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Derecho Privado
Registro 886969
Consignas
1. ANALICE EL SIGUIENTE FALLO:
1.A. Se trata de un fallo donde las partes son Gache Pirán Ignacio contra
Nestle Waters Argentina S.A. Todo comienza cuando se celebra un contrato de
distribución entre las partes, el cual finaliza cuando la actora le reclama a la
demandada obtener la resolución del contrato de distribución celebrado, por
estar viciado de error, más una indemnización por los daños -emergente,
pérdida de “chance” y daño moral- ocasionados por aquella, originados por el
“plan de negocios fraudulento” enviado al actor por Monese (presentado como
encargado del desarrollo del canal de distribuidores, incluyendo el suministro
de información, y como consultor de la demandada), el cual tenía una empresa
de elaboración y distribución de agua, conjuntamente con la distribución de
productos de la demandada. Este plan contenía otra versión, con otros
números y contenidos (tenía excelentes ganancias). La actora reclama que de
haber conocido el plan real, no habría formalizado ninguna relación contractual
puesto que su voluntad fue viciada mediante tal información falsa. También
acusa a la demandada de viciar su voluntad aprovechándose de su situación
de inferioridad por su posición dominante en el negocio, y le atribuye la
realización de un acto ilícito.
Se rechaza la pretensión de la actora ya que no había logrado acreditar el error
que alegó al contratar, dado que concluyeron que el actor es una persona culta
y preparada, y que el plan tentativo de negocios que le pudo haber presentado
la demandada no puede ser considerado fraudulento y haberlo inducido al
error, puesto que recaía sobre aquel analizar si el negocio -cuyo éxito no pudo
asegurarse de ninguna forma- iba o no a ser rentable.
Se llega la conclusión de que el plan de negocios aportados por la actora no
tiene carácter de documentación contable, que es decisión personal del
inversor para evaluar proyectos y evaluar los riesgos utilizar la documentación
suministrada por la contraparte o realizar su propia tarea de investigación.
Por su parte, la demandada afirmó que no tuvo otra alternativa que dar “por
rescindido el contrato”, es decir, que las partes concuerdan en que el contrato
de distribución ha sido resuelto, aunque difieran en cuanto a quién le resulta
imputable tal resolución, y en cuáles fueron sus consecuencias. Por lo tanto, no
se requiere ninguna decisión judicial que declare una resolución contractual
sobre la cual no hay disenso.
Por último, no queda en claro si efectivamente los dos “planes de negocios”
fueron creados simultáneamente -lo que resultaría ser cuanto menos un indicio
de la voluntad de engañar al actor-, o si Monese rehízo la matriz que utilizaba
para uso propio y que declaró haber facilitado al actor (tal como declaró). Es
decir que, según este testimonio, del cual no hay motivo para presumir que sea
falso, el actor conocía perfectamente el origen y la finalidad del llamado “plan
de negocios”.
Conclusión a la que llegan:
-Deben rechazarse los agravios de la actora precedentes en tanto no logró
acreditar que la demandada -incluso bajo la apariencia de la actuación de
Monese- hubiera cometido el hecho ilícito de intentar provocar el error de la
actora en forma culposa o con intención de dañarla mediante la suscripción del
contrato, y menos por lo tanto que hubiera habido un engaño tuviera la aptitud
de anular el contrato.
-Respecto de la falta de igualdad entre las partes del contrato, cabe señalar
que por sí misma no configura una causal de responsabilidad a menos que
constituya un presupuesto de alguna otra actuación jurídicamente reprochable,
puesto que tal desigualdad es propia de cierto tipo de contratos y en particular
del de distribución en sentido genérico por la subordinación técnico y
económica propia de este tipo específico de contratos.
-Aun aceptando que la actora se encontraba precisada a encontrar una
actividad redituable que le permitiera mantener su familia con el advenimiento
de cuatrillizos de acuerdo con el nivel de vida que llevaba, su situación de
inferioridad no excedía el propio de un distribuidor, y tenía un razonable
conocimiento general para emprender el negocio (motivo por el cual no se
aplica el vicio de lesión dado que: se configura cuando una de las partes
explotando la necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra, obtiene por ese
medio una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin
justificación, tal estado de inferioridad debe ser preexistente al acto mismo e
inducir precisamente a realizar el acto ruinoso y lesivo con quien explota o se
aprovecha de esa situación en propio beneficio).
-A esto se suma la conclusión de que el actor conocía la procedencia y la
finalidad del “plan de negocios”, por lo cual no se reunen las condiciones
descriptas y precedentes para posibilitar la aplicación del c.c. 954 (anulación de
un acto jurídico), además de que por el conocimiento del actor respecto de tal
procedencia y finalidad no puede admitirse la existencia de explotación de la
necesidad, ligereza o inexperiencia como presupone dicha norma.