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ANÁLISIS
Escrito por
Parker Asmann
-
junio 18, 2018
Honduras país
El 13 de junio, como parte de una investigación por corrupción denominada “Caso Pandora”,
los fiscales de una unidad especial de la Fiscalía General de Honduras y la Misión de Apoyo
contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), con aval
internacional, presentaron ante la Corte Suprema del país información sobre 38
representantes del gobierno y otras personas acusadas de malversación de más de 282
millones de lempiras (cerca de US$12 millones) de dineros del gobierno.
También se desviaron otros dineros para apoyar campañas políticas para el opositor Partido
Liberal y otro partido más pequeño conocido como el Frente Amplio.
Los fiscales no revelaron los nombres de los sospechosos, pero artículos noticiosos
locales señalan que los implicados incluyen varios diputados del Partido Nacional, de
Hernández, y un excandidato presidencial el Partido Liberal, entre otros.
El Partido Nacional respondió a las acusaciones afirmando que el partido cooperaría con la
investigación, pero que la “responsabilidad es individual”.
Charles Call, líder del equipo de investigaciones especiales sobre la MACCIH y las
iniciativas contra la impunidad en Honduras, en American University, comentó a InSight
Crime que es “muy prematuro decir (…) qué implicaciones vaya a tener este caso”.
Sin embargo, señaló que la experiencia previa indica que las élites alineadas contra las
iniciativas anticorrupción pueden parar el caso.
“Las cortes y el Congreso han hallado formas de eludir este tipo de acusaciones en el pasado,
y es posible que puedan hacerlo de nuevo”, señaló Call.
“Durante los últimos años, las élites de Honduras no han mostrado más que desdén por la
MACCIH y han tratado de socavar completamente su capacidad investigativa”, opinó Wade.
También, a comienzos de este año varios legisladores de Honduras aprobaron una reforma
denominada “pacto de impunidad”, que básicamente despojaba a la Fiscalía General de su
facultad de investigar la malversación de dineros públicos.
Sin embargo, Eric Olson, director del programa Latinoamericano del Centro Woodrow
Wilson, señaló a InSight Crime que es importante reconocer que a pesar de esos obstáculos la
MACCIH y la Fiscalía General decidieron seguir adelante con la investigación.
“El escenario es increíblemente adverso para la Fiscalía General y las iniciativas contra la
corrupción en Honduras, pero de todos modos dieron el paso”, concluyó Olson.
Además, el presidente Hernández es uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en
Centroamérica. Washington no le ha retirado su respaldo ante otras denuncias, por
corrupción, lo que le ha dado cierto refugio político de múltiples escándalos.
Tanto Olson como Wade coincidieron en que la nueva investigación por corrupción
seguramente tropezará con innumerables obstáculos. Según Wade, “las élites de Honduras
tienen poco o ningún interés en juzgarse a sí mismas”.