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UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE

FACULTAD DE INGENIERIA
CARRERA PROFESIONAL DE INGENIERIA CIVIL

PORTAFOLIO
Actividades formativas de los
temas de la Unidad II
INTEGRANTES:
 GALINDO ERQUINIO GRUDDY

 GONZALES CAMBORDA ANTHONY

 HURTADO CUELLAR LUZ

 MERCADO OROSCO JAIRO

 SOBRADO MARCHINO DEBORA


DOCENTE TUTOR: Mg. CELIA HAYDEE RAYMUNDO OLORTEGUI

2018

ASIGNATURA: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA II


PRESENTACIÓN

Realiza una pequeña presentación de tu portafolio…


¿Qué aprendió en esta unidad...? ¿Qué valores ha
interiorizado?

Tener un corazón solidario con aquellos que necesitan del prójimo, esta cualidad es del
carácter de dios, es lo que, en el desarrollo de la asignatura, se nos inculco.

A través de este curso pudimos asimilar los dones que nos otorga el espíritu santo, los
cuales me llevan a seguir el ejemplo de Dios, tal es así que, a través del conocimiento de
los principios y las obras de misericordia, creciendo así nuestra fe y sobre todo en el
desarrollo del lado humanitario.

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Contenido
Actividad 1: Relaciona la Doctrina Social de la Iglesia, sus Principios y Valores, al entorno
social actual, según la información del Documento 4, en un organizador visual. ............... 3
Actividad 2: Explica el del Principio del Bien Común y del Destino Universal de los Bienes,
según la información del Documento 5, en un resumen. .................................................... 5
Actividad 3: Explica el Principio de Subsidiaridad y de Participación según la información
del Documento 6, en un resumen. ..................................................................................... 9
Actividad 4: Descubre la importancia del Principio de Solidaridad según el Documento 7,
en un organizador visual. ................................................................................................. 13
Actividad 5: Participa activamente en una jornada espiritual y/o de formación cristiana,
planificada por el docente tutor, y reporta sus experiencias de fe, esperanza, caridad,
servicio, solidaridad… ......................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Actividad 6: Analiza uno o más lecturas propuestas (Encíclicas Sociales…) que
fundamente su Informe del PPBC, en un reporte de lectura. .............. ¡Error! Marcador no
definido.
Bibliografía Utilizada ........................................................................................................ 16
Autor (a).............................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Coautor (a) ...................................................................................................................... 17

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Actividad 1: Relaciona la Doctrina Social de la Iglesia, sus, según la
información del Documento 4, en un organizador visual.

PRINCIPIOS Y VALORES EN EL ENTORNO SOCIAL ACTUAL

Significado Y Unidad: Los principios permanentes de la doctrina social de la


Iglesia constituyen los verdaderos y propios puntos de apoyo de la enseñanza
social católica: se trata del principio de la dignidad de la persona humana ya
tratado en el capítulo precedente en el que cualquier otro principio y contenido de
la doctrina social encuentra fundamento del bien común, de la subsidiaridad y de
la solidaridad.

Estos principios, expresión de la verdad íntegra sobre el hombre conocida a través


de la razón y de la fe, brotan «del encuentro del mensaje evangélico y de sus
exigencias comprendidas en el Mandamiento supremo del amor a Dios y al
prójimo y en la Justicia con los problemas que surgen en la vida de la sociedad.

Estos Principios Tienen Un Carácter General Y Fundamental

Se refieren a la realidad social en su conjunto: desde las relaciones


interpersonales caracterizadas por la proximidad y la inmediatez, hasta aquellas
mediadas por la política, por la economía y por el derecho; desde las relaciones
entre comunidades o grupos hasta las relaciones entre los pueblos y las Naciones.
Por su permanencia en el tiempo y universalidad de significado

RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA

La tecnología: creatividad y poder

La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos


pone en una encrucijada. Somos los herederos de dos siglos de enormes olas de
cambio: el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, el automóvil, el
avión, las industrias químicas, la medicina moderna, la informática y, más
recientemente, la revolución digital, la robótica, las biotecnologías y las
nanotecnologías.

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La tecno ciencia bien orientada no sólo puede producir cosas realmente valiosas
para mejorar la calidad de vida del ser humano, desde objetos domésticos útiles
hasta grandes medios de transporte, puentes, edificios, lugares públicos. También
es capaz de producir lo bello y de hacer «saltar» al ser humano inmerso en el
mundo material al ámbito de la belleza.

Sin duda hace falta una atención constante, que lleve a considerar todos los
aspectos éticos implicados. Para eso hay que asegurar una discusión científica y
social que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información
disponible y de llamar a las cosas por su nombre. A veces no se pone sobre la
mesa la totalidad de la información, que se selecciona de acuerdo con los propios
intereses, sean políticos, económicos o ideológicos. Esto vuelve difícil desarrollar
un juicio equilibrado y prudente sobre las diversas cuestiones, considerando todas
las variables atinentes. Es preciso contar con espacios de discusión donde todos
aquellos que de algún modo se pudieran ver directa o indirectamente afectados
(agricultores, consumidores, autoridades, científicos, semilleras, poblaciones
vecinas a los campos fumigados y otros) puedan exponer sus problemáticas o
acceder a información

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Actividad 2: Explica el del Principio del Bien Común y del Destino
Universal de los Bienes, según la información del Documento 5,
en un resumen.

EL PRINCIPIO DEL BIEN COMÚN

Significado y aplicaciones principales:

El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del
cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es
indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también
en vistas al futuro. Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del
bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien
común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.

La responsabilidad de todos por el bien común

El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad: ninguno está exento de
colaborar, según las propias capacidades, en su consecución y desarrollo. El bien común
exige ser servido plenamente, no según visiones reductivas subordinadas a las ventajas
que cada uno puede obtener, sino en base a una lógica que asume en toda su amplitud la
correlativa responsabilidad. El bien común corresponde a las inclinaciones más elevadas
del hombre, pero es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda
constante del bien de los demás como si fuese el bien propio.

Las tareas de la comunidad política

Para asegurar el bien común, el gobierno de cada país tiene el deber específico de
armonizar con justicia los diversos intereses sectoriales. La correcta conciliación de los
bienes particulares de grupos y de individuos es una de las funciones más delicadas del
poder público. En un Estado democrático, en el que las decisiones se toman
ordinariamente por mayoría entre los representantes de la voluntad popular, aquellos a
quienes compete la responsabilidad de gobierno están obligados a fomentar el bien
común del país, no sólo según las orientaciones de la mayoría, sino en la perspectiva del
bien efectivo de todos los miembros de la comunidad civil, incluidas las minorías.

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EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES

Origen y significado: El principio del destino universal de los bienes de la tierra está en
la base del derecho universal al uso de los bienes. Todo hombre debe tener la posibilidad
de gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo: el principio del uso común de
los bienes, es el «primer principio de todo el ordenamiento ético-social» y «principio
peculiar de la doctrina social cristiana». Por esta razón la Iglesia considera un deber
precisar su naturaleza y sus características. Se trata ante todo de un derecho natural,
inscrito en la naturaleza del hombre, y no sólo de un derecho positivo, ligado a la
contingencia histórica; además este derecho es «originario». Es inherente a la persona
concreta, a toda persona, y es prioritario respecto a cualquier intervención humana sobre
los bienes, a cualquier ordenamiento jurídico de los mismos, a cualquier sistema y método
socioeconómico: « Todos los demás derechos, sean los que sean, comprendidos en ellos
los de propiedad y comercio libre, a ello [destino universal de los bienes] están
subordinados: no deben estorbar, antes al contrario, facilitar su realización, y es un deber
social grave y urgente hacerlos volver a su finalidad primera ».

El destino universal de los bienes comporta un esfuerzo común dirigido a obtener para
cada persona y para todos los pueblos las condiciones necesarias de un desarrollo
integral, de manera que todos puedan contribuir a la promoción de un mundo más
humano, «donde cada uno pueda dar y recibir, y donde el progreso de unos no sea
obstáculo para el desarrollo de otros ni un pretexto para su servidumbre». Este principio
corresponde al llamado que el Evangelio incesantemente dirige a las personas y a las
sociedades de todo tiempo, siempre expuestas a las tentaciones del deseo de poseer, a
las que el mismo Señor Jesús quiso someterse (cf. Mc 1,12-13; Mt 4,1-11; Lc 4,1-13) para
enseñarnos el modo de superarlas con su gracia.

Destino universal de los bienes y propiedad privada:

Si bien en el proceso de desarrollo económico y social adquieren notable relieve formas


de propiedad desconocidas en el pasado, no se pueden olvidar, sin embargo, las
tradicionales. La propiedad individual no es la única forma legítima de posesión. Reviste
particular importancia también la antigua forma de propiedad comunitaria que, presente
también en los países económicamente avanzados, caracteriza de modo peculiar la
estructura social de numerosos pueblos indígenas. Es una forma de propiedad que incide
muy profundamente en la vida económica, cultural y política de aquellos pueblos, hasta el
punto de constituir un elemento fundamental para su supervivencia y bienestar. La
defensa y la valoración de la propiedad comunitaria no deben excluir, sin embargo, la
conciencia de que también este tipo de propiedad está destinado a evolucionar. Si se
actuase sólo para garantizar su conservación, se correría el riesgo de anclarla al pasado
y, de este modo, ponerla en peligro.

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Destino universal de los bienes y opción preferencial por los pobres:

Jesús dice: «Pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre»
(Mt 26,11; cf. Mc 14,3-9; Jn 12,1-8) no para contraponer al servicio de los pobres la
atención dirigida a Él. El realismo cristiano, mientras por una parte aprecia los esfuerzos
laudables que se realizan para erradicar la pobreza, por otra parte, pone en guardia frente
a posiciones ideológicas y mesianismos que alimentan la ilusión de que se pueda eliminar
totalmente de este mundo el problema de la pobreza. Esto sucederá sólo a su regreso,
cuando Él estará de nuevo con nosotros para siempre. Mientras tanto, los pobres quedan
confiados a nosotros y en base a esta responsabilidad seremos juzgados al final (cf. Mt
25,31-46): «Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos
socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus
hermanos».

UNA ECOLOGÍA INTEGRAL

Ecología ambiental, económica y social: Cuando se habla de «medio ambiente», se


indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la
habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como
un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos
interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del
funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras
de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una
respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental
buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales
entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra
social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución
requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a
los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.

Ecología cultural: En este sentido, es indispensable prestar especial atención a las


comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre
otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de
avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios. Para ellos, la tierra no es un
bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un
espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus
valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los
cuidan. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que
abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios
que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura

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Justicia entre las generaciones: ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos
sucedan, a los niños que están creciendo? Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de
manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario. Cuando
nos interrogamos por el mundo que queremos dejar, entendemos sobre todo su
orientación general, su sentido, sus valores. Si no está latiendo esta pregunta de fondo,
no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan lograr efectos importantes. Pero
si esta pregunta se plantea con valentía, nos lleva inexorablemente a otros
cuestionamientos muy directos: ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos
a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra? Por
eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se
requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los
primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá.
Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso
por esta tierra.

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Actividad 3: Explica el Principio de Subsidiaridad y de
Participación según la información del Documento 6, en un
resumen.

EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIDAD

La exigencia de tutelar y de promover las expresiones originarias de la sociabilidad es


subrayada por la Iglesia en la encíclica « Cuadragésimo año », en la que el principio de
subsidiaridad se indica como principio importantísimo de la « filosofía social »: « Como no
se puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su
propio esfuerzo e industria, así tampoco es justo, constituyendo un grave perjuicio y
perturbación del recto orden, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas
pueden hacer y proporcionar y dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda
acción de la sociedad, por su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los
miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorberlos.

Indicaciones concretas: El principio de subsidiaridad protege a las personas de los


abusos de las instancias sociales superiores e insta a estas últimas a ayudar a los
particulares y a los cuerpos intermedios a desarrollar sus tareas. Este principio se impone
porque toda persona, familia y cuerpo intermedio tiene algo de original que ofrecer a la
comunidad. La experiencia constata que la negación de la subsidiaridad, o su limitación
en nombre de una pretendida democratización o igualdad de todos en la sociedad, limita y
a veces también anula, el espíritu de libertad y de iniciativa

LA PARTICIPACIÓN

Significado y valor: La participación no puede ser delimitada o restringida a algún


contenido particular de la vida social, dada su importancia para el crecimiento, sobre todo
humano, en ámbitos como el mundo del trabajo y de las actividades económicas en sus
dinámicas internas, la información y la cultura y, muy especialmente, la vida social y
política hasta los niveles más altos, como son aquellos de los que depende la
colaboración de todos los pueblos en la edificación de una comunidad internacional
solidaria.

Participación y democracia: La participación puede lograrse en todas las relaciones


posibles entre el ciudadano y las instituciones: para ello, se debe prestar particular
atención a los contextos históricos y sociales en los que la participación debería actuarse
verdaderamente. La superación de los obstáculos culturales, jurídicos y sociales que con
frecuencia se interponen, como verdaderas barreras, a la participación solidaria de los
ciudadanos en los destinos de la propia comunidad, requiere una obra informativa y
educativa. Una consideración cuidadosa merecen, en este sentido, todas las posturas que
llevan al ciudadano a formas de participación insuficientes o incorrectas, y al difundido
desinterés por todo lo que concierne a la esfera de la vida social y política: piénsese, por

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ejemplo, en los intentos de los ciudadanos de « contratar » con las instituciones las
condiciones más ventajosas para sí mismos, casi como si éstas estuviesen al servicio de
las necesidades egoístas; y en la praxis de limitarse a la expresión de la opción electoral,
llegando aun en muchos casos, a abstenerse.

ALGUNAS LÍNEAS DE ORIENTACIÓN Y ACCIÓN

Diálogo Sobre El Medio Ambiente En La Política Internacional: Sabemos que la


tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre todo el carbón,
pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas– necesita ser reemplazada
progresivamente y sin demora. Mientras no haya un amplio desarrollo de energías
renovables, que debería estar ya en marcha, es legítimo optar por la alternativa menos
perjudicial o acudir a soluciones transitorias. Sin embargo, en la comunidad internacional
no se logran acuerdos suficientes sobre la responsabilidad de quienes deben soportar los
costos de la transición energética. En las últimas décadas, las cuestiones ambientales
han generado un gran debate público que ha hecho crecer en la sociedad civil espacios
de mucho compromiso y de entrega generosa. La política y la empresa reaccionan con
lentitud, lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales. En este sentido se puede
decir que, mientras la humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como
una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de
comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus
graves responsabilidades.

Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el


desarrollo social de sus habitantes, aunque deban analizar el nivel escandaloso de
consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la
corrupción. También es verdad que deben desarrollar formas menos contaminantes de
producción de energía, pero para ello requieren contar con la ayuda de los países que
han crecido mucho a costa de la contaminación actual del planeta. El aprovechamiento
directo de la abundante energía solar requiere que se establezcan mecanismos y
subsidios de modo que los países en desarrollo puedan acceder a transferencia de
tecnologías, asistencia técnica y recursos financieros, pero siempre prestando atención a
las condiciones concretas, ya que «no siempre es adecuadamente evaluada la
compatibilidad de los sistemas con el contexto para el cual fueron diseñados». Los costos
serían bajos si se los compara con los riesgos del cambio climático. De todos modos, es
ante todo una decisión ética, fundada en la solidaridad de todos los pueblos.

Diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales: Ante la posibilidad de una

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utilización irresponsable de las capacidades humanas, son funciones impostergables de
cada Estado planificar, coordinar, vigilar y sancionar dentro de su propio territorio. La
sociedad, ¿cómo ordena y custodia su devenir en un contexto de constantes innovaciones
tecnológicas? Un factor que actúa como moderador ejecutivo es el derecho, que
establece las reglas para las conductas admitidas a la luz del bien común. Los límites que
debe imponer una sociedad sana, madura y soberana se asocian con: previsión y
precaución, regulaciones adecuadas, vigilancia de la aplicación de las normas, control de
la corrupción, acciones de control operativo sobre los efectos emergentes no deseados de
los procesos productivos, e intervención oportuna ante riesgos inciertos o potenciales.

No se puede pensar en recetas uniformes, porque hay problemas y límites específicos de


cada país o región. También es verdad que el realismo político puede exigir medidas y
tecnologías de transición, siempre que estén acompañadas del diseño y la aceptación de
compromisos graduales vinculantes. Pero en los ámbitos nacionales y locales siempre
hay mucho por hacer, como promover las formas de ahorro de energía. Esto implica
favorecer formas de producción industrial con máxima eficiencia energética y menos
cantidad de materia prima, quitando del mercado los productos que son poco eficaces
desde el punto de vista energético o que son más contaminantes. También podemos
mencionar una buena gestión del transporte o formas de construcción y de saneamiento
de edificios que reduzcan su consumo energético y su nivel de contaminación. Por otra
parte, la acción política local puede orientarse a la modificación del consumo, al desarrollo
de una economía de residuos y de reciclaje, a la protección de especies y a la
programación de una agricultura diversificada con rotación de cultivos. Es posible alentar
el mejoramiento agrícola de regiones pobres mediante inversiones en infraestructuras
rurales, en la organización del mercado local o nacional, en sistemas de riego, en el
desarrollo de técnicas agrícolas sostenibles.

Diálogo y transparencia en los procesos decisionales: Cuando aparecen eventuales


riesgos para el ambiente que afecten al bien común presente y futuro, esta situación exige
«que las decisiones se basen en una comparación entre los riesgos y los beneficios
hipotéticos que comporta cada decisión alternativa posible». Esto vale sobre todo si un
proyecto puede producir un incremento de utilización de recursos naturales, de emisiones
o vertidos, de generación de residuos, o una modificación significativa en el paisaje, en el
hábitat de especies protegidas o en un espacio público. Algunos proyectos, no
suficientemente analizados, pueden afectar profundamente la calidad de vida de un lugar
debido a cuestiones tan diversas entre sí como una contaminación acústica no prevista, la
reducción de la amplitud visual, la pérdida de valores culturales, los efectos del uso de
energía nuclear. La cultura consumista, que da prioridad al corto plazo y al interés
privado, puede alentar trámites demasiado rápidos o consentir el ocultamiento de
información.

Política y economía en diálogo para la plenitud humana: El principio de maximización


de la ganancia, que tiende a aislarse de toda otra consideración, es una distorsión
conceptual de la economía: si aumenta la producción, interesa poco que se produzca a

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costa de los recursos futuros o de la salud del ambiente; si la tala de un bosque aumenta
la producción, nadie mide en ese cálculo la pérdida que implica desertificar un territorio,
dañar la biodiversidad o aumentar la contaminación. Es decir, las empresas obtienen
ganancias calculando y pagando una parte ínfima de los costos. Sólo podría considerarse
ético un comportamiento en el cual «los costes económicos y sociales que se derivan del
uso de los recursos ambientales comunes se reconozcan de manera transparente y sean
sufragados totalmente por aquellos que se benefician, y no por otros o por las futuras
generaciones”. La racionalidad instrumental, que sólo aporta un análisis estático de la
realidad en función de necesidades actuales, está presente tanto cuando quien asigna los
recursos es el mercado como cuando lo hace un Estado planificador.

Las religiones en el diálogo con las ciencias: En todo caso, habrá que interpelar a los
creyentes a ser coherentes con su propia fe y a no contradecirla con sus acciones, habrá
que reclamarles que vuelvan a abrirse a la gracia de Dios y a beber en lo más hondo de
sus propias convicciones sobre el amor, la justicia y la paz. Si una mala comprensión de
nuestros propios principios a veces nos ha llevado a justificar el maltrato a la naturaleza o
el dominio despótico del ser humano sobre lo creado o las guerras, la injusticia y la
violencia, los creyentes podemos reconocer que de esa manera hemos sido infieles al
tesoro de sabiduría que debíamos custodiar. Muchas veces los límites culturales de
diversas épocas han condicionado esa conciencia del propio acervo ético y espiritual,
pero es precisamente el regreso a sus fuentes lo que permite a las religiones responder
mejor a las necesidades actuales.

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Actividad 4: Descubre la importancia del Principio de Solidaridad
según el Documento 7, en un organizador visual.

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EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD

La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona


humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres
y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido
una conciencia tan difundida del vínculo de interdependencia entre los hombres y entre
los pueblos, que se manifiesta a todos los niveles. La vertiginosa multiplicación de las vías
y de los medios de comunicación « en tiempo real », como las telecomunicaciones, los
extraordinarios progresos de la informática, el aumento de los intercambios comerciales y
de las informaciones son testimonio de que por primera vez desde el inicio de la historia
de la humanidad ahora es posible, al menos técnicamente, establecer relaciones aun
entre personas lejanas o desconocidas.

La solidaridad como principio social y como virtud moral: La solidaridad es también


una verdadera y propia virtud moral, no «un sentimiento superficial por los males de
tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y
perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno,
para que todos seamos verdaderamente responsables de todos ».418 La solidaridad se
eleva al rango de virtud social fundamental, ya que se coloca en la dimensión de la
justicia, virtud orientada por excelencia al bien común, y en « la entrega por el bien del
prójimo, que está dispuesto a "perderse", en sentido evangélico, por el otro en lugar de
explotarlo, y a "servirlo" en lugar de oprimirlo para el propio provecho (cf. Mt 10,40-42; 20,
25; Mc 10,42-45; Lc 22,25-27) ».

Solidaridad y crecimiento común de los hombres: El principio de solidaridad implica


que los hombres de nuestro tiempo cultiven aún más la conciencia de la deuda que tienen
con la sociedad en la cual están insertos: son deudores de aquellas condiciones que
facilitan la existencia humana, así como del patrimonio, indivisible e indispensable,
constituido por la cultura, el conocimiento científico y tecnológico, los bienes materiales e
inmateriales, y todo aquello que la actividad humana ha producido. Semejante deuda se
salda con las diversas manifestaciones de la actuación social, de manera que el camino
de los hombres no se interrumpa, sino que permanezca abierto para las generaciones
presentes y futuras, llamadas unas y otras a compartir, en la solidaridad, el mismo don.

LOS VALORES FUNDAMENTALES DE LA VIDA SOCIAL

a) Relación entre principios y valores


b) La verdad
c) La libertad
d) La justicia

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EDUCACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA

Apostar por otro estilo de vida: La situación actual del mundo «provoca una sensación
de inestabilidad e inseguridad que a su vez favorece formas de egoísmo colectivo».
Cuando las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en su propia conciencia,
acrecientan su voracidad. Mientras más vacío está el corazón de la persona, más
necesita objetos para comprar, poseer y consumir. En este contexto, no parece posible
que alguien acepte que la realidad le marque límites. Tampoco existe en ese horizonte un
verdadero bien común. Si tal tipo de sujeto es el que tiende a predominar en una
sociedad, las normas sólo serán respetadas en la medida en que no contradigan las
propias necesidades. Por eso, no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos
climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de
crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando
sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción
recíproca.

Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente: La educación ambiental


ha ido ampliando sus objetivos. Si al comienzo estaba muy centrada en la información
científica y en la concientización y prevención de riesgos ambientales, ahora tiende a
incluir una crítica de los «mitos» de la modernidad basados en la razón instrumental
(individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin reglas) y
también a recuperar los distintos niveles del equilibrio ecológico: el interno con uno
mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual con
Dios. La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el Misterio, desde
donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo. Por otra parte, hay
educadores capaces de replantear los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de
manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el
cuidado basado en la compasión.

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Bibliografía Utilizada

Benedicto XVI. Carta encíclica. Caritas in Veritae. Jun 29 de 2009. Obtenido de:
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-
xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html

Francisco. Carta Encíclica. Laudato Si. May 24 de 2015. Obtenido de:


http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-
francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

Iglesia Católica. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. Vaticano: Librería


Editrice Vaticana, Jun 28 de 2005. Obtenido de:
http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-
ccc_sp.html

Pontificio Consejo Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Vaticano:


Librería Editrice Vaticana, Abr 2 de 2004. Obtenido de:
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpea
ce_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html#PRESENTACI%C3%93N

Integrantes:
 GALINDO ERQUINIO GRUDDY

 GONZALES CAMBORDA ANTHONY

 HURTADO CUELLAR LUZ

 MERCADO OROSCO JAIRO

 SOBRADO MARCHINO DEBORA

Carrera Profesional de INGENIERIA CIVIL, ULADECH Católica.


Chimbote, Año 2018.

(Hurtado Cuellar luz) Carrera Profesional de Ingeniería Civil ULADECH Católica.

Chimbote, AñoL2018.

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Coautor (a)

(Mg. Celia Haydee Raymundo Olortegui), Docente de Uladech Católica.

Chimbote, 2018.

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