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Para comenzar, sería conveniente definir qué significa ser trans y qué es la transfobia. El
término trans incluye a personas transgénero y transexuales. Por un lado, el concepto
transgénero define a personas cuya identidad de género, expresión de género o conducta
no se ajusta a aquella generalmente asociada con el sexo que se les asignó al nacer, mientras
que los transexuales son personas transgénero que además realizan intervenciones en su
cuerpo que la alejan de su biología original. Ambos términos no deben confundirse con el
travestismo (preferencia humana que se caracteriza por el uso de vestimenta, lenguaje,
manierismos, etc., que en una determinada sociedad se consideran propios del género
1 En este ensayo emplearé el término “trans” para referirme a personas que se definen tanto transexuales como
transgénero (debido a que dicho concepto engloba a todo este colectivo y a que no existe un consenso sobre si se
debe diferenciar entre un término y otro, o si ambos significan lo mismo), excepto cuando me refiera
específicamente a solo uno de ellos.
Otro punto relevante que cabría mencionar es que, todavía hoy, la Organización
Mundial de la Salud sigue considerando la transexualidad como un “trastorno” de la
identidad sexual, tal y como se refleja en la versión CIE-10 (vigente desde mayo de 1990) de
la Clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento. Esta definición va a ser actualizada en
la nueva versión (CIE-11), que se publicará en 2018, lo que sería una buena noticia si no
fuera porque la modificación será para denominarla como una “incongruencia de género” y,
por tanto, la transexualidad seguirá estando patologizada por la OMS.
2 Las personas intersexuales son aquellas que nacen con características biológicas de ambos sexos.
3Un drag queen (acrónimo de dressed as a girl) es una persona que crea e interpreta un personaje andrógino (rasgos
externos que no se corresponden con los de su propio sexo), vestido con ropa femenina y extravagante, con el fin
de actuar en shows y/o burlarse de las nociones tradicionales de la identidad de género y los roles de género.
4La transmisoginia es un término acuñado por Julia Serano para definir la intersección entre la transfobia y la
misoginia que sufren a menudo las mujeres trans.
En 1992, encontraron el cuerpo sin vida de Marsha P. Johnson en el río Hudson, una
mujer transgénero afroamericana muy conocida en el ambiente gay y artístico de Nueva York
entre los años 60 y 90. Fue activista del movimiento de liberación LGTB y participó en los
disturbios de Stonewall. El caso acerca de su muerte nunca fue resuelto. Y no solo ella fue
asesinada; se cometieron más de mil crímenes contra el colectivo, siendo entre el 12 y 18% de
ellos realizados por la policía.
Por aquellos años, un tema recurrente en las comedias americanas era añadir personajes
femeninos trans increíblemente atractivos que, al no haber relevado su condición de
transexual anteriormente, sorprenden al hombre con el que coqueteaban cuando se dan
cuenta de lo que tienen en la entrepierna. La intención es hacer que el espectador varón y
heterosexual se sienta igual de “traicionado” que el protagonista, y que se ría porque no le ha
ocurrido a él, encontrando así consuelo en la escena. Las mujeres trans funcionan, por tanto,
como el factor del asco y de la sorpresa en la comedia.
Otros ejemplos de comedias con este tipo de gags, donde las mujeres trans son objeto de
burla, los podemos encontrar en las siguientes películas: SoapDish (1991), The Crying Game
(1992), Naked Gun 33 1/3 (1994), Dude, Where’s My Car? (2000), 40-Year-Old-Virgin (2005), How to
Lose Friends & Aliénate People (2008), The Hangover Part II (2011) y Ted 2 (2015).
Esta estrategia aparece también en películas como Tootsie (1982), Mrs. Doubtfire (1993) o
White Chicks (2004).
Con la entrada del nuevo siglo, parece que por fin está habiendo cambios significativos
para la lucha contra la patologización y discriminación del colectivo trans (que siempre ha
sido la voz silenciada del movimiento LGTB), como la “ley de identidad de género”, la
incorporación de los tratamientos a personas trans en la cartera de servicios de la sanidad
pública, movimientos de grupos trans con el objetivo de visibilizar nuevas formas de ser trans,
movilizaciones por toda Europa por la descalificación del trastorno, etc.
Después de haber leído este ensayo, quizás usted haya echado en falta cómo ha sido la
representación de los hombres trans en el cine. La verdad es que nada tiene que ver con cómo
se ha mostrado la realidad de las mujeres trans. Por lo general, cuando se han contado
historias sobre hombres trans ha sido de una forma respetuosa, sin ridiculizar a esta parte del
colectivo, que normalmente aparece en dramas, y no en comedias ni en películas de terror
como sucedía con las mujeres trans. Yo misma me he sorprendido con este hecho, pero,
reflexionando la razón por la que hombres y mujeres trans son representados de maneras
muy distintas en el cine, he podido llegar a una conclusión: la culpa es del patriarcado. Me
explico. Las transiciones de hombre a mujer son mucho más amenazantes que de mujer a
hombre según esta jerarquía social, porque supone sacrificar masculinidad por feminidad,
renunciar a una postura de privilegio en favor de una inferior. Por tanto, no resulta cómico
para la audiencia que una mujer se travista de hombre, porque su feminidad no se va a ver
A lo largo de la historia del cine también ha habido películas que han sido capaces de
narrar historias sobre mujeres trans sin ridiculizarlas (aunque parece que resulta casi
imposible no acabar recurriendo siempre a los tópicos, que es lo que al fin y al cabo resulta de
interés a nivel narrativo y lo que da juego en películas sobre personas trans), las cuales he
dejado de lado en este ensayo (excepto Todo sobre mi madre, a modo de ejemplo) porque no
resultan conflictivas en otro tema que no sean los prejuicios (que ya han sido analizados
brevemente) y, por tanto, realizar un análisis de estas podría resultar menos interesante,
teniendo en cuenta que la temática principal de este ensayo es la transfobia a lo largo de la
historia del cine. Sin embargo, nombraré algunas de ellas: The Adventures of Priscilla Queen of the
Desert (1994), Ma vie en rose (1997), Hedwig and the Angry Inch (2001), Wild Side (2004) Transamerica
(2005), Laurence Anyways (2012), Something must break (2014), Tangerine (2015), Una mujer fantástica
(2017).
Como se puede observar, tanto las películas sobre hombres trans como las de mujeres
trans donde no son ridiculizadas son bastante recientes, ya que solo desde hace un par de
décadas se les ha empezado a tomar en serio y a tratar de darles la visibilización que se
merecen. No obstante, en la mayoría de películas se siguen contratando a actores y actrices
cisgénero para interpretar personajes trans. Solo son unas pocas las que han dado un paso