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El trauma de un pueblo. ¿Qué paz después de la guerra?

Guy Briole**

“El pasado, al no iluminar ya el porvenir, la neurosis contra su angustia, y con un éxito no


el espíritu camina en las tinieblas” menos ambiguo, también paradójicamente eficaz,
Alexis de Tocqueville (1951, p. 336) y que sella del mismo modo, ¡ay!, un destino que
se transmite a las generaciones sucesivas” (p. 101).
Las guerras ya no son mundiales, es el mundo
el que está por todas partes en guerra. Lo está sin Lo que se transmite
discontinuar, recorrido por la contaminación de
una onda que se quiere purificadora y salvadora, En la generación de posguerra, casi todos los
y que se propaga llevando cada vez más la marca ciudadanos que componen un país —hombres, mu-
de lo religioso, el rasgo racial, la diferencia de jeres y niños— son supervivientes o descendientes
pertenencias. ¿Cómo, en esta deriva del mundo, de los que han sobrevivido a las guerras que han
no reconocer la prolongación de lo que Jacques atravesado y devastado sus países.
Lacan identificaba, al salir de la guerra, en sep- En Europa, es esencial decir que para aquellos
tiembre de 1945, como una disolución del sentido que han sido afectados por la guerra del 39-45,
moral? La ignominia localizada en el corazón de la las marcas ya venían de antes: de la carnicería
vieja Europa y el horror de Hiroshima han dejado que fue 14-18 para los europeos; las masacres que
a los hombres pasmados e incapaces de hablar del culminaron entre 1915 y 1918, para los armenios;
traumatismo impensable. las guerras coloniales, las guerras civiles que han
Se han callado para sobrevivir, satisfaciendo la conducido al establecimiento de dictaduras devas-
necesidad de reconciliaciones aparentes, dejando tadoras para el lazo social. La posguerra no omitió,
el odio intacto, profundo, ardiente, al quedar con- entre las consecuencias de la guerra fría, producir el
tenido en sus refugios imaginarios. odio que se infiltra en un pueblo sometido, cuando
En este “desconocimiento sistemático del mun- una ideología lo mantiene bajo su yugo.
do”, Lacan (2001a) ha reconocido “esas mismas Lo mismo ocurrió en América Latina, cuando
modalidades de defensa que el individuo utiliza en dictaduras de las más feroces condujeron países al
caos; y los intereses desmesurados de las fuerzas
capitalistas no tuvieron ninguna contención ni ver-
* El siguiente escrito corresponde a la conferencia inaugural güenza en apoyar la lucha implacable entre ciuda-
dictada por el profesor Guy Briole el 7 de septiembre de
2017 en el marco del evento Salud Mental, Trauma y Pos-
danos del mismo país, que genera una guerra civil.
conflicto, realizado en la Universidad del Rosario, Bogotá, Por todas partes en el mundo, como lo hemos
Colombia, organizado por la Escuela de Medicina y Ciencias subrayado, estas heridas abiertas sangran con la
de la Salud y la Cancillería de la Universidad. Lo reprodu-
cimos a continuación como editoral de este número [Nota sangre de la locura de los hombres, de no poder
del Director]. renunciar a destruirse entre ellos.
Traducción de Alín Salom. Hoy en día, son los hijos e hijas, los nietos o los
** Guy Briole, Profesor de Val-de-Grace y Secretario de la
Asociación Mundial de Psicoanálisis (amp). biznietos los que llevan estas heridas, aún abiertas

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Guy Briole

para muchos: son supervivientes hechos de los ji- En la Antigua Grecia encontramos un primer
rones de las guerras. A pesar de que todos los que episodio de amnistía general. Es promulgada por
han atravesado las guerras, la tortura, la negación Trasíbulo, vencedor de los Treinta Tiranos que,
de ellos mismos o de su pueblo de pertenencia, mientras gobiernan Atenas, en 404 a. C., se entre-
hayan tenido dificultades para hablar del horror gan a todos los excesos. Una vez derrotados, se les
que han podido vivir psicológicamente y en su permite, con el fin de apresurar el final de la guerra,
cuerpo, algo de estas historias, a pesar de todo, se retirarse a Eleusis, una ciudad situada a unos 20
ha transmitido. km de Atenas. Allí es inventada una palabra, am-
No es, pues, sin daño —a veces a pesar de su nêstia, que contiene a la vez la idea del perdón y la
obstinación en callarse o bien confrontados a esta del olvido. Es de lo que se benefician y que nadie
parte imposible de comunicar— como se ha hecho contesta; la democracia es restablecida en el país.
una transmisión, por parte de los que han vuelto Posteriormente, es el tratado de paz, firmado
de estos infiernos y para quienes la reducción del entre Estados beligerantes, lo que regula la suerte
cuerpo a lo que queda de vida sería como una en- de los participantes, mediante una amnistía gene-
fermedad incurable. Los hijos de un superviviente ral, acompañada de la imposibilidad de perseguir
habían inventado un nombre a esta enfermedad a cualquiera por crímenes cometidos durante los
incurable; cuando su padre se replegaba sobre sí conflictos.
mismo, decían que “tenía el campo” (Friedman, Con el primer conflicto mundial, se plantea la
2001, p. 12). cuestión de los criminales de guerra y la posibilidad
Eso incurable, como traumatismo, es también de someterlos a jurisdicciones penales nacionales
lo que ha podido ser vivido como borradura y que e internacionales. A continuación, numerosas juris-
consiste en haber sido negado, borrado como per- dicciones son creadas, para —digámoslo así— no
sona en nombre de una religión, una raza, reducido ser funcionales.
al rango de un desperdicio a eliminar. Por el contrario, los juicios de Nuremberg, de
noviembre 1945 a octubre 1946, son ejemplares
La reconciliación en cuanto al tipo de procedimiento, seguido in-
flexiblemente hasta su término. Además del he-
Es una cuestión siempre muy difícil de abordar cho del enjuiciamiento de criminales de guerra
y a la cual no es posible, podría decirse, responder nazis, en Nuremberg son establecidas las reglas
de una manera definitiva. fundamentales que rigen estos juicios. Esto sigue
La historia y la experiencia muestran —por siendo válido hoy en día, para gran parte de los
todas partes y siempre, se podría decir en este considerandos judiciales y de responsabilidad de
punto— que sea cual sea el trabajo hecho —en criminales de guerra.
una sociedad, un grupo, un país después de una Demorémonos un momento en Francia y lo
guerra, una dictadura, una guerra civil, un tiempo que ocurrió en el decurso de la Segunda Guerra
de separación que los ha atravesado de una manera Mundial. Desde junio 1944 se estableció, bajo la
brutal, salvaje, etc.—, las modalidades adoptadas presidencia del General De Gaulle, el primer Go-
en cada lugar han tenido consecuencias que a me- bierno Provisional de la República Francesa (gprf)
nudo no se podían anticipar. y fueron establecidas las primeras Ordenanzas que
Es importante subrayar que, al lado de las de- restablecieron la legalidad republicana en el país.
cisiones de los Estados, hay también cuestiones Principalmente, preveían la creación de tribuna-
personales de cada sujeto, que pueden encontrarse, les —Corte de Justicia y cámaras cívicas— que
cruzarse, separarse, oponerse… debían hacer pasar a la legalidad la depuración de

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la posguerra, la cual, abandonada a los ajustes de Probablemente su madre lo había concebido con un
cuenta sumarios y sin juicio, ya había registrado soldado alemán —pero, ¡eso no se podía decir!—.
unas 10 000 ejecuciones. Esta depuración extraju- Tantas cosas hubieron de adivinar los niños, más
dicial concitaba rencores y provocaba reacciones allá de una omertà cómplice.
violentas, que algunas veces llegaban incluso a Digamos que eso no inclina al acercamiento
justificar a los colaboradores, a darles argumen- ni a pensar en una paz tras la guerra. Incluso,
tos. En todo caso, la población francesa, fuera de el Estado francés tuvo que juzgar, en cuanto se
los que se libraban a una venganza sanguinaria, acabó la guerra, a un cierto número de personas
permanecía dividida respecto a los métodos bárba- de primer plano. El caso más flagrante fue el del
ros alimentados por lo que fue llamado la leyenda mariscal Pétain, que fue juzgado en 1945 por un
negra de la depuración. Tribunal de Justicia superior y reconocido como
La fractura del país, al amenazar con ampliar- de indignidad nacional; fue condenado a la pena
se, llevó a De Gaulle a votar una primera ley de de muerte, pena que fue conmutada por el general
amnistía que excluía de condena a “los que habían De Gaulle a cadena perpetua, y murió encarcelado
obedecido órdenes y no habían tomado iniciativas”. en la isla de Yeu. Otros, ministros y funcionarios
En los años siguientes, otras leyes de amnistía se de alto rango de Vichy, fueron condenados a penas
extendieron a delitos o crímenes más complejos de prisión perpetua y otros fueron condenados a
en cuanto a la implicación de las personas. Los muerte y ejecutados (Pierre Laval, Joseph Darnand,
tribunales dictaminaron un número considerable etc.). Para otros, el pasado quedó encubierto por
de condenas y De Gaulle, por su poder de gracia, empleos en las altas esferas de la administración,
amnistió a un gran número de ellos. Salvador de donde mostraron su diligencia y saber hacer. Fue
la Nación tras Londres, De Gaulle se hizo cargo, el caso de Maurice Papon para quien no se inició
personalmente, de la necesidad imperiosa de volver un juicio más que en 1998, por complicidad con
a hallar una unidad. un crimen contra la humanidad, por su responsa-
Si bien fue seguido a nivel de la nación, eso bilidad en la deportación, desde Burdeos, de 1600
no curó las heridas de cada uno; más aún, hubo judíos, entre 1942 y 1944.
que aprender, en lo cotidiano, a convivir con los
enemigos de ayer. Sobre el consenso
Para alguien que no lo ha vivido, no se puede
uno imaginar lo que representa encontrarse en los El consenso es, al contrario de lo que piensan
lugares públicos de un pueblo, de una pequeña ciu- algunos que es para todos, lo que no consigue ja-
dad, con los que han colaborado con el enemigo y más satisfacer a nadie. El consenso es lo que hace
le han denunciado a uno a la Gestapo o a la policía callar, pero no quita ni el recuerdo ni el dolor. Como
de un dictador, y que están allí disfrutando de los ofrece un trato a cada una de las partes, lo que se ha
mismos derechos que uno, exhibiendo a veces ofrecido al otro es siempre puesto en tela de juicio.
cierta arrogancia. Entonces, y no es la menor de las Resulta que la transición hacia la paz debe,
paradojas, con frecuencia son los que han tenido para sostenerse políticamente, ser idealizada, para
que padecer estas violencias los que se retraen. que el proceso unificador se sustente. Eso implica
Hasta en el cementerio continúa la proximidad, bastantes reajustes de lo que es la historia reciente,
para siempre. interpretada por unos como otros, por medio de
A las generaciones siguientes pocas cosas fue- mentiras que toman valor de verdad, de mitos que
ron transmitidas claramente. ¿Por qué a uno le lla- glorifican a los verdugos y otros que desvalorizan
maban le boche —el alemán—, despectivamente? a las víctimas.

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Este proceso llevaría hacia la nivelación de los general o colectiva no recubrirá jamás la memoria
protagonistas, que es otro nombre del consenso: individual y el perdón no es más que el anverso de
¡todos habrían sufrido y habrían hecho sufrir! Es un odio inextinguible.
allí donde se establecería el “discurso gris”: ¡na- La memoria es ultrajada, no por padecer amne-
die sería verdaderamente culpable enteramente, sia, sino por haber sido alterada y oficializada tras
ni inocente del todo!; ¡todos tendrían las manos amnistías mutuas y negociadas. Con frecuencia,
manchadas de sangre, de sangre fraterna! Entonces demandas de perdón puramente formales, pronun-
¿para qué empeñarse en dar consistencia a buenos ciadas por los que han sostenido regímenes dic-
y malos, verdugos y héroes? tatoriales o guerra civil, son negociadas a cambio
En esta temporalidad, la ausencia de violencia, de reducciones de penas.
de conflictos, la cual es necesaria para el proceso, Aún queda apretujarse en el seno de este con-
es retomada de una manera falaz como uno de los junto de fraternidad reencontrada, designando,
argumentos de la ejemplaridad y de lo bien fundado fuera de la comunidad de pertenencia, un país, un
de la vía elegida. responsable que habría empujado a lo peor.
Entonces, los verdugos salen blanqueados y De este modo, Joseph de Maistre (2009), en su
las víctimas son indemnizadas, según un pretium texto Esclarecimientos sobre los sacrificios, hacía
doloris, que no es más que una conminación a no valer que “del culpable al enemigo no hubo más
seguir expresándose, puesto que la memoria de la que un paso; todo enemigo fue culpable y aún más,
época pasada es considerada como establecida ofi- desgraciadamente, todo extranjero fue enemigo,
cialmente. Así pues, en este tiempo de transición, cuando hizo falta víctimas” (p. 34).
no se debe tampoco tocar a los símbolos que puedan ¡Lo malo está fuera, el amor ideal de la patria
evocar a un campo o al otro, siendo el argumento es reencontrado!
retorcido no borrar elementos —testimonios de la
historia—, cuando de lo que se trata es más bien La responsabilidad de cada uno
de no “herir susceptibilidades”, no avivar nuevas
divisiones. ¡Siempre se pide a las víctimas que Una paz duradera no puede fundarse sobre el
perdonen! desconocimiento de lo que ha estado en juego en
El paso siguiente es “archivar” el pasado en las épocas revueltas, ni sobre una borradura de la
nombre de la unidad fundamental del mañana. memoria o la subversión del pasado.
Una verdadera autocensura es exigida a cada uno. El hombre es invariablemente empujado por
Luego, vendrán las leyes de amnistía donde, una una pulsión de destrucción que apunta siempre a
vez más, es a las víctimas a quienes se pide ser un semejante —y no es esta la menor de las para-
clementes con sus verdugos. dojas para el que no tome en cuenta lo que tanto
Amnistía no puede ser pensada más que con Freud como Lacan han puesto en evidencia sobre
amnesia y una falsa reconstrucción de la memoria esta cuestión—. El hombre no está jamás en paz ni
histórica. Entonces el pueblo conserva sus heridas con sus pulsiones, ni con sus semejantes, aunque
internas, que permanecen abiertas por debajo de sean los más íntimos.
la piel rápidamente restañada sobre heridas entu- Cada vez que, en nombre de la reconciliación,
mecidas. He aquí una sociedad que lleva en sí las el pasado es vertido en el olvido público, las ci-
semillas de nuevas divisiones para un futuro que catrices de la guerra no logran cerrarse y el trau-
no puede ir más que hacia lo peor. Pues la amnesia matismo jamás puede ser superado. El argumento

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de la fraternidad infiltra siempre la idea de recon- en el arrepentirse del uno, en tanto que, en espejo,
ciliación; pero muy precisamente lo que sabemos no puede ver en ese otro malo algo de sí mismo.
en psicoanálisis es que esta fraternidad está en el El hombre está hecho a imagen del hombre, y es
corazón mismo de lo que hace que los hombres se su drama cuando descubre que este otro verdugo
hagan la guerra. que lo maltrata está hecho de la misma estofa que
Siempre he sostenido que, en cierto modo, todas él. ¿Cómo en estas situaciones, poder afirmarse
las guerras son guerras civiles. Es siempre otro sí en tanto que hombre cuando lo que se presenta
mismo a quien se mata en la guerra, a un hermano. es: “soy semejante a aquel a quien, al fundarlo
Fue el grito que Henry Dunant, el fundador de la como hombre, fundo para reconocerme como tal”
Cruz Roja, lanzó en Solferino, en el campo de la (Lacan, 1948, p. 118)?
batalla espantosa que hizo en un solo día, el 24
de junio de 1859, 40 000 muertos y heridos: Tutti La obediencia y la responsabilidad
fratelli!. Es también el tema de aquella película
destacable de François Ozon, Frantz. En los juicios de Núremberg, el 4 de diciembre
La guerra tiene una causa profunda que tiene de 1945, fue adoptada la idea según la cual la obe-
que ver con la alteridad (Briole, 2015a, p. 101-106). diencia militar es central en el funcionamiento de
Lacan (1984) ha insistido en la relación inicial de un ejército. Sin embargo, la obediencia no justifica
todo sujeto con un Otro primordial, el del “conoci- que cualquiera cometa crímenes o actos injustifi-
miento paranoico” (p. 180) del mundo. Más allá de cables, aunque la orden haya sido dada. “Llega
esta confrontación, el sujeto puede llegar a existir un momento en que un ser humano debe rechazar
superando la radicalidad del “‘tú o yo’ permanente obedecer a su jefe, si debe también obedecer a su
de una guerra, en que está en juego la existencia conciencia. Incluso el simple soldado que sirve
del uno o el otro [...]” (Lacan, 1955, p. 428). Así en las filas del ejército de su país no está obligado
persiste en el inconsciente lo que engendra “la vio- a obedecer órdenes ilegales”. El redactado final y
lencia del instinto de muerte freudiano, el asesinato consensual del texto fue el siguiente: “El hecho de
imaginario del hermano” (Lacan, 2001b, p. 40). haber actuado bajo la orden de su gobierno o el
No obstante, se insiste siempre en querer pensar de un superior jerárquico no libera de la respon-
un espacio de fraternidad donde, de nuevo, sería sabilidad del [agente] si ha tenido moralmente
posible compartirlo todo —pues tanto la puesta la facultad de elegir” (T.M.I Nuremberg, 1949,
en tela de juicio como el levantamiento del velo p. 235). He aquí planteada la facultas resistendi,
sobre lo que este espacio contiene hace correr el esta facultad de resistir de la cual parecería que
riesgo de reavivar las tensiones y abrir a nuevas se quiere librar a los subalternos, para resarvarla
guerras—. Es la trampa, la elección forzada que al discernimiento de los decididores. Entonces, el
acorrala a la víctima: ¡callarse para no ser consi- engaño es doble: del lado decididor, no es él quien
derada como responsable del retorno de lo peor! ha realizado el crimen; del lado ejecutor, no tendría
La idea que se impone —y que, sin embargo, verdaderamente conciencia de lo que contenían sus
sigue aún y por todas partes sin ser respetada— es actos. Vercors, recordando a Macbeth, resalta que
la de la responsabilidad de cada uno, y sus coro- cada uno “siente sus crímenes secretos pegarse a
larios que son las amnistías y la impunidad que, sus manos”, pero también siente que se despegan
lamentablemente, vienen algunos años después. para recaer sobre el otro.
El hombre tiene poca memoria respecto a la El interés superior de la nación y el patriotis-
Historia; es olvidadizo. Mantiene una confianza mo exaltado, se mezclan con el desprecio del que
en la afirmación de arrepentimiento, quiere creer manda sobre los acatadores, sobre todo porque “los

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que son mandados por él obedecen al temor y no al Francia, por ejemplo, jamás hubo persecuciones
amor”. Ese jefe, el que ya no alberga amor hacia los contra resistentes.
suyos, es un “maniquí miserable” (Vercors, 2001, Otro error sería, en nombre de la constatación
p. 51). El cinismo le sienta bien al que manda sobre de que lo inhumano habría sido cometido por seres
aquellos cuya obediencia pasiva, sumisión estricta, humanos, reenviar a cada uno, verdugo y víctima,
permite que se cometan exacciones a gran escala. espalda contra espalda, en la espiral de la violencia.
Ya nada se opone al horror de un goce adictivo que Hay una impunidad legal, es la que puede estable-
procura al torturador el sufrimiento y la tortura, cer un Estado, y hay otra que permanece íntima para
tanto física como moral, del que es designado, cada sujeto. A esta dimensión subjetiva, ninguna
entregado a la violencia mórbida del que se siente ley puede traer apaciguamiento alguno.
con justificación para ejercerla. Para eso no hace La evolución de la idea del deber de memoria
falta ninguna formación. hacia la de deber de conocimiento viene a estorbar
la impunidad; no se trata únicamente de recordar,
La impunidad sino de avanzar hacia la verdad.
La búsqueda de la verdad, el querer saber, des-
Sostener que la reconciliación se daría al precio plaza lo que está en juego en la impunidad. En
de la impunidad es el error mayor que se presenta África del Sur, el restablecimiento del diálogo
en el camino a recorrer hacia la paz. entre las comunidades tras el Apartheid ha po-
Para una sociedad —anudamiento tan frágil de dido hacerse, en 1995, por medio de Comisiones
parlêtres en un mismo espacio—, la reconciliación de verdad y reconciliación. Tuvieron una impor-
es el precio a pagar para poner un límite al horror tancia decisiva, por no haber retrocedido ante el
que se ha podido atravesar. Se trata de buscarse hecho poder decirse lo más doloroso; ninguna de
un porvenir común, evitando estigmatizar posi- las partes rechazó aproximarse, en la medida de
ciones binarias: la radicalidad del mal para unos, lo posible, a lo que había pasado.
la soledad del dolor de las víctimas para los otros. El tiempo ni borra ni altera la memoria traumá-
El deber de memoria debe arrancarnos al olvi- tica. El tiempo judicial no coincide con el tiempo
do, pero recordarnos también que, al final de las subjetivo. No hay solapamiento entre ellos. Es
hostilidades, se trata de ¡encubrir una impunidad, uno de los obstáculos con el que tropiezan muchos
a veces castigando, para dar ejemplo! Es como gobiernos que emprenden el encontrar disposicio-
si la ejecución rápida —tan estigmatizada como nes de pena a los que han sido reconocidos como
fuertemente mediatizada— de algunas personali- culpables de crímenes, incluido crímenes contra la
dades o criminales de primer plano fuese a cubrir humanidad. De hecho, no hay temporalidad para la
con un velo toda la impunidad que queda aún por impunidad. La alternativa es la sentencia justa, la
despejar, uno por uno, de la masa hecha anónima. que puede pronunciar una jurisdicción de Estado
El segundo error de lectura sería pensar que la y que sea aplicada según las reglas en vigor, en el
impunidad no concierne más que a aquellos que momento en que han sido aceptadas como tales por
están del lado de los vencidos (Biole, 2015b). las dos partes. Cada sociedad, como lo desarrolla
Las exacciones en espejo cometidas por los re- Lacan, prevé en la “relación del crimen a la ley”
sistentes, los oprimidos organizados en grupos de un castigo. Pero, el punto decisivo, es la imperiosa
represalia, deben ser tomadas en consideración necesidad de un “asentimiento subjetivo” (Lacan,
para saber lo que pueda haberlas legitimado. Se 1950, p. 126) para que el castigo adquiera él mis-
ha de decir que es una cuestión delicada y que, en mo una significación. Este asentimiento subjetivo
concierne todas las partes presentes.

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Así pues, la decisión de la Corte Suprema de La impunidad del soldado ordinario


Justicia de la Nación, de Argentina, del 3 de mayo y la vergüenza
de 2017, en lo que concierne a personas condena-
das por crímenes contra la humanidad, respecto a En este orden ideas, pero sobre la vertiente
la ley del 2 x 1, ha llevado a protestas encendidas, opuesta, debemos tomar en consideración lo que
nacionales e internacionales. Esta decisión que adviene a los soldados que cumplen con su misión
permite a los que han sido acusados, en cuanto han en el respeto de la Convención de Ginebra. “Los
cumplido dos años de detención preventiva, rebajar secretos guardados de uno mismo son los más
un día por cada día pasado en prisión, hasta que pesados de llevar” —esto es lo que hace decir Ke-
sean juzgados y hayan recibido su pena, ha sido vin Powers (2013) a uno de los personajes de su
muy mal recibida. Las víctimas han visto allí una libro notorio, Yellow birds, escrito tras pasar dos
elección por parte del Estado de una política de años en el infierno del ¡Irak “liberado”!— Son
“desmemoria”, de olvido. Las llagas siguen allí, tanto más pesados, estos secretos, cuanto que na-
prestas a volver a abrirse en cuanto la clemencia ha- die desea escuchar lo que ellos tienen para decir.
cia los verdugos adquiere la marca de lo arbitrario. Todos los pueblos mantienen esta ambivalencia
respecto a sus ejércitos. Se celebra a los militares
Goce desatado, locuras de guerra (Briole, 2016b). cuando son necesarios para la protección del país,
Es un punto que he desarrollado en una Confe- de sus intereses en el mundo, y se los estigmatiza
rencia impartida hace ya un año en México, titulada localizando en ellos lo peor de lo que habría en el
El cuerpo del enemigo (Briole, 2016a), donde he fondo de cada ser humano. Se imputa, entonces,
subrayado cómo la guerra es este contexto en el a esos soldados el haber experimentado, en la
cual lo peor del hombre puede desatarse contra su muerte dada, un goce, tanto más malsano cuanto
semejante. Con frecuencia, asolando y devastando más marcado de impunidad; ¡en la guerra se mata
el cuerpo de dicho enemigo por medio de actos legalmente! Si se ha querido delegarles esta tarea,
bárbaros a menudo de carácter sexual. Los ejem- para que el país se mantenga en su lugar, y se los
plos son numerosos, de estos desencadenamientos ha condecorado por este servicio prestado, ¡es
incontrolables, y la lista de estos actos es infinita. El para que después se callen! ¡Que resuelvan en sus
profesor Albert Bandura (1996) de la Universidad casernas y consigo mismos sus estados anímicos,
de Stanford les ha dado un nombre, casi un estatuto: sin molestar a la conciencia nacional! A la falta se
moral desengagement (p. 364-374), el desenganche agrega, a veces, la vergüenza que se abate sobre
del sentido moral. Lo hemos considerado más bien ellos cuando la nación no consigue alojar la guerra
como un tiempo de desconexión de lo simbólico, que ha declarado bajo el estandarte de la moral.
donde se hace presente “lo real como tal, el peso Desde siempre es así: se celebran las muertes
de lo real” (Lacan, 1959, p. 17), todo el peso de y se deja la vergüenza y la culpabilidad a los que,
un real desatado que, sin embargo, no libra para habiendo combatido, han salvado, sin embargo,
nada el sujeto de la responsabilidad de sus actos. su pellejo.
Estos actos, particularmente devastadores para un La obnubilación es tal que ni siquiera nos damos
pueblo, no deben ser encubiertos como “hechos de cuenta que hemos fundido en un mismo conjunto
guerra”, sino que les corresponde su presentación a soldados, víctimas de las guerras y deportados
ante los tribunales y un juicio que proyecte toda la de los campos. A unos se le imputará goces incon-
luz sobre lo que ha pasado. fesables (masacres, torturas, violaciones, etc.) y a
los otros el haber probablemente jugado su propia
partida, al haber sobrevivido allí donde tantos otros

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han perecido. A todos se les pedirá que no agreguen ha hecho posibles —recordaremos en España la
al desorden social, político, policial, el desorden de trágica y escandalosa acusación de prevaricación
su malestar consecutivo al encuentro traumático. contra el juez Baltasar Garzón en 2008 después de
Que ocupen el lugar que les está designado y no haber ordenado la apertura de las fosas comunes
molesten a la conciencia colectiva: la del antiguo de las víctimas del franquismo (Briole, 2016a)—.
combatiente, la de la víctima. Sostenemos que no hay paz para los vivos, si no
se puede realizar una paz en torno a los muertos.
El lugar justo y la toma en consideración La restitución de los bienes, la reintegración
de las víctimas profesional son otros aspectos que no deben ser
descuidados.
De todo lo que hemos podido decir hasta aho-
ra, se notará que es delicado cernir de antemano El pretium doloris, el precio del dolor
quién será o no será considerado como víctima de
un conflicto. Ocurre —y eso puede chocar— que Los problemas de “reparación” a las víctimas
estas víctimas pueden encontrarse en los dife- se han planteado en cada proceso de paz, en todos
rentes bandos presentes. Este respeto mutuo de los pueblos. Eso necesita estrategias delicadas,
un sufrimiento no tiene nada de angelical, puede difíciles, para negociar lo mejor posible los inte-
ser un punto de partida de una discusión abierta, reses reales del sujeto. Es necesario indemnizar a
donde la cuestión no es tampoco borrar los actos una víctima, según lo que diga la ley de la nación
de cada uno. a la cual tanto el experto como el paciente están
sometidos. En determinados casos una ley debe
Las víctimas y las familias ser pensada —adecuada al conflicto del cual se
quiere salir—.
La recuperación de los cuerpos por las fami- No obstante, sabemos que ningún pretium do-
lias, después de su identificación, es una etapa loris puede colmar la brecha abierta en un sujeto.
determinante de un proceso de paz. Precisemos El reconocimiento de una víctima es también de-
que este punto es igualmente importante para cada jarle la posibilidad de hablar de lo que ha vivido
uno de los campos que han podido enfrentarse. La y que continúa sufriendo en su fuero interior. Es
fosa común es una de las modalidades utilizadas necesario mucho coraje a los que han sido víctimas
en los crímenes de genocidio y las dictaduras. Lo de esta violencia arbitraria, para llevar a cabo un
fue también en la posguerra, durante el periodo de trabajo sobre sí mismos, a partir de lo insólito, lo
depuraciones. Sea del campo que sea, un cuerpo insospechado con el que se han topado y que estaba
en una fosa común no está en una sepultura. Es escondido en lo más profundo de su ser. Para que
la “desaparición de este cuerpo en la masa de los esto sea posible, es necesario también alguien para
demás cuerpos” (Duras, 1994, pp. 15-56). Es su recibir, con tacto y atención, este sufrimiento. A
anulación en tanto que singularidad. No acceder veces hacen falta años para cerrar esta brecha que
a estas demandas legítimas agrava las tensiones, ha irrumpido y se ha abierto en la vida de alguien.
hace que la comprensión mutua sea imposible y es
del orden de una cobardía política, sobre todo en Una escucha entre otras, la del analista
la medida en que los métodos científicos actuales
permiten las identificaciones. El psicoanalista está concernido por estas de-
Es una cuestión que siempre reaviva, de la mandas de ser escuchado. No debe sustraerse a
manera más extrema, lo que en una nación las ello. El psicoanalista hace lo que hace siempre:

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El trauma de un pueblo. ¿Qué paz después de la guerra?

propone escuchar la singularidad de los efectos para desregulación de los lazos sociales, como la puesta
cada uno del momento social, político, económi- en tela de juicio del Padre en su idea de Nación,
co, al cual se ve confrontado. El psicoanalista no reavivan las tensiones entre los grupos de un mismo
consuela, no promete mejores tiempos. Tampoco Estado, hacen resurgir rencores y odios, vuelven
se deja instrumentalizar por los poderes públicos, a poner al descubierto las promesas de venganza.
para suplir su deficiencia, y ser un relevo de la El estado de derecho, el respeto de la integri-
insuficiencia del Estado a la hora de ocuparse de dad de los territorios, están y siguen estando, de
“sus” víctimas. hecho, aún amenazados. A pesar de que tantos
combatientes, anónimos, han muerto por la liber-
Para una dialéctica de la paz tad, “único valor imperecedero de la historia” dice
Albert Camus (1951), su fragilidad es permanente
No hemos considerado la reconciliación del y extrema. “Los hombres nunca están bien muertos
lado del encubrimiento de las fracturas mediante más que por la libertad: no creían entonces morir
un Memorial, ni del lado de las celebraciones del del todo” (p. 299).
amor reencontrado de un pueblo dividido, ni del Pero he aquí que aún e inexorablemente, los
lado del imperativo gaullista de la necesidad ur- hombres están listos para comprometerse en lo
gente de “pasar página”, etc. Lo hemos abordado peor, tanto sienten que las redes de la guerra se es-
del lado de la búsqueda de una dialéctica posible, trechan en torno a ellos. Si es así, los combatientes
en una sociedad que la más grande violencia ha de ayer habrán muerto una segunda vez.
desgarrado. El psicoanalista es también un ciudadano com-
La cuestión más acuciante sigue siendo la que prometido y, en este sentido, le corresponde, a
planteaba Lacan (1967): “¿Cómo hacer para que partir de su formación, de su saber sobre los hom-
masas humanas, condenadas al mismo espacio, no bres, de su ética, decir lo que piensa y actuar en
solamente geográfico, sino eventualmente familiar, consecuencia.
permanezcan separadas?” (p. 363). Toda guerra
—de naciones, clanes, familias— desemboca en Referencias
esta cuestión. Entonces, falta responder lo más
cerca posible a la verdad de cada uno. Bandura, A. (1996). Mechanisms of Moral Disen-
El declive de los ideales es a menudo esgri- gagement in the Exercise of Moral Agency.
mido en el discurso contemporáneo para explicar Journal of Personality and Social Psychology,
el desencadenamiento guerrero, desordenado y 71(2), 364-374.
multifocal, y también para justificar la subida de Briole, G. (2015a). En las fauces de la guerra: arran-
los racismos y de la segregación. Se finge sorpresa camiento. En Brousse, M. El psicoanálisis a
y desconocimiento de lo que Freud había notoria- la hora de la guerra (pp. 101-106). Paris: Tres
mente demostrado en su Malestar en la cultura: haches.
tras la pantalla de la civilización, que favorece la Briole, G. (2015b). El uno impune. El psicoanálisis.
pacificación de la relación entre los hombres, nada Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoaná-
cambia en cuanto a sus instintos fundamentales. lisis, 25, 76-81.
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incluso el ejército, participan de una tentativa de dad del Claustro de Sor Juana. Recuperado de
canalizar las fuerzas instintivas, encontrándoles http://www.jornadasnel.com/Actividades-en-se-
salidas aceptables y gestionando lo mejor posible des-y-delegaciones/NEL-Mexico/16-10-14_
el “resto” inherente a todo grupo social. Pero la Conferencia-de-Guy-Briole.pdf

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Guy Briole

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