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EL LIDERAZGO
ILUMINADO POR
EL TAO TE CHING Ricardo
Vargas
- I PARTE Trepaud
 

Un escrito personal que constituye


una reflexión íntima sobre algunas
ideas del liderazgo a la luz de la
lectura del milenario libro chino
atribuido a Lao Tzu. 
El liderazgo iluminado
por el Tao Te Ching - I Parte

Ricardo Vargas Trepaud

El liderazgo iluminado por el Tao Te Ching es un escrito que constituye una reflexión
íntima sobre algunas ideas del liderazgo a la luz de la lectura del milenario
libro chino atribuido a Lao Tzu.

Caminando juntos en la vida. ¿Qué dulzuras y amarguras estás


compartiendo día a día al lado de tu amada(o) compañera(o)?
Fotografía del autor. Vitoc, Chanchamayo. Junín, 1981.

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El liderazgo iluminado por el Tao Te Ching

El Tao Te Ching, según los estudiosos de esta milenaria obra china,


pudo haber sido escrita durante el siglo V antes de Cristo, por Lao Tzu,
un personaje del que poco se sabe y que termina perdiéndose en la
negrura de tiempos inmemoriales.

El Tao Te Ching es considerado un extraordinario libro de la cultura


oriental que ha sido y sigue siendo fuente de inspiración, meditación y
estudio para hombres y mujeres procedentes de diferentes culturas,
lugares geográficos y tiempos históricos.

El libro de sabiduría se encuentra dividido en dos partes: la primera,


llamada el libro del tao, tiene 40 versos, y la segunda, denominada el
libro del te, contiene 41 versos.

Este viejo libro, que encierra a raudales amor, belleza y sabiduría, es


absolutamente recomendable para reflexionar sobre el fenómeno del
liderazgo. Por tal razón, en las líneas que siguen a continuación,
expreso algunas ideas que surgen en mí sobre la base de la lectura
meditada del Tao Te Ching. En forma expresa señalo que son tan solo
una interpretación que surge a partir de algunas ideas del Tao Te
Ching, y las manifiesto en pocas y sencillas palabras, procurando ante
todo ser un artesano de la palabra escrita.

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Monumento a Lao-Tzu en Quanzhou, ciudad-prefectura
de la provincia de Fujian en la República Popular China.

I
Mi persona con mis nombres, mi historia vital y mis posesiones
materiales tiene fronteras muy bien delimitadas, pero mi ser que mora
más allá de circunstancias terrenales carece de límites. Cierto es que
mis apegos me mantienen encadenado a mi naturaleza terrestre, mas
también con la liberación de mis apegos se elevará mi espíritu.

II
En mí mismo coexisten mi liderazgo y mi no liderazgo, mis grandezas y
mis miserias, mi bondad y mi maldad, mi sabiduría y mi ignorancia, mi
belleza y mi fealdad, mi honor y mi deshonor, mi libertad y mi
esclavitud . . . Es entonces que mi liderazgo interior puede decidir el
destino de mi vida en un sentido, mas también mi carencia de liderazgo
puede resolver mi vida en otro.

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III
El liderazgo no tiene como fin último la ambición, la rivalidad, la
ingratitud, el poder ni la violencia, sino que su propósito humano es
lograr plenamente la armonía interna y la integración social. Si el
liderazgo es arrastrado por la egolatría surgirán la arrogancia, la
vanidad y la soberbia que terminarán afectando las relaciones
humanas; en cambio, si el liderazgo es conducido por el amor florecerán
la compasión, la austeridad y la humildad que ayudarán a crear bases
de confianza entre las personas.

IV
El liderazgo de sí mismo, revelador de madurez personal, no se va
agotando con el transcurrir de los años, sino que continuamente va
renaciendo, se va renovando y se va enriqueciendo sin conocer de
límites. Entonces, el gobierno inteligente de sí mismo es primordial y
fundamental, mientras que los demás liderazgos son los que podrían
venir por añadidura.

V
El mejor punto entre dos extremos es el medio por cuanto es la
equidistancia generadora del equilibrio que denota armonía, salud,
bienestar, paz y prosperidad. En suma, los liderazgos de mayor
madurez son aquellos que optan por el camino medio, en tanto que los
fracasos de los liderazgos se producen al desequilibrarse el fiel de la
balanza interior.

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VI
El liderazgo es en esencia creatividad porque debe aprender a fluir con
libertad, siendo creativo en su mismo origen, pero también en su
florecimiento interior y expresión social. La creatividad se expresa en la
forma de percibir, intuir, pensar y sentir, en las relaciones que
mantiene con las personas que lo rodean, en el enfoque sobre los
problemas que debe resolver, en las alternativas de solución que
plantea, así como en las decisiones que adopta y las conductas que
refleja.

VII
El liderazgo se realiza a plenitud y alcanza su mayor magnificencia en el
servicio a las personas. No en aquel que vive para sí sino en el que con
generosidad da de sí. No en el que se centra en su persona sino en
aquel que con grandeza se expande hacia los demás. No en el
interesado en poderes, bienes o halagos sino en aquel que en forma
desinteresada es capaz de influenciar para lograr la armonía, el
bienestar y la felicidad de los demás.

VIII
El liderazgo, tal como discurre el agua de la vida en la naturaleza, debe
expresarse fluyendo con libertad, energía y naturalidad para lograr sus
más preciados frutos. Mas si acaso el liderazgo discurriera con
intimidación, coerción y afectación en las relaciones humanas, solo
podría acabar deteniéndose, estancándose y pudriéndose.

IX
La humildad, la prudencia y la templanza son valores que al expresarse
iluminan las acciones del liderazgo. El liderazgo vacío por el orgullo, la
imprudencia y la sensualidad termina por nublar el buen juicio y puede
causar la ruina irremediable.

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X
La persona humana constituye una unidad en sus diferentes
dimensiones -física, mental, socio-emocional y espiritual-, las cuales
permanecen relacionadas entre sí. Una vez comprendido esto, también
puedo aprender a verme reflejado en los demás ya que los que me
rodean también son tal como soy yo mismo. Los aspectos exteriores -
físicos, conductuales, económicos y terrenales- acaso pueden
diferenciarnos a unos de otros, pero en nuestra esencia de ser persona
humana todos son como somos nosotros mismos.

XI
Mi aspecto exterior es visible a todas las personas, pero este es solo un
pálido reflejo de mi persona, puesto que mi ser carece en absoluto de
forma física alguna. Es entonces que puedo comprender que la esencia
de mi persona radica en el ser que se encuentra más allá de mi
organismo físico, mis características psicológicas, mis aprendizajes
culturales y mis posesiones materiales.

XII
El mundo que puedo comprender mediante mis órganos sensoriales es
muy limitado porque éste cambia constantemente y mis sentidos no
pueden captar sino una pequeñísima parte de todos estos
inconmensurables cambios. Sin embargo, los cambios que puedo
conocer en mi interior están más allá de las apariencias físicas y son
reveladores de mi ser.

XIII
Asumir el liderazgo no significa actuar para recibir loas de los demás,
así como tampoco afanarse para evitar las críticas. Un líder centrado en
su ser se elevará por encima de ambas condiciones riesgosas,
esforzándose por decidir y actuar siempre con arreglo a sus principios
de vida, convicciones morales e intereses de la comunidad que
representa.

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XIV
Existe una poderosísima fuerza en el universo que se encuentra más
allá de los sentidos humanos, que ha estado presente desde el principio
y que seguirá estando eternamente. Esa fuerza también reside en el
interior del hombre desde siempre, y es aquella con la que puede
conectar su ser en armonía interior con la unidad infinita y eterna del
universo.

XV
Podrá correr con un ritmo frenético al compás de las turbulencias de la
vida actual, pero si acaso corre violentando las propias capacidades
humanas solo se logrará el colapso. Únicamente el liderazgo que
aprende a fluir con la misma naturalidad de la vida podrá encontrar el
tiempo necesario para practicar las reflexiones íntimas y las
realizaciones sociales.

XVI
La vida es en esencia un cambio permanente, y a la postre el cambio es
lo único constante de la vida. Los cambios que experimentamos en
nuestra vida nos enfrentan en ocasiones a situaciones implacables y
dolorosas; no obstante, siempre debiera recordarse que todo termina
pasando puesto que todas las experiencias forman parte del ciclo de la
vida.

XVII
La confianza debe construirse día a día en la relación con los que nos
rodean porque es la única forma de poder crecer y desarrollar la fe en
los demás. La confianza mutua genera amor en las relaciones humanas,
motivación para cumplir con los objetivos previstos, decisión para
resolver los desencuentros de la vida, coraje para continuar
perseverando sin desmayo y fidelidad con la palabra comprometida y
las responsabilidades contraídas

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XVIII
Mi país tiene miles de leyes y cada día necesita promulgar más leyes
para que sus habitantes aprendan a comportarse con responsabilidad y
libertad; a su vez, mi país necesita de más policías, abogados, fiscales,
jueces y carceleros para exigir el estricto cumplimiento de la
frondosidad legal. Recién cuando mi país tenga ciudadanos virtuosos,
que no necesiten de tantas leyes, abogados, policías, fiscales, jueces y
carceleros, podrá aspirar con realismo al desarrollo socio-económico.

XIX
Es del corazón humano que surge la compasión que debe darse a los
demás, pero es nuestro sabio interior quien debe dirigirlo con amorosa
sabiduría. Debe comprenderse que en nuestra naturaleza esencial están
contenidas todas aquellas virtudes que siempre deben ofrecerse de
manera natural y espontánea en el mundo.

XX
Si se rememora insistentemente el pasado, nos perderemos de vivir el
tiempo presente -aquí y ahora-; y si se imagina permanentemente el
futuro, terminaremos por imposibilitar vivir el presente. La vida con
todo aquello de valioso y maravilloso que contiene y significa solo puede
vivirse en el tiempo presente. Así pues, los tiempos pasado y futuro
simplemente no existen –el pasado fue y el futuro será- puesto que solo
puede vivirse en el tiempo presente.

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XXI
Son infinitas las posibilidades de creación humana por todas aquellas
personas que han podido venir al mundo y que efectivamente han
venido, así como por las que todavía vendrán en el devenir existencial.
Todo esto solo puede significar que existe un maravilloso misterio en la
venida al mundo de cada ser humano presente. Es por eso que cada
hombre y mujer en el mundo siempre encarnan una admirable
potencialidad de armonía, plenitud, sentido, sabiduría, compasión,
esperanza y fe.

XXII
La flexibilidad es una respuesta sumamente inteligente que permite a
los líderes adaptarse a los nuevos vientos de cambio que siempre
deberán enfrentar. Es así que se requiere flexibilidad para afrontar
todos los cambios suscitados en la vida, relacionarnos con nuevas
personas en nuevos entornos, superar circunstancias difíciles y
dolorosas, resolver complejos problemas viejos y nuevos, así como
aprender a mirar la vida con nuevos ojos.

XXIII
El líder principista solo puede exigir a las personas aquello que también
es capaz de exigirse a sí mismo (lo contrario solo sería hipocresía). Si
demanda de las demás conductas de integridad, responsabilidad,
superación, respeto y orden, antes también debe haberlo demandado de
sí mismo y cumplido con creces. Si el líder sigue ese recto camino se
identificará con esos mismos principios de vida y fortalecerá un
liderazgo principista.

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XXIV
Un camino equivocado del liderazgo lo representan el orgullo, la vanidad
y el engreimiento que son claras señales de debilidad personal. El
camino recto del liderazgo se transita más bien con humildad, modestia
y sencillez. Cómo no recordar que los liderazgos trascendentales -Lao
Tze, Buda, Confucio, Jesús-, aquellos que influenciaron sobre las
grandes civilizaciones humanas y la historia universal, siempre fueron
recorridos con sabiduría y compasión.

XXV
El ser humano puede descubrir su grandeza interior, primero, y luego
comprenderla. Si la descubre y comprende entonces podrá obrar
respetándose a sí mismo y maravillándose por la formación del
universo, la manifestación de la vida y la evolución del hombre. Serán
entonces los liderazgos los que nos llevarán a descubrir, comprender,
respetar y admirar la grandeza intrínseca del universo, la vida y el
hombre.

XXVI
La serenidad ante las turbulencias del mundo y la armonía frente a los
avatares de la vida reflejan fielmente el dominio de sí mismo. Si acaso
pueden dominarse las tormentas interiores en los cambiantes
escenarios sociales, también podrá expresarse el liderazgo de sí mismo,
fundamento del liderazgo social. Es esencial, entonces, aprender a ser
un heroico líder de sí mismo, sabiendo que si yo mismo no lidero mi
vida alguien más podría hacerlo por mí.

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XXVII
Puede enseñarse a los demás aquello que se conoce porque ha sido bien
aprendido y valorado, pero la actitud siempre deberá ser de
comprensión, modestia, gratitud y moralidad. Comprensión porque
debe aprenderse a vivir en la piel de aquel a quien pretende enseñarse,
modestia porque debe entenderse que los conocimientos son infinitos y
que solo puede enseñarse una gota de un océano, gratitud porque
existe la extraordinaria ocasión de devolverle a la sociedad aquello que
se recibió, y moralidad porque siempre debe primar el bienestar común
en la sociedad.

XXVIII
El mejor liderazgo es aquel que con su luminoso ejemplo de vida influye
con dignidad y sabiduría sobre las personas. Ciertamente no es mejor
líder aquel que domina con su poder sino el que enseña el significado
del amor con su propio ejemplo de vida; así como tampoco es mejor
líder aquel que solo señala los errores humanos para humillar sino el
que con generosa compasión tiende la mano para ayudar al prójimo.

XXIX
Al decidir y actuar con sapiencia en la justa medida, siempre será
posible el fruto de la armonía, el equilibrio y la paz. Y es así que al
desplegarse estos esfuerzos se expresa la naturaleza íntima del hombre,
reflejándose el amor, la vocación, el trabajo, la creatividad y las
relaciones. Y al expresarse la grandeza interior del hombre también se
irradian las virtudes humanas.

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XXX
Todo aquel que aspire a liderar deberá vencer primero sus impulsos
desenfrenados, sus emociones negativas, sus acciones violentas y sus
valores antihumanos. Y todo aquel que sea capaz de liderar colmado de
amor podrá mostrar un precioso fruto de humanidad por sus impulsos
controlados, sus emociones positivas, sus acciones pacíficas y sus
valores humanos. En suma, el liderazgo que se conquista a sí mismo
siempre representa una creación profundamente humana.

XXXI
El liderazgo siempre será desafiante porque supone aprender a llegar a
posiciones de equilibrada madurez en escenarios donde existen
violentísimas presiones por el ansia suprema de conquista y
dominación de los unos sobre los otros. La perspectiva humana acaso
pudiera cambiar si se empezara reconociendo que en la infinitud del
espacio sideral no tienen sentido ni las antiguas orientaciones de
derecha e izquierda, ni las de arriba y abajo, ni tampoco las de adelante
y atrás.

XXXII
Imagina en tu mente la danza de tu única y maravillosa vida, creando
tu propia historia en el mundo en apenas un fugaz instante en la
eternidad. Siendo humano vivirás momentos de amor, alegría y
esperanza, pero también de odio, tristeza y angustia. Tiempos en los
que te vas acercando, tiempos en los que te detendrás y tiempos en los
que te irás alejando hasta desaparecer. Por la ley de la vida hemos
venido al mundo, ahora estamos aquí, y ciertamente mañana
regresaremos.

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XXXIII
El liderazgo es jugar con integridad, inteligencia y creatividad el ajedrez
de la vida misma. El liderazgo es aprender a descubrir las fortalezas
internas y las debilidades interiores, reflejándonos en el espejo de
nuestra íntima realidad. El liderazgo es también cultivar para
aprovechar con inteligencia las oportunidades y escapar con prudencia
de los riesgos. El liderazgo no es una meta terminal sino un camino de
aprendizaje entre fértiles valles y sedientos desiertos, un camino de
felicidades y frustraciones desde los llanos hacia las altas montañas, un
camino de sabiduría e ignorancia con apetencias y renuncias, bajando
hacia la mar en el ocaso.

XXXIV
Un viaje intelectual fascinante podría extenderse desde las remotísimas
estrellas en la infinitud espacial, haciendo escala en las complejas y
evolucionadas estructuras cerebrales, hasta las infinitesimales
partículas subatómicas presentes en la naturaleza. Y es precisamente
con la mente desarrollada que posee cada persona que pueden
realizarse estas maravillosas exploraciones que reflejan la grandeza del
ser humano. Mas es también con la libertad del liderazgo interior,
conquistado con las virtudes del amor, la verdad y la belleza que
podríamos avanzar siempre hacia nuevos saberes.

XXXV
¿Qué proporciona serenidad, bienestar y felicidad? ¿Serán acaso las
viejas adicciones, tales como el alcohol, drogas, juegos, poder, sexo y
tabaco? ¿O quizá lo darán las nuevas adicciones, tales como la comida,
compras, dinero, fama, internet y trabajo? Ciertamente que no porque
todas estas adicciones no pueden satisfacerse nunca, duran muy poco
los efectos y siempre exigen más de los adictos. La vida con serenidad,
bienestar y felicidad es un beneficio de la inteligencia espiritual nutrida
por el ejercicio del amor, la gratitud, la generosidad, la integridad, el
servicio, la solidaridad, la unidad, la verdad . . .

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XXXVI
El líder evita siempre realizar comparaciones que en verdad resultan
odiosas y que solo generan pensamientos y emociones que no abonan
en favor de la unidad universal en la maravillosa diversidad. Las
virtudes expresadas en buenas acciones no necesitan ser comparadas,
pues solo se necesita imitar los actos de las personas virtuosas.

XXXVII
En verdad que no tienes que ser como nadie más que no seas tú mismo.
Podrás admirar a una persona extraordinaria y a quien acaso
consideres maravillosa, pero nunca jamás serás esa misma persona.
Solo puedes ser tú mismo, nada más pero tampoco nada menos. Podrás
tener el mejor modelo de liderazgo, pero nunca serás igual a ningún
otro líder. El que solo puedas ser tú mismo es una bendición del cielo,
siempre ha sido así y siempre lo seguirá siendo.

XXXVIII
El buen líder revela una vida interior fidedigna, integra y virtuosa. Así,
llegan a ser reveladoras del buen liderazgo las conductas saludables,
seguras, serenas y sabias, en tanto que son indicativos del antiliderazgo
las conductas falsas con propósitos maliciosos y perversos.

XXXIX
El hombre constituye una unidad en su compleja diversidad interior y
exterior. Esa concluyente que existen profundas diferencias entre la
realidad esencial y las apariencias superficiales, la creación de la
naturaleza y las invenciones artificiales, el ser fundamental del hombre
y sus representaciones simbólicas. Una máquina no puede crear una
flor, pero un hombre sí que puede sentirla, pensarla, imaginarla y
amarla.

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XL
El liderazgo centrado sobre el alocentrismo se interesa en el bienestar
de los otros antes que únicamente en el beneficio personal, en tanto que
el liderazgo fundado en el egocentrismo se aleja de los demás y se
concentra en su exclusivo interés. La nobleza del hombre se revela en lo
que hace en beneficio de los demás, y no así en la lucha por conquistar
el poder, la riqueza y la gloria en su propio provecho.

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