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INFORME: AUSCHWITZ, LA FABRICA DE LA MUERTE

NICOLÁS TORRES T. 11-C

“El fuerte tiene derecho a hacer su voluntad”, este documental comienza con una línea del
mismísimo Adolf Hitler que nos da a entender perfectamente la clase de hombre que era; lo
único que no podemos entender es por qué era esa clase de hombre. Inicialmente se nos
presenta como el Fuhrer plantea desde dentro de la población alemana ese sentimiento de
odio puro hacia los judíos que habitaban su territorio, controlaban una gran parte de su
economía, hacían su comida, fabricaban sus camas e inmuebles; desde las escuelas hasta las
plazas públicas, esa campaña de discriminación creció hasta el punto de inflexión que los del
alto mando alemán tanto habían esperado, ese punto en el que la misma plebe alemana se
hartara de los judíos, destrozando sus negocios, asaltando sus hogares y torturándolos en la
calle, frente a sus familias y el resto del pueblo.
Es allí donde el alto mando saldría a defender los intereses alemanes con una solución final:
“campos de concentración”, se enviaría a toda la población judía a un sitio controlado y
supervisado por el Tercer Reich, aunque esto fuera solo el comienzo, el pueblo estuvo de
acuerdo, todo iba según lo planeado hasta que en 1939 Alemania invadió Polonia, decenas
de pueblos y ciudades asoladas por la guerra y en una de ellas, Varsovia, se alzaría lo que se
convertiría para el resto del mundo en el símbolo del odio alemán hacia los judíos: el muro
del gueto , una barrera que separaría la población polaca judía y no judía, en un lado 400.000
personas yacían hacinadas en el 2,4% del suelo de toda Polonia, donde miles de hombres,
mujeres y niños morían de hambre o de enfermedad.
Tiempo después el pueblo judío comenzaría a ser transportado a través de trenes por todos
los territorios ocupados por la Alemania nazi para ser llevados a los campos de concentración
(alrededor de unos 15.000), estos trenes solo eran vagones de carga para animales, sin
asientos, sin baños y solo con una pequeña ventanilla por donde en muy rara ocasión se les
daba comida a los más de 100 judíos que había en cada vagón, quienes esperaban llegar a su
destino final. Un campo en especial, el de Auschwitz-Birkenau en Polonia, es en el que se
enfoca el documental para narrar la historia de como 1’300.000 judíos realizaron trabajos
forzados, sufrieron innumerables calamidades y murieron de formas inmencionables; sin
diferenciar entre hombres, mujeres o niños el tercer Reich impondría su pensamiento por
encima de todos los demás para exterminar el pueblo judío, llevando a cabo “la solución
final a la cuestión judía”.

Al principio los prisioneros del campo morían a gracias a ejecuciones públicas que podrían
ser provocadas por casi cualquier cosa, a manos de los oficiales alemanes, o debido a las
interminables horas de trabajo y terribles condiciones de vida que había en ese horrible lugar;
pero con el tiempo la población del campo creció y cuando las expansiones del mismo no
eran suficientes ni rentables para los alemanes decidieron utilizar la medida más atroz y
malévola que el ser humano jamás podría tomar: las cámaras de gas, donde más de 6 millones
de personas perdieron la vida, en unos 20 minutos, los que entraban a las cámaras se
sofocaban y sufrían un dolor increíble hasta que finalmente su agonía terminaba sin que nadie
sintiera lastima por ellos, luego los cremaban en otra habitación y sus restos eran despedidos
por las chimeneas, para que no tuvieran que apilar tantos cuerpos. Como decía un viejo
comandante nazi en Auschwitz: “…aquí entras por la puerta y sales por la chimenea”.

Cuando la guerra terminó en 1945 y Alemania perdió a su líder y sus tropas en Rusia, el
mundo entero por fin se daría cuenta de las atrocidades que se cometieron en esos campos,
donde ya solo quedaban restos quemados, pabellones vacíos y millones de maletas con el
nombre de cada hombre, mujer y niño judío asesinado estampado en ellas, dentro contenían
los últimos recordatorios de las vidas de esas personas, los últimos recordatorios de la
capacidad del hombre para hacer el mal y del resto del mundo para vivir en total indiferencia.

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