internacional por el cambio climático y la vulnerabilidad de los países subdesarrollados respecto
al calentamiento global, la contabilidad gubernamental debe surgir como un instrumento teórico
y técnico para resolver las necesidades que el ambiente impone.
Como se ha dicho, uno de los objetivos primordiales de los SCG es la rendición pública de
cuentas, es decir, rendir cuentas sobre la utilización de los recursos disponibles de la nación.
Hasta el momento, siguiendo las últimas publicaciones de las NICSP, esos recursos se han
considerado estrictamente desde el punto de vista financiero. Esto implica que el reconocimiento
contable al que nos referimos excluye los elementos naturales que son, en la mayoría de los
casos, bienes públicos, tales como bosques, mares, espacio aéreo, minas y yacimientos, y que
proporcionan servicios indudablemente fundamentales para el bienestar de la sociedad.
De ahí que al excluir los recursos naturales, la contabilidad de los entes públicos permanece
incompleta al revelar información insuficiente, violentando los mismos principios que se
establecieron en el acápite anterior, particularmente los principios 4, 6, 7 y 8, referidos a Bienes
económicos, Revelación suficiente, Universalidad e Importancia relativa. Para completar y
articular de una manera orgánica y coherente los recursos naturales con la contabilidad, será
necesario reconocer a los recursos naturales como activos que proporcionen beneficios a la
sociedad en su conjunto, y sobretodo, reconocer que su pérdida o deterioro, no solo conlleva
efectos perniciosos en la calidad de vida de la población, sino que atenta, o puede atentar,
directamente con el funcionamiento de la economía de un país o de una región.
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Con la finalidad de establecer una vinculación entre el medio ambiente y la contabilidad
gubernamental, se vuelve necesario introducir ciertos conceptos que formen parte del marco
normativo de las NICSP. Los antecedentes en la materia se remontan a la Norma 27, referida a
la actividad agrícola, en donde se norma el tratamiento de los Activos Biológicos. En esta norma
se entiende por actividad agrícola a la gestión que realiza una entidad de la transformación
biológica de animales y plantas vivos (los llamados Activos Biológicos) para la venta, para la
distribución sin contraprestación o por una contraprestación simbólica, y para la conversión en
otros activos biológicos adicionales.
Junto a los Activos Biológicos, debe existir una definición que delimite específicamente al recurso
natural – ausente en las NICSP -, que abarque un conjunto suficientemente amplio de recursos
con el fin de integrarlos a la contabilidad gubernamental. Así, para los fines de este documento,
se debe tener en claro la distinción entre el Activo Biológico y el Activo Natural, en razón de que
su tratamiento contable será diferente. Se optará por la definición de recurso natural establecida
por el Manual de Estadísticas de Finanzas Públicas del FMI (MEFP), cuya definición está en
concordancia con el SCAE, según la cual los Recursos Naturales serán todos aquellos bienes
materiales que proporciona la naturaleza sin intervención humana; y que son valiosos para las
sociedades por su contribución económica, social y cultural al bienestar.
Bajo el concepto de recurso natural, se consideraran como activos naturales:
1. Recursos minerales y energéticos
2. Tierra
3. Recursos del suelo
4. Recursos madereros
5. Recursos acuáticos
6. Otros recursos biológicos
7. Recursos de agua
Por otra parte, con el propósito de servir a la gestión ambiental de los recursos naturales por
parte de la administración pública, se debe hacer la clara distinción entre los recursos que son
sujetos a explotación y no explotación, los que son renovables y no renovables, y, finalmente, los
recursos sujetos a concesión o no concesión.
A la vez, la recopilación de información ambiental en los SCG requiere de la creación de cuentas
físicas y monetarias. Por cuenta física se entenderá a todo aquel registro que incluya
información sobre las características naturales del medio ambiente y su uso, medido en unidades
de superficie, volumen, etc. Por cuenta monetaria se entenderá a todo aquel registro que asigne
un valor económico a las cuentas físicas, en función de las características ambientales o uso del
activo, de manera que puedan integrarse a otros marcos de contabilidad.
Por último, se deben destacar los objetivos que se buscan con la inclusión de la contabilidad
ambiental a los SCG. Dentro de estos objetivos se pueden señalar:
a) Reconocer y revelar los efectos medioambientales negativos en la práctica contable
tradicional.
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c) Proporcionar información ambiental para la toma de acciones en orden de proteger,
mitigar y restaurar los efectos medioambientales de la actividad económica.
d) Desarrollar nuevos criterios técnicos para medir, valorar e informar sobre los activos
ambientales, con el propósito de cumplir requisitos de desarrollo internos y externos.
Es a partir de este marco conceptual que se elaborará la propuesta para la creación de cuentas
de activos naturales en los SCG, utilizando el recurso bosque como caso de aplicación. A
continuación se explica la naturaleza económica, ambiental y social del bosque, razón por la cual
puede considerarse un activo, para posteriormente definir la información necesaria para su
registro contable, así como la normativa que deberá regir su tratamiento en el SCG.
Al igual que los bienes de capital, el recurso bosque debe ser considerado un activo porque es
depósito de valor y genera un flujo de ingresos, en términos de bienes y servicios, para todo el
sistema económico. No solo proporciona bienes materiales como madera, hule y alimentos, sino
también servicios ambientales como captura de CO2, ecoturismo y protección de mantos
acuíferos, entre otros servicios apuntados en el Capítulo I, que son aprovechables para el disfrute
de la sociedad. Con frecuencia, los bosques – así como cualquier otro activo natural – proveen
bienes y servicios por largos períodos de tiempo, períodos que son mayores en magnitud y
relevancia que los de otras formas de capital.
En virtud de estas características, como cualquier otro activo, el recurso bosque es susceptible
de acumularse. El concepto de acumulación se refiere al cambio en el balance del activo, donde
se registran los flujos que afectan a los asientos del balance inicial y final del período contable.
Así, al final del proceso de acumulación se tendrá un stock de recurso bosque a nivel nacional,
el cual forma parte del patrimonio de la sociedad en su conjunto.
Habida cuenta de la definición del recurso bosque como un activo, éste puede formar parte de
la contabilidad general de la Nación. Esto da lugar a que se convierta en una prioridad del Estado
el mantenimiento de la capacidad productiva del bosque, en tanto generador de bienes y
servicios para la sociedad, o lo que es lo mismo, el mantenimiento de su forma física. Bajo esta
concepción, si el Estado no puede reponer las pérdidas por activo bosque registradas en un
período contable, la sociedad estaría perdiendo parte de su patrimonio, y el Estado no estaría
cumpliendo la función primordial de crear valor público.
Cabe señalar que hay un principio intergeneracional detrás de la obligación que tiene el Estado
para preservar el activo bosque, el cual dicta que las generaciones presentes son custodios de
58
la riqueza natural del país en representación de las generaciones futuras. Con esto se quiere
evidenciar que la clasificación del recurso bosque como un activo no es solo un ejercicio
estadístico, sino que pretende hacerlo vinculante con la gestión pública bajo la noción del
desarrollo sostenible.
Como cualquier activo ambiental, los cambios de posición de la cuenta del activo bosque pueden
expresarse ya sea en unidades físicas o en unidades monetarias. El registro en unidades físicas
consiste en realizar un levantamiento inicial del activo bosque, en términos de superficie, y
cuantificar sus variaciones en un período contable respecto a la cobertura perdida o ganada,
evidenciando así las pérdidas o ganancias del activo. El registro en unidades monetarias consiste
en la medición del costo de las existencias del recurso bosque a la apertura y al cierre del período
contable, y sus variaciones durante él. Esta medición del “costo” o “valor” del activo, debe
realizarse bajo una medida razonable del mismo según las normas de contabilidad.
La mayor parte de estas variaciones de las existencias se relacionan con las pérdidas o
ganancias físicas del recurso, pero también se incluye un asiento referente a la revalorización
del mismo, donde se registran las variaciones debidas a las fluctuaciones de los precios de
mercado (en el apartado 3.5 y 3.6 se expone con más detalle el tratamiento contable bajo el
principio de la partida doble).
Existen otros atributos del activo bosque que no pueden soslayarse. Estos atributos se refieren
a: 1) que el bosque es un bien creado por la naturaleza, y como consecuencia, es susceptible de
apropiación; 2) el Estado debe ser el garante de la conservación y restauración del bosque, sin
importar la propiedad jurídica que recaiga sobre el recurso; 3) el activo bosque no debe ser objeto
de negociación en el mercado, lo cual no excluye la posibilidad de negociación de los derechos
de su utilización; y, por último, 4) el activo debe tener una duración indefinida (Senés, 2004).
Finalmente, la contabilidad de los recursos naturales como activos, esto es, como parte de la
riqueza de una nación, permite evidenciar su importancia en el desarrollo económico. Según
muestra la Tabla 12, los recursos naturales tienen una alta participación en la riqueza de países
de ingreso bajo de acuerdo a un estudio elaborado por el Banco Mundial (2006).
59
Para los países de ingreso bajo como El Salvador, la participación del capital natural en el total
de la riqueza es del 26%, mientras que en los países de la OCDE esta participación es de 2%.
El capital natural genera a los países de ingreso bajo un flujo de US$1,925 per cápita, el cual se
traduce en bienes y servicios asequibles para la sociedad. Si el activo natural, en este caso el
recurso bosque, no es parte de un sistema de contabilidad, los beneficios del recurso no se
revelarían. Las naciones serían incapaces de cuantificar los beneficios potenciales de sus
bosques, y como consecuencia, no habría un sistema de preservación y control.
Pero si lo anterior es razón suficiente para la contabilidad de los activos naturales, también lo es
para la identificación de los pasivos ambientales, los cuales han tenido un menor desarrollo en
la revelación de información financiera referida al medioambiente. A continuación se detallan las
características de dichos pasivos.
60
Sin embargo, bajo la construcción de un SCG que integre la dinámica ambiental al interior de su
Política Contable, se debe destacar que el cuantificar monetariamente los pasivos ambientales
de la nación será, definitivamente, un paso más efectivo que el solo revelarlos a través de
deterioros físicos, los cuales inclusive distan mucho de hacerse de manera periódica y rigurosa.
Seguramente, la cuantificación de los pasivos ambientales no reflejará el valor real de los
deterioros producidos en el medio ambiente, ni asegurará que los daños se reviertan de manera
íntegra, pero proporcionará herramientas más sólidas para fortalecer el ámbito institucional en
relación a la protección del medio ambiente, y para efectos de esta propuesta, para fortalecer el
ámbito institucional de protección al recurso bosque.
Además de lo anterior, se deben agregar por lo menos dos razones más para creer como válida
y necesaria la cuantificación de los pasivos ambientales. En primer término, traer a valores
monetarios los daños medioambientales es útil desde el punto de vista judicial, pues en la
mayoría de las legislaciones ambientales cualquier daño es punible si es cuantificable, por lo cual
existen más posibilidades para una posible restauración del daño causado, o al menos para una
compensación a los damnificados. En segundo término, el cuantificar los daños ambientales es
un desincentivo para aquellos que llevan a cabo actividades contaminantes, pero lo que es más
importante, es un incentivo para el fortalecimiento de las leyes ambientales.
En apego a los conceptos de la contabilidad gubernamental, un pasivo de carácter ambiental
puede ser provisionado o contingente. Si fuera contingente, el pasivo ambiental pudiera o no
compensarse, pues no obliga a la entidad económica a desprenderse de recursos para su debida
cancelación. Por el contrario, un pasivo provisional necesariamente debe ser compensado, en
virtud de normas jurídicas que regulen la compensación y siempre que el importe de la obligación
pueda ser estimado objetiva y razonablemente. En razón al acatamiento constitucional de
protección del medio ambiente, y dada la importancia de los recursos naturales para el bienestar
de la sociedad, se debe enfatizar que todo pasivo ambiental es – o debe ser - provisional en
stricto sensu.
Dicho esto, revelar información sobre los pasivos ambientales es tan importante como revelar
información relacionada con los activos ambientales. En realidad, ambos deberían ser parte de
un mismo sistema de contabilidad, tal y como se propugnará en los siguientes acápites. El camino
hacia la construcción de una cuenta patrimonial ambiental, particularmente para el caso del
recurso bosque, exige de información singular en cuanto a levantamiento de inventarios y
metodologías de valoración. Dichos elementos serán explicados a continuación.
El primer paso para la construcción de una cuenta del recurso bosque requiere de un
levantamiento geográfico sobre la cobertura boscosa de un territorio. Este levantamiento debe
estar a cargo de la institución donde se realizarán los registros de los créditos y débitos de la
cuenta del activo. En la actualidad, los países de la región latinoamericana que han
implementado cuentas de activo bosque en el marco del Sistema de Contabilidad Ambiental y
Económica (SCAE), han tenido unidades especializadas para el levantamiento y manejo de la
información sobre los ecosistemas que forman parte del patrimonio de los países, incluidos los
bosques.
61
Así, por ejemplo, en Colombia, para el año 2015, se creó una Cuenta de Bosque con información
que levanta el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), el cual
forma parte del Sistema Nacional Ambiental (SNA). En dicho estudio, se contó con reportes
actualizados del monitoreo de la cobertura de bosques naturales desde 1990 hasta 2013, con
estimaciones de biomasa y con datos de cambios de la superficie boscosa para el período 1990-
2000, 2000-2005 y 2005 a 2010, así como los resultados de los flujos del bosque que publica el
Departamento Administrativo de Estadística (DANE).
En México, otro país con una amplia experiencia en cuentas ambientales, la institución
encargada del Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas (SCEE) es el Instituto Nacional de
Geografía, Estadística e Informática (INEGI), el cual realiza balances físicos de los recursos
naturales, de los costos ambientales y de los impactos económicos de dichos balances. El INEGI
realiza periódicamente un levantamiento de información sobre los bosques, que abarca múltiples
dimensiones del recurso, como: ecoturismo actual y potencial por tipo de bosque, pérdidas de
bosque por hectárea, valor del depósito de carbono por hectárea, valores farmacéuticos, entre
otros.
El caso de Costa Rica también demuestra la centralidad a nivel institucional que debe tener la
generación de información ambiental para la creación de cuentas de activos naturales. Para el
caso del recurso bosque, Costa Rica creó una cuenta satelital basada en el Inventario Nacional
Forestal (INF) del año 2013, que elaboró el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC)
el cual es a su vez una dependencia del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica
(MINAET). Dicho inventario generó la estadística que se utilizó en los cuadros de activos, con
información por estrato y clasificación del tamaño de árbol. En la cuenta satelital también se
incluyó información sobre volumen de madera, biomasa, CO2 y carbono.
Las experiencias anteriores tan solo son un ejemplo de que el levantamiento de información para
el recurso bosque requiere de un esfuerzo institucional complejo, el cual deberá reunir
información técnica-científica pertinente de manera periódica y sistemática. Además, estas
experiencias señalan que debe haber un acoplamiento metodológico entre el levantamiento y
monitoreo de la superficie boscosa y el instrumental contable que regirá al activo, con el
propósito de analizar fidedignamente su balance.
Para esta propuesta técnica para el manejo fiscal y contable del recurso bosque, se vuelve
necesario un levantamiento inicial del activo en términos físicos medido en unidades de superficie
(km2, Ha, Mz). Para ello es necesario una metodología de georreferenciación que permita indicar
los datos espaciales que corresponden a parcelas de bosque y al tipo o categoría de bosque al
que se refieran. La información georreferenciada, además, dará cuenta de la clasificación del
activo bajo criterios geográficos y, en el mejor de los casos, también biológicos; es decir, se
tendrían las regiones donde se ubican los bosques de coníferas o manglares, por ejemplo, y se
identificarían otros factores como los corredores biológicos. De esta manera, se tendrá un control
regional del activo que es esencial desde el punto de vista de su gestión pública, dadas las
características sociales, económicas y ambientales que diferencian a las regiones dentro de un
mismo país.
62
El levantamiento inicial implica tomar un año de referencia del cual partir para elaborar las
respectivas hojas de balance y los registros sistémicos en el SCG. Este año dependerá de la
información disponible de cada país o de la compatibilidad de las metodologías que se utilicen
para medir la superficie del activo. En la Tabla 13 se muestra un ejemplo de stock de activo
bosque aplicado a Colombia, en donde se revela la información física básica que se requiere
para el stock inicial del recurso bosque, pues un levantamiento con información más detallada
sobre biomasa y otros componentes ecológicos no solo sería difícil de estimar desde el punto de
vista físico, sino también contable. La metodología, la calidad de la información, la precisión de
las estimaciones y el uso y disponibilidad de datos dependerán de las instituciones encargadas
de cada país.
El ejemplo anterior no es otra cosa más que el stock final (SFn) al período “n”, el cual puede
resumirse en las siguientes ecuaciones de balance (Giraldo, 1993):
𝑆𝑖 + 𝑈 = 𝑆𝐹1
𝑆𝐹1 + 𝑈 = 𝑆𝐹2
𝑆𝐹2 + 𝑈 = 𝑆𝐹3
Donde:
63
𝑆𝐹𝑛 : Stock final de bosque.
Para el caso anterior de la cuenta de bosque de Colombia, el stock inicial (Si) fue de 64.418.394
hectáreas, y el stock final (𝑆𝐹𝑛 ) fue 60.013.580 hectáreas, lo cual constituye una pérdida
patrimonial del 6.84%, equivalente a 4.404.814 hectáreas. En este ejemplo, el período “n” fue de
22 años, con estimaciones en 1990, 2000, 2005, 2010 y 2012. Esto fue posible por la
disponibilidad de información que posee Colombia; en otros casos, será necesario partir desde
cero, es decir, desde el levantamiento del stock inicial (Si).
Hecho esto, se contará con el inventario inicial del recurso bosque, el cual será un aproximado
al total de bosques que son asequibles por la sociedad para su disfrute y aprovechamiento. Sin
embargo, revelar únicamente la información de bosques en unidades físicas, a través de series
de tiempo o mediante inventarios forestales, no permite que su gestión sea vinculante desde el
punto de vista fiscal y financiero; esto quiere decir que su importancia pública radicaría en la
revelación de información estrictamente estadística – ya sea como una cuenta satelital o como
una Nota a los Estados Financieros -, y no como parte de un sistema integrado de rendición de
cuentas. Para ello es absolutamente necesario encontrar técnicas de valoración objetiva y
razonable, con el fin de conocer en términos monetarios a cuánto asciende el pasivo ambiental
generado por la pérdida del bosque, o bien a cuánto asciende el incremento del activo por una
adecuada gestión del recurso. Así, a través del SCG, la administración pública podrá gestionar
el recurso, creando mecanismos para su recuperación y conservación.
Determinar el costo contable de los recursos naturales no es sencillo, pues se necesita no solo
de información consistente y conocimiento biológico de los acervos físicos (algo que ya es de por
sí costoso y requiere personal técnico capacitado para generar las estadísticas), sino que
también se requiere de metodologías, manuales y guías para que la contabilidad sea
estandarizada y sea susceptible de comparaciones regionales o internacionales. En el capítulo
anterior se observó que los avances en la construcción de dichas metodologías no han sido
significativos a nivel mundial.
Lo anterior ha tenido consecuencias para el tratamiento contable de los activos naturales. Para
el caso de los bosques, las experiencias internacionales – y sobre todo en América Latina – se
reducen a la elaboración de cuentas satelitales en términos físicos, pero casi ningún país elabora
metodologías para su valoración económica. Por difícil que sea esta faena, el problema es que
si no se determina el costo del activo, los países no pueden estimar el valor monetario en el que
deben incurrir para reponer las pérdidas y daños del mismo; en ese sentido, la gestión del recurso
bosque se ve limitada.
64
Aunque es un hecho de que las metodologías de valoración económica para los activos
ambientales no se han estandarizado en marcos conceptuales internacionales, existen diferentes
metodologías que se han empleado de manera aislada, aplicadas de acuerdo a las propias
características de los activos ambientales. La Tabla 14 resume dichas metodologías.
Para los fines de esta propuesta técnica sobre el manejo fiscal y contable del recurso bosque, la
metodología que mejor se adapta a los objetivos planteados es la de Costo Corriente de
Reposición. Esta metodología se basa en matrices de producción para la recuperación del activo
deteriorado o destruido; y es una metodología reconocida tanto por las NICSP como por el Marco
Central del SCAE.
Extensas y complejas discusiones se han generado a lo largo de las últimas décadas en relación
al valor, precio y costo del recurso bosque. Desde la perspectiva contable, lo que se busca es
acercarse lo más que se pueda al valor razonable de mercado, bajo una técnica estándar. En
este sentido el Costo Corriente de Reposición tiene la virtud de captar todos los costos asociados
al proceso de recuperar el activo, de tal suerte que el crédito efectuado en las hojas de balance
y en la respectiva cuenta, logre mantener el balance patrimonial.
Por lo anterior, este método permite al Estado definir financieramente el deterioro bajo la
estimación de los costos en que un agente económico deberá incurrir para reponer un activo
con características similares. Con ello, naturalmente, se está haciendo abstracción de los
componentes ecosistémicos de los bosques, del mismo modo en que – por analogía - se hace
abstracción del terreno donde está erigido un activo fijo. Es importante aclarar que la valoración
65
de los servicios ecosistémicos debería estimarse en una fase avanzada del sistema de
contabilidad pública ambiental. Nótese que para la incorporación de los servicios ecosistémicos
en la valoración económica de los bosques, se necesitarían de metodologías subjetivas que
dieran cuenta de la apreciación que la población tiene del bosque, apreciaciones en un sentido
estético o paisajístico, apreciaciones en razón de costos de viaje y apreciaciones hedónicas;
asimismo, se tendría que contar con un caudal de información sobre los servicios medicinales y
de investigación que proveen los bosques, así como todos los servicios ambientales, tales como
captura de CO2, regulación hidrológica o control biológico de plagas.
Es aquí donde se impone una observación fundamental para los fines de esta propuesta. A pesar
de la complejidad de valorar económicamente un activo ambiental, se hace necesario encontrar
un método lo suficientemente objetivo para proveer información pública coherente en tiempo y
forma sobre las ganancias o pérdidas patrimoniales, en concreto, sobre las ganancias o pérdidas
del recurso bosque. Para tal fin, las metodologías de costos son las más apropiadas, sobre todo
si se pretende tener un seguimiento periódico de las variaciones patrimoniales y si se quiere
contar con un instrumento que sea vinculante con la rendición de cuentas. Como ya se ha
señalado, el deber de responder ante el deterioro medioambiental es parte de las Constituciones
de la mayoría de países en el mundo, y contar con una técnica basada en costos agiliza las
políticas y medidas de restauración de activos. En caso contrario, en aras de la valoración
exhaustiva de todos los componentes que constituyen un bosque, el criterio de periodicidad para
generar la información se perdería, y se tendería a gestionar de manera ineficiente el recurso.
Puede comprenderse ahora la funcionalidad que reviste la elección del Costo Corriente de
Reposición como técnica de valoración. El método de Costo Corriente de Reposición consiste
en estimar los gastos de restauración de un sistema ambiental para devolverlo a su estado
original una vez ha sido alterado. Estos gastos serían un aproximado del valor que se le otorga
a ese sistema ambiental. De este modo, esta metodología requiere de la existencia de efectos
físicos que sean lo suficientemente evidentes como para determinar que ha existido una
alteración ambiental. Para el caso del recurso bosque, estas alteraciones se traducen en
actividades como la deforestación y la reforestación, entre otras.
Si suponemos que para el período contable “t” se han destruido 10 hectáreas de bosque,
entonces el daño equivale al menos al costo de replantar una superficie equivalente a las 10
hectáreas perdidas. Por esa razón también se conoce esta metodología como Costo de
Reemplazo, pues no hay nada que asegure que un bosque con ciertas características se
66
recupere íntegramente; el Costo Corriente de Reposición o Costo de Reemplazo al menos
asegura que se repondrá un bosque con características similares y que permitirá obtener los
mismos beneficios para las generaciones futuras.
Comparado a otros métodos de valoración económica, la aplicación del método del Costo
Corriente de Reposición no requiere de un levantamiento exhaustivo de información biótica, pues
hace abstracción de una gran variedad de componentes ambientales. Su aplicación sistemática
puede resumirse en las siguientes fases:
3) Una vez se ha valorado el inventario inicial, se deben construir las hojas de balance. De
este modo, se podrá cuantificar mediante el método de Costo de Reposición cuánto se
ha ganado/perdido en el período “t” de activo-bosque en valores monetarios.
Así, el costo de reposición registra los gastos generados en el proceso de reforestación, desde
la inversión en la semilla hasta la preparación de riego y monitoreo necesario para plantar el árbol
en un período determinado. El tiempo de recuperación – y así también su costo – dependerá,
claro está, de la calidad y tipo de árbol que se plante. Lo anterior puede expresarse bajo los
siguientes términos (Giraldo, 1993):
Donde:
n= es el período que cuesta reponer una hectárea de bosque según los requerimientos de
insumos físicos y servicios que se han estimado.
𝐶𝑅𝐻 = costo de reposición total al final del período “n”.
Tomando en cuenta las variables de stock físico y combinando con el costo de reposición
tenemos:
67
Donde “V” denota el valor monetario de la respectiva variable.
1) El método de Costo Corriente de Reposición no tiene relación con la valoración que hacen
las personas del recurso natural.
4) No siempre es posible determinar un costo para cada bosque en particular, de modo que
se impone una ley de costo único.
Aunque se considera que adoptar el Método de Costo Corriente de Reposición implica un grado
de abstracción muy alto, para efectos contables, fiscales y ambientales es el método más idóneo;
por otro lado, es un método que permite articular sistemáticamente la información geoambiental
con las técnicas de valoración, sin transgredir los principios contables de las NIC-SP,
convirtiéndose en una medida proxy del activo bosque en valores monetarios.
Con la aplicación del Costo Corriente de Reposición, a través de los principios señalados en las
páginas anteriores, se está en la facultad de incluir la evolución del recurso bosque en un
complejo sistema de contabilidad gubernamental, que permita no solo evidenciar las pérdidas o
ganancias del recurso a lo largo de un ciclo fiscal, sino también de estimar y presupuestar el
gasto necesario que deberá ser utilizado para su íntegra restitución. Con ello, se estará
superando una de las actuales debilidades del SCAE – y de otros marcos contables – respecto
68
al tratamiento de los activos naturales, pero también se estaría señalando un aspecto favorable
en relación a su gestión y conservación en pos de las generaciones actuales y futuras.
Las cuentas del activo bosque en el marco de la contabilidad gubernamental persiguen diferentes
objetivos que los de las cuentas de los Sistemas de Cuentas Nacionales (SCN) o las cuentas del
Marco Central del Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica (SCAE); mientras éstas
últimas se han constituido como cuentas de bosque solo para fines estadísticos, aquellas tienen
como objetivo primordial la Rendición Pública de Cuentas, y en ese sentido, implica concebir al
medio ambiente como patrimonio de la sociedad y al Sector Público como garante de dicho
patrimonio, en aras de garantizar los derechos de segunda y tercera generación protegidos
Constitucionalmente
Dicho esto, las cuentas del activo bosque deben regirse por un Manual de Políticas Contables
que sea consecuente con las Normas Internacionales de Contabilidad del Sector Público
(NICSP). Las NICSP tienen como objetivo organizar información financiera que pueda ser
comparable entre las instituciones de gobierno; generar información para la toma de decisiones
en materia de política pública; y, por último, generar información para la Rendición Pública de
Cuentas.
Vincular las cuentas ambientales con un sistema de contabilidad gubernamental implica avanzar
en la comprensión de la gestión pública, pues posibilita que el principio intergeneracional del
desarrollo sostenible se vuelva de mandatorio cumplimiento para el Sector Público. Así, el
desarrollo sostenible se suma a los problemas que la contabilidad gubernamental ayuda a dar
respuesta.
Se ha visto que, en efecto, la dificultad de establecer comparaciones a nivel mundial ha sido uno
de los obstáculos más importantes hacia la construcción de cuentas de activos naturales, y
particularmente, del activo bosque.
A continuación se presentan los criterios técnicos contables para el tratamiento de dicho activo,
precisamente para darle respuesta a esta dificultad y plantear las consideraciones técnicas
relativas al manejo fiscal del recurso.
69
g) Recursos naturales: son elementos naturales que toda persona puede aprovechar para
satisfacer sus necesidades económicas, sociales y culturales, y como tal son aquellos
que existen como resultado de sucesos naturales y no por actividad humana (MEFP,
2014).
De acuerdo a estas definiciones, los bosques deberán ordenarse en el Módulo de Bienes como
Recursos Naturales y no como Activos Biológicos siempre y cuando su formación y/o existencia
haya sido por causas naturales (como el caso de un bosque primario o regeneración boscosa),
y cuando el fin de su uso sea la conservación y no la gestión humana de su crecimiento y
trasformación biológica para su explotación comercial.
Las Unidades Principales son aquellas encargadas de la gestión de ciertos Activos Fijos
vinculados directamente a la función principal de las instituciones y que además, debido a la
naturaleza, funciones y servicios que estos activos proveen, no podrían encontrarse en otras
instituciones de gobierno. Por ejemplo: los activos vinculados con la Infraestructura, con la
Defensa, con Activos del Patrimonio Histórico y Cultural y a los Recursos Naturales. Estas
Unidades Primarias se encuentran ubicadas dentro de la estructura organizativa de las
instituciones centralizadas.
Las Unidades Secundarias gestionan los Activos Fijos que las instituciones utilizan para la
prestación de los servicios y que en mayor o menor medida todas las instituciones tienen y, por
lo tanto, no están incluidos en las Unidades Primarias. Por ejemplo: Existencia, Propiedades,
Plantas y Equipos, Propiedades de Inversión, Activos Intangibles y Activos Biológicos. Estas
Unidades Secundarias se encuentran ubicadas dentro de la estructura organizacional de las
instituciones centralizadas y de las descentralizadas.
70
Ilustración 1. Ordenamiento de bienes para Recursos Naturales y Activos Biológicos.
Unidades
de bienes
Principales Secundarias
Activos
Recursos Biológicos
Naturales
Bosques
Como resultado del ordenamiento de bienes, se tendrá información relevante y organizada del
recurso bosque que podrá ser gestionada bajo un Plan de Cuentas.
El objetivo del Plan de Cuentas es ordenar de manera sistematizada los elementos necesarios
que les permite a los entes públicos contabilizar sus operaciones, proveer información útil en
tiempo y forma para los administradores de las finanzas públicas, garantizar el control del
patrimonio, así como medir los resultados de la gestión pública financiera y satisfacer los
requerimientos de todas las instituciones relacionadas con el control, la transparencia y la
rendición de cuentas.
En este sentido, el Plan de Cuentas para el recurso bosque será la herramienta básica para el
registro de las operaciones que afecten su estado o que formen parte de su proceso de
acumulación como un activo. Esta herramienta otorga consistencia a la presentación de los
Estados de Resultados y facilita su interpretación, proporcionando las bases para consolidar bajo
criterios armonizados la información contable.
La Ilustración 2 resume el Plan de Cuentas para Recursos Naturales, categoría que, de acuerdo
al ordenamiento de bienes, será donde se registre, de manera inicial, el recurso bosque.
71
Ilustración 2. Plan de Cuentas para Recursos Naturales.
Recursos
Naturales
Bienes Bienes No
Concesionados concesionados
En explotación En conservación
Renovables Renovables
Renovables
No renovables
No renovables No renovables
Un acuerdo de concesión se entiende, según la NICSP 32, como un contrato entre una entidad
pública concedente y un tercero operador, nacional o extranjero en el que:
Por otro lado, la misma Norma define a un activo concesionado como aquel que es utilizado para
proporcionar servicios públicos en un contrato de concesión de servicios que:
72
b) Es proporcionado por la entidad pública concedente, de forma que:
(i) es un activo ya existente de la entidad pública; o
(ii) es una mejora que el concesionario realiza a un activo ya existente de la entidad
pública.
Bajo esta operatoria, el recurso bosque puede ser un activo concesionado o no concesionado,
ya sea en estado de explotación o conservación, pero que deberá ser catalogado como recurso
natural renovable (junto con otras áreas de conservación y recursos geotérmicos) dadas sus
características biológicas y ambientales.
Se entenderá por recursos renovables a aquellos cuyo stock no es fijo, sino que puede aumentar
o disminuir, en función de la explotación que de ellos se haga, y de cómo se regeneren. Por otro
lado, se entenderá por recursos no renovables a aquellos recursos cuyo crecimiento es nulo; así,
existiría una cantidad limitada del recurso, y su uso daría lugar a una disminución del stock.
Bienes no concesionados
Recursos naturales en explotación
Recursos naturales renovables
Bosques
Bosques - Valores de origen
Bosques - Revaluaciones
Bosques - Agotamiento acumulado *
Bosques - Pérdidas por deterioro *
Bosques - Inversiones
Parques nacionales y otras áreas de conservación
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Valores de origen
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Revaluaciones
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Agotamiento acumulado *
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Pérdidas por deterioro *
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Inversiones
Recursos geotérmicos
Recursos geotérmicos - Valores de origen
Recursos geotérmicos - Revaluaciones
Recursos geotérmicos - Agotamiento acumulado *
Recursos geotérmicos - Pérdidas por deterioro *
Recursos geotérmicos - Inversiones
Otros recursos naturales renovables
Otros recursos naturales renovables - Valores de origen
Otros recursos naturales renovables - Revaluaciones
Otros recursos naturales renovables - Agotamiento acumulado *
Otros recursos naturales renovables - Pérdidas por deterioro *
73
Otros recursos naturales renovables - Inversiones
Recursos naturales en conservación
Recursos naturales renovables
Bosques
Bosques - Valores de origen
Bosques - Revaluaciones
Bosques - Pérdidas por deterioro *
Parques nacionales y otras áreas de conservación
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Valores de origen
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Revaluaciones
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Pérdidas por deterioro *
Recursos geotérmicos
Recursos geotérmicos - Valores de origen
Recursos geotérmicos - Revaluaciones
Recursos geotérmicos - Pérdidas por deterioro *
Otros recursos naturales renovables
Otros recursos naturales renovables - Valores de origen
Otros recursos naturales renovables - Revaluaciones
Otros recursos naturales renovables - Agotamiento acumulado *
Otros recursos naturales renovables - Pérdidas por deterioro *
Otros recursos naturales renovables - Inversiones
Concesionados
Recursos naturales en explotación
Recursos naturales renovables
Bosques
Bosques - Valores de origen
Bosques - Revaluaciones
Bosques - Agotamiento acumulado *
Bosques - Pérdidas por deterioro *
Bosques - Inversiones
Parques nacionales y otras áreas de conservación
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Valores de origen
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Revaluaciones
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Agotamiento acumulado *
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Pérdidas por deterioro *
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Inversiones
Recursos geotérmicos
Recursos geotérmicos - Valores de origen
Recursos geotérmicos - Revaluaciones
Recursos geotérmicos - Agotamiento acumulado *
Recursos geotérmicos - Pérdidas por deterioro *
Recursos geotérmicos - Inversiones
Otros recursos naturales renovables
Otros recursos naturales renovables - Valores de origen
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Otros recursos naturales renovables - Revaluaciones
Otros recursos naturales renovables - Agotamiento acumulado *
Otros recursos naturales renovables - Pérdidas por deterioro *
Otros recursos naturales renovables - Inversiones
Recursos naturales en conservación
Recursos naturales renovables
Bosques
Bosques - Valores de origen
Bosques - Revaluaciones
Bosques - Pérdidas por deterioro *
Parques nacionales y otras áreas de conservación
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Valores de origen
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Revaluaciones
Parques nacionales y otras áreas de conservación - Pérdidas por deterioro *
Recursos geotérmicos
Recursos geotérmicos - Valores de origen
Recursos geotérmicos - Revaluaciones
Recursos geotérmicos - Pérdidas por deterioro *
Otros recursos naturales renovables
Otros recursos naturales renovables - Valores de origen
Otros recursos naturales renovables - Revaluaciones
Otros recursos naturales renovables - Agotamiento acumulado *
Otros recursos naturales renovables - Pérdidas por deterioro *
Otros recursos naturales renovables - Inversiones
En el Plan de Cuentas antes descrito, puede verse claramente que la estructura contable de las
NICSP está en concordancia con el Marco Central del SCAE, en cuanto a los incrementos y
decrementos del stock; pero asimismo, las NICSP, como herramienta de medición del patrimonio
público, permite vincular las variaciones del stock con el ejercicio fiscal, brindando información
pertinente para los tomadores de decisiones y para la gestión del recurso bosque a nivel nacional.
A continuación se describan las Políticas Contables que deberán regir el tratamiento del activo
bosque, en relación a su clasificación, reconocimiento, medición, exposición y revelación de los
elementos en los Estados Financieros.
75
3.6.3.1 Políticas contables de Clasificación
Las políticas contables de Clasificación norman los criterios expuestos anteriormente sobre el
ordenamiento de bienes, y distingue entre Recursos Naturales concesionados y no
concesionados, en explotación y en conservación; y renovables y no renovables.
a) Concesionados y no concesionados;
b) En explotación y en conservación; y
c) Renovables y no renovables.
- NICSP 32
Para Bosques concesionados:
Las políticas contables de Transformación rigen el tratamiento contable resultante del proceso
de acumulación del activo natural, ya sea por uso o por conservación, que da como resultado
una disminución o un aumento del valor del activo.
Tabla 18. Descripción de las Políticas contables de Transformación
76
d) Reclasificaciones
a) Extracciones de los RN
b) Pérdidas previstas durante el ejercicio
c) Pérdidas catastróficas
d) Reevaluaciones debidas a información
utilizada o a variaciones en los precios de
los RN
e) Reclasificaciones
Se refieren a las Políticas que especifican los criterios de Reconocimiento de los Recursos
Naturales como activos, los cuales permiten a los gobiernos obtener regalías por su uso.
77
Complementariamente, en el caso particular
de los RN además de cumplimentar el
reconocimiento de activo deber cumplir con
los siguientes requisitos:
a) criterio de propiedad; y
b) la existencia de una entidad
gubernamental que ejerza sobre los RN
derechos efectivos de propiedad.
78
c) Algunos RN necesitarán revaluaciones
anuales; otros, hechas cada tres o cinco
años.
d) La revaluación deberá ser a nivel de
subcuentas.
A partir de estos criterios contables que regirán el tratamiento de los Recursos Naturales, y
particularmente de los Bosques, se pasará a la construcción de una cuenta de Bosque para El
Salvador, a través de información estadística ambiental y de técnicas contables para la valoración
económica.
Las cuentas de contrapartida varían según cada operación que se contabilice referente a los
Recursos Naturales. Puntualmente podemos caracterizar: Altas, Bajas, Deterioros y reversiones
de Deterioros.
Para las altas y bajas de Recursos Naturales deberá imputarse la contrapartida a cuentas del
patrimonio de la entidad, aumentándolo para el caso de las altas y disminuyéndolo para el caso
de las bajas.
Para el caso de los deterioros y las reversiones de deterioros, se utilizarán cuentas que reflejen
el cambio (disminución o recupero de una disminución) en el valor de los Recursos Naturales. A
tal efecto podrá imputarse contra el activo principal o bien utilizarse cuentas Regularizadoras del
Activo. La contrapartida para un deterioro se evidencia a través de una disminución en el valor,
y se imputará al resultado (Desahorro) del ejercicio en que dicho evento ocurra. La contrapartida
para una reversión de deterioro se evidencia a través de una reversión de una disminución en el
valor, y se imputará al resultado (Ahorro) del ejercicio en que dicho evento ocurra.
79
3.6.5 Revelación de Información en Notas a los Estados Financieros
En líneas generales, y para los eventos que apliquen, el manual de políticas contables generales
incluye un detalle pormenorizado de la información a revelar requerida. A modo de ejemplo, se
exigirá que revelen la mecánica de toma de inventarios, los mecanismos para su medición, la
forma de determinación del valor razonable, los indicios de deterioro y los montos registrados
durante el ejercicio para cada clase de Recurso Natural.
80
CAPÍTULO IV: LEVANTAMIENTO Y REGISTRO DEL ACTIVO BOSQUE EN EL
MARCO DE LA CONTABILIDAD GUBERNAMENTAL DE EL SALVADOR
Es importante reconocer que la actual propuesta sobre el manejo fiscal y contable del recurso
bosque, se circunscribe en una transformación gradual y sistemática de las finanzas públicas en
El Salvador, dentro del marco de un Programa de Fortalecimiento de la Gestión Fiscal y
Desempeño de Sector Público, en el cual se incluye la transición del sistema de presupuesto por
Áreas de Gestión a un Presupuesto Programático con Enfoque de Resultados; la adopción de
Normas Internacionales de Contabilidad del Sector Público (NICSP); la reforma al sistema de
Tesorería que busca la adopción de una Cuenta Única de Tesorería (CUT) avanzada; el
desarrollo de un Sistema de Compras Público electrónico completamente transaccional que
provea mayor transparencia y eficiencia en la ejecución del gasto; y, finalmente, el desarrollo de
un nuevo Sistema de Administración Financiera Integrado – SAFI II (Rueda, 2014). Esta reforma
al Sistema de Presupuesto Público actual está orientada a fortalecer la entrega eficiente,
oportuna y sostenible de servicios públicos a la ciudadanía, con la finalidad de contribuir al
desarrollo económico y social del país.
Según el Plan de Reforma del Presupuesto Público, elaborado por el Ministerio de Hacienda a
través de la Dirección General del Presupuesto (DGP), los objetivos de esta reforma son cuatro:
81
En tal sentido, el marco contable que se ha presentado en esta propuesta está en concordancia
con los objetivos descritos anteriormente. En primer lugar, las cuentas de activo bosque reflejan
su importancia como patrimonio público, el cual debe ser preservado en aras del mantenimiento
de sus múltiples servicios: servicios productivos, ecosistémicos, culturales, sociales, etc.; en
segundo lugar, propician que se tenga un control más eficiente del gasto público ambiental,
reconociendo aquellas regiones donde se tienen acuciados deterioros del activo y el monto al
cual ascienden los pasivos ambientales, contribuyendo así al desarrollo sostenible del país; en
tercer lugar, contribuirán a la rendición de cuentas estableciendo enlaces físico-financieros, en
los que la ciudadanía podrá ver las pérdidas o ganancias de los bosques en el territorio nacional,
así como el uso que se ha hecho de los fondos púbicos respecto a la gestión del activo; y, por
último, ante una catástrofe ambiental (piénsese en un incendio de grandes proporciones), las
cuentas de activo bosque se convierten en una herramienta central de planificación al momento
de evaluar las pérdidas del recurso, identificando claramente los daños físicos y el costo en que
se debe incurrir para recuperar el patrimonio natural de la sociedad, al menos al mismo nivel en
que se encontraba previo al daño.
A este fin, se concluye que para avanzar en la implementación de la cuenta del activo bosque en
la contabilidad gubernamental, es necesario crear y analizar todo el proceso de registro contable
en la institución encargada de llevar las hojas de balance, que, en el caso de El Salvador,
corresponderá al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) a través de la
Unidad Financiera Institucional (UFI), que deberá trabajar mancomunadamente con las
Gerencias Técnicas encargadas del levantamiento de información geoambiental. Vale la pena
mencionar que este trabajo mancomunado entre las UFI y las Gerencias Técnicas es la clave
para poder generar todo un reservorio de datos físicos y de costos que permitan sostener el
monitoreo de los bosques en El Salvador, lo cual es el punto crucial para la rendición de cuentas,
para generar servicios públicos ambientales, y consecuentemente, para la ayuda en la toma de
decisiones.
El levantamiento del stock físico o del inventario inicial, es central para tener un monitoreo veraz
y eficiente sobre el recurso bosque, y es la base para la construcción de las hojas de balance,
tal y como se ha visto en el Capítulo III. Según se indicó, para dicha tarea se necesita de un
sistema de información geográfica sobre el uso y cobertura de la tierra, que sea consistente en
la medición en tiempo y forma, de manera tal que no transgreda los principios 3 y 9 de los SCG
señalados en el capítulo anterior. Dichos principios son:
82
- Principio 3 – Ejercicio Contable: a efectos de formular los estados financieros de
manera periódica, como así también hacer posible la comparación de los mismos en
lapsos de tiempo homogéneos, se debe efectuar el mismo corte temporal, el cual se
denomina ejercicio financiero.
Por lo anterior, las unidades de medida y clasificaciones utilizadas deben variar en lo mínimo por
cada año económico y fiscal, de manera que el proceso de seguimiento sea lo más fidedigno
posible. Actualmente, para elaborar el inventario inicial, se cuentan con dos levantamientos a
nivel nacional, uno del año 2010 y otro del año 2011.
Según esta base de datos, en el año 2010, El Salvador contaba con un stock de activo bosque
de 482, 272.28 hectáreas, desagregadas en 11 categorías de bosque, según lo muestra la Tabla
21.
Tabla 21. Superficie ocupada según tipo de cobertura forestal en El Salvador, año 2010.
Área
Clasificación
(hectáreas)
Árboles Frutales 4,315.59
Bosque Caducifolio 40,747.57
Bosque de Galería 15,394.69
Bosque de Mangle 35,816.26
Bosque Siempre Verdes 43,028.35
Bosques de Coníferas 44,600.88
Bosques Mixto 16,934.49
Bosques mixtos semi-caducifoleos 66,193.75
Café 211,845.28
Plantaciones de Bosques
2,955.85
Monoespecífico
Sistemas Agroforestales 439.57
Total 482,272.28
Fuente: MAG (2010).
83
Se debe aclarar que este levantamiento satelital, si bien tiene una clasificación basada en
estándares internacionales para cobertura forestales, no tuvo validación de campo, por lo cual,
si bien es útil para fines académicos, no constituye información oficial avalada por organismos
nacionales o internacionales.
El otro levantamiento se realizó entre el año 2010-2011 por el MARN, en el cual se elaboró un
Mapa de Uso y Cobertura de la tierra utilizando imágenes satelitales RapidEye 24. La aplicación
de esta metodología ofrece ventajas en la información geoespacial para diferentes propósitos
(GIZ, 2015). Para el sector agrícola, las imágenes RapidEye permiten el monitoreo de la actividad
agrícola a alta frecuencia temporal y a escalas de cultivos individuales, regionales y globales.
Para el monitoreo de la forestación, estas imágenes se utilizan con el fin de evaluar el estado de
los bosques, medir la sustentabilidad ambiental y económica de las operaciones forestales,
controlar la tala ilegal y la deforestación. En temas de seguridad y emergencia, muestran las
condiciones del terreno tras un desastre natural o humano; así, las autoridades pueden coordinar
mejor las medidas preventivas y los equipos de rescate.
Las categorías de bosque que incluye este último Mapa difieren sustancialmente de las
categorías utilizadas por MAG (2010), por lo cual las metodologías no pueden ser comparadas.
Una de las principales diferencias es la inclusión de la categoría “Bosque Secundario” en el Mapa
2010-2011 del MARN; por otro lado, las categorías de “Bosque de Galería” y “Bosques Siempre
Verdes” desaparecen, y se incluyen en la categoría de “Bosque Avanzado”, al igual que se
incluyen los cafetales, de manera desagregada en café con sombra y café sin sombra.
Para los fines de este documento, y tras una evaluación de los criterios técnicos de levantamiento
y normas contables, el stock inicial se construirá en base al Mapa de Uso y Cobertura de la Tierra
de El Salvador25, elaborado con imágenes RapidEye 2010-2011. En dicho Mapa, las categorías
consideradas como bosque son las siguientes26:
24 Esta metodología de levantamiento también se ha utilizado en otros estudios a nivel nacional, como es
el caso del Mapa de Cobertura Forestal y Uso de la Tierra año 2015 en el área de conservación El
Imposible. Este estudio fue realizado con financiamiento de la cooperación alemana (GIZ) y por iniciativa
de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD). La ventaja de utilizar las imágenes
satelitales RapidEye es que tienen una resolución de 5m, mientras que las imágenes ASTER, con las que
fue elaborado el Mapa 2010 del MAG, tienen una resolución de 15m.
84
Tabla 22. Levantamiento inicial del activo bosque en El Salvador, por clase, categoría y
regiones, año 2011.
En hectáreas (Ha)
Región Superficie
Clase Categoría Superficie (Ha) cubierta por tipo
Occidental Central Oriental de Bosque (%)
Bosque avanzado 18,359 20,702 13,462 52,523 8.0%
1
Bosque secundario 45,157 171,392 166,477 383,029 58.0%
2
Bosque caducifolio 6,997 14,380 12,119 33,498 5.1%
4
Bosque de conífera 3,226 7,563 7,518 18,307 2.8%
5
Bosque salado alto 1,389 4,957 16,520 22,867 3.5%
6
Bosque salado bajo 1,492 1,861 10,375 13,729 2.1%
7
Café con sombra 60,051 44,676 30,990 135,717 20.6%
-
Café sin sombra 507 0.54 - 508 0.1%
-
Total 137,180 265,534 257,464 660,179 100%
Fuente: elaboración propia en base al Mapa de Uso y Cobertura de la Tierra de El Salvador,
2010-2011.
De acuerdo a la Tabla 22, El Salvador cuenta con una superficie de bosque equivalente a 660,179
hectáreas, la cual cubre el 31.4% del territorio nacional. La zona central es donde se concentran
el mayor número de bosques, con una superficie cubierta de 265,534 hectáreas (el 40% del total
de bosques); le sigue la zona oriental con 257,464 hectáreas (39% del total de bosque) y por
último la zona occidental con 137,180 hectáreas (21% del total de bosque).
En El Salvador predomina el bosque secundario, el cual cubre un 58% de la superficie total del
país y se concentra principalmente en la zona central. El segundo bosque más importante en
términos de cobertura forestal, es el café con sombra. Éste representa el 20,6% del total de
bosques y se concentra principalmente en la zona occidental. Los cafetales no siempre se
incluyen en la categoría de bosque; sin embargo, debido a su importancia estratégica desde el
punto de vista ambiental, social y económico, el MARN lo ha incluido como bosque que debe
preservarse en el marco del programa REDD+. La deforestación del bosque cafetalero ha sido
una de las causas que han agravado el detrimento de los mantos acuíferos del país, debido a
que éstos son abastecidos por los cafetales mediante el proceso de infiltración de aguas lluvia
(PROCAFE, 2014). Por estas razones, se ha considerado que incluir el bosque de café como
parte del SCG es crucial desde el punto de vista de los servicios públicos que debe brindar el
MARN a la ciudadanía.
Otro bosque importante no sólo en términos de superficie, sino también por su valor
ecosistémico, social y económico, es el bosque salado o mangle. Este tiene una cobertura
forestal de 5.6% en el territorio nacional, concentrado principalmente en la zona oriental del país.
En 1950, los manglares cubrían una superficie de 100 mil hectáreas (MARN, 2015) y actualmente
tan solo tienen una superficie de 36,596 hectáreas. Actualmente el MARN está llevando a cabo
acciones claves de restauración de mangle en Apaneca (650 hectáreas), Cerrón Grande (2,376
85
hectáreas), Bajo Lempa (550 hectáreas), Goascorán (610 hectáreas) y Cordillera del Bálsamo
(350 hectáreas).
La Tabla 23 simplifica la información del levantamiento inicial, haciendo abstracción del tipo de
bosque, una abstracción que se vuelve necesaria con el fin de introducir la metodología de Costo
Corriente de Reposición. La razón de ello es que actualmente no se cuenta con información de
Costo Corriente de Reposición para cada tipo de bosque en específico. Para tal fin, se ha
separado el activo en categorías de “Bosque”, “Cafetales” y “Bosque salado”. En “Bosque” se
han incluido las categorías de bosque avanzado, bosque secundario, bosque caducifolio y
bosque de conífera. En “Cafetales” se han incluido las categorías “Café con sombra” y “Café sin
sombra”. Por último, en la categoría de “Bosque salado” se han incluido las categorías de
“Bosque salado alto” y “Bosque salado bajo”.
Tabla 23. Stock inicial del activo bosque en El Salvador, por regiones, año 2011.
En hectáreas (Ha)
Bosque Superficie
Región Bosque Cafetales
salado (Ha)
Se ha construido así el balance inicial de la cuenta del activo bosque, el cual está constituido por
660,179 hectáreas. Este levantamiento constituye la base sobre la cual la unidad de registro del
MARN deberá monitorear los cambios en el activo. Estos cambios en la superficie boscosa del
país darán cuenta de la acumulación del activo, de lo que se ha perdido o ganado en un período
contable. Pero además, las imágenes satelitales con las cuales deberá realizarse el monitoreo
forestal podrán dar cuenta también de las razones por las cuales el activo ha variado: si éstas se
han debido a causas naturales o a causas antropogénicas.
Finalmente, cabe señalar que las estadísticas del MARN para el levantamiento del activo bosque
difieren de otras estimaciones que han sido elaboradas por organismos internacionales como la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el centro
Global Forest Watch (GFW). El centro GFW posee una de las mejores bases de datos sobre
cobertura forestal que se tienen en la actualidad. Las discrepancias se deben principalmente al
uso de diferentes metodologías para la determinación de la superficie boscosa y a la clasificación
arbórea. El resumen de estas estimaciones se presenta en el Cuadro 2.
86
Cuadro 2. Cobertura boscosa para El Salvador según organismos internacionales.
Si se realiza una comparativa entre las estadísticas de la FAO y los institutos nacionales de
estadística para un grupo de países, se puede apreciar que la cobertura forestal de El Salvador
es la que presenta la mayor discrepancia estadística al tener una variación de 18.8 puntos
porcentuales respecto a las estimaciones de FAO (ver Tabla 24). En efecto, existen precisiones
técnicas que ocasionan esta discrepancia, como por ejemplo, el hecho de que en el último
inventario forestal elaborado por el MARN se han incluido los cafetales (136,226 hectáreas) y,
87
en general, el hecho de que FAO realiza proyecciones sobre las estadísticas de El Salvador y no
estimaciones anuales mediante imaginería satelital.
Tabla 24. América Latina: comparación de coberturas forestales FAO, varios años.
Particularmente, aquellos países que han creado cuentas de activo Bosque (Colombia, Costa
Rica, México y Guatemala), son los países que tienen una discrepancia estadística menor en
comparación a las estadísticas de FAO, discrepancias que podrían deberse incluso a pérdidas o
ganancias de cobertura de bosque entre los años analizados. Si así fuera el caso, Costa Rica
habría ganado 3.1% de cobertura de bosque entre el año 2013-2015, mientras que Colombia y
México habrían perdido 1.3% y 1.7% de sus bosques, entre 2011-2015, respectivamente.
Claramente existe un problema de estadísticas para el caso de El Salvador, pues incluso en un
estudio reciente de CEPAL (2017) se afirma que “los bosques en El Salvador ocupan un
porcentaje bajo del territorio (12.6% de la superficie)”, utilizando las estadísticas de FAO. Según
estas estadísticas, entre 1990-2015 se perdió alrededor del 30% de la superficie boscosa en El
Salvador.
Parte de la dificultad de encontrar estadísticas homogéneas y estandarizadas también se refleja
en la cobertura de bosque disponible en el portal del Global Forest Watch (GFW), un instituto de
investigación que utiliza imaginería satelital para realizar monitoreo de bosques a nivel mundial
con ayuda de la NASA y del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en
inglés). Según GFW, la cobertura de bosque en el año 2000 en El Salvador era de 801,729
88
hectáreas, de las cuales se ha perdido el 6.5% entre 2001-2014, equivalente a 52,221 hectáreas
(ver Tabla 25).
Por otra parte, esta base de datos también permite visualizar los cambios en la cobertura de
bosque a nivel departamental, opción que no está disponible en la base de datos de FAO. En la
Ilustración 3 se presentan las variaciones de cobertura a nivel departamental, mostrando que
Chalatenango es el país que tiene una mayor pérdida de cobertura boscosa, equivalente a 6,118
hectáreas, lo cual constituye 11.7% de la pérdida de bosque total. En este escenario, San
Salvador es el departamento que menos bosques ha perdido, con una pérdida acumulada de
1,690 hectáreas. Esta base de datos es la que más se ajusta al inventario forestal elaborado por
el MARN, ya que para el año 2011 GFW cuantifica una cobertura boscosa de 755,006 hectáreas.
Este contraste entre las estadísticas del MARN con organismos internacionales refleja, en parte,
la ausencia de un sistema de monitoreo sobre bosques, de manera que el país nunca ha tenido
un sistema de levantamiento físico constante. Sin embargo, con la información que se tiene a
partir del Mapa de Uso y Cobertura de Suelo 2010-2011, El Salvador podría iniciar la construcción
de cuentas de bosque, ya sea siguiendo los principios del Marco Central del SCAE o los principios
de la Contabilidad Gubernamental.
No obstante, como se ha reiterado a lo largo de esta propuesta, en aras de la rendición de
cuentas y de manejar de manera más eficiente el gasto público ambiental, se debe indagar en
89
metodologías de valoración, por lo cual se detallaran los Costos Corrientes de Reposición que
se han elaborado en el MARN para la construcción de hojas de balance monetarias.
La unidad encargada del registro contable en el MARN, deberá actualizar, año con año, el costo
de reponer una hectárea de bosque. En el capítulo III se han definido los elementos, valorados
a precios corrientes, que deben incluirse en el Costo Corriente de Reposición. Actualmente no
se cuenta con criterios internacionales para elaborar el costo de reposición, de modo que las
metodologías varían de país en país. Para el caso de El Salvador, existen dos estimaciones del
costo de reposición de los bosques.
La primera estimación detallada sobre el Costo de Reposición con la que cuenta el MARN se
realizó en el año 2012 para una hectárea de plantación forestal pura de densidad de 1,111
plantas. El Costo de Producción unitario y el Costo de Plantación unitario por planta se han
calculado en US$0.21 y US$0.62, respectivamente. Para un período de 10 años, se ha estimado
que una hectárea de plantación forestal pura de densidad 1,111 plantas se reforesta con un total
de US$ 2,964.28. Para el cálculo se han incluido costos de mano de obra, materia prima y costos
por mantenimiento y monitoreo27. Se considera que esta estimación cumple con los requisitos de
ser una medida razonable del activo.
La segunda estimación se realizó de manera conjunta entre el MARN y el Fondo Iniciativa para
las Américas El Salvador (FIAES), en el marco de la implementación de REDD+ en El Salvador.
Bajo este marco, el MARN cuenta con costos de reposición para una variada cantidad de
bosques, como Bosques de Galería, Suelo Desnudo, Cafetales, Caña de Azúcar, regeneración
de Bosques Naturales, entre otros. Para los fines de esta metodología, se utilizará el costo de
restauración o reposición de Suelo Desnudo para la categoría definida como “Bosque”. Tras una
evaluación de los insumos físicos y de servicios necesarios para reforestar una hectárea de suelo
desnudo, se ha concluido que el costo de reposición es de US$3,725.40, a precios corrientes del
año 2015. Por otro lado, se ha utilizado el costo de restauración de los cafetales elaborado por
FIAES, el cual asciende a US$3, 311 por hectárea.
El gran vacío es que no existe una estimación del costo de restauración de una hectárea de
mangle o bosque salado. Actualmente, los parámetros de costo de reposición deben realizarse
en base a experiencias internacionales. Uno de los costos de restauración que ha utilizado el
MARN está basado en el estudio de Reyes y Tovilla (2002). En dicho estudio, los autores
determinaron que el costo de reposición de una hectárea de mangle en Chiapas asciende entre
US$1,230 y US$1,901. Sin embargo, estudios más recientes como el de Ceccon y Martínez
(2016) estiman que el costo de reposición de una hectárea de mangle, siempre para México,
asciende a $75,000 M.N anual, lo cual a dólares actuales equivale a US$4,017. Para los
propósitos de este documento se adoptará este último costo de restauración para los manglares.
27 Una descripción detallada de todos los requerimientos utilizados para el cálculo del costo de
reforestación se pueden consultar en los Anexos del documento.
90
4.3 Balance físico y monetario de las cuentas de activo bosque
La Tabla 24 resume los costos de reposición que se utilizarán para construir el balance monetario
inicial del activo bosque en El Salvador. Aplicando la metodología desarrollada en el Capítulo III,
en la cual se concluía que:
𝑆𝐹𝑛−1 + 𝑈 = 𝑆𝐹𝑛
𝑉(𝑆𝐹𝑛 ) = 𝐶𝑅𝐻 ∗ (𝑆𝐹𝑛 )
Se puede constatar que el valor del activo bosque en El Salvador es de US$2,413 millones,
haciendo una agregación monetaria según las categorías especificadas anteriormente. Dicho
monto representa el 8.9% del PIB y el 44% del Gasto Público Total del SPNF para el año 2015.
No se debe olvidar que la valoración se ha hecho en base a la técnica del Costo Corriente de
Reposición, la cual realiza abstracción de la complejidad de los servicios ecosistémicos que
dichos recursos brindan a la sociedad. No obstante, dicha técnica permite una medición a valor
razonable del recurso, y permite hacerlo vinculante con las cuentas de activos, pasivos y
patrimonio de una entidad gubernamental.
Tabla 26. Costo del Stock Inicial del activo bosque, El Salvador
En millones de US$.
Costo de
Hectáreas de
Tipo de Bosque Reposición por V(Si)
Bosque
hectárea (US$/año)
Bosque US$3,725 487,356 US$1,815
Cafetales US$3,311 136,226 US$451
Bosque salado US$4,017 36,596 US$147
Total (US$) - 660,179 US$2,413
Fuente: elaboración propia.
*Nota: el Costo Corriente de Reposición para Bosque y Cafetales se ha tomado del Fondo
Iniciativa para las Américas El Salvador (FIAES) y para el Costo Corriente de Reposición para
Bosque Salado de Ceccon y Martínez (2016).
Por otra parte, a partir del balance físico y monetario inicial del activo bosque, se puede hacer
una simulación de escenarios con las posibles pérdidas anuales del recurso (ver Tabla 25). A
través de estos escenarios, se demuestra que al haber una pérdida acumulada de 0.5% de los
bosques en El Salvador (equivalente a 3,301 hectáreas), para su restitución se necesitarán
provisionar US$12.067.257; para una pérdida acumulada de 1%, US$24.134.515; para una
pérdida de 1.5%, US$36.201.772. Estos escenarios, naturalmente, pueden variar según la
proporción del tipo de bosque que se pierda.
91
Tabla 27. Escenarios de pérdida porcentual y provisionamiento anual de bosque.
Por otra parte, si se contrastan las pérdidas patrimoniales con los Presupuestos Programados y
Ejecutados del MARN, resulta que únicamente la pérdida acumulada de 0.5% es menor al monto
Programado y Ejecutado, con lo cual se revela la importancia financiera del activo bosque, así
como la importancia en torno a su gestión. Por otro lado, las pérdidas patrimoniales respecto al
Gasto Público Total del SPNF para el año 2015, representan en promedio un 0.44% de los
egresos totales del Sector Público.
La construcción de las hojas de balance, permiten así análisis financieros y físicos que están en
perfecta vinculación con el ejercicio público. En primer lugar, se ordenan las funciones
institucionales, que para el caso de la implementación de cuentas de activos naturales se deberá
dar un cambio sustancial en la generación de información geoambiental referida a bosques,
actualizando período a período las estadísticas sobre uso y cobertura del suelo, con lo cual la
ciudadanía tendrá información para la toma de decisiones. En segundo lugar, se hace vinculante
la conservación de los bosques y del medio ambiente en un sistema integrado de contabilidad,
trascendiendo los marcos internacionales vigentes. Por último, se fortalecen las instituciones
legales y normativas, debido a que la información física y financiera hace posible un mejor control
– y una mejor penalización – de las faltas o delitos ambientales.
Con todos los lineamientos que se han presentado, El Salvador está próximo a transitar hacia
una radical transformación de la gestión pública, al vincular los sistemas fiscales con el medio
ambiente, con ayuda de las herramientas de contabilidad económica, ambiental y financiera, y
mediante una comprensión alternativa del ejercicio público.
92
CAPÍTULO V: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1. Conclusiones
Es fundamental comprender que la propuesta técnica sobre el manejo fiscal y contable del
recurso bosque que se ha desarrollado en las páginas anteriores pretende ser un marco que
contribuya no solo a la adecuada contabilidad del recurso como patrimonio del Estado, sino
también a su uso sostenible, a su conservación y restauración, puesto que por el carácter de ser
un activo natural, la pérdida del bosque implica costos, en términos de bienestar, hacia las
generaciones futuras.
A pesar de que El Salvador es un país territorialmente pequeño, posee una gran variedad de
ecosistemas como los bosques salados (o mangles), bosques nebulosos de la cordillera
volcánica, humedales, bosques de cafés, entre otros, que cumplen funciones específicas dentro
del metabolismo social y ambiental del país. Por tal razón, es una exigencia transitar hacia
modelos de contabilidad nacional que permitan no solo identificar los aumentos o pérdidas del
activo bosque, junto con sus respectivos impactos ambientales, sino también construir un modelo
que sea capaz de responder ante los daños o pérdidas del activo.
Lo anterior está en estrecha interrelación con un enfoque integral de la gestión pública, pues es
deber del Estado, por mandato Constitucional, proteger los recursos naturales, así como la
diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible y el bienestar
de la ciudadanía. En El Salvador, la instancia rectora por hacer cumplir dicho mandato es el
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), que deberá ser la institución
encargada de la creación, actualización y monitoreo de las cuentas de activo bosque.
Aun así, se identificaron debilidades y obstáculos tanto conceptuales como operativos para que
el MARN pueda efectivamente construir un sistema armonizado de contabilidad, en el cual exista
un trabajo mancomunado entre las oficinas responsables de la generación de información
geoambiental y las Unidades Financieras Institucionales; estas debilidades u obstáculos cubren
una amplia gama de factores, desde vacíos legales hasta falta de personal técnico para llevar a
cabo la tarea del ejercicio contable.
93
monitoreo de bosques. Otras fuentes consultadas, como la base del Global Forest Watch,
muestran datos de cobertura de bosque más ajustados a los que actualmente tiene el MARN,
tanto en cobertura como en pérdida de bosque. De cualquier manera, la adopción de las NICSP
exigirá la creación de una unidad encargada de generar los registros contables del inventario de
bosques, lo que ocasionará un ajuste para el segundo año de registro de las cuentas. Esta
unidad deberá estar registrando anualmente las variaciones en el registro del devengado
contable. En este sentido, deberá resolverse la discrepancia que existe en las diferentes fuentes
de información en relación con el verdadero stock. Está demás aclarar que el MARN deberá
incluir en su ejercicio presupuestario anual, los recursos para la contratación del levantamiento
de la imaginería satelital para la estimación del stock de bosques.
Atendiendo a los criterios contables para la medición del valor económico de los activos
naturales, reconocidos tanto por las NICSP como por el Marco Central del SCAE, se ha utilizado
la técnica del Costo Corriente de Reposición para la valuación económica, haciendo abstracción
de los componentes ecosistémicos de los bosques, una abstracción necesaria para los fines de
este estudio, aunque no por ello dejarán de ser reconocidos e identificados en las Notas a los
Estados Financieros. Según la técnica de Costo Corriente de Reposición, el valor del activo
natural referido a los bosques en El Salvador asciende a US$2,413 millones, considerando que
el Costo Corriente de Reposición refleja tan solo el costo en que se deberá incurrir para reponer
al menos una hectárea de bosque que sea similar al bosque perdido. Si bien existen diferencias
marcadas entre los diferentes tipos de bosques, en tanto no mejoren los sistemas de
reconocimiento y valoración, el costo estándar propuesto es la única vía para poder registrar
contablemente los bosques.
Finalmente, el manejo fiscal y contable del recurso bosque permite fortalecer áreas
institucionales clave a nivel nacional e internacional. Algunas de estas áreas clave son:
94
- Los Objetivos de Desarrollo del Milenio: las cuentas de activo bosque son una
herramienta que también le permitirían a El Salvador cumplir el objetivo de sostenibilidad
ambiental, entre otros, pues la conservación de los bosques mejora los medios de vida
de las poblaciones, sus ingresos, su seguridad alimentaria, su salud y la calidad del agua.
5.2. Recomendaciones
Con base en los aspectos antes expuestos y analizados, se ha concluido que actualmente el
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), no tiene la capacidad de generar,
en el corto plazo, la información necesaria para estructurar sistemáticamente las Cuentas de
Activos Naturales y la del Recurso Bosque en particular. Para lograr este compromiso, es
necesario emprender con celeridad acciones que logren superar los problemas más relevantes.
En primer lugar, es ineludible que bajo un nuevo modelo de rendición de cuentas mediante la
formulación de Presupuestos Programáticos con Enfoque de Resultados, la adopción de las
NICSP, y toda la Reforma del Presupuesto Público que se está implementando en El Salvador,
se designe al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) como unidad de
registro contable, y como ente responsable de la gestión del patrimonio ambiental de la nación
en todos sus niveles.
Para tal fin, el modelo propuesto para la contabilidad de bosques exige que se cree una Unidad
Ejecutora en el MARN, de modo que sea la responsable del monitoreo y seguimiento sobre la
condición de la cuenta patrimonial del recurso bosque, estableciendo las metodologías para el
levantamiento físico de inventarios (SIG, imaginería satelital, etc.), la determinación del Costo
Corriente de Reposición, las notas técnicas sobre reclasificaciones metodológicas, entre otros
aspectos imprescindibles para rendir cuentas sobre la situación final e inicial del recurso bosque
a lo largo de un período contable. Esta Unidad Ejecutora deberá trabajar mancomunadamente
con la UFI, quien será, en última instancia, la encargada de los registros contables y quien emitirá
información pertinente y veraz para los tomadores de decisiones y la rendición de cuentas a la
sociedad.
95
En segundo lugar, para que la creación de la cuenta patrimonial de bosques se convierta en un
instrumento de política pública, es necesario que se constituya un Comité Técnico
Interinstitucional y Multidisciplinario integrado por los principales actores que tienen injerencia en
la gestión ambiental del país, tales como el MARN, MAG, Juzgado Ambiental y representantes
de la sociedad civil, cuyo propósito será definir, en el corto plazo, las líneas generales sobre la
gestión de los bosques, de manera que se definan claramente las competencias que le
conciernen a cada agente involucrado.
Se ha identificado que este Comité debe contemplar, como marco de referencia mínimo para su
trabajo, los siguientes ejes temáticos:
1) Marco normativo
2) Contexto Institucional
Este es quizá el tema que mayores esfuerzos requiere, ya que es fundamental para el
propósito de la creación de las Cuentas de Activos Naturales en general, y del Recurso
Bosque en particular. Para estructurar la Cuenta del Recurso Bosque se debe disponer
de información periódica y de calidad, esto último implica que cumpla como mínimo con
criterios de integridad, rigor metodológico, exactitud y fiabilidad, entre otros. Esta
información debe permitir conocer entre otros: el stock del recurso forestal del país año
a año, la variación de las coberturas boscosas por categorías, el activo madera contenido
en el bosque natural y plantado, los productos derivados de la madera, la leña y algunos
productos no maderables aportados por el recurso bosque; además, se debe contar con
un sistema de monitoreo y seguimiento de los bosques y otras coberturas vegetales con
el que se pueda estimar con mayor precisión las categorías necesarias para la
96
construcción de la Cuenta Bosque, así como reportes actualizados del monitoreo de la
cobertura de bosques naturales.
a) Desde el MARN se debe formalizar una base conceptual clara y aceptada por todos los
sectores interesados, respecto al recurso bosque y al sector forestal.
97
5) Garantizar el cumplimiento del mandato Constitucional contenido en el Artículo
117, según el cual es deber del Estado proteger los recursos naturales, así como la
diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo
sostenible; así como también el del Artículo 69, en el cual se estipula que es deber
del Estado controlar las condiciones ambientales que puedan afectar la salud y el
bienestar de las personas; y, por último, garantizar los derechos constitucionales
de cuarta y quinta generación, lo cual es un mandato inequívoco y de
responsabilidad absoluta del Estado salvadoreño.
Por último, es necesario que el MARN cree un comité técnico que deberá trabajar con la Dirección
de Contabilidad Gubernamental del Ministerio de Hacienda, para que se inicien las actividades
preparatorias para la adopción de las NICSP, con la incorporación de la cuenta de activos del
recurso bosque.
98
BIBLIOGRAFÍA
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Zona Industrial Ciudad Bicentenaria del Sector Paraparal, Municipio Los Guayos. Trabajo de
Tesis. Colombia: Universidad de Carabobo – Área de Estudios de Postgrado.
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agricultural land use and deforestation in Colombia”. Agriculture, Ecosystems and
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99
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Health Guides.
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Theory. Oxford: Oxford University Press.
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o ONU (2016). Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica 2012. Macro Central. Nueva
York, US: Naciones Unidas.
100
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Tropicales. Quebec City: Congreso Forestal Mundial.
o Traa, B. y Carare, A. (2007). “El gobierno y su patrimonio neto”. Finanzas & Desarrollo, junio,
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reporting and accounting in Australia: Progress, prospects and research priorities”, Science
of the Total Environment, N°. 473-474, pp. 338-349.
101
ANEXOS
Carácter del cambio: establece si el cambio en relación al estado previo de cada acción del
proyecto es positivo (+) o negativo (-).
Intensidad: define que tan grave puede ser la influencia de la actividad del proyecto sobre el
componente ambiental analizado.
Intensidad Porcentaje
Alta 7-9
Media 4-6
Baja 1-3
Extensión o influencia espacial de cambio: es la superficie afectada por las acciones del proyecto
o el alcance global sobre el componente ambiental. La escala de valoración es la siguiente:
102
Extensión Valoración
Generalizado o regional 10
Local 5
Muy local o puntual 2
Duración del cambio: considera el tiempo que durará el efecto de la actividad sobre el
componente ambiental analizado.
Donde:
WI + WE +WD = 1
103
Una vez se ha obtenido el valor de la magnitud (M), se procede a la evaluación del Índice de
Impacto Ambiental (VIA). El valor de este índice está dado en función de las características del
impacto y se calcula mediante los valores de reversibilidad (R), incidencia (G) y magnitud (MA)
Donde:
R: reversibilidad
G= incidencia
M= magnitud
XR= peso del criterio de reversibilidad
XG= peso del criterio de incidencia
XM= peso del criterio de magnitud
Reversibilidad Valoración
Baja o irrecuperable 10
Irreversible
Recuperable a muy largo
9
plazo (> 30 años)
Media (reversible a largo y
Parcialmente reversible 5
mediano plazo)
Reversible Alta 2
Los valores de peso (ponderación) se asignan por parte del equipo de profesionales. A cada
variable o criterio se asigna una ponderación, de acuerdo al consenso de los especialistas y a la
experiencia previa en estudios similares.
Posteriormente al cálculo del índice de impacto ambiental, se calcula la Severidad (S) del
impacto:
S = M x VIA
104
Donde:
M= magnitud
VIA= índice de impacto ambiental
Finalmente, se jerarquizan los impactos, de acuerdo con una escala que indica la severidad,
con un valor mínimo de cero (0) y uno máximo de diez (10):
0 -5 Leve.
Entre 6 y 15 Moderado.
Entre 16 y 39 Severo.
Observaciones
Para identificar los posibles impactos, se deben conocer las diferentes actividades que
se ejecutan durante la ejecución del proyecto, y que puedan generar cambios sobre el
medio físico, biológico y socio-económico, que en este caso específico, aplicaría para el
recurso bosque y/o forestal.
Se requiere la discusión transdiciplinaria, para disminuir el sesgo en la evaluación de
impactos.
Fortalezas / Debilidades
Entre las fortalezas del método de Buroz se tienen:
Entre las debilidades, la valoración es de carácter relativo y solo permite hacer comparaciones
en el contexto del proyecto.
105
MÉTODO DE CONESA SIMPLIFICADO
Conesa (1993, 1997) propone una clasificación de los impactos ambientales de mayor ocurrencia
sobre el medio ambiente, diferenciándolos por su intensidad, por la variación de la calidad
ambiental, por su extensión, persistencia, momento en que se manifiestan, por su capacidad de
recuperación, por su periodicidad, y por la relación causa-efecto, entre otras (León, s.f).
El método que se presenta a continuación, consiste en una simplificación del método formulado
por Conesa.
Variables consideradas
Los variables utilizadas por el método Conesa para la evaluación de los impactos ambientales
se presentan a continuación siguiendo a (Arboleda, 2008):
Intensidad Valoración
Baja 1
Media 2
Alta 4
Muy alta 8
Total 12
Extensión: Área de influencia teórica del impacto en relación con el entorno de la actividad (% de
área, respecto al entorno, en que se manifiesta el efecto). Varía entre 1 y 8, dependiendo de si
el área de influencia es puntual o generalizada.
106
Extensión Valoración
Puntual 1
Parcial 2
Extensa 4
Total 8
Crítica (+4)
Momento: Alude al tiempo entre la aparición de la acción que produce el impacto y el comienzo
de las afectaciones sobre el factor considerado. Si el tiempo transcurrido es nulo, el momento
será Inmediato, y si es inferior a un año, Corto plazo, asignándole en ambos casos un valor de
cuatro (4). Si es un período de tiempo mayor a cinco años, Largo Plazo (1).
Momento Valoración
Largo plazo 1
Mediano Plazo 2
Inmediato 4
Crítico (+4)
Momento Valoración
Fugaz 1
Temporal 2
Permanente 4
Recuperabilidad: posibilidad de retornar a las condiciones iniciales previas a la acción, por medio
de la intervención humana (o sea mediante la implementación de medidas de manejo ambiental).
107
Recuperabilidad Valoración
Recuperable inmediato 1
Recuperable a mediano
2
plazo
Mitigable o compensable 4
Irrecuperable 8
Reversibilidad Valoración
Sin sinergismo 1
Sinérgico 2
Muy sinérgico 4
Acumulación: da idea del incremento progresivo de la manifestación del efecto cuando persiste
de forma continuada o reiterada la acción que lo genera.
Acumulación Valoración
Simple 1
Acumulativo 4
Efecto: se refiere a la relación causa-efecto, o sea, a la forma de manifestación del efecto sobre
un factor, como consecuencia de una acción.
Efecto Significado
Cuando la repercusión de la acción es
Directo o primario
consecuencia directa de ésta.
Cuando la manifestación no es
consecuencia directa de la acción, sino que
Indirecto o secundario tiene lugar a partir de un efecto primario,
actuando este como una acción de
segundo orden.
108
Efecto Significado Valoración
Si ocurre de manera cíclica o
Periódico 1
recurrente
Si ocurre de forma impredecible en el
Irregular 2
tiempo
Si ocurre de manera constante en el
Continuo 4
tiempo
Para determinar la importancia del impacto ambiental, se evalúa cada una de las variables se
evalúa y se califica de acuerdo con los siguientes rangos:
I= (3IN+2EX+MO+PE+RV+SI+AC+EF+PR+MC)
Donde:
IN = Intensidad
EX = Extensión
MO = Momento
PE = Persistencia
RV = Reversibilidad
SI = Sinergia
AC = Acumulación
EF = Efecto
PR = Periodicidad
MC = Recuperabilidad
De acuerdo con los valores asignados a cada variable, la importancia del impacto puede variar
entre 13 y 100 unidades que de acuerdo con el reglamento de EIA Español, establece la siguiente
significancia:
Entre 50 y 75 Severos
Superiores a 75 Críticos.
Observaciones
109
El análisis debe comenzar, con la identificación de la relación existente entre cada una de las
actividades del proyecto y los diferentes componentes.
Fortalezas / Debilidades
La principal debilidad del método es la subjetividad a la hora de valorar las diferentes variables,
por lo que es importante lograr una buena caracterización del territorio y del proyecto, ya que son
la base para la argumentación que debe soportar las valoraciones.
Variables consideradas
Clase: define el sentido del cambio producido por una determinada acción del proyecto: positivo
(+, P) si mejora la condición ambiental analizada o negativo (-, N) si la desmejora.
Presencia: califica la posibilidad de que el impacto pueda darse y se expresa como un porcentaje
de la probabilidad de ocurrencia.
110
Poco Si la probabilidad está entre 20 y 40 % 0.2<0.39
probable
No probable Si la probabilidad es menor a 20 % 0.01<0.19
Duración: evalúa el período de existencia activa del impacto, desde el momento que se empiezan
a manifestar sus consecuencias hasta que duren los efectos sobre el factor ambiental
considerado. Se expresa en función del tiempo de permanencia o tiempo de vida del impacto.
Evolución: califica la rapidez con la que se presenta el impacto, es decir la velocidad como éste
se despliega a partir del momento en que inician las afectaciones y hasta que el impacto se hace
presente plenamente con todas sus consecuencias.
Magnitud: determina la dimensión o tamaño del cambio sufrido en el factor ambiental analizado
por causa de una acción del proyecto. Se expresa en términos del porcentaje de afectación o de
modificación del factor:
111
Si la afectación del factor está entre 20 y 40 %, o 0.2<0.39
Baja
sea una afectación baja del factor analizado
Si se genera una afectación o modificación mínima 0.01<0.19
Muy baja
del factor considerado, o sea menor al 20 %.
La calificación ambiental del impacto (Ca) es la expresión de la acción conjugada de los criterios
con los cuales se calificó el impacto ambiental y representa la gravedad o importancia de la
afectación que este está causando.
Ca = C (P[7.0xEM+3.0xD])
El autor utiliza los valores 7 y 3 para las constantes de ponderación a y b, respectivamente, para
el caso de un proyecto hidroeléctrico.
De acuerdo con las calificaciones asignadas individualmente a cada criterio, el valor absoluto de
Ca será mayor que cero y menor o igual que 10.
Donde:
El valor numérico que arroja la ecuación se convierte luego en una expresión que indica la
importancia del impacto asignándole unos rangos de calificación de acuerdo con los resultados
numéricos obtenidos, de la siguiente manera:
112
Observaciones
Es importante lograr una alta compenetración con las características del medio y del proyecto
que se evalúa, ya que de ello depende la identificación acertada de los posibles impactos que se
pueden generar (Ibíd.).
Fortalezas / Debilidades
Entre las fortalezas del método EPM o Arboleda, se encuentran las siguientes (Ibíd.):
La debilidad principal radica en la dificultad para asignar la Importancia de los impactos, ya que
ello conlleva un alto grado de subjetividad (Ibíd.).
113
Anexo 2. Mapa de Cobertura y Uso del Suelo de El Salvador, 2010-2011.
114
Anexo 3. Clasificación, categoría y descripción por tipo de bosque, El Salvador.
115
Anexo 4. Costos de mantenimiento y manejo en 1 hectárea de plantación forestal pura
con una densidad de 1,111 plantas.
Costo
Costos Admón
Año Detalle No. Unidad Rendimiento D/H Total $ /árbol
Sub Total 10%
$
Formulación del Plan de Reforestación 1 hectárea 0.6 jor/ ha 0.6 20.48 2.05 22.53
Vivero Forestal 1,111 Plant. 23.1 jor/ha 23.1 211.33 21.13 232.46
1
Plantación 1,260 Plant. 93.5 jor/ha 93.5 623.29 62.33 685.62
Sub Total 117.20 855.10 85.51 940.61 0.85
Asitencia técnica (4 visitas/año) 1 hectárea 30.0 has /días 4.00 120.00 12.00 132.00
Plazoleo (1) 1,000 Plant. 350 Plant./jor 2.9 14.50 1.45 15.95
Fertilizante 191 Lb 125 Lb/jor 0.7 3.50 0.35 3.85
2,500
Control Fitosan. Y aplica. Foliar (2/año) 1,000 Plant. 0.4 2.00 0.20 2.20
Plant./jor
Químicos(Fert., Insec. y Foliar) 1,000 Plant. 50.00 5.00 55.00
2
Limpieza(2/año) 1 ha 20 jor/ha 40.0 160.00 16.00 176.00
Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 0.8 4.00 0.40 4.40
1a Poda 1,000 Plant. 250 Árb/jor 4.0 20.00 2.00 22.00
Podadoras ($4.00/unidad) 5 unid./100 ha 0.2 1.00 0.10 1.10
Vigilancia (250 días)* 1 ha 30 has/jor 8.3 41.50 4.15 45.65
Sub Total 61.30 416.50 41.65 458.15 0.41
Asitencia técnica (1 visitas/año) 1 hectárea 30.0 has /días 1.00 30.00 3.00 33.00
Limpieza(2/año) 1 ha 20 jor/ha 40.0 200.00 20.00 220.00
3 Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 0.8 4.00 0.40 4.40
Vigilancia (250 días) 1 ha 30 has/jor 8.3 41.50 4.15 45.65
Sub Total 50.10 275.50 27.55 303.05 0.27
Asitencia técnica (1 visitas/año) 1 hectárea 30.0 has /días 1.00 30.00 3.00 33.00
Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 0.8 4.00 0.40 4.40
Limpieza(2/año) 1 ha 20 jor/ha 40.0 200.00 20.00 220.00
4
2a Poda 500 Plant. 40 Árb/jor 12.5 62.50 6.25 68.75
Vigilancia (250 días) 1 ha 30 has/jor 8.3 41.50 4.15 45.65
Sub Total 62.60 338.00 33.80 371.80 0.33
Asitencia técnica (1 visitas/año) 1 hectárea 30.0 has /días 1.00 30.00 3.00 33.00
Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 0.8 4.00 0.40 4.40
1er Raleo (50%) 33 m3 1 m3/jor 33.0 165.00 16.50 181.50
5 Motosierra ($600.00/unidad) 1 Motos./20 ha 30.0 150.00 15.00 165.00
Limpieza(1/año) 1 ha 20 jor/ha 20.0 100.00 10.00 110.00
Vigilancia (250 días) 1 ha 30 has/jor 8.3 41.50 4.15 45.65
Sub Total 93.10 490.50 49.05 539.55 0.49
Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 1.6 8.00 0.80 8.80
6,7 Vigilancia (250 días) 1 ha 30 has/jor 16.6 83.00 8.30 91.30
Sub Total 18.20 91.00 9.10 100.10 0.09
Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 0.8 4.00 0.40 4.40
Vigilancia (250 días) 1 ha 30 has/jor 8.3 33.20 3.32 36.52
8
3a Poda 500 Plant. 25 Árb/jor 20.0 100.00 10.00 110.00
Sub Total 29.10 137.20 13.72 150.92 0.14
Brecha Corta Fuego ( 3 m ancho) 200 ml 150 ml/jor 1.6 8.00 0.80 8.80
9,10 Vigilancia (250 días) 1 ha 30 has/jor 16.6 83.00 8.30 91.30
Sub Total 18.20 91.00 9.10 100.10 0.09
TOTAL 449.80 2694.80 269.48 2964.28 5.61
Fuente: MARN
116
Anexo 5. Costo por Técnica de Restauración, Suelo Desnudo, 2015.
Establecimiento Mantenimiento
Insumo: Precio Costo Unidad Precio Costo GRAN
Unidad de TOTAL
Unitario Cantidad Total US de Unitario Cantidad Total
Medida
US $ $ Medida US $ US $
Financiamiento
Material de cerco (Alambre) quintal $30 3 $90.00 $90.00
Jornales Cercado día/hombre $6 18 $108.00 $108.00
Jornales de Ronda Corta fuego día/hombre $6 2 $12.00 $12.00
Jornales de aclareo día/hombre $6 8 $48.00 $48.00
Capacitaciones (Alimentación
10 p) 2 jornadas Unidad $5 20 $100.00 $100.00
Postes vivos para cerdado unidad $0.25 10000 $2,500.00 $2,500.00
Plantas Maderables (Madera Plantas
Fina) $0.50 104 $52.00 $52.00
Plantas Frutales Plantas $3 104 $312.00 $312.00
Plantas Forestales Plantas $0.35 104 $36.40 $36.40
Jornales de ahoyado día/hombre $6 3 $18.00 $18.00
Jornales acarreo de plantas día/hombre $6 2 $12.00 $12.00
Jornales de siembra día/hombre $6 2 $12.00 $12.00
Sub - Total Financiamiento: $3,300.40 $3,300.40
Contrapartida
Jornal de Mantenimiento de $48.00
cercado día/h $6.00 4 $48.00
Plazueleado día/h $6 4 $24.00 día/h $6.00 8 $48.00 $72.00
Jornal de Mantenimiento de $48.00
ronda día/h $6 8 $48.00 día/h $6.00 8 $96.00
Jornal de Abonado día/h $6 1 $6.00 día/h $6.00 1 $6.00 $12.00
Cuma Unidad $5.00 2 $10.00 $10.00
Corvo Unidad $14.00 2 $28.00 $28.00
Piocha Unidad $8.00 2 $16.00 $16.00
Azadón Unidad $7.00 2 $14.00 $14.00
Barra Unidad $12.00 2 $24.00 $24.00
Pala duplex Unidad $20.00 2 $40.00 $40.00
Bomba de Mochila Unidad $65.00 1 $65.00 $65.00
Sub - Total Contrapartida: $78.00 $347.00 $425.00
COSTO POR LA UNIDAD DE
MEDIDA DE LA TÉCNICA $3,378.40 $347.00 $3,725.40
Fuente: FIAES, MARN
117
Anexo 6. Costo por Técnica de Restauración, Cafetales, 2015.
Establecimiento Mantenimiento
Precio Costo Unidad Precio GRAN
Insumo : Unidad de Costo
Unitario Cantidad Total US de Unitario Cantidad TOTAL
Medida Total US $
US $ $ Medida US $
Financiamiento
Plantas Forestales Plantas $0.35 150 $52.50 $52.50
Plantas frutales Plantas $3.00 20 $60.00 $60.00
Jornales de ahoyado día/hombre $6.00 2 $12.00
Jornales de siembra día/h $6.00 2 $12.00 $12.00
Jornales de Ronda
Corta fuego día/h $6.00 25 $150.00 $150.00
Insumos Orgánicos
Melaza barril $50.00 1 $50.00 $50.00
Gallinaza saco $3.00 100 $300.00 $300.00
Harina de rocas saco $3.00 25 $75.00 $75.00
Pulimento de arroz saco $20.00 5 $100.00 $100.00
Carbón camionada $200.00 0.5 $100.00 $100.00
Suero cantaro $5.00 5 $25.00 $25.00
Sulfato de Magnesio kg $1.25 5 $6.25 $6.25
Acido Bórico kg $3.25 4 $13.00 $13.00
Fosfato Mono amónico kg $3.25 4 $13.00 $13.00
Sulfato de Manganeso kg $4.00 4 $16.00 $16.00
Sulfato de zinc kg $4.00 4 $16.00 $16.00
Sulfato de Potasio bolsa $3.25 4 $13.00 $13.00
Carbonato de Calcio bolsa $12.00 1 $12.00 $12.00
Cal Hidratada bolsa $5.00 3 $15.00 $15.00
Azufre kg $4.00 25 $100.00 $100.00
Sulfato de Cobre kg $7.00 25 $175.00 $175.00
Kit para extractos kit $50.00 9 $450.00 $450.00
Brocha de 3” unidad $2.00 1 $2.00 $2.00
Palas cuadradas unidad $10.00 4 $40.00 $40.00
caja colectora (madera) unidad $15.00 4 $60.00 $60.00
Adaptadores para riego unidad $1.00 12 $12.00 $12.00
Empaques para unidad
adaptadores $0.50 12 $6.00 $6.00
Carreta de mano unidad $60.00 2 $120.00 $120.00
Bascula de reloj unidad $25.00 1 $25.00 $25.00
Barriles plásticos unidad $40.00 15 $600.00 $600.00
Cubetas unidad $5.00 10 $50.00 $50.00
118
Manguera transparente unidad
de ½ “ $1.00 15 $15.00 $15.00
Subtotal $2,409.25
Sub - Total
Financiamiento: $2,683.75 $ - $2,683.75
Contrapartida
Jornal de $48.00
Mantenimiento de
ronda día/h $6.00 8 $48.00 día/h $6.00 8 $96.00
Cuma Unidad $5.00 2 $10.00 $10.00
Corvo Unidad $14.00 2 $28.00 $28.00
Piocha Unidad $8.00 2 $16.00 $16.00
Azadón Unidad $7.00 2 $14.00 $14.00
Barra Unidad $12.00 2 $24.00 $24.00
Pala duplex Unidad $20.00 2 $40.00 $40.00
Cascarilla de café o de
arroz saco $4.00 100 $400.00 $400.00
Sub - Total $580
Contrapartida: $48.00 $628.00
COSTO POR LA
UNIDAD DE MEDIDA
DE LA TÉCNICA $2,731.75 $580 $3,311.75
Fuente: FIAES, MARN
119