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JURISPRUDENCIA.

1.- ANÁLISIS DE CASACIÓN 2893-2013 DICTA CRITERIO SOBRE VENTA DE


BIENES DE LOS CÓNYUGES.

CAS. 2893-2013 – Lima

Sumilla:

El acto jurídico de disposición de un bien social celebrado por uno de los


cónyuges sin autorización del otro es ineficaz por ausencia de facultades de
representación respecto a la sociedad de gananciales y por falta de legitimación
para contratar del cónyuge celebrante; por tanto, la demanda de nulidad de dicho
acto jurídico es infundada.

Base legal: Artículo 315 del C.C.

A través de la casación 2893-2013 – Lima la Sala Civil Permanente fija un


lineamiento jurisprudencial en referencia a nulidad e ineficacia, es así que señala
que cuando uno de los cónyuges sin la autorización del otro vende un bien
inmueble correspondiente a la sociedad de gananciales, debe ser declarado
ineficaz por el Aquo a solicitud del consorte que no prestó su consentimiento
para la celebración de dicho transacción. Empero el Tribunal Supremo advierte
la existencia de una controversia doctrinaria y jurisprudencial con relación al acto
jurídico celebrado en contravención del artículo 315 del Código Civil, lo cual ha
generado posiciones contradictorias, es así por un lado se señala que la sanción
por dicho acto jurídico es la nulidad de este y por otro lado se considera que la
sanción es la ineficacia de ese acto, pues la Sala Civil Suprema se inclina por
ésta última posición, al establecer que el acto jurídico de disposición de un bien
social celebrado por un cónyuge sin el consentimiento del otro es INEFICAZ por
ausencia de facultades de representación respecto a la sociedad de gananciales
provenientes del matrimonio y por la falta de legitimación para contratar del
cónyuge celebrante, deviniendo dicho acto a criterio del Colegiado Supremo en
ineficaz e inoponible respecto del consorte inocente.
ANÁLISIS

La venta de un bien inmueble de una sociedad de gananciales celebrada por uno


de los cónyuges sin la autorización del otro debe ser declarada ineficaz por el
juez a solicitud del cónyuge que no dio el visto bueno para la transacción.

La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema estableció este lineamiento


jurisprudencial mediante la sentencia recaída en la Casación N° 2893-2013
Lima, por la cual se declaró infundado dicho recurso interpuesto en el marco de
un proceso de nulidad de acto jurídico.

A criterio del colegiado, el acto jurídico de disposición de un bien social celebrado


por un cónyuge sin autorización del otro es ineficaz por ausencia de facultades
de representación respecto a la sociedad de gananciales generada del
matrimonio y por falta de legitimación para contratar del cónyuge celebrante.

Fundamento

El artículo 315 del Código Civil prescribe que para disponer de los bienes de una
sociedad de gananciales se requiere la intervención del marido y la mujer.
Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad si tiene poder especial
del otro.

A juicio del supremo tribunal, la nulidad y la eficacia de un acto jurídico, como es


la venta de un inmueble de una sociedad de gananciales, constituyen categorías
distintas en cuanto a sus efectos.

La nulidad absoluta implica la existencia de un defecto intrínseco en la etapa de


formación del acto jurídico, por lo que, ante un vicio de gran magnitud, dicho acto
viciado no es capaz de generar efecto jurídico alguno ni entre los intervinientes
ni frente a terceros, detalló la sala.

Sin embargo, el acto jurídico ineficaz es aquel que cuenta con los elementos
esenciales y los presupuestos intrínsecos de validez, pero que no es eficaz por
una causa ajena a la estructura de ese acto, añadió.
Por tanto, el supremo tribunal considera evidente que si uno de los cónyuges
celebra un acto de disposición sin autorización del otro, carecerá de facultades
de representación expresas respecto al titular del bien, que es la sociedad de
gananciales; así, al celebrar el acto, el cónyuge culpable se atribuye una falsa
representación. Por tanto, al carecer el enajenante de estas facultades de
representación (respecto a la sociedad de gananciales) y de legitimidad para
contratar, el acto jurídico es ineficaz e inoponible respecto del cónyuge inocente,
quien, de creerlo conveniente podría confirmar el acto jurídico.

Debate doctrinario

La sala suprema advierte la existencia de una controversia doctrinaria y


jurisprudencial respecto a las consecuencias del acto jurídico celebrado en
violación del artículo 315, lo cual genera opiniones dispares, porque un sector
alega que la sanción por dicho acto jurídico es la nulidad de este y otro considera
que la sanción es la ineficacia de ese acto. El supremo tribunal opta por la
ineficacia. Por ello, considera que no corresponde interponer una demanda de
nulidad de acto jurídico cuando se celebra uno violando el citado artículo, sino
que más bien debe demandarse la ineficacia del referido acto jurídico.

Corolario

Debe demandarse la ineficacia del acto jurídico celebrado en violación del


artículo 315

EL PERUANO 20/10/2014

Aquí viene la sentencia. Fina cortesía de mis amigos de Cultural Cuzco

ADJCulturalCuzco/, /Disposición de bien social sin legitimidad, acto ineficaz


CAS. N° 2893-2013 LIMA. PUBLICADO 30 DE MAYO 2014 PAGINA 51671

SUMILLA: El acto jurídico de disposición de un bien social celebrado por uno de


los cónyuges sin autorización del otro es ineficaz por ausencia de facultades de
representación respecto a la sociedad de gananciales y por falta de legitimación
para contratar del cónyuge celebrante; por tanto, la demanda de nulidad de dicho
acto jurídico es infundada. Lima, veintinueve de noviembre de dos mil trece.- LA
SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
REPÚBLICA; vista la causa número dos mil ochocientos noventa y tres guión
dos mil trece, en audiencia pública realizada en la fecha y producida la votación
correspondiente, emite la siguiente sentencia:

1. ASUNTO: En el presente proceso de nulidad de acto jurídico, la parte


demandante ha interpuesto recurso de casación mediante escrito de fojas
ochocientos ocho, contra la sentencia de vista de fecha veinticinco de junio de
dos mil trece, expedida por la Tercera Sala Civil de La Corte Superior de Justicia
de Lima que revoca la sentencia que declaró fundada la demanda de nulidad de
acto jurídico interpuesta por Nora Victoria Mora Palacios de Arrieta y,
reformándola la declara infundada.

II. ANTECEDENTES:

DEMANDA: Según escrito de fojas diecinueve, Nora Victoria Mora Palacios


interpone demanda de nulidad de acto jurídico contra Enrique Arrieta Flores,
Clementes Blas Quenaya y Lucia Aquilina Curi Loayza de Blas, con la finalidad
que se declare judicialmente la nulidad del contrato de compraventa de fecha
veinticuatro de marzo de dos mil once, mediante el cual el primero transfiere la
propiedad del inmueble ubicado en la Manzana L Lote 1-5 edifico Ñ.
Departamento 402 de la Urbanización Pando Octava Etapa -Cercado de Lima.
La demandante fundamenta su pretensión en que con fecha ocho de enero de
mil novecientos sesenta y seis contrajo matrimonio con Enrique Arrieta Flores
ante la Municipalidad de la Victoria, y que, dentro del régimen de sociedad de
gananciales adquirieron, con fecha dieciséis de febrero de mil novecientos
ochenta y siete, la propiedad del inmueble materia de litis, de su anterior
propietaria Cooperativa de Empleados Bancarios de Lima Limitada N ú 531.
Señala además que por desavenencias se separó de hecho de su cónyuge, el
demandado Enrique Arrieta Flores, quien, aprovechando esas circunstancias
vendió, sin su autorización, el inmueble de propiedad de la sociedad conyugal a
favor de sus codemandados Clemente Blas Quenaya y Lucía Aquilina Curi
Loayza de Blas mediante el contrato de compraventa de fecha veinticuatro de
marzo de dos mil uno. Menciona que recién tomó conocimiento de dicha venta
el día dos de noviembre de dos mil seis y que, dicho acto jurídico se encuentra
viciado de nulidad porque no se han observado las normas imperativas, y porque
se ha incurrido en las causales de nulidad de falta de manifestación de voluntad
del agente, objeto física o jurídicamente imposible y porque no reviste la forma
prescrita bajo sanción de nulidad, previstas en los incisos 1, 3 y 6 del articulo 219
del Código Civil.

CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA: Según escrito de fojas setenta y siete, los


demandados Clemente Blas Quenaya y Lucia Aquilina Curi de
Blas contestan la demanda sosteniendo que adquirieron el inmueble cuando el
codemandado Enrique Arrieta Flores se encontraba en posesión y que no sabían
que el vendedor era casado porque refirió ser soltero, lo que aparecía en su DNI,
refiriendo que su conviviente habla fallecido. Al enterarse de dicha situación, el
vendedor se comprometió a regularizar la situación solicitando la autorización de
la cónyuge y otorgar los documentos privados y públicos correspondientes; sin
embargo, no ha cumplido con lo ofrecido porque la Cooperativa no emite la
documentación pertinente debido a que la demandante no está de acuerdo con
transferencia. Mediante resolución de fecha catorce de mayo de dos mil ocho,
obrante a fojas ciento treinta y uno, el demandado Enrique Arrieta Flores fue
declarado rebelde debido a que no cumplió con subsanar los defectos advertidos
en su contestación de demanda.

PUNTOS CONTROVERTIDOS: Según consta de la resolución de fecha quince


de julio de dos mil ocho de fojas ciento treinta y siete se establecieron los
siguientes puntos controvertidos:Determinar si procede se declare la nulidad del
contrato de compraventa del bien inmueble sito en la Manzana L 1-5 Edificio Ñ
Departamento 402 de la Urbanización Pando Octava Etapa, suscrito por Enrique
Arrieta Flores y Clemente Blas Quenaya y Lucia Aquilina Curi Loayza de Blas de
fecha veinticuatro de marzo de dos mil uno.

SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA: Luego del trámite procesal


correspondiente, el señor Juez del Vigésimo Noveno Juzgado Civil de Lima,
mediante resolución de fecha veintidós de abril de dos mil diez emitió sentencia
declarando fundada la demanda y en consecuencia, declara la nulidad del
contrato de compraventa respecto del inmueble ubicado en la Manzana L. 1-5.
edificio Ñ, departamento 402 de la Urbanización Pando Octava Etapa – Cercado
de Lima. El Juez de Primera instancia argumenta que con la partida de
matrimonio se llega a establecer que el inmueble litigioso fue adquirido en
propiedad por la sociedad conyugal de Enrique Arrieta y Nora Mora Palacios, sin
embargo, el veinticuatro de marzo de dos mil uno el inmueble fue transferido en
compraventa a los demandados Clemente Blas y Lucia Aquilina Curo en un acto
jurídico donde participó como vendedor únicamente el codemandado Enrique
Arrieta, sin la participación de su cónyuge, la demandante, por lo que se ha
incurrido en causal de nulidad de falta de manifestación de voluntad y
contravención al orden público previstas en los incisos 1 y 8 del artículo 219 del
Código Civil. Por otro lado, el A-Quo alega que se advierte que los compradores
han celebrado el acto jurídico con buena fe y en la creencia de la soltería de su
codemandado: pero, esta existencia de buena fe no es suficiente para
desestimar la pretensión.

SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA: La Tercera Sala Civil de la Corte


Superior de Justicia de Lima, mediante resolución de fecha diecinueve de abril
de dos mil once, de fojas seiscientos sesenta y cuatro, revocó la apelada y
reformándola declaró improcedente la demanda, argumentando que debió
demandarse la ineficacia del acto jurídico y no la nulidad. Empero, dicha
sentencia de vista fue declarada nula a través de la sentencia casatoria de fecha
treinta y uno de mayo de dos mil doce, de fojas setecientos doce que, además,
ordenó al Ad Quem la emisión de una nueva resolución de vista. En cumplimiento
del mandato Supremo, el Ad-Quem emite la sentencia de vista de fecha
veinticinco de junio de dos mil trece, de fojas setecientos ochenta, mediante la
cual revoca la sentencia apelada que declaró fundada la demanda, y,
reformándola, la declararon infundada. El argumento de dicha sentencia de vista
se centra en que la falta de consentimiento de uno de los cónyuges al momento
de la celebración del acto jurídico, conforme a lo dispuesto en el artículo 315 del
Código Civil se orienta a denunciar la ausencia de un requisito subjetivo del acto
jurídico, es decir, la ausencia de legitimidad para contratar del cónyuge
interviniente en el negocio jurídico. La presencia de ambos cónyuges en un acto
de disposición no es un requisito de validez del acto jurídico, sino que supone
una adecuada legitimidad para contratar, en tanto que la falta de este requisito
subjetivo que no constituye un defecto estructural del negocio, impide desplegar
sus efectos juridicos. Consecuentemente, las causales de nulidad de acto
jurídico denunciadas no se han configurado, debiendo desestimar la demanda.

RECURSO DE CASACIÓN: Contra la mencionada sentencia de vista emitida


por la Sala Superior, la demandante interpuso recurso de casación, mediante
escrito de fojas ochocientos ocho. Este Supremo Tribunal, mediante resolución
de fecha cuatro de setiembre del año dos mil trece, declaró la procedencia del
referido recurso por la causal de infracción normativa del artículo 315 del Código
Civil.

III. MATERIA JURÍDICA EN DEBATE: Es necesario establecer que la materia


jurídica en discusión se centra en determinar si es que es posible declarar la
nulidad del acto jurídico de disposición de un bien de la sociedad de gananciales
celebrado por uno de los cónyuges, sin autorización del otro; o si por el contrario,
dicho acto jurídico deberla ser declarado ineficaz.

IV. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA: 1. Corresponde mencionar,


de manera preliminar, que la función nomofiláctica del recurso de casación
garantiza que los Tribunales Supremos sean los encargados de salvaguardar el
respeto del órgano jurisdiccional al derecho objetivo, evitando así cualquier tipo
de afectación a normas jurídicas materiales y procesales, procurando, conforme
menciona el artículo 384 del Código Procesal Civil, la adecuada aplicación del
derecho objetivo al caso concreto. 2. Según se advierte del auto calificatorio de
fecha cuatro de setiembre de dos mil trece, este Supremo Tribunal ha declarado
procedente el recurso de casación por la causal de infracción normativa al
artículo 315 del Código Civil que, en su primer párrafo prescribe: ‘Para disponer
de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la
mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder
especial del otro”. Atendiendo a los fines del recurso de casación y teniendo en
cuenta que se denuncia la infracción de una norma material debe señalarse que
no se realizará una nueva valoración de medios de prueba, sino que se
procederá a dilucidar una cuestión netamente jurídica, centrándonos en la
interpretación del mencionado artículo 315 del Código Sustantivo en cuanto a los
efectos y consecuencias del acto jurídico de disposición de bien social celebrado
por uno de los cónyuges sin autorización del otro, como ha acontecido en el
presente caso pues, ha quedado acreditado ya que, a través del contrato de
compraventa de fecha veinticuatro de marzo de dos mil uno, el codemandado
Enrique Arrieta Flores transfirió, sin autorización de su cónyuge (la demandante),
la propiedad del bien social consistente en el inmueble ubicado en la Manzana
L, 1-5, edificio Ñ, departamento 402 de la Urbanización Pando Octava Etapa –
Cercado de Lima. 3. El mandato legal requiere la intervención de ambos
cónyuges en la celebración de un acto juridico de disposición, o de uno de ellos
con poder de su cónyuge. El tenor del citado articulo es claro; sin embargo, ha
existido ardua controversia doctrinaria y jurisprudencial respecto a las
consecuencias jurídicas del acto jurídico celebrado en violación de dicho artículo,
lo que ha generado opiniones dispares, pues un sector alega que la sanción de
dicho acto jurídico es la nulidad y otro sector considera que la sanción es la
ineficacia de dicho acto. 4. Cabe precisar que la nulidad y la ineficacia de un acto
jurídico son categorías jurídicas distintas en cuanto a sus efectos, toda vez que,
la nulidad absoluta implica la existencia de un defecto intrínseco en la etapa de
formación del acto jurídico, por lo que, ante un vicio de gran magnitud, el acto
jurídico viciado no es capaz de generar efecto jurídico alguno, ni entre los
intervinientes ni frente a terceros. En efecto, el acto nulo, no puede ser opuesto
ante ninguna persona, por tal motivo, cualquier persona con interés puede
solicitar la nulidad de un acto jurídico. Empero, el acto jurídico ineficaz es aquel
que cuenta con los elementos esenciales y los presupuestos intrínsecos de
validez, pero que no es eficaz por una causa extrínseca, es decir ajena a la
estructura del negocio jurídico. Por tanto, el acto jurídico es perfecto en cuanto a
su constitución al no contener ningún vicio en la formación de la voluntad, sin
embargo, existe un defecto externo que impide que ese acto surta efectos, ante
determinadas personas. 5. En el caso del artículo 315 del Código Civil es
evidente que el acto jurídico cuenta con elementos constitutivos de validez, pues,
ambas partes han manifiestan su voluntad de celebrar el acto jurídico, son
agentes capaces, existe un fin lícito y un objeto jurídicamente posible porque se
procura la transferencia de la propiedad de un bien sobre el cual el vendedor
también ostenta derechos reales (como parte de la sociedad de gananciales que
conforma) aunque no exclusivos y, finalmente, tratándose de un contrato de
compraventa es netamente consensual, por lo que, no existe solemnidad que
deba ser respetada. Por tanto, el acto juridico de disposición cuenta con todos
los elementos de constitución que lo hacen válido. Sin embargo, el acto jurídico
debidamente constituido presenta un defecto extrínseco relevante, esto es, la
ausencia de legitimación para contratar que ostenta el cónyuge celebrante
respecto al bien social, porque la legitimación para disponer del bien es de la
sociedad de gananciales como patrimonio autónomo y no de determinado
cónyuge. Al respecto cabe precisar que según el articulo 292 del Código Civil, la
sociedad de gananciales se encuentra representada por ambos cónyuges
(conjuntamente) y, de manera excepcional, por uno de ellos cuando existe poder
del otro cónyuge para que aquel ejerza la representación total de la sociedad.
Por tanto, es evidente que si uno de los cónyuges celebra un acto de disposición
sin autorización del otro carecerá de facultades de representación expresas
respecto al titular del bien, que es la sociedad de gananciales. Ergo, al celebrar
el acto, el cónyuge culpable se atribuye una falsa representación. Por tanto, al
carecer el enajenante de estas facultades de representación (respecto a la
sociedad de gananciales) y de legitimidad para contratar, el acto jurídico es
ineficaz e inoponible respecto del cónyuge inocente, quien, de creerlo
conveniente podría confirmar el acto jurídico. 6. Al determinarse que el acto
jurídico de disposición de bien social celebrado por uno de los cónyuges
es ineficaz y no nulo, es evidente que la presente demanda de nulidad de acto
jurídico deviene en infundada, quedando a salvo el derecho de la actora de
interponer la demanda correspondiente en la vía pertinente. Se advierte así que
la recurrida ha sido emitida conforme a derecho, por lo que, de conformidad con
lo prescrito por el artículo 397″ del Código Procesal Civil corresponde declarar
infundado el recurso de casación interpuesto por la parte demandante.
V. DECISIÓN: Estando a las consideraciones expuestas, esta Sala Suprema, en
aplicación de lo señalado en el artículo 397° del Código Procesal Civil; declara: a)
INFUNDADO el recurso de casación de fojas ochocientos ocho. interpuesto por
Nora Victoria Mora Palacios de Arrieta; en consecuencia, NO CASARON la
sentencia de vista de fojas setecientos ochenta, de fecha veinticinco de junio de
dos mil trece, b) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad y los devolvieron: en los seguidos
por Nora Victoria Mora Palacios de Arrieta con Enrique Arrieta Flores y otros,
sobre nulidad de acto jurídico; intervino como ponente, la Juez Supremo
señora Rodríguez Chávez.- SS. ALMENARA BRYSON, HUAMANi LLAMAS,
ESTRELLA CAMA, RODRÍGUEZ CHÁVEZ, CALDERÓN PUERTAS C-
1082130-100
CAS. Nº 5865–2013 SAN MARTÍN Lima, veinticinco de setiembre de dos mil
catorce.- LA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL
PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA.-
I. VISTOS; la causa número cinco mil ochocientos sesenta y cinco – dos mil
trece; en Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha, integrada por los señores
magistrados Walde Jáuregui, Presidente, Acevedo Mena, Vinatea Medina,
Rueda Fernández y Lama More; producida la votación con arreglo a la Ley, se
ha emitido la siguiente sentencia:
I.- MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto por el demandante don Víctor Almir
Gamarra Martínez de fecha veintiuno de agosto de dos mil doce, obrante a fojas
doscietos sesenta y siete, contra la sentencia de vista de fecha veinte de julio de
dos mil doce, obrante a fojas doscientos cincuenta y nueve, expedida por la Sala
Mixta Descentralizada de Tarapoto de la Corte Superior de Justicia de San
Martín, que revocando la sentencia apelada de fecha cinco de marzo de dos mil
doce, obrante a fojas doscientos uno, la reforma declarando infundada la
demanda de nulidad de acto jurídico interpuesta contra don Víctor Rolando
Castellares Aguilar y Karina del Pilar Saavedra Mozombite.
II.- CAUSALES DE CASACION:
Mediante auto calificatorio de fojas sesenta y uno del cuadernillo de casación, este Supremo
Tribunal ha declarado procedente el recurso de casación interpuesto por el demandante don
Víctor Almir Gamarra Martínez contra la referida sentencia, quien denuncia como agravio: La
inaplicación del artículo 315 del Código Civil, alegando que la sentencia de vista no ha tenido en
cuenta que el acto jurídico materia de impugnación atenta contra el núcleo básico de la
sociedad, que es la familia, en la medida que vulnera una de sus instituciones, como es el
patrimonio de la Sociedad de Gananciales, en la que para que se pueda disponer del mismo tiene
que intervenir ambos cónyuges.

III.- CONSIDERANDO:

Primero:

Conforme se aprecia del escrito de fojas veinticuatro, don Víctor Almir Gamarra Martínez,
interpone demanda civil a efecto que se declare la nulidad de los actos jurídicos contenidos en
las Escrituras Públicas a través de las cuales don Víctor Rolando Castellares Aguilar habría
adquirido de doña Karina del Pilar Saavedra Mozombite dos predios rústicos, situados en la
ubicación rural San José, que constan de un área de once punto treinta hectáreas (11.30
Hectáreas.), Unidad Catastral 30894, el primero y sesenta punto cero cero (60.00 Hectáreas.),
Unidad Catastral 31050, el segundo, ambas celebradas el dos de noviembre del dos mil siete,
según se puede ver de los asientos de inscripción de fojas siete y doce de los presentes autos.

Segundo:

El demandante, don Víctor Almir Gamarra Martínez, sustenta su pretensión en lo dispuesto por
el artículo 315 del Código Civil, que sanciona con nulidad la no intervención en el acto jurídico
de uno de los cónyuges, alegando para el efecto que con fecha nueve de octubre de mil
novecientos noventa y nueve contrajo matrimonio con la transferente doña Karina del Pilar
Saavedra Mozombite, y que con fecha diecisiete de noviembre del dos mil tres, es decir, dentro
del matrimonio adquirieron como sociedad conyugal ya formada, los predios rústicos en
mención; no obstante, sin contar con su consentimiento, su cónyuge otorgó en compra venta
los referidos bienes a favor del demandado don Víctor Rolando Castellares Aguilar, quien se
habría coludido con su esposa para simular la compra venta de los bienes materia de litis, pues
a partir del mes de setiembre del dos mil siete se encontraba separado de la misma.

Tercero:

Mediante sentencia de primera instancia, el Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de San
Martín, ha resuelto declarar fundada la demanda interpuesta tras considerar que a la fecha en
que adquirió los inmuebles doña Karina del Pilar Saavedra Mozombite se encontraba casada con
el hoy demandante por lo que los mismos tienen la calidad de bienes de la sociedad conyugal,
aún cuando lo haya comprado a título personal, en tanto que de la lectura de las Escrituras
Públicas del dos de noviembre de dos mil siete se aprecia que la citada emplazada transfirió los
referidos inmuebles a título personal, esto es sin la intervención de su esposo.

Cuarto:

Interpuesto el respectivo recurso de apelación, la Sala Mixta Descentralizada de Tarapoto de la


Corte Superior de Justicia de San Martín, revocando la apelada, declaró infundada la demanda,
pues teniendo el demandado don Víctor Rolando Castellares Aguilar, la calidad de tercero de
buena fe y habiendo adquirido los predios a título oneroso, de persona que en el registro
aparecía con facultades para otorgarlo, como es el caso de la cónyuge del demandante doña
Karina del Pilar Saavedra Mozombite, quien en el registro aparecía como soltera, se debe
mantener la presunción de su buena fe, en tanto no se aprecie de lo actuado que el mencionado
demandado haya conocido de la inexactitud del registro.
Quinto:

El argumento impugnatorio esencial del recurso de casación, recae en el hecho que al dictarse
la sentencia de vista no se habría tenido en cuenta que el acto jurídico materia de impugnación
atenta contra el núcleo básico de la sociedad, que es la familia, en la medida que vulnera una de
sus instituciones, como es el patrimonio de la Sociedad de Gananciales, pues de acuerdo con el
artículo 315 del Código Civil, no se pueda disponer de bienes de la sociedad conyugal sin que
hayan intervenido ambos cónyuges.

Sexto:

Independientemente de haberse citado en la sentencia de vista de fojas doscientos cincuenta y


nueve, al supuesto de hecho contemplado en el artículo 315 del Código Civil como premisa
inicial, toda vez que en el considerando tercero de la recurrida se hace expresa mención del
contenido esencial de dicho dispositivo legal; es menester advertir que en el test de ponderación
de la aplicacde dos dispositivos legales deben preferirse aquellos en los que los valores jurídicos
contrapuestos resulten de preponderancia para el desarrollo de un Estado de Derecho, tal es el
caso del principio - valor de la seguridad jurídica que inspira al ordenamiento jurídico con la
finalidad de otorgar al tráfico comercial, una serie de seguridades que al momento de la
celebración de diversos actos jurídicos protegen los derechos tanto del transferente como del
adquirente que hayan actuado conforme a los principios de la buena fe.

Sétimo: En ese sentido, advirtiéndose de la sentencia de vista que para la aplicación del artículo
2014 del Código Civil, en cuya virtud, “el tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún
derecho de persona que en el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su
adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda o resuelva el del
otorgante por virtud de causas que no consten en los Registros Públicos. La buena fe del tercero
se presume mientras no se pruebe que conocía la inexactitud del registro”, ha tenido en cuenta
que el adquirente don Víctor Rolando Castellares Aguilar, ha adquirido la propiedad de los
inmuebles sub litis en base a la información que brindaba el registro público, pues conforme se
aprecia de la instrumental de fojas diez, en la ficha registral respectiva aparece que doña Karina
del Pilar Saavedra Mozombite tiene la condición de soltera; estado civil que si bien es cierto no
se sujeta a la realidad, pues la misma contrajo matrimonio con el demandante don Víctor Almir
Gamarra Martínez, con anterioridad a que ella adquiriera los bienes y que por tanto éstos
pertenecerían en realidad a la sociedad de gananciales, no menos cierto es que al no haber
demostrado el demandante que el demandado adquirente don Víctor Rolando Castellares
Aguilar, tenía conocimiento de la referida inexactitud que aparecía en el registro público, la
buena fe de dicho adquirente permanente incólume y por tanto protegido por el principio de
publicidad registral recogido en el artículo 2014 del Código Civil.

Octavo:

En dicho contexto, no es correcta la aplicación del artículo 315 del Código Civil, que aunque
inspirado en el concepto de familiar como núcleo básico de la sociedad y que por tanto debe
estar respaldado materialmente por una sociedad de gananciales, no puede prevalecer respecto
de la aplicación del artículo 2014 del mismo cuerpo legal, inspirado más bien en el principio –
valor de la seguridad jurídica, que debe irradiar a todo el ordenamiento jurídico en vigencia y en
especial al que rige a la propiedad y a los Registros Públicos, entendida aquélla además como un
derecho fundamental previsto en el artículo 70 e inciso 16 del artículo 2 de la Constitución
Política del Estado. Noveno: En consecuencia, no habiéndose acreditado los argumentos
impugnatorios expuestos en el recurso de casación, tras evidenciarse que al no haberse
demostrado la mala fe del tercero adquirente que se ha basado en la información registral, la
norma que debe prevalecer es la del artículo 2014 del Código Civil, y por ende que la aplicación
del artículo 315 del mismo cuerpo legal no tiene lugar, es evidente que el recurso de casación
debe ser desestimado.

IV.- RESOLUCIÓN:

Consideraciones por las que declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por el
demandante don Víctor Almir Gamarra Martínez de fecha veintiuno de agosto de dos mil doce,
obrante a fojas doscientos sesenta y siete, en consecuencia NO CASARON la sentencia de vista
de fecha veinte de julio de dos mil doce, obrante a fojas doscientos cincuenta y nueve;
ORDENARON la publicación del texto de la presente resolución en el diario oficial El Peruano,
conforme a ley; en los seguidos por don Víctor Almir Gamarra Martínez contra don Víctor
Rolando Castellares Aguilar, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y se devuelvan. SS. WALDE
JÁUREGUI, ACEVEDO MENA, VINATEA MEDINA, LAMA MORE

EL VOTO EN MINORÍA DE LA JUEZ SUPREMO RUEDA FERNÁNDEZ; ES COMO SIGUE:

I. VISTOS; la causa número cinco mil ochocientos sesenta y cinco – dos mil trece: SENTENCIA
MATERIA DE CASACIÓN: La sentencia de vista, resolución Nº 17, de fecha veinte de julio de dos
mil doce, de fojas doscientos cincuenta y nueve, que resuelve revocar la sentencia apelada
resolución Nº 12, de fecha cinco de marzo de dos mil doce, de folios doscientos uno, que declara
fundada en parte a demanda y como consecuencia la nulidad de los actos jurídicos contenidos
en la escritura pública de compra venta de los inmuebles sub litis a que se contrae la demanda,
y a la vez nulos los asientos regístrales; y reformándola, declararon infundada la referida
demanda, en los seguidos por don Víctor Almir Gamarra Martínez contra don Víctor Rolando
Castellares Aguilar y la litisconsorte necesaria pasiva doña Karina del Pilar Saavedra de
Mozombite, sobre Nulidad de Acto Jurídico, Indemnización por Daños y Perjuicios y otros.

I.2 AUTO CALIFICATORIO DE PROCEDENCIA:

Por resolución de fecha once de setiembre de dos mil trece, de fojas sesenta y uno del
cuadernillo de casación formado por esta Sala Suprema, este Tribunal declaró procedente el
recurso de casación formulado por el demandante don Víctor Almir Gamarra Martínez, de fecha
veintiuno de agosto de dos mil doce, obrante a fojas doscientos sesenta y siete, por la causal de
infracción normativa por inaplicación del artículo 315 del Código Civil con la sustentación del
recurrente, de que la sentencia de vista no ha tenido en cuenta que el acto jurídico materia de
impugnación atenta contra el núcleo básico de la sociedad, que es la familia, en la medida que
vulnera una de sus instituciones, como es el patrimonio de la sociedad de gananciales, que para
poder disponer del mismo tienen que intervenir ambos cónyuges. I.3 ANTECED
ANALISIS DEL VIII PLENARIO

El VIII Pleno de la Corte Suprema, aún no publicado, pretende resolver el debate


teórico que plantea el acto de disposición otorgado por un solo cónyuge sobre
bien social. La pregunta, formulada en términos excluyentes, se reduce a lo
siguiente: ¿el acto es nulo o ineficaz?

Sobre el particular, cabe recordar que los contratos son actos jurídicos
particulares, que se integran dentro del sistema jurídico general, y, por obvia
cuestión de principio, lo particular tiene que adecuarse a lo general, en tanto este
último abarca y comprende la totalidad; en consecuencia, el sistema jurídico
establece los requisitos y condiciones para que los contratos sean reconocidos
y tutelados. En tal sentido, cuando el acto particular carezca de un elemento
esencial previsto por la ley, o uno de ellos sea gravemente defectuoso, o cuando
el fin concreto de las partes sea incompatible con el sistema, entonces el acto es
desconocido por el ordenamiento jurídico, pues, no supera el test de validez, por
lo que se trata de un supuesto de nulidad.

La nulidad puede ser: total o parcial. En el primer caso, la invalidez recae sobre
los elementos esenciales del contrato, por lo que, todo el acto queda afectado,
pues no cabe que este subsista cuando falta o está viciado un requisito
estructural. En el segundo caso, la invalidez recae, normalmente, sobre un
elemento accesorio del contrato, por lo que es posible anular esa parte,
separable, sin que afecte al resto (art. 224 CC), salvo que la ley imperativa
complete el vacío esencial que se produce por efecto de la nulidad.

Por el contrario, la ineficacia, en sentido estricto, presupone un acto válido o


concordante con las reglas generales del sistema, pero que, por voluntad de las
partes, o por mandato de la ley, queda privado de efectos jurídicos. Esto ocurre,
por ejemplo, en los contratos sometidos a condición o plazo suspensivo, o en los
que se ha establecido la previa autorización de un organismo público como
requisito previo a la producción de eficacia jurídica. Un buen ejemplo de
regulación adecuada, en esta materia, es el Proyecto de Código de los Contratos
de la Academia Iusprivatista europea, o Proyecto Gandolfi (2002).1

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Gunther Hernán Gonzales Barrón es Profesor de Derecho Civil
En este contexto, el acto celebrado por un solo cónyuge, respecto del bien social,
no puede ser ineficaz, puesto que el problema no se encuentra en la eficacia del
acto, sino en su ejecución, en tanto el vendedor no puede transferir la propiedad
por falta de poder dispositivo. Por tal motivo, no extraña que, en el derecho
italiano, por ejemplo, dicha hipótesis cause la resolución por incumplimiento.
Precisamente, por ello, el acto es “eficaz”, puesto que las partes pueden exigirse,
tanto el pago del precio, la entrega del bien, o el resarcimiento por daño
contractual, todo lo que presupone su eficacia jurídica. En consecuencia, no
puede hablarse de “ineficacia”, ni total, ni parcial, máxime cuando esta última
resultaría un absurdo lógico, pues un acto que surte efectos, aunque sea
parcialmente, no puede, ya, considerarse “ineficaz”.

Algo más: el comprador puede desligarse del contrato celebrado por un solo
cónyuge, mediante la acción de rescisión por venta de bien parcialmente ajeno,
pero ello requiere sentencia judicial promovida exclusivamente por el comprador
(arts. 1372 y 1540 CC). En virtud de estas normas, es imposible que el tercero
formule “demanda de ineficacia”, pues, mientras no haya sentencia de rescisión,
el contrato entre las partes se mantiene vigente en su totalidad; y luego de la
sentencia, la acción del tercero sería innecesaria, puesto que el acto se
extinguió.

En suma, la opción de la ineficacia queda descartada.

En este punto, cabe señalar que la “ineficacia” no puede identificarse con la


“inoponibilidad”, en tanto, la primera se refiere al acto en sí, válido, pero inidóneo
para surtir efectos; mientras la segunda mira la posición del tercero, que no es
perjudicado por el acto; por tal motivo, es perfectamente aceptable que el
contrato puede ser eficaz entre las partes, pero inoponible frente a tercero. Por
tanto, ambas categorías son disímiles y se ubican en una perspectiva diferente:
la ineficacia se vincula con el acto, mientras la inoponibilidad, con el tercero.2

En nuestra doctrina se ha propugnado que el contrato no es oponible frente al


cónyuge no-partícipe, lo que es distinto a la ineficacia, y que puede aceptarse

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como solución válida, aunque constituye un remedio insuficiente, conforme lo
veremos luego.

No obstante, cabe aclarar que la procuración falsa o insuficiente no es una


hipótesis análoga a la venta de bien social por un solo cónyuge, en tanto la figura
del art. 161 CC se trata de un negocio incompleto, en formación sucesiva, pues
aún falta la voluntad decisiva del dominus; por cuya razón, tanto el tercero como
el falso representante pueden retractarse del negocio imperfecto, aunque la
norma habla impropiamente de “resolverlo” (art. 162 CC). Es difícil hablar de
similitud cuando la venta de bien social constituye un negocio estructuralmente
completo, incluso eficaz, y que solo puede ser abatido por el comprador mediante
una acción rescisoria; mientras que la falsa procuración es negocio incompleto
(con sólidas razones: RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco. Representación sin
poder y ratificación, Thomson Reuters, Cizur Menor 2013, pp. 179-181).

Por otro lado, la posible nulidad del contrato en el caso de venta de bienes
ajenos, que incluye el acto dispositivo por un cónyuge sobre bien social, es una
solución que normalmente debe rechazarse, pues, en realidad, ocasiona más
perjuicio a la víctima, por lo que se trata de un típico caso de demagogia o
populismo jurídico. En efecto, la nulidad impide el remedio de la indemnización
por daño contractual; además, descarta la usucapión ordinaria que presupone
justo título, y, por último, no permite las adquisiciones a non domino, tratándose
de un acto nulo. En tal sentido, la declaración de validez del art. 1409 CC es
correcta (véase, la excelente obra de: RUBIO GARRIDO, Tomás. Contrato de
compraventa y transmisión de la propiedad, Real Colegio de España, Zaragoza
1993, pp. 258 ss.), pero, lamentablemente, esa norma ha sido desnaturalizada
totalmente por la jurisprudencia.3

En mi opinión, desde una perspectiva teórica, el acto del cónyuge debería ser
válido, pero evidentemente sin producir la transmisión del dominio, en cuyo caso,
el cónyuge preterido u omitido en el acto de disposición, no debería intentar una
acción contractual, sino, de forma preferente, una acción real, por cuya virtud, el
cónyuge no-partícipe tendría que formular una demanda de declaración de
propiedad a favor de ambos cónyuges, o de reivindicación, si el bien se

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encuentra en manos del comprador, pues, la voluntad de uno de ellos no habría
producido la transmisión a favor del comprador. Esta solución es preferible
incluso a la “inoponibilidad”, que culmina con una sentencia de mera declaración,
pero que no resuelve la propiedad, ni la posesión, pues, el bien podría continuar
en manos del comprador, por más “inoponible” que sea el acto.

No obstante, parece que la Corte Suprema ha cerrado la disyuntiva entre la


nulidad y la ineficacia, y entonces, ¿qué hacer?

En principio, debe recordarse que los terceros no pueden entrometerse en


contrato ajeno, por lo que ellos no pueden entablar una acción de “ineficacia” del
acto, como tampoco pueden hacerlo en el caso de resolución o rescisión, salvo
que se trate del ejercicio de la acción subrogatoria; en consecuencia, la solución
pragmática pasa por decretar que la hipótesis del VIII Pleno podría reconducirse
a una “nulidad excepcional”, que solo puede instarla el cónyuge perjudicado, y
que se construye sobre la base del art. 4 de la Constitución, concordante con el
art. 219-7 CC, puesto que el principio de “protección de la familia”, que
comprende sus aspectos patrimoniales, exigiría una medida radical contra la
pretensión de extraer bienes de la sociedad de gananciales mediante la decisión
de uno solo de los cónyuges. Esta situación tampoco es anómala en el Derecho
comparado, como ocurre, por ejemplo, en España, en la que se declara la
anulabilidad en casos similares.

La “nulidad excepcional” no operará cuando existe consentimiento expreso,


tácito o presunto del otro cónyuge, esto es, cuando este prestó su conformidad
directa, indirecta o tácita, esto es, cuando ambos cónyuges se aprovecharon del
acto (por ejemplo: gastan el precio), con lo cual se presumirá su conocimiento y
conformidad. Por tanto, la llamada “ratificación” del cónyuge es un concepto
innecesario, pues, simplemente se trata del consentimiento expresado con
posterioridad, que tiene efecto retroactivo, por tanto, con ello, se cumple el art.
315 CC que exige la intervención de ambos cónyuges.4

Por su parte, la fe pública registral es inaplicable al comprador del bien social, no


solo porque este no es un tercero -y sí una de las partes del acto irregular-, por
lo que no puede acogerse al art. 2014 CC, sino, además, porque sería

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Gunther Hernán Gonzales Barrón es Profesor de Derecho Civil.
incoherente que la Constitución proteja a la familia, pero que, en la práctica, un
solo cónyuge venda el bien social, sin que el otro pueda recuperarlo, por la
“buena fe” del comprador, con lo cual, en la práctica, la nulidad, ineficacia,
inoponibilidad o cualquier remedio que se dispensara, sería un auténtico “saludo
a la bandera”, pues el bien quedaría en propiedad del “segundo”, sin necesidad
de que exista un “tercero”, con lo que el consentimiento de “ambos cónyuges”
sería una burla, pues uno solo lo extraería de la sociedad de gananciales, a pesar
que no existe norma legal de apoyo para esa aventurada, e ilegal, solución.

En suma, el régimen jurídico de los actos dispositivos de bienes sociales,


otorgados por un solo cónyuge, puede resumirse de la siguiente forma: a) Entre
las partes contratantes, el comprador podrá instar la rescisión (arts. 1372, 1540
CC), pero ello, obviamente, no será posible cuando haya sido pronunciada la
nulidad; b) El cónyuge no-partícipe podrá entablar la nulidad del contrato (art.
219-7 CC, art. 4 Const.), como remedio excepcional, en su condición de único
legitimado, salvo que exista consentimiento expreso, tácito o presunto. La
llamada “ratificación” no es otra cosa que el consentimiento prestado con efecto
retroactivo; c) La fe pública registral no opera a favor del comprador, pues la
inscripción no convalida el acto nulo (art. 2013 CC), pero sí aplica para el tercer
adquirente por acto sucesivo (art. 2014 CC).5

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