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ROBERTO P. KORZENIEWICZ∗
∗
Departamento de Sociología, Universidad de Maryland. [* College Park /Maryland
20742-1315 / USA / ( (301) 405-6398 / Fax: (301) 405-5743.]
NOTA: A lo largo del texto se utiliza el término "sindicato industrial para referirse a
una forma de organización que encuadra a todos los trabajadores que se
desempeñan en una misma actividad con independencia de sus oficios y
calificaciones. El término sindicato industrial se utiliza para diferenciarse de un
sindicato de oficio, que como su nombre lo indica, agrupan a los trabajadores según
su calificación profesional y, como tales, pueden coexistir varios dentro de una
misma actividad [N. de la R.].
1
Una buena y reciente revisión de las diferentes posiciones en este debate puede
hallarse en Horowitz (1990). Un trabajo pionero y crucial sobre la década del '30 es
el de Durruty (1969). Uno de los mejores relevamientos de las tendencias políticas
durante la década del '30 y principios de la del '40 puede hallarse en los trabajos de
Del Campo (1983) y Tamarin (1985). Sobre el mismo período, ver también
Matsushita (1983 y 1984). Sobre las continuidades en los patrones de mediación
estatal, ver Gaudio y Pilone (1983 y 1984). Sobre las continuidades en el liderazgo
sindical de la década del '30, ver Horowitz (1983 y 1984). Muchos de estos ensayos
claves han sido reunidos en Torre (1988). Una síntesis histórica útil puede hallarse
en Bergquist (1986)
2
Los datos referidos al período más temprano son tratados en Korzeniewicz (1989
a y b).
3
Durante el período 1930-43, como indica el cuadro 1, había un número
considerable de huelgas generales (la mayoría a menudo organizadas al nivel de
una ciudad, en lugares tales como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y
Tucumán).
4
Esta variación en el espectro geográfico del conflicto laboral probablemente tuvo
lugar durante la década del '20; sin embargo, esta hipótesis espera más estudios.
5
Para un buen ejemplo de estas argumentaciones ver Little (1975). El empleo
agrícola de la región pampeana había dejado de crecer luego de finalizada la
expansión territorial. Más aún, el alto costo del trabajo brindaba un fuerte incentivo
para la mecanización de la agricultura. Combinados, el fin de la expansión territorial
y la mecanización de la agricultura desplazaron a una gran cantidad de
trabajadores asalariados y pequeños productores agrícolas de la región pampeana.
6
Para un temprano cambio en la noción de esta dicotomía en la experiencia
organizacional, aunque focalizada en el contraste entre los trabajadores europeos y
los criollos, ver Halperin Donghi (1976). Ver también Little (1975).
9
La Prensa, 1°- de febrero de 1936, p. 5, y 14 de febrero de 1936, p. 11. Ver
también La Prensa, 9 de febrero de 1935, p. 14, y 10 de marzo de 1935, p. 14.
10
La Prensa, 26 de marzo de 1937, p. 16, y 31 de marzo de 1937, p. 22.
11
En 1938, los sindicatos rurales de Santa Fe se quejaron de que hubiera 'más de
50.000 trabajadores rurales, que sólo obtienen trabajo durante 3 o 4 meses al año,
percibiendo por jornales durante ese tiempo de 300 y 400 pesos para costear sus
gastos y los de sus familiares durante todo el año" (La Prensa, 7 de febrero de
1938, p. 17). Durante la misma cosecha, el ministro de Gobierno de Santa Fe
advirtió a la Junta Nacional para Combatir la Desocupación acerca de las pobres
condiciones de trabajo en el departamento de General López: 'La aglomeración de
gente que busca trabajo procedente de otras provincias y territorios crea una grave
situación de orden público en ese departamento, donde familias enteras con sus
implementos domésticos acampan en los caminos implorando por la caridad pública
a invadiendo establecimientos agrícolas y ganaderos". (La Prensa, 27 de febrero de
1938, p. 9).
12
La Prensa, 17 de noviembre de 1936, p. 18.
13
La Prensa, 4 de marzo de 1938, p. 17.
14
La Prensa, 4 de marzo de 1938, p. 17.
15
La Prensa, 12 de abril de 1938, p. 18. En 1940 la prensa anunció nuevamente
grandes flujos de migración de las provincias de Santiago del Estero, Santa Fe,
Corrientes, Salta, Tucumán, Córdoba y La Rioja a la cosecha de algodón en el
Chaco y la del maíz en el norte de Santa Fe: "En algunos casos, dichos trabajadores
se trasladan con sus familias y efectos, registrándose en pequeños villorrios,
particularmente de Santiago del Estero, un verdadero éxodo con aquel destino" (La
Prensa, 25 de marzo de 1940, p. 21; ver también 28 de abril de 1941, p. 23).
16
La Prensa, 7 de febrero de 1938, p. 17.
17
Ver La Prensa del 24 de abril de 1935, p. 17. En la localidad de Casilda, por
ejemplo, el sindicato denunciaba que los empleadores estaban contratando
23
Ver, por ejemplo, La Prensa del 26 de marzo de 1935, p. 13, que atribuye el
reciente éxito organizacional de los trabajadores rurales en Santa Fe a "la actitud
tolerante de las autoridades de la provincia y... la parcialidad de algunos comisarios
de campaña" (La Prensa, 26 de marzo de 1935). Unos pocos meses después, los
acopiadores de cereales en los departamentos de Caseros, General López y
Constitución (Santa Fe) criticaban 'la conducta evidentemente tolerante de las
autoridades, al permitir que los sindicatos obreros ejerzan una fiscalización armada
del tráfico de carga con cereales, para exigir peaje al pasar de un distrito a otro"
(La Prensa, 16 de mayo de 1935, p. 15). Yendo un poco más lejos, los
comerciantes de cereal argumentaban en junio de ese mismo año que los conflictos
laborales "son casi siempre facilitados por el accionar de la policía, como sucede en
el caso del departamento Constitución (Santa Fe)" (La Prensa, 9 de junio de 1936,
secc. III, p. 5).
24
La Prensa, 20 de marzo de 1937, p. 16.
25
La Prensa, 12 de abril de 1938, p. 18.
26
Ver La Prensa, 20 de junio de 1939, p. 18.
27
La Prensa, 26 de febrero de 1941, p. 17. Cerca de esa fecha, al informar sobre
una huelga entre trabajadores rurales en la provincia de Córdoba, indicaba que "el
sindicato no permite que se dé trabajo a obreros no afiliados" (La Prensa, 30 de
octubre de 1940, p. 21).
28
La Prensa, 3 de marzo de 1943, p. 10, y 7 de marzo de 1943, p. 11.
29
La Prensa, 6 de marzo de 1938, p. 8. Ver también La Prensa, 26 de marzo de
1937, p. 16.
30
La Prensa, 24 de noviembre de 1938, p. 13.
31
La Prensa, 17 de julio de 1939, p. 22.
32
Celia Durruty fue la primera en focalizar los cambios en marcha en la
organización laboral durante la década del '30. Su muerte temprana representó una
importante pérdida para el desarrollo de los estudios laborales en la Argentina.
33
La Prensa, 26 de marzo de 1935, p. 13.
34
La Prensa, 13 de marzo de 1935, p. 18.
37
Tamarin (1985, p. 128). La huelga giraba en torno del reconocimiento del
sindicato, incrementos salariales, reducción de horas, eliminación del trabajo a
destajo, mejoramiento de las condiciones de trabajo y seguridad en el lugar de
trabajo (Boletín Informativo, vol. XVIII, Nº 192-3-4, 1936, p. 4460-3).
38
La Prensa, 14 de diciembre de 1935, p. 18.
39
Ver La Prensa, 8 de enero de 1936, p. 10. Según la policía, "los obreros
auténticos se mantuvieron ausentes en los actos de violencia, cuya ejecución
estuvo a cargo de elementos extremistas, extranjeros en su mayoría, que
evidentemente realizaron, con buen resultado para ellos, lo que denominan
gimnasia revolucionaria". (La Prensa, 8 de enero de 1936, p. 10).
40
La Prensa, 8 de enero de 1936, p. 10.
41
Del Campo (1983, p. 96).
42
Durruty (1969, p. 114).
43
Así, los salarios nominales en la construcción se trasladaron de la media nacional
a principios de la década del '30 a estar por encima de ella después de 1936.
Argentina, Departamento Nacional del Trabajo: Estadística de las huelgas, Buenos
Aires, 1940, p. 50.
44
Sobre el nuevo papel del sindicato en llevar adelante huelgas y mediaciones, ver
Boletín Informativo, Epoca VII, N` 220-21-22, 1939, p. 5334-40.
49
Ministerio del Interior, Departamento Nacional del Trabajo, División de
Estadística, Serie B (Estadísticas y Censos), Número 9, Organización sindical;
asociaciones obreras y patronales (Buenos Aires, 1941), p. 12. Debo agradecer a
un árbitro anónimo por la referencia a los datos de 1941, y a Joel Horowitz por
proveerme datos históricos sobre este período.
50
Sobre estas nuevas demandas ver Matsushita (1983, cap. VII).
51
Durante la cosecha del maíz en 1935, por ejemplo, la Liga Agrícola Ganadera de
Buenos Aires pidió al Ministerio de Agricultura aumentar el precio mínimo del maíz
a $ 5/100 kilos. La organización justificó en parte la necesidad de precios más
elevados señalando que 'la juntada del maíz... fue en muchas zonas... de agitación
entre los obreros, lo que trajo aparejado... un alza que se calcula en un 15 por
ciento, y así correlativamente, los gastos de desgrane, acarreo y movimientos en la
estación" (La Prensa, 1° de junio de 1935, p. 12).
52
Ver, por ejemplo, La Prensa, 24 de junio de 1935, p. 9.
53
La Prensa, 1º de julio de 1935, p. 8. Ver también, La Prensa, 11 de marzo de
1936, p. 15.
54
En Oberá, provincia de Misiones, hubo una confrontación entre la policía y 400
productores agrícolas que manifestaron para demandar por el precio de la yerba
mate. La policía informó que una persona murió y seis quedaron heridas, y que la
confrontación ha sido producto de “elementos comunistas de nacionalidad rusa,
polacos y ucranianos, en número aproximado de 400, con bandera y estandarte de
la Unión Obrera Campesina, atacaron al pueblo de Oberá, siendo repelida la
agresión por las autoridades y pueblo en masa" (La Prensa, 16 de marzo de 1939,
p. 17).
55
Ver La Prensa, 25 y 30 de abril de 1938.
56
Al hacer el anuncio del incremento del precio, la Junta Reguladora de Granos
anunció que su "...principal función ...es la de [ser] un mecanismo regulador, que
no solamente debe evitar la precipitación anormal de la venta de granos en los
mercados, sino también contribuir a formar el precio natural de su valor para el
productor argentino, teniendo en cuenta la demanda y los precios internacionales"
(La Prensa, 22 de marzo de 1936, p. 5).
57
La Prensa, 22 de marzo de 1936, p. 5.
58
La Prensa, 28 de setiembre de 1939, p. 15. Manifestaciones similares fueron
realizadas en provincias del interior. Sobre estos temas ver también Matsushita
(1983, cap. VIII).
59
En 1941, por ejemplo, los sindicatos de la construcción llevaron adelante
acciones en oposición al Poder Ejecutivo en su intento de disolver el Concejo
Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, argumentando que "ahora se comienza
por el Concejo Deliberante, y tal vez mañana se intente hacer lo mismo con el
Congreso Nacional" (La Prensa, 11 de octubre de 1941, p. 11).
60
La Prensa, 12 de diciembre de 1942, p. 11.
65
La Prensa, 18 de febrero de 1937, p. 19.
66
La Prensa, 28 de setiembre de 1937, p. 21.
67
La Prensa, 24 de junio de 1935, p. 22.
4. La regulación estatal
68
Hubo un breve lapso de excepción en los meses iniciales que siguieron al golpe
de 1930, cuando el nuevo régimen especuló con la idea de promover la
incorporación corporativa del trabajo organizado. Este esfuerzo fue rápidamente
abandonado y reemplazado con medidas más represivas contra los sindicatos
existentes.
69
La Prensa, 27 de marzo de 1935, p. 13, y 17 de noviembre de 1935, p. 22.
70
Entre enero y agosto de 1942, por ejemplo, el Departamento del Trabajo de la
provincia de Buenos Aires informaba que de 99 conflictos, 70 habían sido resueltos
a través de su mediación sin ninguna perturbación del trabajo. (La Prensa, 15 de
noviembre de 1942, p. 71).
71
En el caso de los obreros ferroviarios, las negociaciones con las autoridades
estatales eras de particular importancia, debido a que la nacionalización de los
ferrocarriles comenzó a aparecer como una vía potencial de incrementos salariales.
Los obreros del ferrocarril Central Córdoba, por ejemplo, en una reunión con el
presidente Justo, fueron informados de que los descuentos salariales cesarían de
inmediato si el Estado adquiría los ferrocarriles (La Prensa, 13 de junio de 7937, p.
13). A diferencia de lo que sucedía con otros trabajadores, en todo caso, la
mediación pública de los conflictos capital-trabajo en los ferrocarriles fue a menudo
sino también sobre cuestiones tales como "el por ciento de obreros
locales que deberá trabajar en cada obra"73.
De modo similar, la intervención estatal en las relaciones
capital-trabajo en las áreas rurales sufrió dos cambios significativos.
En primer lugar, tras la ola de huelgas de 1935 y 1936, la
intervención estatal directa fue mucho más intensa a través de los
departamentos de trabajo nacional y provinciales. Esta es un área
que aguarda investigaciones específicas, pues muy poco se ha escrito
sobre las trayectorias de las diferencias existentes entre los
departamento del trabajo a nivel nacional y provincial. Ciertamente,
algunas provincias (como Santa Fe y Buenos Aires) tuvieron
departamentos de trabajo muy activos. Por ejemplo, la mayoría de
las huelgas mediadas por estos organismos a comienzos de la década
del '30 involucraban al Departamento del Trabajo de Santa Fe. Como
hipótesis preliminar, parecería que las agencias más« activas e
influyentes lo fueron en aquellas provincias caracterizadas por niveles
de conflicto laboral relativamente altos (ver cuadro 2).
Sin embargo, también en Santa Fe, y aún en 1935, la mediación
del Departamento del Trabajo en las zonas agrarias era generalmente
denunciada como ineficiente o inexistente. Más bien, la respuesta
frecuente de las autoridades a la protesta laboral se daba a través de
la acción policial en forma directa contra los sindicatos organizadores
y los huelguistas74. Sin embargo, luego de la ola de huelgas que
acompañaron a la cosecha de maíz de 1935, la respuesta de los
agricultores y acopiadores de cereal a los conflictos generalizados
consistió en reclamar una mayor intervención directa de la autoridad
estatal en la regulación de las relaciones capital-trabajo en el campo.
Basándose en que las demandas de los trabajadores no eran
razonables y en la existencia de diferencias anárquicas de costos de
73
La Prensa, 29 de abril de 1939, p. 15.
74
Durante la cosecha del maíz de 1935 en la provincia de Buenos Aires, por
ejemplo, el ministro de Gobierno convocó a la policía a que '...garantice, en forma
severa, pero justa, la libertad de trabajo del obrero del campo, alejando a los
elementos disolventes y enemigos del trabajo pacífico" (La Prensa, 12 de abril de
1935, p. 13). El jefe de Policía provincial responda convocando a sus subordinados
a controlar el conflicto laboral: "es digna... y necesaria la protección [al] obrero
contra toda acción disolvente y perturbadora de quienes, con apariencia de
propósitos lícitos, no son otra cosa que agitadores profesionales que atentan contra
[la] riqueza y contra el interés de la nación y conspiran, en definitiva, contra la
patria" (La Prensa, 13 de abril de 1935, p. 12).
75
La Prensa, 19 de junio de 1935, p. 20.
76
La Prensa, 14 de diciembre de 1936, p. 22.
77
La Prensa, 28 de noviembre de 1937, p. 15. Los representantes de los
empleadores rurales solicitaron la reducción del 15 % de los salarios recién
establecidos, pero los representantes del Departamento del Trabajo rechazaron
esta solicitud (La Prensa, 15 de diciembre de 1937, p. 12).
78
La Prensa, 22 de diciembre de 1939, p. 25.
79
Como se señalara en Korzeniewicz (1989 b), los esfuerzos iniciales realizados por
las agencias estatales para mediar en los conflictos capital-trabajo pueden ser
rastreados hacia atrás hasta los comienzos del siglo. Nuevamente, como indicó un
árbitro anónimo de este artículo, la naturaleza de las relaciones entre el
Departamento Nacional del Trabajo y las agendas provinciales es un tema que
merece mayor investigación histórica.
80
La Prensa, 10 de enero de 1936, p. 11.
81
La Prensa, 10 de noviembre de 1936, p. 12.
82
La Prensa, 26 de junio de 1937, p. 11.
83
La Prensa, 14 de mayo de 1939, sec. V, p. 1.
84
La Prensa, 14 de mayo de 1937, p. 11. Monseñor De Andrea, más tarde, aplaudió
la decisión de algunos empleadores de aumentar los salarios, señalando sus
mayores expectativas: "Quiero la sustitución paulatina de las clases por el
establecimiento progresivo de las asociaciones profesionales" (La Prensa, 29 de
mayo de 1937, p. 8). Ver también La Prensa, 19 de noviembre de 1939, p. 12.
85
Ver Boletín Informativo, vol. XVIII, Nº 192-3-4, 1936, p. 4467.
86
La propuesta también sostenía que "el salario para la mujer no será en ningún
caso inferior a los dos tercios del que se fije para el hombre en cualesquiera de las
categorías" (La Prensa, 19 de setiembre de 1936, p. 12).
87
La Prensa, 22 de setiembre de 1936, p. 12.
94
La Prensa, 6 de junio de 1938, p. 24.
95
La Prensa, 2 de abril de 1937, p. 20. La propuesta fue prontamente aprobada
por el Senado de la provincia de Buenos Aires, y fue evaluada en términos positivos
por editoriales de La Prensa (ver 24 de abril de 1937 y 29 de abril de 1937).
96
La Prensa, 19 de julio de 1937, p. 21. Finalmente, luego de que la limitación de
las horas de trabajo los sábados fue aprobada por la legislatura de la provincia de
Buenos Aires a principios de 1938, un funcionario del gobierno provincial señalaba
que la nueva medida 'constituía una etapa del proceso de pacificación obrera en la
provincia" (La Prensa, 14 de enero de 1938, p. 17).
97
La Prensa, 10 de agosto de 1937, p. 12.
98
La Prensa, 20 de febrero de 1937, p. 15.
99
La Prensa, 28 de marzo de 1935, p. 16. Después de una serie de huelgas breves,
el Ministerio de Obras Públicas advirtió a la Unión Ferroviaria y La Fraternidad que
podrían ser castigadas a menos que controlaran a los sindicatos locales a fin de
del '30, la conducción del sindicato ferroviario enfrentó tres desafíos simultáneos y
estrechamente relacionados. Primero, los trabajadores no calificados comenzaron a
cuestionar la hegemonía de los trabajadores calificados en el sindicato. Segundo, la
conducción establecida comenzó a enfrentar una creciente competencia de otras
tendencias políticas dentro del sindicato: el más importante de estos desafíos
provino de las tendencias comunistas, que eran particularmente exitosas en
organizar a los trabajadores no calificados insatisfechos (Tamarin, 1985, p. 154).
Finalmente, la conducción del sindicato ferroviario junto con los portuarios y
trabajadores y empleados públicos) enfrentó un desafío a su hegemonía por parte
de otros sindicatos en la Confederación General del Trabajo (CGT).
103
El último punto generó un significativo debate. Un editorial de La Prensa, por
ejemplo, criticaba fuertemente la idea de que el Departamento de Trabajo debiera
promover el desarrollo de organizaciones sindicales: "No le cuadra a la
repartición..., nos parece, incitar de ese modo a crear nuevos factores en la lucha
de clases. El Estado, por su parte, debiera tender a suprimirla hasta donde sea
viable por medio de la imposición de normas que aseguren la efectividad de una
justicia distributiva que haga innecesario apercibirse para la defensa por haber
quedado eliminadas las causas que impulsan a las reacciones colectivas" (La
Prensa, 22 de mayo de 1937, p. 8).
104
La Prensa, 18 de junio de 1938, p. 11.
105
El Ministerio del Interior respondía posteriormente que 'lo principal, en este
momento, es dar trabajo a los obreros; [...] el 'dúmping' afecta a los trabajadores,
a los industriales y al Estado, y... éste no tolerará que se introduzcan mercaderías a
precios más bajos que el valor local de la producción, cualesquiera que sean las
causas" (La Prensa, 30 de junio de 1938, sec. IlI, p. 3).
106
La Prensa, 8 de julio de 1938, p. 10.
107
La Prensa, 4 de diciembre de 1942, p. 4. En ocasiones, había también oposición
al crecimiento de las regulaciones estatales. Ya en 1942, de acuerdo con un
editorial de La Prensa, un capitán de barco señalaba 'que preferida afrontar una
docena de submarinos alemanes antes que las formalidades portuarias de Buenos
Aires" (19 de abril de 1942, p. 6).
108
La Prensa, 15 de setiembre de 1938, p. 11. Ver también La Prensa, 12 de
agosto de 1938, p. 12; y 7 de setiembre de 1938, p. 12.
109
La Prensa, 30 de julio de 1938, p. 10.
110
La Prensa, 7 de noviembre de 1940, p. 13.
111
La Prensa, 19 de julio de 1939, p. 11.
112
Las demandas de proteccionismo no estaban restringidas a los textiles. El
Sindicato de Obreros de la Industria Metalúrgica demandaba mayor intervención
estatal en el desarrollo de los recursos minerales nacionales (La Prensa, 14 de
noviembre de 1939, p. 22). No estaban estas demandas restringidas a la
manufactura. El Mercado de Haciendas y Carnes realizó un estudio, en 1939, que
demandaba políticas estatales que incentivaran un mayor consumo doméstico de
carne: 'El incremento del consumo interno de productos de la ganadería, que
sobrevendrá... como consecuencia de la regulación del comercio de carnes,
contribuirá a resolver un problema fundamental de nuestra economía, liberándonos
en parte de la preocupación relacionada con la colocación de esos productos en el
exterior" (La Prensa, 11 de febrero de 1939, p. 14). Las compañías ferroviarias,
enfrentando la competencia de los caminos como medios de transporte de
pasajeros y cargas, se vieron impulsadas a promover una 'Ley de Coordinación de
Transporte" cuyo propósito sería limitar la competencia a lo largo de las rutas de
comunicación establecidas. Esta fue rechazada por los agricultores, quienes
argumentaron que "el transporte por camiones es el único medio de abaratamiento
de los fletes ferroviarios", así como los costos de transporte en general (La Prensa,
22 de julio de 1935, p. 9). Sobre este tema, ver Matsushita (1983, cap. VII).
113
La celebración del 1º de Mayo en 1936 ilustra la adopción de nuevos lenguajes y
símbolos por parte de los trabajadores. Los voceros sindicales no sólo compartieron
el palco con representantes de varios partidos políticos durante la manifestación,
sino que también La Prensa aplaudió el evento por ser la primera vez que los
trabajadores entonaban el Himno Nacional durante la celebración de un 1º de Mayo
(ver La Prensa, 2 de mayo de 1936, p. 7, para un informe del evento, así como el
editorial del 3 de mayo de 1936, p. 8, alabando a los trabajadores por su gesto).
Hacia 1942, La Prensa (1° de mayo de 1942, p. 6) aplaudía las celebraciones del 1°
de Mayo como una "ocasión de reafirmar la solidaridad social que se ha venido
gestando en las cuatro décadas transcurridas de este siglo" (La Prensa, 1q de mayo
de 1942). La adopción de este nuevo lenguaje era también evidente en una
manifestación sindical en apoyo de la democracia: la multitud irrumpió en una
aclamación cuando fue interpelada por el líder de la CGT José Domenech con el
término "ciudadanos", y la izquierda coreaba en cambio el término "compañeros"
(La Prensa, 17 de agosto de 1941, p. 14). Eran también evidentes elementos del
discurso político post 1943 en los círculos conservadores: criticando a los ciclistas
que circulaban en camiseta, un editorial de La Prensa remarcaba: "No deben
confundirse los hábitos democráticos con la tendencia a la incorrección y a la
incultura, porque ella lejos de despertar ideas de igualdad y de consideración hacia
el prójimo, revela una incivilidad contraria a la convivencia cómoda que es el ideal
de toda democracia. Los descamisados voluntarios denotan falta de respeto hacia
exigencias sociales que en todo espíritu civil encuentran un eco innegable, por lo
que alzarse en su contra es favorecer una regresión reñida con una de las bases del
sistema que nos gobierna; el perfeccionamiento general mediante la colaboración
de todos, dentro de la consideración recíproca" (La Prensa, 31 de octubre de 1938,
p. 10).
114
Horowitz argumenta que los canales estatales de mediación estuvieron cerrados
a los comunistas en 1941 y 1942: "En el período de abril a diciembre de 1939, el
sindicato de textiles, dominado por los comunistas, presentó 331 asuntos a las
autoridades nacionales y a las de la provincia de Buenos Aires. Bajo Castillo estos
canales les fueron parcialmente cerrados. En 1941 y 1942 el Departamento
Nacional del Trabajo se rehusó a negociar con los gremios comunistas más
118
La Prensa, 6 de agosto de 1944, p. 8.
119
Otros autores también han señalado la creciente importancia de los comunistas
entre los trabajadores organizados durante la década del '30, tales como Del
Campo (1983) y Durruty (1969). En particular, puntualizando el papel de la
amenaza comunista en el discurso político de los líderes militares luego del golpe de
1943, ver Del Campo (1983, p. 121), y Matsushita (1983, p. 276). Más
recientemente, otros trabajos que han enfatizado la importancia de la percepción
de la amenaza comunista son los de Bergquist (1986) y Waisman (1988).
5. Conclusiones
BIBLIOGRAFIA
Fuentes periódicas:
RESUMEN
SUMMARY