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PRIMEROS AÑOS DEL CINE

Hablar del origen del cine, es hablar de la historia de la fotografía,


implica considerar todas aquellas épocas en donde el ser humano ha
sentido la inquietud de dejar testimonio de su existencia; de
atesorarla en imágenes personas y momentos. Para lograrlo, en
épocas pasadas se usaron la pintura, la escultura y posteriormente la
fotografía; pero la incorporación de la ciencia trajo nuevos inventos
que abrieron increíbles posibilidades de representación del hombre y
su entorno.

Uno de estos inventos es el cine. Históricamente se ha marcado el 28


de diciembre de 1895 como la fecha de su nacimiento. Ese día en el
Gran Café del Boulevard de los Capuchinos, en París, Louis y
Auguste Lumière realizaron la
primera proyección de cine: fueron
10 o 12 pequeños documentales que
dieron inicio a lo que ahora
conocemos como arte, industria y
espectáculo; una combinación entre
ciencia y reflectores, fama y fortuna.

Louis y Auguste regentaban, junto


con su padre, una fábrica de material
fotográfico. El 13 de febrero de 1895 patentaron lo que se puede
considerar la primera cámara de cine, que también funcionaba como
proyector e impresora de copias.

Sin embargo antes de los hermanos Lumiére encontramos aportes,


como los de el astrónomo francés Piere cesar Janssen, Eduarwear
Muybridge el cual realizo varios experimentos donde mostraría
objetos en movimiento, para 1880 logro proyectar estas secuencias
fotográficas. Luego continuo Marey con ideas anteriores,
aproximándose a filmes en movimiento, en donde sus primeros
documentales duraban de 3 a 4 minutos. Marey utilizaba películas de
celuloide en una cámara de cine que el mismo invento.

Louis Lumière fue un fotógrafo experimentado, que por su


particular forma de registrar escenas cotidianas, es considerado el
padre del documental. Entre sus películas más importantes podemos
mencionar “La salida de las fábricas Lumière”, “La llegada de un
tren”,” La comida del bebé” y “El regador regado”.
Los hermanos Lumière son considerados históricamente como los
padres del cine. Inventaron el cinematógrafo, la cámara copiadora
(considerados los primeros aparatos del cine) basados en el
kinetoscopio de Tomas A. Edison.
Hermanos lumiére

Louis lumiére

Sin embargo, harían falta varias décadas para que el cine se


constituyera tal y como lo concebimos hoy. Estas primeras
proyecciones no eran más que una extensión de la fotografía a la que
se añade el movimiento y su duración no era superior a los tres
minutos. Pues su intención era meramente documental. El cineasta
simplemente pretendía reflejar los hechos de la realidad.

Sin embargo fue Georges Méliès, quien salvó el cine de acabar


como un invento más entre tantos de aquella época. Méliès hizo
realidad los sueños de las personas, al mostrarlos en las imágenes
que se representan en una pantalla. Por fin, la fantasía podía volar a
través de la luz.

Méliès es el primer inventor de ficciones.


Es más, de la ciencia-ficción. Fue un gran
Pionero cinematográfico y director de cine
francés, nacido en el seno de una rica
familia de fabricantes de zapatos. Estudió
en París y en Londres, donde aprendió más
juegos de magia que comercio, antes de
incorporarse a la empresa familiar. Poco
después compró el teatro Robert Houdin de
París para presentar espectáculos de magia e ilusionismo. Méliès
En 1895 Méliès asistió a una de
las primeras exhibiciones de
Antoine Lumière. Percibió de
inmediato las posibilidades de la
nueva técnica, y así, mientras los
operadores de Lumière recorrían
el mundo en busca de nuevas
imágenes documentales,
Méliès concebía el cine como una
fábrica de ilusiones. Adquirió
un proyector en Londres y creó su
propia productora, la Star Film,
nombre fortuito sin conexión
alguna con los significados
universales que ambas palabras
llegarían a adquirir. En su
casa de Montreuil, cerca de París,
construyó el primer estudio
cinematográfico; transformó su teatro en una sala de cine; se hizo
director, productor, guionista, escenógrafo y actor ocasional y, entre
1896 y 1914, realizó 503 "viajes a través de lo imposible",
hechizantes películas de extraordinaria belleza poética y misterio. Su
primer largometraje fue L'Affaire Dreyfus (El caso Dreyfus, 1899), en
la que mostraba su preocupación por la realidad política, tras la que
ganaría el reconocimiento universal por Viaje a la luna (1902), obra
maestra del trucaje fotográfico y la innovación técnica.

Desafortunadamente, Méliès fue incapaz de competir con las grandes


productoras nacientes y se arruinó en la I Guerra Mundial, con lo que
sus pertenencias se destruyeron o se vendieron. Después de la
guerra era un hombre olvidado, que tuvo que recurrir a la venta de
pasteles para sobrevivir. Antes de su muerte en un asilo, Henri
Langlois, creador de la cinemateca francesa en 1934, salvó la
mayoría de las películas de Méliès, que habían sobrevivido
milagrosamente, y supervisó su restauración. D.W. Griffith dijo de
Méliès "le debo todo".

Como se mencionó anteriormente "Viaje a la Luna" (1902) y "Viaje a


través de lo imposible" (1904) se encuentran entre las mejores
muestras del inventor de los trucajes. Uno de los más habituales era
hacer desaparecer cosas o hacerlas aparecer de nuevo. Otros eran la
sobreimpresión de una imagen sobre otra, las dobles exposiciones o
el uso de maquetas. Este prestidigitador del Cinematógrafo que
poniendo en práctica ingeniosos trucajes: decorados, efectos
especiales... A Méliès no le interesa el reproducir la realidad, sino
enriquecerla con su aporte poético y mágico. En

Esta línea surgen películas como “El hombre de la cabeza de caucho”,


o “Fausto y Margarita”. El suspenso se asoma tímidamente en cintas
como “El viaje a la luna” (1902). Aunque no son los únicos, los
Lumière y Méliès son los principales representantes de las dos
tendencias básicas de la historia del cine: la realista y la fantástica.

Gracias al talento de David W. Griffith el cine dio un gran paso. El


director americano dio forma a los procedimientos técnicos y a la
organización de la narrativa (guiones) mediante planos,
permitiéndonos hablar del "nacimiento del lenguaje cinematográfico".
Esto fue conseguido especialmente en sus películas “El nacimiento de
una nación” e “Intolerancia”.

La Primera Guerra Mundial influyó en el cine en cuanto a su temática,


pues el séptimo arte se convirtió en vía de propaganda. Así, los
temas políticos, religiosos...convivirán junto a las películas cómicas.
En este último género destacó M.Sennet, quien abonará el terreno
para la llegada de Charlot.

Tras la guerra queda abierta una nueva etapa en la que inciden


hechos históricos como la Crisis económica del 29, la Revolución Rusa
o los fascismos.

A principios del siglo XX, el cine ya es una industria. Ha pasado de ser


un invento para divertir a ser una máquina de hacer dinero. El cine se
extiende por el mundo.
En Catalunya, Fructuós Gelabert se convierte en el padre de la
cinematografía catalana y española (1897). Segundo de Chomón
sigue los pasos de Méliès en su film "El hotel eléctrico" (1905),
donde los trucajes son de los mejores de la época.
Como las películas eran mudas, unos rótulos en medio de las escenas
iban explicando la acción o los diálogos. Y, a veces, un pianista daba
el toque musical al espectáculo. Las barracas de los inicios del cine se
convirtieron en salas elegantes y espaciosas donde comenzaban a
acudir las clases bien estantes y no sólo las populares.
Con el fin de llenar de films estas salas estables, se comenzaron a
realizar películas más cultas para este público burgués. En Francia el
proyecto se conocía como Films d'Art, títulos basados en obras
literarias donde actuaban actores
famosos del teatro. Tal como Edison
en los EEUU, Charles Pathé marca
en Francia el inicio de la
industrialización del cine. Los films
producidos por él alcanzaron un buen
nivel de calidad gracias a la dirección
de Ferdinand de Zecca, a quien se
debe "La Passión" (1902) o "El
asesinato del duque de Guisa"(1904).

En la casa Pathé debutó uno de los


primeros grandes cómicos, Max
Linder, que inspiró a Chaplin. A
Pathé le aparece un rival igualmente
francés, Léon Gaumont, que
contrata al director Louis Feuillade,
que se especializa en el género de
terror.

Charlie Chaplin

Mack Sennett llegó a ser el rey de la


comicidad, introduciendo en la
pantalla el estilo de los espectáculos
de variedades, en una serie de
imaginativas Charlie Chaplin.

Películas protagonizadas por el


famoso Keystone Kops. Su estilo en
conjunto era nuevo, ya que fundía
elementos del vodevil, el circo, las
tiras cómicas y la pantomima teatral, con un sentido del ritmo en el
que era un verdadero maestro. Sennett decía que un gag debía
plantearse, desarrollarse y completarse en menos de 30 metros de
película (que equivalen a menos de un minuto de proyección). Tenía
un talento especial para crear una atmósfera en la que el
temperamento artístico de cada cómico pudiera brillar. Sennet fue un
gran descubridor de talentos; entre los que trabajaron con él
destacaron Marie Dressler, Mabel Normand, Fatty Arbuckle,
Gloria Swanson, Harold Lloyd, Wallace Beery y un nuevo cómico
británico cuyo nombre artístico era Charlie Chaplin.

El estilo único de Charlie Chaplin

Charlie Chaplin.

Combinaba las técnicas de los mimos y de los payasos. Fue


particularmente famoso por el personaje del vagabundo Charlot, una
conmovedora figura cómica fácilmente identificable por su sombrero
hongo, pantalones bombachos y bastón.

Chaplin era un cómico genial cuyos trabajos darían brillo a la


pantalla. Su sola presencia era suficiente para asegurar el éxito
comercial de una película. Fue la primera estrella internacional y una
leyenda viva desde su juventud, rompiendo con cada nueva
producción los récords de taquilla anteriores. Su personaje del
vagabundo Charlot mezclaba de una forma única la comedia
sentimental, la sátira social y el patetismo de la naturaleza humana,
convirtiéndose en un arquetipo universal. Este personaje fue
creciendo a lo largo de sus películas “El vagabundo” (1915), “Vida de
perros” (1918), “El chico” (1921) y “La quimera del oro” (1925). Con
la llegada del sonoro, los productores se niegan a estrenar “Luces de
la ciudad” (1931), pero él lo hace por su propia cuenta y vuelve a
romper todos los récords de taquilla, éxito que repite con Tiempos
modernos (1936), sátira contra la automatización del trabajo, y “El
gran dictador” (1940), primer filme hablado de Chaplin, una
oportuna burla de los dictadores de aquella época que le trae, sin
embargo, enemistades entre los sectores más reaccionarios del poder
estadounidense, obligándole a abandonar el país en la década de
1950, cuando la ‘caza de brujas’ promovida por Mc Carthy siembra
la sospecha y la desconfianza hacia los cineastas progresistas. Mucho
antes, en 1919, tras sus primeros éxitos, Chaplin, junto con D. W.
Griffith y los dos actores más famosos del momento, Mary Pickford
y Douglas Fairbanks, habrá formado la productora United Artists,
precursora del star system —aunque en su caso y el de Griffith
además de estrellas eran los auténticos creadores y productores—, e
iniciadora de la época de oro del cine mudo en Estados Unidos.

Siguiendo las huellas galas, en Inglaterra aparece la llamada Escuela


de Brighton, formada por los fotógrafos Smith, Williamson y
Collins, que se interesan por los temas de persecuciones y bélicos
donde proporcionan nuevos recursos técnicos fundamentales para la
gramática cinematográfica.

Pero serán los EE.UU. quien saque más provecho del invento. En
1903, con la cinta "Asalto y robo de un tren", Edwin Porter inaugura
el cine del Oeste -continuado después por T.H.Ince- y utiliza el
montaje simultáneo. Los espectadores comienzan a aprender un
nuevo lenguaje, el cinematográfico: aprenden a relacionar las
imágenes entendiendo que guardan una relación de continuidad. Y la
base de este nuevo lenguaje es el montaje.

Viendo que se convierte en un gran espectáculo popular, que supera


las barreras sociales y idiomáticas -en un país de inmigración
formado por multitud de lenguas y etnias-, el factor negocio entra en
acción. Con el fin de monopolizar el mercado cinematográfico y
acabar con sus competidores, Edison envía a sus abogados contra los
explotadores de aparatos cinematográficos. Se trata de la guerra de
las patentes (1897-1906) que, después de una época de procesos,
clausuras de salas, confiscación de aparatos y momentos de
violencia, da la victoria a Edison. Ello afectó negativamente a los
productores independientes, los cuales, para huir del inventor-
negociante, marchan al otro lado del país, a California, donde fundan
Hollywood. Aquí levantarán las grandes productoras que harán la
historia del cine norteamericano.

Entre los diversos países donde el cine ya es una realidad, Italia es


uno de los avanzados en la concepción del cine como espectáculo. Y
las películas de grandes reconstrucciones históricas serán el mejor
medio para hacerse con el público. El título más destacado fue
"Cabiria", dirigido por Giovanni Pastrone en 1913. Grandes
escenarios y muchos extras encarnando a romanos o a cartagineses
garantían una producción colosal para la época. Una concepción del
cine que influirá en los cineastas norteamericanos.

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