Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La validez del acto administrativo depende de que los motivos por los cuales se
expide sean ciertos, pertinentes y tengan el mérito suficiente para justificar la
decisión que mediante el mismo se haya tomado. Es decir, que correspondan a los
supuestos de hecho y de derecho jurídicamente necesarios para la expedición del
acto administrativo de que se trate, y que se den en condiciones tales que hagan
que deba preferirse la decisión tomada y no otra. Se trata de un requisito material,
en cuanto depende de la correspondencia de lo que se aduzca en el acto
administrativo como motivo o causa del mismo, con la realidad jurídica y/o fáctica
del caso. El vicio de falsa motivación se presenta cuando la sustentación fáctica
del acto carece de veracidad o de coherencia entre el hecho y el supuesto de
derecho; es decir, o no es cierto lo que se afirma en las razones de hecho, o no
hay correspondencia entre tales razones y los supuestos de derecho que se
aducen para proferir el acto. Ahora bien, debe precisarse que una cosa es la falsa
motivación y otra la falta de motivación: la primera, es un evento sustancial, que
atañe a la realidad fáctica y jurídica del acto administrativo, y la segunda, es un
aspecto procedimental, formal, ya que corresponde a la omisión en hacer
expresos o manifiestos en el acto administrativo los motivos del mismo. La falsa
motivación plantea para el juzgador un problema probatorio, de confrontación de
dos extremos, como son lo dicho en el acto y la realidad fáctica atinente al mismo,
con miras a comprobar la veracidad; también plantea un juicio lógico de
correspondencia entre la realidad constatada y la consecuencia jurídica que se
pretende desprender de ella, cuando la primera resulta demostrada. De otro lado,
la falta de motivación le significa un problema de valoración directa del cuerpo o
contenido del acto sobre si se expresan o indican razones para su expedición, y si
lo dicho es suficiente como para tenerse como motivación.
[L]o que advierte la Sala es que los actores confunden el concepto de falsa
motivación con el de falta de competencia, pues aluden a que la decisión
enjuiciada debió haber sido proferida por el Presidente de la República en
consideración a que es la autoridad investida constitucionalmente para ese efecto,
cuestión que permite resolver el primer interrogante planteado en la fijación del
litigio negativamente, dado que no es susceptible de enjuiciar por falsa motivación
el acto que expide la Superintendencia de Puertos y Transporte con base en
facultades que recibe del Legislador, cuando se aduce que ellas corresponden
única y exclusivamente al Presidente de la República. Siendo ello así, y visto que
la Sección primera ya resolvió el cargo de falta de competencia en el proceso
número 11001-03-24-000-2013-00211-00, basta con prohijar lo dicho allí para
desestimarlo
[S]e tiene que en la demanda se controvierte la validez del acto acusado por
considerar que en él se adopta un sistema de vigilancia, monitoreo y captura de
video que permite el acceso a datos sensibles de los usuarios en contravía de lo
dispuesto en la Constitución y en la Ley, en especial de los dispuesto en el artículo
7 de la Ley 1581 de 2012 que protege a niños, niñas y adolescentes. […] Pues
bien, con miras a resolver el cargo expuesto la Sala debe también prohijar la
postura asumida en la sentencia del 29 de abril de 2’015, a que tantas veces se ha
aludido, pues lo que allí se expuso en relación con la posible vulneración de los
artículos 5 y 6 de la Ley 1581 de 2012, resulta perfectamente concordante para el
caso concreto, en el sentido de indicar que la exigencia referida por la parte
actoras no se predica de la Superintendencia sino de las entidades que tienen a
su cargo la recopilación de datos sensibles, discernimiento este que resulta
consonante con lo expuesto por el artículo 12 de la Ley 1581 de 2012. Allí,
también se trajo a colación la existencia de la Circular Externa No. 34 del 14 de
agosto de 2013 que expidió la demandada para destacar que las obligaciones de
la Superintendencia para instruir a los CRC en aras de garantizar la reserva y
protección de los derechos de los usuarios frente al manejo de datos se
salvaguardaba con las directrices allí vertidas, de tal suerte que no habría lugar a
acceder a la nulidad así invocada por la parte actora.
SECCION PRIMERA
I. LA DEMANDA
II. CONTESTACIÓN
I.2.1.1. Objeto
I.2.1.2. Causa
En esa medida, y ateniendo a que los cargos en los dos procesos van
orientados a demostrar la falta de competencia, el exceso en la
potestad reglamentaria y la presunta vulneración del régimen de la Ley
1582 de 2012 en cuanto al tratamiento de los datos sensibles, es claro
que existe cosa juzgada en esos aspectos, ya que hay plena
coincidencia en la pretensión, en la formulación de los cargos y en las
normas invocadas como vulneradas; salvo lo atinente a la
inconformidad presentada frente a los artículos 7 y 23 de la Ley 1581
de 2012 y los cargos de falsa motivación y desviación de poder, puesto
que, se reitera, sobre ellos no hubo pronunciamiento alguno en la
sentencia del 29 de abril de 2015, razón que impone continuar con el
agotamiento de las etapas procesales correspondientes en relación con
estos tópicos, no sin antes estudiar la posibilidad de configuración de la
cosa juzgada en relación con el fallo dictado en el proceso número
11001-03-24-000-2013-00374-00.
I.2.2.1. Objeto
I.2.2.2. Causa
8
Folio 79 del Cuaderno Principal.
9
Página 4 de la sentencia de 15 de diciembre de 2016.
10
Folio 64 del Cuaderno Principal.
Como ya se anotó, los cargos que se pusieron a consideración fueron
los de falta de competencia, exceso en la potestad reglamentaria,
infracción de normas superiores, falsa motivación y desviación de
poder.
Vistas así las cosas, y dado que el cargo de desviación de poder que
proponen los demandantes en el proceso de la referencia no coincide
con el esgrimido por la parte actora en el proceso número 11001-03-24-
000-2013-00374-00, queda reafirmada la necesidad de no decretar en
ese respecto la configuración del citado fenómeno, y por ello, pasará a
analizarse dicho cargo en la fijación del litigio.
El Agente del Ministerio Público que actúa como delegado ante esta
Corporación se mostró partidario de negar las súplicas de la demanda trayendo al
proceso los siguientes argumentos:
En lo que hace a la desviación de poder consideró que tal cargo no fue formulado
de manera adecuada, pues lo que realmente controvierte la parte demandante es
la falta de competencia y un exceso de las atribuciones reglamentarias, y no que
se haya buscado sobrepasar las funciones de salvaguarda del interés general al
expedir la decisión censurada.
VI. DECISIÓN
VII. CONSIDERACIONES
VII.1. Competencia.
“El Despacho observa que, en relación con los hechos, las partes están
de acuerdo en lo siguiente:
En tal orden, y bajo esa arista los problemas a resolver son los
siguientes:
La validez del acto administrativo depende de que los motivos por los cuales se
expide sean ciertos, pertinentes y tengan el mérito suficiente para justificar la
decisión que mediante el mismo se haya tomado. Es decir, que correspondan a los
supuestos de hecho y de derecho jurídicamente necesarios para la expedición del
acto administrativo de que se trate, y que se den en condiciones tales que hagan
que deba preferirse la decisión tomada y no otra.
Ahora bien, debe precisarse que una cosa es la falsa motivación y otra la falta de
motivación: la primera, es un evento sustancial, que atañe a la realidad fáctica y
jurídica del acto administrativo, y la segunda, es un aspecto procedimental, formal,
11
Folios 239 a 241 de este Cuaderno.
ya que corresponde a la omisión en hacer expresos o manifiestos en el acto
administrativo los motivos del mismo. La falsa motivación plantea para el juzgador
un problema probatorio, de confrontación de dos extremos, como son lo dicho en
el acto y la realidad fáctica atinente al mismo, con miras a comprobar la veracidad;
también plantea un juicio lógico de correspondencia entre la realidad constatada y
la consecuencia jurídica que se pretende desprender de ella, cuando la primera
resulta demostrada. De otro lado, la falta de motivación le significa un problema de
valoración directa del cuerpo o contenido del acto sobre si se expresan o indican
razones para su expedición, y si lo dicho es suficiente como para tenerse como
motivación.
Siendo ello así, y visto que la Sección primera ya resolvió el cargo de falta de
competencia en el proceso número 11001-03-24-000-2013-00211-00, basta con
prohijar lo dicho allí para desestimarlo:
(…)
12
“PARÁGRAFO. Facúltase a la Superintendencia de Puertos y Transporte para que en un plazo de 15
meses expida la reglamentación de las características técnicas de los sistemas de seguridad documental que
deberán implementar cada uno de los vigilados, para que se garantice la legitimidad de esos certificados y se
proteja al usuario de la falsificación”.
13
Ver Sentencia C-456 de 1998.
espurio que persiguió la autoridad al promulgar la decisión cuestionada,
distinto al señalado por la ley para el caso concreto.
Esto último implica tomar en consideración tanto los fines generales (bien común)
como los específicos impuestos por la legalidad a la actuación concreta enjuiciada
(protección de la seguridad documental, agilización de trámites, defensa del
patrimonio público, etc.) y contrastarlos con los que el demandante afirma que
motivaron la decisión cuestionada; de modo que allí donde se acredite que se
procuró un fin distinto al señalado por la ley (el personal de quien tomó la
determinación, el de un tercero, el de la misma entidad, el de otra entidad, etc.),
pese a la apariencia de legalidad de lo actuado y resuelto, habrá lugar a su
anulación. Pero ello presupone, se reitera, la prueba efectiva de los intereses
desviados del fin legalmente prescrito.
En tal contexto, el problema indicado sobre este tópico en la fijación del litigio
también debe desatarse negativamente, puesto que no es pasible de impugnarse
por desviación de poder el acto administrativo que expide la Superintendencia de
Puertos y Transporte, cuando se invoca un exceso en la facultad que le confirió el
Legislador para expedir la reglamentación sobre las características técnicas de los
sistemas de seguridad de los CRC.
7.5.1. Ahora bien, se tiene que en la demanda se controvierte la validez del acto
acusado por considerar que en él se adopta un sistema de vigilancia,
monitoreo y captura de video que permite el acceso a datos sensibles de
los usuarios en contravía de lo dispuesto en la Constitución y en la Ley, en
especial de los dispuesto en el artículo 7 de la Ley 1581 de 2012 que
protege a niños, niñas y adolescentes. La siguiente es la norma que se
presenta como desconocida:
“Artículo 7o. Derechos de los niños, niñas y adolescentes. En el
Tratamiento se asegurará el respeto a los derechos prevalentes de los
niños, niñas y adolescentes.
Pues bien, con miras a resolver el cargo expuesto la Sala debe también prohijar la
postura asumida en la sentencia del 29 de abril de 2’015, a que tantas veces se ha
aludido, pues lo que allí se expuso en relación con la posible vulneración de los
artículos 5 y 6 de la Ley 1581 de 2012, resulta perfectamente concordante para el
caso concreto, en el sentido de indicar que la exigencia referida por la parte
actoras no se predica de la Superintendencia sino de las entidades que tienen a
su cargo la recopilación de datos sensibles, discernimiento este que resulta
consonante con lo expuesto por el artículo 12 de la Ley 1581 de 2012. Allí,
también se trajo a colación la existencia de la Circular Externa No. 34 del 14 de
agosto de 2013 que expidió la demandada para destacar que las obligaciones de
la Superintendencia para instruir a los CRC en aras de garantizar la reserva y
protección de los derechos de los usuarios frente al manejo de datos se
salvaguardaba con las directrices allí vertidas, de tal suerte que no habría lugar a
acceder a la nulidad así invocada por la parte actora. Vale la pena mostrar el
entendimiento de la Sala en la anotada oportunidad:
14
“ARTÍCULO 12. DEBER DE INFORMAR AL TITULAR. El Responsable del Tratamiento, al momento de
solicitar al Titular la autorización, deberá informarle de manera clara y expresa lo siguiente:
a) El Tratamiento al cual serán sometidos sus datos personales y la finalidad del mismo;
b) El carácter facultativo de la respuesta a las preguntas que le sean hechas, cuando estas versen sobre
datos sensibles o sobre los datos de las niñas, niños y adolescentes;
c) Los derechos que le asisten como Titular;
d) La identificación, dirección física o electrónica y teléfono del Responsable del Tratamiento.
PARÁGRAFO. El Responsable del Tratamiento deberá conservar prueba del cumplimiento de lo previsto en el
presente artículo y, cuando el Titular lo solicite, entregarle copia de esta”.
La formulación de los accionantes es una simple consecuencia de una eventual
conducta reprochable de los CRC, en cuanto que de incurrir en las causales
previstas en el anotad artículo 23, serían acreedores a la sanción allí prevista.
FALLA
La anterior providencia fue leída, discutida y aprobada por la Sala en su sesión del
3 de diciembre de 2018.