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Sin embargo, adorno nos permite entender una concepción y una visión distinta de
los problemas que aquejaban a nuestro país (México), pues sus ideas trataron de
ser aplicadas a la realidad mexicana; planteando la necesidad de alcanzar la
armonía social a partir de dos conceptos claves en su pensamiento: el trabajo y la
industrialización.
Y partir de estos dos conceptos, Adorno piensa que se podría construir una
sociedad más justa y equitativa que permitiera un mejor reparto en la riqueza
apelando a una postura romántica en torno incluso a la divinidad.
Así, se muestra que Adorno combinó en México dos visiones utópicas para construir
una idea de nación pretendidamente igualitaria. En el socialismo romántico de
Adorno encontramos ciertos conceptos claves para alcanzar una sociedad
equitativa y equilibrada. En concreto, pues, el trabajo sostiene que el socialismo
romántico fue Fue una ideología que se expresó a lo largo del siglo XIX, y que partía
de la preocupación concreta por lograr una sociedad mucho más equilibrada en
torno a los procesos, de modernización acelerada que estaban teniendo lugar de la
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mano de la industrialización que había comenzado en Inglaterra y que cada vez más
se expandía a Europa y a otras partes del mundo.
VISONES DEL PASADO Y DEL PRESENTE: MEXICO SIGLO XIX Y SIGLO XXI.
El siglo XIX, fue una época donde no había cesar bélico, y mucho menos había una
estabilidad en el territorio mexicano, había carencia, falta de oportunidad, pobreza
y no había educación, teniendo altos niveles de analfabetismo.
Todo esto llevo a que el ingeniero Juan Nepomuceno Adorno, tomara cartas en el
asunto y propusiera varios proyectos, donde se reflejaba su preocupación por el
estado en que se encontraba el país, pues varios de sus proyectos iban dirigidos
hacia las obras públicas, por un mejoramiento del entorno en el que se vivía.
Para esto le fue dado un “parco financiamiento gubernamental”, con el que partió
en 1845 a Europa para llevar a cabo su empresa.
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El mercado tabacalero no se industrializó, ya que la empresa concesionada no quiso
poner en práctica las máquinas de Adorno, y esto debido a que la capacidad que
México tenía, tanto para resolver el problema de fondo, como para solventar
económicamente una verdadera industrialización, estaban más allá que una
máquina.
Hoy en día seriamos, un país que viera frutos de aquel proyecto, pero no fue porque
fuera algo imaginario o inclusive imposible de llevar acabo, sino que todos sus
proyectos no recibieron el apoyo gubernamental adecuado para su emprendimiento.
Mas solo queda el preguntarnos, ¿Qué sería de hoy México, si todos estos
proyectos de modernización se hubieran realizado? Tal vez es aquí donde surge la
utopía, pero una utopía diferente a la europea, la cual no vio imaginables, sino
realizables.
Es en 1516 cuando surge la utopía como palabra y también, como género político-
literario, con el texto que escribió Tomás Moro y que título “utopía”. Es también con
este texto que se comienzan proyectos utópicos realizables en nuestro suelo
mexicano. Pues fue el primer obispó de Michoacán Vasco de Quiroga, nacido en
España, quien se basaría en el libro de Moro, para fundar sus conocidas “aldeas-
hospitales”. Cuales eran comunidades indígenas que representaban una alternativa
con respecto a la crueldad de la colonización española.
Es así que este es el primer rastro de proyectos utópicos que se trataban de realizar
en nuestro territorio, pero que una u otra cosa, los llevaba a que no se pudieran
desarrollar del todo.
Y es así que durante el siglo XIX, que México se convierte en un terreno fértil para
el surgimiento y desarrollo de propuestas teóricas y prácticas del socialismo utópico;
con autores como Plotino Rhodakanaty, que introdujo la doctrina del socialismo
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utópico del francés Charles Fourier, en su cartilla socialista de 1861 y fundo una
colonia agrícola con escuela libre en el Municipio de Chalco; Nicola de Pizarro
plasmo ideas socialistas y liberales en su gran novela utópica “el monedero” en
1861; y juan Nepomuceno adorno quien publico la armonía del universo y la ciencia
de la teodicea en 1862, donde describía el plan divino para la felicidad Humana.
También existe otro texto utópico de Francisco Severo Maldonado y Ocampo “el
triunfo de la especie humana” el cual parecía ser un texto perdido hace algunos
años, pero gracias a la dedicación e investigación de la Dra. Carmen Rovira, se ha
podido dar con su paradero y la existencia de dos ejemplares de esta misma obra
en la capital de Guadalajara.
Existieron varios proyectos para nuestra nación que pudieron ser viables y
practicables, es lo que marca la diferencia entre el pensamiento utópico europeo
que resulta fantasioso, a pensamiento que tenían los utópicos en México, pues
claramente se puede plantear que la utopía en América no se realiza de acuerdo al
modelo de Tomás Moro, sino que la utopía en América se puede ver como algo real,
que se dará en un topos real como proyecto posible, y que es precisamente esta
posibilidad que caracteriza al pensamiento utópico en América Latina.
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El mexicano y le latinoamericano muestran en sus utopías una fantasía distinta a
la del europeo. Ya que no crea lugares o topos imaginarios, ni tampoco personajes
fantásticos, porque en la realidad en la que viven es tan necesaria una urgente
solución que no le permite recrearse en un imaginario literiario-filosofico; se sienten,
quizá más que el europeo, comprometido con ella, con su inmediata solución; por
lo mismo, crean teorías confiando en que ella pueda corregir los errores de
inquietante realidad. Plantean y confían en un “imaginario teórico” que transformara
para bien la realidad concreta.
Como lo haría Adorno desde México, los primeros socialistas creían que el
continente era un espacio donde era posible crear sociedades ideales e integradas
y en consecuencia buscaron ensayar comunidades armónicas de cooperación y
mutualismo. El autor está convencido de que estas ideas tenían una tendencia
romántica por buscar espacios en los cuales fuese posible desarrollar sus posturas.
Para Abramson, el socialismo utópico fue también una posibilidad para la
construcción del modelo de nación, y en ese sentido respondió también a la
tendencia romántica de lograr sociedades equilibradas y justas. Por lo tanto, según
Abramson el socialismo se integró como postura política y como un elemento
literario que buscaba modelos para desarrollar repúblicas al largo plazo.
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El desarrollo romántico de sus ideas, haciendo un recorrido general de sus escritos.
Al hacerlo muestra algo en lo que este trabajo insiste: la forma en que el ingeniero
llegó a plantear una nación integrada, haciendo énfasis en la igualdad e integración
de todos los grupos a través de la asociación y el trabajo.
En suma, durante la primera mitad del siglo XIX, el bien común seguía
representando un ideal utópico y romántico desde la perspectiva de Juan
Nepomuceno Adorno, pues no se podía consolidar debido a que el divisionismo y la
disputa entre grupos seguían dominando la política mexicana. Por ello no se habían
logrado establecer medios que permitiesen un avance social para todos los grupos
que componían a la nación mexicana.
Hay que considerar que la producción tabacalera le permitió estar muy cercano a
la realidad de quienes trabajaban en dicha industria , así como conocer la
desigualdad que sufrían artesanos vinculados a la producción de productos
tradicionales, quienes buscaban sin éxito tener un beneficio justo a través de la
participación comercial.
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En suma, la principal preocupación de Adorno desde mediados del siglo XIX, e
incluso antes, era conseguir que el Estado mexicano crease una industria propia y
construyera un mercado nacional. Es por eso que como ingeniero buscó, también
sin éxito, que los diversos gobiernos mexicanos le financiasen los inventos que
desarrolló para la aceleración de la producción nacional. A partir de lo anterior, en
este capítulo buscamos comprender la evolución de la noción de Industria o
industrialización en Juan Nepomuceno Adorno, así como su impacto en su visión
del desarrollo y la transformación sociales, mostrando que la visión de industria en
Adorno está ligada directamente con la idea de progreso.