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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

(Universidad del Perú. Decana de América)

Escuela de Estudios Generales

Área de Ciencias Básicas

Método de estudios universitarios

Profesor: Williams Ventura

Tema: Crisis en la conformación de la identidad cultural de los adolescentes tras procesos migratorios
hacia Lima 2018

Alumno(a): Madelein Moran Castro

2018
“L’étranger te pertmet d’être toi-même,
en faisant, de toi, un étranger”
“El extranjero te permite ser tú mismo,
en cuanto hace de ti un extranjero”
Edmond Jabés
ÍNDICE

Introducción

Capítulo I: La identidad

1. Definición de identidad.
2. La migración

Capítulo II: Sociología de las migraciones

1. Situaciones de adaptación del adolescente inmigrante


1.1.Percepción social de las identidades étnicas

2. Asimilación cultural: modelo lineal

3. Elementos que participan en la formulación de la identidad del adolescente

3.1.La discriminación
3.2.Etnosociología de la migración: etiquetas étnicas
3.3.El hogar como recordatorio identitario

4. Estrés crítico de la aculturación: síndrome de Ulises

Capítulo III: Camino seguido y discusión de resultados

Conclusiones

Referencias
INTRODUCCIÓN

Es entendible que muchos de nosotros relacionemos los constantes desplazamientos y

las acumuladas diásporas con la tan incesante problemática política que ha fustigado al país

desde siempre. Además de la “modernización”, que ha ido calando en la idiosincrasia de los

peruanos. Es así que muchos, ante esta situación, por más nefanda y frustrante que les parezca,

se han visto en la necesidad de cambiar de horizonte en su afán por escapar de un destino de

pobreza. De este modo, rompen fronteras que alguna vez los circunscribieron a modo de

protección, a la vez que los límites del pensamiento se despliegan ante el mundo.

Es así que el viaje migratorio se torna en una constante incertidumbre, en el que se

desarma sus propios términos de referencia a medida en que el punto de partida se vislumbra

del camino. Es así, que la migración supone una “forma de ser discontinua” en la que la historia

se descompone y recompone en el cruce de aquello que hemos heredado y el lugar donde nos
encontramos. De esta manera, uno se ve obligado a un pensamiento que reescriba las tablas de

la memoria a medida que intentamos transformar nuestras historias, lenguaje y recuerdos a

partir de un punto de llegada y en dirección a un punto de partida.

Si notamos que para los adultos esto suele ser frustrante en la medida que el hecho se

sesga hacia lo psicológico, imaginémonos, entonces lo que sucedería en los adolescentes. El

hecho es que esta es una etapa llena de crisis y estados de vulnerabilidad, por lo que cualquier

situación estresante o ansiosa resulta contraproducente. Por ende, su autodefinición se verá

truncada. Pero este suceso no solo refiere a la identidad del “yo”, sino que el concepto identidad

se deriva en otras muchas variables, como la identidad cultural y por ende, a su homólogo,

identidad nacional. Entonces, si se interrumpe el proceso de identificación, a nivel interno, se

transgrede, también, la de la identificación cultural.

La literatura de las migraciones se encauza, muchas de ellas, a las migraciones

transnacionales; es decir, internacionales, especialmente a países europeos como España. Este

país ha sido muy estudiado en cuanto a la diversidad de inmigrantes que ha atraído, como a

peruanos y marroquíes. Además, existen otros estudios, muy pocos por cierto, que si se han

enfocado a migraciones internas, mas no exclusivamente en adolescentes – grupo que es

examinado y analizado en esta investigación - y su odisea por encontrarse a sí mismos, a la par

de establecer su identidad cultural tras el tránsito entre dos espacios distintos en los que muchas

veces hay una incompatibilidad de estilos de vida y tradiciones.

Este complejo y desconcertante hecho requiere de mucho análisis e interpretación,

pues como se ha visto y se ha puesto de manifiesto en líneas anteriores las investigaciones son

muy insuficiente. Esta investigación, ha surgido de situaciones que se han percibido en la

sociedad: el incremento de casos de frustración, discriminación étnica, suicidios adolescentes,

entre otros. Pero, lo que en realidad ha sido motivante para realizar este estudio, que va más a

un ámbito subjetivo y personal, fue la manera en que me he visto etiquetada, definida y no por
mí, sino por otros que con tan solo basarse en mis rasgos físicos han llegado a un punto de

intimidarme. Otros, incluso, hacían mofa de la manera en que mi aspecto aducía a ser asiática

y remedaban, de manera cáustica, aquella lengua a la que hacía referencia. Aunque, mi aspecto

nunca me había intimidado, de hecho me sentía a gusto de tener esos rasgos – y no sé si sea

por mi genealogía – pero, que por problemas me había visto en la necesidad de trasladarme a

otro lugar en el que el recorrido “nuevo hogar” – universidad significaba toda una peripecia

del cual no podía escapar.

La población estudiada consta de cinco entrevistas biográficas personales de

adolescentes inmigrantes de la ciudad de Lima, es decir, de la generación intermedia; además

de diez entrevistas del tipo indirecta, a través de encuestas. En cuanto a la ocupación actual,

todos son estudiantes excepto uno, quién pertenece al primer grupo, que además de estudiar en

una universidad, trabaja. Todos son adolescentes con una edad que oscila entre 17 y 20 años,

con un tiempo de estancia en Lima de 1 año como máximo, siendo la excepción el relato

biográfico de una joven, quien lleva más de diez años en la capital.

Este estudio intenta analizar las grandes adversidades por las que un inmigrante tiene

que pasar – que además se complica si es adolescente – para establecer una identidad, a la par

de un sentimiento de pertenencia nacional. Así como de informar a los “anfitriones” sobre estas

dificultades, en aras de una mejor comprensión y tolerancia ante los migrantes.

Para esto, se ha visto conveniente estructurar el texto en tres capítulos. Se detallarán

conceptos claves como la identidad y la migración en el primer capítulo. Para luego explicar

cómo es que migración pone en peligro la configuración de la identidad del adolescente;

además de las situaciones – prejuicios, etiquetaje y la nostalgia del recuerdo – por las que

recorrerán, de tal manera que la resiliencia se ponga de manifiesto ante proceso de adecuación

y adaptación luego del movimiento migratorio, además del estrés crítico que significaría la
complejidad de la aculturación. En cuanto al último capítulo, se pondrán de manifiesto los

análisis de 15 jóvenes que han migrado a la ciudad de Lima en los últimos cinco años.
CAPÍTULO I

LA IDENTIDAD

En algún momento de nuestra vida nos hemos sumido en un diálogo con el pasado

tratando de descifrar quiénes y cómo somos. Así, el desvelo por establecer un concepto más

preciso de identidad y la manera en que se va constituyendo, se ha convertido en la

preocupación más incesante para el individuo. Pero este término no solo hace referencia a la

identidad personal, sino que se va diversificando en muchas otras variables, como la identidad

nacional.
Para enrumbarnos en este tema, es necesario aceptar la magnitud de su complejidad no

solo por la diversidad de enfoques con las que se define identidad, sino que además es, en un

sentido metafísico, una variable muy difícil de analizar, necesariamente, en el individuo;

debido a la subjetividad que suele manifestarse en su discurso. En líneas posteriores se ha

tratado de consolidar todos los enfoques, que en tema de fondo, se relacionan más con el de

investigación en conjunto.

1. Definición de identidad

Se ha visto oportuno la delimitación del alcance de ciertos términos que serán utilizados

a lo largo del presente capítulo, y que podrán servir de apoyo para una mejor aprehensión de la

narración de todo el texto. Si bien, es cierto que muchos de ellos parecerán familiares, comunes;

pero pueden prestarse a confusiones en determinados contextos.

Se entiende por sentido a una simple percatación, a una advertencia o percepción de

algo; pero no de manera auto-reflexiva, sino de una experiencia directa. Por otro lado, el sí

mismo es un patrón, un paradigma de constante percatación; es la experiencia subjetiva

organizadora de todo.

Entonces, por identidad se alude a una complejidad de esquemas que hace cada

individuo en base con aquello que nos distingue, nos da un sello diferenciador con respecto a

los demás. Mead (1972) explica que la identidad se forma en la interacción entre el sí mismo

y la sociedad, en cuanto que el sujeto aún mantiene un yo real, pero formada y modificada en

diálogo continuo con mundos culturales externo. Es así que, a medida que el sistema de

significados culturales se multiplica, nos confrontamos a una multiplicidad de posibles

identidades con las que nos podemos identificar, al menos temporalmente.

De este modo, se elude a caracterizar a la identidad como relacional; es decir, en

términos de Silva (2005):


[…] la identidad se da en un contexto de relaciones con el “otro” del cual “el nosotros” pretende

diferenciarse para poderse reconocerse como tal: en un proceso de mutua compenetración y

definición. Porque los “otros” también se constituyen en un “nosotros” a partir y a través del

mismo proceso que simultáneamente define, afirma y separa. (p. 12)

En este sentido, se alude a que la identidad se presenta de manera fluctuante, como una

“alteración” del sí mismo, definido por las contradicciones con el “otro”. El sí mismo se va

constituyendo en relación con los otros, mediante prototipos o tipificaciones que se hace

gracias a su capacidad de síntesis que permite generalizar y abstraer las distintas formas de vida

en base a las experiencias con ello. Pero, no todos presencian las mismas experiencias, por lo

tanto la historia personal y la de su grupo es lo que lo hace a la vez un ser común y único.

Para Guiddens en Vera (2012), “la identidad del yo es un proyecto particularmente

moderno, un intento del individuo por construir de manera reflexiva su historia personal que le

permita comprenderse a sí mismo y tener control sobre su vida y futuro en condiciones de

incertidumbre”. En este sentido, se menciona que construir su identidad es un intento dado que

el individuo no llega a definirse completamente; es algo a lo que siempre se tiende pero no se

llega a alcanzar de manera íntegra.

2. Sucesos que vulneran o alteran la identidad

Ahora bien, Hall y Du Gay (2003) distinguen tres conceptos de identidad percibidas a

lo largo de la historia de la humanidad: el sujeto de la ilustración, sociológico y posmoderno.

El primero hace referencia en aquel con la capacidad de razonar en el cual el centro esencial

del sí mismo era la identidad personal; pero conforme se ha ido acentuando la complejidad de

la sociedad moderna, el sujeto, ahora sociológico, toma conciencia de la poca o nula autonomía

que presenta su núcleo interno, pues se ha percatado de que se ha formado en interacción con

otros pares, que ofrecen al sujeto otra cultura y por ende otras identidades.
Entonces, en lo interno del sí mismo, se encuentran las identidades contradictorias que

muchas veces podrían desencadenar situaciones de desajuste y crisis. De este modo, ya desde

la posición del sujeto posmoderno, Lahire en Quevedo(2007) explica la existencia de múltiples

aspectos por los cuales la identidad se puede ver menguada: 1) las situaciones contradictorias

culturales, 2) los trasplantes individuales o colectivos más o menos obligados de un universo

social a otro (como la inmigración, desplazamiento de poblaciones), 3) los múltiples desfases

entre las experiencias pasadas e incorporadas y situaciones nuevas, 4) adaptaciones mínimas y

sin convicción, entre otros.

Según Giménez (2004) el concepto de identidad no puede desligarse de la noción de

cultura y que por ser actores sociales (Chihu, 2003) afirma que en la construcción del sentido,

se va atendiendo a uno u varios atributos culturales, priorizando los que “benefician” su

autodefinición. Pero no siempre resulta cierto. Hay ocasiones como las que menciona Lahire

en las que se pueda ver tergiversada la consciencia y por ende, muchos se verán a sí mismos

en una encrucijada. La diversidad de culturas, podría ser uno de ellos.

En este sentido, se sesga a definir la identidad en un nivel socio-cultural. La identidad

social se conforma en el análisis macro-social, del producto de la reflexión que hace cada

individuo de los rasgos y características normativas propias de su particular posición en la

estructura social. Así, por derivación, surge la identidad cultural y las demás variantes de ello,

como la identidad nacional.

La identidad cultural se fundamenta en la pertenencia grupal en la que mediante un

complejo de imágenes, el individuo se reconoce y se define como tal, estableciendo desde allí

redes de filiación y pertenencia. Para Chihu (2002), cada cultura posee un “código” con el que

compendia su propia visión del mundo. Es una característica distintiva de cada cultura.

En este sentido, el individuo debe estar en constante reafirmación de la unidad del sí

mismo a través de continuas narraciones que “[…] nos ayudan a sumirnos en las profundidades
de yo haciendo presentes las posibles incoherencias y contradicciones, tratando de resolverlas

para así originar una sensación de unidad” (Quevedo, 2007, p. 42) Commented [MMC1]: Esto podría ir como conclusión de
este prime capítulo.

2.1. La migración

La identidad nacional hace referencia al sentido de pertenencia a una nación, a una

comunidad política; que se asienta en un espacio social definido, demarcado por fronteras, en

el cual los miembros de la comunidad se identifican. Pero, en las sociedades posmodernas se

tergiversa esta identidad, puesto que se funda el nacimiento de conductas que pueden ser

denominadas como un “regreso a lo arcaico”. Chihu se refiere a que el nomadismo “retorna” y

se manifiesta en la sociedad actual – la cual está “transformada” luego de procesos de re-

modernización producto de la incesante globalización – pero ya no con esa denominación, sino

con migración.

Para Chambers (1995) la migración “[…] implica un movimiento en el que el lugar de

partida y el punto de llegada no son inmutables ni seguros. Exige vivir en lenguas, historias e

identidades que están sometidas a una constante mutación” (p. 19). Además, este viaje1 anuncia

fronteras que son “atravesadas” y transgredidas, y no se refiere solo a las demarcaciones físicas

o legales– característica de un mundo moderno –, sino a las culturales también. Del mismo

modo, esta situación ocasiona que se rompan los límites del pensamiento.

En el Perú, la población protagonista de las migraciones es bastante joven. Para Alberts

(1977) es, posiblemente, la característica más generalizada de la población migrante. Según el

censo del INEI (2002 – 2007), el 81% del total de inmigrantes hacia la ciudad de Lima son

jóvenes entre los 15 – 34 años de edad. Por otro lado, según el sexo, prevalece la participación

femenina en mayor proporción: 51,39% frente al 48, 61% de los hombres. Peculiaridad que

incide que en las familias exista, en promedio, una tasa de natalidad ligeramente alta a favor

1
Chambers (1995) usa este término como metáfora para referirse al proceso migratorio.
de las mujeres. Este rasgo etario será usado en esta investigación; dicho de otro modo, este

estudio tiene como población a los adolescentes, en donde la edad será un factor también

significativo en este análisis.


CAPÍTULO II
SOCIOLOGÍA DE LAS MIGRACIONES

A lo largo de la vida, los seres humanos pasamos por varios periodos de crisis, y de

acuerdo a la edad en que se presentan, sirven para ir desarrollando y construyendo nuestra

personalidad; es decir, nos permite construir lo que somos. Según Erikson (1972), a través de

su “Teoría Psicosocial” manifiesta que, debido a que los adolescentes se encuentran en el

estadio V van a presentar una crisis de identidad.

La crisis de la identidad es psico y social, en otras palabras, es consciente e inconsciente.

Es una cualidad del vivir no consciente del sí mismo. Entonces, para que el adolescente se

encuentre a sí mismo es necesario que se tope con su “dimensión comunitaria”, con la cual el

individuo unifica aquello que se le viene dado de forma irreversible (fenotipo, temperamento,

por ejemplo) con elecciones que se le han proporcionado (roles disponibles, posibilidades
ocupacionales, amistades hechas, valores ofrecidos) y todo esto dentro de pautas culturales e

históricas ya sean tradicionales o de nuevo estilo. En este sentido, se evidencia la identidad

“yoica”, que significa saber quiénes somos y cómo encajamos en el resto de la sociedad.

Pero, puede haber circunstancias en las que este embrollo acrecenté su dificultad para

superarla. Las inmigraciones, son un ejemplo claro de ello. El siguiente capítulo manifiesta

cómo es que dicho evento pone en peligro la configuración de la identidad del adolescente;

además de las situaciones – prejuicios, etiquetaje y la nostalgia del recuerdo – por las que

recorrerán, de tal manera que la resiliencia se ponga de manifiesto ante proceso de adecuación

y adaptación luego del movimiento migratorio. Así como explicar una grave consecuencia que

adolecería un inmigrante que no ha resistido al estrés crítico de la aculturación y se ha

convertido en un “Ulises”

1. Situaciones de adaptación del adolescente inmigrante.

Hay situaciones personales estresantes, según Erikson, “vacíos de la identidad”,

ocasionados tal vez por miedos despertados ante hechos nuevos, o quizá, ansiedades

despertadas tras la desintegración de ideologías anteriormente existentes. La migración es uno

de ellos; ocasiona miedos como la presencia de otra cultura distinta a la suya y ansiedades por

el choque entre ellas.

La sociología denomina a estos adolescentes que se asientan en espacios ajenos a su

lugar de origen como generación 1.5. Esta denotación simbólica se usa para diferenciarlos de

aquellos descendientes de familias inmigrantes denominados como generación 2; es decir, son

aquellos que nacieron en el lugar de destino de la emigración de los padres.

Para ellos, la migración supone en una forma de “ser discontinua”, se convierte en una

constante incertidumbre en la que se desarma sus propios términos de referencia. Además, para

Chambers, los obliga en la necesidad de formar un tipo de pensamiento dinámico, abierto a la


perspectiva de un retorno constante de sucesos fijados2, re-elaborándolos y revisándolos. Es

así que los anteriores fragmentos, se manifiestan como astillas de luz que van iluminando el

camino de la adaptación que supone la migración. De este modo, el pensamiento crítico

reescribe las tablas de la memoria intentando transformar historias, lenguajes y recuerdos entre

aquello que hemos heredado y el lugar en donde nos encontremos.

La crisis de la identidad deviene de la separación de lo que somos y lo que hacemos,

entre los valores personales y la posibilidad de ponerlos en práctica en la sociedad en que se

ubica el individuo: en el contexto migratorio, y sobre todo entre algunos grupos de inmigrantes

[como los adolescentes] (Tornos en Veredas, 1999, p. 115)

2. Asimilación cultural: modelo lineal

Straigh – Line Model o Modelo Lineal de la asimilación cultural ha sido la teoría más

intuitivamente esperable en cuanto a las adaptaciones de los inmigrantes respecto a la

asimilación de la identidad del lugar de acogida. (Gorgon, 1964). La idea era que en cuanto

más tiempo un inmigrante pase en el lugar de acogida, por ende aumenta su exposición a la

cultura del lugar; en consecuencia, lo más probable que suceda era que se rompan los vínculos

de identificación con la cultura de origen y se asimile la cultura “dominante”, o sea, la del lugar

de acogida.

Sin embargo, investigaciones como las de Levitt y Glick Schaller (2004) han

demostrado la falibilidad de esta teoría. En cuanto a lo que respecta de esta investigación, se

constata con las investigaciones de los ya mencionados; puesto que se pone de manifiesto que

muchos de los inmigrantes no renuncian a su identidad, sino que la incorporan a la identidad

2
Chambers (1995) con este término, hace referencia a los recuerdos.
que presencia en el lugar en una identidad más o menos homogénea, aunque no sea exactamente

igual a la de origen.

3. Elementos que participan en la formulación de la identidad del adolescente

3.1.La discriminación

A pesar de encontrarnos en un periodo de “inclusión”, aún muchos estudios (Ríofrio,

2006; De Rojas, 2011 y Contreras, 2014) continúan caracterizando a Lima como una ciudad

poco “poco tolerante ante la diversidad de culturas”, e incluso, de manera más radical, como

“racistas” y “discriminadores”. En ámbitos públicos, como insultos y burlas; en

representaciones cinematográficas o televisivas como “La paisana Jacinta” que ridiculiza el

comportamiento de las mujeres andinas; e incluso en expresiones literarias. Para este último

caso se hará uso de una cita de la novela La tía Julia y el escribidor.

Al salir de la Biblioteca Nacional a eso de mediodía, bajada de pie por la avenida Abancay, que

comenzaba a convertirse en un enorme mercado de vendedores ambulantes. En sus veredas,

una apretada muchedumbre de hombres y mujeres muchos de ellos con ponchos y polleras

serranas, vendían, sobre mantas extendidas en el suelo, sobre periódicos o en quioscos

improvisados con cajas, latas y toldos, todas las baratijas imaginables, desde alfileres y

horquillas hasta vestidos y ternos y, por supuesto, toda clase de comidas preparadas en el mismo

sitio, en pequeños braseros. Era uno de los lugares de Lima que más había cambiado, esa

avenida Abancay, ahora atestada y andina en la que no era raro, en el fortísimo olor a fritura y

condimentos, oír hablar quechua (Vargas, 1973, p. 432)

Es evidente la manera en que el protagonista señala al desorden de las calles, explícita

y reiteradamente como “andino” a la par que anuncia su desagrado e incluso parece expresar

una sensación de profanación, de deshonra y transgresión a su ciudad y cultura. Es así que la


cultura letrada – haciendo referencia al intelectual3 - aparece agresivamente rodeada por su

oralidad, como proferir calificativos a aquellos.

Este por su parte, adquiere, no en todos, sentimientos de vergüenza, resentimiento o,

simplemente, culpa; así, acredita a su origen étnico como la razón de su “sufrimiento”, por lo

que para dejar esa afección se llegue a asimilar la cultura del lugar, en un sentido más radical,

llegar a la alienación. En cambio, otros jóvenes, que con una autoestima consolidada, tomen

de manera irrelevante esta situación y por tanto tienden a afianzar lazos más robustos con su

identidad de origen. Como una joven estudiante nos lo cuenta así:

Vivo en Lima, pero no soy limeña. ¡Para nada! Eso está muy claro. Limeña porque estudie

aquí quizás, pero no soy limeña. No. Las actitudes de las personas de aquí [Lima], me

desaniman a quedarme a estudiar, pero ¡va! no hay otra alternativa, no puedo dejar la

universidad.

Otra situación que tendría lugar ante estos choques culturales podría ser que se dé una

aculturación. Escenario en el que los individuos incorporen elementos culturales; es decir, que

tomen fragmentos de ambas culturas para sintetizarlos en uno. Ello se puede contemplar en la

novela País de Jauja (1993) de Edgardo Rivera Martínez, en la que se enfatiza las posibilidades

de una transculturación entre esa sociedad mestiza y los valores de la cultura occidental.

3.2. Etnosociología de la migración: Etiquetas étnicas

Muchos de los inmigrantes a su llegada al lugar de destino se han visto percibidos en

“términos locales” (Kibria, 2002). Se trata de categorizaciones o clasificaciones que se le

asigna al foráneo en relación a su origen étnico. Se presenta como una reflexión que pasa a

través de un espejo distorsionado que ve al provinciano como poseedor de rasgos, que más allá

3
Se manifiesta que el protagonista sale de la biblioteca por lo que se puede inferir que puede ser caracteriz ado
como intelectual; además, expresa su desconcertación al ver cómo es que a alrededores de aquel “santuario” se
haya visto “atestado” de inmigrantes. Cornejo (1995)
de cualquier similitud o diferencia superficial, serían casi introcable con la imagen y percepción

estereotipada que tiene el lugar. Por ejemplo, en Perú se le denota como “chuncho” a aquellos

provenientes de la selva o “cholo” a la sierra.

De este modo, la identidad nacional incluye comportamientos semejantes y habituales,

que van a ser denotados mediante convenciones, construcciones socio-estructurales dándoles,

de esta manera, significado y justificación a su actuar. Entonces, se cosifica la identidad; es

decir, nos lleva a pensar en la actividad desarrollada por los actores culturales,

“categorizándolos”, no de manera ontológica, sino tomando de referencia sus rasgos y/o

comportamientos “comunes” en correlación al lugar de origen. Es como el vislumbre de la

imagen reflejada de un foráneo que pasa a través de un espejo distorsionado.

En algunos, estas categorías van a ser tomadas como propias por lo que van a ser usadas

para definirse como tales. “Cholearse”, por ejemplo. Lo que puede ser contemplado en el trato

que se manifiesta en una pareja – originarios de la sierra – al llamarse “cholos” uno al otro.

Aquí, la denotación no se presenta de forma ofensiva, sino como una forma afectiva, puesto

que el individuo ha introyectado la denominación “cholo”, que alude a su lugar de origen, como

propio. Esto no pone más que en evidencia la manera en que los inmigrantes aceptan el

“etiquetaje externo” y lo hacen parte suyo.

Pero esta es solo una situación, hay casos en los que estas categorizaciones afectan en

demasía la psicología de los adolescentes y por ende la construcción de su identidad. El

adolescente suele preocuparse más por la imagen que proyecta ante la sociedad, se esfuerza

por no “quedar en ridículo”, de manera que el adolescente crea conveniente dejar de lado su

identidad étnica pues se ha dado cuenta que no le da ningún beneficio, sino que su vinculación

con ello merma su autoconcepto e imagen.


3.3.El hogar como recordatorio identitario

Hay situaciones en las que la memoria nos juega una mala pasada. Parece que se rehúsa a

que el individuo modifique su idiosincrasia, u olvide su origen; por ende, se van proyectando

como sombras a lo largo del camino. Es así que los referentes del nivel micro- social (la familia,

por ejemplo) se van haciendo presentes en la proceso de identificación del adolescente. Como

lo que manifiesta un joven de 17 años, que su casa

Me hace sentir a gusto. Me recuerda a cuando vivía en Pichanaki, era hermoso estar ahí. Cuando

mi mamá viene, cocina esas cositas que tanto me gustaban. De lo demás nada. Pero cuando

cocinan platillos de allá, ¡nostalgia! […] Hay cuadros, recordatorios… entonces ¿cómo no

recordarme?

Además, algunos asocian ciertos elementos con el lugar de origen. Es así que, muchos se

encuentran en una constante incertidumbre, donde fragmentos anteriores se manifiestan en la

medida que otros son perdidos en la asimilación de otros nuevos.

4. Estrés crítico de la aculturación: síndrome de Ulises.

Ulises – protagonista de la obra Odisea – que pese a ser un semidios a duras penas

sobrevivió a las terribles adversidades y peligros a lo que se vio sometido. En facto, las personas

inmigrantes no son más que seres humanos de carne y hueso y que, sin embargo viven episodios

tan o más traumáticos que los descritos en la Odisea. Entonces, emigrar nunca ha sido fácil y,

mucho menos para los adolescentes.

Sentimientos, como la soledad o el miedo, plasmadas de forma realista en las líneas de

la obra de Odiseo que explican cuán complejo significa alejarse del lugar de origen. Líneas,

por ejemplo, presentes en el Canto IX. “Preguntas, Cíclope, cómo me llamo... voy a decírtelo.

Mi nombre es nadie y nadie me llaman todos..."Manifiesta el grado de alteración al que se ha

visto expuesto el protagonista tras diversas odiseas, que ahora no le queda más que denotarse

a sí mismo como “nadie”.


“Es así que emigrar se ha convertido, hoy, para millones de personas, en un proceso

que posee unos niveles de estrés tan intensos que llegan a superar la capacidad de adaptación

de los seres humanos” (Achotegui, 2004, p. 39). Ello se sintentiza, hoy, para la sociedad

moderna, en el Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Multiple o simplemente,

Síndrome de Ulises.

Son factores estresantes: el cambio de cultura, de paisaje, estilos de vida, la pérdida de

contacto físico con amigos y familiares... O el más claro ejemplo, la soledad afectiva

característica en familias andinas en las que las relaciones de vínculo son símbolos de unión,

por lo que les resulta difícil la salida de uno de los miembros.

Estos factores desencadenan en una serie de síntomas que muchas veces son

diagnosticados de manera errónea como trastornos depresivos, psicóticos o hasta enfermos

orgánicos; pero que en realidad son parte de la sintomatología de un paciente son el síndrome

de Ulises. La anamnesis que realiza el individuo van desde el área depresiva, como la tristeza,

el llanto, culpa y las ideas suicidas y el área de la ansiedad, como tensión, nerviosismo,

preocupaciones recurrentes y excesivas e irritabilidad hasta el área de la somatización, como

cefaleas y fatigas. E incluso puedan presentarse una sensación de fallos de la memoria, de la

atención, sentirse perdidos física y temporalmente.


CAPÍTULO III

CAMINO SEGUIDO Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS

La reconstrucción de la identidad no sucede de manera inmediata, es gradual; incluso a

penas se vislumbra en el recién migrado. Las condiciones de partida y llegada, el tipo de

emigración (familiar o individual), la valoración del lugar de acogida, la diferencia de géneros,


el lugar de procedencia y la discriminación, son factores que han sido analizados en varios

estudios de índole psicológico y sociológico (Veredas, 1999; Chihu, 2002 e Ives, 2014,) a la

par de ser constatados en la población inmigrante como influyentes en proceso de construcción

de la identidad, así como en su desenlace: un identidad producto de la asimilación de la cultura

del lugar o producto del concierto entre ambos o de una revitalización y revalorización de la

cultura de origen.

En vista de que las investigaciones fueron desarrolladas en un ámbito reducido, además

de la poca población estudiada. Dado la premura con que se ha desarrollado la investigación,

no se ha podido hacer uso de la estadística de una manera oportuna. Dadas las nociones básicas

sobre el área, se ha podido desarrollar un plan de análisis de variables, así como la de los

resultados. Dados estos alcances, se pasará a describir el proceso de la investigación, así como

la discusión y análisis de resultados.

La población estudiada consta de cinco entrevistas biográficas personales de

adolescentes inmigrantes de la ciudad de Lima, es decir, de la generación intermedia; además

de diez entrevistas del tipo indirecta, a través de encuestas. En cuanto a la ocupación actual,

todos son estudiantes excepto uno, quién pertenece al primer grupo, que además de estudiar en

una universidad, trabaja. Todos son adolescentes con una edad que oscila entre 17 y 20 años,

con un tiempo de estancia en Lima de un año como máximo, siendo la excepción el relato

biográfico de una joven, quien lleva más de diez años en la capital.

De esta manera, los resultados obtenidos fueron espléndidamente interesantes. El

26.6% se identifica con un sentido de pertenencia nacional a Lima, un 13.3% un sentimiento

de pertenencia con su cultura de origen y un 60% optaron por un sentimiento de pertenencia

múltiple. Evidentemente, más de la mitad de las entrevistas entre personales e indirectas

optaron por una identidad múltiple. ¿Cómo explicamos esta situación?


Dada la investigación, se ha hecho evidente la presencia de factores de manera que

hayan incidido en el posicionamiento de una de las tres opciones “identitarias” ya mencionadas.

La primera hipótesis que se tenía era que las biografías que presentaran escenas

discriminatorias tendrían la tendencia a predisponer la elección del tipo de identidad, de modo

que el agraviado encontraría en su origen la razón de su infortunio, por lo que se dejaría de

reconocer como parte de su cultura de origen y se asimilaría la cultura “nueva”. En las

entrevistas no se han contrastado una cantidad significativa de sucesos discriminatorios, más

que solo el 10%; resultado que habría sido contrastado hace una década. Lo que implica que la

discriminación cada vez es menos frecuente, quizá por la censura que significa realizarlo dada

la política “inclusiva” de una sociedad “moderna”. De este modo, damos cuenta la invalidez

de nuestra primera hipótesis.

Los prejuicios étnicos desde siempre se han dirigido a las personas provenientes de

zonas andinas, especialmente de la sierra central como lo son Huancavelica, Junín y Apurímac,

en contraste con las de la selva o costa. Tomando en cuenta de este aspecto, se ha conjeturado

que este grupo – de los inmigrantes andinos – probablemente, casi en un 90%, eliminarían los

sentimientos que tenían hacia su cultura de origen en cuanto la discriminación se presente. Más

del 60% de los entrevistados emigraron de las zonas andinas, mientras que el resto lo hicieron

de la selva y costa. Contrastando las variables – discriminación y origen – hemos concluido

que, como lo dicho anteriormente, la discriminación ha sido menguada y un acto de este tipo

casi no tiene efectos en la psicología del inmigrante, de este modo los adolescentes no se ven

perjudicados. En cuanto a este grupo, cerca del 96% han optado por una identidad múltiple por

lo que la hipótesis planteada ha sido invalidada.

En lo que respecta al tipo de emigración, doce (80%) adolescentes manifestaron que

fue de manera individual, mientras que tres (20%) de manera familiar. En cuanto a este último

grupo, dos de ellos, a través de entrevistas personales, manifestaron frases como “cuando llego
a casa; lo que hace evidente la presencia de elementos identitarios en la formulación de la

identidad.
Tabla 1

Resultados de la auto-identificación cultural

Lugar de origen Tipo de emigración ¿Fue víctima de discriminación? Sentimientos de pertenencia (con)

Huancavelica Individual No Tipo múltiple

Junín Familiar No Tipo múltiple

Tarma-Junín Familiar No Destino migratorio

Junín Individual No Tipo múltiple

Pichanaki-Junín Individual No Cultura de origen

Apurímac Individual Si Tipo múltiple

Apurímac Individual No Destino migratorio

Ancash Familiar No Tipo múltiple

Cajamarca Individual Si Tipo múltiple

Piura Individual No Destino migratorio

Ica Individual No Destino migratorio

Trujillo Individual No Tipo múltiple

Huánuco Individual No Tipo múltiple

San Martín Individual No Tipo múltiple

Oroya-Junín Individual No Cultura de origen


CONCLUSIÓN

Definir identidad ha sido desafiante para muchos, depende mucho del tamiz de las

anteojeras con las que vemos. Muchos han explicado que la identidad es toda una complejidad

de esquemas que hace cada individuo con el fin de encontrar su autenticidad para diferenciarse

con otros. Es así que la identidad siempre está relacionada con el otro; es decir, no existe

identidad del “nosotros” si no existe el “otro”. Dado que somos seres gregarios y que por otras
múltiples causas (la migración, por ejemplo) estaremos siempre en contacto con una enorme

cantidad de personas, con múltiples identidades y culturas, puesto que no solo se migra

físicamente, sino que los pensamientos, la idiosincrasia y los estilos de vida también lo hacen.

El estudio de la forma en que los adolescentes inmigrantes a Lima manifiestan sus

sentimientos de pertenencia a uno u otro lugar, es decir, al lugar de origen en cuanto al de

destino; muestran resultados, algunos esperados y otros contrarios a que parecía más probable.

Aunque como se ha señalado, la investigación no permite generalizar estos resultados dada la

cantidad poco significativa de la población de estudio, estadísticamente hablando. Más del 60%

de la muestra manifiesta un tipo de identidad múltiple, es decir, la mayoría de adolescentes han

optado por tomar aspectos de cada cultura. Las hipótesis que se tenían han sido desvalorizadas

ante los resultados. La discriminación casi no se ha hecho presente en las entrevistas excepto

dos casos, en los cuales este evento no ha sido tan relevante en la constitución de su identidad

por lo que la discriminación ha sido desfasada. Así como que el modelo lineal que se había

planteado tampoco ha sido contundente en esta investigación, dado que los adolescentes no

perdían su identidad, sino que por el contrario mezclaba aspectos de ambas.

Discutir el problema de la identidad, es reamente irrelevante y no por el grado de

significancia, sino porque es un problema en el que no se puede intervenir. La historia de las

culturas no se puede modificar, no hay más que se deje a su curso.


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