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El problema de Venezuela (y América

Latina) es el socialismo
La lección es que el socialismo ya no es revolucionario; sino que reduce la
libertad económica y política.
POLÍTICADESTACADOECONOMÍA
Actualizado Abr 22, 2019
Escritor: Harold Vásquez y Osmel Brito

El desastre económico, político y social de Venezuela es el resultado de conducir una


nación en la ruta al socialismo. Existen dos caminos para alcanzar este objetivo: la vía de
la revolución, propuesta por Karl Marx, y el camino progresivo, propuesto por los
Fabianos—corriente inglesa que predica la transición del capitalismo al socialismo—a
través del esfuerzo gradual y reformista de las democracias. La incursión al socialismo
por la vía revolucionaria quedó desacreditada tras el fracaso de los experimentos
revolucionarios en la Unión Soviética, China comunista, y Camboya; tragedias que
resultaron en la muerte de casi 100 millones de personas—más del total de muertes
causadas por la Primera y Segunda Guerra Mundial combinadas. Sin embargo, en vez de
replantear sus ideas, los teóricos y políticos promotores del socialismo buscaron un nuevo
enfoque, basado la toma del poder por la vía democrática para luego realizar reformas
progresistas que conduzcan sus naciones a la utopía socialista. Así son popularizadas las
ideas de la Sociedad Fabiana, creada a finales del siglo XIX, y de otros movimientos
políticos más recientes, como el socialismo democrático, el socialismo del siglo XXI y el
socialismo “millennial”.

El socialismo es la propiedad común de los medios de producción con el objetivo de


emplearlos para el uso y no la generación de beneficios. Hoy día, salvo algunas
excepciones, no existen regímenes socialistas totalitarios, sino que los países se sitúan en
una escala continua entre economías extremadamente socialistas y de libre mercado
dependiendo de las reformas políticas y económicas que han implementado. En este
proceso, no tan obvio, muchos analistas argumentan erróneamente sobre casos exitosos y
no exitosos del socialismo.

Por ejemplo, Nelson Espinal expone que hay países latinoaméricanos que han abrazado
proyectos de corte socialistas y que, con excepción de Nicaragua y Venezuela, fueron
capaces de prosperar, desconociendo que esos proyectos han presentado algunos de los
síntomas que hoy están exacerbados en Venezuela: corrupción, inflación, y gasto público
descontrolado. El aparente éxito del socialismo en países como Ecuador y Brasil fue
debido al incremento de los precios de las materias primas; una vez este boom acabó,
también terminó el “éxito” socialista. Decir que Chile abrazó un proyecto socialista es
desconocer que la constitución chilena es de bases liberales y no contiene una lista de
“derechos sociales”.

Del mismo modo, a pesar de haber nacionalizado una veintena de empresas desde el
2006—a un costo que supera el 3.5% del PIB—Bolivia es referido como otro caso de
éxito socialista. Sin embargo, la expansión del gasto aún no se refleja presiones de
devaluación debido a que el Banco Central de Bolivia mantiene fija la tasa de cambio a
costa de sus reservas, las cuales se han reducido en un 50 % en los últimos 4 años.

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