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Jesús David Venegas 24/enero/2019

Nunca fuimos modernos


Se vale establecer que la modernidad, como ha sido concebida recientemente, ha tenido
falencias en tanto que el delirio antropocéntrico ha creado una aversión en la sociedad hacia
el estudio de sí misma, es decir, modernidad cabe solo en la palabra ciencia, haciendo que
haya una clara separación entre el estudio de la ciencia y el estudio de lo social priorizando
uno sobre el otro. De esta manera, el autor del texto a trabajar Nunca fuimos modernos,
Latour, establece la importancia de unificar la pertinencia que tienen estos dos, para así, poder
entender de manera más certera la realidad. Asimismo, se plantea que la Modernidad
realmente es la creación de la vida y la muerte en materia conjunta y también el origen de lo
no humano que sería para este el de los híbridos, que son, en efecto, una mezcla entre lo
natural, lo político, lo social y lo exacto. Se explica sobre cómo son el progreso y la
neutralidad también. Es así como se hace menester la indagación sobre la cercanía en ciertos
momentos y la lejanía en otros entre lo humano y los híbridos, en qué puntos se entrelazan y
en qué puntos se bifurcan. Esto define a los humanos y su contraparte como a las propiedades
y relaciones que mantienen, además de cosas más obvias o evidentes, por ejemplo, en materia
de sus competencias.

Teniendo en cuenta lo que Latour establece, en el mundo para poder entenderlo mejor,
se debe entrelazar estas dos, la ciencia y lo social como lo muestra a través de Hobbes y
Boyle, quienes a sus propias maneras y con sus propios medios, estos demuestran los estudios
de la ciencia, la sociedad y la política se relacionan bastante sin darle más importancia a uno
que al otro. En la Modernidad habría entonces una alianza entre lo natural y lo social. Para
Boyle todo puede ser comprobado por medio de lo que puede comprobar en su laboratorio,
haciendo que se cuestione mediante un experimento sobre la intangibilidad de la naturaleza,
ya que puede recrear a partir de un tubo de Tornicelli, un fenómeno natural. Así, expone que
todo puede ser sometido a un experimento, tanto las cosas materiales, como el poder divino;
de esta forma, él cree que los híbridos tienen más autoridad a la hora de declarar algo, ya que
para él los cuerpos inertes no tienen capacidad de voluntad, pero sí de mostrarse a partir de
los experimentos de laboratorio y por eso son más confiables que los humanos. De manera
que Boyle crea el concepto de los no humanos a partir de lo que sería el ser humano si no se
involucrara de ninguna forma en la política y la sociedad.

Por otra parte, Hobbes se diferencia en que se especializa en la materia social y no la


natural. Entonces él, mediante sus obras como El Leviatán logra explicar lo que como seres
humanos se acordó a partir del contrato social en el que ceder el derecho natural con el que
se nace hará que se cree el Estado. Estos grandes pensadores que han moldeado el
pensamiento moderno y contemporáneo, han apoyado la tesis del autor al criticar el estudio
de la ciencia como algo estrictamente alienado de lo social, ya que, no solo surge de un
laboratorio y una investigación individual, sino por el contrario, es también un producto
social. La ciencia puede ser no solo investigada en comunidad, sino también debe existir un
grupo de gente que valide esos experimentos para poder hacer una especie de contrato social
–como lo establece Hobbes- sobre lo que acordamos como sociedad que debemos aceptar
como un principio universal. Al contrario de Boyle, él cree que no debe se debe creer en seres
inmateriales o lo que serían los híbridos para Boyle. Asimismo, establece que el
conocimiento iguala al poder y es este quien se reduce a Dios.

En este orden de ideas, la Constitución sirve para entender estas dos materias de
acuerdo a las garantías que ofrece. En primer lugar, establece que el hombre no puede hacer
la naturaleza, es decir, no puede crearla, sino que siempre puede ir descubriendo sus secretos.
En segundo lugar, el hombre es el único que puede decidir sobre su futuro y su destino al
poder construir una sociedad. En tercer lugar, la separación entre lo natural y lo social, en
conjunto con la separación entre el trabajo de los híbridos y el trabajo de purificación. Por
último, se aleja a Dios de la dicotomía entre lo social y lo natural. Las ciencias naturales
permitieron la abolición de las pretensiones arrogantes y sin fundamento del ser humano. Las
ciencias sociales vieron una oportunidad al intentar purificar separando minuciosamente las
cosas mismas y el funcionamiento de muchas creaciones o descubrimientos necesarios como
el lenguaje, los símbolos, la economía y el inconsciente mismo. La Constitución establece la
separación total de los humanos y de los no humanos, anulándola de la misma manera. Todo
debe suceder en el medio a partir de mediación, traducción y redes.

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, no somos ni fuimos nunca modernos de


acuerdo a que en redes el mundo moderno nos permite alargar prácticas, hacer más eficaz la
difusión del conocimiento, extensión de las sociedades, incrementa la cantidad de posibles
actuantes y un acondicionamiento de viejas tradiciones. Entonces, sería no moderno quien
considere la Constitución de los modernos y al mismo tiempo considere los asentamientos
de híbridos que la misma niega.

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