Es indiscutible que el tema de fondo al cual nos llama a intervenir, proponer,
discutir y problematizar la realidad, en este segundo encuentro es sin duda alguna
nuestra identidad cultural. Partimos de la premisa de Caracas antes de la Ciudad, y es precisamente para reafirmar nuestra identidad Caribe, Toromaima e indígena. No es casualidad que en el marco del proceso político y social que viene desarrollándose en nuestra patria desde el momento que el comandante Chávez comenzó a desenmascarar las viejas estructuras burguesas e inservibles de la cuarta República, comienza un proceso donde surgen acciones desde los político, social y cultural que empujan al Pueblo a la búsqueda de su identidad, sus raíces y su carácter. Es esa serie de acciones que nos trae hurgar en la historia para entender quienes somos.
Señala Althusser L. (1974) que “Todos los aparatos ideológicos de Estado,
sean cuales fueren, concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones capitalistas de explotación”. (p.28) Es de esta manera como comienza el bombardeo ideológico en la sociedad actual, en la cual la artillería ideológica o el aparato de reproducción ideológica del estado (como lo diría Althusser) es la cultura de consumo santificada en el mercado neoliberal.
De esta manera para entender mejor este diagrama de bombardeo ideológico
Althusser (1974) señala:
El aparato de información atiborrando a todos los “ciudadanos”
mediante la prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralismo, etcétera. Lo mismo sucede con el aparato cultural (el rol de los deportes es de primer orden en el chauvinismo), etcétera (p. 29)
Por consiguiente, es así como actúan los medios de comunicación y la cultura
en la sociedad capitalista post industrial, donde la reproducción de la ideología es el eje central del accionar del estado con el fin de dominar el desarrollo de la vida social en general , tanto en lo político, como en lo intelectual. Es por ello que se reproduce la competencia encarnizada, lo individual sobre lo colectivo y la santificación del Eurocentrismo como el elemento más excelso del pensamiento humano.
Legitimar el Eurocentrismo como elemento cultural central de los pueblos es
sencillamente obviar las creaciones y manifestaciones culturales, sociales y políticas de cada espacio. El proceso de invasión española en nuestras tierras sin duda alguna impone a sangre y espada no solo un gobierno si no también un sistema cultural y religioso que trata de aplastar la identidad originaria de nuestro Pueblo. Es así como se nos impuso símbolos, lenguaje, prácticas políticas y formas de organización social y política. Es por ello que nuestro valle insurgente de los Toromaimas se llama Santiago de León de Caracas y el escudo de la ciudad tiene como emblema un león.
A partir del año 1492 se inicia la primera globalización perversa en la historia de la
humanidad, con el mal llamado “descubrimiento, encuentro o desencuentro” entre Europa Occidental y un Continente de diversas civilizaciones originarias que hegemonizaron con el nombre de “América”. Los europeos occidentales, en busca de metales preciosos y en la perspectiva del desarrollo del incipiente capitalismo mercantil, tomaron una serie de iniciativas marcadas por el militarismo e invasiones con la finalidad de expropiar las riquezas de los aborígenes, y al mismo tiempo castrar una propuesta civilizadora a la humanidad diferente al modelo societario occidental. La agresión desproporcionada sostenida por un período bélico produjo un acelerado proceso de despoblación aborigen. En medio siglo de conquista española, habían desaparecido físicamente doce millones de aborígenes: Aztecas, Mayas, Nahoas, Quechua, Aymará, Mapuche, Yanomami, Caribes, Arahuacos; entre otros.
Comenzó un proceso de destrucción de la comunidad aborigen a nombre del
cristianismo: violación, infanticidio, torturas, saqueos y cualquier tipo de aberración humana que se iría produciendo en todo el Continente.
La respuesta no se hizo esperar. Nuestros aborígenes comenzaron a crear sus
mecanismos de defensa, comenzaron a delinear un proceso de cultura de resistencia: la confrontación en desigualdad de condiciones bélicas. Comenzaría un largo proceso de resistencia contra la primera globalización sangrienta en nuestro Continente.
La masacre de nuestros pueblos originarios fue sin duda alguna también la
aniquilación cultural de nuestras raíces de nuestra identidad original, La intencionalidad de esta intervención es llevarnos a problematizar estos elementos que rodean a caracas y que hemos asumido como elementos identitarios de nuestra ciudad. Es necesario pues concebir como patrimonio con seriedad absoluta la gesta histórica del pueblo Caribe, y comenzar a reconfigurar nuestros espacios de la ciudad con estos elementos para comenzar a ver a la Caracas que existió antes de la ciudad.