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¿CÓMO AYUDAR A UNA PERSONA DEPRIMIDA?

La depresión es uno de los trastornos psicológicos más extendidos por lo que no es extraño que en alguna ocasión
alguien cercano a ti haya pasado por una “etapa gris”. Si esa persona te importaba, lo más probable es que hayas
intentado ayudarle pero quizás has tropezado con un muro muy difícil de derribar. ¿Por qué?

La razón es muy sencilla: al no conocer realmente qué es la depresión y las sensaciones que provoca, utilizas
estrategias erróneas que, en vez de ayudar, solo sirven para agrandar la brecha que se ha creado entre ambos.

De hecho, existen algunas estrategias populares que


se han ido transmitiendo de una generación a otra
pero que realmente no funcionan. Una de ellas
consiste en intentar animar a la persona invitándole
a una fiesta o a un sitio donde todos se estén
divirtiendo. Si se trata de un simple cuadro de
tristeza, esta técnica puede ser eficaz pero si la
persona realmente se siente deprimida, solo lograrás
que se sienta aún más triste y sola porque no logrará
encontrarse a gusto.

Otra estrategia muy utilizada para intentar ayudar a las personas con depresión consiste en darles ánimo
minimizando su problemática. Frases como “no te preocupes, no es nada”, “ya verás que poniendo de tu parte
mejorarás”, solo logran que la persona se sienta sola e incomprendida. La depresión puede llegar a ser un
problema muy grave (que puede llevar a conductas de riesgo e incluso al suicidio) por lo que jamás debemos
menospreciar sus síntomas.

Cinco recomendaciones para ayudar a una persona con depresión

1. Infórmate sobre la depresión


La persona deprimida no se siente simplemente triste, cree que su mundo se ha hecho añicos y que no logrará
salir de ese vacío existencial. A menudo se siente sola, aislada e incomprendida y la mayoría de las veces tiene
que esforzarse de manera descomunal para hacer tareas que nosotros realizamos sin ningún esfuerzo, como
levantarnos de la cama o ducharnos.

El primer paso para ayudar a una persona deprimida consiste en informarse adecuadamente sobre el trastorno,
tanto sobre sus síntomas como sobre el pronóstico y el tratamiento más oportuno.

2. Desarrolla la empatía
Informarse sobre la depresión, leer decenas de artículos, nos ayuda a formarnos una idea de las consecuencias de
la patología pero si queremos ayudar realmente a la persona, es necesario que vayamos un paso más allá y
seamos empáticos.

Intenta comprender sus motivos y el camino que le llevó hasta allí. Recuerda que todos reaccionamos de manera
diferente ante las situaciones por lo que no debes pensar en cómo hubieses reaccionado tú sino en la manera en
que determinados hechos afectaron a esa persona. Solo entendiendo verdaderamente sus puntos de vista, podrás
ayudarle.

3. Busca el momento adecuado para acercarte


La pertinencia lo es todo. El mejor consejo, dicho en el momento inadecuado, tiene grandes probabilidades de
caer en el vacío. Por tanto, elige adecuadamente el momento en el que vas a hablar con esa persona, asegúrate
de que esté más abierta a la comunicación y selecciona un lugar tranquilo donde nadie os moleste.

Vale aclarar que en muchas ocasiones estos “momentos de conexión emocional” no se crean sino que aparecen
por sí solos. Tu tarea será mantenerte atento a ellos para poder aprovecharlos.

4. Céntrate en la persona, no en ti
A menudo caemos en el error de pensar que lo que es mejor para
nosotros, es mejor para los demás. Sin embargo, cuando
queremos ayudar realmente a alguien, debemos despojarnos de
nuestro ego y centrarnos en el otro. Pregúntale qué necesita, qué
puedes hacer para ayudarle.

Al adoptar esta perspectiva también le estás demostrando que le


comprendes y que respetas sus decisiones. Además, recuerda que
uno de tus principales objetivos debe ser establecer un buen canal
de comunicación, que la otra persona se sienta cómoda para
contarte sus problemas y necesidades.

5. Aprende a escuchar
A veces el silencio puede ser incómodo pero en la mayoría de las ocasiones, decir cosas incoherentes y sin sentido
puede ser mucho peor. Por lo general, las personas deprimidas no hablan mucho pero de vez en cuando también
necesitan desahogarse. De hecho, se ha demostrado que cuando hablamos de nuestros problemas no solo nos
sentimos mejor sino que a menudo también encontramos nuevas perspectivas que antes no habíamos
vislumbrado.

En un mundo donde cada cual está enfrascado en sus problemas, aprender a escuchar es una habilidad en peligro
de extinción pero también es fundamental si quieres ayudar realmente a alguien

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