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VISITA A JESÚS SACRAMENTADO

Para agradecerle y pedirle por nuestras necesidades y las del mundo entero
SEÑOR MIO Y DIOS MIO”!
SEAS POR SIEMPRE BENDITO Y ALABADO MI JESÚS SACRAMENTADO!
Oh Jesús que no contento con morir crucificado después de haber sufrido la más cruel de las
pasiones por amor a nosotros hombres pecadores, haz querido permanecer siempre cerca y
voluntariamente te constituyes en el Santísimo Sacramento. Mil gracias Señor, vengo a ti y me
acerco como un hijo al hogar, vengo a decirte de mis quebrantos y miserias, mis infortunios, mis
necesidades; exponerte con sinceridad, como lo que se le confían al mejor de los amigos. Tú estás
aquí para oírme; los ojos de mi fe te ven realmente, creo que Tú percibes los latidos de mi corazón.
Tú me miras y estas presto a consolarme: creo en tu vida terrenal, lo hiciste sobre tantos que
imploraban tu clemencia, tiene ahora sobre mi, tu santa mano para alejar de mi de los míos las
intranquilidades que nos mantienen en zozobra. Eres todopoderoso. Nada se oculta a tus ojos. Lee
en el fondo de mi alma mis penas y alegrías, sabes sin que te lo digan mis labios todo cuanto quiero
y todo cuanto necesito.
SEÑOR , TEN PIEDAD DE MÍ, apacigua a tus ovejas y calma las tempestades de mi alma. Tú que
a tu paso por el mundo fuiste alivio, remedio y auxilio no me abandones. Sigue derramando sobre
los necesitados el copioso raudal de tus bendiciones. Indigno soy de pedírtelas Señor, pero eres mi
padre y por grande que sea mi indignidad, mayor es tu clemencia y misericordia. Por eso me acojo
con amplia confianza en tu regazo. No en vano eres, el más abnegado de los Padres, no me rechaces
si he tardado en llegar a Ti, acógeme Padre bondadoso. Dame tu gracia para apartarme del pecado,
tengo los mejores propósitos de una vida nueva, pero soy muy frágil, nada podré, otórgamela;
Señor, robustece mi fe, arráncame de la simiente del mal. Quiero ser un vaso nuevo, sinceramente
deseo dejar los malos hábitos que me hacen esclavo de mis pasiones. Sé Tú Señor el que rompa
esas cadenas que atan mi alma, que te pertenecen que Tú redimiste y te cuesta el sacrificio de tu
sangre.
Padre, te ruego escúchame, no desoigas mis clamores, envía tu piadosa mirada sobre mi casa, mi
familia; a mis vecinos, a mi prójimo, la mundo entero; consérvanos la salud del cuerpo y
especialmente del alma. Ampara a todos los que me hubieren hecho algún bien y perdona a los que
me hubieren hecho algún daño, para alcanzar así el perdón que Tú Señor guardas para mí. Tu que
nos enseñaste a ganar él pan de cada día con el sudor de nuestra frente. Oh, padre celestial,
procúrame el trabajo honrado con el que pueda ganar el sustento de lo que tu voluntad ha confiado a
mi protección, consígueme remedio necesario para la subsistencia. Que en mi hogar reine la paz, la
tranquilidad y el bienestar, bajo tu Santa sombra bendice y protege Señor mis labores, mis proyectos
y a todos aquellos que mí dependen. Bendice todo cuanto pienso y realizo. Afirma cada día le fe que
tengo y la dicha que me enseñaran mis padres y abuelos entre otros. Infúndeme el amor al prójimo,
préstame los medios para socorrerles.
Cuando fuera necesario. Alcánzame conformidad y resignación en la adversidad, fortalece mi
espíritu, dame serenidad y entereza, la paciencia para sobreponerme alas contrariedades que mi
diario vivir se puedan presentar, ilumíname para tomar las decisiones apropiadas; en mis momentos
de vacilación, auxíliame. Dame los aciertos en mis determinaciones, que sean solo bajo tu voluntad
y no la mía. Hazme humilde Señor como lo eres Tú. Guía y protege a los niños y jóvenes y a todos
tus hijos que aun no te conocen y que van por caminos equivocados, a los sacerdotes y religiosas
hazlo santos para que puedan humildemente caminar firmes en la fe, llevando tu palabra de
esperanza y caridad amándonos los unos a los otros como Tú nos amas. A los que nos precedieron
ayúdalos a alcanzar la gloria eterna. Amén.
Rezar un Padre Nuestro... y una Ave María.

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