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Caña de azúcar.

Es el nombre común de esta especies de herbáceas, vivaces,


de talloleñoso de un género (Saccharum) de la familia de
las gramíneas (Gramineae), originaria de la Melanesia y cuya especie
fundamental es Saccharum officinarum. Fue introducida en Cuba por el
año 1535 desde Santo Domingo. La caña de azúcar se cultiva mucho en países
tropicales y subtropicales de todo el mundo por el azúcar que contiene en los
tallos, formados por numerosos nudos. Es un pasto gigante emparentado con
el sorgo y el maíz. La caña alcanza entre 3 y 6 m de altura y entre 2 y 5 cm de
diámetro. El sistema radicular lo compone un robusto rizoma subterráneo; El tallo
acumula un jugo rico en sacarosa, compuesto que al ser extraído y cristalizado
en el ingenio forma el azúcar. La sacarosa es sintetizada por la caña gracias a
la energía tomada del sol durante la fotosíntesis con hojas que llegan a alcanzar
de dos a cuatro metros de longitud. En su parte superior encontramos la
panocha, que mide unos 30 cm. de largo

la historia cabal del origen de la caña de azúcar se pierde en la antigüedad.

De las evidencias disponibles parece inferirse ahora que fue originalmente


desarrollada por los aborígenes de Melanesia, y una explicación posible de su
evolución sería que surgió, a través de un proceso de selección de varias
centurias, de los renuevos jugosos más dulces de la especimen silvestre
conocida por Saccharum robustum. Aunque no es posible fijar con exactitud el
período de origen de la caña de azúcar, algunos peritos lo sitúa entre los años 8
000 y 15 000 a.C. Un material comestible tan útil como la caña de azúcar estaba
expuesto, lógicamente, a mucha migración, y hacia el año 6 000 a.C. se había
arraigado ya en la mayor parte de Melanesia e Indonesia y también en
la India y China. Se llega a citar las aseveraciones de los escribas de Alejandro
Magno, los que en el año 327 a.C. anotaron que en el subcontinente indio "... los
naturales del país chupaban unas cañas que producían miel sin la intervención
de las abejas”. El código Manú, escrito más de 1 000 años a.C., habla de una
caña dulce en su Ley número 341 del Libro 8 y dice: El Duija que viaja y cuyas
provisiones son muy mezquinas, si coge dos o tres cañas de azúcar o dos
pequeñas raíces en el campo del vecino, no debe pagar tributo alguno”. Otras
migraciones hacia las islas orientales de la Polinesia, como Hawai, no ocurrieron
hasta el siglo VI a.C.

El eminente científico soviético I. Vavilov desarrolló su teoría, hoy mundialmente


aceptada, sobre los centros de origen y dispersión de las especies. En la misma,
Vavilov afirma, que el centro principal de origen y dispersión de una especie
cualquiera es aquel lugar donde se encuentra el mayor número de especies e
individuos aumentando espontáneamente. Además de este centro principal,
pueden existir los llamados centros secundarios, que deben ser tomados
también en consideración. Tomando como base sólida los descubrimientos de
Vavilov, se ha procedido a determinar no sólo el lugar de origen de la caña de
azúcar, sino además su Evolución como especie.

No se conoce con precisión la zona en que se origina la caña doméstica, de


carácter industrial (Saccharum officinarum L., 2n = 80); pero hay una creciente
opinión científica en el sentido de que su cuna fue una isla del Pacífico,
quizás Nueva Guinea, a partir de una larga evolución de especies silvestres de
Saccharum spontaneum. Este S. spontaneum, de 2n entre 40 y 128 es originario
de la India.

Además del centro de origen y diversificación primario anteriormente citado, es


probable que otros centros secundarios se desarrollaran a los largo de las rutas
de Migración que se crearon como consecuencia de los conflictos locales y las
relaciones comerciales, lo que provocó que valiosos Clones de S. Officinarum se
dispersaran por toda la Polinesia y el sudeste de Asia. Estos centros
secundarios de diversificación permitieron las hibridaciones naturales entre el S.
Officinarun y el S. Spontaneum probablemente en el norte de la India, lo que dio
como resultado la aparición de la especie más tarde conocida por Saccharum
sinense que fue ampliamente cultivada hasta épocas bastante recientes, tanto
en el norte de la India como en China.

Las menciones más antiguas relacionadas con la caña datan del año 1 000 a.C.,
aproximadamente, en la India. Se usaba entonces una bebida fermentada a base
de guarapo independientemente del hecho de que en todos los tiempos la caña
se ha aprovechado como fruto natural. De la India pasó a Persia (Irán) y
a Mesopotamia; también pasó, cuando la expansión del Budismo, a China,
donde se han hallado variedades de caña nativa. Este testimonio parece indicar
que en el Irán, particularmente en Gondev-Shapur (o Jondisapur) se combinaron
los elementos de la Cultura helenística (greco-asiática), resultante de las
expediciones de Alejandro Magno siglos atrás, y de la Cultura árabe, que en ese
siglo comienza a expansionarse por el Asia. Y de esta conjugación surgió la
industria de la cristalización del azúcar.

Lo cierto es que los árabes al dominar las tierras que bordean


el Mediterráneo van introduciendo la industria azucarera en Egipto, Marruecos,
en el sur de España y en Sicilia, de tal modo que en el siglo X ya existe la
industria azucarera en todas esas zonas. De los árabes, durante las Cruzadas y
durante la existencia de los reinos europeos en Tierra Santa (Palestina),
aprenden los europeos a usar el azúcar y la caña y también lo aprenden en Sicilia
cuando expulsan de allí a los árabes.

Durante los siglos XIV y XV Europa demanda cantidades crecientes de azúcar,


porque no solamente sirve como alimento común sino también como vehículo
conservante (fabricación de conservas), que compite con la sal, también usada
como conservante, y la sustituye. Por eso, cuando el comercio empieza a
desplazarse hacia el Atlántico, uno de los primeros resultados visibles es la
creación de la industria azucarera en las Islas Madera, Cabo Verde y Canarias,
donde Colón se vincula a ella. Y cuando se descubre América la caña llega en
el segundo viaje de Colón (1494), es sembrada en La Española (Santo
Domingo),en las proximidades del actual norteño poblado de La Isabelay pocos
años más tarde –hacia 1520– ya se exporta azúcar. Comienza así la etapa
atlántica de la industria azucarera, caracterizada por el cultivo en plantaciones,
con fuerza de trabajo esclava y vigorosos rasgos de tipo capitalista desde el
punto de vista mercantil y financiero. Europa que se está desenvolviendo por el
camino de la industria capitalista encuentra en las Antillas y Brasil su fuente
abastecedora de azúcar.
Un documento de 1523 parece indicar que, además de plantaciones de caña,
hay en Cuba cierto aprovechamiento industrial de ella; pero nada puede
afirmarse de modo tajante y como hay un documento de 1526 que habla de
los Ingenios que se hacen “de nuevo”, o sea, por primera vez, es preciso ver en
todo ello el reflejo de un súbito interés por la industria azucarera entre los
vecinos, a quienes ya preocupaba la escasez de Indios, el bajo rendimiento de
las minas y la necesidad de esclavos africanos. En verdad hasta la década
de 1540-1550 no se plantea la posibilidad de que hubiera un trapiche
en Santiago de Cuba, pues se solicitan esclavos africanos para atenderlos, pero
los documentos posteriores no revelan nada más al respecto. Cierto es que
hacia 1551 se habla de los “azúcares que hay en la tierra” mas, igualmente, en
testimonios posteriores no vuelve a mencionarse. Fernando Ortiz afirma que la
caña se aprovechaba entonces con un aparato muy rudimentario que perduró
hasta hoy en zonas agrícolas de Cuba: la Cunyaya, y esto explicaría que las
referencias no traten de trapiches ni de ingenios, sino de azúcar simplemente
que quizás fuera sólo una concreción de miel, como raspadura. Lo que
significaba que la industria durante muchos años tuvo una existencia precaria
como explotación de tipo rudimentario para el abastecimiento interno y la
exportación ocasional de miel. Desde luego, la caña se usaría también como
fruto natural para chupar o mascar. En verdad, se sabe que hubo cañaverales
primitivos desde los primeros tiempos.

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