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LA TIRANÍA DE LA SEDUCCIÓN.

Hoy la globalización, como proceso histórico, objetivo e inevitable se presenta ante nosotros,
solo que la misma está signada por la filosofía del imperialismo y el neoliberalismo.
Esta ideología capitalista se manifiesta con fuerza en tres escenarios principales: el escenario
económico, el militar, y el menos visible: el escenario ideológico. Es decir, como señala Ignacio
Ramonet, evidentemente toda la maquinaria de manipulación de mentes, de manipulación de
almas; toda la maquinaria ideológica que trata de convencernos de que la globalización y el
neoliberalismo abren un paraíso terrenal.[38]
Se trata de artilugios de violencia simbólica que precisamente se ponen en marcha para
hacernos creer que somos felices cuando estamos siendo dominados. Se domina mucho mejor
si el subyugado no tiene conciencia de ello. Los colonizados y sus colonizadores saben que la
relación de dominación no se basa en la supremacía de la fuerza, sino en el control de las
mentes. Todo imperio que desea perdurar tiene como principal objetivo refrenar las almas y los
corazones de quienes se les oponen.
Pero la hegemonía de un imperio en el contexto contemporáneo, ya no solo se mide por los
triunfos militares, los Estados Unidos por ejemplo, se han asegurado del dominio científico, y
roban cada año, decenas de miles de cerebros (estudiantes, investigadores, graduados
universitarios) del resto del mundo que van a sus universidades, a sus laboratorios, o a sus
empresas.
Existe una inobjetable brecha digital y del conocimiento. La actividad científica y
de innovación está altamente desbalanceada. Cada año se publican dos millones de artículos
científicos, se depositan un millón de patentes y hay más de mil millones de usuarios
en Internet. Pero el 85 por ciento de las publicaciones, el 90 por ciento de las patentes y el 75
por ciento de los usuarios de Internet corresponden a los países industrializados.
Hoy, en lugar de "robo de cerebros", se trata de acuñar el término "libre circulación de
cerebros", eufemismo que enmascara la emigración masiva hacia el Primer Mundo de
graduados universitarios y profesionales de alta calificación que nunca retornan a sus países de
origen. O sea, no solo se trata de que se produce el acaparamiento y la exclusividad del
conocimiento, sino de que operan las viejas y nuevas formas de expropiación del conocimiento
de los países subdesarrollados por parte del mundo industrializado, de las que el "robo de
cerebros" constituye una clara manifestación y una práctica muy rentable de apropiarse de
mano de obra calificada a un bajo costo.
La realidad del mundo parece haber sido diseñada para sembrar el egoísmo, el individualismo
y la deshumanización del hombre.

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