El autor inicia sus cuestionamientos preguntándose sobre el objeto en nuestra cultura, de
esta forma sitúa la discusión en torno a la semiología o la ciencia de los signos, donde ha de seguir lo planteamiento de Saussure, quien había que la lingüística se transformaría en parte de la ciencia, asi han surgido una gran cantidad de disciplinas k han desarrollado considerablemente el estudio de los signos, como son la T° de la información, la lingüística estructural, la lógica formal y ciertas investigaciones antropológicas, preocupándose principalmente de qué manera los hombres dan sentido a las cosas. De esta forma tenemos vemos k para el autor todo aquello k se genera en el mundo genera significación, esta mezclado, de cierta forma con el lenguaje, es prácticamente imposible encontrarse con objetos significantes en estado puro, el lenguaje interviene siempre, como intermediario sobre todo en el sistema de imágenes. Así es k se hace fundamental para el autor el entender de k manera los objetos sin significados en el mundo contemporáneo, definiendo de k manera tb es entendido el concepto de “significar” por él; para él significar y comunicar no son lo mismo, significar quiere decir k los objetos no sólo transmiten información, sino k tb sistemas de signos, es decir, esencialmente sistemas de diferencias, oposiciones y contrastes. El objeto es alguna cosa, definición k no nos dice nada con respecto a k significa “objeto”, así se hace necesario entender o conocer sus connotaciones, desde el autor estas seria dos, por un lado, aquellos k se denominarían las connotaciones existenciales del objeto, de esta forma el objeto, adquiere ante nuestra vista la apariencia o la existencia de una cosa que es inhumana y que se obstina a existir, tal como lo plantea Sartre, donde la persistencia del objeto en estar fuera del hombre, existir fuera de él. También encontramos un tratamiento más estético del objeto, descrito precisamente en su apariencia estricta, de esta forma notamos un especie de huida del objeto hacia lo infinitamente subjetivo, así el objeto desarrolla para el hombre una especie de absurdo. Además tenemos las connotaciones “tecnológicas” del objeto, donde este se define como lo que es fabricado, se trata de una materia finita, estandarizado, formada y normalizada, un elemento de consumo, de esta forma el objeto se escapa hacia lo infinitamente social. Así y tomando en cuenta la última de las connotaciones, vemos el objeto generalmente es definido por la función k cumplen, y para esto es k tal objeto existe, el objeto sirve al hombre para actuar sobre el mundo, para modificar el mundo, siendo el objeto una especie de mediador entre la acción y el hombre. Pero la paradoja k se presenta al definir estos objetos sólo en base a la función k cumplen, al creer vivirlos como instrumentos puros, cuando en realidad suponen otras cosas, son tb otras cosas, suponen sentido, de esta forma el objeto sirve para determinado cosa pero tb para comunicar información, de esta forma siempre hay un sentido k desborda el objeto, no hay ningún objeto k escape de sentido. Surge así el cuestionamiento por la semantización del objeto, se responde planteando k desde el momento e k el objeto es producido y consumido por la sociedad este proceso es producido. De esta forma todos lo objetos que forman parte de una sociedad tienen un sentido, y para encontrar objetos privados de sentido habría k imaginar objetos enteramente improvisados, pero tales objetos no se encuentran, puesto que para encontrar objetos privados de significado habría k recurrir a estados a-sociales. En conclusión, la función del objeto se convierte siempre en el signo de esa misma función, no existen objetos en nuestra sociedad, sin algún tipo de suplemento de función. De esta forma el objeto se encuentra en la encrucijada de dos coordenadas, una de estas es definida como coordenada simbólica, donde todo objeto tiene, si puede decirse así, una profundidad metafórica , remite a un significante, el objeto tiene siempre por lo menos un significado, de esta forma todo objeto sería por lo menos el significado de un significante. La segunda coordenada corresponde a la coordenada de clasificación o coordenada taxonómica, de esta forma albergamos cierta clasificación de los objetos k se nos es impuesta por la sociedad. Así vemos k el objeto siempre es un signo, definido por dos coordenadas, una profunda, simbólica y otra extensa, clasificatoria. Existe un gran obstáculo para estudiar el sentido de los objetos, este es denominado el obstáculo de la evidencia, donde se debe de realizar una suerte de distanciamiento de tal forma de objetivar el objeto, estructurar su significación, y para ello, plantea el autor, hay un elemento k todo semántico del objeto debe utilizar, el cual consiste en recurrir a un orden de representaciones donde el objeto es entregado al hombre. El recurrir a hábeas bastante artificiales, como pueden ser el cine o la publicidad nos permiten, aislar en el objeto representado los significantes y significados. Donde los significantes han de ser unidades materiales como todos los significantes del sistema de signos. Dos estados del significante. En primer lugar, encontramos el e° puramente simbólico, esto sucede cuando un significante, es decir un objeto, remite solamente a un significado, es probable k la humanidad disponga de una reserva finita de objetos simbólicos, ya sea antropológica o histórica. un caso de relación simple, siempre dentro de la relación simbólica en significado, es el caso de las relaciones desplazada , esto significa que un objeto percibido en su integridad no significa sino por medio de sus atributos, de esta forma hay desplazamiento por metonimia, es decir, desplazamiento del sentido. Donde estos tipos de significaciones por metonímicas son extremadamente frecuentes en el mundo de los objetos, es importante debido a k el elemento significante se hace perceptible, lo percibimos de manera clara, naturalizado. Ahora bien, esta no es la única forma de identificación de un objeto, también tenemos los casos en k el sentido no nace de un objeto sino de una colección inteligible de estos, donde el sentido aparece extendido. De esta forma cuando colocamos varios objetos es imposible atribuirles coordinaciones tan complicadas como las k se atribuyen al lenguaje humano, en realidad lo objetos están ligados por una única forma de conexión, que es parataxis, es decir, la yuxtaposición pura y simple de elementos. Por ejemplo: los muebles de una habitación, mobiliario. Los significados de los objetos dependen mucho del receptor del mensaje, es decir del lector del mensaje, debido a k el objeto es polisémico, y posee siempre muchas lecturas de sentido, hay casi siempre muchas lecturas posibles y esto no sólo si pasa de un lector a otro, sino que también, en el interior de cada hombre hay varios léxicos, varias reservas de lectura, según el n° de saberes, de niveles culturales de los k dispone, se podría, agregar k incluso frente a un objeto o a una colección de estos se realiza una lectura individual, lo cual no elimina la naturaleza codificada del objeto. Un objeto no significante, no es bien tomado a su cargo por una sociedad, y esto es casi imposible k suceda, pero funcionaría como un signo de lo insignificante, de todas formas en nuestra sociedad no hay objetos k no terminen por proporcionar un sentido y reintegrar ese gran código de los objetos en medio del cual vivimos. En resumen, en primer termino vemos como el objeto se presenta ante nosotros como un útil funcional, es tan sólo un uso, en segundo lugar vemos como, en realidad, la función sustenta siempre un sentido, agregando k el sentido es de alguna manera inerte, inmóvil, dándose en el objeto una especie de lucha entre la actividad de la función y la inmovilidad de la significación. El sentido desactiva el objeto, lo vuelve intransitivo, le asigna un lugar establecido en lo k podríamos llamar un cuadro vivo del imaginario humano. En tercer lugar, tenemos k es el momento en k se produce una especie de movimiento de retorno k va a llevar al objeto de signo a la función, puesto k el objeto se presente siempre funcional.