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Erosión, transporte y sedimentación

La erosión es el desgaste que se produce en la superficie de un cuerpo por la acción de


agentes externos (como el viento o el agua) o por la fricción continua de otros cuerpos. El
transporte es el traslado de los materiales erosionados en un determinado lugar para su
posterior sedimentación en otro diferente. La sedimentación es el último proceso de la
morfogénesis y consiste en la acumulación de materiales después de haber sido
erosionados y transportados.

La erosión consiste en la remoción física o química de suelos, aluviones, coluviones,


sedimentos o materiales inconsolidados en general. A diferencia de la meteorización, que
es estática, implica un transporte.

La erosión del suelo la provocan principalmente


factores como las corrientes de agua y de aire, en particular en terrenos secos y sin
vegetación, además el hielo y otros factores. La erosión del suelo reduce su fertilidad
porque provoca la pérdida de minerales y materia orgánica.

Hay diferentes agentes erosivos:

Agua: es un erosivo muy enérgico. Cuando el suelo ha quedado desprotegido de la


vegetación y sometido a las lluvias, los torrentes arrastran las partículas del suelo hacia
arroyos y ríos. El suelo, desprovisto de la capa superficial, pierde la materia orgánica y entra
en un proceso de deterioro que puede originar hasta un desierto (ver Aguas
superficiales y Aguas subterráneas).
Viento: es otro de los agentes de la erosión. El suelo desprovisto de la cortina protectora
que forman los árboles, es víctima de la acción del viento que pule, talla y arrastra las
partículas de suelo y de roca. Los paisajes generados en zonas áridas y desérticas son
muestras evidentes de la acción de este factor (ver El viento).

Glaciares: enormes masas de hielo que se desplazan lentamente y desgastan de forma


implacable los terrenos en que se deslizan. Su efecto se puede observar fácilmente en
aquellas regiones donde los glaciares han desaparecido. El hielo es capaz de cortar o
arrancar enormes rocas que otros agentes erosivos no podrían. La erosión juega, junto con
el transporte y la sedimentación, un importante papel en la transferencia de masa del
sistema glaciar (ver Los glaciares).

La degradación de los suelos es mayor en África, y le siguen por orden América del sur y las
Antillas, Asia, América del Norte y Central, Australia y, por último, Europa, el continente
que menos sufre el desgaste de los suelos por erosión.

El transporte es el traslado de materiales erosionados de un lugar a otro para ser


sedimentados. Es el proceso interviniente en la marcha general hacia el aplanamiento de
los continentes, que inexorable e inevitablemente ocurre tras las épocas de levantamientos
y formación de montañas.

El transporte sedimentario es posterior a la erosión o arranque de materiales, y anterior a


su sedimentación o depósito. Consiste en una traslación de materiales, motivada por
agentes naturales, como el viento o el agua (escorrentía, cursos de agua superficiales, etc.)

Hay dos tipos de transporte:

Transporte en sólido, que a su vez puede ser:


– Arrastre o reptación: los agentes de transporte son
el agua, el viento y el hielo y sus efectos son las marcas de arrastre que deja.

– Rodadura: los agentes de transporte son el agua y el viento y su efecto el de dejar la


superficie redondeada.

– Saltación: los agentes de transporte son el agua y el viento, y producen marcas de


impacto.

– Suspensión: los agentes de transporte son el agua, el viento y el hielo.

– Flotación: los agentes de transporte son el agua y el hielo.

Transporte en disolución: el agente de transporte es el agua.

La sedimentación consiste en el almacenamiento de materiales erosionados y


transportados. Es el último proceso de la morfogénesis. Las características de los depósitos
dependen de la naturaleza del agente de transporte. En el caso de los de los ríos, mares o
viento el material se deposita cuando el movimiento en el medio se reduce por debajo de
la velocidad de deposición de la carga. En el caso del hielo la deposición se produce cuando
encuentra un obstáculo o cuando la masa de hielo alcanza su máxima extensión espacial.

El sedimento es un material sólido, acumulado sobre la superficie terrestre (litosfera)


derivado de las acciones de fenómenos y procesos que actúan en la atmósfera, en la
hidrosfera y en la biosfera (vientos, variaciones de temperatura, precipitaciones
meteorológicas, circulación de aguas superficiales o subterráneas, desplazamiento de
masas de agua en ambiente marino o lacustre, acciones de agentes químicos, acciones de
organismos vivos).
Los procesos sedimentarios pueden ocurrir en cualquier lugar de la superficie terrestre
donde haya erosión, pero no todo el material depositado se convierte en roca
sedimentaria, ya que la propia erosión puede arrastrar los sedimentos antes de que se
endurezcan. Básicamente, los procesos sedimentarios son de tres tipos:

Marios, se forman depósitos en la plataforma continental y en las zonas abisales.

Continnentales, se acumulan materiales a los pies de las cadenas montañosas, en los


glaciares, a lo largo de las cuencas de los ríos y en los desiertos.

De transición, que es la sedimentación que tiene lugar en puntos de contacto entre el mar
y los continentes, como las zonas pantanosas y los deltas.
Puesto que la mayor parte de los procesos de sedimentación se producen bajo la acción de
la gravedad, las áreas elevadas de la litosfera terrestre tienden a ser sujetas sobre todo a
fenómenos erosivos, mientras que las zonas deprimidas están sujetas principalmente a la
sedimentación. Las depresiones de la litosfera en la que se acumulan sedimentos, son
llamadas cuencas sedimentarias.

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