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Improperios
Las partes que corresponden al primer coro se indican con el número 1; las que corresponden al
segundo, con el número 2; las partes que deben ser cantadas por ambos coros se indican con los
números 1 y 2. También pueden cantarlos dos cantores.
Himno a la Cruz
20 bis. Según la tradición y costumbre del lugar, y si pastoralmente parece oportuno, puede
cantarse el himno Stabat Mater o algún otro canto alusivo conmemorando los dolores de la
Santísima Virgen.
Memoria de los dolores de la Santísima Virgen María
Junto a la Cruz
Según una antigua tradición, en la tarde del viernes santo se realizaba en nuestras iglesias un
piadoso ejercicio en memoria de los dolores sufridos por la Santísima Virgen María junto a la cruz
de su Hijo y de su estado de profunda soledad después de la muerte de Jesús.
Donde se considere oportuno conservar este ejercicio tradicional, realícese de tal manera que, en
su forma exterior, en el tiempo elegido y en otras particularidades, de ningún modo reste
importancia a la solemne acción litúrgica con que la Iglesia celebra en este día la Pasión y la
Muerte del Señor.
En lugar del piadoso ejercicio tradicional, será más conveniente insertar la memoria del dolor de
María en la misma acción litúrgica con la que se celebra la Pasión del Señor; de esta manera
aparecerá con más evidencia que la Virgen María está unida indisolublemente a la obra de
salvación realizada por su Hijo.
Después de la adoración de la cruz, el celebrante se dirige brevemente a los fieles con estas
palabras u otras semejantes:
Queridísimos hermanos:……….
TIEMPO PASCUAL
DOMINGO DE PASCUA
DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA
1. Según antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor (Ex 12, 42). Los
fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lc. 12, 35-37), deben asemejarse a quienes,
con las lámparas encendidas en sus manos, esperan el retorno de su Señor, para que
cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa.
2. La Vigilia de esta noche, que es la mayor y la más noble entre todas las solemnidades,
debe ser celebrada una sola vez en cada iglesia. Se desarrolla de la siguiente manera:
después del lucernario, o liturgia de la luz, y del pregón pascual (que es la primera parte de
la Vigilia), la santa Iglesia, confiando en las palabras del Señor, medita y contempla las
maravillas que Dios, desde siempre, realizó por su pueblo (segunda parte de la Vigilia o
liturgia de la Palabra) hasta que, al acercarse el día de la resurrección y acompañada ya de
sus nuevos hijos renacidos en el bautismo (tercera parte de la Vigilia o liturgia bautismal),
es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo como memorial de su
muerte y resurrección hasta que él vuelva (cuarta parte de la Vigilia o liturgia eucarística).
3. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche de manera que
no ha de empezar antes que oscurezca, y debe concluir antes del amanecer del día
domingo.
4. La Misa de la Vigilia pascual, aunque se celebre antes de la medianoche, es ya la Misa de
Pascua del Domingo de Resurrección.
5. Los fieles que participan en esta Misa de la Vigilia pueden comulgar nuevamente en otra
Misa del día de Pascua. El que celebra o concelebra la Misa de la noche pascual puede
celebrar o concelebrar de nuevo en el día de Pascua.
La Vigilia pascual reemplaza al Oficio de lecturas.
6. Es deseable de que el sacerdote sea asistido por un diácono, según la costumbre. Si no
hay diácono, sus funciones las asume el sacerdote que preside o un concelebrante, salvo
indicación en contrario. Ambos se revisten desde el principio con ornamentos blancos como
para la Misa.
7. Prepárense velas suficientes para todos los que participen en la Vigilia. Para iniciar la
celebración deben estar apagadas todas las luces del templo.
Primera parte
Solemne comienzo de la Vigilia llamado Lucernario
Bendición del fuego y preparación del Cirio
8. En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende un fuego. Una vez que se ha congregado
el pueblo en el lugar, se acerca el sacerdote con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio
pascual. No se lleva cruz procesional ni cirios encendidos. Si por dificultades diversas no puede
prepararse un fuego en el exterior del templo, el rito se desarrolla como se indica en el n.13.
9. El sacerdote dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, mientras él y los fieles
hacen la señal de la Cruz; el sacerdote dice el saludo acostumbrado y recuerda brevemente el
sentido de la vigilia nocturna, con estas palabras u otras semejantes:
Queridos hermanos:
En esta noche santa,…………
10. A continuación el sacerdote bendice el fuego y dice, con las manos extendidas:
Oremos.
11. Concluida la bendición del fuego nuevo, un ministro acerca el cirio pascual al sacerdote que,
con un estilete, marca una cruz sobre el mismo. En el extremo superior de la cruz marca la letra
griega Alfa, y en el inferior, la letra Omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz, los
números del año en curso. Mientras tanto se dice:
1. Cristo ayer y hoy, (Marca la línea vertical de la cruz)
2. Principio y Fin, (marca la línea horizontal de la cruz)
3. Alfa (marca la letra Alfa en la parte superior de la cruz)
4. y Omega. (marca la letra Omega en la parte inferior de la cruz)
5. A Él pertenecen el tiempo (marca en el ángulo superior izquierdo la primera cifra del año
actual)
6. y la eternidad. (marca en el ángulo superior derecho la segunda cifra del año actual)
7. A Él la gloria y el poder, (marca en el ángulo inferior izquierdo la tercera cifra)
8. por los siglos de los siglos. Amén. (marca en el ángulo inferior derecho la última cifra del año
actual)
(dibujo de la cruz, el Alfa y el Omega, y el año actual)
12. Acabada la inscripción de la cruz y de los otros signos, el sacerdote puede fijar en el cirio
cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:
1.Por sus llagas 1
2.santas y gloriosas
3.nos proteja 4 2 5
4.y nos conserve
5.Cristo el Señor. Amén.
3
13. Si hubiere dificultades para encender el fuego en el exterior, adáptese el rito de la bendición
del fuego según las posibilidades. El pueblo puede estar ya congregado en la iglesia; el sacerdote
con los ministros, llevando el cirio pascual, se dirigen a la puerta del templo. En la medida de lo
posible, el pueblo se orienta hacia el sacerdote.
Después del saludo y la monición como indica el n. 9, se bendice el fuego y se hace la preparación
del cirio, como se ha señalado en los nn. 10-12.
14. El sacerdote enciende el cirio pascual con la llama del fuego nuevo, mientras dice:
Que la luz de Cristo gloriosamente resucitado
disipe las tinieblas de la inteligencia y del corazón.
Los elementos integrantes del rito precedente pueden ser adaptados en su forma por las
Conferencias Episcopales, según las peculiaridades de los pueblos.
Procesión
15. Después de encender el cirio, un ministro toma carbones encendidos del fuego nuevo y los
coloca en el incensario. El sacerdote impone incienso. A continuación, el diácono u otro ministro
idóneo recibe el cirio pascual y se ordena la procesión. El turiferario, con el turíbulo humeante,
precede al diácono o al otro ministro que lleva el cirio pascual; siguen el sacerdote con los
ministros y el pueblo, llevando en sus manos cirios apagados.
Ante la puerta de la iglesia, el diácono de pie, eleva el cirio y canta:
La luz de Cristo.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios.
El sacerdote enciende, con el fuego del cirio pascual, la vela que tiene en sus manos.
16. Luego, en el medio del templo el diácono se detiene y, elevando nuevamente el cirio, canta
por segunda vez:
La luz de Cristo.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios.
Inmediatamente, todos encienden sus cirios con la llama que se transmite desde el cirio pascual;
mientras tanto la procesión avanza hacia el presbiterio.
17. Cuando llega delante del altar, el diácono se detiene y mirando hacia el pueblo, eleva el cirio y
canta por tercera vez:
La luz de Cristo.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios.
El diácono coloca el cirio pascual en su candelabro situado junto al ambón o en medio del
presbiterio.
Y se encienden luces en el templo excepto las velas del altar.
Pregón pascual
18. Cuando el sacerdote llega al altar, se dirige a la sede, entrega a un ministro el cirio que lleva
en sus manos, impone y bendice incienso como para la proclamación del Evangelio en la Misa. El
diácono pide la bendición diciendo: Bendíceme, Padre, y recibe la bendición del sacerdote, que
dice en voz baja:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que proclames dignamente su anuncio pascual.
En el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo.
El diácono responde: Amén.
Esta bendición se omite, si el anuncio pascual es proclamado por alguien que no es diácono.
19. El diácono inciensa el libro y el cirio, y proclama el anuncio pascual en el ambón o delante de
un atril, mientras todos permanecen de pie y con los cirios encendidos en sus manos.
Si no hay diácono, el anuncio pascual puede ser proclamado por el mismo sacerdote o por otro
presbítero concelebrante. Pero si es un cantor laico el que proclama el anuncio pascual, se omiten
las palabras por eso, queridos hermanos hasta el final de la invitación, como así también el
saludo El Señor esté con ustedes.
El Pregón pascual puede ser cantado también en su forma más breve pp .
O bien:
Dios nuestro, que con la luz del Nuevo Testamento
iluminaste los antiguos prodigios,
de modo que también el Mar Rojo
fuera imagen de la fuente bautismal
y el pueblo liberado de la esclavitud prefigurara al pueblo cristiano;
haz que todos los hombres, por el don de la fe,
participen del privilegio del pueblo elegido
y así renazcan a la acción de tu Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
27. Después de la cuarta lectura (La nueva Jerusalén: Is 54, 5-14) y el salmo (29).
Oremos.
Dios todopoderoso y eterno,
para que tu nombre sea glorificado
multiplica la solemne promesa que hiciste a nuestros padres en la fe
y aumenta con tu adopción los hijos de la promesa,
para que tu Iglesia reconozca, desde ahora,
el cumplimiento de cuanto creyeron y esperaron los patriarcas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
O bien, alguna de las oraciones asignadas a las lecturas siguientes que serán omitidas.
28. Después de la quinta lectura (La salvación gratuitamente ofrecida a todos: Is 55, 1-11) y el
cántico (Is. 12).
Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, esperanza única del mundo,
que por la voz de tus profetas diste a conocer
los misterios salvadores que sucederían en el tiempo;
acrecienta los santos propósitos de tu pueblo,
porque tus fieles no alcanzarán la santidad
sin la inspiración de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
29. Después de la sexta lectura (La fuente de la sabiduría: Bar 3, 9-15.31-4,4) y el salmo (18).
Oremos.
Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia
convocando a todos los pueblos;
protege siempre a cuantos purificas en el agua del bautismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
30. Después de la séptima lectura (Corazón nuevo y espíritu nuevo: Ez 36, 16-28) y el salmo (41-
42).
Oremos.
Dios de poder inmutable, cuyo resplandor no conoce el ocaso,
mira con bondad a tu Iglesia,
signo de tu presencia entre nosotros,
prosigue serenamente
la obra de la salvación humana según tu proyecto eterno,
y haz que todos los hombres experimenten y vean
cómo lo abatido por el pecado se restablece,
lo viejo se renueva,
y la creación se restaura plenamente por Cristo,
de quien todo procede.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
O bien:
Dios nuestro, que para celebrar el misterio pascual
nos instruyes con las enseñanzas
del Antiguo y del Nuevo Testamento;
concédenos comprender tu misericordia,
para que al recibir los dones presentes,
se afirme nuestra esperanza en tus promesas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
31. Después de la última lectura del Antiguo Testamento con su salmo responsorial y la
correspondiente oración, se encienden los cirios del altar y el sacerdote entona el himno Gloria a
Dios en el cielo, al cual se une la asamblea; mientras tanto, de acuerdo con las costumbres del
lugar, se tocan las campanas.
32. Después del Gloria, el sacerdote reza la oración colecta, del modo acostumbrado.
Oremos.
Dios nuestro, que iluminas esta santísima noche
con la gloria de la resurrección del Señor;
acrecienta en tu Iglesia el espíritu de adopción de hijos
para que, renovados en el cuerpo y en el alma,
te sirvamos con plena fidelidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
33. Luego, todos se sientan y un lector proclama la lectura del apóstol san Pablo.
34. Acabada la lectura de la Epístola, todos se levantan y el sacerdote entona solemnemente por
tres veces el Aleluia, elevando gradualmente la voz, y todos responden. Si fuera necesario,
elAleluia es proclamado por un cantor. Después, el salmista o el cantor entona el Salmo 117 y el
pueblo responde Aleluia.
35. El sacerdote impone el incienso y bendice al diácono, como de costumbre. Para la
proclamación del Evangelio no se llevan cirios, sino sólo el incienso.
36. Después del Evangelio tiene lugar la homilía que, aunque breve, no debe omitirse.
Tercera parte:
Liturgia bautismal
37. Después de la homilía comienza la liturgia bautismal. El sacerdote con los ministros se dirige
a la fuente bautismal, si es ésta se encuentra a la vista del pueblo. De lo contrario se pone un
recipiente con agua en el presbiterio.
38. Si hay catecúmenos, se los llama para que sus padrinos los presenten. Si los catecúmenos son
niños, éstos son presentados por los padres y los padrinos ante la comunidad reunida.
39. Si hubiera que dirigirse en procesión hasta el bautisterio o la fuente, se realiza de esta
manera: precede un ministro que lleva el cirio pascual, al que siguen los catecúmenos con sus
padrinos, los ministros, el diácono y finalmente el sacerdote. Durante la procesión se cantan las
letanías (n. 43). Acabadas las mismas, el sacerdote dice la monición (n. 40).
40. Si la liturgia bautismal se realiza en el presbiterio, entonces el sacerdote dice la siguiente la
monición introductoria con éstas o con palabras semejantes:
Si hay bautizandos:
Queridos hermanos:
Con nuestra oración unánime………..
Si se bendice la fuente de agua pero no hay bautizandos se dice:
Queridos hermanos:
Invoquemos la gracia de Dios Padre todopoderoso……….
.
41. Dos cantores entonan las letanías, a las que todos responden permaneciendo de pie (por
razón del tiempo pascual).
Si hubiera que hacer una procesión prolongada hasta el bautisterio, las letanías se cantan
durante la procesión; en este caso se llama a los bautizandos antes de comenzarla y se ordena la
procesión de esta manera: precede un ministro que lleva el cirio pascual; siguen los catecúmenos
con los padrinos, y finalmente el sacerdote con el diácono y los ministros. La monición se hace
antes de la bendición del agua.
42. Si no deben realizarse bautismos ni se bendice la fuente, se omiten las letanías y se procede
directamente a la bendición del agua (n. 54).
43. En las letanías se pueden agregar los nombres de otros santos, especialmente del titular de la
iglesia, de los patronos del lugar y de los que van a ser bautizados.
Señor, ten piedad Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios Ruega por nosotros.
San Miguel Ruega por nosotros.
Santos ángeles de Dios Rueguen por nosotros.
San Juan Bautista Ruega por nosotros.
San José Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo Rueguen por nosotros.
San Andrés Ruega por nosotros.
San Juan Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena Ruega por nosotros.
San Esteban Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía Ruega por nosotros.
San Lorenzo Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad Rueguen por nosotros.
Santa Inés Ruega por nosotros.
San Gregorio (Magno) Ruega por nosotros.
San Agustín Ruega por nosotros.
San Atanasio Ruega por nosotros.
San Basilio Ruega por nosotros.
San Martín de Tours Ruega por nosotros.
San Benito Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo Rueguen por nosotros.
San Francisco (Javier) Ruega por nosotros.
San Juan María (Vianney) Ruega por nosotros.
Santa Catalina (de Siena) Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús Ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios Rueguen por nosotros.
Por tu bondad Líbranos, Señor.
De todo mal Líbranos, Señor.
De todo pecado Líbranos, Señor.
De la muerte eterna Líbranos, Señor.
Por el misterio de tu encarnación Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo Líbranos, Señor.
Nosotros que somos pecadores, te pedimos Escúchanos, Señor.
Si hay bautizandos: Si hay bautizandos:
Para que por la gracia del bautismo
hagas renacer a estos elegidos tuyos. Escúchanos, Señor.
Si no hay bautizandos:
Para que con tu gracia santifiques esta fuente
en la que han de renacer tus hijos. Escúchanos, Señor.
Jesús, Hijo del Dios vivo. Escúchanos, Señor.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Si hay bautizandos, el sacerdote dice la siguiente oración, con las manos extendidas:
Dios todopoderoso y eterno,
acompaña con tu poder los sacramentos de tu inmensa bondad,
y envía tu Espíritu de adopción
para dar vida a los nuevos pueblos nacidos en la fuente bautismal;
haz que tu gracia realice la obra confiada
a nuestro humilde ministerio.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Bendición del agua bautismal
44. La bendición del agua puede ser cantada.
45. La aclamación a la bendición del agua también puede ser cantada.
46. El sacerdote bendice el agua bautismal, diciendo la siguiente oración con las manos
extendidas:
Señor Dios, que por medio de los signos sacramentales………
Y sumergiendo, según las circunstancias, el cirio pascual en el agua una o tres veces, prosigue:
Señor, te pedimos que por la gracia de tu Hijo descienda sobre el agua de esta fuente el poder del
Espíritu Santo,
y manteniendo el cirio en el agua prosigue:
para que por el bautismo, sepultados con Cristo en su muerte, resucitemos con él a la Vida.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
R. Amén.
47. Retira el cirio del agua y el pueblo aclama:
Fuentes, bendigan al Señor.
Alábenlo y glorifíquenlo eternamente.
48. Después de la bendición del agua y de la correspondiente aclamación del pueblo, el sacerdote,
de pie, interroga a los adultos y a los padres y padrinos de los niños que van a ser bautizados
para que hagan las renuncias. Se siguen las formulaciones del Ritual de Bautismo.
Inmediatamente se realiza la unción con el óleo de los catecúmenos, a no ser que, en el caso de
los adultos, ya se haya realizado en la celebración prevista por el ritual de iniciación de adultos
sobre los ritos preparatorios.
49. El sacerdote interroga a cada uno de los adultos para que profese la fe. Si se trata de niños,
pídase a los padres y padrinos todos juntos, una sola vez, la triple profesión de fe como se indica
en el Ritual de Bautismo. Si son muchos los que se bautizan, el rito puede ordenarse de esta
manera: inmediatamente después de la respuesta de los elegidos, de los padrinos y de los padres,
el celebrante pide y recibe la renovación de las promesas bautismales de todos los presentes.
50. Después de la profesión de fe, se bautiza a cada uno de los elegidos, adultos y niños.
51. A continuación se realiza la unción con el Santo Crisma sólo a los niños bautizados. Todos los
bautizados, adultos y niños, se colocan la vestidura blanca. Luego el sacerdote o el diácono recibe
el cirio pascual de manos de un ministro y se encienden los cirios de los neófitos. El rito del Effetá
se omite en los niños.
52. Terminado el rito bautismal, se regresa al presbiterio en procesión ordenada como antes, a no
ser que el bautismo y los ritos ilustrativos se hubieran desarrollado en el presbiterio; los neófitos
llevan encendidos los cirios que les fueron entregados. Durante la procesión se entona el
cántico He visto el agua u otro canto bautismal apropiado (n. 56).
53. Si los bautizados son adultos, el Obispo o, en su ausencia, el presbítero que bautizó, confiere
el sacramento de la Confirmación. La acción litúrgica se desarrolla en el presbiterio y se siguen
las indicaciones que se indican en el Pontifical o en el Ritual de Confirmación.
Sacerdote:
¿Renuncian a Satanás, esto es:……..
Todos:
Sí, renuncio.
Sacerdote:
¿Renuncian a las obras opuestas al Evangelio de Jesús, que son:……..
Todos:
Sí, renuncio.
Sacerdote:
¿Renuncian a los criterios y comportamientos que llevan a:…….
Todos:
Sí, renuncio.
57. Mientras tanto, los neófitos son conducidos a su lugar entre los fieles. Si la bendición del agua
y el bautismo no se han realizado en el mismo bautisterio, el diácono y los ministros llevan
solemnemente el recipiente con el agua hasta la fuente bautismal. Si no tuvo lugar la bendición
de la fuente, el agua bendita se lleva a un lugar adecuado.
58. Después de la aspersión, el sacerdote regresa a la sede y, omitiendo el Credo, comienza la
oración universal, en la que participan los neófitos por primera vez.
Cuarta parte:
Liturgia eucarística
59. El sacerdote se acerca al altar y comienza la liturgia eucarística de la manera acostumbrada.
60. Es conveniente que el pan y el vino sean llevados al altar por los neófitos. Si son niños, por
sus padres y padrinos.
64. Antes de decir Este es el Cordero de Dios, el sacerdote puede dirigirse brevemente a los
neófitos que recibirán la primera Comunión y exhortarlos a considerar la Eucaristía como el
momento culminante de su iniciación y el centro de la vida cristiana.
65. Es conveniente que los neófitos, sus padres, padrinos, madrinas y sus cónyuges católicos,
comulguen bajo las dos especies, como asimismo sus catequistas laicos. Con la aprobación del
Obispo diocesano, es recomendable que toda la asamblea reciba la Comunión bajo las dos
especies, donde las circunstancias lo aconsejen.