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INTRODUCCIÓN
El cemento asfaltico es comúnmente usado en la construcción de pavimentos para
carreteras, autopistas, calles, aeropuertos, áreas de estacionamiento, entre otros; para ello
se mezcla con agregados (mezclas en caliente), obteniéndose los denominados concretos
asfalticos para pavimentación.
Éste ha sido utilizado con éxito en la pavimentación de vías debido principalmente a que es
un material altamente cementante, termoplástico, repelente al agua y es resistente al
ataque de la mayoría de los ácidos, álcalis y sales, que posee alta elasticidad a altas
temperaturas, suficiente ductilidad a bajas temperaturas, baja susceptibilidad al cambio de
temperatura, buena adhesión y cohesión y bajo contenido de parafina (alta resistencia al
envejecimiento), por lo que:
Proporciona una buena unión y cohesión entre agregados, incrementando por ello la
resistencia con la adición de espesores relativamente pequeños.
Resiste la acción mecánica de disgregación producida por las cargas aplicadas, gracias
a la flexibilidad dada a la estructura.
Impermeabiliza la estructura del pavimento, haciéndolo poco sensible a la humedad y
eficaz contra penetración del agua proveniente de las precipitaciones.
Viscosidad a 135ºC
Determina el comportamiento del material con respecto a la temperatura, de esta forma se
garantizan condiciones adecuadas para el almacenamiento del asfalto, trasporte y bombeo,
además este parámetro se utiliza en el cálculo de temperaturas de mezclado y
compactación, junto al ensayo de viscosidad absoluta a 60 °C.
Los cementos asfálticos para pavimentación son lo suficientemente fluidos a 135ºC (275ºF)
para fluir a lo largo de tubos capilares bajo fuerzas gravitacionales únicamente.
Cuando sea apreciable la materia insoluble, se retiene tanta cuanto sea posible en el
recipiente, hasta que la solución haya drenado a través de la almohadilla de fibra de vidrio
filtrante.
Se lava el recipiente con una pequeña cantidad de disolvente y, empleando una corriente
de solvente de una botella de lavado, se transfiere todo el material insoluble al crisol. Se
frota con un agitador si fuere necesario, para remover la materia insoluble que se adhiera
al recipiente, se enjuaga el agitador y el recipiente, se lava completamente la materia
insoluble en el crisol con solvente hasta que lo filtrado sea esencialmente incoloro, se aplica,
luego, succión fuerte para remover el solvente restante.
Se remueve el crisol del tubo, se lava del fondo libre cualquier materia disuelta y se coloca
el crisol sobre un horno o sobre un baño de vapor hasta que sea removido todo olor a
solventes (ver precauciones de seguridad en la Sección 6). Se coloca en un horno a 110 ±
5°C (230 °F) por un período mínimo de 20 minutos. Se enfría en un desecador por un
periodo de 30 minutos y se pesa.
Se pesa el material retenido por el filtro y se lo expresa como porcentaje de la muestra
original, obteniéndose el porcentaje soluble en bisulfuro de carbono.