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Si alguno tiene oídos para oír.

Amada Iglesia de Dios, la razón principal por la que no podemos permitir que nada nos
separe de la presencia de Dios es porque el ser humano es nada; es decir el hombre
apartado de Dios nunca lograra obtener la paz y felicidad que Dios desea derramar
sobre su creación.
San Juan 15:4-6 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo
en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6El que en mí
no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan
en el fuego, y arden.
Hoy quiero compartir algunos puntos acerca del fortalecimiento de nuestra fe. Una gran
realidad es que la mayoría de los cristianos con frecuencia oímos, y oímos la Palabra de
Dios, pero no siempre estamos dispuestos a hacer lo que se nos dice, sino que escogemos
hacer lo que mejor estimamos este correcto. Pero el problema que hay con esto es que el
ser humano, incluyendo a los cristianos más fieles, podemos, y con frecuencia nos
equivocamos; sin embargo, Dios nunca se equivoca.
Como todo cristiano fiel sabe, la biblia, es decir, la Palabra de Dios, es nuestra espada
Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
La Biblia es un arma eficaz e indispensable. Porque sin la Palabra de Dios no tenemos
como defendernos contra los ataques del enemigo.
Así que hoy vamos a determinar qué bien escuchamos lo que Dios nos advierte y dice.
Usemos ahora nuestra espada para combatir al enemigo.
San Marcos 4:23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Durante su ministerio aquí en la tierra Jesús con frecuencia concluía sus enseñanzas
diciendo el que tiene oídos para oír, oiga.
Lo dijo con respecto a Juan el bautista.
San Mateo 11:15 El que tiene oídos para oír, oiga.
Con respecto a la parábola del sembrador.
San Mateo 13:9 El que tiene oídos para oír, oiga.
Con respecto a la explicación de la parábola de la cizaña.
San Mateo 13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.
El que tiene oídos para oír, oiga.
En sus cartas a las siete iglesias de Asia, Jesús también concluye con lo mismo: el que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
La realidad es que esta manera de concluir las enseñanzas y mensajes del Señor puede
ser encontrada en numerosos lugares en la biblia. Pero ahora debemos preguntarnos:
¿qué nos quiere decir el Señor con esto?
Lo que el Señor nos dice al concluir sus enseñanzas y mensajes con esta frase, es que lo
que se ha dicho es de suma importancia.
Para ponerlo en términos modernos, esta frase frecuentemente usada por el Señor es
igual que decir: ¿entendiste bien lo que te he dicho? En otras palabras tratar de
asesorarnos de que lo que hemos dicho fue correctamente entendido, y que las
instrucciones que hemos dado serán seguidas correctamente. Así que al escuchar esta
frase, tenemos que saber que lo que se nos está diciendo es de suma importancia, y que
tenemos que prestar atención.
Algo interesante a notar acerca de esta frase, es que nos demuestra que el mismo
Jesucristo, a menudo experimentaba el problema que existe hoy en día.
¿Qué problema tenía Jesús y continuamos experimentando hoy en día?
 El problema es que muchas personas no quieren escuchar.
 No escuchan lo suficiente para entender.
Y es por eso que tenemos que examinarnos y preguntarnos, ¿qué tan bien
escuchamos? Yo sé que todos aquí oímos, pero, ¿qué tan bien escuchamos? Examinemos
ahora los diferentes tipos de oyentes que existen, para determinar en qué categoría nos
encontramos.
Existen tres tipos de oyentes:
1. Los tardos (desanimados).

2. El que escucha con oído anheloso (deseo vehemente de conseguir alguna cosa).

3. Los que escuchan con un corazón dispuesto.

Hebreos 5:11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto
os habéis hecho tardos para oír.
1. Los tardos (desanimados).
El problema que existe con este tipo de oyente, es que es muy difícil que alguien le
pueda explicar algo. El problema no está en lo que se enseña, ni en lo que se presenta,
sino que el problema está en el oyente.
Esto es algo que nuestro Señor explico claramente.
San Mateo 13:13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no
oyen, ni entienden.
Y ahora debemos preguntarnos:
 ¿Por qué existen tantos cristianos en esta categoría?
 ¿Por qué existen tantos cristianos que viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden?
La razón principal por la que vemos esto acontecer es porque existe un gran número de
cristianos descorazonados. Y la razón principal por la que esto sucede es la falta de fe, o
falta de confianza absoluta en el Señor.
La falta de fe es lo que evita que podamos correctamente entender la verdad de Dios.
La falta de fe es lo que evita que podamos darle las espaldas al pecado, y que recibamos
las bendiciones que Dios desea derramar en nuestra vida. Hermanos fortalezcamos
nuestra fe.
2. El que escucha con oído anheloso (deseo vehemente de conseguir alguna
cosa).

2ª Timoteo 4:3-4 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, 4y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
Y las palabras claves aquí que nos ayudan a entender bien lo que se nos está diciendo
son: teniendo comezón de oír, que significa para halagar el oído.
¿Qué tipo de oyente es este?
Este es el tipo de oyente que solo desea escuchar lo agradable. Y desdichadamente existe
un gran número de cristianos que a diario se unen a este grupo; pero, la verdad de Dios
no siempre es algo que nos agrada. Es más, yo diría que la mayoría de las predicaciones
y estudios bíblicos basados en la sana doctrina, no agradan a las personas; porque en
todo momento nos llaman al arrepentimiento, y a seguir la Palabra de Dios.
En otras palabras, las predicaciones y estudios bíblicos basados en la sana doctrina nos
llaman a separarnos de las cosas del mundo, y a cambiar nuestra vida por completo. Y
desdichadamente existen muchos pseudocristianos que no están dispuestos a cambiar su
manera de vivir de tal manera.
Esto significa que cuando las predicaciones o los estudios bíblicos hablan fuerte, ellos no
los entienden, se molestan, se ofenden, etc.
¿Qué hacen entonces? Lo que hacen es que se convierten en saltamontes, y se pasan la
vida brincando de lugar en lugar.
Se pasan la vida buscando maestros, pastores, y oradores que prediquen mensajes que
les agrade, sin importarle que si lo que están escuchando es bíblico o invento de
hombres. En otras palabras, prefieren y buscan oír lo bonito o las fábulas.
3. Los que escuchan con un corazón dispuesto.
San Lucas 8:15 Más la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y
recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
¿Qué tipo de oyente es este?
Este es el tipo de oyente que todos debemos buscar ser. Digo esto porque estas son las
personas que escuchamos y entendemos la palabra. Personas que escuchamos las
predicaciones y con un corazón dispuesto a recibir y entender la voluntad de Dios en
nuestra vida. Personas con un corazón dispuesto a recibir las bendiciones que Dios desea
derramar en nuestra vida.
La realidad de todo es que para recibir las bendiciones que Dios desea derramar en
nuestra vida, tenemos que no solamente oír, sino tenemos que escuchar la palabra de
Dios con un corazón dispuesto para que la Palabra de Dios penetre y obre en nosotros.
Sin duda alguna la palabra de Dios produce fe.
Nuestra fe viene a través de la palabra de Dios.
Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como
está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Una de las razones por la que nuestra fe en muchas ocasiones no está al nivel que debe
estar es porque no escuchamos debidamente, y a consecuencia nos falla, o se nos debilita
la fe. Y cuando esto sucede nos perdemos las bendiciones que Él nos tiene.
Escuchar debidamente es de suma importancia para dar buenos frutos.
En la parábola del sembrador nos dice que la única buena tierra son aquellos que oyen
la palabra de Dios con un corazón bueno. Esto es porque el fruto viene del
entendimiento de la gracia de Dios. Solamente oyendo con un corazón bueno podemos
entender la gracia de Dios. Solamente con un corazón bueno podemos dar frutos para
su gloria.
Pero lo que sucede con frecuencia es que en ocasiones, nuestro orgullo evita que nuestro
corazón sea tierra fértil. Es decir, no escuchamos lo que el Señor nos dice. Pensamos que
no estamos haciendo nada mal, así que no tenemos que cambiar en lo absoluto. Y esto
es algo que sucede porque con frecuencia; las malas experiencias y circunstancias que nos
rodean endurecen nuestro corazón.
La palabra de Dios habla claramente para ser bien entendidos, los oyentes tenemos que
oír con un corazón dispuesto a entender, y a recibir y aceptar la convicción que Dios nos
da. Es importante no endurecer nuestro corazón.
Queridos hermanos Dios nos habla a través de la biblia; Dios nos habla a través de las
predicaciones. Dios nos habla a través de nuestros hermanos en la fe; Dios nos habla a
través de la convicción que recibimos a diario.
Pero para poder escuchar la voz de Dios, nuestro corazón tiene que ser tierra fértil.
Nuestro corazón tiene que estar dispuesto a escuchar y asimilar lo que hemos escuchado,
leído, o estudiado. Tenemos que escuchar con fe, escuchar sabiendo que lo que se esta
diciendo es la palabra de Dios. Que lo que estamos recibiendo es un mensaje de Dios y
que es para nuestro bien, porque Dios nos muestra diariamente que nos ama.
Tenemos la obligación de hacer que nuestra fe crezca, la obligación de hacer la voluntad
de Dios. Cuando aceptamos al Señor tomamos una responsabilidad muy grande. Y es
hora de que escuchemos las advertencias que Él nos da. Hermanos mantengámonos
cerca a Dios
Para concluir.

Aquerido hermano ahora te pregunto:


¿Qué tipo de oyente eres tú?
Nunca te olvides de que para ser bendecidos, tenemos que aprender a escuchar, porque
todo empieza con un buen entendimiento. El escuchar lo que Jesús nos dice es esencial
para el beneficio de nuestro espíritu.
Hermanos:
 ¿Hemos escuchado lo que nuestro señor Jesucristo nos ha dicho?
 ¿Hemos tomado en serio sus advertencias?
Si la respuesta es sí, él te regala día a día, bendición en abundancia.
Pero si tu respuesta es no pues entonces escucha estas palabras del Señor:
San Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?
No podemos ignorar el mensaje, no podemos ignorar las advertencias, no podemos
permitir que Satanás se involucre en nuestra vida y derrumbe lo que Dios está
edificando.
Apocalipsis 2:17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en
la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Paz a vosotros, amada Iglesia de Dios.

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