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Derechos de Autor

1° de mayo de 2019

Derechos de autor, o ¿responsabilidades?

Carolina Olvera Castillo

Los derechos de autor pareciesen ser un concepto abstracto y lejano si solamente los
pensamos como un procedimiento legal y ajeno a nuestras vidas como estudiantes o
profesionistas. Esto no es casualidad, ya que además de nuestro propio desinterés, las
instituciones educativas han dado un lugar secundario al reconocimiento y aprendizaje
de las normativas para ser transmitidas a sus estudiantes, planta académica o
administrativa.

Por ello, en este ensayo se expondrá brevemente el contenido que puede ser
susceptible a ser registrado con derechos de autor, el por qué de la importancia en el
ámbito científico que es mi principal área de acción, y se finalizará con una reflexión
sobre el contenido de acceso abierto por medios digitales.

La primera fuente en la cual podemos encontrar información sobre los derechos de


autor en México es sin duda el Instituto Nacional del Derecho de Autor o por sus siglas:
INDAUTOR. Siendo esta la institución que valida y reconoce ante el estado todo lo
creado por las y los autores, que va desde obras literarias hasta artísticas, las cuales
se pueden revisar con detalle en el artículo 13 de la Ley Federal del Derecho de Autor,
desde ahora referida solamente como la Ley. Pueden ser protegidas obras de ramas
artísticas, por ejemplo: literatura, música, danza o dibujo, incluso historietas; también
se incluirán obras arquitectónicas, de cine, radio, fotografía, de cómputo o
compilaciones, entre otros.

Es importante resaltar que las ideas por sí mismas no son protegidas por la ley, así
como las fórmulas, conceptos, métodos, descubrimientos, textos legislativos,
formularios, títulos o frases aisladas, etcétera. Aunque sí se protegerán los estudios
comparativos, interpretaciones o algún trabajo similar que por sí mismas sean una obra
original. Es aquí en donde la protección a los derechos de autor atañe a la ciencia y la
academia, es decir, todas aquellas creaciones originales producto de la mente de la
persona (mas no la idea por sí misma), lo que incluye los trabajos originales tanto de
estudiantes como de investigadores e investigadoras.
Derechos de Autor
1° de mayo de 2019

Tenemos la costumbre de revisar decenas de textos que están disponibles en la red, el


hecho de que estén en Internet no necesariamente significa que podamos reproducir el
material o usarlo libremente. Siendo una práctica común su uso indiscriminado sin
siquiera revisar los marcadores de autoría que distinguen a la obra, lo que usualmente
hacemos es citar al autor o autora (y a veces ni eso). Personalmente siento que este
desconocimiento no solo nos hace cómplices de la violación a los derechos de autor,
sino que nos excluye de la oportunidad de registrar nuestros propios trabajos; registrar
un trabajo nos convierte en parte de una comunidad más comprometida con el respeto
no solo de nuestros pares, sino de la ciencia por sí misma.

Por otro lado, al revisar la Ley encontraremos un breve apartado en el Artículo 6°, en
donde se menciona que toda obra queda protegida al momento de ser plasmada en
soporte de papel o en formato digital, pero no se ahonda en ello; pudiendo ser un área
de oportunidad de actualización de la Ley, debido a las modalidades y expresiones de
la información que se pueden encontrar de forma digital. De nuevo, la mayor parte de
nosotros y nosotras no sabemos como proteger nuestros trabajos contra el plagio,
siendo que nuestros textos son en su mayoría en formato digital, al menos podríamos
informarnos de lo que significa colgarlos a la red.

En gran parte, las memorias de congresos, capítulos de manuales o libros son


materiales digitales de acceso abierto. Es decir, sin restricciones, inmediato y sin
necesidad de pagar. Incluso si decidimos registrar nuestro material, una vez teniendo
los derechos morales de la obra, podemos decidir sobre la forma de su uso y acceso.
Los derechos morales, al contrario de los derechos patrimoniales (ver. Art. 11 de la
Ley), son irrenunciables, esto nos da el potencial para expandir las posibilidades de
acceso a la información de forma abierta y gratuita. ¿Será esta una responsabilidad
ética de nuestra parte? Es verdad que no es obligatoria, sin embargo, la pregunta
también se lanza a las editoriales responsables de la distribución de los materiales
científicos. ¿Hasta qué punto es un negocio? y ¿hasta dónde es el reconocimiento al
trabajo de autores y autoras?

Con estas preguntas finalizamos este ensayo, si es de su especial interés, siéntase


cómodo(a) de poder utilizarlo con la finalidad que le apetezca.

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