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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL DE CARACAS
“MARISCAL SUCRE”
PNF EN ELECTRICIDAD
FORMACIÓN SOCIO CRÍTICA
TRIMESTRE IV, TRAYECTO II
Profesora Lic. Yanitza Ramos

CONCLUSIÓN: CRISIS DIPLOMÁTICA EN EL MUNDO

Autor:
Fuentes V. Jonathan E.
C.I. V- 12.502.493
Sección: 5121 (Nocturno)

Caracas, abril de 2019


Conclusiones

Entender la diplomacia como la ciencia que estudia las relaciones y los intereses de
unas naciones con otras, nos obliga a conocer algunos conceptos, preceptos y la
evolución histórica por los cuales se enmarca, comenzando por la vinculación en su
ejercicio, con el Derecho Diplomático, como rama del Derecho Internacional Público
que regula el status diplomático y las relaciones que se crean entre los Estados,
estableciendo y regulando los órganos y agentes encargados de las relaciones
exteriores de manera permanente o temporal.
En este contexto, el objetivo de la diplomacia es representar y velar por los intereses
de un Estado y de su nación en relación a otro Estado u organismo internacional y
su concepto agrupa distintas acepciones de acuerdo con el mayor o menor grado de
inclusión de objetivos y prácticas que a través de ella se desarrollan.
En principio, la práctica diplomática se remonta hasta la Grecia clásica, dándose su
evolución paulatinamente de acuerdo con el proporcional incremento de las
relaciones internacionales, proceso que se intensifica en nuestros días, cuya
importancia radica en la versatilidad de las funciones desempeñadas por la figura de
los embajadores residentes en cada Estado, las cuales giran en torno a la
generación de información fidedigna, la minimización de las fricciones potenciales y
el fomento de las relaciones amistosas entre los Estados soberanos.
En contraste, se genera crisis diplomática o crisis internacional, como consecuencia
de una situación grave de las relaciones internacionales, mucho más importante que
un affaire ("asunto") o incidente diplomático, puesto que amenaza seriamente la paz
y puede llevar a la guerra. En este sentido, también puede ocurrir que un incidente
diplomático o internacional, inicialmente menor, se agrave hasta convertirse en una
verdadera crisis de gran magnitud.
Indudablemente, las crisis diplomáticas o internacionales pueden resolverse
pacíficamente mediante las vías diplomáticas (negociación bilateral o multilateral,
mediación, arbitraje, remisión a instituciones internacionales, etc.), lo que significa
que una o las dos partes ceden en sus pretensiones originales; si no ocurre así, se
resuelven por la vía de los hechos, buscando cada parte implicada su satisfacción
mediante la fuerza.

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Esto hace que, tanto las crisis como los incidentes diplomáticos sean coyunturas
puntuales, de duración limitada, en el seno de un conflicto, disputa, contencioso o
cuestión diplomática, que, al contrario que incidentes o crisis, puede mantenerse en
el tiempo (en algunos casos durante siglos -cuestión de Oriente, de Gibraltar, de las
Malvinas, de Alsacia y Lorena, de Corea, la disputa del Mar de la China Meridional,
el conflicto de Cachemira o el conflicto árabe-israelí-) bajo todo tipo de relaciones
entre los países en conflicto; incluso inactivarse temporalmente como "conflicto
congelado".
Por tanto, en toda relación diplomática, sea cual sea el objetivo inmediato de la
acción exterior por el que dicha relación se ha entablado, la finalidad última que
justifica su existencia y le da pleno significado, es la de alcanzar o mantener unas
relaciones internacionales pacíficas.
En la actualidad, tomando como referencia el caso venezolano, y en el marco del
Derecho Diplomático, es importante desarrollar el concepto de injerencia
humanitaria.
Podríamos definir la intervención o injerencia humanitaria como el derecho que
tienen los sujetos de la Comunidad Internacional a recurrir a la fuerza sobre el
territorio de cualquier Estado con el fin de proteger a todo individuo,
independientemente de su nacionalidad, frente a la violación de sus derechos más
fundamentales. De allí que, cuando hablamos de intervención humanitaria lo
hacemos siempre de una acción armada que persigue, en última instancia, el
respeto de los derechos más fundamentales de aquellas personas que se
encuentran en una situación de catástrofe humanitaria, pudiendo venir provocada
ésta por diferentes causas: causas naturales, desastres provocados por el hombre,
conflictos armados, Estados fallidos, o cualesquiera otra.
Por otro lado, es de destacar que, la mayor parte de la doctrina consultada,
considera que, para que la intervención pueda ser calificada como humanitaria,
debe cumplir inexcusablemente las siguientes exigencias o condiciones previas:
existencia de una violación grave de los derechos humanos fundamentales;
urgencia de la situación y necesidad de actuar; imposibilidad, por parte del Estado
territorial, de realizar la acción de socorro y ausencia de consentimiento para que

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otros la realicen; fracasos de otros medios pacíficos y, por tanto, que la acción
armada constituya el último recurso; y, finalmente, autorización del Consejo de
Seguridad de la ONU.
En esencia, cuando hablamos de intervención humanitaria, nos encontramos ante la
necesidad de actuar por parte de la Comunidad Internacional mediante el recurso a
la fuerza armada por existir una situación de violación flagrante de los derechos
humanos de la población de un Estado, frente a la cual éste no reacciona, bien
porque no quiere o bien porque no puede.
Al respecto, se debe entonces a continuación establecer el concepto de “la
responsabilidad de proteger”, que consiste en que la intervención con fines de
protección humana, incluida la intervención militar en casos extremos, es admisible
cuando una población civil esté sufriendo o corra un peligro inminente de sufrir
graves daños y el Estado correspondiente no pueda o no quiera atajarlos, o sea él
mismo el responsable.
A la luz de esta afirmación podemos afirmar que el “nuevo concepto” es más amplio
y a diferencia de la intervención humanitaria, no se limita a la acción armada militar,
si no que incluye todo un amplio abanico de medidas de intervención, tales como la
responsabilidad de proteger, se desglosan: la “responsabilidad de prevenir”, la
“responsabilidad de reaccionar” y la “responsabilidad de reconstruir”.
Detengámonos brevemente ahora en la exigencia de una causa justa, es decir, la
existencia de una situación tal que justifique el recurso a la fuerza. En este caso, la
Comisión competente, entiende que debe “existir, o ser inminente, un daño humano
grave e irreparable” para evitar: grandes pérdidas de vidas humanas, reales o
previsibles, con o sin intención genocida, que sean consecuencia de la acción
deliberada de un Estado, o de su negligencia o incapacidad de actuar o del colapso
de un Estado; una “depuración étnica” en gran escala, real o previsible, llevada a
cabo mediante el asesinato, la expulsión forzosa, el terror o la violación”.
Por lo anteriormente expuesto, debemos tener claro, que cuando se origina un
conflicto internacional siempre se teme por las consecuencias que se
desencadenan, entre las cuales se encuentra la violación de los derechos humanos,
como la más frecuente y trascendente.

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Es por ello que el Derecho Internacional Público prevé formas para solucionar las
controversias internacionales a través de los medios pacíficos diplomáticos
(negociación, buenos oficios, mediación, investigación y conciliación); de los medios
pacíficos jurídicos (arbitraje y arreglo judicial) y los medios violentos o coactivos
(retorsión, ruptura de relaciones diplomáticas, represalia, bloqueo, ultimátum y la
guerra) para la solución del conflicto que se presente.
Vale destacar que un conflicto "es una controversia o un desacuerdo sobre un punto
de derecho o de hecho, una contradicción, una oposición de tesis jurídicas o de
intereses entre dos Estados" (citado por Brotons, 1997).
Lo que nos lleva a considerar los dos tipos de conflictos:
Conflictos de Orden Jurídico: Para el autor (Rousseau, 1966) estos conflictos "son
aquellos en los cuales las partes están en desacuerdos sobre la aplicación o la
interpretación del derecho existente
Para (Guerra, 1988) estos conflictos provienen de: a) la violación de un tratado o
convención, y b) violación de un derecho o norma internacional que se traduce en
un daño a un sujeto de Derecho Internacional. La característica predominante de
estos conflictos es que son susceptibles de ser solucionados por los medios del
derecho.
Conflictos de Orden Político: Concebidos como aquellos que se refieren a los
conflictos de índole político, militar, diplomático, religioso, cultural que no son
susceptibles de resolverse por la vía jurisdiccional, sino a través de los medios
diplomáticos o políticos.
En este sentido (Rousseau, 1966) ha planteado que "son aquellos en los cuales una
de las partes pide la modificación del derecho existente" y según Schindler (citado
por Rousseau, 1966) en este tipo de conflicto "las pretensiones contradictorias de
las partes no pueden formularse jurídicamente, ya que se orientan hacia una
evolución ulterior".
Consideramos entonces que actualmente, el trabajo de las Naciones Unidas en la
prevención de conflictos va mucho más allá de la diplomacia preventiva tradicional e
implica un amplio conjunto de entidades de las Naciones Unidas que operan en un
gran rango de disciplinas pertinentes, como son la erradicación de la pobreza y el
desarrollo, los derechos humanos y el estado de derecho, las elecciones y la

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consolidación de instituciones democráticas o el control de las armas pequeñas, por
nombrar solo algunas de ellas.
Para muestra de su labor, podemos observar algunos datos que consideramos
relevantes destacar:
Naciones Unidas ha desplegado a lo largo de su historia un total de 69 operaciones
de paz, la mayoría de ellas (56) a partir de 1988. En ellas han participado militares y
civiles de más de 120 países.
En 1988 el personal de las operaciones de paz recibió el premio Nobel de la Paz.
La financiación de las operaciones depende de los Estados miembros la ONU. El
que más aporta es Estados Unidos (28,38% del total), seguido de Japón (10,8%) y
de Francia (7,22%). Es controvertido el caso de China, que aumenta su
participación tanto financiera como de personal a las operaciones de paz. Algunos
expertos consideran que con ello busca aumentar su influencia en los países en
conflicto y proteger sus intereses, como los de las empresas chinas en África
amenazadas por conflictos. Su posición en cuanto a financiación, es el número seis.
El personal de las operaciones viste el uniforme de su país, pero se le reconoce
fácilmente por las características boinas o cascos azules que indican que están al
servicio de Naciones Unidas.
Una vez esbozados los aspectos que envuelven el ejercicio de las relaciones
internacionales en el campo diplomático, se concluye que los conflictos
internacionales son intrínsecos a la humanidad; sin embargo, en la actualidad, la
Diplomacia Internacional cumple parcialmente sus objetivos, porque minimiza las
consecuencias (humanitarias, materiales, etc.) de estos conflictos.
En consecuencia, en todo conflicto internacional debe agotarse los medios pacíficos
diplomáticos de solución de conflictos, para evitar el enfrentamiento bélico.
Aunque los conflictos internacionales armados son intrínsecos al nacimiento mismo
de la humanidad, e incluso puede afirmarse que mientras existan desigualdades
políticas, económicas, sociales, culturales, raciales, religiosas, en la Comunidad
Internacional "será imposible su eliminación definitiva", nos atrevemos a afirmar que
la diplomacia internacional ha cumplido parcialmente sus objetivos, porque hoy en
día se han minimizado las consecuencias (humanitarias, materiales, etc.) de éstos,

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si se comparan con los resultados obtenidos como consecuencia de la I y II Guerra
Mundial.
No obstante, se reconoce que actualmente se continúan violando los derechos
humanos de las víctimas de los conflictos armados, y quizás los mecanismos
sancionatorios no han sido impulsados con la fuerza requerida por los miembros de
la Comunidad Internacional, a nuestro juicio por falta de una "Verdadera voluntad
política".
Constituye un deber para todo Estado fomentar la enseñanza y difusión de las
normas del Derecho Internacional Humanitario, tanto a nivel militar (Ministerio de la
Defensa y las Escuelas de formación), como a la población civil en general, por lo
menos en cuanto a la finalidad central "brindar un estándar mínimo de protección de
los derechos humanos para estas víctimas de los conflictos armados".
Deben aplicarse y cumplirse los Tratados Internacionales y todos los instrumentos
jurídicos referidos a la protección de los derechos Humanos (Convención de
Ginebra y los dos Protocolos Adicionales, etc.), a los fines de garantizar el trato
humanitario a los prisioneros de guerra de todos los bandos involucrados el conflicto
bélico. En caso de incumplimiento deberán imponerse las sanciones
correspondientes.
Los Estados deben dirigir sus mayores esfuerzos, a fin de proporcionar la ayuda
política y económica que se requiera para fortalecer el Comité Internacional de la
Cruz Roja como el organismo humanitario que ha potenciado y hecho posible el
establecimiento de mecanismos eficaces para la defensa, enseñanza, aplicación y
respeto del Derecho Internacional Humanitario Bélico.
La Corte Penal Internacional es el órgano idóneo para juzgar y castigar estos
crímenes dantescos como el terrorismo, crímenes de lesa humanidad, genocidio,
crímenes de guerra, porque si la ejecución de estos actos no tiene fronteras,
tampoco fronteras deberá tener el castigo para los involucrados. Se evitaría la
impunidad.
Debe tenerse claro que la guerra no ha sido, no es y no será nunca la forma idónea
de solucionar conflictos, por el contrario, los empeora y sus consecuencias humanas
y materiales pueden llegar a ser invalorables.

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Bibliografía

• https://es.wikipedia.org/wiki/Diplomacia

• https://www.politicaexterior.com/actualidad/basicospolext-operaciones-de-
paz-de-la-onu/

• https://www.un.org/undpa/es/diplomacy-mediation

• http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-
62682005000300004

• https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_diplom%C3%A1tica

• Calduch, R.- Dinámica de la Sociedad Internacional. Editorial CEURA.


Madrid, 1993.

• El Derecho Internacional de la Prevención y Gestión de Crisis. Dra.


Claribel de Castro Sánchez. Derecho Internacional Público (UNED)

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